sábado, 11 de junio de 2022

Comprender y resolver la actual guerra en Ucrania (1/6)

Mientras, por un lado, los modernistas bidenianos presentan a Vladimir Putin como un tirano diabólico y sanguinario, y los pasadistas pro-rusos junto al obispo cismático Richard Williamson y los lefebvrianos hacen la apología del presidente de Rusia como único líder político que hoy se enfrenta a las fuerzas del mal, y al mismo tiempo los Euromaidán recrean a su gusto y conveniencia la figura de Stepán Bandera, por otro lado la comprensión integral de lo que significa la actual guerra en Ucrania sigue a la espera de un criterio de juicio y discernimiento verdaderamente histórico, metafísico y teológico[En la imagen: Bautismo del Príncipe San Vladimiro, fresco de Viktor Vasnetsov, en la Catedral de San Volodymyr, en Kiev].

Las causas de la actual guerra en Ucrania
   
----------La interpretación que los modernistas bidenianos dan de la guerra en curso en Ucrania es muy simple y clara: se trata de la cruel agresión del malvado Putin, un autócrata, reaccionario, tradicionalista, homofóbico, de derecha, y fundamentalista religioso, contra un pueblo pacífico, laico, democrático, europeísta e inocente, que aspira al progreso, a la modernidad y a la conquista de las libertades occidentales.
----------En ello hay indudablemente algo de verdad, pero no es toda la verdad. Si queremos verdaderamente el fin de la guerra y la paz en Ucrania, es necesario que integremos y corrijamos estos puntos de vista con otros, también basados sobre hechos. La guerra en Ucrania no es la simple expresión de la voluntad dictatorial de Putin de restaurar el poder político que tenía Rusia en los tiempos de la Unión Soviética. Las raíces históricas de esta guerra se deben buscar mucho antes del período estalinista o incluso del período zarista.
----------La guerra actual es el resultado último, trágico y extremo de una larga y dolorosa historia de Ucrania, cuyos orígenes se remontan también hasta el cisma cristiano respecto de Occidente del 1054. Es desde entonces, que la Europa cristiana ha comenzado a dividirse tanto en lo religioso como en lo político; y la nación que a continuación habría de sufrir más por esta desafortunada división sería Ucrania, que se encuentra precisamente en el punto de fricción entre la Europa occidental y la Europa oriental.
----------Ucrania, por consiguiente, es ese país europeo que más sufre y se ve afectado por esta división secular y diríamos antinatural, de una Europa originariamente cristiana y de hecho católica hasta 1054, cuando se produce la desgraciada separación de Constantinopla respecto a Roma. Esta contraposición se ha continuado y agravado a lo largo de los siglos hasta los años posteriores a la segunda guerra mundial, cuando comenzó a formarse una federación de algunos Estados de la Europa occidental, federación cada vez más perfeccionada con los años, hasta que en 1993 se vino a constituir la Unión Europea con el ingreso en ella también de los estados de Europa centro-oriental, que habían formado parte de la Unión Soviética.
----------La formación de la Unión Europea ha sido ciertamente un fenómeno positivo; pero lo malo es que ella, formada antes de la disolución de la URSS en 1991, y por tanto en comprensible oposición a la Rusia comunista, en el momento del fin de la URSS y con el acceso de Rusia a la democracia y el retorno del cristianismo, la Unión Europea no ha dado ningún paso para favorecer el ingreso también de Rusia, al contrario, ha mantenido, al mantener a la OTAN, una actitud hostil o al menos sospechosa hacia Rusia.
----------Con este desarrollo de los hechos, mientras la referencia a Dios entraba en la nueva Constitución rusa, por el contrario la Unión  Europea rechazaba la propuesta del papa san Juan Pablo II de citar en la Constitución de la UE sus raíces cristianas. De este modo, se invertían las partes: allí donde había existido el ateísmo, retornaba el cristianismo; y allí donde había habido cristianismo, se afirmaba el ateísmo.
