El depósito de la divina Revelación ha sido confiado por nuestro Señor Jesucristo a la Iglesia, para ser recibido inteligentemente, para ser custodiado diligentemente, para ser transmitido fielmente, para ser enseñado integralmente, para ser interpretado exactamente, para ser defendido valientemente, para ser profundizado constantemente. [En la imagen: otra fotografía de la procesión de ingreso de los Padres conciliares a la Basílica de San Pedro para la inauguración del Concilio Vaticano II, el 13 de octubre de 1962].
La autoridad magisterial del Concilio
----------La recta interpretación conciliar no depende sólo de la confrontación de sus tesis con las de la Tradición, sino también del discernimiento y de la consideración del nivel de autoridad de las enseñanzas del Concilio. A tal respecto es necesario aquí recordar, entre las "Notificaciones hechas por el Secretario General del Concilio a la 123° Congregación General del 16 de noviembre de 1964", la siguiente:
----------"La Comisión doctrinal remite a su Declaración del 6 de marzo de 1964 de la cual transcribimos el texto: 'Conformemente a las costumbres de los Concilios y a la finalidad pastoral del presente Concilio, este santo Sínodo define como vinculante para la Iglesia sólo lo que en materia de fe y de costumbres el Concilio haya explícitamente declarado tal. Las otras cosas que el santo Sínodo propone, en cuanto doctrina del Magisterio supremo de la Iglesia, todos y cada uno de los fieles deben acogerlas y considerarlas según la mente del mismo sagrado Sínodo, la cual se manifiesta tanto por la materia tratada como por el tenor de la expresión verbal, conforme a las normas de interpretación teológica'".
----------La Iglesia no enseña siempre con el mismo peso de autoridad, y tampoco en sus enseñanzas goza siempre de esa infalibilidad que también nuestro Señor Jesucristo le ha asegurado. No siempre ella empeña toda su autoridad en lo que enseña.
----------No siempre la Iglesia, a través de su Magisterio, se considera en el deber de enseñar una doctrina con la misma fuerza o perentoriedad. Por eso existen grados de autoridad que es necesario tener presentes para saber cuál es la consideración que debemos tener de cada uno de los documentos del Magisterio, de cada uno de los textos, de cada una de sus proposiciones. Se trata de una tarea evidentemente compleja y no fácil, que la Iglesia confía normalmente a los teólogos, cuando no al Magisterio mismo, cuando considera necesario u oportuno aclarar, explicar, comentar, o interpretar lo que la Iglesia misma ha enseñado, sea para eliminar dudas, sea para refutar falsas interpretaciones, o prevenir riesgos de malentendidos.
----------Por otra parte, es la Iglesia misma, a través de su Magisterio, la que proporciona a los teólogos los criterios de valoración y de discernimiento que sirven a los mismos teólogos para establecer los diversos grados de autoridad de las doctrinas, aquellos criterios que alguna vez en el pasado se llamaban las "notas teológicas". El último documento de este tipo es la ya citada Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe anexa a la Carta de san Juan Pablo II "Ad tuendam fidem" de 1998
----------La Iglesia misma a lo largo del tiempo comprende siempre mejor el depósito de la divina Revelación, al cual depósito también ella custodia siempre intacto e inalterado, sin nada que agregar y nada que quitar. Por eso, si ella ha tenido desde el inicio clarísimas y certísimas las verdades fundamentales de la fe, como por ejemplo la divinidad de Cristo, la nueva Ley, el Misterio trinitario, el ministerio, la naturaleza de la Iglesia, los sacramentos, sin embargo, algunos aspectos, concernientes a estas mismas verdades, al inicio en la sombra o tales como para suscitar dudas o interrogantes, han sido en un primer momento, e incluso durante siglos, objeto de discusiones o simples opiniones entre teólogos y doctores.
Magisterio dogmático, moral, pastoral
----------Cristo ha confiado a sus Apóstoles y a sus sucesores la tarea de enseñar la doctrina evangélica, la cual tiene un doble contenido: revelarnos el rostro del Dios Trinitario e indicarnos el camino de la salvación mediante la observancia de los divinos mandamientos. El contenido del primer tipo, de carácter especulativo, constituye la doctrina dogmática, el del segundo tipo, la doctrina moral.
