jueves, 9 de junio de 2022

El Espíritu Santo y el demonio (6/7)

El error metafísico fundamental de von Balthasar, prescindiendo de sus méritos como teólogo y maestro de espiritualidad, es el poner el bien y el mal en lo Absoluto, lo cual implica la negación de la existencia de una Bondad absoluta y de la oposición absoluta entre bien y mal. El bien deviene relativo al mal. [En la imagen: Las Tentaciones de Cristo, óleo de Juan de Flandes, 1500, Galería Nacional de Arte de Washington].

Cristo en el infierno
   
----------Para Hans Urs von Balthasar todos son, a la vez, justos y pecadores. Por esto, Dios perdona y castiga simultáneamente a todas las criaturas espirituales, tanto ángeles como hombres. Todos son al mismo tiempo bienaventurados y condenados, bienaventurados porque están en Dios, condenados porque han pecado. No hay separación entre bienaventurados y condenados. Esto sucede porque Dios mismo es a la vez para todas las criaturas paraíso del cielo e infierno.
----------Citemos una serie de textos de von Balthasar: "En el Hijo está todo el no del mundo a Dios. Él lo experimenta, soporta la plena negatividad de este no, padece interiormente la contradictoriedad mortal disolviendo la dureza en el dolor. Él experimenta la contradicción en su persona".
----------Como expresa el padre Ignacio Andereggen, von Balthasar habla de Jesús crucificado, que "se hunde en las tinieblas de la noche de Dios, del mundo y del infierno" (cf. Inferno vuoto? Un confronto con l’infernologia di Hans Urs Von Balthasar, en Inferno e dintorni, editado po S.Lanzetta, Cantagalli, Siena 2010, p.209).
----------"No tendría ningún sentido atribuir al crucificado cualquier tipo de resentimiento hacia el Padre. Y, sin embargo, el sufrimiento total prolongado de lo que en cambio pertenecía al pecador, la separación de Dios, quizás la perfecta y definitiva separación, esto es ciertamente posible como experiencia del Hijo".
----------"Desde el momento que el Hijo, que carga en absoluto el pecado y la alienación de Dios, parece haber perdido al Padre en su entrega y perdición, las cosas parecen estar como si esta revelación de la Trinidad económica por sí sola volviera plena la seriedad arraigada en la Trinidad inmanente".
----------Sigue diciendo von Balthasar: "Este pecado expuesto ante Dios viene definitivamente concentrado en el Hijo crucificado; tiene lugar sobre la Cruz también el juicio definitivo de Dios sobre este pecado que el Hijo encarna". Una sorprendente e inadmisible sentencia. ¿¿El Hijo encarna el pecado??
----------"La separación vivida, cargando con la culpa del mundo, no era un alejamiento del Padre, ya que el Hijo se orientaba continuamente en la dirección del Padre, para permanecer exactamente en medio de su misión".
----------"La cruz de Cristo, que ha sido cargada con los 'no' pecaminosos de los hombres, en consecuencia puede, según parece, ser colocada en el límite más extremo del infierno, más aún, más allá de él, dondequiera que se verifique un abandonado de Dios, abandono accesible únicamente al Hijo". [...] "El Hijo está constreñido a pasar a través de lo que es contrario al Padre, dentro de la pura esencia del pecado, separado del mundo, dentro de la realidad condenada por Dios, donde Dios no puede ser encontrado". [...] "Podemos representar la divergencia como un modo de la eterna convergencia entre el Padre y el Hijo en el Espíritu".
----------"Dos respuestas Dios ha dado al pecado: el infierno y el Hijo. El infierno como necesaria consecuencia del pecado, el Hijo, como libre disposición para expiar el pecado. Ahora bien, el uno y el otro se encuentran. Este encuentro es las dos cosas: un misterio de comunión entre el Padre y el Hijo. Pero también un misterio de tinieblas, dado que el Hijo en el infierno vive y atraviesa por la alienación del pecado. Sin embargo, las tinieblas del pecado permanecen encerradas por la oscuridad del amor". Este pasaje expresa un tema claramente luterano: el pecado también permanece con la gracia.
----------Para von Balthasar, que retoma el esquema hegeliano, el Padre es la tesis afirmativa, el Hijo es la antítesis, que se opone a la tesis, la alienación del Padre, que abandona al Hijo sobre la cruz, carga al Hijo con la culpa de pecado, "lo vuelve pecado" y lo hace experimentar el infierno.
