sábado, 18 de junio de 2022

La metafísica del padre Bergoglio (1/4)

En sus apuntes filosóficos escritos a la edad de cincuenta años, se comprueba que el padre Jorge Mario Bergoglio ve la metafísica como ciencia del ser y "consonancia con lo que es" o con la "realidad del ser" o "esse ontológico". Y lo más interesante e importante en estos tiempos de persistente y arrogante idealismo y gnosticismo, es que Bergoglio, en la línea del más sincero tomismo y realismo bíblico, hace abierta profesión de realismo gnoseológico con la sencillez expresiva de un niño y del común buen sentido.

Para comprender las raíces filosóficas de las enseñanzas del papa Francisco
   
----------La Civiltà Cattolica, en su versión telemática en español, ha publicado el 4 de junio de 2021, un breve manuscrito del entonces padre Jorge Mario Bergoglio, que se puede datar entre finales de 1987 y mediados de 1988, titulado "Interpretar la realidad". Se trata de una breve colección de pensamientos sobre el valor de la metafísica, sobre su método, y sobre la relación del intelecto con la verdad y con la realidad.
----------Bergoglio ve la metafísica como ciencia del ser y "consonancia con lo que es" o con la "realidad del ser" o "esse ontológico". Se trata de algunos apuntes o notas personales redactados en ocasión de su preparación de la tesis doctoral, que Bergoglio nunca llevó a término, sobre el pensamiento de Romano Guardini.
----------Se trata simplemente de una serie de apuntes, que en su mayoría son muy esquemáticos, de breves y densas anotaciones, de frases desligadas, sin aparentes conexiones deductivas; son observaciones, intuiciones, convicciones, una especie de elenco de puntos sobre los cuales meditar o una suerte de ayudamemoria de cosas para no olvidar, para recordar y para profundizar a posteriori, apuntes de inspiraciones para la ulterior reflexión a modo de estímulos de indagación y búsqueda, pensamientos evidentemente anotados tal como iban surgiendo en el alma del padre Jorge, frases que tienen todo el aspecto de una reflexión más bien consigo mismo que un texto de tono y fines didácticos.
----------Vienen a la mente fácilmente las colecciones de pensamientos como las bien conocidas de Pascal o las de Leopardi y, si la comparación no pareciera irreverente, prescindiendo obviamente de los contenidos, surge el pensar también en las anotaciones de Nietzsche.
----------El modo de expresarse es modesto, son muchas las hipótesis y las preguntas. El estilo es seco y magro y se siente la necesidad de expresar lo esencial y de ir precisamente a eso esencial, para captar la sustancia de los arduos problemas que se enfrentan. Rehuye la rigidez axiomática de un Spinoza o de un Wolff, y las astucias o artimañas de un Descartes, pero al mismo tiempo y sin medios términos, inequívocamente y con franqueza, afirma aquello de lo cual está cierto, seguro y convencido. Sin embargo, son pocas las afirmaciones de este tipo y muchos los puntos interrogativos que el Autor se plantea casi como un programa de trabajo.
----------La revista de los jesuitas ha tenido una óptima iniciativa al publicar este escrito denso y muy espontáneo, al estilo del papa Francisco. Se trata de un escrito muy significativo y extremadamente importante, porque he aquí que se nos abre con estos apuntes una hendija o pequeño mirador a un tema de fundamental importancia para la cultura y la teología católica y para la existencia misma de una fe católica no fideísta ni atemática, ni ideológica, sino razonada y responsable: la cuestión de la metafísica, un tema que el papa Francisco ha tratado poquísimo durante su pontificado, y del cual todos los católicos quisiéramos que nos hablara algo más, para así poner remedio a la situación actual de generalizada desorientación de los espíritus, por la cual hemos perdido los puntos sólidos del pensamiento y de la acción, para en cambio seguir cada uno la propia subjetiva creatividad o para encerrarnos en esquemas exclusivistas que recuerdan el dualismo maniqueo.
   
