Nunca en su historia milenaria el atormentado mundo de los cristianos ortodoxos orientales ha conocido una crisis tan grave como la actual, caracterizada por un enfrentamiento tan grave entre Bartolomé, Patriarca de Constantinopla, partidario de Biden, y Cirilo, Patriarca de Moscú, partidario de Putin, en una guerra fratricida en Ucrania, que ve el asesinato recíproco de soldados ortodoxos, los unos por Cirilo, los otros por Bartolomé. [En la imagen: Patriarca Bartolomé de Constantinopla, y Patriarca Cirilo de Moscú].
Obstáculos a eliminar, lagunas a rellenar, errores a corregir
----------Primero. Los ortodoxos tienen un concepto imperfecto de Iglesia. Para poder sustraerse a la obediencia al Papa como pastor universal de la Iglesia, el Patriarca de Constantinopla inventó un concepto de Iglesia que no corresponde plenamente a lo que ha entendido Cristo y que san Pablo explica muy bien.
----------En efecto, los ortodoxos sostienen que no existe la Iglesia. Ésta, según ellos, es una simple abstracción mental. Según ellos, lo que existe son las Iglesias. Como Ockham, los ortodoxos carecen de la percepción de lo universal y ven como realidad solo lo singular o individuo concreto. Esta es la realidad.
----------Respecto a su concepción de la Iglesia, parece además que a los cristianos ortodoxos orientales les falta la percepción de una cosa obvia que ya ha sido afirmada por Aristóteles, según la cual una multiplicidad de entes o de individuos, por ejemplo de personas, no forma por sí misma una comunidad o una sociedad, sino que es necesario que exista alguien que con su mando forme y haga unida la comunidad, la custodie, la defienda y la garantice. Y esta es precisamente la tarea del Papa en la Iglesia.
----------El primado de honor sin tener poder legislativo, canónico, disciplinario y coercitivo no es suficiente para garantizar en una comunidad la tutela y la práctica del derecho y de la justicia. Y esto los ortodoxos lo saben muy bien respecto al Obispo. ¿Por qué esto no debería valer también para el Papa? ¿Rendir honor al Papa sin obedecerle, acaso no es una burla, una tomada de pelo? ¿Primus ínter pares? Está bien, siempre que se dé la obediencia del súbdito al superior. Si no, caeremos en el ridículo.
----------Es verdad que los cristianos ortodoxos orientales reconocen a Cristo y al Espíritu como principios de unidad y de comunión. Pero olvidan que Cristo ha encargado a Pedro que fuera aquí en la tierra su Vicario para asegurar y mantener esta unidad en la verdad, que no es una simple unión de Iglesias, sino que es una sola Iglesia, aunque compuesta por muchos fieles y muchas diócesis.
----------Cristo no le ha dicho a Pedro: "mis Iglesias", sino "mi Iglesia" ("tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", Mt 16,18), lo que evidentemente no excluye, sino que implica la apostolicidad de la Iglesia, es decir, el hecho de que la Iglesia resulte y se componga de un conjunto de diócesis o Iglesias locales, cada una regida por su propio Obispo o Patriarca, pero obviamente todas sujetas y obedientes al Papa.
----------Por esta ignorancia de nuestros hermanos ortodoxos del principio metafísico de la unidad de la multiplicidad y a causa de una concepción del ente que capta solo lo concreto y no lo universal, los ortodoxos rechazan la nota de "católica" (universal) de la Iglesia y prefieren llamarla "ecuménica", que no dice unidad absoluta e indivisible, sino un conjunto y una unión de muchos.
----------En otras palabras, para ellos la Iglesia, si de Iglesia queremos hablar, no es una entidad ontológica real, sustancial, subsistente y personal, aunque mística y sobrenatural, una, concreta e indivisible (véase al respecto: Jacques Maritain, De l’Église du Christ. La personne de l’Église et son personnel, Desclée de Brouwer, Bruges 1970), la esposa o el cuerpo místico de Cristo, sino un conjunto de Iglesias unidas entre sí en la común obediencia a Cristo en el Espíritu Santo.