----------Esta habilitación que Cristo ha dado a su Iglesia constituye el Magisterio de la Iglesia, Magisterio infalible gracias a la asistencia del Espíritu Santo, Magisterio en virtud del cual los Evangelistas han puesto por escrito la doctrina del divino Maestro, mientras los Apóstoles han comenzado a predicar en todo el mundo la Palabra de Dios. La Palabra escrita ha constituido la Escritura del Nuevo Testamento, la Palabra oral, la Sagrada Tradición. Nuevo Testamento y Tradición Apostólica constituyen juntos la totalidad de la doctrina del Evangelio.
----------Ya a partir de los primeros siglos, el Magisterio moral de la Iglesia ha comenzado a su vez a comprender dos sectores: un Magisterio que indica los deberes de todo cristiano a fin de llegar a la salvación, y esta es la doctrina de la salvación, y un Magisterio que enseñara a los pastores a guiar el rebaño hacia la salvación (por ejemplo las Cartas Pastorales contenidas en el Nuevo Testamento), y este es el Magisterio pastoral, llamado en otros términos simplemente la "pastoral".
----------Primer gran ejemplo de este género literario es la famosa "Regla pastoral" de san Gregorio Magno, del siglo VII. Ahora bien, la pastoral no se refiere propiamente a la doctrina -ya se trate de doctrina dogmática o de doctrina moral-, en cuanto dato revelado, objeto de la fe divina, donde el Magisterio ha recibido de Cristo el carisma de la infalibilidad, sino al modo o al arte de gobernar el Pueblo de Dios, tarea esta ciertamente esencial al Magisterio de la Iglesia, pero donde ella no es infalible.
Grados de autoridad del Magisterio doctrinal
----------El Magisterio dogmático puede ser llamado también magisterio "doctrinal", para distinguirlo del magisterio moral y del magisterio pastoral, aunque está del todo permitido hablar de "doctrina moral" y de "doctrina pastoral". Pero entonces para la doctrina especulativa, es necesario encontrar otro adjetivo, y de hecho está arraigado el uso en el lenguaje eclesial y teológico, de hablar de doctrina "dogmática" (hoy se habla también de teología sistemática), así como se distingue una teología dogmática de una teología moral y de una teología pastoral. En la tradición teológica tenemos la expresión "de fide et moribus", donde en el "moribus" encontramos tanto la moral propiamente dicha como la pastoral.
----------"Dogmático" evidentemente viene de "dogma", que es una palabra de origen griego, que significa "enseñanza", "sentencia". El dogma es, por convención eclesiástica, la interpretación infalible, definida en modo solemne y extraordinario por la Iglesia, de una verdad de fe de carácter especulativo que está contenida implícitamente o virtualmente en la divina Revelación.
----------El Concilio Vaticano II, sobre las huellas del Vaticano I, confirma con estas palabras la infalibilidad de las definiciones dogmáticas por el Sumo Pontífice: "Esta infalibilidad de la cual el divino Redentor ha querido proveer a su Iglesia cuando ella define la doctrina de la fe y de la moral, se extiende tanto cuanto abarca el depósito de la Revelación, que debe ser escrupulosamente custodiado y fielmente expuesto. De esta infalibilidad el Romano Pontífice, Cabeza del Colegio de los Obispos, goza en virtud de su oficio, cuando, como supremo pastor y doctor de todos los fieles, que confirma en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), proclama con un acto definitivo una doctrina referente a la fe y a la moral. Por eso sus definiciones son llamadas irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia, porque ellas son pronunciadas con la asistencia del Espíritu Santo, prometida a él en la persona de San Pedro, por lo cual ellas no tienen necesidad de ninguna aprobación de otros ni admiten tampoco apelación a otro tribunal" (Lumen gentium, n.25).
----------Sin embargo, existen también verdades de fe, pero de carácter moral o práctico, definidas por el Magisterio en la modalidad antes mencionada, las cuales, sin embargo, no son llamadas dogmas, aunque de por sí se podría hablar muy bien de "dogmas morales". Por lo tanto, también la moral cristiana es materia de fe. No existen en cambio dogmas pastorales, porque aquí, como se ha dicho, no juega la infalibilidad del Magisterio, sino sólo la humana prudencia, que no es infalible, por lo cual no se trata de materia de fe, sino sólo precisamente de normas prudenciales, que guían la acción del Pastor.