Afirmación de franco realismo tomista
   
----------Lo más interesante y sumamente importante en estos tiempos de persistente y arrogante idealismo y gnosticismo, es que Bergoglio, en la línea del más sincero tomismo y realismo bíblico, hace abierta profesión de realismo gnoseológico con la sencillez expresiva de un niño y del común buen sentido:
----------"Al plantearse el problema de la interpretación de la realidad se plantea una problemática cognoscitiva que supone, en la base, la distinción entre realidad y conocimiento. Esto lo doy por supuesto para evitar los escollos del idealismo, de la simple fenomenología, o de la identificación ser-conocimiento".
----------Bergoglio habla de "interpretar" la realidad, y su expresión debe ser entendida en el sentido de conocer la realidad, como aparece evidente por todo el contexto. Ninguna reducción del ser o de lo real al lenguaje según el módulo de la fenomenología heideggeriana. Ninguna reducción de la realidad a la conciencia de la realidad, según el módulo husserliano. Ninguna pretención de un conocimiento exhaustivo de la realidad, según el módulo del gnosticismo. Ninguna reducción de la realidad a mis ideas, a lo que yo pienso de la realidad, según el módulo subjetivista del idealismo. Nada de todo esto hay en sus apuntes.
----------Por el contrario, cuando el padre Jorge dice la "realidad" entiende tomísticamente aquello que existe, el ente, id quod habet esse, lo que tiene el ser, que puede ser Dios o el mundo. La realidad no es la idea, sino que es el fundamento de la idea que me hago de la realidad. Ciertamente la idea es algo espiritual que supera la realidad material. Y sin embargo, la realidad material que se encuentra ante mí es regla de la verdad de la idea que me hago de esa realidad. Por consiguiente, mi idea no está por encima de la realidad, mi idea no es modelo y regla de la realidad, sino a la inversa: es lo real lo que debe ser modelo y regla de lo ideal. Sólo la idea divina es regla y modelo de la realidad del mundo.
----------Y nuestras ideas prácticas pueden modelar las cosas, pero no crearlas de la nada. Y en todo caso, para que sean verdaderas, deben ser recabadas de la realidad mediante los sentidos por abstracción y en el juicio deben ser adecuadas, conformes y consonantes con lo real que está ante mí.
----------También el ámbito de los valores y de los ideales morales que advierto en mi conciencia, al reflexionar, no superan en absoluto la realidad, vale decir, el ser moral que percibo con mi intelecto por medio de los sentidos, sino que por el contrario, son reflejo cognoscitivo de realidades espirituales, que superan en importancia los valores materiales que están fuera de mí en el espacio y en el tiempo, y a los que pertenece mi propio cuerpo, del cual mi alma se sirve para percibirlos y concebirlos.
----------La realidad es externa a mi acto de pensar la realidad, es independiente de mi acto de pensarla. Está frente a mí, objetivamente, es un ob-jectum. Era antes de mí y será después de mí. No la pongo yo con mi pensamiento sino que está dada a mi pensamiento.
----------¿Cómo, por otra parte, no reconocer en estas muy claras palabras del padre Jorge Bergoglio, tan fáciles de interpretar, además del neto rechazo de la fenomenología husserliana, también el absoluto rechazo del hegelismo rahneriano o el rechazo del ser parmenídeo severiniano?
----------Continúa el padre Jorge: "En otras palabras, aquí se deja de lado todo eso, y se supone que: a) hay distinción entre realidad y conocimiento, b) el hombre puede aprehender la realidad, incluso lo mutable y lo sensible; que la fenomenología no se agota en sí misma, que el idealismo es insuficiente, y que todo pan-ontoísmo (pan-entismo) traiciona la misma realidad del ente".
----------Clarísimo es el rechazo del idealismo que identifica lo ideal con lo real, la cosa con el concepto de la cosa, el ser con el ser pensado o con el pensar. No es cierto, como cree Bontadini, que el pensamiento es intrascendible: el pensamiento es trascendido por el ser o por la realidad, la cual, sacada por la idea en los debidos modos y revelada en modo adecuado al cognoscente, ofrece siempre nuevo alimento a la idea en vista de un continuo enriquecimiento y ampliamiento del pensamiento.
----------Importante es la afirmación de la inteligibilidad del ente mutable, en consonancia con la gnoseología aristotélica y en oposición a todas las formas de escepticismo acerca de la veracidad del conocimiento sensible desde Platón a Descartes, hasta llegar a Severino, quien incluso afirma la inexistencia del devenir, que él cree erróneamente imposible por ser contradictorio.
   
