domingo, 12 de enero de 2020

La pastoral inadecuada (1/4)

El Santo Pontífice Juan XXIII en el famoso discurso de apertura Gaudet Mater Ecclesia del Concilio Vaticano II, destacó como propósito del Concilio no que fuera tanto aquel de condenar específicos errores del presente, cuanto ante todo aquel de proponer el mensaje cristiano en un estilo y en un lenguaje modernos, adaptados al hombre de nuestro tiempo.

----------Él precisó como existentes ya las condenas; ellas estaban presupuestas y no debían ser olvidadas; se trataba, en cambio, de dar la prevalencia al tono propositivo, sin por esto excluir totalmente -lo que no habría tenido sentido precisamente por el carácter pastoral del Concilio- la condena de los errores, y esta condena efectivamente existió, aunque el Concilio se limitara a denuncias genéricas sin entrar en detalles y sin citar los nombres de los autores. Por otra parte, el Concilio decidió abandonar la fórmula tradicional del canon y del anathema sit, lo que de ninguna manera significó que las condenas conciliares pudieran ser tomadas a la ligera.
----------Así, en el Concilio encontramos la condena del ateísmo, del materialismo, del individualismo, del secularismo, del antropocentrismo, del liberalismo, del relativismo dogmático y moral, de la explotación de los trabajadores, del desprecio por los pobres y los débiles, del delito político, de la carrera armamentista, de la guerra de agresión, del aborto, de las dictaduras, del totalitarismo estatal, del racismo, de la explotación de la mujer y de los menores, de la injusticia social, de las desigualdades económicas. Por lo demás, el Concilio se preocupó mucho, en la reforma de la Curia Romana, de abolir el Dicasterio encargado de la vigilancia doctrinal y de la defensa de la fe, que hasta entonces había sido llamado "Santo Oficio".
----------En cambio, este oficio, con el nuevo nombre más claro de "Congregación para la Doctrina de la Fe", fue adaptado al espíritu de la renovación conciliar perdiendo aquel carácter de exclusiva y excesiva intervención represiva y sancionadora y adquiriendo un enfoque y un estilo más humano y evangélico, por los cuales la refutación razonada y motivada del error tuvo como objetivo la valoración de los aspectos positivos de las doctrinas erróneas y de las cualidades humanas y culturales del equivocado, mediante el uso de procedimientos interpretativos y correctivos más actualizados y el darle seguridad al equivocado de una mayor posibilidad de defenderse y de explicar sus posiciones. Las sanciones, después, se mitigaron. Al mismo tiempo, se abolió el Índice de los libros prohibidos.
----------Este sabio enfoque del Concilio debería haberse asumido con aquel equilibrio que el Concilio sugería; y en cambio, lamentablemente a menudo en los círculos del episcopado y de las instituciones académicas, bajo la presión de los así llamados "progresistas", que en realidad eran cripto-modernistas, comenzó la moda, agravándose en estas últimas décadas, al tolerar el resurgimiento de viejos errores y el surgimiento de nuevos, por temor a ser tratados como Pastores preconciliares y en la convicción de reconocer así el pluralismo y la libertad de expresión.

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