Está muy claro que el Concilio Vaticano II ha procurado abandonar algunas visuales o perspectivas o puntos de vista tradicionales, los cuales, aunque pudieran haberse sostenido durante siglos, no corresponden en realidad a la sustancia de la Sagrada Tradición Apostólica, y de hecho han terminado por revelarse contrarios a ella. [En la imagen: el papa san Juan XXIII, iniciador del Concilio Vaticano II].
El Concilio Vaticano II como explicitación y confirmación de la Tradición
----------Casi siempre en la historia de la Iglesia la doctrina de los Concilios ha dado a algunos la impresión de que rompiese con la Tradición, aún cuando indudablemente en otros casos es evidente su intención de reafirmar ciertas verdades tradicionales que en ese tiempo eran negadas u olvidadas.
----------No hay duda que las doctrinas del Vaticano II se presentan con el carácter de la novedad, si bien muchas veces el Concilio hace explícita referencia a la Tradición. El Concilio no ha definido nuevos dogmas. Y sin embargo, como está expresamente indicado por las constituciones "dogmáticas", el Concilio no está privado de una doctrina dogmática. El hecho es que cuando decimos "dogma" no debemos pensar sólo en una doctrina solemnemente definida como revelada o de fe, sino que existen también dogmas que podríamos decir "implícitos" (tal es la dogmática del Vaticano II), los cuales hacen de hecho referencia a la doctrina revelada o de fe, aunque en ese caso la Iglesia no lo diga expresamente ni con particular solemnidad.
----------Pero un atento análisis del texto conciliar nos permite llegar a esa conclusión. Se trata de las así llamadas doctrinas "definitivas", que a la par de aquellas "definidas", son inmutables, infalibles e irreformables, se trate de doctrinas especulativas o doctrinas morales (remito de nuevo a la Instrucción Ad Tuendam Fidem).
----------Indudablemente la forma o estilo literario con el cual el Vaticano II expresa sus enseñanzas dogmáticas no son ese estilo jurídico, canonista, seco, sobrio y conminatorio característico de la tradición precedente, sino que es un estilo sereno, homilético, simplemente enunciativo o declarativo, como por lo demás encontramos en el mismo estilo de las sentencias de la Sagrada Escritura. Un estilo aparentemente descuidado, que, sin embargo, no debe llevarnos a tomar a la ligera esas enseñanzas, sino que debemos acogerlas con la máxima seriedad, confianza y fidelidad, porque se trata de doctrinas de fe (y en cuanto se trata de doctrinas de fe). Dicho sea de paso, este cambio de estilo se refleja en cierto modo también en el cambio de los hábitos de los prelados; esto obviamente no justifica la dejadez o el descuido, la profanidad y la falta de dignidad o del buen gusto.
----------El estilo literario del Concilio Vaticano II no pretende dar órdenes jurídicas o infundir temor, sino ante todo proponernos a la conciencia de cada uno en modo respetuoso, diría casi amigable, aunque también sea un modo firme y categórico. Hace apelación a nuestra responsabilidad y capacidad de reflexionar y razonar, aunque en un clima de fe sobrenatural, dócil a la Palabra de Dios.
----------El lenguaje del Concilio comporta raramente términos escolásticos, adecuados sobre todo para los católicos y para los tomistas, sino que usa un lenguaje moderno, más metafórico y descriptivo. Es aquí que es necesario interpretar con atención para no malentender en sentido modernista, sino que es necesario explicar este lenguaje relacionándolo con el lenguaje más preciso, tradicional y escolástico que no ha perdido en absoluto su valor perenne, como ya había dicho Pío XII en la Humani generis. Es impensable que aquí el Concilio pueda haber cedido a doctrinas modernistas, y haber roto con la Tradición. No sería un pensar de católicos.
----------En cuanto al estilo pastoral, no hay duda que está dado por un esfuerzo constante de la búsqueda de lo que une más que de lo que divide. El Concilio Vaticano II, más que los precedentes, se dirige a la entera humanidad, al hombre como tal, haciendo apelación por tanto a la razón humana, a la honestidad natural, dotes del ser humano como tal. Obviamente, con ello, no faltan muchas doctrinas aceptables sólo por los católicos. Pero al mismo tiempo existen otras posiciones que pueden ser compartidas también por los judíos, por los protestantes, por los ortodoxos cismáticos, por los musulmanes, por los hombres de diversas sectas, y por no creyentes, siempre y cuando sean honestos y abiertos a la verdad: los hombres de buena voluntad.
----------El Concilio no habla de "herejías" y no condena formalmente y explícitamente a ninguna, pero esto no quiere decir que niegue su existencia, como algunos con malicia han interpretado. Señala algunos errores graves, pero con lenguaje sereno y sin entrar en detalles o descripciones particularizadas. Esto no significa que el Concilio prohibiera hacerlas, como también aquí otros han erróneamente entendido.