----------Hay que decirlo claro: la Unión Europea es un modo falso, impío, bárbaro, antihistórico y aislacionista de edificar Europa. La UE ha profundizado la brecha que existe desde siglos entre Europa occidental y Europa oriental, porque se ha construido no con Rusia sobre la base de las comunes raíces cristianas, sino contra Rusia, sobre la base del liberalismo y de la masonería. Si hoy hemos arribado a la guerra en Ucrania, la culpa no es solo de Rusia, sino también de la UE, que quiere ser maestra de libertad, de democracia y de paz para Rusia, cuando la corrupción moral no digo de los católicos, sino de los europeístas de la UE es peor que la corrupción de Rusia, que comete sin embargo su grave error al haber invadido Ucrania.
----------Y esto tiene indudablemente una causa remota en el hecho de que por largos siglos ha faltado el diálogo y la mutua comprensión entre los católicos de la Europa occidental y los cristianos ortodoxos greco-rusos. La grieta abierta en 1054 se ha ensanchado posteriormente hacia el oeste con la reforma luterana y hacia el este con el surgimiento de la Iglesia ortodoxa moscovita, la así llamada "Tercera Roma". Las dos guerras mundiales no han sido más que la consecuencia de esta división de Europa.
----------Pero en mi modesto entender las cosas, no estoy lejos de pensar que esta guerra en el corazón de Europa, centro, a pesar de todo, del cristianismo, sea más o menos abiertamente querida o favorecida o mirada con buenos ojos por las grandes potencias mundiales que de diversas formas, modos abiertos u ocultos, dulces o violentos, quieren la destrucción del cristianismo para obtener el dominio del mundo: por un lado, el Islam, el comunismo, la masonería y el sionismo, abiertamente; y por otro lado el hinduismo y el budismo en forma suave y educada, pero no menos peligrosa y dañina.
----------Los cristianos no-católicos, habiendo sacado provecho de las lecciones de las dos terribles guerras del siglo pasado, al igual que el hijo pródigo, finalmente han tenido la humildad y la sabiduría de advertir la necesidad de retornar a la originaria católica unión fraterna en torno a Roma, querida por Cristo, unión por tanto precedente al cisma de Lutero, precedente al cisma de Moscú, precedente al cisma de Constantinopla.
----------Por lo tanto, ha sido providencial la celebración del magno Concilio Vaticano II [1962-1965], el cual, con el decreto Unitatis redintegratio acerca del ecumenismo, ha recogido esta importante instancia de los hermanos separados, ha indicado el camino a seguir, ha inaugurado un estilo más evangélico de la Iglesia hacia ellos, abandonando una excesiva severidad del pasado, ha puesto más en luz los dogmas que nos unen, ha indicado a todos los cristianos de todas las confesiones, en particular a católicos y ortodoxos, el camino de la reconciliación y de la paz no en la unión de las "fes", como neciamente dicen algunos relativistas hoy en día, sino en la única, verdadera, plena y recta fe, católica, apostólica y romana.
----------Ahora bien, Ucrania en los siglos pasados siempre ha sido una tierra disputada entre católicos y ortodoxos extranjeros, y desgarrada por ellos como suele suceder con un objeto precioso disputado por dos fuerzas opuestas, que quieren tomar posesión de ella, por un lado polacos y lituanos católicos y, por otro lado, los rusos ortodoxos, los cuales entrambos raramente se han comportado con verdadero desinterés y verdadera caridad evangélica y, lamentablemente, a menudo demostraron al pueblo ucraniano que querían dominarlo con el pretexto de convertirlo a su fe. Al respecto, véase la Carta Apostólica de san Juan Pablo II en ocasión del sexto centenario del "bautismo" de Lituania, del 5 de junio de 1987. Polacos y lituanos, así como los Caballeros teutónicos alemanes tienen méritos indudables en la evangelización de Ucrania y en su intento de reconducirla a la comunión con la Iglesia católica. Pero lamentablemente no siempre han estado exentos del proselitismo, que no rehuye la imposición y el secreto afán de dominar políticamente.
----------El resultado de esta desgraciada historia ha sido que Ucrania ha venido a estar desde entonces dividida entre las dos confesiones opuestas como si fueran dos facciones políticas, situación que en definitiva ha impedido a Ucrania comprender su verdadera identidad nacional y, por lo tanto, le ha impedido afirmarse de manera autónoma y en justa independencia de las dos potencias que tenía y tiene a sus lados.
