Es interesante la doctrina del Magisterio pontificio (preconciliar) acerca de la diversidad-reciprocidad espiritual entre varón y mujer, que no afecta en absoluto a la sustancial igualdad, sino al contrario, la expresa bajo dos modalidades diferentes y recíprocamente complementarias. Ella debe tener una base en el alma misma del varón y de la mujer. Pero tal doctrina pone también las premisas para una reciprocidad entre varón y mujer no sólo sobre el plano natural, social, civil y cultural, sino también sobre el plano sobrenatural y eclesial, como enseñará luego el Magisterio pontificio (postconciliar). [En la imagen: Virgen María con el Niño, entronizados con Santos, témpera y oro sobre tabla, de 1504-1505, obra de Rafael Sanzio, Museo Metropolitano de Arte, New York].
De la feminidad como defecto a la feminidad como valor
----------La conexión de la feminidad con el binomio Iglesia-María ha sido preparada por la toma de conciencia del valor propio de la feminidad, que se ha actuado bajo el influjo del cristianismo, sobre todo a partir del siglo XVIII, y que hoy goza de un período de pleno florecimiento. A decir verdad, desde un punto de vista histórico se ha verificado un fenómeno paradojal: la tradición cristiana pre-iluminista y en parte hasta finalizado el siglo XIX, aún disponiendo en la enseñanza bíblica rectamente interpretada un extraordinario estímulo para la promoción de la mujer, se ha dejado engañar durante largos siglos por esquemas interpretativos de la feminidad de origen griego y extra-bíblico, mientras que curiosamente el iluminismo, con sus doctrinas igualitarias, aún poniéndose en oposición a la tradición cristiana, de hecho ha dado impulso a una concepción positiva de la mujer que en realidad encuentra sus raíces últimas en la enseñanza del Evangelio.
----------De tal manera, ha sucedido que, paradojalmente, los no-cristianos se han encontrado sosteniendo una concepción cristiana de la mujer en oposición a la concepción que sostenía la inmensa mayoría de los mismos cristianos, los cuales permanecieron apegados a una exégesis bíblica falsa y superada. Se puede decir que el equívoco se ha aclarado definitivamente sólo en el pasado siglo XX, cuando finalmente la exégesis católica ha comenzado a tomar distancias de las concepciones griegas y paganas y a descubrir el inmenso valor de la feminidad, que vino a la luz de una más atenta interpretación de la revelación cristiana.
----------Hay que notar que el Magisterio pontificio, a partir de Pío XII, ha adoptado en plenitud el feminismo cristiano, ofreciéndonos sobre el tema una cantidad de enseñanzas de gran volumen y de gran interés.
----------Las renovadoras enseñanzas del papa Pío XII sobre la mujer han sido reunidas ya desde hace décadas en variadas recopilaciones; famosa ha seguido siendo la profética referencia al "ingreso de la mujer a la vida pública", en la encíclica Pacem in Terris del papa san Juan XXIII; numerosas e importantes son las referencias a la mujer en los documentos del Concilio Vaticano II; y también el Mensaje del Concilio a las mujeres. También se han recopilado las enseñanzas del papa san Paulo VI sobre el tema. Finalmente, muy conocida es la Carta apostólica Mulieris dignitatem del papa san Juan Pablo II.
----------Los pilares importantes de la concepción cristiana de la dignidad de la mujer se encuentran en Pío XII: a) sustancial igualdad de naturaleza y personalidad entre hombre y mujer, con idéntico fin natural y sobrenatural; b) recíproca complementariedad sobre la base de diferencias naturales -por lo tanto queridas y creadas por Dios- que tocan no sólo al cuerpo sino también al espíritu, sin embargo sin afectar la sustancial igualdad ya mencionada; necesidad, por tanto, de una "mutua coordinación" entre varón y mujer "que ejerza su influjo en todas las manifestaciones de la vida humana y social" (no se señalan todavía las actividades eclesiales: este tema será abordado por el Magisterio eclesial posterior).
