viernes, 26 de julio de 2024

Concilio Vaticano II y progreso de la doctrina católica

El Concilio Vaticano II confirma que en la Iglesia existe un continuo progreso del conocimiento de fe al lograrse una inteligencia de la Revelación siempre más profunda, por gracia del Espíritu Santo; y a la vez el Concilio confirma que este progreso doctrinal no debe entenderse como si la Iglesia alcanzara nuevas revelaciones respecto al dato revelado que se ha recibido por tradición y sigue comunicándose por tradición; sino que se trata de un mejoramiento de nuestro modo de conocerlo. En tal sentido, la Iglesia, a lo largo de la historia no enseña nunca nada nuevo, sino en modo nuevo las mismas verdades reveladas: non nova, sed nove. La novedad está sólo en el hecho que conocemos mejor cuanto existe ya desde el inicio. En tal sentido y sólo en tal sentido se puede hablar de "nuevas doctrinas" o bien de progreso dogmático. [En la imagen: fotografía del ingreso de los Padres conciliares a la Basílica de San Pedro el 13 de octubre de 1962, en la inauguración del Concilio].

----------En este ensayo acerca de la hermenéutica del Concilio Vaticano II según el principio de la continuidad en la reforma, ya hemos aclarado que el Concilio de nuestro tiempo ha abandonado algunos puntos de vista tradicionales, los cuales, aunque hubieran sido sostenido durante siglos, no han correspondido ni corresponden a la sustancia de la Sagrada Tradición y de hecho se han revelado contrarios a ella. Por otra parte, ya he anunciado que me voy a limitar a mostrar entre esos mencionados puntos aquellos que mayormente, en mi opinión, pueden crear dificultad, mostrando, con la citación de las fuentes, la continuidad, aunque en el progreso, entre la enseñanza pontificia precedente y las doctrinas del Concilio Vaticano II.
----------Después de haber visto el vínculo del Concilio con la Tradición, intentemos ahora profundizar acerca del modo con el cual la Iglesia progresa en el conocimiento del divino dato revelado. También esta consideración nos servirá para una recta exégesis que una continuidad y progreso.
----------Esta relación entre Tradición y progreso, como sabemos, ha sido siempre muy importante para el papa Benedicto XVI, y la encontramos ilustrada, por ejemplo, a propósito de la liturgia en un discurso suyo de 2011, pero es un principio que vale para las enseñanzas de todo el Concilio: "La liturgia, testigo privilegiado de la Tradición viva de la Iglesia, fiel a su misión original de revelar y hacer presente en el hodie de las vicisitudes humanas la opus Redemptionis, vive de una relación correcta y constante entre sana traditio y legitima progressio, lúcidamente explicitada por la constitución conciliar en el número 23. Con estos dos términos, los padres conciliares quisieron expresar su programa de reforma, en equilibrio con la gran tradición litúrgica del pasado y el futuro. No pocas veces se contrapone de manera torpe tradición y progreso. En realidad, los dos conceptos se integran: la tradición es una realidad viva y por ello incluye en sí misma el principio del desarrollo, del progreso. Es como decir que el río de la tradición lleva en sí también su fuente y tiende hacia la desembocadura" (cf. discurso a los participantes en un Congreso organizado por el Pontificio Ateneo San Anselmo con motivo del 50° aniversario de su fundación, del 6 de mayo de 2011).
----------Es sabido que el Concilio ha pretendido hacer progresar a la Iglesia y ha querido elaborar un catolicismo moderno, adecuado a nuestros tiempos. A decir verdad, ésta es una característica de todos los Concilios; pero el Vaticano II nos propone una renovación y un progreso de prácticamente toda la vida cristiana; esto no había sucedido nunca en los Concilios precedentes, los cuales siempre han tocado sólo puntos particulares de doctrina, si se excluye el Concilio de Trento, el cual sin embargo -aunque contenga definiciones dogmáticas- afronta verdades que tocan más la moral que los dogmas fundamentales del cristianismo, como en cambio había sucedido en los primeros Concilios cristológicos y trinitarios.
----------Este carácter totalizador o complexivo del Concilio Vaticano II ha dado la ocasión a los modernistas para dar demasiada importancia a este Concilio, desvalorizando a los precedentes, como si el Vaticano II fuera suficiente para una vida cristiana completa y sustituyera la enseñanza brindada por los precedentes Concilios, así como un par de zapatos nuevos reemplaza a los viejos.
----------Este progreso ha tocado tanto a la pastoral, o sea a la conducta cristiana, como a la doctrina, o sea a las verdades de fe, aún cuando no hayan sido definidos nuevos dogmas. Se ha tratado, si así se puede decir, de un Concilio "progresista". Y la corriente progresista correctamente ha estado en la guía del Concilio y es aquella corriente que ha tenido la parte principal en la elaboración de los documentos finales; lo que sin embargo no debe ser en absoluto entendido en sentido modernista. En efecto, es necesario distinguir con precisión progresismo y modernismo. El progreso es un bien precioso, es un deber que responde a un preciso mandato del Señor, el cual nos lo hace posible con la asistencia del Espíritu Santo; el modernismo, en cambio, es una herejía que debe ser rechazada con todas las fuerzas, so pena de nuestra condenación.
----------Por eso es importante aclarar en qué consiste el verdadero progreso, y mostrar que el Concilio propone un progreso que no tiene nada que ver con la falsa concepción del progreso propia del modernismo.