----------Pero la doctrina de nuestro Señor Jesucristo no contiene solamente enseñanzas explícitas (o sea, sus mismas palabras contenidas en los Evangelios), sino también cuanto de tal doctrina refieren o explican los autores del Nuevo Testamento, en particular los apóstoles san Pablo y san Juan. Por otra parte, existen también otras enseñanzas orales que Cristo consignó a los Apóstoles (por ejemplo las enseñanzas que Él ha impartido a los Apóstoles durante los cuarenta días que con ellos transcurrió después de su resurrección) para enseñar oralmente o por escrito: la Sagrada Tradición y las Escrituras neotestamentarias.
----------Todo esto constituye el depósito de la divina Revelación confiado por Cristo a la Iglesia, para recibir inteligentemente, para custodiar diligentemente, para transmitir fielmente, para enseñar integralmente, para interpretar exactamente, para defender valientemente, para profundizar constantemente.
----------El patrimonio de la verdad evangélica debe ser conservado y al mismo tiempo debe ser siempre mejor conocido; y esto significa que lo oscuro debe ser explicado; lo implícito debe ser explicitado; lo virtual debe devenir formal; lo deducible debe ser deducido. En suma, el saber debe siempre progresar, pero se trata de conocer siempre mejor las mismas verdades inmutables. Por lo tanto, no cambia el contenido, sino que cambia el modo de conocerlo, y esto en el sentido de que mejora siempre más en el tiempo.
----------Cristo ha consignado a los Apóstoles la totalidad de la divina Revelación y todas las verdades que deben ser creídas. Sólo que, sin embargo, este conjunto de verdades en los inicios de la historia del cristianismo fue captado en una modalidad solamente germinal o embrionaria; fue como una pequeña semilla destinada a crecer en los siglos; fue como una luz inicial destinada a convertirse con el tiempo cada vez más intensa; fue como un cofre conteniendo un tesoro cuyas maravillas la Iglesia habría de conocer gradualmente cada día más y más; fue como una visión todavía confusa al inicio, que gracias a una continua indagación iba a ser siempre más aclarada y precisada. He aquí entonces el constituirse la sucesión de los Concilios y de las enseñanzas pontificias, así como la serie de los grados de autoridad de las doctrinas enseñadas por la Iglesia. Y he aquí el surgir, en vinculación con esto, del fenómeno del progreso dogmático.
----------Los grados de autoridad se justifican con el hecho de que la Iglesia misma, en el indagar la Palabra de Dios, se encuentra con enseñanzas reveladas, tomadas de la Escritura y de la Tradición, que no tienen todas el mismo grado de certeza; y de algunos datos incluso no está claro, en los inicios, si son o no son de fe. Mientras que de algunos existe certeza ya desde el inicio, de otros no existe certeza, sino sólo opinión, de modo que nacen discusiones entre los teólogos acerca de si se trata o no de datos revelados. Una subsecuente indagación podrá conducir a la certeza de una respuesta positiva, en cuyo caso la Iglesia podrá confirmar el descubrimiento con su autoridad infalible, y ello a dos niveles: el de la enseñanza ordinaria, o bien, si las circunstancias lo requieren, el de una enseñanza solemne y extraordinaria (pontificia o conciliar), y entonces tenemos la así llamada "definición dogmática" o más simplemente el "dogma".
----------El grado supremo de la autoridad del Magisterio corresponde a aquello que frecuentemente se llama Magisterio solemne o extraordinario, mientras que el grado inferior corresponde al Magisterio simple u ordinario. La cualificación solemne-simple se refiere a la modalidad de la enseñanza; la cualificación extraordinario-ordinario se refiere al contenido. En la modalidad solemne el Magisterio declara definir ("doctrina definida"); en la modalidad simple define sin declararlo ("doctrina definitiva").
----------La enseñanza extraordinaria es una enseñanza nueva; la enseñanza ordinaria es la enseñanza corriente. Es necesario tener presente que el Magisterio puede impartir una enseñanza nueva, pero en modalidad simple. Es éste precisamente el caso del Vaticano II.
¿Por qué dos grados?
----------Ahora bien, nos preguntamos, ¿cuáles son los motivos de estos dos grados de certeza? Debemos tener presente que ya en el grado inferior, el de la enseñanza ordinaria, la Iglesia es infalible. Hoy ella llama a tales enseñanzas "doctrinas definitivas e irreformables". Se trata de materia de fe o próxima a la fe, en cuanto ligada a la fe o de modo lógico o sobre fundamentos o condicionamientos históricos. Ligada en modo lógico quiere decir que se trata o de datos racionales sin los cuales la fe sería imposible o de deducciones lógicas de premisas de fe, por consiguiente explicitaciones del dato revelado.
