miércoles, 18 de agosto de 2021

Desmontando el pensamiento de Hans Küng (2)

Continuamos desmontando el pensamiento de Hans Küng, fallecido a principios de este año. En esta segunda nota, terminamos nuestro análisis de la gnoseología que está en la base de su sistema teológico, para pasar a describir su concepción del dogma católico y, finalmente, su concepción de la Iglesia.

----------Terminábamos preguntándonos ayer, en la primera nota de esta serie, ¿por qué en Hans Küng se da ese rechazo racional de un sí absoluto a la afirmación de la existencia de Dios? ¿Por qué rechaza Küng la posibilidad de una Teodicea o Teología Natural, tal como está claramente afirmada en el Concilio Vaticano I, cuando enseña que la razón puede demostrar la existencia de Dios partiendo de las creaturas? Porque para Küng, como para Hegel, la verdad cambia con el cambiar del tiempo. Por lo tanto, la verdad no va más allá de la apariencia, la semejanza, la opinión. Pues bien, esta es claramente una tesis modernista.
   
El principio modernista de la mutabilidad de la verdad
   
----------Se trata del principio modernista de la mutabilidad de la verdad, el cual significa que hoy es verdadero lo que ayer era falso y mañana será falso lo que hoy es verdadero. Por consiguiente, no existe nada definitivamente cierto o absolutamente cierto, porque todo, a causa de nuevos descubrimientos, puede ser falsificado o puesto en discusión. Está claro por otra parte que si el objeto del conocimiento cambia, el juicio sobre él, precisamente para ser cierto, tendrá que cambiar siguiendo el cambiar del objeto.
----------Pero el problema es que Küng no se detiene ahí, sino que propugna un cambio de juicio o de conceptos también en relación con las realidades inmutables de la fe. Pero, ¿por qué ocurre esto en Küng? Porque Küng no llega a ver esta inmutabilidad, sino que, inmerso como está en la visión hegeliana del ser como devenir histórico, no llega a ver nada que esté por encima de la historia y del tiempo, por lo cual reduce esas realidades trascendentes y eternas a la realidad de este mundo.
----------Küng considera que el pensamiento humano no siempre conserva las nociones básicas universales y originarias, las nociones primeras de la razón, objeto de la metafísica, sino que la mente humana está en continua evolución, en modo tal que los mismos conceptos basilares de la razón desde la antigüedad hasta hoy han estado sujetos a mutaciones radicales con un pasaje de una primitiva visión abstracta, propia de la metafísica dualista griega a la moderna, según él de origen cristiano, que resuelve la concepción de Dios en la historia gracias al hecho de la Encarnación. Del Dios trascendente al Dios inmanente, del Dios del cielo al Dios de la tierra, de lo sagrado a lo profano, de la metafísica a la historia, de lo religioso a lo secular. San Pablo diría con un toque de sarcasmo: de lo espiritual a lo carnal. Es la misma visión de Hegel.
----------El método de Küng es el mismo que el de la dialéctica hegeliana: lo verdadero es una síntesis de tesis y antítesis, de sí y de no. Por eso, según él, en todas nuestras afirmaciones, incluso las más exigentes y comprometedoras como la afirmación dogmática, nunca debemos ser categóricos, nunca debemos dar nada por descontado, sino estar siempre dispuestos a abandonar nuestras certezas. De lo contrario, caeríamos en un imprudente y miope dogmatismo. En cambio, siempre debemos dejar una puerta abierta a una tesis contraria. La única certeza que tenemos es el deber de mantener esta sabia duplicidad y apertura a la tesis opuesta.
   
