viernes, 17 de junio de 2022

El Magisterio de la Iglesia y los Judíos

Un repaso a las últimas Actas del Magisterio referidas al diálogo interreligioso judeo-católico, junto a la refutación de siete objeciones lefebvrianas, y algunos puntos rescatables de la actual crítica pasadista. [En la imagen: el candelabro del rabino Akiva Posner, frente a los cuarteles del partido Nazi en Kiel, diciembre de 1931].

La Iglesia y sus dos planos docentes: dogmático y pastoral
   
----------El papa Francisco ha mantenido durante todo su pontificado una generosa y siempre dispuesta actitud de diálogo y acogida hacia los Judíos, prolongando de esta manera una marcada disposición personal que ya se le conocía bien desde sus tiempos de Arzobispo de Buenos Aires.
----------El pasado 30 de mayo, al recibir a una delegación de la B'nai B'rith International, el Santo Padre expresaba: "Siempre ha estado en mi corazón promover y profundizar el diálogo judeo-católico, un diálogo hecho de rostros que se encuentran, de gestos concretos de fraternidad. Vamos adelante juntos, sobre la base de valores espirituales compartidos...". Y el 20 de enero de 2020, a otra delegación judía que le visitaba, el Romano Pontífice les recordaba que: "la Declaración Nostra Aetate subraya que nosotros, judíos y cristianos, tenemos un rico patrimonio espiritual común que debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos. Siento que hoy en particular estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a tomar distancias y excluir, sino a acercarnos e incluir; no a favorecer soluciones de fuerza, sino a abrir caminos de proximidad. Si no lo hacemos nosotros, que creemos en Aquel que, desde lo alto del cielo, se acordó de nosotros y se preocupó de nuestra debilidad ¿quién lo hará?". Y sería muy fácil multiplicar aquí las citas del actual Romano Pontífice que se refieren con marcada acentuación a la necesidad del diálogo interreligioso cristiano-judío.
----------Debe tenerse muy en cuenta la repetida mención que el papa Francisco hace al decreto conciliar Nostra aetate, insistiéndonos así en la necesidad de volver a leer y reflexionar sobre ese documento capital que ha significado para la Iglesia un giro histórico en su relación con los Judíos. En efecto, quien quiera buscar un punto de referencia fundamental para tratar la cuestión de la relación de la Iglesia con los Judíos, indudablemente debe recurrir en primer lugar a la declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II. Se trata de un texto muy breve pero a la vez muy rico, tanto en enseñanzas doctrinales como en directivas pastorales, aprobado y decretado por el papa san Paulo VI el 28 de octubre de 1965.
----------El documento se refiere no sólo a la religión judía, sino a las religiones no cristianas en general. Consta de apenas cinco puntos: inicia con un proemio en el que los Padres conciliares indican el objetivo general del documento; un segundo punto en el que se considera en general a las religiones no cristianas, aunque también haciendo expresa referencia al Hinduismo y al Budismo; el tercer punto se refiere a la religión del Islam; mientras que el cuarto apartado, que es el más extenso, está referido a la religión de los Judíos; para concluir en el quinto apartado con una referencia a la fraternidad universal.
----------No existe la menor duda de que la repetida mención que el papa Francisco hace del decreto Nostra aetate se inscribe en su bien conocido programa pontificio de plena implimentación de las enseñanzas doctrinales y directivas pastorales del Concilio Vaticano II. A nadie puede sorprender que en una reciente conversación con directores de revistas jesuitas el Santo Padre haya dicho que todavía existen hoy sacerdotes y laicos que "nunca han aceptado el Concilio. Hay ideas, comportamientos que surgen de un restauracionismo que básicamente no acepta el Concilio. El problema es precisamente este: en algunos contextos el Concilio aún no ha sido aceptado". Si hay algo que ha caracterizado al actual pontificado es una señalada voluntad de conducir a todos los católicos a un retorno a los propios textos conciliares y al magisterio pontificio subsecuente que ha interpretado auténticamente esos documentos, para ponernos a buen resguardo de todas las interpretaciones que los han falsificado, tanto modernistas como pasadistas.
