martes, 7 de junio de 2022

El Espíritu Santo y el demonio (4/7)

Considerar filosófica y teológicamente la relación del Espíritu Santo con el demonio implica reflexionar sobre la misma dinámica del Cristianismo, que se resume en el misterio de la existencia del mal en un mundo que ha brotado bueno del querer creador de Dios, y en el misterio de la redención del mundo. [En la imagen: Las Tentaciones de Cristo, de Sandro Botticelli, fresco del año 1481, en la Capilla Sixtina, del Vaticano].

Dios ha querido libremente ser antes que no ser. El voluntarismo de Schelling
   
----------Hegel ve en el Absoluto de Schelling la unidad en la oposición de objetivo y subjetivo, de origen fichtiano ("yo-no-yo"), que, traducido en términos del querer, es la oposición böhmiana de bien y mal. Dios, que puede ser o no ser, hacer el bien o el mal, ha querido ser y ser bueno, pero conserva en sí el no-ser y el mal.
----------La observación que Hegel le hace a Schelling, como es sabido, es la de no precisar conceptualmente en la esencia divina la síntesis de las diferencias, como en cambio considera haber hecho Hegel en su Lógica, determinando el concepto racional del Absoluto como Idea, síntesis de lo real y de lo racional, o bien como dialéctica de la contradicción en la identidad, concepción que implica la síntesis del ser con el no-ser, del sí con el no y del bien con el mal. En la Ciencia de la Lógica Hegel conduce el idealismo nacido de Descartes y que ha pasado a través de Kant, con Fichte y Schelling, a su máxima cumbre, según el cual la Idea se hace Naturaleza y la Naturaleza se eleva (Erhebung) a la Idea, así como el devenir del ser se eleva al devenir del Espíritu, que es el argumento de la Fenomenología del Espíritu.
----------Hegel considera que en su tiempo la filosofía habría descubierto la esencia del Espíritu absoluto, descubrimiento que él describe en estos términos: en Dios "la oposición es la forma, como el momento esencial del movimiento del Absoluto. Este último no está quieto, ni la oposición es el no quieto concepto, porque de hecho la Idea está quieta en su no quietud. El pensamiento puro ha procedido hasta la oposición entre subjetivo y objetivo; la verdadera conciliación de la oposición consiste en el discernir que esta oposición, llevada al extremo absoluto, se resuelve por sí, como dice Schelling. Los opuestos son en si idénticos y no solo en sí, ya que la vida eterna consiste precisamente en el producir eternamente la opisición y en el resolverla eternamente" (Fenomenología del Espíritu, Fondo de Cultura Económica, México 1971, pp.415-416).
----------He aquí la conciliación en Dios del paraíso del cielo con el infierno -como veremos en Von Balthasar-, de la eterna afirmación con la eterna negación. El infierno es la eterna negación de aquello que afirma el paraíso del cielo. En el paraíso del cielo el amor; en el infierno el odio. Pero observamos que en realidad Dios preside esta dialéctica o dinámica eterna no navegando alternadamente entre los opuestos, como cree Hegel, sino afirmando el señorío del sí sobre el no, la victoria de la vida sobre la muerte, el triunfo del bien sobre el mal, la sujeción del infierno al paraíso del cielo, en el providente gobierno de todo lo creado, del paraíso del cielo como del infierno. Esta es la reyecía de Cristo en el cielo, en la tierra y bajo la tierra.
----------Siguiendo la estela de Böhme, Fichte, Schopenhauer y Hegel, para Schelling el Espíritu absoluto, que él llama "Sujeto" o simplemente "Absoluto", no es el ipsum Esse, puro acto del ser, ser absoluto que no puede no-ser, sino que es una potencia activa del ser, por el contrario, para Schelling, el Absoluto es voluntad subsistente, porque de otro modo, según Schelling, Dios no podría ser libre. Dios existe no porque no pueda no existir, siendo su esencia su mismo existir, sino porque ha querido existir, pudiendo también no existir. Entre el ser y el no ser ha elegido ser y lo mantiene no por necesidad, sino por voluntad.
----------Schelling no se da cuenta de que el actuar es acto de ser y supone el ser. No hay ninguna duda que Dios posea libre arbitrio. Pero Dios no podría elegir si primero Él no existiera. Por eso es absurdo pensar que su ser sea efecto de libre elección. ¿Libre elección de quién, si es verdad que Dios no puede existir como causa antes de existir como efecto? Que en Dios el querer coincida con el ser, de acuerdo. Pero este ser no puede no ser, porque debe explicar la existencia de lo contingente. Pero si Dios no es necesario, entonces sería contingente. ¿Pero, cómo hace un Dios contingente para ser Dios? ¿No se convierte en un simple ente entre los entes? ¿Cómo hace para sostenerlos a todos?
----------Ciertamente, no hay ninguna duda que Dios es libre, pero Dios es libre en relación al otro de sí mismo, vale decir, en relación a la creatura, ella sí convertible en el no-ser o en la maldad. Pero Dios no puede ejercer su libertad con respecto a su ser, que es lo que condiciona la existencia de su libre querer. No tiene sentido hablar del querer de aquello que no existe. Es necesario existir para querer. Y no se puede querer si no se existe. Por eso el propio existir no puede ser efecto del propio querer.
