domingo, 19 de junio de 2022

La metafísica del padre Bergoglio (2/4)

La metafísica de Bergoglio no es metafísica de la idea o de la esencia, sino tomísticamente metafísica del ser: objeto de la metafísica es la realidad, distinta de la idea. La metafísica bergogliana, si bien Bergoglio está fuertemente interesado, como todo buen Jesuita, en el valor de la praxis y de la acción, no es la "metafísica del amor" como postulan hoy algunos. La metafísica del padre Bergoglio es, como la de Tomás de Aquino, no idealista, sino realista: el intelecto distingue entre idea y realidad, entre pensamiento y ser.

El objeto de la metafísica
   
----------Objeto de la metafísica, como señala el padre Jorge Bergoglio en sus apuntes de hace treinta años, es el ser, según la interpretación actual, más verdadera, de la concepción tomista, que se remonta a san Paulo VI (véase la Carta Lumen Ecclesiae dirigida al padre Vincent de Couesnongle, Maestro de la Orden de Frailes Predicadores, 1974) y al padre Cornelio Fabro [1911-1995], superando a la precedente, que se movía en el horizonte de la concepción aristotélica del "ente en cuanto ente" (on e on). El ser es el acto del ente, mientras que el ente está compuesto de esencia, que es poder-ser-tal y ser-tal, para lo cual la esencia limita el ser al ser-tal. Al respecto, es de gran utilidad la interesante aunque no completa colección de pasajes de santo Tomás, donde el Aquinate explica lo que él entiende con el término "esse", en: Tomismo e pensiero moderno (Libreria Editrice della Pontificia Università Lateranense, Roma 1969, pp.103-133).
----------La composición de esencia y ser, realmente distintos entre sí, establece el estatuto ontológico del ente creado, cuyo ser, precisamente, no es necesario a su esencia, a diferencia del ser divino, cuya esencia se identifica con su ser, dando razón de la existencia del ente contingente creado. La realidad, por tanto, para Bergoglio, es la familia de los entes creados por el supremo Ente, Dios y su providente Señor.
----------Esencia y ser no son dos res, como pensaba Egidio Romano [12431316], mientras que Francisco Suárez [1548-1617] falsamente atribuye a santo Tomás este error. Son ciertamente reales, pero componen juntos una sola res, un solo ente real. Son, en cambio, realmente distintos porque son separables. En efecto, la creación es el hecho de que la creatura eternamente proyectada por Dios adquiere la existencia, mientras que en los vivientes corruptibles la muerte implica la pérdida del ser del sujeto, cuya esencia sigue siendo siempre inteligible. Y en todo caso el ente contingente no existe por su esencia, no existe por sí mismo (a se), sino por otro (ab alio). ¿Por quien? Tiene el ser, pero no es el ser. ¿Y cómo lo tiene?
----------De hecho es cierto, como todos saben, que santo Tomás de Aquino retoma la metafísica de Aristóteles, pero la eleva a un nivel superior porque mientras la metafísica del Estagirita es una metafísica del ente (on), de lo que existe, la metafísica tomista en cambio es una metafísica del ser, el esse, correspondiente al einai aristotélico. Por el contrario, para Aristóteles el einai no tiene ningún interés metafísico, sino sólo lógico, porque considera el ser sólo como el predicado verbal del juicio.
----------Aristóteles ha tenido el mérito de darnos el concepto analógico del ente (on), pero no ha captado la importancia del einai, del ser intuido por Parménides, demasiado absorto en su justa voluntad de refutar el monismo y el univocismo. En cambio, Tomás se ha dado cuenta de la importancia del esse no porque conociera a Parménides, sino a la luz de la Sagrada Escritura (Ex 3,14).
----------Aristóteles, ciertamente, también ha tenido el mérito de concebir el ente ante todo como sustancia (ypokèimenon, usìa), es decir, como un esto aquí (tode ti) subsistente, por lo cual los aristotélicos yparchein o yfìstènai presagian la importantísima noción de la subsistencia, acto de existir propio de la sustancia y por tanto de la persona, como intuyó Boecio [480-524] en su famosa definición de la persona como "individua substantia", es decir, subsistencia "rationalis naturae".
