viernes, 13 de agosto de 2021

De giros epocales y puntos de inflexión (2) La doctrina de Santo Tomás de Aquino y el programa del papa Francisco

Finalicemos la reflexión iniciada en la nota de ayer, que concluiremos con algunas pistas que nos pueden iluminar acerca de cuál es el programa del papa Francisco. Recordemos que nosotros, en cuanto fieles católicos, necesitamos dos cosas para tener una correcta actitud respecto al Santo Padre: 1) conocer exactamente el programa de su pontificado, para poder ayudarlo según nuestras posibilidades; y 2) conocer las necesidades de la Iglesia, para compensar las carencias del Papa al respecto.

----------Estimo conveniente, antes de seguir adelante con el tema iniciado ayer, explicar al lector lego en filosofía, en qué sentido se diferencia la filosofía de Aristóteles de la de Platón o, en otros términos, cuáles han sido las tesis platónicas corregidas por Aristóteles. Enumero así, a continuación, un elenco de ocho tesis platónicas fuertemente modificadas por la filosofía aristotélica, y que inciden directamente en materia de fe, por su conexión racional con el dato de fe. A partir del esclarecimiento de estas diferencias, se comprenderá por qué razón debe llamarse un verdadero giro epocal o punto de inflexión el producido en el Magisterio de la Iglesia en el siglo XIII al haber adoptado la filosofía aristotélica, a través de la obra de interpretación realizada por santo Tomás de Aquino, para acceder a un mejor conocimiento de la divina Revelación.
    
Tesis platónicas corregidas por Aristóteles
   
----------1. El hombre no es un espíritu preexistente al cuerpo, espíritu que guía un cuerpo, sino que es una única sustancia personal compuesta de alma y cuerpo, es un animal racional, por lo cual el alma no es una sustancia espiritual separada de una sustancia corpórea, sino que es forma sustancial del cuerpo.
----------2. El conocimiento no es la reminiscencia conceptual de una precognición teológica global inmediata e intuitiva, no conceptual y originaria, perdida a causa de una caída precedente a la infusión del alma en el cuerpo, por la cual el alma ha sido castigada al caer en un cuerpo, que es cárcel del alma, sino que el conocimiento es una actividad intelectual, la cual, partiendo de la experiencia sensible de las realidades corpóreas externas, captando por abstracción de lo concreto su esencia universal, se eleva aplicando por analogía el principio de causalidad al conocimiento de la existencia de la causa primera y captando abstractamente la esencia de la naturaleza humana y su fin último, formula la ley moral natural universal e inmutable.
----------3. Nuestro propio cuerpo y los cuerpos materiales externos no son principio de ilusión y fuerzas tentadoras al pecado, sino fuentes de verdad y medios de la virtud. Los cuerpos son de por sí entes reales, buenos e inteligibles, verdaderamente cognoscibles por medio de la física o ciencia experimental, la cual es el punto de partida que permite al intelecto humano, abstrayendo del mundo físico material, elevarse al conocimiento analógico del ente en cuanto ente, es decir, de la metafísica.
----------4. El intelecto humano es ciertamente superior a la razón humana, pero es imposible elevarse a la intuición y contemplación del fin último y del sumo bien, y es imposible regular la acción moral si no es aplicando mediante el razonamiento prudencial, la ley moral al caso concreto, por lo tanto, sin hacer en ambos casos uso del silogismo, vale decir del razonamiento, siempre regulado por las leyes de la lógica.
----------5. El alma es en verdad espiritual e inmortal y capaz de contemplar la verdad absoluta, pero ella arriba a la felicidad, a la libertad y a la salvación no liberándose del cuerpo, sino al contrario ejercitando las virtudes de la templanza y de la fortaleza, las cuales, aunque guiadas por el alma, están sujetadas en el cuerpo.
----------6. La justicia en el ámbito económico y en el ámbito político no consiste en la comunión social de los bienes y de las mujeres, sino que consiste en la democracia, en el servicio al bien común, en el uso social de la propiedad privada y en la edificación de la comunidad familiar.
----------7. El sexo masculino y femenino no son consecuencias de la caída originaria del estado de pura espiritualidad, sino partes esenciales de la naturaleza humana indispensables para su felicidad.
----------8. El camino moral del hombre no consiste en el retornar a un estado originario de feliz unión con Dios, sino en el progresivo ejercicio del conocimiento y de la virtud partiendo de un inicio de total ignorancia y de la sola inclinación a la virtud. El hombre no vuelve a ser lo que era al inicio, sino que alcanza un bien superior a aquel que poseía al inicio. No retorna al cielo después de estar caído en la tierra, sino que va al cielo sin haber estado nunca allí. Y para ascender al cielo no tiene necesidad de abandonar la tierra, sino de volverla celestial.
   