----------Y, sin embargo, debemos tener en cuenta que para Schelling Dios no es ser, sino "potencia de ser", "querer-ser", voluntad que, como diría más tarde Hegel, "se quiere a sí misma". Se asemeja al Yo fichtiano, que pone el no-Yo en el Yo. Pero aquí surge un pensamiento horrendo, ante el cual lamentablemente Schelling no retrocede, sino que avanza con indiferencia y desenvoltura: si Dios es potencia de elección entre el ser y el no-ser, entre el bien y el mal, entonces Dios está en el origen no sólo del bien, sino también del mal. Está, como dirá Nietzsche, por encima del bien del mal.
----------Esta es la tesis que hace suya el filósofo italiano Luigi Pareyson [1918-1991] en su Ontología de la Libertad, obra en la cual, sin embargo, no teniendo ánimos como para afirmar que Dios peca o es causa del pecado, se detiene a decir que, sí, el mal está en Dios, pero originariamente bloqueado y vencido por su buena voluntad. Según él, en Dios está la posibilidad y la raíz del mal, pero ella ha sido eternamente vencida y silenciada por su inquebrantable voluntad de hacer el bien. El querer divino conserva en raíz la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, pero conserva su irremovible voluntad de hacer el bien.
----------Pero lo afirmado por Pareyson, con toda su buena intención, no es suficiente para eliminar el alucinante y horrendo pensamiento de que en Dios exista el mal. Para hacer esto, es necesario darse cuenta de que, siendo Él bondad infinita, no puede tener nada que ver con una voluntad pecaminosa.
----------Schelling lleva este mismo enfoque voluntarista a los extremos, llegando incluso a decir que Dios existe porque ha querido existir. Pero va entonces más allá y enlaza con Jakob Böhme, para quien Dios tiene la posibilidad de hacer tanto el bien como el mal. La ira divina obra el mal, la misericordia obra el bien. Esta visión ya había sido prefigurada por su distinción entre la ira de Dios y la misericordia: la primera por la cual Dios es malvado y castiga, la segunda por la cual Dios es bueno y salva.
----------El riesgo de una concepción de tal género, concepción en la cual caerá luego Hegel, es el de concebir un Dios que entra en contradicción consigo mismo, en un eterno conflicto entre su ser y su no-ser, el Dios bueno y el Dios malo. El caso es que Hegel reduce el bien a la afirmación y el mal a la negación. Entonces, si el ser, para él, es ser-no-ser, se sigue la consecuencia de que el bien es bien-mal, esto en todas partes y por tanto también en Dios. Además hay que tener en cuenta el hecho de que el mal no es simple negación del bien, sino privación, es decir, no una simple limitación, sino la sustracción de lo debido.
----------También el beato Juan Duns Scoto [1266-1308] y más aún Guillermo de Ockham [1285-1347] han estado preocupados por salvaguardar en Dios este indudable atributo del libre querer, pero esto en ellos, sobre todo en Ockham, ha sido en detrimento del ser y por tanto de la misma libertad de Dios, aún cuando tanto Scoto como Ockham la creían defender con su voluntarismo.
----------Sin embargo, aún con todo ello, tanto Scoto como Ockham ni siquiera soñaron con poner la existencia de Dios como efecto de su voluntad, teniendo suficiente buen sentido común como para entender que un agente no puede actuar antes de existir, por lo cual, si actúa, se supone que existe. Y esto también en el caso de Dios, cuyo ser coincide efectivamente con su actuar. Pero es un actuar que se refiere al gobierno del mundo y no a sí mismo, lo cual no tiene sentido. En cambio, el voluntarismo de Ockham se ve impulsado hasta para admitir que Dios puede querer el bien y el mal, mientras que Scoto, inspirado por recta piedad y ajeno a la impiedad, negaba que Dios pudiera querer el adulterio en lugar de la fidelidad conyugal.
----------Schelling dedica mucha atención al demonio en relación a Dios y al hombre en la obra divina de la creación y de la Redención en su obra Filosofía de la Revelación. Se refiere mucho a la Escritura, pero la interpreta de una manera gnóstica e idealista. Siguiendo las huellas de Böhme, Schelling, en una concepción sustancialmente panteísta, inserta el separator en lo interno de la Trinidad y de la obra de la salvación del hombre, sin llegar, sin embargo, a la sistematización dialéctica que será propia de Hegel.
----------Según Schelling, el demonio no es una creatura, pero nos dice que tampoco es increado. Por lo tanto, no está claro, no se comprende en qué nivel del ser se encuentra para Schelling el demonio. Parece que aquí nos encontramos ante una concepción gradualista o jerárquica de lo divino, similar a la de los neoplatónicos y a la de Arrio. De hecho, Schelling muestra simpatía por los arrianos.
----------Pero también según Schelling Satanás no sería ni siquiera una persona, sino un "principio" espiritual escondido en el hombre, que emergería como mala voluntad en el momento del pecado original. Al mismo tiempo, este principio supracreatural también parece haberse originado en Dios, de modo que estamos de nuevo con la concepción böhmiana del mal originado en Dios y aquí conjuntamente con el hombre.
----------La acción de Satanás viene por consiguiente también para Schelling a insertarse en la acción divina del Absoluto como oposición de sujeto y objeto y por lo tanto del bien y del mal, preparando así el Absoluto hegeliano, que añade al Absoluto schellingiano privado de determinación al de Schellinghian desprovisto de determinaciones la determinación conceptual dialéctica de lo racional identificado con lo real.
   