Yo capto lo real adaptándome a él y lo real se me revela adaptándose a mi
   
----------Por "pan-entismo" o "pan-ontoísmo", Bergoglio entiende probablemente el pan-enteísmo (del griego: πᾶν, todo; ἐν, en; y θεός, dios), que es una forma mitigada de panteísmo, con la diferencia de que mientras éste identifica el ente con el ente divino, el panenteísmo pone al ente divino como sujeto universal de todos los entes. No se trata, por lo tanto, como podría parecer por las palabras de Pablo en el Areópago: "en él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28), porque aquí Pablo se refiere al hecho de que Dios da fundamento a nuestro existir permaneciendo distinto y trascendente, mientras que en el panenteísmo Dios hace las veces de una sustancia y los entes son sus accidentes o sus apariciones.
----------"Por tanto, interpretar la realidad no puede consistir en proyectar una idea sobre ella, ni en describir lo fenoménico sin trascendencia del fenómeno mismo, ni tampoco en asumir la inmanencia del pan-ontoísmo, que siempre -como toda gnosis- termina en el panteísmo. Ni idealismo, ni fenomenismo, ni gnosis".
----------Es interesante esta referencia al gnosticismo, un tema recurrente también en la enseñanza de Bergoglio como Papa. La idea no debe ser impuesta ni sobrepuesta a la realidad, sino que debe ser extraída de la realidad y adecuada a la realidad. Es el principio bergogliano de la superioridad de la realidad sobre la idea, de franca marca realista, que reaparecerá en la encíclica Evangelii gaudium. El intelecto no capta el ser partiendo de la idea de ser, como creía el beato Rosmini, sino que captando el ser, de él saca la idea del ser.
----------La idea práctica ciertamente guía y forja lo real, pero cuando se trata de teoresis, el pensamiento debe someterse a lo real. El pensamiento no puede tener la pretención de igualar lo real, de agotar su misterio y mucho menos de dominarlo o de identificarse con él. He aquí otro golpe al idealismo. Rechazo de una fenomenismo plano, cerrado a la trascendencia, entendido como divinización del fenómeno, que es el riesgo de la fenomenología husserliana. En cambio, el intelecto puede trascender el fenómeno y elevarse al mundo de la trascendencia: rechazo del fenomenismo kantiano y apertura a la metafísica.
----------Sigue expresando claramente el padre Jorge: "Las categorías de conocimiento más aptas para un ser o para una realidad son aquellas que permiten que el ser o la realidad se manifiesten tal cuales son. Esa es la verdad: captar y explicitar la manifestación del ser".
----------La realidad se manifiesta tal cual es, aunque pueda parecer diferentemente de como es. Y el intelecto por su parte capta, en las debidas condiciones, lo real tal como es; obviamente en línea de principio, porque el error siempre es posible, y es la "inadecuación" o la falta de "consonancia" entre el pensamiento y lo real. Aquí encontramos el eco de la tomista adaequatio intellectus et rei. El intelecto no sólo capta los fenómenos, sino también la cosa en sí tal como es: rechazo de la gnoseología kantiana.
----------E inmediatamente, intenta expresarse con más claridad: "Mi hipótesis es: los principios interpretativos de una realidad han de ser inspirados por la misma realidad, tal cual es. La realidad que es interpretada y la realidad de quien interpreta. Aquí vale, de algún modo, el ad modum recipientis, pero al revés: ad modum se develantis. Cada realidad tiene, en sí, su modo de develarse, que nace de las potencialidades mismas de ella. Se devela en consonancia a lo que es. Es 'ser', por supuesto, y se devela como 'ser', pero es 'ser tal', 'ser aquí', 'ser ahora', 'ser para'… y por tanto se devela como tal, aquí, ahora, para…".
----------Para el padre Jorge Bergoglio, la realidad tiene un modo propio de revelarse al sujeto, y el sujeto tiene un modo propio de percibir el dato real. Es la misma realidad la que sugiere al cognoscente el modo de abordarla cognoscitivamente. Una sana gnoseología debe tener bien clara la comprensión tanto de la realidad a interpretar como de la persona del intérprete.
   