----------Por cuanto respecta al progreso del saber -y este es el caso que nos interesa, dado que de esto se trata, i.e. del progreso de la doctrina católica- debemos recordar que el progreso del saber teológico o dogmático sucede de modo similar al progreso del saber humano o racional referido a los datos ciertos e inmutables de dicho saber, por el simple hecho de que el contenido de la fe es más que nunca cierto e inmutable, tratándose principalmente de aquello que se refiere a Dios mismo, eterno e inmutable.
----------A tal respecto conviene recordar la distinción que Jacques Maritain hace entre "progreso por profundización" y "progreso por sustitución": el primero hace avanzar el saber confirmando lo ya conocido en vista de un mejor conocimiento suyo, y por consiguiente en continuidad con lo ya sabido; el segundo, en cambio, hace progresar el saber sustituyendo un modelo interpretativo por otro sin que entre éste y aquel haya ninguna relación, sino total diferencia, manteniéndose idéntico sólo el fenómeno a explicar.
----------Maritain expuso estos puntos de vista en Sept leçons sur l’être et les premiers principes de la raison spéculative, Téqui, Paris, 1934, Première leçon (versión en español: Siete lecciones sobre el ser, y los primeros principios de la razon especulativa, ediciones del Club de Lectores, Buenos Aires 1981). La diferencia de los dos métodos aparece con mayor evidencia en La philosophie de la nature, Essai critique sur ses frontières et son objet, Téqui, París 1935 (versión en español: Filosofía de la Naturaleza. Ensayo crítico acerca de sus límites y su objeto, ediciones del Club de Lectores, Buenos Aires 1980).
----------Este doble tipo de progreso depende de la profunda diferencia que existe en uno y en otro caso, entre los dos objetos del conocimiento: en el primer caso, un dato ontológico objetivamente accesible e inmutable; en el segundo, un fenómeno que esconde una cosa en sí que se mantiene para nosotros inaccesible en su esencia.
----------El primer tipo de progreso es propio de la filosofía y de la teología; el segundo, de las ciencias experimentales. Maritain nos propone un ejemplo del segundo tipo citando la sustitución del sistema astronómico tolemaico con el newtoniano, sustituido a su vez por el einsteiniano, que conducirá eventualmente en el futuro a ser sustituido por otro, que responda más, como ya decía Aristóteles, a cuanto nos dicen los fenómenos o apareceres de la experiencia ("sozein ta fainómena").
----------El error de los modernistas, ya denunciado por el papa san Pío X, es el "fenomenismo", o sea el error de confundir el progreso teológico con el de la física experimental, cuando incluso Kant, el teórico de la ciencia de los fenómenos, sabía muy bien que el método de la teología es diferente, en cuanto es a priori, del método a posteriori, propio de la ciencia experimental. Por lo tanto, los modernistas no solo han tenido el descaro de hacer referencia a Kant, sino también a un Kant malentendido.
----------Contra el fenomenismo evolucionista de los modernistas es necesario en cambio recordar que Cristo ha revelado a su Iglesia un complejo de verdades salvíficas inmutables: "Cielo y tierra pasarán -dijo Jesús a los suyos- pero mis palabras no pasarán". Al mismo tiempo Cristo mandó conservar las enseñanzas sin ser cambiadas, hasta el fin del mundo, garantizando a los suyos que, a lo largo de los tiempos, con la asistencia del Espíritu Santo, las habrían de conocer siempre mejor, y cada vez siempre con mayor claridad: "El Espíritu Santo -dijo- los guiará a la plenitud de la verdad".
----------Por lo tanto, esas verdades son siempre las mismas; pero vienen a ser conocidas cada vez siempre mejor. Tenemos por tanto un progreso en la continuidad. No son los contenidos revelados los que evolucionan, sino que somos nosotros, Iglesia, que evolucionamos conociendo siempre mejor y más a fondo las mismas verdades, formulando siempre mejor la expresión conceptual y lingüística en modo adecuado al evolucionar de los tiempos y a la diferencia de las culturas. He aquí aquello que se llama la evolución del dogma.
----------El beato Pío IX ha ilustrado en estos términos la dinámica del progreso dogmático: "La Iglesia de Cristo, diligente custodia y defensora de las doctrinas a ella confiadas, jamás las ha alterado en nada, ni con añadidos ni con disminuciones, sino que, tratando fiel y sabiamente con todos sus recursos las verdades que la antigüedad ha esbozado y la fe de los Padres ha sembrado, de tal manera trabaja por limarlas y afinarlas, a fin de que los antiguos dogmas de la celestial doctrina reciban evidencia, luz, distinción, pero conserven su plenitud, integridad y propiedad, y se desarrollen solamente según su propia naturaleza, o sea en el mismo pensamiento, en el mismo sentido y en la misma sentencia" (de la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854. A partir de la versión en italiano existente en el sitio web de la Santa Sede, he vuelto la traducción española más conforme al texto original latino. Las últimas palabras del Papa están inspiradas por un famoso pasaje de san Vicente de Lerins: Commonitorium primum, c.23, PL 50, 668A).
