domingo, 8 de agosto de 2021

Traditionis custodes (9/9) Los frutos de Summorum pontificum

¿Ha servido de algo el motu proprio Summorum pontificum del papa Benedicto XVI? ¿Es posible dar a esa pregunta una respuesta objetiva, alejada de los extremismos que hoy dividen a muchos en la Iglesia?

La evaluación de los frutos del motu proprio Summorum pontificum
   
----------Algunos de los abusos de los progresistas al uso del novus ordo fueron mencionados en mi nota de ayer, subrayando también la débil reacción de los Papas y sobre todo la negligencia de los Obispos en corregir las deformaciones del uso del nuevo Misal de san Paulo VI. Hoy, en cambio, comenzaré por referirme a los abusos tradicionalistas en el uso del vetus ordo, la posibilidad de los cuales fue prevista por el papa Benedicto XVI. De hecho, a tan solo tres años después de la promulgación de Summorum pontificum, el papa Ratzinger decide invitar a los obispos a una evaluación de la aplicación de su motu proprio.
----------Sin duda, hacia 2010, Benedicto ya sabía que algo no estaba saliendo bien con su generosa decisión de liberar el uso del Misal de 1962 del papa san Juan XXIII. Mucho más clara está la situación tras una década. De ahí la decisión del papa Francisco el año pasado, de someter a evaluación los frutos del famoso motu proprio de su predecesor: "A raíz de la iniciativa de mi venerado predecesor Benedicto XVI de invitar a los obispos a una evaluación de la aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum, tres años después de su publicación, la Congregación para la Doctrina de la Fe llevó a cabo una amplia consulta a los obispos en 2020, cuyos resultados fueron considerados a la luz de la experiencia adquirida en estos años".
----------Ciertamente, las preguntas debían ser formuladas, y ellas merecían respuestas francas y objetivas. ¿En realidad, se estaban cumpliendo los objetivos de Summorum pontificum, o los problemas que había intentado solucionar se agravaban? ¿Se había logrado promover con esa medida la concordia y la unidad en la Iglesia como había querido el papa Benedicto? ¿Se lograba con Summorum pontificum facilitar la comunión eclesial a aquellos católicos que se sentían vinculados a formas litúrgicas anteriores al novus ordo? E incluso era legítimo preguntarse aún más, yendo aún más al pasado: ¿se estaba promoviendo la unidad eclesial con las anteriores medidas de Juan Pablo II relativas a la comisión Ecclesia Dei? ¿Valió la pena? La magnánima norma del papa Benedicto, que ha estado vigente por solo catorce años, ¿mereció la pena?
----------Probablemente se le ha pedido al motu proprio de Benedicto XVI más de lo que se pretendía con él. Indudablemente Summorum pontificum fue muy útil en varios aspectos importantes, y cumplió modestamente su función. Subrayo sobre todo uno de sus frutos: muchos fieles que permanecían ignorando el antiguo patrimonio litúrgico pudieron conocerlo, y en gran medida esto redituó en un enriquecimiento en la forma de celebrar el novus ordo, tanto en los sacerdotes celebrantes como en aquellos laicos más comprometidos con la activa participación en la liturgia, siempre pedida por la Iglesia. Pero estoy convencido de que uno de los motivos por los cuales ciertos sectores tradicionalistas han reaccionado mal ante el motu proprio Traditionis custodes es el de haberle pedido a Summorum pontificum lo que no pretendía su legislador.
----------De hecho, el papa Benedicto XVI, en la Carta que acompañaba a la ley promulgada en 2007, declaraba que el objetivo de Summorum pontificum era "llegar a una reconciliación interna en el seno de la Iglesia", citando expresamente al "movimiento guiado por el obispo Lefebvre, en el que la fidelidad al Misal antiguo llegó a ser un signo distintivo externo". Eran años en que el Papa se prodigaba en gestos de paciencia y generosidad para con los lefebvrianos, los cuales, como se recordará, no tardaron en morder la mano que con magnanimidad se les extendía. Pero Benedicto sintió que era su deber. De hecho, en aquella Carta a los Obispos, recordaba que "mirando al pasado, a las divisiones que a lo largo de los siglos han desgarrado el Cuerpo de Cristo, se tiene continuamente la impresión de que en momentos críticos en los que la división estaba naciendo, no se ha hecho lo suficiente por parte de los responsables de la Iglesia para conservar o conquistar la reconciliación y la unidad; se tiene la impresión de que las omisiones de la Iglesia han tenido su parte de culpa en el hecho de que estas divisiones hayan podido consolidarse".