----------El caso es que Ucrania ha soportado durante siglos tal forzada escisión y humillación al verse disputada, explotada, tirada y desgarrada por potencias extranjeras y por el mismo pueblo ruso, al cual ella había dado a luz, hasta que en los siglos XIX y XX, afirmándose en Europa los varios nacionalismos que en ella habían surgido, allá por los años 20s del siglo pasado, por reacción exasperada y por tanto extremista, por obra de Stepán Bandera [1909-1959], del que hablaré más adelante, dió lugar a un nacionalismo extremista sanguinario, frenético, fanático y arrogante, el cual se inspiró en el nacionalismo alemán nazi de origen hegeliano-nietzscheano (como he demostrado en un reciente artículo sobre la doctrina del nacionalsocialismo).
----------Por lo demás, para resolver el problema ucraniano y hacer cesar la guerra, es necesario agregar otro hecho importante, a saber, los orígenes históricos del pueblo ucraniano y del pueblo ruso. Se trata de una historia claramente diferente a la de otros pueblos, cada uno de los cuales normalmente tiende a mantener su propia identidad y a crecer de modo homogéneo, aunque sea resultado de la mezcla de diferentes etnias, organizándose en un único Estado nacional en un mismo territorio.
----------En cambio, el pueblo ucraniano, organizándose en entidad política en el año 988 con el bautismo de san Vladimiro I de Kiev [958-1015], príncipe de Kiev y rey ​​de los Rusos (Rus'), en esa fecha coincidía exactamente con el pueblo ruso; era uno y el mismo pueblo; de hecho, ni siquiera existía la denominación "ucraniano" que conocemos hoy, y que quiere decir simplemente "territorio fronterizo", expresión evidentemente acuñada desde la óptica de Moscovia, por la nueva capital Moscú y no por Kiev.
----------Este pueblo, que abarcaba al principio tanto a Kiev como a Moscú, de hecho más a Kiev que a Moscú, comenzó a partir del siglo XIV no digo a escindirse, pero sí ciertamente a diferenciarse en su interior, cuando, expandiéndose hacia el noreste de Europa, fundó la Iglesia de Moscú en el siglo XII, después que en 1054 ocurriera el cisma de Constantinopla de Roma. Pero, dado que en el siglo XIV la metrópoli de Kiev pasó a estar bajo la metrópoli de Moscú, para entonces la ciudad más importante y sede de un principado, surgida bajo la égida del Patriarcado cismático de Constantinopla, también Kiev siguiendo a Moscú, devino cismática.
----------En 1589, cuando Moscú se separó de Constantinopla y se proclamó presuntuosamente "Tercera Roma", sometió a sí el Patriarcado de Kiev y también comenzó a dominar políticamente a Ucrania, que cada vez menos se llamó Rusia y cada vez más dejó a los moscovitas el nombre de "Rusia", diferenciándose de la "Moscovia", en la que los moscovitas, por lo demás, se consideraban los Rusos más Rusos, el centro de Rusia, mientras que los Ucranianos, pueblo de frontera, eran los Rusos de segunda clase, la "pequeña Rusia".
----------Pero no habría de pasar mucho tiempo para que se pusiera de manifiesto entre los ucranianos humillados, la orgullosa voluntad de hacer de su propio ser e identidad de ucranianos su bandera nacional, con espíritu de revancha y de venganza hacia la soberbia Moscú. Por lo tanto, los Ucranianos ferozmente anti-rusos del Donbass de hoy no son más que los herederos de este secular rencor contra la Rusia de Moscú.
----------Pero desde los tiempos de los inicios de la nación ucraniana, escondida en el pueblo ruso de Kiev como se esconde el feto en el vientre de la madre, no puede decirse ciertamente que aquellas raíces cristianas que construyeron Europa hayan desaparecido por completo. Es cierto que esas raíces comenzaron a periclitar y a debilitarse a causa de la misma disminución progresiva de la precedente unidad de la cristiandad europea, que en ese momento era la cristiandad en su totalidad, dado que solo a partir del siglo XV, con el descubrimiento de América y a partir del siglo XVI, con la reforma tridentina promotora de la evangelización del extremo oriente, la cristiandad católica comenzó a expandirse más allá de las fronteras de Europa, mientras que los ortodoxos rusos habían procedido a evangelizar Siberia.
   