----------Dice por ejemplo Pío XII: "El varón y la mujer son, en lo que se refiere a la personalidad, de igual dignidad y honor, valor y estima. Pero no se igualan en todo. Determinadas dotes, inclinaciones y disposiciones naturales son propias solamente del varón o de la mujer, o se les atribuyen diferentes grados y valores, unos más al varón, otros más a la mujer, de esta manera, la naturaleza también les ha dado diferentes campos y oficios de actividad. No se trata aquí de capacidades o disposiciones naturales secundarias, como serían propensiones o aptitudes a las letras, a las artes o a las ciencias; sino dotes de eficacia esencial en la vida de la familia y del pueblo" (Alocución a la Juventud Femenina de la Acción Católica Italiana, 24 de abril de 1943).
----------"Para Nos, el problema femenino -decía Pío XII el 21 de octubre de 1945, en su Alocución a representaciones de Asociaciones femeninas sobre los deberes de la mujer en la vida social y política- así en su conjunto, como en cada uno de sus múltiples aspectos particulares, consiste todo él en la conservación y en el incremento de la dignidad que la mujer ha recibido de Dios. Para Nos, se trata de un problema no de orden meramente jurídico o económico, pedagógico o biológico, político o demográfico; sino que, aunque en su complejidad, gravita todo en torno a la cuestión: ¿cómo mantener y reforzar esa dignidad de la mujer, máxime hoy, en las coyunturas en las cuales la Providencia nos ha puesto? Ver de otra manera el problema... sería lo mismo que eludirlo, sin ningún provecho para nadie, mucho menos para la mujer misma. Separarla de Dios, del sabio ordenamiento del Creador, de su santísima voluntad, es desviar el punto esencial de la cuestión, vale decir, la verdadera dignidad de la mujer, dignidad que ella tiene solamente de Dios y en Dios... El varón y la mujer no pueden mantener y perfeccionar esta su igual dignidad sino respetando y poniendo en acto las cualidades particulares que la naturaleza ha otorgado al uno y a la otra, cualidades físicas y espirituales indestructibles, de las cuales no es posible trastornar el orden, sin que la naturaleza misma venga siempre a restablecerlo"
----------"La mujer -dice Pío XII al XIV Congreso Internacional de la Unión Mundial de las Organizaciones femeninas católicas, el 29 de septiembre de 1957- viene de Dios; le debe su existencia, las características de su ser, de su tarea terrena, y el destino eterno que coronará el cumplimiento fiel de su misión. Esta verdad, que ya la razón hace conocer, adquiere en la luz de la fe su pleno significado y una certeza absoluta. ... Por sus disposiciones innatas y la función a la que su naturaleza la destina, la mujer está más en armonía con las realidades espirituales. Los percibe más fácilmente, vive más conscientemente de ellos, los interpreta y los hace sensibles a los demás. ... La personalidad femenina en su estructura física y psíquica responde a un designio particular del Creador. El hombre y la mujer son imágenes de Dios y, según su modo propio, personas iguales en dignidad y con los mismos derechos, sin que se pueda sostener en modo alguno que la mujer sea inferior. ... Por eso Dios ha dispensado a la mujer dones inestimables, que le permiten transmitir no sólo la vida física, sino también las disposiciones más íntimas del alma y las cualidades de orden espiritual y moral, que determinan el carácter. Los estudios modernos de psicología ponen de relieve la complejidad y la originalidad de la naturaleza femenina, para que no sea necesario que Nos nos detengamos en ello. Señalemos también que estas mismas cualidades se despliegan felizmente en todos los demás ámbitos de la vida social y cultural".
----------Es interesante esta doctrina de la diversidad-reciprocidad espiritual entre varón y mujer, que no afecta en absoluto a la sustancial igualdad, sino al contrario, la expresa bajo dos modalidades diferentes y recíprocamente complementarias. Ella debe tener una base en el alma misma del varón y de la mujer, como he tratado de demostrar en un estudio dedicado al tema (véase un resumen en mi artículo en este blog titulado: ¿Qué diferencia hay entre el alma del hombre y la de la mujer?).