----------Sin embargo Aristóteles, a causa de su incomprensión del esse, al examinar la cópula "es" en el juicio, dice que no significa, sino que "consiste en una cierta composición", es decir, la del sujeto y del predicado nominal. Pero "el puro ser (einai) no es nada" (Peri Hermeneias, c.III). Pero santo Tomás objeta: "El ser significa ante todo aquello que cae en el intelecto en el modo de la actualidad absolutamente; en efecto, 'es' (est), dicho simplemente, es comúnmente la actualidad de toda forma o acto sustancial o accidental. Por lo cual sucede que cuando queremos significar alguna forma o acto inherente a algún sujeto, lo significamos con esta palabra 'es', ya sea simplemente o en cierto modo: simplemente según el tiempo presente; en cierto modo según los otros tiempos. Y por lo tanto, en consecuencia, esta palabra 'es' significa la composición" (Comentario al Perì Hermeneias, libro I, c.III, n.73, Edizioni Marietti, Torino 1964, p.29).
----------Ahora bien, ¿por qué Tomás de Aquino se opone tan netamente al juicio de Aristóteles sobre el ser? Porque evidentemente tenía presente el puro ser, del cual la Sagrada Escritura habla en Ex 3,14: "Yo soy El Que Es", es decir, que tiene por esencia aquella de ser sic et simpliciter.
----------También es sumamente interesante cómo el Aquinate atribuye al esse las cualidades más nobles, las más preciosas y elevadas, pero las distingue netamente de los atributos que asigna al Ser divino, al ipsum Esse per se subsistens. Dios, para Tomás de Aquino, no es el simple esse, común a todas las cosas existentes y a Dios mismo, sino el ipsum Esse, Ser subsistente, no acto de una potencia sino puro Acto, no acto de una esencia, sino Esencia coincidente con su ser, atributos propios de Él solo.
----------Y mientras del ente nuestra mente se hace un concepto y da la definición: id quod habet esse (aquello que tiene el ser), o bien aquello que tiene una esencia en acto de ser, Tomás no nos da una definición del ser, sino sólo una descripción con todos los atributos anteriores. El ser no se presenta a nuestra mente en un concepto, como sucede para el ente o para la esencia, sino que se presenta por sí, como una luz de la mente, en el acto del juicio, significado por la cópula del juicio.
----------Del ser, por lo tanto, santo Tomás nos da un concepto simplemente descriptivo y no de tipo instructivo, como si nos enseñara algo que no supiéramos ya, sino de tipo memorativo, recordatorio, como de algo que nos es ya conocido y que hemos aprendido por nosotros mismos, por nosotros solos, sin que nadie nos lo haya enseñado. Dice por tanto el Aquinate:
----------"Hoc quod dico esse, est inter omnia perfectissimum, quod ex hoc patet quod actus est semper perfectior potentia. Quaelibet autem forma signata non intelligitur in actu, nisi per hoc quod actu ponitur. Unde patet quod hoc quod dico esse est actualitas omnium actuum et propter hoc perfectio omnium perfectionum. Nec intelligendum est, quod ei quod dico esse aliquid addatur quod sit eo formalius, ipsum determinans, sicut actus potentiam: esse enim quod huiusmodi est, est aliud secundum essentiam ab eo cui additur determinandum. Nihil autem potest addi ad esse quod sit extraneuma ab ipso, cum ab eo nihil  sit extraneum nisi non-ens, quod non potest esse  nec forma nec materia. Unde non sic determinatur esse per aliud sicut potentia per actum, sed magis sicut actus per potentiam" (De Potentia, q. VII, art.2, 9m).
----------Podríamos traducir ese texto del modo siguiente: "Entre todas las cosas, el ser es la más perfecta. Esto resulta del hecho de que el acto es siempre más perfecto que la potencia. Ahora bien, cualquier forma particular se encuentra en acto sólo si se le añade el ser. En efecto, la humanidad o el calor pueden considerarse como existentes o en la potencia de la materia o en las capacidades del agente, o bien en la mente: en cambio, lo que tiene el ser (es decir, el ente) es existente en acto. En consecuencia, lo que llamo ser es la actualidad de cualquier acto y, por tanto, la perfección de cualquier perfección. No se debe pensar que al ser se pueda añadir alguna cosa de más formal, que lo determine, como el acto determina la potencia, ya que el ser del cual estamos hablando es esencialmente diferente del ser (común) al cual se pueden hacer añadidos. En efecto, nada se puede añadir que le sea extraño, porque nada es extraño al ser excepto el no ser, que sin embargo no tiene ni forma ni materia. Por consiguiente el ser no viene determinado por algo como la potencia por el acto, sino a la inversa como el acto por la potencia".