----------Nuestro Señor Jesucristo, por ejemplo, es el mismo, heri, hodie et semper, y por consiguiente inmutable es la noción que la Iglesia tiene de la persona de Cristo; pero esto no quita que haya existido y exista un progreso dogmático en el conocimiento del misterio de Cristo, por lo cual nuevos conceptos se agregan para aclarar y explicitar a los precedentes conceptos. Así, el Concilio de Calcedonia ha explicado la "consustancialidad" de Cristo con Dios Padre introduciendo la distinción entre "persona" y "naturaleza": Cristo es una persona divina en dos naturalezas, una humana y otra divina.
----------El progreso del saber teológico cristiano, progreso doctrinal o dogmático, ocurre indagando, reflexionando y meditando sobre cuanto ya se conoce de la Palabra de Dios y sacando de ella las consecuencias o conclusiones teóricas o prácticas mediante un recto razonar y una experiencia vivida de esas mismas verdades. Esta es obra de todo piadoso cristiano, en particular de los teólogos y de los santos.
----------Ellos formulan las nuevas interpretaciones u opiniones teológicas, las cuales, si son correctas y verdaderas, vienen a ser eventualmente aprobadas y canonizadas por el Magisterio de la Iglesia bajo forma de "dogmas". El dogma es precisamente una interpretación o un desarrollo de la doctrina de Cristo propuesto infaliblemente e irreformablemente por la Iglesia.
----------El progreso en el conocimiento del dato divinamente revelado se produce por el agregado de otros datos, ya que nuestro Señor Jesucristo ha consignado a los Apóstoles todas las verdades de la salvación; pero ese progreso se produce mediante la indagación completa sobre cada una de las verdades reveladas. Por consiguiente, el concepto que expresa cada una de estas verdades no cambia, porque cada una de ellas es inmutable. Pero lo que puede y debe cambiar es el conocimiento que tenemos de estas verdades, en el sentido que tal conocimiento debe con el estudio y la indagación mejorar siempre más, hacerse siempre más claro y preciso, mientras se mantiene idéntico obviamente el significado de esa verdad.
----------Este progreso no se produce por tanto cambiando conceptos, como creen los modernistas, porque ello comportaría un cambio de las verdades que se deben creer, que en cambio son siempre las mismas, pues la Palabra de Dios no pasa. Tal progreso en cambio tiene lugar agregando concepto a concepto, o sea explicando o explicitando la noción dada por medio de un nuevo concepto deducido del concepto precedente y por tanto en línea con él, sin ruptura y sin falsificaciones.
----------El progreso dogmático, sin embargo, no se produce solamente explicitando el significado propio de las verdades de fe, sino también haciendo uso de metáforas, imágenes, símbolos o comparaciones tomadas de las diversas culturas y de la misma actividad poética, siempre y cuando tales medios expresivos se correspondan entre ellos en el significar siempre el mismo concepto de fe. Es esto lo que Edward Schillebeeckx llama "pensar por modelos". Por ejemplo, nuestro Señor Jesucristo en los primeros siglos era representado mediante el mito de Orfeo, en cuanto este dios atraía a sí a las almas con la belleza de su canto: de modo similar Cristo atrae a sí a las almas con la belleza de su prospectiva de la salvación. Sin embargo, ¿quién usaría todavía hoy esta imagen para significar a Cristo? Por consiguiente, es necesario encontrar otras que manifiesten igualmente la verdad sobre Cristo pero que sean comprensibles para nuestro tiempo.
----------Hasta aquí el discurso de Schillebeeckx es correcto, pero el problema es que él reduce el concepto a imagen, por lo cual, a la manera de los modernistas, llega a decir que es necesario cambiar los conceptos, siempre y cuando se salve aquello que él llama "experiencia atemática" de Cristo, cuyo contenido sin embargo por definición no es conceptualizable. Y entonces aparece el grave equívoco de esa "experiencia", que viene a contener todo y lo contrario de todo, visto que no se la puede expresar en conceptos.
----------O mejor, dice Schillebeeckx, en el momento en el cual la "interpretamos" o la expresamos en conceptos, el concepto, que según él es incapaz de "alcanzar lo real", no la expresa de modo objetivo y universal, sino sólo subjetivo y contingente. Es fácil aquí rencontrar el esquema que hace seguir el concepto a una originaria experiencia no conceptual pre-consciente, ya condenada como relativismo dogmático por la encíclica Pascendi Dominici gregis, del papa san Pío X, del 8 de septiembre de 1907.
----------El Concilio Vaticano II hace referencia a este continuo progreso del conocimiento de fe en el siguiente pasaje: "A fin de que la inteligencia de la Revelación devenga siempre más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona continuamente la fe por medio de sus dones" (Dei Verbum, n.5).
----------Al mismo tiempo, el Concilio Vaticano II confirma que este progreso doctrinal no debe ser entendido como si la Iglesia alcanzara nuevas revelaciones respecto al dato revelado que se ha recibido por tradición y sigue comunicándose por tradición; sino que se trata sólo de un mejoramiento de nuestro modo de conocerlo: "No debe ser esperada ninguna nueva revelación pública antes de la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo (cf. 1 Tim 6,14 y Tit 2,13)" (Ibid., n.4). En este sentido, la Iglesia, a lo largo de la historia no enseña nunca nada nuevo, sino en modo nuevo las mismas verdades reveladas: non nova, sed nove. La novedad está sólo en el hecho que conocemos mejor cuanto exista ya desde el inicio. En tal sentido y sólo en tal sentido se puede hablar de "nuevas doctrinas" o bien de progreso dogmático.