----------En efecto, en el curso de las últimas cinco décadas, las variadas corrientes del modernismo han venido falsificando de muchas maneras la enseñanza de la declaración Nostra aetate, de modo similar a como también lo ha venido haciendo con los demás documentos conciliares. A este respecto, nunca se debe perder de vista que los modernistas, en general, relativizan las verdades dogmáticas, declarándolas sujetas al devenir cultural de los tiempos. No hay verdades inmutables, veritas filia temporis, cada verdad es hija de su tiempo. Incluso no faltan modernistas extremos que hoy, ahorrándose ya el trabajo de presentar sus propias interpretaciones del Concilio como hacían los modernistas en décadas pasadas, simplemente afirman que las mismas enseñanzas del Vaticano II ya son obsoletas. No hace falta explicar ahora en detalle que esta postura ideológica no es católica, y ha sido ya identificada como error contra la fe y condenada como herejía por san Pío X en la encíclica Pascendi dominici gregis del año 1907, y, a su modo, también por el papa Francisco en el 2018, con su formal y explícita condena al gnosticismo, el cual no es más que la gnoseología del modernismo.
----------Por su lado, las variadas corrientes del actual pasadismo, siempre muy ruidoso pero minoritario respecto al modernismo, al dar en general ellos por sentado que la interpretación que hacen del Concilio los modernistas sea la auténtica, vienen a decir en definitiva que los propios Padres conciliares han sido guiados por criterios heréticos modernistas y que los mismos documentos del Concilio Vaticano II enseñan herejías modernistas. Tampoco hace falta aquí entrar en mayores detalles para explicar que esta postura de los pasadistas (quienes hipócritamente se llaman así mismos "tradicionalistas") es en sí misma herética.
----------Por lo cual, acaso por temor a caer en herejía, no faltan hoy algunos pasadistas que atenúan o moderan un tanto (al menos pour la galerie) estas afirmaciones, limitándose a decir que no deben buscarse doctrinas en los textos conciliares, dado su carácter completamente pastoral y, por lo tanto, no infalible. A tal respecto, no han faltado tampoco en estos últimos años, algunos publicistas del mundillo pasadista que han afirmado que "es necesario corregir la enseñanza pastoral, por lo tanto no infalible, del Vaticano II, si hubiera representado una novedad con respecto al Magisterio dogmático y vinculante de la Iglesia". Esta sentencia fue expresada por el sacerdote lefebvriano y publicista, padre Curzio Nitoglia, pero es una afirmación que es compartida en general por los lefebvrianos y por otros exponentes del actual pasadismo.
----------Frente a tal postura, no tengo la mínima duda que debería responderse que, efectivamente, la enseñanza o directiva pastoral de un Concilio no es infalible, como, por el contrario, es infalible su enseñanza doctrinal o dogmática. Sin embargo, corrigiendo la afirmación lefebvriana antes mencionada, la enseñanza pastoral de un Concilio no puede entrar en contradicción con la enseñanza dogmática o doctrinal, por la simple razón de que se halla en un plano diferente. Sería como si se dijese que la pena de muerte debe ser abolida porque supone una concepción errónea de la naturaleza humana. No puede ser este el motivo. Una práctica moral debe ser criticada en base a principios morales, no en base a principios teoréticos. Por ejemplo, durante siglos la Iglesia ha permitido la pena de muerte para los herejes, pero esto no quiere decir que la Iglesia se haya equivocado al enseñar las propiedades de la naturaleza humana. No debemos confundir el error moral (pastoral) con el error teorético (dogmático), aunque es cierto que el error teorético puede causar el error moral.
----------Ahora bien, y llegando ya al tema específico de este artículo, las enseñanzas sobre el Judaísmo del decreto Nostra Aetate constituyen una mejor comprensión dogmática del Judaísmo como dato revelado (no como simple realidad histórico-sociológica) y, en consecuencia, nos dan nuevas normas pastorales para la actitud que los católicos debemos tener hacia los Judíos. Por lo tanto, estas novedades pastorales (aparte de las novedades doctrinales) no deben ser vistas como una negación de la tradición dogmática de la Iglesia, sino al contrario precisamente una mejor comprensión de la misma. Es impensable que un Concilio ecuménico enseñe nuevas doctrinas de carácter dogmático que contrasten con la tradición dogmática, y que por eso deban ser "corregidas" como expresan los lefebvrianos. Aparte del hecho de que lo nuevo no está necesariamente equivocado sólo porque sea nuevo. El caso es que, precisamente, el decreto Nostra Aetate enseña nuevas do ctrinas de carácter dogmático acerca de las religiones no cristianas, pero tales doctrinas no contrastan con el precedente Magisterio de la Iglesia sobre el tema, sino que lo desarrollan. 
----------Por esta razón, las enseñanzas doctrinales del decreto Nostra Aetate acerca de los Judíos, en cuanto mejor comprensión del misterio de Israel como misterio de fe, vale decir, como dato revelado, son, como en su momento expresó el papa Benedicto XVI, "irrevocables", es decir, enseñanzas infalibles. Por el contrario, no puede excluirse que, como también fue expresado por el actual papa emérito, determinadas indicaciones pastorales del mismo decreto conciliar Nostra Aetate puedan ser menos oportunas o incluso equivocadas, ya que en el ámbito pastoral incluso un Concilio puede cometer errores.
   
