Por parte de nuestros Hermanos cristianos separados ya no existe hoy ese desprecio y ese odio hacia el Papa, que existieron en tiempos pasados. En cambio, paradójicamente y dolorosamente, debemos notar un rencor hacia el Papa incluso proveniente de ciertos sectores de la Iglesia, que el papa Francisco llama "indietristas". Emergiendo de esos sectores, el caso Viganò no es más que un caso entre muchos, un doloroso, trágico y escandaloso signo de la confusión que en la Iglesia crea el Maligno espíritu de la mentira.
Las palabras son funcionales a los conceptos
----------Las palabras, los vocablos o términos del lenguaje, están en función de nuestros conceptos mentales. El realismo gnoseológico, que es el realismo bíblico, enseña que la verdad es adaequatio rei et intellectus, como dice santo Tomás de Aquino, adecuación de nuestra inteligencia a la realidad. Antes de aprenderlo en Aristóteles, este principio ha sido aprendido por el Aquinate de la misma Biblia.
----------Nuestro intelecto, don de Dios que nos hace ser respecto de Él su imagen, capta la esencias de las cosas realmente existentes fuera de nosotros, entidades siempre singulares, concretas, individuales, al conocer su esencia por abstracción de su misma individualidad. La esencia universal de las cosas, que nos permite definir las cosas, no existe en ningún supuesto mundo de las Ideas universales como quería Platón, sino que las esencias existen individualizadas en las cosas o entes singulares y concretos, como descubrió Aristóteles. La universal esencia "caballo" existe en el individual caballo existente en la realidad exterior a nosotros, y nosotros captamos esa universal esencia por obra de nuestro intelecto, que la abstrae de lo singular concreto y nos permite formular el concepto mental "caballo", cuya existencia expresamos mediante el juicio mental y la definición del caballo que expresamos luego en términos de nuestro lenguaje.
----------Esto quiere decir que los términos del lenguaje están al final de un proceso de aprehensión de la verdad, y su único sentido es expresar al exterior la verdad que está en nuestro intelecto, porque es nuestro intelecto el que ha trabado adecuada relación con la realidad: adaequatio rei et intellectus. Por eso decimos que las palabras son relativas, funcionales a la verdad del concepto y del juicio mentales. De ahí que no tiene ningún sentido discutir acerca de palabras, como suele suceder por ejemplo en el foro de este blog cuando aparecen lectores cuyo pensar se ha querido fundar sólo en tales o cuales palabras, por sí o por no, y no se han tomado el trabajo de comprender la verdad que tratan de expresar las palabras. Es de necios el discutir por palabras (implicaría ideología, o sea riguroso y subjetivo fundamentalismo); lo que corresponde es en cambio discutir fructuosamente sobre conceptos, porque nos interesa la verdad de las cosas.
----------De modo que si viene alguien -tal como ocurre a veces- y me califica de "modernista", entonces trato de explicar a mi interlocutor el concepto que manifiesta la palabra "modernista", y se lo explico comprendiendo y haciendo comprender lo que el papa san Pío X ha querido decir cuando usó ese término hacia principios del siglo pasado, hace más de un siglo. Si viene otro lector de este blog que intenta descalificarme con el adjetivo de "progresista" -como de hecho también ha ocurrido-, equiparándome otra vez a un "modernista", entonces le explico que "progresista" no es lo mismo que "modernista", y que lo que ha condenado Pío X y los papas posteriores en el modernismo no es el progreso en el Iglesia, progreso que le es tan esencial a la Iglesia como la conservación; o que, en todo caso, debe existir en la Iglesia un sano progresismo, y que de hecho puede haber un falso progresismo, que es el modernismo.
----------Y quienes no admiten esta distinción, entonces caen en la sospecha de ser "pasadistas" o "indietristas", como los llama el Papa actual, gente apegada de tal manera al pasado de la Iglesia, que no llega a ser capaz de distinguir lo que se debe conservar y lo que se puede y debe cambiar, porque lo exige el progreso en la verdad y en la caridad. Mientras el "modernista", por ser historicista, relativista, piensa que todo cambia, que no hay verdad permanente que deba ser conservada, que no existen los dogmas, que la verdad es relativa al cambiar de la historia, el "indietrista" ha quedado neciamente detenido en un pasado que él ha elegido a voluntad y al que se ha apegado como un totum, sin poder ser capaz de distinguir lo que de ese pasado debe conservarse y lo que de ese pasado debe cambiarse. Mientras el modernista no acepta lo permanente en el cambiante devenir de la Iglesia en la historia, el indietrista no acepta la necesidad del cambio que permite que lo permanente siga existiendo. Mientras el modernista no acepta que la Iglesia deba seguir siendo ella, conservando lo inmutable, para cumplir su misión, el pasadista no acepta que la Iglesia, mientras sigue siendo ella misma en lo inmutable, cambie en aquello que debe cambiar, precisamente para cumplir su misión.