----------En cuanto a los condicionamientos históricos, se trata de hechos, los así llamados "hechos dogmáticos", que si fueran falsos, también la doctrina perdería su fundamento. Si por ejemplo el Concilio Vaticano II hubiera sido inválido, ello invalidaría automáticamente todas sus doctrinas.
----------Por consiguiente, en relación a los mencionados grados no se trata de doctrinas sustancialmente diferentes, sino por el hecho de que en el nivel de la máxima certeza (dogma) tenemos la pura Palabra de Dios (enseñanzas explícitas de Cristo), mientras que en el segundo grado tenemos explicitaciones de lo que está contenido en el grado superior, o bien, como he dicho, doctrinas necesariamente conexas de modo directo o inmediato con los datos explícitos o definidos de la fe.
----------Una doctrina de certeza inferior puede sin embargo, a discreción de la Iglesia, ser elevada al grado de certeza suprema o dogmática. El motivo es puramente pastoral: la necesidad o la oportunidad de enseñar con mayor fuerza y claridad una verdad ya objeto de fe, en el grado inferior, pero que puede muy bien ser proclamada con especial solemnidad, ya sea por contrastar algún error contrario o bien porque efectivamente una determinada verdad aparece con un mayor fulgor y grado de certeza.
----------En tal caso tenemos la así llamada "definición dogmática", con la cual la Iglesia no se limita a enseñar un dato revelado o de fe, sino que precisa con fórmulas adecuadas o significativas que se trata efectivamente de un dato revelado o de fe, por ejemplo introduciendo la proposición con un "creemos que...", o bien afirmando formalmente que la proposición dada es de fe o está contenida en la divina Revelación.
----------Lo que no quiere decir que ya en el Magisterio ordinario no estén contenidas definiciones de lo que la Iglesia entiende enseñar. Pero entonces se trata de definiciones en el sentido corriente epistemológico del término, como oratio faciens scire, cosa del todo necesaria y normal en cualquier enseñanza doctrinal. El Concilio Vaticano II contiene definiciones de este segundo tipo, no del primero.
Cómo sucede el progreso dogmático
----------La intervención de la Iglesia es preparada por las indagaciones conducidas por el Pueblo de Dios. Ciertamente en los inicios han sido los Apóstoles los que proclamaron la Palabra de Dios, ya sea transmitiendo las mismas palabras del Señor o una interpretación o deducción o aplicación autorizada de ella: aquello que luego se habría de convertir en el "dogma".
----------Pero la predicación apostólica inmediatamente ha estimulado a los fieles a reflexionar personalmente acerca de la enseñanza recibida, a indagar por cuenta propia, aún cuando siempre en comunión con la enseñanza de los Apóstoles; a fin de extraer de esa enseñanza nuevas luces, nuevas implicaciones o consecuencias, para profundizarla y conocerla siempre mejor, dada la ilimitada inagotabilidad de significados de la Palabra de Dios, que contiene siempre nuevas riquezas que se agregan a aquellas ya adquiridas, sin desmentirlas sino confirmándolas en su fundamental y perenne valor.
Estimado padre Filemón, usted siempre está atento, documentado y rico en ciencia teológica y filosófica, todo eso está más allá de toda duda, pero debo decirle, francamente, que tiende demasiado a justificar cada acto o comportamiento del Papa, incluso cuando es más que discutible.
ResponderEliminarEs un hecho que, aún con todas sus justificaciones, las iglesias están vacías. Este es un dato de hecho, incuestionable.
Estimado Iván,
Eliminar¿por qué las iglesias están vacías? ¿A quién debemos atribuir la mayor culpa? ¿A los Papas del postconcilio o a los modernistas?
La respuesta no debería ser difícil.
Ahora bien, que luego, en algunos países, y en algunos enclaves de esos países, los filolefebvrianos con el VO sepan atraer a los jóvenes a la Misa, muy bien, siempre y cuando lo hagan en plena comunión con el Romano Pontífice y con el Obispo diocesano, y no instrumentalicen esa Misa indultada como pretexto para atacar al NO, al Concilio Vaticano II y a los Papas del postconcilio hasta el Pontífice actual, papa Francisco.
En esto estoy de acuerdo con usted querido Padre. Usar el VO no debe significar impugnar la doctrina del CVII, y menos atacar al Papa. Él es siempre el mismo Pedro.