Benedicto XVI y su discurso a la Sinagoga de Roma en 2010
   
----------En el magisterio postconciliar, una de las más importantes Actas magisteriales pontificias referidas a la relación entre cristianos y judíos, ha sido el discurso del papa Benedicto XVI en su visita a la comunidad judía de la Sinagoga de Roma, el 17 de enero de 2010, hace ya de esto doce años.
----------Pues bien, sobre ese documento pontificio la crítica pasadista ha mostrado severa oposición. Al respecto, indicaré a continuación una serie de objeciones que al mencionado discurso del papa Benedicto hicieron en su momento diferentes propagandistas de las diversas corrientes en que se halla dividido el lefebvrismo. Lo más simple es tomar una a una las críticas planteadas por el mencionado padre Nitoglia, pues son las objeciones que, dejando de lado diferencias de detalle, han venido repitiendo hasta el presente los exponentes de la propaganda pasadista. Lo que haré es enunciar las objeciones y responderlas, una a una.
----------1. Los lefebvrianos han expresado que "el Papa Ratzinger define al pueblo judío como hoy todavía 'Pueblo de la Alianza', como si la 'Antigua Alianza' no hubiera sido sustituida por la 'Nueva y Eterna', en la cual han entrado todos los pueblos (judíos y gentiles), en virtud de la Fe en la divinidad de Cristo".
----------La respuesta a esa objeción es tan simple y sencilla como para ser comprendida por cualquier fiel sin necesidad de mayor cultura teológica. El papa Benedicto XVI al referirse al pueblo Judío como "Pueblo de la Alianza" está hablando en general de la Alianza de Dios con el hombre. Al respecto, Israel es el único pueblo con el cual Dios ha establecido, como dice la Biblia, una "Alianza" en vista de la salvación no sólo de Israel sino de la entera humanidad. El actual Papa emérito, en aquel importantísimo discurso del 2010 prescinde de la diferencia entre Antigua Alianza y Nueva Alianza: siempre se trata de Alianza.
----------En aquel discurso del 2010, el papa Benedicto XVI no se refiere a la enseñanza doctrinal según la cual la Nueva Alianza perfecciona o lleva a su cumplimiento (aunque no abole, no sustituye, ni tanto menos desmiente) la Antigua Alianza, lo cual es una doctrina que está fuera de discusión para el católico. Pero está claro que tal enseñanza está presupuesta en aquella expresión del papa Ratzinger. Sólo la ausencia de buen sentido común, o la carencia de buena voluntad, o peor aún, la negación del dogma de la infalibilidad pontificia en materia doctrinal, podría hacerle pensar a un fiel católico que el Romano Pontífice se expresara en contradicción con la doctrina de fe. Sin embargo, éste es precisamente el caso de muchos pasadistas.
----------2. Inmediatamente después de conocido aquel discurso del papa Benedicto, los lefebvrianos afirmaron también que: "el Papa confunde deliberadamente 'las heridas del antisemitismo y del antijudaísmo' como si fueran una sola cosa. Ahora bien, Jesús no era ni ario ni germánico, pero condenó y reprobó el judaísmo farisaico-rabínico. Por lo tanto, Jesús era teológicamente antijudaico y no antisemita". Esta objeción de Nitoglia a la enseñanza pontificia fue propalada por gran cantidad de webpages y blogs lefebvrianos o filolefebvrianos, usuales voceros de las actuales corrientes pasadistas o restauracionistas.