----------Si bien se mira, los motivos del papa Benedicto al promulgar Summorum pontificum eran más bien modestos. Tan sólo basta recordar su condición de consumado teólogo, uno de los más grandes de nuestro tiempo, para darse cuenta que no podía pasar por su mente la pretensión de que con una simple ley se pudiera dar solución a una herida tan grave como la herejía y el cisma lefebvrianos.
----------Por el contrario, no han faltado en estos años quienes han pretendido darle a Summorum pontificum otros fines: comenzando por aquellos más radicales, que consideraban poco menos que el motu proprio de Benedicto era el primer paso de una especie de restauración, pero en el sentido de retorno al pasado, una supuesta reconquista de la Iglesia frente a los enemigos que se habían infiltrado, y que tal restauración comenzaba por la vuelta al usus antiquior de la liturgia; hasta aquellos otros más moderados que intentaban constituirse en enclaves o grupos aislados de los demás católicos de rito latino, caracterizados por el uso de lo que Benedicto llamó forma extraordinaria del rito romano, albergando la esperanza no del todo formalmente expresada de que esto daría lugar a un nuevo rito en la Iglesia latina.
----------Por supuesto, las reacciones a Traditionis custodes han sido a veces feroces por parte de los sectores más extremos del abusivo tradicionalismo. Pero no comprendo del todo esas críticas. Quiero decir, las comprendo si solo tomo en cuenta el origen de las críticas opositoras, pues se trata de personas obstinadas, cerradas a cualquier posibilidad de razonar con sentido común, como que están con su intelecto inficionado por el veneno de una ideología que ha enraizado en ellos ya por un par de generaciones, en estos cincuenta años. Pero no las comprendo en su ilógica, pues estos tradicionalistas manifiestan su rechazo como si hubiera una traición del papa Francisco al sentido de Summorum pontificum. Pero nada de eso aparece en el tenor literal de Traditionis custodes ni tampoco en la Carta que la acompaña. Como he dicho antes, mi impresión es que se autocrearon unas expectativas que no están fundamentadas en Summorum pontificum.
----------Tal como he tratado de exponer en esta serie de notas, veo una clara continuidad entre Summorum pontificum y Traditionis custodes. Como declara en su decreto el papa Francisco, al explicitar antes del articulado su motivación, se pretende "proseguir aún más en la búsqueda constante de la comunión eclesial". Vale la pena recordar la precisa motivación que anima al Santo Padre, indicada en la Carta que acompaña a su motu proprio, después de reconocer el deseo de Benedicto XVI de recomponer la unidad de la Iglesia mediante la promulgación de su ley del 2007, constata que esta norma "ha sido aprovechada para aumentar las distancias, endurecer las diferencias y construir oposiciones que hieren a la Iglesia y dificultan su progreso, exponiéndola al riesgo de la división", y además que "es cada vez más evidente en las palabras y actitudes de muchos que existe una estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que ellos consideran la verdadera Iglesia", afirmación ésta que cualquiera puede comprobar visitando los foros ultratradicionalistas (si tiene estómago para soportar la arrogancia y el odio que destilan).
----------En conclusión, la reciente decisión del papa Francisco, es coherente con la intención de Benedicto XVI, tiene en cuenta la evolución de los hechos que se han sucedido desde 2007, y aplica los mismos principios de Summorum pontificum. Y dicho esto, nuevamente la pregunta: ¿valió la pena Summorum pontificum? Mi respuesta es afirmativa, aparte de lo que cada cual piense a nivel teórico de la medida pastoral de hace catorce años. De hecho, estos días también están a la vista los frutos de Summorum pontificum precisamente en el hecho de que los fieles arraigados al vetus ordo que ponen en primer lugar la comunión en la Iglesia, han aceptado Traditionis custodes, acaso con dolor, pero también con gran mérito personal, que Dios tendrá en cuenta. En cuanto a los otros, a los obstinados y recalcitrantes, arraigados en un pasado que no volverá, manifiestan la realidad de lo que el propio Benedicto XVI declaraba en su Carta a los Obispos en el 2007: "las razones de la ruptura que de aquí nacía se encontraban más en profundidad". Las causas de una eventual profundización del cisma, por lo tanto, no se deben buscar en Traditionis custodes, sino en un problema de fondo anterior a Traditionis custodes y a Summorum pontificum. Ambos decretos han sido y son útiles, y cumplieron y cumplen su función: poner en evidencia que la naturaleza del problema es doctrinal, no litúrgico. En definitiva, el papa Francisco, hombre tan reacio a hablar de dogmas y de herejías, sin embargo, no hace más que revelar que de lo que aquí se trata es de la herejía de quienes no aceptan el novus ordo.
   