----------La Iglesia prefiere hoy la misericordia, pero no abandona la justicia y tampoco renuncia, como habría posteriormente de explicar Paulo VI y el nuevo Código de Derecho Canónico, a su poder coercitivo, el cual, como recita el Código, es ius nativum Ecclesiae. Ciertamente se da una cierta carencia de aquella forma jurídica y legislativa, que parece también siempre oportuna para suscitar en el hombre pecador un justo temor hacia la majestad de la Palabra de Dios.
Algunos ejemplos de la continuidad
----------Un primer ejemplo podemos obtenerlo en el ámbito litúrgico, donde el Concilio Vaticano II prefiere ver en la Misa el aspecto convivial y comunional, pero no niega en absoluto el aspecto del sacrificio expiatorio y reparador. Como no podía ser de otro modo, debido al carácter magisterial de la sagrada liturgia (lex orandi, lex credendi), está presente en los nuevos ritos reformados la doctrina del sacrificio de la Misa como sacrificio expiatorio y reparador; y este es un claro indicativo de la continuidad en la doctrina de fe expresada en todos los ritos de la Misa que han ido teniendo vigencia en el curso de la historia de la liturgia romana.
----------Sin embargo, sobre este punto debo hacer una observación. Años atrás no faltaron los teólogos que como prueba de esta continuidad entre novus ordo y vetus ordo, indicaban el hecho de que la Iglesia romana, habiendo renovado el rito de la Misa, al mismo tiempo no prohibía en absoluto celebrar el rito tridentino. Pero esto no tiene nada que ver con la continuidad doctrinal del Concilio Vaticano II a la que aquí nos estamos refiriendo. El hecho de que los papas san Paulo VI o san Juan Pablo II hayan permitido durante sus respectivos pontificados la celebración según el Misal de 1962, por indulto especial de ellos, o el hecho de que a partir de 2007 el papa Benedicto XVI diera un mayor margen de libertad para usar tal Misal abrogado, o que el papa Francisco siga permitiendo en algunos casos muy particularizados la celebración con el Misal de 1962, sólo es cuestión de contingente ley litúrgica o de pastoral gobierno de la Iglesia.
----------Otro ejemplo de continuidad lo tenemos en que el Vaticano II ha invitado a los teólogos a fundarse más sobre la Sagrada Escritura y sobre los Padres, sin por ello negar la importancia de la teología especulativo-escolástica y de santo Tomás de Aquino, el cual, de hecho -cosa jamás acaecida en todos los precedentes Concilios- viene expresamente recomendado como guía en los estudios teológicos.
----------El Concilio ha subrayado más el concepto de Revelación como evento y como experiencia, sin por ello en absoluto negar el aspecto lingüístico-conceptual. Ha subrayado la importancia de la Sagrada Escritura, afirmando al mismo tiempo el peso esencial de la Tradición. Ha hablado de una sana evolución del dogma (como enseñó en su tiempo el padre Marín-Solá) sin por ello caer en el evolucionismo modernista. Los conceptos dogmáticos no cambian, sino que son mejor comprendidos y elaborados.
----------El Concilio Vaticano II ha enseñado la llamada universal a la santidad, sin por ello abandonar la práctica tradicional de la ascética y de la mortificación. Y esto no significa en absoluto que todos de hecho se salven. Por ende, no hay ningún optimismo a la Rousseau, ningún pelagianismo, ningún ingenuo buenismo. El Concilio no asume la teoría rahneriana de los cristianos anónimos y de la salvación universal asegurada. No niega la existencia de condenados, y no niega el dogma del Juicio Universal.
----------El Concilio Vaticano II busca indudablemente un diálogo con el mundo moderno; pero esto no quiere decir que el Concilio rechace el concepto bíblico del mundo como hostil al Evangelio. Como se sabe, el mundo en sí es bueno, en cuanto creado y salvado por Dios, y en tal sentido debe ser amado; pero a la vez el mundo es malo, en cuanto sometido al "príncipe de este mundo", y en tal sentido debe ser odiado.
----------El Concilio da a la Iglesia la tarea de promover la dignidad de la persona, el progreso humano, la justicia y la paz sobre la tierra y los derechos del hombre, pero sin excluir el fin principal de convertir el mundo a Cristo y de introducir a los hombres en el Reino de Dios. Por eso no olvida las consecuencias del pecado original; sólo que prefiere subrayar el poder humanizador del cristianismo y la fuerza de la gracia sanante y elevante.