----------En efecto, cuando dice que nuestro Señor Jesucristo "carga el pecado", von Balthasar no es preciso, no especifica que carga el castigo (pena) y no la culpa, de modo que parece que Cristo sea culpable del pecado y que precisamente así quita el pecado. Por otra parte, parece presentar a Cristo sujeto a la pena del infierno, lo que supone el estado de condenación, lo cual evidentemente no puede en absoluto convenir a Cristo, siendo inocentísimo del pecado. Von Balthasar confunde los infiernos o abismos con el infierno. Cristo no asume la pena del infierno, sino la pena de los infiernos y las penas de la vida presente.
----------El Hijo, por tanto, asume el pecado del mundo que se ha rebelado contra el Padre. Pero así como, dialécticamente, es el pecado el que redime al pecado, negándose a sí mismo, ello produce la negación de la negación, por lo cual he aquí el giro de escena final, la inversión asombrosa, pero lógica y necesaria: el Hijo reconcilia al mundo con el Padre y el Espíritu Santo interviene para obrar la síntesis y asegurar esta reconciliación en el amor.
----------Lo bonito de todo esto es que von Balthasar parece hacer cumplir a nuestro Señor Jesucristo la parte del demonio, el acusador, el contradictor, la antítesis de Dios. Pero del demonio, por el contrario, von Balthasar no habla nunca. Aquí nos preguntamos si estamos verdaderamente en el plano de la auténtica verdad acerca de la Santísima Trinidad salvadora, o si nos hemos empantanado en los acontecimientos de las teomaquias de la mitología germánica antigua, con el grave riesgo de una profanación del misterio trinitario. Citamos a continuación algunos pasajes de von Balthasar para documentar estas afirmaciones:
----------En la cruz "el Hijo, que se ha abandonado completamente a sí mismo encomendándose confiadamente al Padre (hasta el punto de la identificación con sus hermanos en su perdición), debe ahora mismo precisamente ser abandonado por el Padre. Él, que se ha dejado donar completamente por el Padre, ahora debe sentir que todo esto ha sido 'en vano'. Al final, nada resulta limpiado ni resuelto ni liquidado entre la luz y las tinieblas, todo cálculo entre el 'en vano' del pecado y de su odio y el 'en vano' de la gracia que se regala sin razón, se ha hecho añicos. Al final de la noche (en cuanto infinitamente vivida) la luz irrumpe en su fuerza creativa originaria, al final de la absoluta inutilidad del perdón.
----------Pero la noche vivida como infinita era, ella misma, ya la luz absoluta (que donde no encuentra obstáculos en el aire, dice san Juan de la Cruz, deviene invisible) y no se da y se perdona porque algo haya sido prestado en correspondencia, sino porque toda posible prestación era imposible. La asunción de las tinieblas del mundo en la luz intratrinitaria significa un milagro de transfiguración, significa que la distancia de la pecaminosa noche viene superada, y que es abrazada por la distancia voluntaria del obediente, el cual es ciertamente divino. La ira de Dios contra la negación del amor divino capta entonces un amor divino, el amor del Hijo, que se expone a esta ira, la desarma y la convierte literalmente en privada de objeto".
----------La observación que a ello debe hacerse es que las tinieblas y la "noche oscura", de las cuales habla san Juan de la Cruz no tienen nada que ver con las tinieblas del pecado, sino que son las tinieblas místicas del sufrimiento purificador padecido por Cristo y por los hermanos.
----------Por otra parte, se nota bien aquí el esquema hegeliano de la unidad en la contradicción de esta manera con la cual von Balthasar describe la función del Espíritu Santo en el conectar al Hijo con el Padre en el momento de la cruz. Como lo explica el padre Ignacio Andereggen:
----------"El Espíritu Santo, que encarna de nuevo la unidad, es el garante de la unidad del amor que persiste incluso en la separación: Él toma ahora firmemente de las manos del Hijo el sacrificio de su ser Dios para volverlo a poner a salvo en el seno y en la conciencia del Padre celestial y definitivamente en la entrega del espíritu de la misión por medio del Hijo moribundo, en el último acto de su amor. El Espíritu mantiene subsistente durante la pasión la diástasis intradivina entre el Padre y el Hijo en su forma económica, de modo que cuanto a nosotros aparece precisamente como el signo de la división entre el Padre y el Hijo, sin embargo, es precisamente el signo de la más alta unión. La separación perceptible para nosotros es, sin embargo, la manifestación más alta de la unidad definitiva" (op.cit., p.216).