Los abusos tradicionalistas en el uso del vetus ordo
   
----------Cuando fue promulgado Summorum pontificum, hacía ya tiempo que la Iglesia venía viviendo una profunda crisis general, cuyas raíces son una crisis doctrinal generadora de una crisis de fe, de la cual toma vida una grave crisis moral en el seno del clero. Y el caso es que en el contexto de esa delicada crisis general se viene a instalar un nuevo problema: la paradoja de aquellos que ahora podían celebrar libremente la Misa vetus ordo, pero usándola como instrumento de lucha contra la reforma litúrgica y contra un entero Concilio de la Iglesia. De pronto, muchos de aquellos que participan en la Misa vetus ordo no pierden ocasión de afirmar, como desde hacía cincuenta años lo venían haciendo los cismáticos lefebvrianos, que el Misal del papa san Paulo VI es semi-protestante; y no faltan aquellos que, recurriendo a revelaciones privadas, comienzan a decir que "Cristo está airado por esta extraña Misa", basados en las visiones de la beata Ana Catalina Emerick: "yo luego he visto una extraña Misa", señalando a la Misa nacida de la reforma litúrgica; e incluso se animan también ellos a profetizar: "las cosas retornarán a su cauce cuando sea abolido el Misal protestante de Paulo VI que ha destruido la liturgia". Basta dar una vuelta por las redes sociales y los blogs tradicionalistas (claro que si hay estómago y aguante, repito) para tener la evidencia de estos delirios.
----------Otra solemne necedad es la de quienes afirman que aquello contenido en el Misal de san Pío V es "la Misa de siempre". De hecho, en estos alocados años no me he privado de escuchar a alguno decir: "yo voy a la Misa de siempre, porque ella es la única verdadera y válida Misa, que nunca podrá cambiar". Ahora bien, el concepto de "misa de siempre" no merece ser aclarado, se desmonta por sí mismo. Pues bien, de todos modos, para aquellos que no saben, no pueden o no quieren ver la realidad tal como es, me inclino a sus necesidades, y entonces les digo: pongamos por hipótesis que el Misal tridentino contiene la "intocable Misa de siempre". Pero el caso es que este Misal fue dado a la Iglesia recién en el año 1570.
----------¿Y entonces qué sucedía antes? ¿Qué se venía celebrando durante los quince siglos anteriores? ¿O es que alguno piensa todavía que el santo apóstol Pedro vuelto coram Deo se inclinó a las gradas del altar recitando "et introibo ad altare Dei" acompañado de diáconos en dalmática y presbíteros asistentes, celebrando la liturgia en un latín impecable? ¿Recuerdan acaso que Pedro, el primer Papa, era el pescador galilelo? ¿Acaso el Espíritu Santo el día de Pentecostés, también le concedió con su carisma petrino el don de conocer las rúbricas del Misal de Pío V y cumplirlas fidelísimamente? A quien pensara esto, me animo sugerirle viajar a Hollywood y presentar currículo para guionista de films de ciencia ficción; seguro que lo contratan.
----------Lo que san Pío V dio a la Iglesia es ante todo un Misal universal, porque en esa época existían demasiados ritos; baste decir que cada familia religiosa había creado un rito propio, hasta el extremo de que el rito de la Misa variaba en su forma de una abadía a otra abadía de la misma congregación religiosa. Quien afirme hoy que san Pío V diera aquel rito sancionando que debiera ser inmutable por los siglos de los siglos, está diciendo algo absolutamente absurdo, porque desde 1570 hasta 1962 ese misal supuestamente "sempiterno", conteniendo la intocable "misa de siempre", fue modificado dieciocho veces. Sin embargo el gigantesco absurdo del "intocable Misal de san Pío V que jamás puede ser abrogado, pues ha sido establecido a perpetuidad" es entendido en el peor de los sentidos por todos los Marcel Lefebvre, los Carlo Maria Vigano, los Athanasius Schneider, los Roberto de Mattei, llegando incluso hasta los bajos confines de los Peter Kwasniewski o de los blogueros argentinos que como aquel canalla Sofanor Sanabria de los cuentos del padre Leonardo Castellani, no se detienen en calumnias y gatuperíos echados al viento con tal de propalar sus mentiras.