Respuestas a un lector que no ha podido captar señales de indietrismo
----------Las ideologías son engañosas y seductoras, y atraen precisamente por la parte de verdad que ellas conllevan. La palabra "ideología" es un término al que últimamente recurren los Papas (sobre todo el papa Francisco) al ser reacios a hablar hoy de "herejía", pero son términos intercambiables, pues señalan el mismo concepto. Los católicos llamamos herejía a la ideología en el ámbito del dogma y doctrina de la Iglesia: atrae y capta adeptos precisamente porque engañan sus aspectos de verdad. Asi ocurre tanto con el modernismo como con el indietrismo, ambas ideologías a tal punto fundamentalistas que se rechazan recíprocamente sin llegar a captar los aspectos de verdad que cada una de estas ideologías tiene. El modernismo rechaza al indietrismo como un totum, y lo mismo hace el indietrismo respecto al modernismo. Hizo bien san Pío X al condenar los errores del modernismo en la Pascendi, pero le faltó reconocer sus verdaderas instancias, tarea que tuvo que esperar a san Juan XXIII y al Concilio Vaticano II para ser cumplida.
----------Días atrás un lector me informó de un artículo del profesor Roberto de Mattei, publicado el pasado 16 de junio en uno de sus blogs bajo el título Il documento del Dicastero per la Promozione dell’Unità dei Cristiani: un miraggio che porta al caos? El lector publicó una versión en español de la breve reflexión de De Mattei, en el foro de este blog, comentando mi artículo titulado: El Papa: servidor de la unidad de los cristianos.
----------Lo publicado por Roberto de Mattei, quien no hace más que manifestar su pleno acuerdo con expresiones de monseñor Marian Eleganti, emérito obispo auxiliar de Coira, revela por enésima vez la ideología indietrista (o pasadista, o filolefebvriana) a la que está obstinadamente apegado el historiador italiano desde hace mucho tiempo. El lector Gabriel Matamoros, quien me ha informado del artículo de De Mattei, termina sus comentarios expresándome: "Yo lo encuentro muy atinado, compartiendo también las posiciones de monseñor Eleganti. Por supuesto, no le estoy pidiendo que comente el texto, porque sé que es no es su metodología en su blog. Sólo pensé que sería interesante que usted conociera esta publicación".
----------El lector no ha podido captar en el artículo de Roberto de Mattei (y en lo expresado por el obispo Marian Eleganti) las señales de indietrismo. Para ayudar a este lector y a los lectores que lo necesiten, transcribiré a continuación el mencionado artículo (corrigiendo por mi parte de errores -algunos de ellos graves- la versión española que me aportó el lector) en letra cursiva, dividido en párrafos, y mis correspondientes respuestas y comentarios, como lo hago habitualmente.
----------1. "El pasado 13 de este mes se presentó en el Vaticano un documento del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos titulado El Obispo de Roma: primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y en las respuestas a la encíclica Ut unum sint, publicado con aprobación del papa Francisco.
----------El documento pretende ser una síntesis del debate surgido a raíz de la publicación de Ut unum sint por parte de Juan Pablo II sobre la cuestión de la primacía, y concluye con una propuesta del Dicasterio que expone las propuestas más avanzadas para una renovación en el ejercicio del ministerio del Obispo de Roma.
----------Hay que destacar que el texto no es una encíclica ni una declaración, ni siquiera un documento pontificio, como por ejemplo lo es la declaración Fiducia supplicans, sino un documento de estudio que no tiene por objeto proponer un nuevo magisterio. El cardenal Koch, prefecto del Dicasterio, lo ha explicado, afirmando que «el documento no pretende agotar el tema ni sintetizar el magisterio católico al respecto».
----------En definitiva, se trata de un documento que resume una discusión, pero que al mismo tiempo la relanza. Y dado que es lícito discutir sobre el tema, me gustaría reseñar los puntos principales de la intervención que hasta este momento me ha parecido la más convincente: la de monseñor Marian Eleganti, que fue hasta 2021 obispo auxiliar de Coira, en Suiza.
