lunes, 20 de enero de 2020

¿Qué le está sucediendo al papa Francisco?

Tratemos de preguntarnos si podemos aplicar al papa Francisco estas palabras que encontramos en el Oficio divino del Breviario romano en el himno a los Santos Pastores: "Maestro de sabiduría y padre en la fe, tú brillas como una antorcha en el Iglesia de Dios". ¿Podemos reconocer a Francisco?

----------Es necesario entender lo que está sucediendo en el alma de este hombre. Después de años de reflexión, he llegado a esta conclusión: en mi opinión, cuatro son los factores que juegan en el alma de Francisco, que perturban y hacen contraproducente o ilusoria su por otra parte intensa acción apostólica.
----------Primero. Hay un factor moral, que en mi opinión podría constituir culpa: está demasiado preocupado por contactar con alguno, por complacer al mundo y muy poco por aceptar el fracaso y por complacer a Dios. Francisco debería preguntarse: ¿qué frutos estoy obteniendo de todo esto que me doy a hacer? ¿Estoy mejorando o empeorando la Iglesia? Toda esta gente que me aplaude y me exalta, ¿qué ve en mí? ¿A Cristo o a Bergoglio?
----------Segundo. Existe un factor cultural. Se nota una insuficiente preparación teológica. Pero esto sería todavía poco, si no se notara una verdadera y propia irrazonable repugnancia hacia la actividad abstractiva, unificante, universalizante y especulativa del pensamiento. No hay una vez en que Francisco, refiriéndose a la abstracción, no hable mal de ella, olvidando que lo concreto es la aplicación de lo abstracto y es un caso particular de lo abstracto. Son los animales los que no saben elevarse a lo abstracto.
----------No argumenta, no define, no explica, no precisa, no aclara, no distingue, no niega, no refuta, sino que se limita a la simple afirmación, a la apelación, al slogan o consigna, a la frase de efecto, al impulso emotivo, a la ironía, a la burla, a la broma, a la anécdota, a la repetición, hasta al chiste, y todo ello por ingenioso e inteligente que sea, es insuficiente para una completa y persuasiva didáctica pastoral.
----------Tercero. Hay quien se pregunta si no puede darse un factor psicológico de no completo equilibrio psíquico. Dos síntomas.
----------Primer síntoma. En medio de una conducta de usual y normal autocontrol, se nota a veces el exceso de la risa, solo para encontrarse de inmediato con una mirada malhumorada o ceñuda, como si estuviera enojado con alguien. ¿Por qué estos cambios de humor? ¿Hemos visto alguna vez cosas similares en el beato Pío IX? ¿O en León XIII? ¿O en san Pio X? ¿O en Benedicto XV? ¿O en Pío XI? ¿O en Pío XII? ¿O en san Juan XXIII? ¿O en san Paolo VI? ¿O en san Juan Pablo II? ¿O en Benedicto XVI?
----------Se tiene la impresión de que esta risa desbocada sea la reacción a un fuerte malestar interior. En efecto, tal risa no sabe a espontaneidad, sino a forzamiento. Dejamos a los actores de TV hacer reír a la multitud. Un Papa, como Cristo, debe atraer por su caridad y compasión abierta a todos, sobre todo hacia los más sufrientes y atribulados de corazón.
----------Segundo síntoma. Surge la sospecha o el temor del barlovento intermitente en el papa Francisco de ocasionales momentáneos lapsus mentales, que le hacen pronunciar frases que, tomadas literalmente, serían materialmente herejías o próximas a la herejía. Ahora bien, dado que un Papa no puede ser formal e intencionalmente herético, no parece que haya otra vía de salida o explicación que se trate de ocasionales involuntarios lapsus mentales, que lo toman de la mano y le hacen decir frases temerarias, desconsideradas, humorales e impulsivas, de las que luego en otras ocasiones, aunque no siempre, se corrige.

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