Tentativas de retornar a Platón
   
----------La innovación operada por santo Tomás de Aquino, quien comenzó a sustituir a Platón por Aristóteles en la interpretación del dato revelado, suscitó una fuerte oposición e incomprensiones y escándalo en muchos intelectuales de París, sobre todo entre los Franciscanos, los Agustinianos, los Cistercienses y el clero secular, porque hasta ese entonces se consideraba que el príncipe de los teólogos era san Agustín, por lo cual ellos entendían que querer optar por Aristóteles sustituyendo al Platón tan admirado por san Agustín, no podía dejar de tener el sabor de una falta de respeto hacia Agustín.
----------Tomás lo había entendido muy bien y por eso, siendo él mismo un gran admirador de Agustín, cuando tiene que enfrentarse a algunas de sus doctrinas discutibles en el campo de la gnoseología, de la antropología o de la ética, procede con suma cautela, esforzándose por dar interpretaciones benévolas. Pero esto en un primer momento no fue suficiente para evitar  oposiciones e incluso algunas condenas eclesiásticas locales, como la de Étienne Tempier [1210-1279], el arzobispo de París, y su cofrade dominico Robert Kilwardby [1215-1279], arzobispo de Canterbury, después de su muerte. Pero ya a tiempo Tomás, apoyado por sus cofrades de la Orden de Predicadores, fue aprobado por el papa Gregorio IX [1227-1241].
----------Sin embargo, no todos entre los teólogos aceptaron la reforma tomista. Ella permaneció y sigue siendo hasta el día de hoy un tropiezo y una piedra de escándalo para muchos, que no se resignan a abandonar los errores de Platón y aceptar las correcciones de Aristóteles.
----------La Iglesia siempre ha sido y es magnánima en tolerar este defecto, sobre todo si el teólogo es santo, como ha sucedido con san Anselmo de Canterbury [1033-1109], san Buenaventura [1221-1274], el beato Juan Duns Scoto [1266-1308] y el beato Antonio Rosmini [1797-1855]. Pero cuando los errores de Platón mostraron en modo evidente su peligrosidad, la Iglesia no ha dejado de condenar, como fue el caso de Pedro Abelardo [1079-1142], Eckhart de Hochheim [1260-1328], Juan Wycleff [1320-1384], Martín Lutero [1483-1546], Miguel Baio [1513-1589], René Descartes [1596-1650], Miguel de Molinos [1628-1696], Cornelio Jansenio [1585-1638], François Fénelon [1651-1715], Immanuel Kant [1724-1804], el panteísmo alemán del siglo XIX, los ontologistas, los sobrenaturalistas de la "théologie nouvelle" del siglo pasado y los modernistas.
----------Es cierto, sin embargo, que la Iglesia también ha intervenido en la condena de errores, de los que se podría tomar como pretexto a Aristóteles, como el empirismo de Guillermo de Ockham [1285-1347], el materialismo de Bernardino Telesio [1509-1588], el antropocentrismo del Renacimiento, la falsa psicología de Pietro Pomponazzi [1462-1525], el sensismo de Tommaso Campanella [1568-1639], el cosmocentrismo de Giordano Bruno [1548-1600], el materialismo ateo de Karl Marx [1818-1883], el naturalismo masónico, el evolucionismo de Teilhard de Chardin [1881-1955], algunos de los cuales autores, como por ejemplo Ockham, Pomponazzi y Marx, se decían abiertamente admiradores de Aristóteles. Y el propio Tomás no deja de corregir los errores de Aristóteles en cosmología, en antropología, en la ética y en teología.
----------Particularmente significativa, entre estas tentativas de rebelión contra el aristotelismo tomista, fue la de Lutero, en nombre de un agustinismo extremizado, curiosamente contaminado por el individualismo empirista y voluntarista de Ockham. Si llamamos movimientos reaccionarios a aquellos que en nombre de un pasado superado se oponen a lo más avanzado o en nombre de lo bueno se oponen a lo mejor, es necesario decir que el movimiento suscitado por Lutero, más que una reforma, fue un movimiento reaccionario.
----------Lo mismo dígase de la llamada "filosofía moderna" de Descartes, quien, reemplazando por su cogito al realismo gnoseológico y metafísico de Aristóteles, no sólo retorna al idealismo platónico, sino que lo empeora, pues al menos la Idea en Platón es una realidad objetiva externa, que en cambio en Descartes es una idea a priori de la mente, de modo que Dios, en lugar de ser realidad objetiva externa demostrada por causalidad a partir de la experiencia sensible, se convertirá en nada más que, como explicitará Kant, una "Idea de la Razón" y de esa manera se abrirá camino al idealismo panteísta de Georg Hegel [1770-1831].
----------De todos modos, no se puede negar que ha existido en la historia del tomismo un excesivo peso del aristotelismo, que ha llegado incluso a obstaculizar más que a favorecer una correcta interpretación de la Sagrada Escritura. Notabilísimo testimonio de esto es la famosísima historia del proceso a Galileo Galilei [1564-1642]. Ha sido Jacques Maritain quien ha señalado acertadamente que el propio Aristóteles, seguido de santo Tomás de Aquino, si por una parte muestra la posibilidad de la física como ciencia contra la doxa platónica, por otra parte destaca que una de las tareas de la física es el sozein ta fainòmena, el "salvar los fenómenos", es decir, cuando no es posible dar una demostración apodíctica, formular al menos una explicación hipotética revisable, que tenga en cuenta la objetividad del fenómeno de experimentación probado.
----------Tanto Galileo como sus jueces no fueron capaces de relativizar sus respectivas opiniones. Los jueces habrían debido entender que el famoso "y el sol se detuvo" (Jos 10,13) no debía tomarse a la letra, sino solo como un modo de decir para expresar la continuación de la batalla hasta altas horas de la noche, porque de lo contrario hubiera sido un milagro absurdo. Galileo, por su parte, no habría debido afirmarse en su opinión, que en realidad no estaba demostrada, por lo cual habría hecho bien en escuchar el consejo del cardenal Roberto Belarmino [1542-1621], de presentarla como una simple hipótesis, sin pretender negar la veracidad del relato bíblico. Así sucedió que si por una parte un concepto fetichista de la inerrancia bíblica bajo la influencia de la autoridad de Aristóteles volvía ciegos a los jueces de Galileo, por la otra parte, Galileo se mostraba presuntuoso al querer dar por cierto aquello de lo cual no podía demostrar la certeza. Todo este drama es narrado y examinado con óptimo sentido crítico por Maritain en su libro Filosofía de la naturaleza, donde el gran filósofo tomista aprovecha la ocasión para distinguir la filosofía de la naturaleza, como ciencia apodíctica introductoria a la metafísica, de la física experimental como ciencia de los fenómenos físicos, sujeta a la elaboración de explicaciones hipotéticas, revisables o refutables por la aparición de nuevas experiencias o por la posibilidad de elaborar mejores teorías para la explicación de los mismos fenómenos.
   