----------Por cuanto respecta al tema del primado de jurisdicción pontificia, monseñor Eleganti considera erróneo «entender la aceptación del primado de jurisdicción papal católico-romano por parte de otros cristianos como un criterio para su validez y legitimidad, y concebir y ejercer el papado en consecuencia (de modo nuevo, diferente) respecto al modo anterior".
----------Respondo. No encuentro en absoluto en el documento cuanto mons. Eleganti le hace decir. Está claro que un Papado debidamente elegido es válido independientemente de lo que piensen los hermanos separados. Y por lo tanto, a fin de que sea válido, no es necesario en absoluto su consentimiento.
----------Lo que yo, en cambio, he notado en el documento y que me ha complacido, es el gran interés que la propuesta de san Juan Pablo II ha suscitado entre los hermanos separados.
----------Además, he notado una actitud respetuosa, que aunque permanece lejos de una aceptación de la jurisdicción papal, sin embargo muestra interés en la figura del Papa y se esfuerza por darle connotaciones positivas, aunque insuficientes, a un pleno reconocimiento de su autoridad.
----------Por cierto, el principio de la sinodalidad no es un descubrimiento de los hermanos cristianos separados. Sin embargo, complace ciertamente que lo pongan de relieve y que se esfuercen por conciliarlo con el principio petrino, aunque su intento tiene necesidd de ser perfeccionado.
----------2. "No se puede hablar de degradar el oficio de Pedro a fin de que resulte aceptable para el mayor número posible de cristianos separados, pero deje de ser lo que Cristo quiere que sea.» El criterio es, por tanto, si en su forma actual corresponde a esa voluntad y a la verdad del Evangelio (…) Aquí el factor decisivo tiene que ser la verdad o la voluntad de Dios, no el consenso con los hermanos separados. La cuestión es fundamental. Se trata de las raíces del catolicismo romano".
----------Respondo. En las declaraciones de los hermanos separados no he notado la voluntad de rebajar la autoridad del Papa. Ciertamente no la han reconocido en su plenitud, porque de lo contrario esto significaría que ya no están separados, sino unidos a nosotros. Se han abstenido de hablar del primado petrino, pero lo que nos complace es que hayan mostrado aprecio por la contribución que el Papa da a la unidad de la Iglesia, aunque todavía no le reconozcan el título de Pastor Universal de la Iglesia.
----------Está claro que los católicos permanecemos fieles al oficio del Papa tal como Cristo lo ha querido, pero no me parece que los hermanos separados lo hayan cuestionado, aunque indudablemente no lo hayan reconocido, limitándose a subrayar la tarea de servicio que el Papa debe desarrollar en favor de todos los cristianos.
----------También es verdad que, como el Papa da a la Iglesia, también él recibe de la Iglesia. Pero solo nosotros, los católicos, subrayamos que la relación no está a la par, sino que está desequilibrada por la parte del Papa, de lo contrario se debilitaría el primado.
----------3. "»Para la Iglesia –continúa–, se trata de una cuestión de ser o no ser; una cuestión de eclesiología fundamental, o sea, el problema de dónde o el lugar de la única verdadera y visible Iglesia de Cristo. Conocemos la respuesta católica: en la Iglesia católica romana. En nuestra opinión, también después del Concilio Vaticano II, no hay ni habrá otra".
----------Respondo. Lo que mons. Eleganti dice, para nosotros, los católicos, es evidente. El problema ecuménico es lograr persuadir a los hermanos separados de estas verdades, que Eleganti recuerda.
----------4. "Pero las otras 'iglesias' ciertamente nunca estarán de acuerdo. Por ese motivo están visiblemente separadas de nosotros, al menos en términos de jurisdicción»."
----------Respondo. Hago presente que el decreto Unitatis redintegratio del Concilio Vaticano II, sobre el ecumenismo, redactado con la asistencia del Espíritu Santo, expresa exactamente la esperanza de que los hermanos separados lleguen a la plenitud de la comunión con la Iglesia católica, porque solo ella posee la totalidad de las verdades de fe.
----------Por tanto, si la Iglesia misma, asistida por el Espíritu Santo, nos exhorta a esperar y a trabajar por este objetivo, el "ciertamente" y el "nunca", de mons. Eleganti, no tienen ningún sentido, sino que demuestran una lamentable falta de confianza en la guía de la Iglesia hacia la salvación.