Hans Küng no alcanza a comprender el valor del dogma
   
----------En Küng la afirmación sistemática y simultánea del sí y el no como método de la razón, conforme a la dialéctica hegeliana, denota una gnoseología que hace imposible e injustificada la adhesión definitiva e inamovible a una verdad objetiva y absoluta, conduce como lógica consecuencia a su doctrina modernista de la mutabilidad y relatividad del dogma y, en consecuencia, a la negación de la infalibilidad doctrinal del Sumo Pontífice en el definir el contenido del dogma, porque esto supondría la posibilidad de la razón y por tanto de la fe de fijarse absolutamente en el sí excluyendo absolutamente el no, cosa que Küng no admite.
----------En el pensamiento de Küng, por lo tanto, la negación de la afirmación absoluta de lo verdadero, la negación de la inmutabilidad del dogma y la negación de la infalibilidad pontificia son tres puntos inescindibles y lógicamente coligados, el uno consecuencia del otro.
----------Cabe señalar que ni siquiera Lutero alcanzó semejante aberración y deshonestidad hacia el método del saber, como ocurre en los modernistas, que se remiten a Hegel. Lutero tenía sus astucias y sabía cómo salirse del camino cuando estaba acorralado; él también recordaba, cuando era necesario, las palabras del Salmo: "nos defendemos con nuestros labios: ¿quién será nuestro amo?". Sin embargo, Lutero era en el fondo una mente franca y uniforme, aunque bastante orgullosa, impulsiva e irascible; pero odiaba la calculada duplicidad farisaica de navegar entre el sí y el no, sobre todo en materia de dogma.
----------¡Precisamente así! ¿Quién lo diría? De hecho, es necesario tener presente que Lutero aceptaba firmemente los dogmas cristológicos y trinitarios de los primeros Concilios, si bien es cierto -y aquí Küng es ciertamente luterano- que él sostenía que el Papa puede cada tanto equivocarse. Pero era ajena a su mente la idea modernista-hegeliana de la contradicción dialéctica del pensamiento. Habría experimentado horror ante ella. Y en esto Lutero era un sincero realista, fiel al "sí, sí, no, no" de Cristo.
----------De cuanto se ha dicho sobre Küng, debemos extraer la consecuencia, por lo tanto, de que él no comprende cuán precioso es el dogma para la vida del cristiano. Enredado en su necio, amargo y sabelotodo criticismo, a él se le niega el gozo, propio también del niño creyente, de gustar la belleza de la verdad de fe. Küng parece estar entre los "sabios e inteligentes" (Mt 11,25), a quienes el Padre ha ocultado sus misterios para revelarlos a los pequeños y a los sencillos, para quienes el sí es sí y el no es no.
----------En efecto, el dogma indica mediante los conceptos aquel "tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla" (Lc 12,33; cf. Sab 7,14); el dogma es la "palabra del Señor, que permanece para siempre, y está firme en el cielo" (Sal 119,89). El dogma indica aquella "corona incorruptible que le aguarda al buen atleta de Cristo" (1 Cor 9,25). Son las palabras de Nuestro Señor Jesucristo, que no pasarán, mientras que el cielo y la tierra pasarán (Mt 24,35). Son los "mandamientos del Señor, estables e inmutables, indefectibles, a lo largo de los siglos, para siempre" (Sal 111,7-8).
----------En Küng, la incomprensión del valor del dogma está conectada de modo lógico con una profunda incomprensión de la importancia decisiva de la misión doctrinal de la Iglesia, "columna y sostén de la verdad" (1 Tm 3,5). La eclesiología de Küng está bien representada por las imágenes del cuerpo orgánico, de la planta, de la viña o del rebaño, es decir, por imágenes de entidades vivientes, compuestas, diversificadas y en crecimiento, dinámicas y activas; pero no se refleja o no halla correspondencia en la imagen del edificio o de la casa, cimentada sobre roca, que dice estabilidad, robustez, solidez, orden de partes, reparo, abrigo, resistencia a los agentes atmosféricos, continuidad y durabilidad. El elemento vitalístico, espontaneístico, pluralístico, comunional y organizativo es el que se siente profundamente en Küng: carece de la instancia veritativa, de la sensibilidad jurídica e institucional, de la apreciación doctrinal, de la visión estructural.
----------Y si Cristo edifica su Iglesia sobre Pedro (Mt 16,18), y la confía a su guía pastoral (Jn 21,15-17) como a su vicario en la tierra, quiere decir que la enseñanza de Pedro da forma inteligible a la identidad, a la naturaleza, a la estructura y a la misión de la Iglesia, a fin de que ella sea y permanezca inmutablemente ella misma, resistiendo contra las fuerzas del inframundo, que quisieran deformarla y destruirla.
----------Así, el Romano Pontífice es el único católico entre todos los católicos en toda la Iglesia, cuya fe no puede fallar, no puede venir a menos ("yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos", Lc 22,32). Puede cometer cualquier pecado, pero no puede pecar contra la fe, ni caer en la herejía, ni tampoco perder la fe. Quien escucha a Pedro, escucha a Cristo, cuya Palabra es "verdad que dura por la eternidad" (veritas Domini manet in aeternum, Sal 116,2).
----------Por consiguiente, la aceptación del dogma católico infaliblemente definido, custodiado y enseñado por el Romano Pontífice, califica desde el punto de vista intelectual el ser católico, el ser miembro de la Iglesia católica. La negación de la infalibilidad pontificia conduce por lo tanto lógicamente a Küng a un falso concepto del ser católico y de las condiciones para pertenecer a la Iglesia católica.
----------Tal concepción, en efecto, acerca a Küng a las posiciones de Lutero, el cual, después de su abjuración de la fe católica, decía que él estaba dispuesto a someterse al Papa, siempre que el Papa hubiera aceptado sus doctrinas, las cuales, según él decía, corregían las herejías del Papa a la luz de la verdadera enseñanza de Cristo, que Lutero afirmaba haber restaurado, repristinado.
----------De hecho, la infalibilidad pontificia cualifica la esencia y el poder específicos del Papado en la Iglesia, en modo tal que si este dogma de la infalibilidad viene negado, es negado el Papado, aún cuando se admitiera al Papa como Obispo de Roma, Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. De hecho, Küng admite todos estos títulos, y el propio Lutero no tenía dificultad en admitirlos; pero, negando la infalibilidad pontificia, está claro que estaba destruyendo el Papado desde sus mismos fundamentos.
----------Küng, en efecto, no considera el ser católico como la perfección del ser cristiano (véase claramente esta pensamiento en su libro Ser cristiano, Cristiandad, Madrid 1978), no considera al cristianismo por encima del luteranismo y correctivo del luteranismo, sino simplemente como un modo de ser cristiano diferente y a la par del luteranismo, ¿y esto por qué? Precisamente por el hecho de que Küng no considera los dogmas como verdades absolutas, obligatorias para todos los cristianos, sino relativas a los tiempos y a los lugares. Y esta negación es acentuada por el hecho de que él, como Lutero, no cree en el hecho de que el Papa pueda garantizar siempre la verdad de un dogma, porque en eso se puede equivocar.
   