----------Si bien el Concilio Vaticano II presenta a nuestro Señor Jesucristo como supremo modelo para el hombre, no por ello olvida el superior ideal de la filiación divina y, por consiguiente, mantiene la tradicional distinción entre naturaleza y gracia, entre lo humano y lo cristiano.
----------Según el Vaticano II, la vida cristiana es un inicio del mundo futuro, pero siempre en las condiciones de la naturaleza caída y herida por el pecado original. Es claro que la plenitud de la perfección pertenece sólo a la final resurrección. Por ende, no hay en esta doctrina del Concilio ningún milenarismo.
----------El Concilio exalta la dignidad del laico cristiano y la autonomía de los valores temporales, pero al mismo tiempo reafirma la doctrina tradicional de la superioridad del sacerdocio y de la vida religiosa sobre el matrimonio y sobre la vida laical y secular. Ninguna secularización.
----------El Vaticano II afirma el derecho a la libertad religiosa y la importancia del diálogo interreligioso, sin desmentir para nada la doctrina tradicional de la superioridad del cristianismo sobre las otras religiones y el deber de cada hombre de adherir a Cristo. Ningún indiferentismo o liberalismo.
----------El Concilio enseña que las otras religiones tienen elementos de verdad, pero a la vez enseña que la plenitud de la verdad está sólo en la Iglesia católica. A la par, enseña que los no-católicos en buena fe están en parcial comunión con la Iglesia católica; pero dicho eso, el Concilio no excluye la existencia del cisma y de la herejía que excluye totalmente de la pertenencia a la Iglesia. Alguien se puede salvar también sin los sacramentos, pero los sacramentos pertenecen al plan ordinario de la salvación.
----------El Concilio enseña que el ecumenismo comporta el reconocimiento de comunes valores cristianos, sin embargo los hermanos separados son invitados a entrar en la Iglesia católica. El diálogo es importante, pero no es fin en sí mismo: está dirigido a la evangelización y a la conversión.
----------El Concilio presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios, pero al mismo tiempo de enseñar esa doctrina no niega en absoluto la doctrina tradicional de la Iglesia como Cuerpo místico y Esposa de Cristo. Por otra parte, la Iglesia terrena es importante, pero permanece siempre el primado de la Iglesia celestial.
----------El Concilio abandona la tradicional doctrina de la religión de Estado y la preferencia hacia el régimen monárquico. El Concilio elige la libertad religiosa y la democracia, pero entendidas no en sentido liberal, sino en su fundamento evangélico, según las sugerencias de Maritain, Congar y Gilson.
----------Ciertamente el Concilio abandona aquí una larga tradición, que no pertenece a la Sagrada Tradición Apostólica, la única inmutable y que nunca la Iglesia podrá abandonar.
----------Indudablemente el Concilio deja de lado una cierta concepción tradicional acerca de la inferioridad de la mujer respecto al varón, y también una cierta idea clasista de la sociedad y del trabajo, y a la vez rechaza las viejas ideas sobre la inferioridad de los pueblos ex-coloniales respecto a los europeos, así como un cierto tradicional desprecio por el pueblo judío. Pero no abre el sacerdocio a la mujer, no niega la responsabilidad de la Europa cristiana frente a los otros pueblos, no niega la mayor importancia del trabajo intelectual respecto al manual, y no niega que también los Judíos puedan salvarse sólo en Cristo.
----------Está bien claro que el Concilio ha procurado abandonar algunas visuales o perspectivas o puntos de vista tradicionales, los cuales, aunque se hubieran sostenido durante siglos, no corresponden en realidad a la sustancia de la Sagrada Tradición, y de hecho se han revelado contrarios a ella.
----------Ahora bien, en los futuros artículos que formarán parte de esta serie, me limitaré a mostrar, entre estos puntos antes mencionados, aquellos que mayormente, en mi opinión, pueden crear dificultades de comprensión, mostrando, con la debida y precisa citación de las fuentes, la continuidad, aunque en el progreso, entre la enseñanza pontificia precedente y las doctrinas del Concilio Vaticano II.
Gracias Padre Filemón.
ResponderEliminarCreo que en la Doctrina y en los Documentos del Concilio hay que estar unidos ¡firmemente! ¡Quien no sigue a la Iglesia está fuera! Ni siquiera cerca de Jesús'!!!!!!!!!! Unidos en la oración!!!!!!!
Querida Herminia,
Eliminarme complace que te agraden mis notas. Agradezco, entonces, tu consenso. Y recemos por todos los que todavía no entienden que no se puede ser de Cristo sin estar unidos a su Vicario en la tierra.
Herminia: mejor rece por su conversión, y lo mismo habría que decirle al autor de este artículo, y rezen pidiendo la intercesión de San Marcel Lefebvre y el único prelado católico que queda en circulación, Mons. Viganò.