EliminarEstimado Iván,
Eliminarusted se ha expresado de manera óptima.
Soy un pobre pecador que ha tenido la gracia de estudiar y licenciarse en Teología, solo por pasión y amor a Jesús.
EliminarEstimado Iván,
Eliminar¡Enhorabuena! Entonces utilice su título para el bien del prójimo.
Creo que las iglesias están vacías por una falta de catequesis y por la propaganda primero comunista y socialista, y luego liberal y relativista. Por tanto, como enseñaba Del Noce ya en los años 60 después de la destrucción operada por el comunismo (de la mentalidad religiosa anterior a 1950) triunfó lo peor de la sociedad burguesa, solo intereses económicos con el triunfo del libertinismo erudito del siglo XVII pasado al pueblo).
EliminarCon todo respeto, Padre, la Iglesia no ha sabido defenderse bien, in primis aceptando las ambiguedades de los católicos modernistas, como los partidarios de las democracias cristianas en muchos países.
Los representantes de las asociaciones católicas de mi diócesis están desde hace décadas relacionados o trabajando en partidos de esa calaña... Estoy contento de haber lleado a viejo, seguir siendo católico, y haber tenido desde niño el catecismo de san Pío X. Hay compañeros míos de la Acción Católica que luego se hicieron marxistas con los montoneros, y otros participaron como cómplices en la dictadura genocida de los años 70.
Todos ellos aprendieron el Catecismo en la parroquia, y luego ellos mismos lo enseñaban. Ahora me pregunto qué se enseñaba en la parroquia???...
Estimado Dino,
Eliminarolvide estos hechos desagradables. Comprométase Ud. en dar un buen ejemplo.
Estimado Padre Filemón: estoy de acuerdo en todo. ¿Uno no debería ir a misa para conocer a Cristo ? Ahora uno parece estar en el Teatro Colón: quien está a favor de Verdi, quien silba, quien aplaude... Cristo en estas polémicas permanece muy pero muy "en el fondo". La "verdadera misa", el "verdadero rito". Pero estamos interesados en el rito o en Cristo ? 🤔🤔 Tratemos de ser dignos del don que Cristo nos hace cada día: su presencia, hasta el fin de los tiempos. Meditemos en su Palabra: de quien se declaraba "verdadero cristiano" ya había hablado bien Pablo (2 Cor 11,5).
EliminarEstimado Padre: yo trato de dar buen ejemplo, pero ¿cómo hago para olvidar lo que ha sucedido?
EliminarEstimado Gabriel, estoy de acuerdo con lo que Ud. ha dicho y lo apruebo.
EliminarEstimado Dino, ofrece algo de tus sufrimientos por la remisión de los pecados cometidos por aquellos personajes que recuerdas. Y fortalece la esperanza de que las cosas puedan mejorar.
EliminarA decir verdad, Iván, las iglesias están medio vacías desde hace tiempo, no sólo con el actual Papa. Se han vaciado, o han comenzado a vaciarse, desde hace varias décadas. Al respecto son muy interesantes los Apuntes de Benedicto XVI de hace algunos años atrás, me parece que del 2018.
ResponderEliminarcomparto plenamente.
EliminarEstimado Roberto,
Eliminares necesario hacer una obra educativa y catequética, comenzando por los niños y los jóvenes. Aquí se ve la importancia de los buenos padres y de los buenos abuelos, así como de los buenos maestros y de los buenos sacerdotes. Así lograremos una inversión de la tendencia y desde este punto de vista deben colaborar todos, tanto los fieles católicos renovadores como los conservadores.
Estimado Padre, estoy de acuerdo con usted, pero, por desgracia, esta nueva obra catequética no se hace en ninguna parte, más bien, se sigue adelante en la ignorancia y el pueblo de Dios es presa de "doctrinas diversas y peregrinas".