----------El esse no puede ser perfeccionado por nada y no se le puede añadir nada, porque como acto está por encima de todo, es decir, de la potencia o de la esencia. Esto no quiere decir que el ser como tal sea Dios, porque es verdad que Él es el Altísimo, al Cual nada se puede añadir, sino en un sentido diferente de aquello que predicamos del ser como tal, porque mientras aquí se trata del ser análogo, común a todas las cosas, ser metafísico, forma de un sujeto o pura forma, ser indiferente a lo creado o lo increado, el ser divino es único y unívoco, es uno solo, es increado y es subsistente. Esto es el ser teológico.
----------El ser metafísico, en cambio, es el ser analógico, es decir, uno y al mismo tiempo diversificado, ya que, según el famoso enunciado aristotélico, que es el fundamento de la predicación del ser, "ser se dice de muchas maneras (to on pollacòs legòmenon), por ejemplo como sustancia y como accidente".
----------No se trata de una multiplicidad de significados cerrada en sí misma, porque la multiplicidad no existiría si no existiera un uno que se divide y se multiplica, de lo contrario los unos de lo múltiple no podrían ser los unos en relación y en orden entre sí. La multiplicidad, por lo tanto, tiene origen en lo uno, está reunida en un conjunto por lo uno y converge hacia lo uno. Y el ente o lo real es precisamente uno y múltiple. Y así está diversificado. La noción analógica del ente capta el ente en esta su propiedad de ser uno y múltiple. Por eso el concepto del ente es a su vez uno y múltiple y en tal sentido viene llamado "analógico".
----------Lo uno, sin embargo, se puede entender o como trascendente a los muchos, y separado de los muchos, por lo cual ellos son relativos a él, o bien como el supremo o el máximo entre todos, por lo cual cada uno de ellos participa en varios grados de la perfección del supremo. Así, el ser se puede concebir o bien como ente que es ser por esencia, es decir, como el supremo ser, por lo cual los entes poseen el ser no como propio, sino porque viene a ellos atribuido en relación al primero, y entonces tenemos la analogía llamada "de atribución". O bien lo uno se puede entender como razón en tanto que diferentemente y proporcionalmente común a los muchos, propiamente perteneciente a los muchos, aunque permaneciendo en el vértice de ellos, y entonces tenemos la otra analogía, que es llamada analogía "de proporcionalidad".
----------El jesuita padre Guido Mattiussi [1852-1925], gran filósofo, autor del célebre tratado Las XXIV tesis de la filosofía de Santo Tomás (ediciones de la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma 1947, p.48) explica bien y sintéticamente este doble significado de la analogía del ente con estas palabras: "De dos modos la razón designada por el nombre análogo puede competer a muchos por orden a un primero" (=Dios): "o de modo tal que en el primero esté toda la intrínseca razón del nombre y competa a los otros por sola denominación a ellos extrínseca; o de modo tal que, aunque dependientemente del primero, la forma" (=el ente) "esté intrínseca también a los otros inferiores analogados".
----------En otras palabras, son análogamente ente, tanto el supremo analogado, o sea Dios, como los analogados inferiores, o sea las criaturas, en modo proporcional a cuanto el primer ente, o sea Dios, es ente.
----------Por lo tanto, para el padre Jorge el objeto de la metafísica no es la idea opuesta a la materia (Platón), no es el Uno (Plotino), no es el individual concreto existente (Guillermo de Ockham), no es la esencia (Suárez), no es el cogito (Descartes), no es la sustancia (Spinoza), no es el yo (Fichte), no es el sujeto (Schelling), no es el espíritu (Hegel), no es la evolución creadora (Bergson), no es pensamiento (Gentile), no es la conciencia (Husserl), no es lo eterno (Severino), no es la vida (Bontadini), no es la cuestión sobre el ser y ni siquiera el ser-aquí (Dasein) o el ser-acontecimiento (Ereignis) (Heidegger).