ResponderEliminarEstimado anónimo,
Eliminarquizás sea mejor que rece por su propia alma, visto que usted está falsificando el nombre de católico, apoyando a los cismáticos.
Estimado padre Filemón: estos artículos suyos que tratan de la correcta interpretación de los documentos del Concilio Vaticano II, creo que tienen el mérito de proporcionar excelentes argumentos para una tarea pacificadora entre los dos partidos (absolutamente minoritarios hasta la insignificancia) en los que el Magisterio la Iglesia es hoy duramente combatido, con grave daño a los buenos y verdaderos católicos (la enorme mayoría, casi unánime). Tiene usted razón: debemos rezar para que los ciegos vean, los sordos sientan y los paralizados caminen. Y los que pueden indicar el camino, teólogos como usted, dan una gran contribución en este sentido. No renuncie a su tarea.
ResponderEliminarEstimado Aureliano,
Eliminarle agradezco estas buenas palabras, que me animan a seguir por el camino correcto y me alegro de que usted, con mis palabras, hayas obtenido provecho.
Estimado padre,
ResponderEliminaryo he tenido a menudo la impresión de que uno de los nudos sin resolver en la Iglesia actual es la tensión entre unidad y verdad, y que a menudo, en la retórica homilética así como en los discursos más o menos de circunstancia, se anteponga siempre sin excepción la primera a la segunda, o que se intente salvar a las dos sin tener que elegir entre ellas. Pero además tengo la impresión (pero quizás me equivoco, y si es así, por favor corrijame) que la unidad no solo no puede prescindir de la verdad, sino que depende intrínsecamente de ella, de modo que si una opción "política" se debiera imponer, no sería correcto favorecer una unidad basada en el compromiso sobre algo en lo que no hay por qué comprometerse. Dicho en términos mucho más pobres, en un momento dado, frente a los inaceptables extremismos de los hiper(pseudo)tradicionalistas y modernistas, me temo que se planteará de manera dramática un aut-aut, en el que la Suprema Cátedra también tendrá que volver a decir "non possumus". Esta es mi opinión. ¡Gracias por sus posts!
Sergio Villaflores (Valencia, España).
Estimado Sergio,
Eliminarusted pone en evidencia un problema de fondo en la Iglesia, un problema que siempre ha existido, pero que hoy se ha agudizado, es decir, la relación entre unidad y verdad.
Me parece notar en general un escaso amor por la verdad y por la doctrina, acompañado ese desamor por la verdad con la pretensión de realizar una unidad en la pluralidad, olvidando el hecho de que la concordia solo es posible sobre la base de una verdad comúnmente aceptada.
Los opuestos extremismos, a los cuales me refiero, son la señal de esta escasa atención por la verdad, como valor universal. Por eso hay quienes se cierran en la faccionalidad, que conduce inevitablemente a la falta de caridad.
Debemos orar al Espíritu Santo, para que el Papa, en la plenitud de su carisma de promotor de la unidad en la verdad, pueda conducir esta obra de pacificación, que creo que en el fondo es el deseo de todos.
el Concilio VTII ha producido documentos con todo dentro y su contrario, por lo que es difícil decir qué es lo que ha dicho el concilio.
ResponderEliminarQuiero citar al respecto una frase de Francisco, el 30 de enero de 2021: "El Concilio es magisterio de la Iglesia. O tú estás con la Iglesia y por tanto sigues el Concilio, y si tú no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, como quieres tú, no estás con la Iglesia. En este punto debemos ser exigentes, severos. El Concilio no se negocia...".
Fueron palabras que causaron gran revuelo. Creo que Bergoglio quiso decir más propiamente que él es el único intérprete autorizado del Concilio y por tanto o me siguen o están fuera de la Iglesia.
Estimado Jorge,
Eliminarlo que usted dice respecto a las doctrinas del Concilio es una gran falsedad. Me eximo de argumentar sobre ello, porque tales argumentos son innecesarios entre católicos, y lo presupongo a Ud. un católico: basta con que usted revise lo que implica su nombre de "católico" para que Ud. mismo advierta la falsedad de cuando usted dice.
Por cuanto respecta a las palabras del Papa sobre el Concilio Vaticano II, él es efectivamente, en cuanto Papa, el único intérprete infalible del Concilio, precisamente porque el Papa, por encargo de Cristo, goza de esta facultad de juicio y en esto es la guía de todos los cristianos. Negar esto significa ponerse fuera de la Iglesia, como ha hecho Lutero y como han hecho todos los herejes.
No es verdad querido Padre, la LG contiene diferentes concepciones de Iglesia. Sin embargo estoy con Mons. Vigano cuando trata del VATII, pues es un sucesor de los Apóstoles.