----------Pero tal doctrina pone también las premisas para una reciprocidad entre varón y mujer no sólo sobre el plano natural, social, civil y cultural, al cual se había limitado Pío XII, sino también sobre el plano sobrenatural y eclesial, al cual se referirán los Pontífices posteriores, sobre todo san Paulo VI y san Juan Pablo II, que debieron afrontar en repetidas ocasiones el problema de la ordenación sacerdotal de la mujer. Veremos mejor este punto al final de este estudio, dedicado al rol de la mujer en la Iglesia a la luz de María.
----------Un aspecto nuevo del problema de la promoción de la mujer que fue abordado por el papa san Paulo VI, es el de determinar con precisión, cuáles son estas cualidades psico-espirituales propias de la mujer, dado que sobre este punto el papa Pío XII se había limitado solamente a las genéricas, aún cuando sean firmes y claras, enunciaciones de principio. En el ámbito de esta intención, san Paulo VI se ha preocupado por vincular estrechamente el ideal de la mujer al modelo mariano, a su vez actualizado según los cánones de la moderna ciencia y dignidad de la feminidad. Este tema está particularmente desarrollado por san Juan Pablo II en la encíclica Marialis cultus, sobre la cual tendremos ocasión de retornar.
----------Paulo VI fue estimulado a abordar el delicado tema del rol de la mujer en la Iglesia por instancias emergidas del Concilio Vaticano II (Apostolicam actuositatem, n.9) y del Sínodo de los Obispos de 1971, como él mismo hubo de reconocer en el discurso a los miembros de la Comisión de estudio sobre la Mujer en la Sociedad y en la Iglesia y a los del Comité para el Año Internacional de la Mujer, el 31 de enero de 1976.
----------Hablando luego de las cualidades espirituales-morales propias de la mujer, Paulo VI hubo de decir: "Para Nos, Mujer es reflejo de una belleza que la trasciende, es signo de una bondad que nos parece ilimitada, es espejo del hombre ideal, como Dios lo concibió, su imagen y su apariencia. Para Nos, Mujer es la visión de la pureza virginal, que restaura los sentimientos afectivos y morales más elevados del corazón humano; para Nos es la aparición, en la soledad del hombre, de su compañera, que conoce las dedicaciones supremas del amor, los recursos de la colaboración y de la asistencia, la fortaleza de la fidelidad y de la laboriosidad, el heroísmo habitual del sacrificio; para Nos es la Madre -¡inclinémonos!-, la fuente misteriosa de la vida humana, donde la naturaleza recibe aún el soplo de Dios, creador del alma inmortal...; para nosotros es la humanidad, que lleva en sí la mejor actitud a la atracción religiosa, y que, cuando sabiamente la sigue, se eleva y sublima a sí misma en la expresión más genuina de la feminidad; y que, por tanto, cantando, rezando, anhelando, llorando, parece naturalmente converger hacia una figura única y suma, inmaculada y doliente, que una Mujer privilegiada, entre todas la bendita, fue destinada a realizar, la Virgen Madre de Cristo, María" (al 52° Congreso nacional de la Sociedad Italiana de Obstetricia y Ginecología, del 29 de octubre de 1966; pasaje retomado en el discurso al XXV Congreso de la Unión de Juristas Católicos Italianos, del 7 de diciembre de 1974).
----------Por cuanto respecta al papa san Juan Pablo II, además de recoger y sintetizar toda la herencia de los precedentes, se puede decir que ha dado una contribución propia sobre dos puntos:
----------1) Las consecuencias morales que derivan de esta nueva visión positiva de la mujer, con particular referencia a la práctica de la castidad, tanto conyugal como religiosa, entendida como reciprocidad entre varón y mujer, en una amplia visión de la historia de la salvación, que hace referencia tanto al estado de inocencia originario, como a la resurrección gloriosa, en la cual la relación entre varón y mujer aparece como el modelo escatológico de la reciprocidad terrena, tanto conyugal como religiosa. Se trata de aquello que Juan Pablo II ha llamado "teología del cuerpo", o con más precisión "significado esponsalicio del cuerpo".