----------Por eso el padre Bergoglio rechaza claramente cualquier sobrevaloración de la metafísica como el gnosticismo, el parmenidismo, el eternalismo, el monismo, el racionalismo, el idealismo, el existencialismo, la fenomenología, el panteísmo, el panenteísmo, el abstraccionismo, el apriorismo, el esoterismo, el ocultismo, la teosofía, el hermetismo, la magia.
----------E inversamente, y al mismo tiempo, el padre Bergoglio rechaza cualquier forma de desprecio por la metafísica, como el heraclitismo, el egoísmo, el materialismo, el luteranismo, el empirismo, el utilitarismo, el positivismo, el agnosticismo, el sensismo, el cientificismo, el pragmatismo, el individualismo, el ateísmo, el evolucionismo, el historicismo, la mundanidad.
   
El conocimiento metafísico
   
----------La metafísica de Bergoglio no es metafísica de la idea o de la esencia, sino tomísticamente metafísica del ser. Objeto de la metafísica es la realidad, distinta de la idea. La realidad es el mundo del ser. El ser es la plenitud de lo real. El pensamiento está ordenado al ser y regulado por el ser; no es, como cree el idealismo, producido por el pensamiento. El ser es creado por Dios, supremo Ser.
----------El ser no es inmanente al pensante, como cree el idealismo, sino que es acto de lo real que es externo al pensante y objeto del pensamiento del pensante. El ser es inmanentizado solo en el concepto de lo real o de la cosa, aunque permaneciendo en sí mismo fuera del pensante e independiente del pensante.
----------El pensante y el objeto del pensante son dos realidades, dos entes, cada una con su propio ser, una realidad frente a la otra, la una hecha para la otra, la una adaptada a la otra, una realidad en consonancia con la otra o en diálogo con la otra, sobre todo si la otra es otra persona. Este es el fundamento teorético metafísico del diálogo interhumano y del diálogo con Dios, del actuar moral, del amor y de todas las virtudes, de la hermandad humana y del culto divino.
----------La metafísica bergogliana, si bien Bergoglio está fuertemente interesado, como todo buen Jesuita, en el valor de la praxis y de la acción, no tiene por tanto nada que ver con la "metafísica del amor" de un Giovanni Colzani o con la propuesta de Jean-Luc Marion de concebir a Dios no como Ser sino como Amor, como si el amar no presupusiera el ser y como si el amor no fuera plenitud de ser.
----------Nadie niega que Dios sea Amor -¡faltaría más!-. La cuestión metafísica no es la de saber si Dios ama o no ama y cuánto ama. La cuestión metafísica es la de saber quién es Dios, el cual, al responder a la pregunta de Moisés, como se sabe, no ha dicho: "Yo soy el amor", sino "Yo soy El que es" (ehieh ascer ehieh, Ex 3,14).
----------La metafísica del padre Jorge no es ni siquiera la de sus cofrades Pierre Rousselot [1878-1915] y Joseph Maréchal [1878-1944] organizada bajo el signo de la finalidad del intelecto, esto sea dicho no ciertamente para subestimar la responsabilidad moral del metafísico, sino simplemente para aclarar que la operación del intelecto, es decir, el acto cognoscitivo, si bien debe estar motivado por el amor a la verdad, no pertenece a la categoría del actuar, sino del ser intencional representativo y conceptual, que, como recuerda Bergoglio, es propiedad del pensamiento y no de la voluntad, la cual, a diferencia del pensamiento que atañe a la universalidad del concepto, es acto existencial concreto del sujeto agente y amante.
----------La metafísica de Bergoglio no es ni siquiera aquella promovida por sus otros cofrades, Johannes B. Lotz [1903-1992] en Experiencia trascendental (BAC, Madrid 1982) y Bernard Lonergan [1904-1984] en Método en Teología (Sígueme, Salamanca 2006), entrambos defensores del así llamado "tomismo trascendental", que queriendo utilizar el trascendental kantiano en la interpretación de la gnoseología tomista, malinterpretan el verdadero sentido realista y derivan hacia el idealismo.