EliminarQuizás esas esperanzas logren algún día su fruto..., pero... en el libro de religión de mi hijo, hace unos 15 años, se enseñaba el poligenismo y la definición de pecado original era muy imprecisa (para ser benévolo). ¿Cuántos sacerdotes y fieles creen en la transustanciación? Cuantos creen que el infierno si existe está vacío, que quien no es católico puede divorciarse, cuántos son los que creen que el estado puede crear leyes contra la moral católica... un párroco hace unos años, por otra parte "bueno", me dijo que el concilio había decidido que estaba bien la evolución del dogma. Le dije que era una herejía modernista. En varias conferencias públicas de la ciudad fui criticado por defender el derecho natural, y en ambiente católico parroquial, citar no tanto a Pío IX, como a San Pío X, Pío XI, Pío XII, implica ser criticado de inmediato, un viejo párroco mío se sorprendió de que yo tuviera el Denzinger, y dijo que yo tenía una fe medieval , lo cual para mí es un gran elogio, pero él lo desestimaba en sentido crítico (al Denzinger..., y a mí...)... Lo siento pero he presenciado muchas oposiciones hacia quienes no criticaban el Con Vat 2... Mis esperanzas están siempre puestas en la Virgen... Pero está claro que si hay alguien que puede hacer (me) perder la fe (espero que no), es el clero progresista y modernista. CORDIALMENTE
EliminarEstimado Vicente,
Eliminardebería Ud. mirar bien a su alrededor y entonces verá que hay también buenos catequistas y buenos formadores. Y mientras tanto, Ud. haga todo lo que buenamente pueda.
Estimado Dino,
Eliminarveo que Ud. ha sufrido por Cristo, por lo cual puede sentir alegría y orgullo de ello. Veo que Ud. conoce el buen camino. Continúe recorriéndolo. No se deje perturbr por los escándalos. Ruegue por la conversión de los modernistas. Sea fuerte en soportar las humillaciones. Sigue dando buen ejemplo, con esperanza y en paz. Y como se suele decir, cerremos un ojo para soportar con paciencia los errores y pecados del prójimo, que es el único modo de convivir en la caridad, además de ser una de las siete obras de misericordia espirituales.
Gracias también... A mis 68 años espero morir católico como el card. Ottaviani
Eliminarclaro que sí, existen, usted es uno de ellos, pero en mi opinión (y no me llame derrotista) son pocos y la culpa es de una falta de estímulo a la escucha de la Palabra de Dios y a la correspondiente catequesis.
EliminarEstimado Vicente,
Eliminarlo que cuenta no es el número, sino la cualidad, porque aunque somos pocos no falta la ayuda del Señor.
Estimado padre Filemón, me siento felíz con su respuesta. Su optimismo me alegra la vida.
EliminarReverendo, hoy vivimos en la Iglesia de los abusos, de los abusos de todos los colores. ¿Usted quiere que le enumere todos los abusos litúrgicos que ocurren en mi parroquia además del hecho de que durante la pandemia me quitaron brutalmente mi DERECHO a recibir a Jesucristo sobre la lengua y no en la mano?... La lista de abusos que podría enumerarle agotaría el espacio en esta página...
EliminarMateo: No sé si también le sucede a usted, pero esta moda de los aplausos en la Iglesia....
EliminarSí, pero es lo mínimo
EliminarSi fueran sólo eso los problemas...
Pongamos a todo un velo de piedad...
sí, ciertamente, tiene razón, basta ver lo que está pasando en Alemania y nadie dice nada...
EliminarEstimado Mateo,
Eliminartú, como buen católico, debes adecuarte a las disposiciones de la Conferencia Episcopal en tu país, si ha prescripto la Comunión en la mano. Te aconsejo, pues, que hagas este acto de obediencia, que te da serenidad de conciencia, porque obedecer a la Iglesia es siempre meritorio. Confía en las normas litúrgicas y verás cuánta belleza y paz provienen de esta liturgia, porque con nuestra fuerza interior reparamos los eventuales errores o abusos cometidos por otros. Lo más importante es recibir a Jesús Eucarístico dentro de nosotros, el modo de hacerlo, entonces, es accidental.
¡La venerable figura de Monseñor Marcel LEFEBVRE sigue siendo una Bendición! Ha contribuido a salvar el Rito Romano de la Santa Misa y el Sacerdocio Católico.
ResponderEliminarEstimado Esteban,
Eliminarmonseñor Lefebvre fue ciertamente un obispo piadoso, celante, trabajador, devoto de modo particular de la Misa de 1962, que hoy es ya un rito abrogado.
Por desgracia, no fue capaz de comprender el verdadero significado de la reforma conciliar (de toda la reforma conciliar, no sólo de la reforma de la liturgia). Su mérito fue luchar contra el renacido modernismo.
no, no, monseñor Marcel LEFEBVRE ha entendido bien que la reforma litúrgica de Pablo VI NO VENÍA DE DIOS Y ERA UNA CATÁSTROFE PARA LA IGLESIA DE CRISTO!