El programa del papa Francisco
   
----------Algunos de los más exaltados y astutos aduladores del papa Francisco, sus falsos amigos y desleales colaboradores actuales, sepulcros blanqueados, siempre ambiciosos arribistas, lo han proclamado un "Papa revolucionario", un "Papa que nunca se había visto así hasta ahora", no Vicario de Cristo, sino vicario del pueblo de Dios, de la "Iglesia popular", lo han laureado como autor de un "giro epocal", y de una palingénesis de la Iglesia ab imis, como nunca había sucedido en toda la historia de la Iglesia, una nueva e inédita Iglesia, una Iglesia fraterna sin jerarquías, en la cual el ser es sustituido por el devenir, el aparecer es sustituido por el ser, el slogan sustituye al dogma, lo contradictorio es sustituido por lo diverso, el intelecto es sustituido por el sentido, la ciencia es sustituida por la opinión, el razonamiento es sustituido por el argumento de propaganda, la doctrina es sustituida por la pastoral, la praxis no es aplicación sino fuente de la teoría, la comunión es sustituida por el conformismo, la libertad reemplaza a la obediencia, lo unívoco es sustituido por lo equívoco, la verdad es sustituida por la caridad, la mansedumbre es sustituida por la cobardía, la prudencia es sustituida por la astucia, el concepto es sustituido por la palabra, la conversación es sustituida por la habladuría, el diálogo es sustituido por el monólogo, el loro repetidor y la fotocopia reemplazan al apóstol y evangelizador, la teología es reemplazada por la ecología, el deber es sustituido por el placer, la justicia es sustituida por la misericordia, lo social es sustituido por el socialismo, la indulgencia es sustituida por la connivencia, la simplicidad es sustituida por la duplicidad, la ley es sustituida por el amor, lo universal es sustituido por lo singular, lo abstracto es sustituido por lo concreto, lo sagrado es sustituido por lo profano, el cielo es sustituido por la tierra, el espíritu es sustituido por la carne y, al fin de cuentas, Dios es sustituido por el hombre.
----------En medio de este confuso caos aturdidor, esta barahúnda asfixiante, entre falsos amigos que lo desprecian, abiertos enemigos que lo odian y aparentes enemigos que lo aman y una masa de indiferentes, cerrados en sus pequeños intereses, que ni siquiera se dan cuenta de lo que está sucediendo, el papa Francisco, tranquilo, gobierna la barca de Pedro entre las tempestuosas olas, con alguna comprensible inseguridad o algún lapsus, bajo los golpes del demonio, pero en definitiva con pulso y prudencia, no obstante ciertas apariencias contrarias, asistido por el Espíritu Santo y por Nuestra Señora; el agua entra en la barca y parece que se hunde. Jesús está en la barca pero duerme. Por ahora el Señor cree que no es necesario intervenir.
----------Pero, ¿qué hace el papa Francisco? ¿Qué programa tiene? ¿Aquel que suponen o quisieran sus aduladores? Ni en lo más mínimo. ¿Sustituir a santo Tomás por Rahner? Menos que menos. ¿Pero entonces, cuál es su programa? Después de ocho años ahora está claro: es un programa tomista. Sí, queridos amigos modernistas y lefebvrianos, que creen estar ustedes a la cabeza de la Iglesia. ¿Están sorprendidos? ¿Me creen un iluso, engañado? Sin embargo, es precisamente así como lo digo.