----------Creo ya haber aclarado en notas anteriores y en respuestas a preguntas del foro, que difundir conceptos del tipo "la Misa de siempre inmutable por siglos y siglos", quiere decir expresarse y actuar ad absurdum. Se equivocan gravemente los nostálgicos de cualquier cosa que nunca han visto ni menos vivido, creándose mentalmente un pasado que jamás ha existido. Se equivocan, pensando que ciertos problemas se resuelvan retornando al pasado, porque se resuelven yendo hacia adelante, conscientes de que Nuestro Señor Jesucristo junto a los discípulos a lo largo del camino de Emaús caminó hacia adelante, no hacia atrás, hacia el futuro, no hacia atrás, a un fantasioso estado inmóvil e inmutable.
----------Lo que frecuentemente ocurre es que muchas personas, cuando no son capaces de vivir y de afrontar el presente con sus exigencias, se inventan un pasado que nunca jamás ha existido, y de ese modo se encarcelan en su interior, y pasan su vida respirando en una burbuja, como si quien viviera en la "ciudad museo" de Oxford, mantenida así a tales propósitos turísticos por las autoridades británicas, creyera estar viviendo en el medioevo o en la época victoriana. He aquí entonces, que existen grupos y sectas de los así llamados impropiamente tradicionalistas que difunden la falsa idea de que antes, con el viejo rito, todo era puro, místico, espiritual, sacro, adorante, celestial... Pero también en este caso, ¿qué había en realidad?...
----------Mientras estaba en uso el "Misal santísimo de la Misa de siempre, inmutable por los siglos de los siglos", existían abusos litúrgicos que empalidecen los de los actuales grupos neocatecumenales más desorbitados. Por ejemplo, en aquel "pasado maravilloso que no debe jamás pasar", existían sacerdotes que en 8 ó 10 minutos celebraban la Misa de feria, cosa imposible de hacer. ¿Y cómo ha podido suceder eso? Muy simple: los gorigoris o zumbidos de abejas eran absolutamente literales, y así, si enteras partes del Misal debían recitarse a voz baja por el celebrante, muchos sacerdotes se las saltaban por entero, más o menos así: "...zzz zzz zzz zzz ...per Christum Dominum nostrum". Así que ése era aquel "tiempo místico, espiritual, adorante...". Un absurdo. Y sin embargo, todavía hay quienes se creen cuentos chinos que ya ni en China se los creen. De hecho, una Misa de la feria, dignamente celebrada con el misal de san Pío V no puede durar menos de 30/35 minutos. ¿Quien lo asegura? El texto del misal. Bastaría tomarlo y leerlo, para descubrir que es imposible hacerlo en 8/10 minutos, sino corriendo, saltándose las partes en voz baja, y comiéndose las partes de la lectura. ¿Así que "antes era todo sacral, místico, adorante, espiritual"? "A mi, con la piolita", como decía Castellani.
----------Otra necedad frecuentemente ventilada en ambientes tradicionalistas es afirmar que (y cito la frase de un Sofanor Sanabria argentino) "la recitación a voz alta de la plegaria eucarística ha sido una desacralización del misal protestántico de Paulo VI que ha destruido la Santa Misa". De hecho, esto es lo que afirman muchos de aquellos que se habían rebautizado estos últimos años como "el pueblo del Summorum pontificum". Pues bien, ¿qué podemos decir a esa otra tontería? Si la ignorancia se midiese en papel moneda de uso legal, estos tales serían multimillonarios. La verdad histórica es bastante más banal y profana que los delirios místicos de los que viven en su burbuja idealista: la recitación a voz baja de ciertos textos del misal de san Pío V, fue impuesta para evitar que el pueblo, que ya conocía de memoria todas las partes de la liturgia, las recitase en alta voz con el celebrante. Para eso fue impuesta la recitación en voz baja, no para otra cosa.