22 comentarios:

  1. Comparto sus consideraciones, padre, pero creo que, en cualquier caso, la severidad no se debe usar solo con los tradicionalistas también los demasiado modernos deberían ser llamados al orden.

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    1. Francisco Liberatore26 de julio de 2024, 9:38

      Yo frecuento sitios tradicionalistas en español: Adelante la Fe, Infovaticana, Caminante-Wanderer, Infocatólica, Que no te la cuenten, etc. Todos se manifiestan fieles al Magisterio tradicional de la Iglesia, y sus citas del Catecismo de san Pío X son frecuentes, pero luego, cuando se trata del Concilio... o hacen silencio o bien son claramente hostiles... y rechazan sus documentos... ¿Qué pensar de ellos?

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    2. Estimado Francisco,
      conozco esos sitios que usted menciona. Sus redactores tratan los temas que aquí estamos considerando usando los argumentos habituales de los lefebvrianos. De ahí que todos los sitios webs que usted ha mencionados puede ser cualificados como mínimo de "filolefebvrianos".
      Es cierto que citan frecuentemente el Catecismo de San Pío X, donde se recomienda la obediencia al Papa; pero el hecho es que luego acusan a las doctrinas del Concilio Vaticano II y a todos los Papas del postconcilio de estar en contraste con la Tradición. Entonces, me pregunto: ¿cómo ponen de acuerdo estas dos cosas?