EliminarEstimado Jorge,
Eliminarmons. Viganò se apartó de la comunión con sus hermanos obispos y con el obispo de Roma y Vicario de Cristo, por el hecho de acusar a las doctrinas del Concilio Vaticano II de estar en contradicción con la Tradición.
Y debo decir (no por inmodestia, sino para que usted tenga en cuenta que sé de lo que hablo), que, en condición de teólogo, llevo más de cuarenta años frecuentando las doctrinas del Concilio y, debo decir, con gran pesar por cierto, que me he dado cuenta de esta discrepancia en el juicio sobre el Concilio entre mons. Viganò y el juicio de los Papas del postconcilio, siendo los Papas del postconcilio los únicos intérpretes auténticos del Concilio Vaticano II.
No siendo un Concilio dogmático, ¿qué es lo que hay que rechazar para estar fuera de la Iglesia? No está claro...
ResponderEliminarNo, no está claro.
EliminarEstimado Donato,
Eliminarcomo los Papas del postconcilio han clarificado con precisión en varias ocasiones, sobre todo san Paulo VI y el papa Benedicto XVI, los Documentos del Concilio Vaticano II no son solo pastorales, sino también doctrinales, como he explicado en varias ocasiones en mis muchos artículos en este blog.
Por lo tanto, las palabras del papa Francisco (citadas por un lector anterior) deben ser referidas a las doctrinas del Concilio, porque son estas las que no contienen errores (ni pueden contenerlos) y siempre son verdaderas; mientras que las directrices pastorales pueden ser revisadas por un Concilio posterior o por un Papa posterior, como siempre ha sucedido en la historia de la Iglesia.
Estimado Esteban,
Eliminarcomo los Papas del postconcilio han clarificado con precisión en varias ocasiones, sobre todo san Paulo VI y el papa Benedicto XVI, los Documentos del Concilio Vaticano II no son solo pastorales, sino también doctrinales, como he explicado en varias ocasiones en mis muchos artículos en este blog.
Por lo tanto, las palabras del papa Francisco (citadas por un lector anterior) deben ser referidas a las doctrinas del Concilio, porque son estas las que no contienen errores (ni pueden contenerlos) y siempre son verdaderas; mientras que las directrices pastorales pueden ser revisadas por un Concilio posterior o por un Papa posterior, como siempre ha sucedido en la historia de la Iglesia.
¿Quiénes son, en definitiva, los que quedan fuera de la Iglesia?
Eliminar¿Cuáles son estas doctrinas? si no puede sintetizarlas aquí, ¿podría al menos darnos alguna referencia?
EliminarEstimada Paulina,
Eliminarestán excluidos del rebaño de Cristo los cismáticos, es decir, aquellos que desobedecen al Papa; los herejes, es decir, aquellos que rechazan alguna verdad de fe; y los apóstatas, que son aquellos que abandonan completamente la fe.
Estimado Donato,
Eliminarlas doctrinas son sobre todo aquellas de los documentos: Sacrosanctum Concilium, Lumen Gentium y Dei Verbum. Algunos elementos doctrinales se encuentran también en: Unitatis Reditengratio, en Nostra Aetate y en Dignitatis Humanae. En todo caso, se encuentran doctrinas en todos los documentos conciliares. Le invito a ir a leer estos documentos.
Entiendo que, según está escrito, poco más poco menos, en Dignitatis humanae, la primera alianza , la con el pueblo judío no ha terminado. ¿Pero caso no se rompió el velo del templo en la noche del viernes santo?
EliminarLuego está el problema de la libertad de conciencia, me parece que hay una carta del vaticano a los lefebvrianos que explicaba que la libertad de conciencia debe entenderse en sentido negativo (nadie puede ser obligado) pero no existe en el sentido de que se pueda pensar lo que se quiera.
EliminarLeí que ese punto fue querido por el card. Bea ¿Sabe algo de esto? Los judíos esperan todavía (al menos los que esperan) un mesías político.
EliminarGracias, padre, por la invitación, que intentaré seguir. Pero ¿podría mientras tanto darme algún ejemplo? Gracias.
EliminarEstimado Dino,
Eliminarla Alianza de Israel con Dios ha sido sustituida por la Nueva Alianza, pero ello en el sentido de que la Nueva Alianza ha mejorado y ha completado a la Antigua Alianza. Por tanto, en este sentido se puede decir que entre Dios y la humanidad hay una única Alianza, que ha sido iniciada con Israel y culminada con la Iglesia, que es el Nuevo Israel y el Pueblo de la Nueva Alianza.