----------¿Y en qué se me ocurre fundamentar esta afirmación, que no es sólo mía, por cierto, pero que hoy a ninguno de los sabiondos de turno de derecha o de izquierda les viene en mente? ¿A ningún periodista le viene en mente? Creo que solo unos pocos Cardenales lo entienden. Mi afirmación se basa en esta otra, que otras veces ya he hecho, afirmación igualmente inusual, sorprendente y aparentemente irrealista, a saber, que el mismo programa conciliar es tomista y precisamente de un tomismo maritainiano.
----------Esto quiere decir indudablemente que, como se ha dicho varias veces en estos últimos sesenta años de postconcilio, es necesario hacer hoy aquello que ha hecho Tomás con Aristóteles y Platón, pero siempre a la luz de los principios del Aquinate: utilizar todos los aspectos positivos de las diversas culturas y religiones, todos los progresos de la filosofía y de la teología y del mismo Magisterio de la Iglesia hechos después de santo Tomás, todos los valores de la modernidad, para hacer aquello que ha hecho Tomás en su tiempo y que haría hoy, es decir, integrar todos estos valores en el patrimonio de la filosofía, de la teología y de la cultura católicas, con el fin de preparar nuevos desarrollos del Magisterio de la Iglesia, operando conjuntamente la inculturación del mensaje evangélico en las diversas culturas de los pueblos a los cuales el Evangelio debe ser comunicado. En el fondo esto es lo que ya había enunciado el venerable papa Pío XII cuando decía: "es todo un mundo que hay que construir elevándolo de lo subhumano a lo humano y de lo humano a lo divino".
----------Sí, es cierto, quizás algunos tengan razón: el papa Francisco debería hablar más de Nuestro Señor Jesucristo, debería iluminar más con la esplendente luz de Cristo para corregir los errores de los luteranos, de los modernistas, de los buenistas o misericordistas, de los islámicos, de los masones y de los comunistas. ¿Es que al papa Francisco le falta coraje? ¿Acaso les teme, y por eso quiere mantenerlos apaciguados? ¿Teme sus reacciones? ¿Teme el martirio? ¿Teme no ser escuchado? ¿Teme perder admiradores? ¿Y acaso esto no es un disfrazarse, un aparecer lo que no se es? ¿No es asumir la semblanza del enemigo? ¿Y no crea esto confusión, equívoco y escándalo? ¿No se confunde la evangelización con el juego de un prestidigitador? Son preguntas que no podemos dejar de plantearnos. ¿Qué podemos responder a ellas? ¿Esto es verdadera prudencia en el actual Romano Pontífice? ¿Hay alguna ingenuidad en esto de su parte?
----------¿O tal vez el programa que está siguiendo el Papa sea el camino correcto? ¿Responde a un plan gradual bien determinado, poco claro para nosotros, pero quizás claro para él, calculado y estudiado, como saben hacer habitualmente los Jesuitas? ¿Sabe calcular el momento justo? ¿Existe un verdadero confiarse al Espíritu Santo? ¿O acaso no existe una parte demasiado grande de prudencia humana? Ciertamente un Romano Pontífice, en esto, incluso el más santo entre los santos, puede cometer errores o pecar y necesitar arrepentirse o ser corregido por un buen consejero, por su confesor o por algún profeta.
----------Creo haber enunciado, con lo que acabo de decir, la correcta y cierta clave de lectura del programa bergogliano. Esto es suficiente para comprender y apreciar la sustancia de su pontificado. Sobre esto no podemos dudar, si, como católicos, tenemos confianza en el Papa no solo como Doctor de la fe, sino también como Pastor, o sea, como guía práctica de la Iglesia. Si él no puede pecar en la fe, en la pastoral en cambio puede errar o pecar. A cada uno de nosotros su parecer, a Dios el juicio último.