----------Ante todo, reproduzco el pasaje completo del discurso del papa Benedicto XVI al que dicha objeción hace referencia: "Además la Iglesia no ha dejado de deplorar las faltas de sus hijos e hijas, pidiendo perdón por todo aquello que ha podido favorecer de algún modo las heridas del antisemitismo y del antijudaísmo. Que estas heridas se cicatricen para siempre. Vuelve a la mente la apremiante oración del papa Juan Pablo II ante el Muro del Templo, en Jerusalén, el 26 de marzo de 2000, que resuena verdadera y sincera en lo profundo de nuestro corazón: Dios de nuestros padres, tú has elegido a Abraham y a su descendencia para que tu Nombre fuera dado a conocer a las naciones: nos duele profundamente el comportamiento de cuantos, en el curso de la historia, han hecho sufrir a estos hijos tuyos y, a la vez que te pedimos perdón, queremos comprometernos en una auténtica fraternidad con el pueblo de la Alianza" (n.2).
----------La respuesta a la objeción lefebvriana es simple. Si bien es posible entender la distinción que el padre Nitoglia hace entre antisemitismo y antijudaísmo, sin embargo, aquí es importante comprender lo que Benedicto XVI intenta decir: el Papa condena la falta de respeto por el pueblo judío, se la llame con un nombre o con otro. Se sobreentiende que el Papa comparte las críticas que cualquier cristiano puede hacerle a un judío en nombre de la fe en Cristo. En tal sentido se puede decir que el Papa también es "anti-judaico" entendido como oposición del cristiano al habitual típico anticristianismo expresado por el judaísmo.
----------3. Otra objeción lefebvriana se refiere al n.3 del discurso sub examine, en un pasaje que toca el tema del Holocausto judío. Las objeciones pasadistas también se han focalizado en estas enseñanzas del papa Ratzinger, argumentando que: "Benedicto XVI afirma que 'la Shoàh' marca 'el culmen de un camino de odio', que quería 'matar a Dios'. Desafortunadamente, aquí es evidente el alcance teológico y 'neo-dogmático' de la Shoàh cual 'nuevo Holocausto', que debería haber reemplazado al de Cristo".
----------Es obvio el carácter sofístico de este argumento, y la respuesta es de sentido común: no sobrecarguemos de sentido el significado de una expresión oratoria, la cual no debe ser tomada a la letra, en sentido dogmático, como si el papa Benedicto XVI (como le quiere hacer decir Nitoglia), quisiera sustituir el valor redentor de la Shoàh al de la Cruz de Cristo (lo cual es absolutamente impensable en un Romano Pontífice), aunque la Shoàh se pueda ver de algún modo como la inconsciente figura de la Cruz de Cristo.
----------4. También se ha objetado: "El Papa Ratzinger afirma que en la Biblia están las 'raíces comunes' del 'patrimonio espiritual' que 'compartimos' con el judaísmo actual". Nótese cómo también el papa Francisco, en el citado discurso del pasado 30 de mayo, en línea con su inmediato predecesor, habló de que el diálogo judeo-católico debe seguir avanzando "sobre la base de valores espirituales compartidos".
----------Se trata de lo que Benedicto XVI dice en el n.4 de su discurso. La respuesta debería ser evidente, ya que esas "raíces comunes" están contenidas en el Antiguo Testamento, todavía patrimonio común de cristianos y judíos. Basta con recordar que todo sacerdote católico recita todos los días esos mismos Salmos que han sido y son recitados por los judíos observantes en todo el mundo durante dos mil años.