La unidad de una sociedad resulta de la pluralidad coordinada de sus componentes
   
----------En cualquier caso, la crisis de la unidad cristiana europea, como siempre sucede cuando viene a menos y falla el principio de la unidad de un conjunto o un todo, ha hecho sí que salieran a la luz en forma autónoma, indisciplinada y anárquica, aquellos componentes y aquellos elementos entre sí diferentes, de origen pagano pero no por esto despreciables, que antes se mantenían unidos, purificados y concertados por el prevalecer del superior principio unificador cristiano.
----------Así sucede que los componentes del conjunto orgánico, los cuales están hechos naturalmente, en su diversidad, para complementarse recíprocamente y formar el todo, aislándose unos de otros, devienen principio de exclusión mutua, cada uno se absolutiza y quiere dominar al otro o absorber al otro, mientras que antes del cisma eran hermanos bajo la guía común del principio superior unificador y garante del bien común.
----------Así, los diversos nacionalismos europeos, erigidos en Estados soberanos, independientes el uno del otro y, por tanto, potenciales enemigos el uno del otro, después de la disolución de la cristiandad medieval por obra primero de Constantinopla y luego de Lutero, emergen inflados en su orgullo como los dioses del Olimpo, dispuestos cada uno a querer prevalecer sobre el otro. La pobre Ucrania, en su fragilidad, pequeñez e incertidumbre, no sabe si quedarse en el Este o en el Oeste, no tiene voz ni voto en el debate, y se da quien toma una tajada, y quien toma la otra, siempre con la promesa de venir y liberarla del otro.
----------Ahora bien, en la mentalidad nacionalista o soberanista, el pueblo diferente al propio no es visto como diferente, y por tanto un bien enriquecedor, un hermano con el cual convivir pacíficamente, al cual dar y del cual recibir, para escuchar y para instruir, a ayudar y al cual pedir ayuda, un hermano con el cual trabajar por los mismos fines o ideales, con el cual gozar en paz del bien común, sino que, a causa de la mirada desconfiada, envidiosa, facciosa y parcial, nace el conflicto, el antagonismo, los celos; faltan la comunicación, la comprensión, la estima y la confianza recíprocas; el otro es visto como malo y hostil, como enemigo. Si se desea profundizar en este tema, una buena crítica del concepto de soberanía estatal absoluta en Jean Bodin [1540-1596] se halla en el libro de Maritain: El hombre y el estado, Club de Lectores, Buenos Aires 1984.
----------Las diferencias, hechas de por sí para útiles distinciones, creadoras del orden social, de la armonía, de las proporciones y de la belleza, devienen, bajo vanos pretextos, odiosas e insoportables. No se ven ya las semejanzas, las analogías, las afinidades, sino que surgen rivalidades, falsos dualismos y contraposiciones, injustas e irracionales exclusiones recíprocas. Con la lucidez de la racionalidad y con la comprensión de la universalidad, se sustituye la turbidez de la pasión; con la apertura al otro, la cerrazón; con los puentes, las vallas; con el juicio el prejuicio; con el autocontrol el arrebato de la ira; con el amor se sustituye el odio.
----------El otro es visto como un peligro del cual defenderse. Nace el deseo o la necesidad de eliminarlo, considerado enemigo de la propia existencia. Todas las concepciones maniqueas, divisivas o dualistas, que contraponen y separan lo que debería estar unido, están en el origen de la guerra. La dialéctica fichtiano-hegeliana, según la cual el yo se afirma como absoluto excluyendo al no-yo, la dialéctica basada sobre la contradicción y no sobre la analogía, no son más que la justificación de la violencia, del odio, de la destrucción y del homicidio. He aquí las premisas y las causas de la guerra.
----------Ahora bien, preguntémonos, en el caso de la presente guerra en Ucrania, cuáles son sus causas originarias. Es necesario remontarse al cisma cristiano del 1054, agravado por 1589, y en lo que respecta a la cristiandad occidental, a la reforma luterana, principio de división en lo interno de la misma cristiandad occidental, a la cual debemos añadir la reforma cartesiana del saber.
----------Ahora bien, tanto Martín Lutero [1483-1546] con sus herejías como René Descartes [1596-1650] con su racionalismo idealista que desembocó en el siglo XIX en el panteísmo hegeliano, y luego en el ateísmo marxista y en el superhomismo nietzscheano, han contrapuesto todavía más la Europa occidental con la Europa oriental cristiano-ortodoxa, la cual, en definitiva, por su tradicionalismo, ha conservado hasta cierto punto intacto el patrimonio de la fe, mientras que, aparte del catolicismo romano, que siempre se ha mantenido en la fe recta e íntegra de Cristo, el cristianismo luterano-cartesiano fideísta-racionalista, en la Europa occidental a lo largo de los siglos siguientes hasta hoy, ha terminado incluso en el ateísmo y en el nihilismo.
----------Ahora bien, entre todos los países y pueblos europeos, Ucrania, nacida católica en el siglo X con el bautismo de san Vladimiro, príncipe de Kiev y rey ​​de los Rusos, es la nación con la historia cristiana y nacional más desgraciada, infeliz y dramática. Convertida en ortodoxa en el siglo XI al seguir también el cisma de Constantinopla, en el siglo XVI también siguió el cisma de Moscú respecto a Constantinopla y pasando a depender del Patriarca de Moscú, llamado Patriarca de "todas las Rusias", precisamente porque es guía no sólo de la Gran Rusia de Moscú, sino también de la "Pequeña Rusia" de Kiev y de la Bielorrusia.
----------Aquí, por otra parte, para aclarar el tema, debemos hacer entrar en la discusión el examen de un cierto concepto presente en la Ortodoxia oriental, concepto que lamentablemente siempre ha sido fuente de equívocos entre los ortodoxos desde cuando la Ortodoxia ha nacido con el cisma de Roma, y ​​que es el concepto de autocefalia. Tal concepto no está claro, porque, bajo el pretexto de una autonomía, rompe el vínculo con la autoridad superior. Pero es evidente que si nos rebelamos contra el superior, es fácil que aquel a quien queramos guiar se rebele contra nosotros. Así les sucede a todos los cismáticos y herejes.
----------El luterano, por ejemplo, impugna a Lutero en nombre de esa misma rebelión al Papa con la cual ha pretendido actuar la libertad cristiana. El cartesiano Fichte o Hegel critica a Descartes en nombre de esa revolución del pensamiento que Descartes ha querido implementar. En pocas palabras, sucede aquello que dice el proverbio popular: quien la hace, la espera, chi la fa, l’aspetti dice el italiano, donde las dan las toman. Se prueba de la propia medicina. Esto es lo que le sucedió a Constantinopla, la cual, al rebelarse contra Roma, ha permitido que Moscú se rebelara contra ella. Y ahora Cirilo ve levantándose contra él a parte de la Iglesia ortodoxa ucraniana dependiente de él, pero indignada por la invasión rusa.