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  2. Padre Filemón, permítame volver a tema planteado por sus lectores en un post suyo anterior de esta serie. Lo de aquella afirmación del Papa sobre el estar con el CVII para estar en la Iglesia.
    Creo que se trata del argumento habitual basado en el principio "ad auctoritatem" que luego es un error lógico al que se recurre cuando se está corto de argumentos.
    Aquí entonces la falacia ad auctoritatem a su vez es reforzada por el chantaje moral del "o aceptas el CVII o estás fuera", usado como si se tratara de barrabravas y jefes ultra, conscientes del hecho de que ningún católico querría estar "fuera de la Iglesia", no importa qué clase de tonterías haya que oír en su interior.
    El problema es siempre el mismo: no funciona. Que no funcione se ve precisamente por el uso distorsionado que hacen los modernistas del CVII. ¿Se lo ve a Trento como un estandarte del sincretismo militante? No, obviamente. No por los contenidos, sino por el lenguaje que no abre las puertas a la llamada "hermenéutica".
    Usted dice que la Sacrosanctum Concilium y los demás documentos pastorales reflejan un cierto exceso de optimismo, pero no es que este optimismo se haya desarrollado porque Urano estaba en conjunción con Neptuno o por otros motivos casuales.
    El optimismo se ha dado porque la Iglesia de entonces quería conciliar la fe con la modernidad, donde la modernidad, ayer como hoy, tenía como máximo sistema de referencia el comunismo. Y esto es innegable, se lo entiende muy bien por el texto impregnado de amor por la modernidad.
    Entonces, es inútil continuar con el "o dentro o fuera", como si manteniendo todos los problemas dentro se resolvieran por sí mismos. Tampoco con "si fuera cierto que el Concilio..., entonces significaría que el Espíritu Santo...." Porque la negación por el absurdo no se basa solo en la gravedad de las consecuencias, sino en la verdad de la primera proposición. Que es verdadera.
    El CVII contiene excelentes doctrinas, véase la definición de Tradición y su relación con la Escritura. Pero no es un documento llovido del Cielo. Es un documento que refleja un período histórico bien preciso, una pésima intención de fondo, aunque sea en presunta buena fe, con partes escritas en pésimo lenguaje, que ha llevado a pésimos resultados.
    No es fácil para nadie admitir un error técnico, pero tarde o temprano deberá ser admitido. También para un Concilio.
    Que no todo vaya arrojado arrojado a la basura, por supuesto: será la Iglesia la que determinará cómo y cuándo precisar ciertos contenidos.
    Mientras tanto me duele admitir que encuentro mucho más correcta la interpretación que Lefebvre propuso al Papa respecto al "con nosotros o contra nosotros": el CVII debe ser aceptado en todo lo que confirma la tradición de siempre, y rechazado en lo que la contradice (aunque esto se limitara al pésimo lenguaje optimista).

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    1. Estimado Francisco,
      en primer lugar, una palabra sobre la intervención del Papa de hace algunos años atrás, que usted trae a colación. La expresión "fuera de la Iglesia" que usa el Papa, debe ser interpretada en el mismo sentido que el utilizado por el propio Concilio, o sea, de una no plena comunión.
      En segundo lugar, está claro que rechazar las doctrinas de un Concilio (cualquier Concilio Ecuménico) significa caer en una posición cismática, y en algunos casos en una posición herética.
      En tercer lugar, es necesario recordar la distinción entre la parte doctrinal del Concilio Vaticano II y la parte pastoral. Discutir esta segunda, como ya dijo Benedicto XVI, no nos pone "fuera de la Iglesia". Pero sí el discutir la primera.
      Por cuanto respecta al problema de la modernidad, el Concilio Vaticano II lo ha efectivamente afrontado y lo ha resuelto, por una parte, poniendo de relieve los valores de la modernidad, y por la otra, condenando los errores.
      El lenguaje del Concilio efectivamente tiene sus inconvenientes, que están dictados por la falta de esa precisión escolástica que caracterizó a Concilios como el de Trento y el Vaticano I. Por otra parte, el uso de un lenguaje moderno es útil para hacerse entender de los hombres de nuestro tiempo.
      Por cuanto respecta al problema del comunismo, como es sabido, el Concilio realiza una amplia y poderosa crítica contra el ateísmo.