----------5. También objetan los pasadistas lefebvrianos: "Ratzinger ha aumentado la dosis e incluso ha hablado de la 'solidaridad que une a la Iglesia y al pueblo judío a nivel de su propia identidad espiritual, y que ofrece a los cristianos la oportunidad de promover un renovado respeto por la interpretación judía del Antiguo Testamento' " (esta objeción conciertne a lo expresado en el n.5 del discurso sub examine).
----------La respuesta más simple a tal objeción, es que "identidad" aquí no quiere evidentemente decir que la religión judía y la religión cristiana sean idénticas. Por el contrario, aquí la palabra "identidad" debe ser tomada en el sentido de "propia caracterización", como se habla por ejemplo de "carta de identidad" o de "cédula o carnet de identidad" para referirse a las características propias de una persona determinada.
----------6. Sobre ese mismo pasaje, el n.5 del discurso de Benedicto XVI, en el 2010 en la Sinagoga de Roma, los lefebvrianos también se han mostrado quisquillosos con el Papa cuando insta a los cristianos a "un renovado respeto por la interpretación judía del Antiguo Testamento".
----------En este punto es evidente la suspicacia y los prejuicios típicamente anti-católicos, que no vacilan en manifestar habitualmente los lefebvrianos ante el magisterio pontificio posterior al Vaticano II. Pues es evidente que aquí el papa Benedicto se refiere a aquellas interpretaciones que son compatibles con la católica, y no, por supuesto, a aquellas interpretaciones judías del AT que difieran de la católica.
----------7. El rechazo lefebvriano al actual magisterio pontificio sobre las relaciones de la Iglesia con los judíos, no podía sino manifestar oposición a lo que el papa Benedicto XVI afirma en el n.9 del discurso que estamos examinando, donde dice que "cristianos y judíos rezan al mismo Señor". Se trata de la misma burda objeción que en años recientes los pasadistas han manifestado contra el papa Francisco, cuando él repetidas veces afirma, en el contexto del diálogo con los islámicos, que "rezamos al mismo Dios".
----------Respuesta: es cierto, cristianos, judíos e islámicos, rezamos al mismo Dios. Pero es necesario hacer una distinción entre Dios en sí mismo y Dios tal como es conocido por cristianos, judíos y musulmanes. Dios en sí mismo es uno solo: no existe un Dios para los cristianos y otro Dios para los judíos u otro Dios para los musulmanes, no existen dos dioses o tres dioses, un Dios cristiano, un Dios judío, y otro Dios musulmán.
----------Si nos referimos específicamente al diálogo interreligioso judeo-católico, hay que decir, en cambio, que existen dos modos diferentes de conocer al mismo Dios único y verdadero, dos nociones de Dios: la judía, que es imperfecta, y la cristiana, que es perfecta, en cuanto perfecto pueda ser un conocimiento que se expresa en nociones humanas. Pero el Verbo de Dios, que conoce perfectamente a Dios, ha querido revelarlo a quien cree en él, es decir, al cristiano, quien posee de Dios un pleno conocimiento que el judío no tiene, aunque poseyendo esa verdad sobre el mismo Dios que está contenida en el Antiguo Testamento.
   