10 comentarios:

  1. Por mucho que trato de entender un pasaje en este artículo, no puedo darme cuenta a qué cristianos no católicos se refiere el autor cuando escribe:
    "Los cristianos no-católicos, habiendo sacado provecho de las lecciones de las dos terribles guerras del siglo pasado, al igual que el hijo pródigo, finalmente han tenido la humildad y la sabiduría de advertir la necesidad de retornar a la originaria católica unión fraterna en torno a Roma, querida por Cristo, unión por tanto precedente al cisma de Lutero, precedente al cisma de Moscú, precedente al cisma de Constantinopla".
    ¿Quiénes son estos actuales "cristianos no-católicos" que han vuelto a Roma?

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    1. Estimado Anónimo,
      el Concilio Vaticano II introduce el Decreto sobre el Ecumenismo Unitatis Redintegratio destacando el deseo de los hermanos separados de recuperar la unión que han perdido al separarse de la Iglesia Romana.
      Pero, sobre este punto, debemos señalar una diferencia. Algunas Confesiones Cristianas se sienten al mismo nivel que la Iglesia Romana, y esto no está bien, porque, como dice el Concilio, mientras la plenitud de la verdad cristiana se encuentra sólo en la Iglesia Católica Romana, las otras Confesiones lamentablemente tienen lagunas o impedimentos que impiden la plena comunión con Roma. Por eso, estos hermanos, para estar en plena comunión con Roma, deben eliminar estos obstáculos y llenar las lagunas o vacíos.
      En cambio, hay hermanos separados, que buscan sinceramente la unidad, la verdad y la comunión eclesial. Estos hermanos, en su humildad, están dispuestos a reconocer las mencionadas lagunas y colmarlas, por lo cual están dispuestos a entrar en la plena comunión con Roma, aquello que antes se llamaba la "conversión al catolicismo".
      Siendo así las cosas, podemos considerar que estos hermanos ya están en plena comunión con el papa Francisco y con la Iglesia Católica interiormente y ante Dios, que es lo que más cuenta, aunque exteriormente o visiblemente mantengan ciertos defectos o ciertas insuficiencias, lo cual, dada su buena voluntad, siempre podrían ser reparados en el futuro.