----------Estos filósofos no alcanzan la percepción de la realidad o del ser real por abstracción y juicio partiendo de la experiencia sensible, como enseña Tomás, sino que siguen un método introspectivo de sabor cartesiano, que se funda en el dinamismo del juicio como afirmación del ser. Así Lonergan, después de haber prefijado el valor del conocimiento como conocimiento del ser, se plantea la posibilidad de la superación del mundo para abrirse al Absoluto que representa "la condición metafísica última para que nosotros, con operaciones inteligentes y racionales, podamos conocer lo real".
----------La metafísica de Bergoglio no es, como parece ser la de Lonergan, desarrollo de un conocer que parte del ser absoluto y precede a la experiencia, como es la de Hegel, Schelling y Gioberti, sino que parte del tomista conocimiento experimental de la quididad de la realidad material, para elevarse gradualmente hacia el conocimiento de Dios, que tiene su culminación en la visión beatífica.
----------Ciertamente Dios mueve el intelecto humano hacia la verdad y lo ilumina en la fe, pero Dios es el primero en el ser, no en nuestro conocer, porque venimos al mundo en la ignorancia, como canta el divino Poeta: "l’anima semplicetta che sa nulla" (Purgatorio XVI, 88). No conocemos las cosas porque hayamos conocido a Dios, sino que conocemos a Dios partiendo del conocimiento de las cosas.
----------La metafísica de Bergoglio no es ni siquiera la "intuición supraconceptual de la duración" de Henri Bergson [1859-1941] en Introducción a la metafísica (Porrua, México 2004). Ella es ciertamente atención al devenir, pero sobre todo a lo eterno; y no es ni siquiera la metafísica del "naufragio" de Karl Jaspers [1883-1969] en Metafisica (Mursia, Milano 1972). No se trata, en efecto, de naufragar, sino de mantenerse a flote venciendo, con la ayuda de Dios, las olas de la existencia.
----------La metafísica del padre Bergoglio es, claramente, como la de santo Tomás de Aquino, no idealista, sino realista. El intelecto distingue entre idea y realidad, entre pensamiento y ser. Y para ello hace distinciones conceptuales o lógicas y distinciones reales u ontológicas.
----------Ahora bien, el realismo gnoseológico requiere que nuestro intelecto distinga en el ente existente la esencia de su ser, lo cual es distinción real, como la distinción entre realidad y realidad, aunque no entre cosa y cosa o entre dos sustancias. No es, por lo tanto, como creía Suárez, distinción meramente conceptual entre dos aspectos inteligibles de la misma realidad o del mismo ente.
----------Objeto de la metafísica, para el padre Jorge, no es ni siquiera un ser "atemático" o "preconsciente" a la manera de Heidegger (en Kant y el problema de la metafísica, Fondo de Cultura Económica, México 2013), sino un ser conscientemente y formalmente conceptualizable, aunque su misterio infinito trascienda las capacidades del concepto y pueda a veces ser expresado incluso mejor en el mito, en el relato y en la poesía.
----------Es el principio que ya hemos visto de la superioridad de la realidad sobre la idea, principio tan caro a Bergoglio. La realidad tiene siempre algo que ofrecer a nuestra inteligencia, realidad que va más allá de cuanto de esa realidad nosotros ya sabemos. Ella es un océano inagotable del ser, del cual podemos extraer sin jamás agotarlo. De lo cual vemos cuán falsa es la famosa afirmación de Nietzsche, según la cual el hombre moderno, al matar a Dios, se habría "bebido todo el mar". Aunque de hecho podemos acceder al Ser infinito, nuestra capacidad de comprensión sigue siendo siempre finita.
----------Escribe el padre Jorge: "Cuando una realidad dinámica -un hecho histórico, político, religioso, etc.- es interpretada desde una gnosis o una ideología o una fenomenología, se llega a un 'momento' en que la realidad histórica 'rebasa', por su dinamismo propio, la interpretación. Se la encuentra insuficiente, se la descubre reductora fruto de una ideología, o sin fundamento como fruto de una fenomenología, o simplemente estáticamente interpretadora como fruto de una gnosis".
