lunes, 13 de enero de 2020

La pastoral inadecuada (2/4)

¿Qué ha sucedido entonces? Ha ocurrido que han surgido numerosos errores ya condenados en el pasado y, al no ser condenados, han provocado en muchos la convicción o la impresión de que la precedente condena había sido superada o anulada por el nuevo clima doctrinal y pastoral iniciado por el Concilio.

----------Esto fue acompañado por el resurgimiento de aquellas ideas modernistas que sostenían la mutabilidad de los conceptos dogmáticos, sin que este lamentable fenómeno hubiera sido adecuadamente reprimido, lo que ha generado en muchos una mentalidad historicista, relativista y evolucionista, que ha favorecido el desprecio de las antiguas condenas y la tranquila asunción de los errores modernos, reconocidos por otra parte como tales sólo por los expertos en la historia de las ideas y de las herejías, ya que en realidad muchas doctrinas presentadas como nuevas y avanzadas, a los ojos de los historiadores serios del pensamiento, son casi siempre el retorno, quizás con diferentes términos o matices, de errores de tiempos inmediatamente anteriores al Concilio o incluso tiempos antiguos o antiquísimos, que se remontan incluso a los filósofos presocráticos, como los aforismos de Heráclito, Anaxágoras, Pitágoras, Epicuro, Demócrito, Parménides o Protágoras o las mitologías de la antigua India o de la China.
----------Podríamos dar muchos ejemplos de estos errores condenados por la Iglesia antes del Vaticano II, que se remontan a lo largo de los siglos hasta el comienzo del cristianismo, errores que siguen siendo tales y que, por tanto, el Concilio no ha negado en absoluto, pero que sí presupone, al menos implícitamente: la negación de la demostrabilidad racional de la existencia de Dios; la negación de la trascendencia, de la inmutabilidad y de la impasibilidad divinas; la negación de la divinidad de Cristo; la negación de los milagros y de las profecías; la idea de que en Cristo Dios se transforma en hombre; la negación de la Redención y por tanto de la Misa como sacrificio expiatorio y reparador; la negación de la corporeidad sensible de Cristo resucitado; la negación de la jerarquía eclesiástica; la idea de que todos están siempre en gracia; la posibilidad de salvación también para los ateos y para los que están fuera de la Iglesia; la identificación de la Iglesia con el mundo; la idea de que toda religión sea salvífica; la negación de la pareja primitiva y de la transmisión de la culpa original por generación; la idea de que Dios no castiga sino que brinda solo misericordia; Dios perdona incluso a los que no se arrepienten; la negación de la existencia de los condenados en el infierno; la negación de la existencia del diablo; la concepción del hombre como ser sobrenatural o divino; la negación de la inmutabilidad del dogma; la concepción de la fe no como verdad sino como experiencia o como praxis, o bien la fe como esencialmente ligada a la duda o a la incredulidad; la negación de la ley moral natural; la exaltación de la homosexualidad; la licitud de la fecundación artificial, de las relaciones sexuales extramatrimoniales y del uso de los anti-fecundantes; el aborto y la eutanasia entendidos como derechos; el sacerdocio de la mujer, etc.
----------Así, similarmente, se cree que la doctrina de las dos naturalezas en el Concilio de Calcedonia ya no es actual, se rechaza el dogma del alma humana como forma sustancial del cuerpo, enseñado por el Concilio de Viennes en 1312; se rechaza la condena de Eckhart hecha por Clemente V en 1329; se niega el dogma de la inmortalidad del alma proclamado por el V Concilio de Letrán en 1513; se piensa que la condena de Lutero hecha por el Concilio de Trento es incorrecta; se cree que la condena al liberalismo hecha por el Beato Pío IX se ha superado; no se tiene en cuenta la condena al panteísmo hecha por el Concilio Vaticano I y por San Pío X; se desprecia la encíclica Pascendi Dominici Gregis de San Pío X; ya no se tienen en cuenta los errores de Rosmini condenados por el Santo Oficio en 1887; ya no nos importa la condena de la masonería hecha por León XIII, del comunismo hecha por Pío XI, así como de la excomunión de los comunistas hecha por Pío XII en 1949; no nos importa la condena del espiritismo hecha por el Santo Oficio en 1918; no se presta atención a los peligros de un cierto ecumenismo señalado por Pío XI en la encíclica Mortalium animos; los errores señalados por Pío XII en Humani Generis se han olvidado; se rechaza la advertencia sobre el teilhardismo hecha por el Santo Oficio en 1959.
----------No estamos hablando entonces de las contaminaciones del catolicismo que surgen del hecho de mezclarlo con el pensamiento del Renacimiento italiano, de Descartes, de Lutero, del iluminismo, del empirismo, de Kant, de Fichte, de Schelling, de Hegel, de Marx, de Freud, del existencialismo, de Husserl, de Heidegger, de Severino, del historicismo de Bonhöffer, del pensamiento indio, del budismo y de otros.
----------De lo que estamos hablando es de otra cosa, y lo veremos en la próxima nota.

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