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    2. ¡Gracias por la rapidez de su respuesta!
      Comprendo su punto de vista, y reflexionaré sobre ello.
      Aprovecho la ocasión para reconocer la sencillez y lucidez de sus argumentos respecto a su crítica a la "mentalidad nacionalista y soberanista" (le agradezco también la recomendación del libro de Maritain, El Hombre y el Estado, que leeré).
      Sobre este tema, considero que sería sumamente útil indagar en el tema de las doctrinas nacionalistas, y buscar la debida distinción entre nacionalismo y nacionalismo (si es que pueden individuarse los atributos de un nacionalismo "bueno"). Creo que una reflexión de filosofía política sobre este tema ayudaría a comprender en el mejor sentido las a veces ambiguas expresiones que ha tenido el papa Francisco acerca de los nacionalismos, los muros, las fronteras, sobre todo respecto al candente tema de las migraciones. Eso ayudaría a comprender la tan oportuna prédica pontificia acerca de la fraternidad universal.

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    3. Estimado Anónimo,
      Creo que al término "nacionalismo" se le debe dar un significado negativo como un culto exagerado a la propia nación o como asignarle a la propia nación una importancia mayor de la que realmente posee efectivamente en comparación con otras naciones.
      El nacionalismo es la exageración del amor que le debemos a nuestra nación o patria, la tierra que nos vio nacer y en la cual se supone que vivieron nuestros antepasados, con sus propias fronteras, su historia, su lengua, su cultura, sus tradiciones, sus usos y costumbres, sus instituciones.
      Por cuanto respecta a los inmigrantes, ellos están obligados a conservar el recuerdo agradecido y respetuoso de la propia patria y a sentir como propia su nueva patria, asumiendo los valores que he enumerado anteriormente. Los inmigrantes deben poder integrarse y deben poder ser integrados por la población local.

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  2. La culpa es de los pasadistas ortodoxos que quieren conservar sus viejas costumbres de no darle bolilla al Papa de Roma.

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    1. Estimado anónimo,
      supongo que usted, al decir "pasadistas ortodoxos", se está refiriendo a los cristianos ortodoxos orientales, es decir, cismáticos, que rechazan la obediencia a Roma, y que son "pasadistas" en cuanto consideran que el Magisterio de la Iglesia se ha detenido en 1054.
      Supuesto ello, mi respuesta es: no.
      Ellos no son los únicos que tienen la "culpa" (como usted se expresa) de la actual guerra en Ucrania.
      Es mejor y más preciso hablar de "causas" que no de "culpas", en la actual guerra.
      Como explico en este artículo, según mi punto de vista, esta guerra se deriva de un complejo de causas, tanto en Oriente como en Occidente. También así lo ha expresado repetidamente el Santo Padre (recientemente en su diálogo con los directores de revistas jesuitas).

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  3. Estimado padre Filemón,
    Sé que usted se esfuerza extremadamente en expresar con precisión sus conceptos y, a la vez, no hace polémica de meras discusiones de palabras, o cuestiones literalistas. Por eso supongo que recibirá con benevolencia una pequeña sugerencia de corrección en una de sus expresiones.
    Creo haber comprendido perfectamente lo que quiere expresar en el pasaje:

    "Ahora bien, tanto Martín Lutero [1483-1546] con sus herejías como René Descartes [1596-1650] con su racionalismo idealista que desembocó en el siglo XIX en el panteísmo hegeliano, y luego en el ateísmo marxista y en el superhomismo nietzscheano, han contrapuesto todavía más la Europa occidental con la Europa oriental cristiano-ortodoxa, la cual, en definitiva, por su tradicionalismo, ha conservado hasta cierto punto intacto el patrimonio de la fe, mientras que, aparte del catolicismo romano, que siempre se ha mantenido en la fe recta e íntegra de Cristo, el cristianismo luterano-cartesiano fideísta-racionalista, en la Europa occidental a lo largo de los siglos siguientes hasta hoy, ha terminado incluso en el ateísmo y en el nihilismo".