----------Elleganti (y de hecho también De Mattei, quien concuerda con todo lo que dice el obispo suizo), al hablar de jurisdicción, tocan efectivamente una herida abierta. Efectivamente, nuestros hermanos separados deben llegar a reconocer el poder jurisdiccional universal del Papa sobre toda la Iglesia.
----------Por eso nosotros, los católicos, si queremos practicar el ecumenismo tal como nos lo pide el Concilio, es necesario, entre otros puntos, dedicar una atención particular, sobre todo si somos expertos en Derecho Canónico, a este problema de hacer entender a estos hermanos nuestros que Cristo ha querido conferir a Pedro también un poder jurisdiccional, que nosotros llamamos el poder de las llaves, cuando ha dicho a Pedro: "Lo que desates en la tierra será desatado en los cielos y lo que ates en la tierra será atado en los cielos".
----------5. "El desarrollo del ministerio de la Iglesia desde los tiempos de los Apóstoles debe considerarse como un continuum inspirado y guiado por el Espíritu Santo hasta las máximas declaraciones sobre el ministerio petrino del Concilio Vaticano I. La Iglesia no puede ciertamente retornar al período de la Reforma, al primer milenio, incluso a la época apostólica, relativizando con ello las afirmaciones dogmáticas de los Papas y de los Concilios a lo largo de los siglos".
----------Respondo. El documento elaborado por el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos dedica oportunamente un amplio espacio a una mirada retrospectiva a los tiempos en que las comunidades hoy separadas de nosotros estaban unidas con nosotros.
----------Esta mirada ha tenido un doble aspecto positivo. Primero, el de expresar la nostalgia de una unión que por desgracia hoy no existe. De ahí la rememoración de lo que entonces permitía esta unión.
----------Segundo, se ha considerado correctamente el hecho de que, después de los cismas y de las herejías del pasado, la Iglesia católica ha continuado su camino practicando un progreso dogmático, que llega hasta el Concilio Vaticano II y hasta nuestros días, mientras que los Papas del postconcilio, hasta el papa Francisco, nos han dado y nos dan la interpretación correcta de estos progresos.
----------6. "Monseñor Eleganti critica además las posturas de quienes consideran el Papado un ministerio de la unidad, pero sinodal, es decir capaz de conquistar una mayoría y vinculante sólo si la mayoría de los interesados (o sea, todos los cristianos) ha decidido en tal sentido. «El Papa, como moderador y guía del Sínodo, nada más, a lo máximo como testigo creíble, que obviamente puede también ser contradicho»."
----------Respondo. En el documento ecuménico sub examine no me consta que hayan surgido por parte de los hermanos separados propuestas del tipo que monseñor Marian Eleganti y Roberto de Mattei mencionan. De hecho, los cristianos separados saben muy bien que nosotros los católicos no concebimos a la Iglesia como una especie de parlamento en el que las leyes vienen votadas por mayoría, sino que nuestro Señor Jesucristo ha querido que el Papa, aunque esté siempre en comunión con los obispos cum Petro et sub Petro, tenga plena facultad y deber de dar órdenes prácticas o canónicas que incluso podrían ser desagradables para una mayoría. Pero tal hipotética mayoría, si quiere dar testimonio de obediencia al Papa, estará ciertamente dispuesta, si no quiere ser cismática, a obedecer.
----------7. "A esta concepción vincula la reintroducción del título de 'Patriarca de Occidente', como atributo del Romano Pontífice, que Benedicto XVI había abandonado. «¿Se gana algo? -se pregunta-. Personalmente -responde- pienso que sea un paso atrás y una discutible auto-anulación del desarrollo doctrinal católico-romano referente al oficio petrino, que siempre ha sido una manzana de la discordia en esta cuestión, no sólo a causa de la quiebra moral de los papas, sino mucho más fundamentalmente y teológicamente o en términos de política eclesiástica".
----------Respondo. A mi entender, el título de Patriarca de Occidente tiene sus orígenes históricos en la civilización romana. A ese título correspondería el de Patriarca de Oriente, que en los primerísimos siglos cristianos estaba vinculado con la cristiandad griega. Por eso en el Medioevo, para distinguir a los fieles del Papa de Roma de los fieles del Patriarca de Constantinopla, se solía distinguir a los Griegos de los Latinos. Creo que el origen de ese título de Patriarca de Occidente debe remontarse a esa distinción.