----------Interesante es la distinción que Bergoglio hace entre "gnosis" e "ideología": "Distingo gnosis de ideología, porque aquella tiene un cierto tinte sapiencial que va más allá de la mera explicitación de una idea". En estos casos de falsa ciencia, digamos de falsa metafísica, Bergoglio afirma: "La realidad se reivindica a sí misma porque 'no es tratada como corresponde'. Hay un dinamismo en la realidad que es capaz de defender su 'comprensibilidad' llegado a cierto límite de incomprensibilidad. Esto se da cuando la realidad no es tratada ni aprehendida según sus pautas, sino con pautas que no son consonantes con ella".
----------Bergoglio entiende decir que la realidad objetiva, incomprendida por una falsa ciencia, se encarga en cierto modo por sí misma de negar esa falsa ciencia conservándose en su identidad objetiva, eventualmente con ulteriores y más claros signos de cognoscibilidad o manifestaciones de su verdad.
----------Continúa explicando el padre Bergoglio en sus apuntes: "El ser situado (en tiempo, espacio, etc.), es un ser concreto. Por otra parte, por participar del ser y de tal o cual modo de ser, tiene también una dimensión de universalidad. La actitud cognoscitiva tiene, pues, que poder captar ambas dimensiones: lo particular y lo universal. No se trata simplemente de buscar con el conocimiento lo universal que hay en cada ser situado. Tampoco de quedarse en la independencia de cada ser particular, negando la capacidad de abstracción del proceso cognoscitivo para captar la realidad".
----------Aquí encontramos la distinción entre el ser por participación, reconducido al ser singular y el ser por esencia coligado al ser universal: "La actitud cognoscitiva tiene, pues, que poder captar ambas dimensiones: lo particular y lo universal" ha escrito Bergoglio. Lo concreto viene captado en la intuición intelectual que se sirve del sentido. Lo universal es captado en el proceso abstractivo, que capta la esencia universal, específica o genérica, prescindiendo de la experiencia sensible de lo concreto.
----------El ser por esencia puede ser tal por esencia, por ejemplo ser hombre por esencia, mientras que entonces tenemos la universalidad de la naturaleza humana. En cambio, el individuo humano es hombre por participación de la esencia humana, que en él deviene esencia humana individual. O bien el ser por esencia puede ser puro ser por esencia y entonces tenemos a Dios, cuya esencia coincide con su mismo ser.
----------Dice el padre Jorge: "Tampoco se puede hablar de un conocimiento en el que se capte el universal concreto en el sentido en que le da la dialéctica, es decir, en que lo particular queda 'reducido' a un mero momento del proceso de negación de la negación".
----------Aquí tenemos una clara referencia a la dialéctica hegeliana, para la cual lo concreto es la negación de lo abstracto en modo tal que se eleva a lo universal sólo negándose como concreto, para lo cual no se da un concreto distinto de lo abstracto, sino que lo concreto, precisamente para ser tal, debe negarse en lo abstracto, para que la síntesis con lo concreto se vuelva universal concreto. Pero, como observa correctamente Bergoglio, esto quiere decir reducir lo particular a lo abstracto, en el momento en el cual lo universal se pierde a sí mismo para devenir concreto. Por lo que al final no se salva ni lo universal, confundido con lo particular, ni lo particular que desaparece en lo universal abstracto.
----------Dice el padre Jorge: "El cognoscente, por su parte, también está determinado por una entidad y una naturaleza. Por tanto, todo proceso cognoscitivo y toda hermenéutica supone un diálogo entre el ser que quiere aprehender la realidad y la realidad que es aprehendida; entre quien se devela y quien capta ese develarse. El cognoscente explicitará su captación de esa develación utilizando el concepto".
----------Aquí tenemos una referencia al concepto de "naturaleza" o esencia, la cual es aquello por lo cual el ente es lo que es. Aristóteles la llama to ti en einai, y Tomás traduce así: quod quid erat esse, lo que era el ser, es decir, lo que era el ser del ente antes de que el ente fuera, como para significar el proyecto ideal o forma (eidos) que ha presidido la formación del ente. El ente es por tanto dado por la actuación de la esencia, la cual de por sí es potencia de ser. Por eso cada ente existente es aquello que su esencia puede ser.

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