Hans Küng y su concepción modernista de la Iglesia
   
----------De ahí se sigue que para Küng la Iglesia de Cristo está compuesta por igual de papistas y antipapistas, en modo tal que la designación de "católico" no pertenece solo a los papistas, sino también a los luteranos. Según él, el disenso entre cristianos en torno a los poderes del Papa no es un factor discriminatorio para establecer quién está dentro y quién está fuera de la Iglesia católica.
----------Por eso, según Küng, la Iglesia de Cristo admite en el horizonte de su doctrina también ideas que son ortodoxas para los unos y heréticas para los otros. Por lo tanto, Küng ya no reconoce que el Romano Pontífice tenga la facultad de declarar infaliblemente cuál proposición es ortodoxa y cuál es herética, aunque sin embargo no lo priva al Papa de la facultad de sentenciar en este campo, y sin negarle los otros títulos, dice simplemente que se puede equivocar, y que puede ser corregido por un fiel, como hizo Lutero con León X. En sustancia, Küng considera la autoridad doctrinal del Papa como la del Rector de una Facultad teológica o como la del Decano o Presidente de una asociación teológica internacional.
----------Siguiendo la lógica del sistema de pensamiento en el que está inmerso, Küng lógicamente no reconoce al Papa el poder para excomulgar de la Iglesia a los que rechazan algún dogma, es decir, a los herejes, sino que dice que la Iglesia debe conservar a los herejes en su seno, porque puede suceder que en el futuro sus ideas se revelen correctas, ya que, según Küng, es lo que ha sucedido con Lutero. El papa León X, por lo tanto, hizo mal al excomulgarlo, porque con el Concilio Vaticano II la Iglesia entendió que Lutero tenía razón.
----------El concepto de Iglesia católica sustentado por Küng, como comunidad federativa o pluralista que integra en su seno tanto a los que creen como a los que no creen en la infalibilidad pontificia, realiza, según Küng, el pleno ecumenismo, que por lo tanto, según él, no consiste en el promover el ingreso de los luteranos a la Iglesia católica, tal como es definido por el Concilio Vaticano II, sino que consiste en la coexistencia de católicos romanos y luteranos bajo la presidencia del Papa entendida como falible.
----------Por esto, Küng, incluso después de su suspensión de la enseñanza católica oficial en 1979, continuó considerándose a sí mismo como un teólogo católico, e incluso desempeñando el ministerio sacerdotal, porque consideraba que sus ideas eran católicas y, de hecho, reformadoras, y que el Papa se había equivocado al censurarlo. Küng por lo tanto no abandonó la Iglesia y no fue excomulgado.
----------Pero a pesar de todo esto, podemos legítimamente preguntarnos si, más allá de su pertenencia exterior y jurídica a la Iglesia, Küng, después de tanto contraste de sus ideas no sólo con el Magisterio de la Iglesia, sino también con la sana razón, haya vivido realmente en comunión con la Iglesia y con el Papa, o no más bien se haya alineado con esa turba arrogante de fariseos modernistas, que hoy quieren sentarse en la "cátedra de Moisés" (Mt 23,2), y que destruyen la Iglesia desde dentro, proponiendo un modelo, que algunos, no sin razón, han definido con términos apocalípticos, "sinagoga de Satanás" (Ap 2,9).
----------En base a este permanecer en la Iglesia tan solo jurídicamente, está muy extendida hoy entre los modernistas la idea de que Küng siempre haya permanecido en la Iglesia, y no solo eso, sino también que haya permanecido como un punto de avanzada de la Iglesia, una voz crítica y profética, que ha constituido para los mismos Papas del postconcilio un fuerte reclamo a realizar verdaderamente el Concilio Vaticano II, sin dejarse seducir o atraer por nostalgias reaccionarias o impulsos conservadores o voluntades dictatoriales de inquisición medieval. Con la llegada en el año 2013 al solio pontificio del papa Francisco, en cambio, el cual ha mostrado comprensión por los modernistas, y demasiada severidad hacia los conservadores y tradicionalistas, hay que decir que Küng, de modo similar a todos los modernistas, pasó en su momento de la amarga contestación al Papado a la astuta adulación y a la instrumentalización.
----------Comprendemos entonces el juicio expresado por el periodista del periódico L'Avvenire, quien, al comentar brevemente la figura y la obra de Küng en el artículo del 6 de abril de este año, día de su muerte, ha podido tranquilamente asegurar en nombre de sus colegas de la "iglesia modernista" que con el papa Francisco "Küng ha sido rehabilitado, si alguna vez ha tenido necesidad de ello".

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