----------Nuestros hermanos cristianos ortodoxos orientales olvidan que cuando Cristo ha ordenado a Pedro que confirmara a los hermanos en la fe, lo ha hecho evidentemente infalible al cumplir su oficio de enseñar a la Iglesia y al mundo las verdades de fe, es decir, las verdades sobrenaturales reveladas por Cristo, e infalible en la inteligencia y en la interpretación de esas verdades.
----------Miguel Cerulario, Patriarca de Constantinopla, en 1054 perdió evidentemente la fe en la infalibilidad del Papa, considerándolo herético por haber introducido el Filioque en el Credo y arrastró consigo en la incredulidad y en la desobediencia al Papa y en la herejía a un gran número de Obispos orientales. Esta desdichada separación de Roma todavía dura después de mil años.
----------Y como si esto no fuera suficiente, en el siglo XVI el Patriarcado de Moscú, hasta entonces dependiente de Constantinopla, se separó también de Constantinopla poniéndose a sí mismo en el vértice de todos los cristianos como "tercera Roma" no solo en lugar del Papa de Roma sino también del Patriarca de Constantinopla, considerado ya de rango inferior respecto al Patriarca de Moscú.
----------El cisma de 1054 ha bloqueado entre los hermanos ortodoxos la comprensión del progreso dogmático. Por haber negado la obediencia al Papa ya no han sido capaces de aceptar los dogmas definidos por los Pontífices en los siglos siguientes hasta hoy. Han perdido la fe en la infalibilidad pontificia.
----------En la Triadología ortodoxa, el Espíritu Santo por un lado prevalece sobre el Hijo y por el otro el Hijo prevalece sobre el Espíritu. De hecho, parece, por una parte, que el concepto dogmático desaparece en el silencio místico carismático, en detrimento de la doctrina infaliblemente enseñada por el Papa, mientras que, por otra parte, parece que el Hijo suplanta y niega el carisma petrino. Falta la igualdad de las personas.
----------En efecto, los ortodoxos orientales distinguen al Hijo del Espíritu no en base a su origen, sino a los diferentes atributos operativos que aparecen en el Nuevo Testamento, atributos que insinúan esta subordinación recíproca y no son suficientes para garantizar la distinción de las dos personas, porque son atributos divinos operativos que de por sí podrían ser intercambiables. Por ejemplo también el Hijo en cuanto Dios es amor y también el Espíritu en cuanto Dios es sabiduría. En cambio, el dogma de la procesión del Espíritu del Hijo determina la distinción de modo absolutamente claro e inequívoco.
Cómo encontrar los caminos de la paz
----------Nunca en su historia milenaria el atormentado mundo ortodoxo ha conocido una crisis tan grave como la actual, caracterizada por un enfrentamiento tan grave entre Cirilo, Patriarca de Moscú, partidario de Putin, y Bartolomé, Patriarca de Constantinopla, partidario de Biden, en una guerra fratricida en Ucrania, que ve el asesinato recíproco de soldados ortodoxos, los unos por Cirilo, los otros por Bartolomé.
----------Se podría sensatamente decir que este es precisamente el castigo divino por los cismas del 1054 y del 1589. Los cristianos ortodoxos orientales, con sus autocéfalias, sus Iglesias nacionales y su sujeción al poder político y recíprocas excomuniones, ya nunca han logrado ponerse de acuerdo entre ellos, y convocar un único Concilio para todos, aunque hayan permanecido fieles a Roma hasta 1054 (aparte del cisma copto del siglo VII) y hayan conservado la importante doctrina de la colegialidad o sinodalidad (sobornost) de la Iglesia, el episcopado y la dogmática definida hasta el VII Concilio Ecuménico.
----------¿Cómo maravillarse entonces de haber llegado a este punto, si desde hace mil años rechazan a aquel que por mandato de nuestro Señor Jesucristo tiene el oficio de enseñar al mundo y a toda la Iglesia la verdad del Evangelio y mantener unido el rebaño de Cristo? ¿Con qué criterio, con qué juicio, con cuál sabiduría rechazan los ortodoxos orientales todavía la sapientísima disposición de Cristo de ser fieles a sus Vicarios en la tierra, a los cuales también hasta el primer milenio han permanecido fieles conservando la unidad fraterna con la Iglesia universal? ¿Se dan cuenta ahora de que, por esta desdichada división y por sus consecuencias nacionales y políticas, estamos al borde de la tercera guerra mundial?