----------Pasemos ahora al discurso doliente, repetido en estos últimos días, de los seminaristas y sacerdotes sedicentes tradicionalistas. El 30 de mayo de 2017, la asamblea plenaria de la Congregación para el Clero, discutiendo sobre este problema, expresaba por boca de su entonces prefecto, el cardenal Beniamino Stella: "como integración a los varios aspectos de la formación ya tratados en relación a la ratio, deseo subrayar también la situación de los seminaristas tradicionalistas que no poca dificultad crean a los formadores primero y a los obispos después, tras la ordenación. Un tema que debería ser objeto de atento discernimiento es, por consiguiente, el de la rigidez, de la fijación sobre una imagen de Iglesia precedente, más bien fijada sobre la apariencia y sobre la exterioridad, frecuentemente visible especialmente en el ámbito litúrgico. Esto nos puede revelar personalidades narcisistas y vanidosas, más bien propensas a huir de las responsabilidades pastorales reales para refugiarse en el intimismo y en las formas de un pasado que no han vivido y que no pertenece a su vida real". No hace falta decir que, a causa de ese crudo análisis de la situación, el cardenal Beniamino Stella, fue insultado por muchos miembros del "pueblo del Summorum pontificum".
----------En lo que a mi respecta, mi impresión es que el Cardenal, con su análisis de hace cuatro años, expresaba una verdad que para muchos de nosotros es conocida. En efecto, a la inversa de ciertos miembros del "pueblo del Summorum pontificum", cuando la situación del clero es conocida y vivida desde dentro, se puede confirmar que esos sacerdotes indicados por el prefecto de la Congregación para el Clero, son tal y cual como él los ha descripto: enamorados de un pasado que nunca han vivido y que está totalmente avulsionado, alejado, de su propia vida y de su propia existencia. Por supuesto no me estoy refiriendo aquí a los sacerdotes de la FSSPX que llevan cincuenta años formándose para vivir en una burbuja que nada tiene que ver con el mundo real; sino que me refiero a aquellos sacerdotes católicos que desde el 2007 han abrazado de improviso el misal de san Pío V y se han vuelto líderes del llamado "pueblo del Summorum pontificum".
----------Un sacerdote de treinta años que de golpe y porrazo se pone a hacer de tradicionalista tridentino ¿de dónde saca la formación y la cultura indispensables para celebrar con el vetus ordo Missae? Lo digo claro: un sacerdote que quisiera celebrar dignamente con el misal de san Pío V, debería estudiar por años y años la estructura del rito, su sentido teológico en el estado al que la teología había llegado en aquella época, con sus claroscuros, y su evolución en los siglos, porque ese rito se ubica en una dimensión eclesial y pastoral que hoy ya no existe, pues el grado de conocimiento que hoy la Iglesia tiene de la lex orandi divina (primer sentido enunciado) que es lex credendi tan actual como inmutable, es bien distinto al del siglo XVI o al de 1962. Si ese sacerdote no está munido de esos conocimientos, caerá en un grotesco peor de aquel grotesco de ciertos sacerdotes que hacen bufonerías celebrando con el novus ordo Missae.
----------En otras palabras: el joven sacerdote recién ordenado, salido de alguno de nuestros seminarios donde los cantos litúrgicos son acompañados por guitarreadas y tamboriles, que de golpe decide, por un proceso psicológico reactivo, meterse a hacer de tridentino, no es más que un personaje ridículo circundado de fieles embriagados de aquella celebración exótica, incapaces de comprender la imagen estrafalaria de un joven sacerdote que, habiendo nacido sobre la tierra, ha decidido sin embargo vivir sobre la luna, y respirar en una burbuja de aire acondicionado como la de los astronautas.
----------Otro lastimoso lloriqueo de los actuales dolientes: el latín; precisamente ese mismo latín que agrada terriblemente a quien no lo conoce. Y eso está muy claro para quienes entre nosotros conocemos la lengua latina, su estructura, y la historia del precedente rito; pues el sacerdote que no conoce el latín tropieza en la lectura de la primera colecta. Primero, quien celebra debe comprender lo que lee. Segundo, quien no comprende no puede evitar ciertos errores. Incluso quien conoce el latín puede equivocarse en palabras y acentos, y a mí me ha ocurrido muchas veces, y del mismo modo para quien hablando perfectamente la lengua española, leyendo, puede equivocarse palabras, y a mí me ha sucedido también muchas veces. Pero el error involuntario es diferente de los errores de quien se equivoca porque no sabe precisamente articular las frases en la lectura del latín. Agrade o no agrade, sea a nivel de clero sea a nivel de comunes fieles, el grueso del glorioso "pueblo del Summorum pontificum" está constituido por esta clase de personas.