EliminarEstimado Esteban,
Eliminarsiento tener que decírtelo, pero si te importa de verdad ser católico no estás razonando como católico, porque el buen católico debe ser obediente al Papa. Esto lo sabe bien cualquier niño del Catecismo.
¿No sabes que hace 60 años mons. Lefebvre fue excomulgado?
¿No sabes que los lefebvrianos son cismáticos?
Intenta preguntarte sobre el motivo de esto.
Quisiera saber..., ¿Mons. Lefevre fue excomulgado por motivos doctrinales (sedevacantistas)? ¿O porque había ordenado a los 4 obispos?
EliminarEstimado Dino,
Eliminarfue excomulgado porque había ordenado a esos obispos sin el permiso de Roma.
No diga insensateces Padre, Lefebvre no fue excomulgado hace 60 años. Por favor, hay que ser serio con la información.
EliminarEstimado José,
Eliminartienes razón hijo, su excomunión no fue hace sesenta años, cuando finalizaba el Concilio. Fue en 1988. Simplemente pensaba en los años del Concilio, donde estaba bien claro cuales eran los errores del obispo francés, que mantuvo desgraciadamente durante toda su vida.
Esta distracción mía no creo que justifique tu tono. Te sugiero que moderes tu estilo.
Mañana, Dios mediante, responderé a tus otras intervenciones.
Bueno, francamente hablando, 1988 o 1965, es lo mismo. Me parece que Lefebvre pensaba lo mismo en 1965 que en 1988, cuando fue canónicamente excomulgado. Pero ya se había autoexcluído de la comunión eclesial dos décadas antes.
EliminarEso no es cierto, y es una enorme calumnia suya, que le exijo corrija.
EliminarJosé: con sus gritos de "¡calumnia, calumnia!", y sus "le exijo"... me hace acordar a ciertos conocidos míos de familias aristocráticas sanrafaelinas o malargüinas, que añoran el rito abrogado como añoran la esclavitud anterior a Abraham Lincoln y a la Asamblea del Año XIII.
EliminarRepase su catecismo, repase su teología, revise lo que significa comunión en la Iglesia católica, y que la esencia tanto de la excomunión canónica como de la excomunión lata sententia y la excomunión virtual, siempre es la misma.
Tiene razón Aureliano, mejor no le exijo nada.
EliminarPor un momento creí que estaba tratando con un caballero.
José: con sus gritos de "¡calumnia, calumnia!", y sus "le exijo"... me hace acordar a ciertos conocidos míos de familias aristocráticas sanrafaelinas o malargüinas, que añoran el rito abrogado como añoran la esclavitud anterior a Abraham Lincoln y a la Asamblea del Año XIII.
EliminarRepase su catecismo, repase su teología, revise lo que significa comunión en la Iglesia católica, y que la esencia tanto de la excomunión canónica como de la excomunión lata sententia y la excomunión virtual, siempre es la misma.
Aquí el único que grita es usted. Lo de la¨ excomunión virtual" es, decididamente, risible, no se va a licenciar en canónico con esos conocimientos. En cuanto a la comunión en la Iglesia, no es usted el que reparte los carnets, aunque rabie.
EliminarEstimados Aureliano y José,
Eliminarla excomunión es una medida disciplinaria eclesial o praxis jurídica eclesial de la cual el Papa o el Obispo se vale en tiempos debidos y en ciertas circunstancias, con mucha prudencia y discreción, calculando cada vez, caso por caso, si es mejor intervenir o no intervenir sobre alguien que causa daño y cuánto a la Iglesia o rechaza la plena comunión con el Papa o con el Obispo diocesano.
Por tanto, la excomunión es en sí misma una entidad de carácter jurídico, y consiste en la declaración oficial de que un determinado fiel, por su falta de comunión con la Iglesia, tal como se la puede juzgar en el foro externo, ya no pertenece a los confines visibles de la Iglesia.
La excomunión entra pues en juego cuando un fiel desobedece al Papa en su función de Pastor Universal de la Iglesia, o similarmente, al Obispo, en su función de supremo pastor en la diócesis.
Ahora bien, como se trata de una medida disciplinaria fundada en el foro externo, nada obsta a que pudiera ser una medida injusta, en cuanto no correspondiera esa sanción externa al verdadero foro interno, si el fiel en realidad se encuentra en comunión eclesial.