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    2. No se puede, sin embargo, decir que el lenguaje del Concilio sea fácil de entender, aunque esté inspirado en lo moderno... Existe un grave malentendimiento al respecto. Gente de Iglesia convencida de que el latín excluyera a las masas, luego emplea a su antojo lo del "kerygma", la "kenosis", etc.
      No estoy convencido de que el Concilio haya resuelto el problema de la relación de la Iglesia con la modernidad. Creo, más bien, que lo ha creado.
      De todos modos, ese lenguaje ha creado más daño del que se cree.
      Recuerdo a un sacerdote al que seguía, un biblista de fama mundial. En teoría, un hombre muy inteligente. Pues bien, estaba tan exaltado con el Concilio que no podía ver la tragedia histórica de la pasión de la Iglesia. Estaba de hecho convencido de que los nuevos cielos y la nueva tierra llegarían gradualmente, mediante la colaboración del hombre con Dios día a día, hasta que el hombre, con su trabajo, inspirado por la gracia, hubiera transfigurado la tierra.
      No se trata de una posición herética, pero aún así, me duele decirlo, de perfecto idiota.

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    3. Estimado Francisco,
      para entender las enseñanzas del Concilio Vaticano II, no se debe dar oído a exegetas modernistas, como el que Ud. me ha citado, sino que hay que seguir la interpretación de los Papas del postconcilio, hasta el Papa actual.
      Muy útil a este respecto es la lectura y consulta del Catecismo de la Iglesia Católica (1992).
      Yo conozco muy bien las enseñanzas del Concilio y también conozco en profundidad el modernismo, y he constatado, como antes le decía, que el Concilio sabe captar los lados buenos del modernismo, excluyendo los malos.
      Además, tenga en cuenta que ningún Concilio puede enseñar la herejía (digan lo que digan los lefebvrianos y filo-lefebvrianos). Por lo tanto, acusar al Concilio de herejía termina por volverse contra el mismo acusador, quien a su vez, quizás en buena fe, corre el riesgo de ser hereje.

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  3. Por sus frutos serán reconocidos.
    Los pontificados posteriores al Concilio Vaticano II no supieron superar la crisis. No supieron corregir los errores. Se la pasaron buscando las bondades reales de los herejes y abandonaron a sus hijos fieles.
    Todos vimos a los pobres párrocos luchar contra la comunión en la mano porque era un abuso y luego tener que someterse porque, por una votación de ciertas proporciones de la conferencia episcopal, la Iglesia la autorizaba. Y llegamos a la locura de que fuera obligatoria durante el covid.
    Y como ese, muchos ejemplos.
    Nos la pasamos rezando por el Papa porque los obispos no le obedecen. Ese fue el discurso del Opus Dei, del Instituto Cristo Rey y otros parecidos.
    Y ahora con la excusa del discernimiento tenemos Amoris laetitia y Ecclesia supplicans.
    Si hoy le preguntamos a cualquier fiel aspectos fundamentales del catecismo, los desconoce. Y sobre muchos aspectos de progresismo la respuesta es que se trata de una cuestión de tiempo, ya que hoy está permitido lo que antes era pecado como la comunión de personas que viven en adulterio o las bendiciones de juntados y gays. Y por más que uno explique que se bendice a cada uno por separado, la gente ve que se trata de un casamiento por iglesia de segunda clase.
    Y el Papa está muy preocupado por ver si Santiago del Estero es la diócesis primada de Argentina.

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    1. Estimado José,
      acerca del elenco que usted hace de los males que hoy afligen a la Iglesia, sobre algunas cosas podría estar de acuerdo, sobre otras habría que discutir.
      Quien conoce mis escritos tiene a su disposición la manera de conocer con claridad cuál es mi pensamiento al respecto.
      En cuanto a su juicio sobre los Papas del postconcilio, tenga presente que dos de ellos han sido canonizados. Por eso, si bien puedo reconocer que no han logrado frenar el modernismo, no puedo en cambio aceptar lo que me parece un tono de acusación en las palabras de su comentario en este foro.
      En otros términos, el modernismo efectivamente existe, pero desde la época de san Paulo VI hasta hoy el fenómeno del modernismo se ha desarrollado tanto que ni siquiera los Santos han sido capaces de detenerlo. De lo contrario, deberíamos acusar a Jesucristo de negligencia o de debilidad por el hecho de que en su vida no pudo convertir a los Fariseos.
      Pero usted debe saber que un santo puede hacer el bien también aceptando la cruz.
      Hace cuarenta años que vengo diciendo que los Papas del postconcilio son Papas crucificados, a diferencia de los Papas medievales, que presentaban y representaban a Cristo triunfante.
      Ahora bien, los Papas de hoy, ¿qué testimonio dan? El mismo testimonio de Cristo. La cruz parece una derrota, pero usted, como buen cristiano, sabe que, en cambio, la cruz es el camino a la victoria.