    Creo que está claro que su ambigua expresión "intacto" se aclara cuando enseguida dice "fe recta e íntegra".
    Me explico; al afirmar que los cristianos orientales ortodoxos hayan "conservado intacto el patrimonio de la fe", me pareció estar escuchando más o menos lo mismo que dice un lefebvriano, que considera el "patrimonio de la fe" como algo rígidamente inmutable detenido en 1962 (los ortodoxos orientales lo fijan en 1054). No creo que sea preciso decir que los ortodoxos orientales conserven "intacto el patrimonio de la fe". Mejor aún: la expresión no es correcta.
    Pero entendí que, como no podía ser de otro modo, usted tiene claras las cosas, cuando dice que el catolicismo romano siempre se "ha mantenido en la fe recta e íntegra de Cristo". La fe del cristianismo oriental no es ni recta ni íntegra, sino parcialmente, como la fe lefebvriana.
    ¿Me equivoco?

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    1. Estimado Carlos,
      admito que he sido un poco simplista al afirmar que los ortodoxos han conservado "intacto" el patrimonio de la fe, aunque usted debe tener en cuenta que he puesto cortapisas a mi expresión al añadir: "en cierto modo".
      De todos modos, creo que en sustancia se puede decir que los ortodoxos orientales mantienen "intacto" el depósito de la fe, aunque es cierto, como usted dice, que si queremos ser precisos, es necesario decir que hay alguna laguna doctrinal, como por ejemplo el rechazo del primado del Romano Pontífice y del Filioque en el Credo, y las nuevas explicitaciones doctrinales de siglos posteriores, en particular las posteriores al Concilio Vaticano II. Que son lagunas y carencias doctrinales que también padecen los lefebvrianos, por usted citados.

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  4. He leído con atención la respuesta del padre Filemón acerca del nacionalismo a un lector anterior.
    Me permito señalar que no es tan fácil proporcionar una definición tan simple del nacionalismo (¡ojalá yo pudiera!).
    Al respecto, y tras haber leído a muchos exponentes del nacionalismo argentino (soy argentino) lamentablemente me doy cuenta que ni ellos mismos se saben definir como nacionalistas: si no saben expresar con palabras una definición de nacionalismo, y se pierden en entelequias, me da la sensación que no tienen en su cabeza ningún concepto claro de nacionalismo.
    Me pregunto y le pregunto al padre Filemón: ¿No serán ciertos nacionalismos algo así como una especie de "gnosticismo" en filosofía o teología política?

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    1. Estimado Don Benja,
      he leído a muchos nacionalistas de Argentina, aunque para ser franco, no puedo afirmar que yo conozca las teorías que circulan hoy en Argentina sobre la cuestión del nacionalismo.
      Pero, no me sorprendería que quien se lo propusiera no lograra encontrar ninguna "teoría", ni política ni filosófica, verdaderamente seria y tal, ni en los nacionalistas de 1920, ni en los que existieran cien años después, si es que existe alguno.
      En todo caso, querer hacer una comparación del nacionalismo con el gnosticismo me parece un poco forzado, porque el nacionalismo es una categoría política, mientras que el gnosticismo es una categoría filosófica, que se refiere a la perfección de la ciencia.
      Si precisamente queremos hacer una conexión, tal vez se podría hablar de una visión gnóstica de la propia Nación o de la propia Patria, como fuente de verdad absoluta o luz para todas las demás Naciones. Un riesgo en este sentido, en mi opinión, se encuentra en modo particular en la filosofía alemana y en la ortodoxia oriental rusa.
      El remedio sería que tanto los alemanes como los rusos tuvieran la humildad de reconocer los límites de su propia cultura y de abrirse a la cultura de las otras Naciones, de las que deberían sacar sólo ventajas.

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