----------Hay que alegrarse indudablemente de los actuales correctos diálogos que se desarrollan entre católicos y ortodoxos acerca de la cuestión de la infalibilidad pontificia y el primado de jurisdicción canónica universal del Romano Pontífice. Pero nuestro temor es que estos nuestros amados y estimados hermanos caigan, como por desgracia es su vicio, en los bizantinismos, en las tergiversaciones, en sacar a relucir todas las excusas, en los tecnicismos y en los sofismas, sin reconocer el propio error, con tal de no renunciar por orgullo o por ignorancia al cisma y volver a acoger la voluntad de Cristo claramente expresada en los Evangelios y en la Sagrada Tradición apostólica que ellos acogieron en el pasado y ahora han traicionado.
----------El enfrentamiento militar entre Rusia y Ucrania no es ajeno a la grave cuestión de la falta de diálogo ecuménico en Ucrania, efecto de gangrenosas divergencias seculares y de no haber aplicado las sabias disposiciones del Concilio Vaticano II respecto al ecumenismo católico-ortodoxo.
----------La contraposición hoy en acto entre los armamentos de la OTAN y de los rusos constituye una situación peligrosísima, a la que es necesario poner remedio con la máxima urgencia y decisión. Es del todo ilusoria la idea de ambas partes en conflicto de poder ganar la guerra.
----------Suministrar armas a Ucrania quiere decir sólo aumentar por reacción la potencia bélica rusa para repeler la defensa ucraniana. El papa Francisco ha hecho bien al invitar a Ucrania a alzar la bandera blanca. ¿Acaso espera Ucrania poder vencer a Rusia? Pero aún mejor ha hecho el Papa al implorar a las partes a que realicen un cese inmediato, simultáneo e incondicional, de las hostilidades.
----------De hecho, la continuación del conflicto, aparte de los gravísimos daños infligidos a Ucrania, ¿qué puede producir sino una escalada de la guerra que no sabemos a dónde puede llegar? Ya no estamos en los tiempos de las guerras del siglo XIX, sino en los de la era atómica. Se necesita, por lo tanto, una Europa unida, basada en sus comunes raíces cristianas, incluyendo a Rusia y -según el deseo de san Juan Pablo II- bajo la presidencia y la vigilancia de la Organización de las Naciones Unidas. Este debe ser el resultado concreto eclesial, político e histórico del ecumenismo católico-ortodoxo, si no queremos irnos indefinidamente por las ramas.
----------Añadimos que hoy como nunca, sobre todo a la luz de las directrices conciliares acerca de las actividades ecuménicas, el Papa está llamado a poner en práctica todos los recursos humanos, diplomáticos y sobrenaturales que Cristo le proporciona, para ayudar a estos infelices hermanos a encontrar la verdad, la concordia y la paz perdidas, hasta que se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
----------Es verdad que los cristianos ortodoxos orientales reconocen a Cristo como cabeza de la Iglesia y al Espíritu Santo como factor de la unidad y de la sinodalidad; pero esto no basta: Cristo ha dicho a Pedro: "apacienta mi rebaño". Y esto los ortodoxos lo han olvidado.
----------En cuanto a lo que de manera concreta podría hacer el papa Francisco, me permito ofrecer aquí de modesto modo algunas sugerencias. Hay que tener presente que el papa Francisco es el hombre que en toda la humanidad de hoy ha recibido en mayor abundancia de Cristo el oficio, los medios y la capacidad de enseñar al mundo en nombre de Cristo en qué consiste la paz de Cristo, de procurar la paz al mundo y de indicar las vías de la paz en la solución de los conflictos y en la extinción de las guerras.
----------El modo de obtener la paz en los conflictos supone también el reconocimiento tanto de los errores como de las razones de ambas partes, en virtud de un juicio super partes que ponga a un tiempo en evidencia los valores comúnmente compartidos por los beligerantes.
