Habíamos llegado en nuestra nota anterior a la instancia de Guillermo de Ockham, y decíamos que no era mala: el existente real, decía él, es el individual concreto. Pero que el error capital del franciscano inglés fue la negación de la esencia específica y universal de las cosas reales, esencia de la cual el individual existente es la individualización, esencia que es propiamente objeto del intelecto, mientras que la singularidad empírica y las cualidades sensibles son sólo el objeto del sentido o como mucho de la descripción histórica.
----------A partir de aquí podemos comprender las gravísimas consecuencias sobre el plano de la moral de este empobrecimiento del poder del intelecto, hecho además de modo astuto, presuntuoso y pedante, consecuencias que no tardarán en hacerse sentir a partir de la historia de la cultura inglesa (las modernas "filosofías del lenguaje" o el "positivismo lógico" anglosajones están en esta línea; lo que no significa que hayan hecho valiosas contribuciones a la formalización del lenguaje y de la lógica y, por tanto, al progreso de la ciencia y de la tecnología. Piénsese en todo el campo de la informática y de la estadística), para luego invadir en los siglos siguientes todo el Occidente: conocimiento reducido a experiencia sensible y en busca de lo útil, la moral envenenada por el individualismo, por el subjetivismo, por el hedonismo, por el liberalismo y por el egoísmo, la negación de la metafísica y de la teología especulativa, el colapso del sentido de la universalidad e inmutabilidad del cristianismo y de la Iglesia, la manía de lo "moderno", el desprecio de la tradición, la exageración del progresismo, de la libertad, del pluralismo, el triunfo del evolucionismo, del historicismo, del relativismo conceptual , moral y dogmático. Y estamos ya en la era moderna.
----------Entonces, en conclusión, hay una degradación del saber del verdadero conocimiento metafísico del ente universal a la experiencia del ente singular sensible, a los simples datos empíricos que son ciertamente preciosos, sobre todo en términos de saber experimental, pero que deben ser trascendidos para alcanzar los más altos valores del camino, del hombre, de la moral, de la teología, de la religión y por tanto de la fe.
----------Los ojos primeramente vueltos al cielo comienzan a volverse a la tierra y a su propio yo, ciertamente para obtener buenos resultados, pero con el grave riesgo de olvidar el valor de toda la obra realizada como advierte el Salmo: "Si el Señor no edifica la casa, en vano se cansan los constructores".
----------En la gran Escolástica precedente a Ockham, por ejemplo en santo Tomás de Aquino y en el Beato Duns Escoto, la metafísica tiene por objeto el ens ut ens, aunque hay una diferencia entre los dos: Tomás centra más su atención en el esse y en la distinción real, mientras que Scoto más sobre la essentia y la distinción formal; Tomás más sobre el intelecto, Scoto más sobre la voluntad. Pero ambos mantienen alto el nivel de la inteligencia, cosa que está en la base de la alta sabiduría filosófica y de la sublime espiritualidad que han producido los santos del Medioevo.
----------Ciertamente, el hombre medieval conserva rasgos de rudeza e incluso de crueldad de la antigua barbarie, pero es sustancialmente un creyente y se preocupa por ello. La herejía le causa horror y es un fenómeno rarísimo. Es quizás un gran pecador, pero se redime con un sincero y severo arrepentimiento.
----------El arte sacro del Medioevo es proverbial: es increíble lo que los medievales han logrado hacer con los pobres medios que tenían. ¿Qué no habrían hecho hoy con los medios inmensamente más avanzados a nuestra disposición?
----------Lo mismo puede decirse de las comunicaciones culturales, sobre todo en lo que respecta a las condiciones de fondo de la vida basadas en el común Credo cristiano compartido con seguridad por todos, por lo cual se realizaba una comunicación en la común fe católica, de la cual nosotros hoy no tenemos idea.
----------Lo mismo vale para los medios de la técnica. Con los medios técnicos de comunicación y de transporte que tenemos hoy, avanzadísimos y eficientísimos, somos incapaces de lograr un porcentaje mínimo de la comunicación o comunión espiritual que realizaban entre sí los hombres del Medioevo. Hoy tenemos al párroco de una parroquia que cree cosas diferentes a las del párroco de otra parroquia.
----------Entonces, sin embargo, de España a Rusia, de Noruega a Sicilia, el mismo Credo, las mismas verdades de fe eran custodiadas en todas partes, incluso sin especiales conocimientos teológicos, como la pupila de los propios ojos bajo la guía del Papa, como fundamento no solo de la propia vida personal o espiritual, sino de toda la vida social, pública, política y cultural.
----------Mucho se ha hablado del surgimiento de las naciones con el fin del Medioevo: en realidad incluso los medievales tenían una concepción exacta y precisa del pluralismo y no lo convertían en un pretexto como nosotros para la anarquía y el individualismo, sino que conocían bien los límites que no necesitaban sobrepasar para no caer en la herejía y en el desorden social.
----------Con todo esto es evidente que la Iglesia desde el Medioevo hasta nuestros días ha avanzado y ciertamente ha dado un buen salto con el Concilio Vaticano II, aunque ¡ay! a menudo se ha malinterpretado, es decir, en ruptura con la Iglesia del Medioevo. Desde entonces a hoy, la humanidad occidental ha procedido por un doble camino: uno, de decadencia, para el cual hemos se ha llegado al ateísmo, al inmoralismo y al nihilismo de nuestros días, pero también un camino de indudable progreso por el cual la Iglesia, según la promesa de su Señor, ciertamente avanzó en los siglos siguientes en el conocimiento de la Palabra de Dios y en el camino de la santidad.
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