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    2. Claro que son Papas crucificados, como deberíamos ser todos los cristianos.
      Todos los Papas han tenido sinsabores y fracasos humanos. Basta leer la historia de la Iglesia.
      El ejemplo de Cristo y los fariseos es muy importante. Pero aclaro que no les reprocho a los Papas que no hayan convertido al mundo, sino en lo que no han acertado en algunos aspectos del gobierno la Iglesia. No se le puede reprochar al Papa Francisco las blasfemias de los Juegos Olímpicos, pero sí me atrevo a manifestar mi desagrado al ver a la Pachamama en la Basílica de San Pedro.
      No dudo de la santidad ni de la rectitud de los Papas, pero en ocasiones pareciera que por mantener una pretendida unidad, se le pone en riesgo el verdadero anuncio dejando que en nombre de la Iglesia se enseñen doctrinas contrarias a la Revelación.
      La unidad es pedida por Cristo y no puede minimizarse. Pero esa unidad debe ser auténtica y no ficticia.
      Claro que toca al Papa juzgar esas situaciones prudenciales y ellos tienen la visión más amplia del bien de la Iglesia y la asistencia del Espíritu Santo para conducirla. Sin embargo, aunque los llamemos Santidad, los Papas son humanos.

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    3. Estimado José,
      que un Papa en el gobierno de la Iglesia, en su conducta moral o en la acción pastoral, pueda carecer de justicia, de caridad o de prudencia no solo es una posibilidad, ligada al hecho de que también él se resiente de las consecuencias del pecado original, sino que es también un dato de hecho, cuya existencia y gravedad debe ser ciertamente verificada con recto criterio, pero sin embargo se trata de una cosa innegable.
      En este sentido puede ser útil, debido y necesario, reclamarle, advertirle, aconsejarle y, si es posible, corregirle. Todo esto debe ser hecho con espíritu de colaboración, acompañando a la crítica propuestas concretas de mejoramiento. Esta es la obra que siempre han hecho los grandes verdaderos reformadores, como santa Catalina de Siena, san Pedro Damián, san Bernardo y Savonarola. Los mismos san Francisco de Asís, santo Domingo de Guzmán y San Ignacio de Loyola han sido grandes reformadores.
      En cambio, debe ser condenado ese falso espíritu reformador, como por ejemplo el de Lutero o de los actuales modernistas o el de Lefebvre o de los actuales indietristas, los cuales no reforman, sino que deforman, no proponen un bien mejor, sino un falso avance que en realidad es subversión, o bien un retorno a un pasado, que debe permanecer siendo pasado.

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  4. Veo el mismo juicio para ambas deformaciones del Concilio, la demasiado moderna y la demasiado conservadora, pero a menudo el trato que reciben es MUY diferente y mucho más tolerante y complaciente para aquellos de la llamada visión "progresista".

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    1. Estimado Fabio,
      efectivamente, los modernistas gozan hoy de más prestigio que los llamados "tradicionalistas". Y esto no es justo, porque mientras estos últimos, aunque se trate de cismáticos (vale decir, aunque no sean sanos tradicionalistas, sino pasadistas o indietristas), en definitiva aceptan la gran mayoría de los dogmas, los modernistas en cambio, sosteniendo la mutabilidad del dogma, aún cuando ellos se consideren y sean considerados católicos, no saben ni siquiera lo que es la fe.

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    2. Francisco Liberatore27 de julio de 2024, 8:35

      Estimado padre Filemón:
      ¿los tradicionalistas serían cismáticos? Aquí me parece que me vuelve el miedo a la policía argentina, con dos pesos y dos medidas...

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    3. Estimado Francisco,
      existen tradicionalistas en plena comunión con la Iglesia (y por lo tanto católicos) y, por desgracia, existen otros que son falsos tradicionalistas, como los lefebvrianos, que no están en plena comunión (y por lo tanto no son católicos). Esto no lo dice solo el papa Francisco, sino que lo vienen diciendo los Papas desde hace 50 años.

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  5. Pío de María Corredentora27 de julio de 2024, 9:42

    Estimado padre Filemón, le solicito tenga a bien publicar mis siguientes pensamientos, que resumen mi posición, que entiendo es la posición correcta acerca del Concilio Vaticano II y de los Papas del postconcilio:

    MODERNISTAS PROGRESISTAS Y MODERNISTAS CONSERVADORES: ¡DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA!