Consideración conclusiva
   
----------Queda entonces claro que tanto el lefebvriano padre Curzio Nitoglia en particular, como los lefebvrianos en general, descarrilan en sus argumentos (por no hablar de su fe) cuando parecen negar que en el decreto conciliar Nostra Aetate haya una nueva enseñanza dogmática, o cuando parecen afirmar que esta doctrina está en contraste con la enseñanza tradicional. En cambio, no tengo dificultades en compartir con Nitoglia su preocupación por el hecho de que actualmente la Santa Sede parece tener hacia los judíos una actitud de excesiva indulgencia y casi de adulación. Pero este es, en cambio, el plano pastoral, por no decir diplomático, donde el Papa ciertamente no es infalible, o sea, puede equivocarse.
----------A este respecto, también yo me permitiría expresar dos reservas acerca de la línea pastoral de la Santa Sede hacia el Pueblo Hebreo: por un lado, me parece notar una excesiva severidad y casi una cierta parcialidad; por otro lado, como he dicho, una especie de equívoco irenismo, que tiene el resultado de ensalzar a ciertos grupos judíos y de atenuar las profundas diferencias que existen entre judaísmo y cristianismo. Sobre este punto, el lefebvriano Nitoglia tiene perfectamente la razón.
----------En cuanto al primer aspecto, me refiero a la política de la Santa Sede hacia el Estado de Israel (sin entrar ahora en los matices diferentes que en este ámbito se advierten en la diplomacia de los dos últimos pontificados, el presente y el precedente). Y aquí expreso mi modesta opinión. Es cierto que el Pueblo Palestino tiene sus derechos, pero aún así es necesario recordar que, entre todos los Pueblos de la tierra, en la Biblia el Pueblo hebreo es el único que ha recibido de Dios por revelación su territorio y su capital.
----------Por esto segundo (y siempre según mi modesta opinión), tales premisas ciertamente no son favorables a aquellos Judíos prepotentes y quizás ateos que desearían expulsar a los Palestinos de Israel. Aún así (siempre sólo según mi opinión) la Santa Sede no debería poner jurídicamente sobre el mismo plano (véase, por ejemplo, el Estatuto de Jerusalén) a Judíos y Palestinos, sino que, por razones históricas y sobre todo bíblicas, debería reconocer una primacía a Israel. De hecho, también para nosotros Cristianos ¿no es acaso Palestina la Tierra Santa? ¿No es acaso la Patria de Jesús, de María y de los Apóstoles? Por lo cual (siempre sólo en mi opinión), precisamente por respeto a estos Nombres santísimos, nosotros los cristianos no podemos ser indiferentes a las justas reivindicaciones de Israel sobre su territorio.
----------En cuanto al segundo de los aspectos sobre los que manifiesto mis reservas, debo decir que la Santa Sede ha tomado un camino que conduce al equívoco y al indiferentismo religioso. El Concilio Vaticano II ha dado para eso excelentes directivas acerca del diálogo interreligioso, pero el problema es que estas directivas no son seguidas por el mismo nivel dirigencial de la Santa Sede. Me refiero a un cierto modo irenístico e inconcluyente de llevar adelante este diálogo interreligioso, sin entrar nunca a la consideración de esos errores que las otras Religiones deben abandonar para acercarse a Cristo.
----------En otras palabras, y para que se entienda: existe a nivel de las actividades de la Santa Sede en el ámbito del diálogo interreligioso judeo-católico, una grieta o ruptura entre ecumenismo y evangelización. Se habla mucho de evangelización, pero en nombre de un ecumenismo chapucero, retórico e inconcluyente, se descuida aquel aspecto de la evangelización que consiste en la corrección fraterna, la refutación de los errores y la invitación hecha a los fieles de otras Religiones a entrar en la Iglesia católica.