Estimado Dino,
Eliminarpor cuanto respecta a la libertad religiosa, está claro que ella no se basa en absoluto en una concepción subjetivista o relativista de la verdad. La llamada a la conciencia se refiere al hecho de que la conciencia está hecha para la verdad y, sin embargo, quien erra en buena fe debe ser respetado, a condición naturalmente que no cause grave daño al bien común.
Estimado Dino,
Eliminarpor cuanto respecta al cardenal Bea, no sé darle una respuesta. Por cuanto respecta a la espera del Mesías, hay judíos que lo entienden en sentido político, pero también hay judíos piadosos que esperan al Mesías en sentido religioso.
Estimado Donato,
Eliminarun ejemplo del valor doctrinal lo encontramos en la Declaración Nostra Aetate, donde se enseña que nosotros los Cristianos y los Musulmanes adoramos a un Unico Dios, Creador y Omnipotente, que es el Dios de la Religión natural, por lo cual también se reconoce que lamentablemente ellos no aceptan el dogma Trinitario.
Lo cual es un dato puramente antropológico, porque la Salvación se da solo por medio de Jesucristo. Corríjame, padre, las eventuales imprecisiones.
EliminarEstimado Donato,
Eliminarusted debe distinguir el conocimiento de Dios según la religión natural y el conocimiento de Dios según la religión cristiana.
El acuerdo con los Musulmanes es en el plano de la religión natural o de esa fraternidad universal, de la cual habla el papa Francisco (por ejemplo, y sobre todo, en la encíclica Fratelli tutti). En este plano, todos los hombres saben que Dios existe. Por consiguiente, en este sentido, el Concilio Vaticano II dice que el Dios de los Musulmanes es también el nuestro, porque Dios es Uno solo.
Ahora bien, el desacuerdo entre nosotros y los musulmanes se refiere a la religión revelada, es decir el Cristianismo, que prevé el Misterio Trinitario, notoriamente no aceptado por ellos.
¿Qué hermano es el que quiere la condenación eterna del hermano? Sería peor que Caín.
EliminarJesús ha dicho: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado".
No dijo "basta con que sepan que Dios es el mismo".
Bonito hermano el que te confirma en el error y te lleva a la condenación eterna.
Estimado Donato,
EliminarJesucristo, al mandar enseñar (en el pasaje por usted citado) acerca del Dios Trinitario, suponía evidentemente ese conocimiento natural de la existencia de Dios, que se demuestra por la simple razón.
En otros términos: ¿cómo se hace para creer en la Trinidad, si ésta es la Trinidad del Dios Uno, cuya existencia está demostrada por la razón?
Por lo tanto, el encontrarnos de acuerdo con los Musulmanes sobre el hecho de que ellos y nosotros adoramos a un solo Dios, Creador y Providente, este hecho no implica ninguna ofensa para el Musulmán, sino que, como nos aclara bien el papa Francisco, este es el primer paso para conducirlos al conocimiento de Cristo.
Dino: dices que "hay una carta del Vaticano a los lefebvrianos, que explicaba que la libertad de conciencia debe entenderse en sentido negativo".
EliminarSí
Eliminar¿Y puedes darme referencias o no?
EliminarDisculpen, pero ¿hay alguien que, después de haber predicado el evangelio a los musulmanes, les explique que Mahoma, o se lo inventó todo estafando a medio mundo, o ha visto a un diablo darle el corán?...
EliminarCayetano: tengo que buscar esa carta. Lo haré mañana. pero la carta que había era privada no pública, debo buscar donde guardé el texto y la noticia que de ella daba una persona hace años
EliminarEstimado Dino,
Eliminaren el diálogo con los musulmanes, y, de modo general, en cualquier diálogo con exponentes de otras religiones no cristianas, es necesario tener confianza en la sana razón humana y poseer un conocimiento histórico suficiente.
Por otra parte, incluso admitiendo que en el Corán hay errores, el tratar al musulmán con un tono tan despectivo no es una actitud de cristiano.
Estimado padre Filemón:
EliminarYo no creo que trato mal a las personas, pero lo que digo es que el musulmán en cuanto a la doctrina del islam o se salva o no se salva. Es cierto que el Corán puede tener partes de verdad, pero lo del diablo que se le apareció, lo agarró del cuello y le dio el texto del Corán, me parece que lo escribió un monje medieval en Egipto
Estimado Dino,
Eliminarle confieso que yo también tengo la fuerte sospecha de que en el Corán haya algún tipo de influencia demoníaca.
Sin embargo, la misma Iglesia y hoy el papa Francisco nos hacen comprender claramente que al mismo tiempo el Corán contiene muchas verdades que coinciden con las de la Sagrada Escritura.
Entonces, ¿cuál es el trabajo que hay que hacer?