La concepción hegeliana del Espíritu absoluto
   
----------Hegel se sitúa en la línea de Orígenes, a cuya espiritualidad monista ha sido sensible el protestantismo desde el propio Lutero, cuya espiritualidad es trinitaria como la de todo cristiano, pero en la cual viene a menos y falla la mediación de la apostolicidad de la Iglesia, por lo cual Lutero, por una parte, rompió con la disciplina eclesiástica creando una Iglesia dividida entre el Espíritu (Lutero) y la letra (los papistas), pero, por otra parte, mantuvo la fe en la fuerza unificadora del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia y también en el alma del individual cristiano en oposición a las insidias del demonio.
----------Por eso permanece en Lutero el aprecio por la doctrina paulina de la obra recapituladora de Cristo en el Espíritu Santo (cf. 1 Cor 15,28; Ef 1,10; Flp 2,11). En este sentido, se puede decir que Lutero está vinculado a la escatología origeniana, aunque más inmediatamente a la eclesiología agustiniana. Lo que quiero decir es que, si por una parte Lutero mantiene clara la distinción agustiniana entre la ciudad de Dios y la ciudad de Satanás, por otra parte, sin embargo, parece ver en el demonio un emisario de Dios, cosa que le lleva a asignar al diablo un puesto constructivo en el plan de salvación, algo que lo acerca a Orígenes, sin llegar a considerar con Orígenes que los demonios vendrán a ser perdonados.
----------Este esfuerzo por vincular a Dios con el demonio, dará origen en los siglos siguientes a una cristología que podríamos definir como demono-cristología, en la cual la fuerza del mal en Dios se descarga sobre el Verbo Encarnado, Jesucristo, Mediador entre el Padre y la humanidad pecadora. Cristo, hecho pecado y sujeto al castigo del infierno, es igualado al diablo y sobre él se desata la ira divina.
----------Pero he aquí que Cristo sobre la cruz deviene el polo negativo, es decir redentor, del cual surge la negación de la negación, es decir, la salvación, y el retorno de lo Uno a lo Uno dividido por la negación, es decir, por la oposición bien-mal, pecado-gracia, Padre-Hijo, mientras que el factor de la síntesis entre Padre e Hijo es el Espíritu Santo. Todo, por lo tanto, es Uno en el Espíritu. La Fenomenología del Espíritu de Hegel es la historia de este hacerse del Espíritu en el trabajo de lo negativo, a partir de la oposición Hijo-Padre en la cruz hasta la reconciliación entre el Padre y el Hijo en el Espíritu.
----------Como bien observa Hegel, sólo el espíritu puede oponerse al espíritu. A tal respecto, es muy importante para nuestro tema tener presente que Hegel concibe al Espíritu como fuerza infinita de lo negativo ("para sí"), que, puesta por lo positivo ("en sí"), traspasa en lo positivo y retorna a lo positivo ("en sí y para sí").
----------Dice Hegel: "La vida de Dios tiende sólo a hacer que el Espíritu se reconozca a sí mismo, que se encuentre a sí mismo, que devenga para sí, que se reencuentre consigo mismo. El Espíritu es desdoblamiento, extrañamiento, pero sólo para poder reencontrarse a sí mismo, para volverse a sí mismo. Sólo así Él consigue su libertad; ya que es libre no lo que se refiere a otro, ni de este depende" Lecciones sobre la Historia de la Filosofía I (editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1968, p.33).
----------Hay que decir que el Espíritu, para Hegel, es Vida que pone la muerte, se detiene aferrada a la muerte, y resucita de la muerte. Y, sin embargo, el Espíritu, para Hegel, no coincide con la evangélica "vida eterna" (paraíso del cielo) separada de la muerte eterna (infierno), sino que es síntesis de vida y de muerte, de cielo y de infierno, del sí y del no, del bien y del mal:
----------"No esa vida que se horroriza ante la muerte, evita la destrucción; de hecho, lo que soporta la muerte y se mantiene en ella es la vida del Espíritu. Ella obtiene su verdad sólo a condición de rencontrarse en la absoluta devastación. Él es esta potencia no a la manera de lo positivo que no se preocupa por lo negativo; por el contrario, el Espíritu es esta fuerza sólo porque sabe mirar a la cara lo negativo y permanecer aferrado a él. Este afirmarse es la mágica fuerza que convierte lo negativo en el ser" (Fenomenoloogía del Espíritu, I (op.cit., p.26). Desarrollemos algo más esto que para Hegel es "el mágico poder de lo negativo".

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