6 comentarios:

  1. Padre Filemón,, no sé si ud sabe que muchos judíos quisieran sino estuviera en manos de los musulmanes reconstruir el templo de Jerusalén e iniciar el sacrificio de animales como en el antiguo templo. Entonces pregunto este pueblo que no reconoció a su Mesías y que piensa que no fueron derogados los antiguos sacrificios. Puede ser grato a Dios cuando nosotros mismos cristianos de tener tantos medios para santificarnos llevamos muchas veces vidas que no glorifican a Dios? Gracias y saludos.

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    1. Estimado juanm,
      me temo que de la redacción de su comentario no me queda clara cuál es su pregunta.
      ¿Podría especificar qué es lo que desea preguntarme?
      O bien, en otras palabras: ¿tiene Ud. que hacer alguna objeción al artículo? Y en tal caso: de todo lo que expongo en mi artículo, ¿cuál es su objeción?

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  2. Los pasadistas consideran que los últimos Papas se postraron ante los judíos.

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    1. Estimado anónimo,
      a mi entender, no se pueden hacer afirmaciones tan generales y vagas como la que usted hace.
      Las actuales corrientes pasadistas son muy diversas, tanto en sus contenidos teoréticos, como en sus actitudes prácticas, vale decir, tanto en sus tendencias heréticas como en sus tendencias cismáticas.
      Es cierto que los pasadistas, si bien aceptan en línea de principio la institución divina del Sumo Pontificado, no la aceptan tal cual Cristo la ha instituído, y por lo tanto no aceptan del Papa todo su Magisterio de fe o conexo a la fe.
      Pero al respecto, y en relación a la doctrina de la relación entre la Iglesia y los Judíos, no todos los pasadistas reaccionan de la misma manera.
      En concreto, si con su vaga expresión "los últimos Papas se postraron ante los judíos", usted se refiere al ámbito pastoral (por ejemplo, diplomático, podríamos decir), pues bien, yo también no tendrían dificultad en aceptar la afirmación que usted hace, aunque no en sus mismos términos, sino en términos más moderados, tal como lo expreso en el último punto de mi artículo (que supongo usted habrá leído).

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  3. Leí el artículo. Ahí está la diferencia entre la B'nai B'rith (asociación política) y el pueblo judío (desde el punto de vista teológico).
    Pero los pasadistas además de rechazar la estrategia política de los últimos papas, lo que rechazan es la actual visión teológica de parte de la Iglesia con respecto al pueblo judío. Eso se puede ver incluso en la liturgia, rechazando la oración ordenada por Benedicto XVI para el Viernes Santo.

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    1. Estimado Anónimo,
      se puede eventualmente (salvadas las debidas condiciones) manifestar un disenso teórico a las directivas pastorales (donde el Papa no es infalible), pero no un disenso respecto a las enseñanzas magisteriales, en la que el Papa es infalible.
      Sin embargo, no es lo mismo doctrina magisterial y "visiones teológicas" (que usted menciona).
      Ahora bien, la doctrina de la Iglesia sobre el pueblo judío, expresada por el Magisterio de la Iglesia (más allá de cualquier particular "visión teológica") es la que la Iglesia ha recibido de la divina Revelación y siempre ha mantenido y ha ido esclareciendo cada vez mejor, es decir: Israel, en cuanto a su relación con Dios, es el único pueblo elegido y predilecto de Dios, como pueblo profético, sacerdotal y mesiánico, encargado de llevar la salvación a todos los pueblos.
      Efectivamente, como usted dice, hay actualmente corrientes pasadistas en la Iglesia que manifiestan tendencias heréticas y cismáticas. Heréticas, en cuanto rechazan el mayor esclarecimiento de la divina Revelación desarrollado por el Magisterio. Cismáticas, en cuanto rechazan la obediencia a las actuales directivas disciplinares pastorales referidas al diálogo interreligioso.

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