Individuar estas influencias demoníacas y dejarlas de lado. Al mismo tiempo, siguiendo el ejemplo del Papa, es necesario poner de relieve los puntos en común y trabajar juntos sobre ellos. He aquí el acuerdo de Abu Dhabi.
¿Trabajar para...? ¿Cuál es el objetivo? ¿Limitar el número de mártires? No veo muchos otros fines.
EliminarTal vez estoy confundido, pero creo haber visto un libro que me parece de dos volúmenes de los primeros 60 antes del concilio o del 58/59 de un dominico francés sobre el Islam. un texto importante pero no recuerdo el nombre del autor, que leí que sostenía que el Corán que llegó a nosotros era un texto resumido y simplificado de una obra más amplia tomada por textos gnósticos y cabalistas judíos
EliminarEstimado Donato,
Eliminarel objetivo de la colaboración con los musulmanes son los valores de la justicia social, de la solidaridad humana, de la atención a los más pobres, del rechazo de la violencia, del terrorismo y del fundamentalismo, así como, por nuestra parte, el compromiso de dar un testimonio cristiano creíble para que, con la ayuda del Espíritu Santo, podamos acercarlos a Cristo.
Gracias, padre Filemón, por su respuesta.
ResponderEliminarSupongo que si alguien no está de acuerdo con lo que el Papa ha dicho acerca de la obligación de los cristianos de vacunarse (he visto una entrevista que le han hecho sobre eso), entonces no por no estar de acuerdo con las vacunas, uno se queda fuera de la Iglesia.
Estimada Paulina,
Eliminarla posición oficial del Papa sobre la vacuna no es la que ha expresado en las entrevistas, donde simplemente ha manifestado su opinión personal, sino que es la expresada por el anterior documento de la Congregación (hoy Dicasterio) de la Fe, en el cual se dice que si uno, por serios motivos, no se siente bien con las vacunas o no piensa que deba vacunarse o no puede vacunarse, puede prescindir de ello.
Además, está el problema de las vacunas obtenidas de fetos abortados...
ResponderEliminarEstimada Paulina,
Eliminarpor cuanto respecta al otro problema que usted menciona, el de la utilización de los fetos abortados para la elaboración de las vacunas, el Documento de la CDF que le he mencionado, explica que quien recibe una vacuna, obtenida eventualmente de fetos abortados ilegalmente, no debe sentirse culpable, porque en cualquier caso la culpa, si ella existe, está en aquellos que han utilizado los fetos o que incluso han provocado el aborto.
De todos modos, padre, se trata de un documento de una oficina de la Curia romana, no es magisterio.
EliminarEstimada Paulina,
Eliminarse trata de una nota de la Congregación para la Doctrina de la fe (hoy Dicasterio), que depende directamente del Papa y por lo tanto se trata del magisterio de la Iglesia y no de opiniones de médicos. Aquí está el enlace:
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20201221_nota-vaccini-anticovid_sp.html
Mucha gente que se vacunó y ahora sufre las consecuencias de esas vacunas agradece este acto del magisterio que resultó dañino para su salud.
EliminarEstimado Claudio,
Eliminarlas vacunas contra el Covid (de eso estamos tratando) han tenido consecuencias positivas (las más) y consecuencias negativas también. De esto hay datos constatables, y no está aquí en discusión tal cuestion, sino que es un dato simplemente verificable con las estadísticas en cada nación en que se aplicaron o no se aplicaron o se aplicaron de tal o cual manera, las vacunas anti-covid. De esto no trato, porque no tengo competencia en la materia.
Por cuanto respecta al Magisterio de la Iglesia, como le he dicho a la anterior lectora, se debe distinguir en el Papa lo que comporta Magisterio, de lo que comporta mera opinión personal de tal o cual Papa.
Más allá de las expresiones personales del Papa en las entrevistas, acerca de la vacunación durante la pandemia, tal como he dicho en mis comentarios anteriores, la posición oficial del Papa es la expresada por el documento del Dicasterio de la Fe al que he hecho referencia, y en tal documento, se expresa claramente los motivos por los cuales se puede prescindir de la vacunación.
El Magisterio hace referencia a la Fe y a la vida cristiana, no a cuestiones científicas, y por lo tanto no a la eficacia de tal o cual vacuna.
Tal vez si se utilizan los fetos, abortados ad hoc ya que necesitan niños sanos y todavía vivientes..., se incentiva el aborto pero aquí la lógica ya ha confluido en el círculo vicioso..., lo que los italianos llaman (en política) "cerchiobottismo"...
