jueves, 9 de enero de 2020

El Papa debería tener misericordia también con los oprimidos por el modernismo

En estos apuntes desordenados en que a veces suele convertirse mi blog, creo haber hecho anteriormente referencia a una de las meditaciones matutinas del papa Francisco, durante su misa en Domus Sanctae Marthae, aquella del 31 de octubre de 2017, de la que un periodista de L'Osservatore Romano hizo un resumen en el n.44 del 3 de noviembre de ese año.

----------El Papa nos llama la atención sobre la necesidad de manifestar misericordia frente a los oprimidos. Sin embargo, si el Papa quiere ser padre de los pobres, como parece claro de sus intenciones, imite a su Señor Jesucristo y a los innumerables Santos padres de los pobres y deje en paz a Don Lorenzo Milani, Fidel Castro o Helder Cámara. Los oprimidos no son solo los inmigrantes. Invitamos al Santo Padre a ejercitar su misericordia también con los oprimidos por los modernistas, a no tener demasiada confianza con los opresores modernistas.
----------Es cierto que los lefebvrianos también hablan de los "modernistas", pero distorsionan el sentido del concepto, cuando acusan de "modernismo" al Papado postconciliar y a las doctrinas del Concilio, confunden el progreso con el modernismo, o a Maritain con Rahner, o confunden la Misa novus ordo con la Cena Luterana. El periodista prosigue a continuación: "La realidad, de hecho, es que 'el grano tiene el poder dentro, la levadura tiene el poder dentro' y también 'el poder del Reino de Dios viene desde dentro; la fuerza viene de dentro, el crecer viene de dentro'...".
----------No hay duda acerca de la verdad de cuanto aquí dice el Papa. Sólo que la imagen evangélica del grano de trigo no es la única imagen que Nuestro Señor Jesucristo propone de su Palabra. No hay duda de que en el curso de la historia, la Iglesia la conoce cada vez mejor in eodem sensu eademque sententia, como dice San Vicente de Lerins, con el desarrollo de la dogmática eclesial.
----------Para aclarar la cuestión de la función conservadora de la pastoral y evitar el conservadurismo, es necesario hacer referencia a las afirmaciones o comparaciones de Cristo, en las cuales emerge la perennidad, la estabilidad, la inmutabilidad, la incorruptibilidad, la eternidad de la Palabra de Dios, como cuando, por ejemplo, se la parangona con un "tesoro", o se la compara a una "perla preciosa", a un "dracma", o una "roca". Es una palabra que "no pasa" dice Jesús. Es una palabra de "vida eterna". Las cosas preciosas deben conservarse con cuidado y celosamente. Es un principio de buen sentido común, que todos comprenden. Y cuánto más entonces hay que conservar intacto e íntegro, a cualquier precio, sin cambios, sin correcciones, sin añadir y sin quitar, aunque haya que hacer continuas explicaciones, aquel divino mensaje de salvación, que nos asegura y promete la vida eterna.
----------Ciertamente, el mensaje del Evangelio no es como un alimento perecedero, que se corrompe si no está bien guardado y conservado. De hecho, no teme el desgaste del tiempo ni los agentes corrosivos. No está hecho de materia corruptible, sino de puro espíritu inmortal. Es un tesoro que, si está bien guardado, "el ladrón no puede robar y la polilla no puede atravesar". Quien puede corromperse es su poseedor, quien es infiel, negligente y descuidado en el conservarlo y custodiarlo y por lo tanto también puede perderlo. He aquí la apostasía. Puede concebirlo mal y puede tergiversarlo. He aquí las herejías. Puede administrarlo mal. He aquí el respeto humano, la pereza, la desidia, la negligencia y el descuido de los pastores.
----------El columnista continúa: "De la misma forma, explicó Francisco, 'si nosotros queremos conservar para nosotros el grano de trigo, será solo un grano. Si nosotros no lo mezclamos con la vida, con la harina de la vida, la levadura, permanecerá solo la levadura'...". Aquí el Papa toca un aspecto del conservadurismo. Evidentemente, él no niega que sea necesario conservar el grano: de lo contrario, ¿cómo se hace para darlo? Podemos dar lo que hemos conservado con cuidado. Pero, si son valores para dar, y este es precisamente el caso de la Palabra de Dios, se necesitará también darlo. Estas son las mismas palabras de Jesús: "Si el grano de trigo no muere, queda solo; si en cambio muere, produce mucho fruto" (Lc 12, 24).

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