----------En la cristología de von Balthasar no se comprende si Cristo está contra el demonio o está con el demonio, si es bienaventurado o condenado, porque por una parte está abandonado y separado del Padre y por otra está como redentor y vencedor del pecado. En consecuencia, la humanidad dependiente de la obra de Cristo, aparece como condenada y bienaventurada al mismo tiempo, justa et peccatrix.
----------Von Balthasar parece quebrar en dos la Persona de Cristo: por una parte la divinidad redentora, por la otra la humanidad que carga o se encarga del pecado y del castigo de la condenación eterna. Para enmendar la situación, von Balthasar hace intervenir al Espíritu Santo, el cual sin embargo permite que el demonio mantenga su residencia en lo interno de la Trinidad y pone de acuerdo al Padre con el Hijo, pero no se sabe cómo, puesto que como he dicho, si Dios mismo está dividido, es imposible reunirlo. Ni siquiera Hegel lo consigue, por mucho que lo intente. No hay dialéctica que se sostenga. Dios es uno sólo si en Él sólo hay sí. Pero si ponemos en Él el no, ya no hay manera de reconstruir la unidad.
----------El error metafísico fundamental de von Balthasar, prescindiendo de sus méritos como teólogo y maestro de espiritualidad, es el poner el bien y el mal en lo Absoluto. Esto implica la negación de la existencia de una Bondad absoluta y la negación de la oposición absoluta entre bien y mal. El bien deviene relativo al mal.
----------Balthasar, engañado por el Dios dialéctico de Schelling y de Hegel, derivado de Böhme, pierde de vista la unidad de la sustancia divina, que es el principio del monoteísmo, enunciado en el dogma del Concilio Vaticano I relativo a la naturaleza divina, definida como "una singularis sustancia espiritualis" (Denz.3001). Por el contrario, von Balthasar, confundiendo la Persona divina con la naturaleza divina, entiende el ser divino no como unum Ens, sino como relación de reciprocidad entre dos términos opuestos. Él dice:
----------"Dios no es en primer lugar 'poder absoluto', sino 'amor' absoluto, cuya soberanía no se manifiesta en el tener para sí lo que le pertenece, sino en su abandono. [...] El aniquilamiento de Dios tiene su posibilidad ontológica en la auto-renuncia eterna de Dios, su donación tripersonal; a partir de aquí también la persona creada no debe ser descrita ya como ser-en-sí, sino más profundamente (en cuanto creada a imagen y semejanza de Dios), como 'retorno-a-sí-misma' (reflexio completa) del ser cada uno vuelto ya 'fuera de sí' y 'estar fuera-de-sí' como dentro que se dona y se despliega. ...
----------La esencia divina es en sí misma 'kenótica' y, por lo tanto, el fundamento divino de la posibilidad de la 'kenosis' puede, mediante ella, elevarse a un concepto omnicomprensivo, de modo que el 'poder' divino esté así de tal modo constituido que pueda preparar en sí mismo el espacio para un auto-aniquilamiento hasta el final".
----------Dios no "tiene para sí" su esencia, es decir, no mantiene su identidad y unidad, sino que la niega y la divide, se opone a sí misma y se "abandona" a sí misma. El Padre abandona al Hijo en la Cruz y el Hijo se siente abandonado por el Padre. Pero Dios abandona su propia esencia en el sentido de que ella niega, o sea se "aniquila" a sí misma.
----------No es otra cosa que la alienación de sí hegeliana. Dios se opone a sí mismo como el mal se opone al bien. Dios por tanto, como en Böhme, es el principio del bien y del mal, tiene en sí el paraíso del cielo y el infierno, Cristo y Satanás. ¡Menos mal que está el Espíritu Santo para traer la paz entre el Padre y el Hijo!
----------Y esto, según von Balthasar, debería ser la kénosis o auto-despojamiento de Cristo, del cual habla san Pablo en Flp 2,7, cuando en realidad, sin embargo, Pablo no se refiere en absoluto a una absurda auto-anulación de la naturaleza divina, sino más bien al hecho de que nuestro Señor Jesucristo "tomó forma de siervo y se humilló a sí mismo hasta la muerte en la cruz" (vv.7-8).

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