EliminarEstimado Francisco,
Eliminarincluso admitiendo que en el inicio del proceso, que ha conducido a la producción de la vacuna de prevención del Covid, se hayan cometido pecados, el mencionado documento del dicasterio de la Fe, aplicando un principio moral clásico, tranquiliza las conciencias asegurando que tales conciencias, al no tener ninguna responsabilidad en los supuestos delitos, se deben considerar absolutamente inocentes, por lo cual las personas pueden recibir tranquilamente la vacuna.
Ok, pero si los usamos incentivamos su uso futuro, no es como tomar un brazo de un muerto asesinado por alguna mafia...
EliminarRespecto al Concilio... De Mattei ha desenterrado en profundidad la historia del Concilio, pero aquí el bomberismo eclesiástico lo cubre todo (recuerdo el shampoo que le hizo a un fulano en una conferencia).
EliminarEstimado Francisco,
Eliminarhe dicho claramente que estos fetos pueden muy bien ser el efecto de acciones pecaminosas, pero no necesariamente. Por otra parte, el permiso dado por el Dicasterio de la Fe no debe entenderse como una maniobra laxista que tolera el aborto, sino que, como he dicho, es simplemente la aplicación de un principio clásico de la moral, según el cual uno no peca al usar cosas, sobre las cuales otros han pecado o pueden haber pecado.
Estimado Francisco,
Eliminarconozco el libro de De Mattei y hasta cierto punto le tengo estima al autor en cuanto a su competencia como historiador. Pero luego, cuando en su labor de historiador propiamente católico llega el momento de hacer el trabajo histórico propiamente dicho, de hacer filosofía y teología de la historia, vale decir, de ver relaciones de causa y efecto (al menos en el nivel cosmológico en el que se ubica la historia), entonces a De Mattei lo pierde su ideología indietrista (por no decir filolefebvriana o lefebvriana). En otras palabras, De Mattei no logra apreciar el valor del Concilio. Hace el habitual discurso equivocado de los indietristas filolefebvrianos, que, en lugar de culpar a los modernistas de las actuales desviaciones, le atribuyen la culpa al Concilio.
Lamentablemente, en este sentido, De Mattei da la impresión de ser historiador no por el propósito específico de la historia, sino por pasadismo, o sea, por apego al pasado (aquí en Argentina tenemos también un puñado de "historiadores" con ese perfil).
Estimado padre Filemón: me complace reconocer que tanto su preparación como su amabilidad exigen justo respeto. Sobre el Concilio creo que los elementos doctrinales no son tan discutibles como los litúrgicos y la actitud hacia la modernidad mantenida en un clima pre-sesenta y ocho.
ResponderEliminarEstimado Esteban,
Eliminarprecisemos nuestro modo de hablar: por cuanto respecta a las declaraciones doctrinales del Concilio Vaticano II como de cualquier otro de los 20 Concilios Ecuménicos anteriores, no son discutibles (no "tan discutibles", como dice usted), vale decir, no pueden ser discutidas, porque ellas no contienen nunca errores doctrinales, que es lo mismo que decir que son "infalibles", precisamente por que se trata de declaraciones tomadas por el Concilio (cualquier Concilio) con el Papa y bajo el Papa, que es el garante de esa infalibilidad.
Ahora bien, quizás su confusión se deba a que en uno de mis comentarios anteriores he mencionado ciertos "documento doctrinales" del Concilio, indicando las constituciones Sacrosanctum Concilium, Lumen Gentium y Dei Verbum.
Ahora bien, aún con ser doctrinales, estos documentos son también "pastorales", al menos en dos sentidos: 1) están redactados con un lenguaje pastoral, y 2) contienen también prescripciones pastorales.
Respecto a ello, y en concreto por cuanto respecta a la Sacrosanctum Concilium, y otros documentos en cuanto a sus directrices pastorales, no está prohibido realizar una crítica prudente.
En particular, el defecto de la pastoral conciliar, reconocido también por estudiosos en plena comunión con la Iglesia, es una tendencia excesivamente optimista, utópica y buenista, que parece eclipsar las consecuencias del pecado original.
Estoy totalmente de acuerdo. No soy en absoluto un preconciliar. Pero algunas cosas podemos discutirlas. Es necesario discutir lo que puede ser discutido, de lo contrario seguirán las divisiones internas en la Iglesia.
EliminarEl defecto del concilio, en mi opinión, es que a la modernidad positiva de finales de los años 50 le faltaba el declive posterior. Por lo tanto, los padres conciliares no tenían idea de lo que iba a suceder. Las decisiones pastorales habrían sido diferentes pienso.
EliminarEstimado Esteban,
Eliminarestoy de acuerdo con lo que usted dice.
Debemos tener en cuenta que los Padres conciliares no imaginaban que los fermentos modernistas, presentes sobre todo en el rahnerismo, en las décadas siguientes, habrían dado frutos tan nefastos.