----------2) El valor y la función salvífica de la feminidad como dato de fe y como signo y expresión del misterio de María y de la Iglesia. Este tema es particularmente desarrollado en la Carta apostólica Mulieris dignitatem del 15 de agosto de 1988 (nn. 2, 10, 12, 22, 25, 31).
----------Un punto que parece poco desarrollado por el reciente Magisterio pontificio, y que en mi opinión merecería mayor atención, es el de la relación de la mujer con el Espíritu Santo y el de la feminidad de la Iglesia (siempre a través de María). El primer tema sobre todo tiene fuertes raíces en la Tradición y en los Santos Padres, sobre todo orientales. Parece tratarse de dos puntos precursores de prometedores resultados por cuanto concierne a un mejor conocimiento del dato revelado acerca de la dignidad de la mujer.
----------Un intento interesante de profundizar el significado teológico de la feminidad ha sido cumplido por L. Boff en su libro El rostro materno de Dios (Ediciones Paulinas, Madrid 1979). En este libro, su Autor nota cómo según la Escritura (Gén 1,25), "tanto el varón como la mujer son imágenes de Dios" (p.110), por lo cual "lo femenino tiene una dimensión eterna" (p.110). Boff llama la atención en particular sobre el Espíritu Santo que, según él, es el "eterno Femenino" (p.106). La relación de María con el Espíritu Santo es tal que, siempre según Boff, "María debe ser considerada como asumida hipostáticamente por la tercera Persona de la Santísima Trinidad" (p.124).
----------La conexión que Boff rastrea entre la distinción varón-mujer no debe evidentemente ser vista en relación al aspecto biológico de la distinción, sino en relación a sus caracteres espirituales, puesto que Dios es purísimo espíritu, en el cual evidentemente no encontramos puesto para distinciones biológicas. Boff luego observa que "mediante el Verbo eterno lo masculino fue divinizado y eternizado", así él considera "que sea el Espíritu Santo la persona divina a la cual lo femenino es apropiado" (p.113). Me parece en cambio excesivo considerar a María como hipostáticamente unida al Espíritu: se vendría a afirmar que María es Dios como Cristo, lo que es completamente extraño a los datos de la revelación y de la fe.
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ResponderEliminarEstimado "Luis Mattini",
Eliminarsé perfectamente quien es usted, pero respeto su deseo de velar su identidad, y por eso no la revelo.
Sin embargo, ya le he pedido que se retracte de sus ofensas al Papa y a la Iglesia, pero usted insiste en seguir visitando este blog, y no sólo, pretende seguir difundiendo lo suyo.
De modo que no puedo menos que eliminar sus intervenciones, y lo seguiré haciendo.
Respecto a su escandalizarse por haber citado a Leonardo Boff en mi artículo, su intervención no hace otra cosa más que revelar su ideología, substancializando el error o el pecado, es lo mismo, como los fariseos del tiempo de Jesús.
Es evidente que a usted le cuesta entender que en cualquier filósofo o teólogo, se trate de Rahner, Schillebeeckx, Boff, o quien sea, pueden existir lados positivos junto a errores. Si he traído a colación a lo que Boff dice acerca de María y su relación con el Espíritu Santo ha sido precisamente por los aspectos que he desarrollado en mi artículo, incluso criticando lo que he debido criticar a mi leal entendimiento de teólogo. Relea entonces mi artículo y verá los límites en los que he citado a Boff y mis opiniones al respecto.
En todo caso, no pierdo mis esperanzas de que sus recurrentes visitas a este sitio le sean de alguna utilidad.