----------En el caso del conflicto ruso-ucraniano, ¿qué valor común existe más importante que el de las comunes raíces cristianas del pueblo ruso y del pueblo ucranio, comunes raíces puestas vigorosamente de relieve por san Juan Pablo II en la Carta apostólica Euntes in mundum dedicada a la conmemoración del milenio del bautismo en el 988 de San Vladimir rey de la Rusia de Kiev?
----------Por desgracia, la historia cristiana de Ucrania en los siglos siguientes, a pesar de tener el mérito de hacer nacer en el siglo XIV el patriarcado de Moscú, ha estado sujeta a varias dificultades, por las cuales, después de su inicio bajo la protección de Roma, siguió a Constantinopla en el cisma, mientras que en el siglo XVII con San Josafat los católicos se afirmaron en la parte occidental de la nación, la parte oriental continuó siendo ortodoxa sujeta al Patriarcado de Moscú, de modo que, desde entonces nunca ha habido paz religiosa y, por consecuencia civil, en Ucrania, entre católicos y ortodoxos, ni el inicio de las actividades ecuménicas promovidas por el Concilio ha reportado ningún beneficio, más aún, se han exasperado los contrastes, hasta que se llegó a la guerra civil del 2014, a la que ha seguido la invasión rusa en 2022.
----------El conflicto en Ucrania va más allá de las fronteras de Ucrania y tiene todo el aspecto de un conflicto entre Occidente y Oriente. Es extremadamente doloroso también el hecho de que este conflicto se presente como la desembocadura de una Europa de comunes raíces cristianas, la cual, dividida en dos partes Europa en el siglo XI, no solo no hayan logrado recomponerse estas partes, sino que han llegado a un espantoso nivel de conflicto que hace temer por el destino mismo de la humanidad.
----------Creo que una acción del Santo Padre útil o adecuada para favorecer la paz entre Rusia y Ucrania podría ser la de añadir a la condena de la invasión rusa de Ucrania con el consiguiente deber de la retirada de las tropas rusas y el pago de los daños de guerra, el reconocimiento de que Ucrania es un país desde hace siglos dividido por causas religiosas y nacionales entre Occidente y Oriente, mientras que al mismo tiempo, debe ser bien comprendido el intento de los Rusos de proteger la integridad y la libertad de los ciudadanos ucranianos de nacionalidad rusa y ortodoxos dependientes del Patriarcado de Moscú, aunque sean del todo inaceptables los medios con los cuales Moscú quiere alcanzar este objetivo.
----------Además, el Santo Padre, en línea con la orientación del papa san Juan Pablo II, podría promover o favorecer una Ucrania libre, políticamente independiente y religiosamente pacificada, como posible lugar de experimentación y actuación del diálogo católico-ortodoxo más avanzado, modelo en este campo para toda la Iglesia católica y para las Iglesias de la Ortodoxia oriental.
----------Vale recordar que en el Concilio de Éfeso, en Oriente, fue proclamado el dogma de la divina maternidad de María Santísima, y desde entonces hasta hoy nuestros hermanos cristianos orientales, primero católicos, y ahora ortodoxos cismáticos, han permanecido fidelísimos al culto de María.
----------Por otra parte, en el Monte Athos la única figura femenina admitida es la de la Virgen María. ¡Cuántos iconos marianos a lo largo de los siglos, desde el Oriente han llegado al Occidente! ¡Tanto más estruja el corazón el pensamiento de que nuestros hermanos ortodoxos han abandonado la sagrada y saludable obediencia al Vicario del Hijo de María! ¿Cómo ha sido posible? ¡María es la Reina de la Paz!
----------María Santísima, en sus apariciones en Fátima, se ha mostrado maternalmente preocupada por el destino de Rusia, y previó su conversión. Efectivamente, con la caída del régimen soviético hemos asistido a un renacimiento de la religión en Rusia. El mismo presidente Putin es cristiano y está en buenas relaciones con el Patriarca. Pero ¿podemos decir que María está satisfecha con esta conversión? ¿Rusia se ha convertido verdaderamente y totalmente como deseaba María? ¿Qué es lo que le falta todavía?
Los rusos han reintroducido el concepto de catolicidad no como don sino como fruto de una hegemonía (Moscú, la tercera Roma...).