----------Nadie duda que las misas vetus ordo son frecuentadas también por buenos jóvenes a la búsqueda de una Misa que no sea el conocido show de un sacerdote extravagante y egocéntrico. Pero también puedo decir que cuando estos jóvenes encuentran sacerdotes que con el novus ordo celebran la Misa con devoción y respeto al sagrado rito, ninguno de ellos ha replicado "¡No, yo no participo en la Misa protestántica de Paulo VI celebrada con el Misal inventado por aquel masón de Annibale Bugnini!". Por el contrario, han alabado a Dios por haber encontrado un sacerdote que celebra con devoción el sacrificio eucarístico con el misal de san Paulo VI, un misal que no es perfecto, como no lo era el de san Pío V, muchas veces modificado y adaptado a las nuevas exigencias pastorales, desde el período inmediatamente subsiguiente al 1570 hasta el 1962.
----------La liturgia en cuanto institución divina, en cuanto lex orandi instituida por Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena, es inmutable y también lex credendi o lugar teológico seguro; pero la liturgia en cuanto lex orandi o forma ritual histórica concreta, es de institución humana, eclesiástica, y en cuanto tal es viva, y la vida no es arqueología. Por lo tanto, tenemos necesidad de una reforma de la reforma que lleve y refiera a la Sagrada Liturgia a su esencia universal, tanto en el primer sentido como en el segundo sentido de lex orandi.
----------En efecto, lo que parece haber quedado claro en esta última década es que ciertos problemas en la Iglesia no se resuelven sin embargo ofreciendo un arma de lucha a sujetos que han considerado el motu proprio Summorum pontificum más importante que el dogma de la encarnación del Verbo de Dios, solo para despreciar el Misal de Paulo VI o la entera reforma litúrgica o el entero Concilio Vaticano II. El Santo Padre, con su motu proprio Traditionis custodes ha dado un primer paso: declarar como única lex orandi de la Iglesia (lex orandi en sl segundo sentido, es decir, como ley eclesiástica), hoy por hoy, el novus ordo; sin por ello negar la posibilidad de celebración de la Misa según el vetus ordo, con las debidas condiciones según lo determine cada Obispo en su diócesis. De los buenos católicos depende que, arraigados como pueden estar al vetus ordo, den prueba de que no tienen intención de abusar de él, como tantos han abusado en estos últimos años, reconociendo la plena validez del novus ordo, sin negar la reforma litúrgica del Concilio, y sin negar el magisterio del Concilio y de los Papas del postconcilio, en perfecta continuidad y fidelidad al magisterio precedente.

2 comentarios:

  1. [...] "...Tenemos un Papa que confunde el sentido de las Sagradas Escrituras..." [...].

    [Mensaje moderado, publicado a las 12:30]

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    1. Estimado Sacerdos quidam,
      si deseas hacer alguna pregunta sobre el tema del artículo publicado, o plantear alguna duda al respecto, o sostener respetuoso disenso sobre el tema, entonces tu comentario será publicado, como otros, en su totalidad.
      Respecto a tu apreciación: [...] "...Tenemos un Papa que confunde el sentido de las Sagradas Escrituras..." [...].
      Ten en cuenta que el Romano Pontífice no puede "confundir el sentido de las Sagradas Escrituras" como tú dices, cuando predica la Palabra de Dios, es decir, cuando actúa como Maestro en materia de Fe y moral. Pensar conscientemente lo contrario es precisamente un error contra la Fe.

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