Consonancia entre el pensamiento y el ser
   
----------El ser para Bergoglio no se capta inmediatamente, como para los ontologistas o como para la metafísica de Bontadini, sino que se capta en lo concreto. Y sólo a partir de lo concreto el intelecto puede elevarse al mundo del espíritu y de lo divino, como en la gnoseología aristotélico-tomista.
----------Sigue diciendo el padre Jorge: "La explicitación conceptual o simbólica de este develarse debe, pues, estar en consonancia con la realidad del ser. Por tanto: si hablo del ser en cuanto tal, objeto de la metafísica, o del esse ontológico, la crítica del conocimiento la he de confrontar con él. Si hablo de tal o cual ser, 'en situación', son precisamente las peculiaridades de ese ens las que han de inspirar, de alguna manera, las pautas de interpretación, las categorías, la hermenéutica".
----------El ser se capta mediante el concepto y no por experiencia, como cree Heidegger. Por "esse ontológico" supongo que Bergoglio entiende decir "ser real". La metafísica se construye partiendo de este o aquel ser, "en situación", y de aquí el intelecto se eleva y se expande a la comprensión del ser como tal.
----------"Consonancia entre la realidad en sí y la realidad como es conocida. Cuando hay disonancia no hay adecuación, y esto significa que la realidad no ha sido captada o su captación no ha sido explicitada. La consonancia de la que el sujeto que conoce tiene experiencia en sí mismo es, en este caso, el reflejo de la consonancia que hay entre la realidad en sí y la realidad conocida. Me explico: el cognoscente tiene experiencia directa de la consonancia que hay entre lo que aprehende y lo que expresa. En base a esta consonancia puede saber cuando se da la consonancia entre la realidad en sí y la realidad aprehendida".
----------"La expresión (en cualquiera de sus modos) es como un continente del contenido que es la realidad. La consonancia entre continente y contenido es un principio de hermenéutica de lo particular. Y es principio de hermenéutica de lo particular porque lo es también de lo universal: es el mismo esse quien marca las pautas de su posibilidad de ser captado".
----------El padre Jorge ve la realidad no como a veces se la suele ver, es decir, como contenido del continente o sea del concepto, sino como un continente del contenido, que sería el saber humano, la "expresión conceptual", para expresar el hecho de que la realidad sobrepasa ("rebasa" dice Bergoglio) lo que de ella nosotros captamos en el concepto. Si allí el concepto contiene intencionalmente lo real en la representación conceptual, aquí es lo real que contiene en su infinita vastedad el concepto como algo que lo real "supera" ("rebasa") en la mencionada infinita riqueza, que, en el límite, es Dios mismo.
----------Es lo real ya dispuesto por Dios, es el ser real, son las cosas, que se encargan, si sabemos escucharlas o mirarlas con amor, respeto y humildad, sin preconceptos ni prejuicios, y sin imponer a ellas nuestro ideas, de hacernos entender con qué método, con qué enfoque, por qué camino deben ser enfrentadas o abordadas o indagadas para ser por nosotros conocidas y comprendidas, son ellas las que nos piden ser interpretadas para poder captarlas tal como son, porque nosotros a nuestra vez podemos ser proporcionados o en consonancia con su modo de ser y de manifestarse y con su nivel ontológico.
----------Bergoglio representa el confrontarse del cognoscente con la realidad sobre el modelo de un diálogo entre dos personas. El cognoscente habla a lo real proponiéndole el concepto que se hace de él y preguntándole si él se adapta, si lo real lo acepta. Lo real, por su parte, responde al cognoscente, le pide entrar en consonancia con él, le manifiesta cómo desea ser tratado a fin de que el cognoscente lo conozca verdaderamente.
----------De este modo, el padre Jorge sostiene que para alcanzar la verdad en metafísica como en cualquier otro conocimiento, nuestra mente debe actuar o implementar con lo real una doble consonancia similar al diálogo entre dos personas: una consonancia ontológica y una consonancia intencional, que es aquella propiamente cognoscitiva. La primera es el presupuesto de la segunda. La una está hecha para la otra para que sujeto y objeto devengan, se podría decir bíblicamente, "una sola carne".
----------La primera es la valoración del hecho de que Dios ha puesto una semejanza, una conveniencia, una proporción, una correspondencia, una armonía, una posibilidad de encuentro ligada al ejercicio del amor, entre nuestra mente y la realidad, dado que Él las ha creado precisamente con esta intención.
----------La segunda es dada por la representación conceptual como similitud inmaterial del objeto representado. Al mismo tiempo, se debe tener presente que el acto cognoscitivo implica una identidad intencional entre el intelecto y la cosa conocida, según el adagio aristotélico retomado por santo Tomás, intellectus in actu est intellectum in actu: el intelecto en acto es lo entendido en acto. Obviamente se trata de una identidad sólo inmaterial y no ontológica, de lo contrario caeríamos en el idealismo, que identifica la idea con la realidad.
----------Si, por lo tanto, lo que está en el intelecto no fuera aquello mismo que está afuera, es decir, la cosa real, el intelecto tomaría gatos por liebres, y la verdad del conocer sería imposible. Pero está claro, como dice Aristóteles, que "no es la piedra lo que está en el alma, sino la imagen de la piedra". He aquí la distinción entre pensamiento y ser, idea y realidad.
----------La comprensión de todo esto, naturalmente, es posible sólo por parte de una metafísica que comprenda que esta doble consonancia, ontológico-gnoseológica, supone la analogía del ser y, por tanto, la necesidad de poseer una noción analógica y no sólo unívoca del ser.

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