ResponderEliminarEstimado Lucio,
Eliminarel error de la tercera Roma está precisamente en esta pretensión de poseer una universalidad, que en realidad no posee, porque ella ha sido conferida por Cristo solamente a Pedro.
Por consiguiente, hay que decir que el Patriarca Cirilo, en el fondo, es un pobre hermano separado, que está llamado por Cristo a entrar en plena comunión con su verdadero Vicario en la tierra, que es el papa Francisco.
Habría que saber cuál era el deseo de María. ¿Le bastaba con que el pueblo ruso fuera ortodoxo?
ResponderEliminarO sea, ¿quería que se convirtieran del ateísmo a la fe en general o que abrazaran la fe católica?
Estimado Ezequiel,
Eliminarpreguntémonos: ¿cuál era el deseo de la Virgen en Fátima? No hay duda: la conversión de Rusia.
Ahora bien, con la disolución de la Unión Soviética, ciertamente el pueblo ruso ha retornado a sus tradiciones cristianas.
Pero, ¿puede la Virgen estar satisfecha sólo con ello? Es verdad que el pueblo ruso es devotísimo de la Virgen. Pero hay una cosa que ahora todavía les falta a los cristianos rusos. Se han olvidado que María es la Madre de Aquel cuyo Vicario gobierna la Iglesia desde Roma: el Papa.
Por lo tanto, Rusia ha dado un buen paso, pero falta el último, deseado por el decreto Unitatis Redintegratio del Concilio Vaticano II, es decir, el de llegar a la plena comunión con la Iglesia Católica Romana, superando el cisma de 1054 de Constantinopla, y el de 1589 de Moscú de la misma Constantinopla.
Aparte de las disputas teológicas que en los tiempos actuales hacen casi reír, me parece importante el reclamo del Papa por la paz en Ucrania, y me siento verdaderamente consternado por el hecho de que, por lo que sé, los patriarcas ortodoxos, sobre todo el de Moscú, no hagan ni una sola mención a la ruina moral que comporta esta guerra, se habla de más de 400 mil muertos, pero todavía nadie lo sabe con seguridad, que alguien tendrá que dar cuenta al Buen Dios tarde o temprano.
ResponderEliminarEstimado Juan,
Eliminares precisamente porque me doy cuenta de las gravísimas responsabilidades del Patriarca Cirilo, que pongo de relieve las que son las causas profundas de la guerra en Ucrania, porque solo de esta manera se puede encontrar la paz, así como el médico sabe curar al enfermo solo si encuentra las causas de la enfermedad.
Ahora bien, como he demostrado en mi artículo, las causas profundas de la guerra en Ucrania, hay que buscarlas en la terrible fractura espiritual en la cristiandad europea, que fue provocada por el cisma de 1054 y agravada por la autocefalía moscovita de 1589.
Por lo tanto, tenga presente que las disputas teológicas no son discursos sin sentido, sino que se refieren a los movimientos más profundos de nuestro espíritu, que explican las acciones más importantes de la historia, tanto en la guerra como en la paz.
Considero que definir las disputas teológicas medievales 'ridículas' es sin duda signo de escasa atención histórica... el misterio de Cristo es profundizado progresivamente por la Iglesia precisamente a través de las 'ridículas' disputas teológicas.... Pensemos, por ejemplo, en los vivaces debates, por decir lo menos, durante la expansión del arrianismo.... también el Concilio de Nicea se caracterizó por las ridículas disputas... Pero una cosa es cierta: cuando el domingo recitamos el Credo, fruto fecundo del citado Concilio, no somos ciertamente ridículos, ciertamente el mundo puede reírse de nosotros, pero nosotros seguimos enorgulleciéndonos solo de Cristo, aunque el mundo se ría también....
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarsus palabras son muy sabias. No debemos sorprendernos si el mundo se burla de nosotros, porque antes que nosotros, el mundo lo ha hecho con Nuestro Señor.
Las disputas teológicas medievales han sido preciosísimas, porque han servido para aclarar mejor el contenido del depósito revelado y han contribuido al progreso dogmático de la Iglesia.