----------A este propósito podríamos recordar también la tradicional distinción, de manera similar, entre los Santos Padres latinos y los Santos Padres griegos.
----------8. "Afirmar nuevamente que el Papado es de derecho divino y humano, para poder relativizar históricamente y críticamente su ejercicio jurisdiccional a través de este último añadido significa para mí no creer en la Iglesia como institución divina. Una vez más: “creo en el Espíritu Santo, en la Iglesia una, santa, católica y apostólica”. (…) Poner en discusión esto significa, según la concepción católico-romana del desarrollo del dogma, poner en discusión la infalibilidad de la Iglesia de Cristo en general y del Papa en particular (…)."
----------Respondo. Está bien claro que para nosotros los católicos el Papado es de derecho divino. Son los protestantes los que lo consideran de derecho humano, pero esto es una herejía. Por cuanto respecta a los Ortodoxos, ellos reconocen que es el Obispo de Roma, pero, como es sabido, no se consideran sujetos a él jurídicamente, sino que le asignan solamente un primado de honor como primus inter pares.
----------9. "»Se podría también hablar de reunificación», añade, pero tal reunión debería suceder en la verdad, y no como una forma de primado de honor del Romano Pontífice para blanquear una cristiandad que permanece visiblemente separada de hecho y no logra llegar a un consenso sobre cuestiones eclesiológicas y dogmáticas esenciales.
----------Monseñor Eleganti concluye: «Debéis decidir la cuestión en vuestra conciencia. Así como Jesús anunció con pesimismo (?) o con realismo que siempre habrá guerras, el disenso en la cristiandad sobre cuestiones como el ministerio petrino y otras seguirá siendo lamentablemente una realidad (...). Seguimos siendo pecadores, y la nueva propuesta o la nueva base de discusión no es más que un débil intento de cohesión, pero no de unidad en la verdad indivisible que vale para todos. Para nosotros, esta verdad es claramente la verdad católica romana, ¿o tal vez quieran sostener que la Iglesia católica romana se ha alejado de la verdad de Cristo y de Su voluntad en el siglo XIX, con ocasión del Vaticano I, con la dogmatización del primado universal de jurisdicción del Papa (ex sese non ex consensu)? Sin embargo, ¡se trataba de la infalibilidad!
----------»No, el camino propuesto por el nuevo documento es para mí un 'espejismo' sui generis, que conduce al caos o que pisotea lo existente». ¿Cómo no compartir esta afirmación de Mons. Eleganti?" (Roberto de Mattei).
----------Respondo. El Documento del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos demuestra una atención respetuosa y un espíritu de colaboración con el Obispo de Roma. Lo loable ha sido una respuesta amplia y comprometida por parte de todo el mundo de los Hermanos separados.
----------Es importante que ellos hayan expresado su punto de vista, aunque por ahora no podemos pretender que consientan sobre todos los puntos que condicionan la plena pertenencia a la Iglesia católica.
----------De todos modos, es consolador que nuestros Hermanos cristianos separados hayan respondido con tono respetuoso a la invitación hecha por san Juan Pablo II a todos los cristianos. Este gran acontecimiento hace bien esperar y es alentador si hacemos la comparación con el clima de los siglos pasados, cuando hemos vivido acontecimientos trágicos, como por ejemplo las guerras de religión.
----------Por parte de nuestros Hermanos cristianos separados ya no existe el desprecio y el odio hacia el Papa, que existieron en estos tiempos pasados. Paradójicamente y dolorosamente, en cambio, debemos notar un rencor hacia el Papa incluso proveniente de ciertos sectores de la Iglesia, que el papa Francisco llama "indietristas". Emergiendo de esos sectores, el caso Viganò no es más que un caso entre muchos, un doloroso, trágico y escandaloso signo de la confusión que en la Iglesia crea el Maligno espíritu de la mentira.
----------Desgraciadamente, en estas desatinadas expresiones de mons. Marian Eleganti, y en la obstinada ideología filo-lefebvriana puesta de manifiesto una vez más por el profesor Roberto de Mattei, no pueden sino advertirse nuevas señales de esos mismos viejos intentos del Maligno que desde hace sesenta años, tanto con el modernismo como con el indietrismo, intenta frustrar la plena y auténtica aplicación de las doctrinas y directrices pastorales del Concilio Vaticano II, único remedio posible a la actual crisis en la Iglesia.
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