Y a la inversa, puede ser que en el foro interno el fiel se encontrara en situación de ex-comunión (lo que uno de los lectores intenta expresar con sus términos "excomunion virtual"), pero en una situación externa en que no ha recibido la excomunión formal o sanción jurídica.
En definitiva, la excomunión es un indicativo oficial, por parte de la autoridad competente, de que un determinado fiel no se encuentra en plena comunión eclesial, e implica consecuencias temporales que hacen visible al fiel y a los demás miembros de una determinada comunidad, su alejamiento de la comunión eclesial.
Estimado Padre: usted lo ha dicho del mejor modo. Gracias
EliminarAureliano: soy oriundo de Malargüe. Usted dice que tiene conocidos en familias aristocráticas sanrafaelinas o malargüinas, que añoran el rito abrogado como añoran la esclavitud anterior a Abraham Lincoln y a la Asamblea del Año XIII.
EliminarBueno, me dolió, pero... para serle franco... aunque duela, debo reconocer que los copetudos existen, aunque cada vez menos, por lo que sé...
Pero también los hay aquí en Mendoza. Sin ir más lejos, años atrás me he acercado al Priorato de los lefes en Godoy Cruz, a alguna Misa, y una familia de copetudos prácticamente me expulsó del banco donde me había atrevido a sentarme... Parece que el banco era de ellos. También escuché bromas pesadas contra los lasherinos...
Sí, no hay que generalizar, pero está claro que ciertos ambientes tradis son coextensivos con la aristocracia, y hay que terminar diciendo o que usted dice... que añoran tanto la Misa tridentina como añoran la esclavitud anterior a la Asamblea del año XIII.
Lo perdono porque no es su expertise, pero usted no tiene ni pajolera idea de lo que es la excomunión. Lea derecho canónico, padre, no hay excomuniones virtuales o implícitas.
EliminarEstimado José Mederos, Melero, o Anonimo, o como quiera usted no identificarse aquí,
Eliminarle respeto su anonimato, como ya le dije anteriormente en otra respuesta, semanas atrás, aunque sé perfectamente con quien estoy intentando dialogar, aunque con usted parece una empresa imposible.
Ante todo debo decirle que no es mi especialidad el Derecho Canónico, sino que conservo de él lo que he recibido en mis curso en el Seminario, muchas décadas atrás, y la experiencia de la consulta permanente cuando sale la ocasión y necesidad.
Sin embargo, sé perfectamente que el Derecho Canónico legisla sobre el fuero externo, y de eso se trata la excomunión a nivel de disciplina canónica. Efectivamente, como usted dice, no existen en el Derecho Canónico esas supuestas excomuniones virtuales o implicitas a las que se refería el otro lector.
Eso no quiere decir que un fiel católico que, por ejemplo, rechace el Novus Ordo Missae, o el Magisterio del Concilio Vaticano II, o el Magisterio de los Papas del postconcilio, o que meramente viva en desobediencia explicita al Papa o al Obispo del lugar, pueda ser considerado también fuera de la comunión eclesial, aunque ninguna autoridad competente lo haya sancionado canónicamente con la excomunión.
Por ejemplo, mons. Vigano o el padre Minutella están actualmente excomulgados canónicamente. Pero existen sacerdotes y laicos católicos que objetivamente actúan o expresan ideas eventualmente más graves que las obras y expresiones de los mencionados Vigano o Minutella. Tales fieles no están excomulgados canónicamente. Y también usted tendría razón en decir que no lo están ni virtualmente ni implícitamente, porque n existe ni la excomunión virtual ni la implícita. Pero creo explicarme en lo que intento decirle: tales fieles están fuera de la Iglesia, sin que hubiera hecho falta la excomunión, porque ella es meramente una sanción en fuero externo que la autoridad competente irroga cuando lo considera conveniente pastoralmente.
Más de mi intento de diálogo, le invito, una vez más a moderar su tono y adecuarse a maneras de mayor respeto hacia su prójimo. Trate de caminar por tales sendas.
No, no están fuera de la Iglesia. Estarán en pecado mortal eventualmente, pero no están fuera de la Iglesia. Estudie mi amigo.
EliminarEstimado José,
Eliminarexisten pecados que atentan a la unidad de la Iglesia, y que ponen "fuera" de la Iglesia, como se decía antes del Concilio Vaticano II; o para decirlo con el Concilio: que nos apartan de la plena comunión eclesial.
Y vuelvo a recomendarle: suavice su tono.