2 comentarios:

  1. Le agradezco, padre Filemón, esta reflexión.
    Su proceso argumentativo, sugerente y convincente me pareció muy interesante.
    Si he podido entender bien, lo fundamental es aceptar con fe teologal, ayudado por la gracia divina, que el Romano Pontífice es infalible en cuanto a la Fe: no puede engañarse a sí mismo ni engañar a sus súbditos en materia de fe y moral. En todo lo demás, incluso en la forma pastoral de enseñar la fe y la moral, él se puede equivocar y pecar.
    Ahora bien, la acción pastoral (incluyendo en ella el programa completo de gobierno de un Papa) surge naturalmente del pensamiento, de la idea y, en última instancia, de la Fe.
    Su artículo explica bien que en toda la historia de la Iglesia no ha aparecido un genio intelectual mayor que Santo Tomás de Aquino para interpretar los datos de la fe. Cualquiera que sea la formación filosófica y teológica que haya tenido Jorge Bergoglio en su juventud, cualesquiera que hayan sido sus deficiencias o carencias educativas, el sentido común nos dice que en cierta medida debió estar influido por la autoridad doctrinal de Tomás. Al fin de cuentas, Bergoglio no se formó en los años confusos del postconcilio y en los tiempos cuando revivieron los grandes peligros modernistas, sino en los años previos al Concilio.
    Por tanto, también es razonable pensar que la Providencia divina y, sobre todo, la asistencia del Espíritu Santo al Papa, con el don infalible del carisma magisterial pontificio, debe tener también algo que ver con la comprensión tomista del dato de fe por parte de Bergoglio. De hecho, usted, padre Filemón, en varios de sus artículos, ha sugerido ver esa estructura tomista (el "tomismo vivo" de Maritain) en el pensamiento del papa Francisco.
    En consecuencia, también es razonable pensar, como usted explica, que el programa pontificio de Francisco es un programa tomista, que implica asumir los valores de nuestro tiempo (su encíclica Fratelli tutti sería un cabal ejemplo).
    Y es también razonable pensar que sus deficiencias humanas y personales lo podrían inducir a error en la implementación de este programa; que admitiría cualquier desacuerdo de nuestra parte en la forma o maneras en que el Papa implementa su programa. Por supuesto, el juicio final y completo siempre permanece con Dios.
    Gracias de nuevo, padre.

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    1. Querido Ross,
      estoy básicamente de acuerdo con lo que dices y veo que has captado muy bien en un Papa la diferencia entre la infalibilidad de su magisterio de fe y la falibilidad de su acción pastoral.
      Me congratulo contigo y te animo a continuar en esta línea equilibrada, que, como dijo Dios a Moisés, "no se dobla ni a derecha ni a izquierda", sino que, como decía el padre Garrigou-Lagrange, "va hacia lo alto".

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