    El papa Pío IX (con la encíclica Quanta Cura y el Sillabus), y el Papa León XIII, enseñan infaliblemente que las autoridades civiles deben impedir la difusión pública de las falsas religiones y tolerar su difusión solo en algunos casos y provisionalmente a fin de que no venga un mal mayor.
    En cambio, el "Papa" Pablo VI, con el documento dignitatis humanae del concilio vaticano II, afirma, osando presentar tal enseñanza como "Magisterio ordinario universal" (por lo tanto "infalible"), que las autoridades civiles no deben impedir la difusión pública de las falsas religiones, y que solo pueden impedirlo en caso de violación del orden público.
    Por consiguiente, aquí hay dos proposiciones claramente y objetivamente opuestas:
    A) DEBEN IMPEDIR la difusión pública de las falsas religiones, y no tolerar, excepto solo y provisionalmente en algunos casos... (enseñanza Infalible del Papa Pío IX y León XIII)
    B) NO DEBEN IMPEDIR la difusión pública de las falsas religiones, sino que deben tolerarlas siempre, excepto en la violación del orden público (enseñanza "infalible" del "Papa" Pablo VI)
    Ahora bien, el Papa Pío IX con la Encíclica Quanta Cura - Sillabus ha condenado infaliblemente, por adelantado, la proposición [B] enseñada por el "Papa" Pablo VI y por el concilio vaticano II y los siguientes "Papi" modernistas:
    MAGISTERIO DEL PAPA PÍO IX [Quanta Cura - Sillabus]:
    "Contra la doctrina de las sagradas letras, de la Iglesia y de los Santos Padres, no dudan afirmar que: '... no se le reconoce al Imperante o Soberano derecho ni obligación de reprimir con penas a los infractores de la Religión católica, sino en cuanto lo pida la paz pública'. Con cuya idea totalmente falsa del gobierno social, no temen fomentar aquella errónea opinión sumamente funesta a la Iglesia católica y a la salud de las almas llamada delirio por Nuestro Predecesor Gregorio XVI de gloriosa memoria, a saber: 'que la libertad de conciencia y cultos es un derecho propio de todo hombre, derecho que debe ser proclamado y asegurado por la ley en toda sociedad bien constituida; y que los ciudadanos tienen derecho a la libertad omnímoda de manifestar y declarar públicamente y sin rebozo sus conceptos, sean cuales fueren, ya de palabra o por impresos, o de otro modo, sin trabas ningunas por parte de la autoridad eclesiástica o civil'."
    El mismo "Papa" Ratzinger decía que "la enseñanza sobre la libertad religiosa de la dignitatis humanae del concilio vaticano II es un CONTRA-SILLABUS, pero luego, contradiciéndose, con mentalidad hegeliana, dijo que "no hay ruptura entre las dos enseñanzas" y que es necesario aplicar la "hermenéutica de la continuidad"! Intentando así mantener unidos en la misma dirección a los modernistas progresistas y a los modernistas "conservadores". Los Modernistas progresistas afirman, en pocas palabras, que el progreso debe ser heterogéneo y no homogéneo porque, según ellos, la verdad cambia con el cambiar de los tiempos. Los modernistas llamados "conservadores", en relativo contraste con los modernistas progresistas, afirman, en pocas palabras, que así como la verdad no cambia con el cambiar e los tiempos y que el progreso debe ser homogéneo y no heterogéneo, entonces esas proposiciones aparentemente contradictorias es necesario leerlas en continuidad y a la luz de la inmutable e integral Doctrina Divino-Católica, pero frente a una real oposición entre una enseñanza del Magisterio anterior al concilio vaticano II y entre la enseñanza del "Magisterio" del concilio vaticano II y post concilio, debemos cerrar los ojos y decir que hay continuidad incluso a costa de ser hipócritas y mendaces.

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  6. Pío de María Corredentora27 de julio de 2024, 9:44

    ¡El modernismo, por tanto, debe ser rechazado! Entonces, ¿Cuál es la solución?

    1) Ciertamente no es la solución propuesta por Monseñor Lefebvre y por todos los falibilistas, porque él (ellos), aun reconociendo justamente la real oposición entre estas dos proposiciones ([A] contra [B], [B] contra [A]) sin embargo reconoce (reconocen) la autoridad petrina a los "Papas" modernitas cayendo, lo quieran o no lo quieran, en el falibilismo papal (el Papa [y por tanto Jesucristo= quien a vosotros escucha a mi me escucha] podría equivocarse, en sus enseñanzas y definiciones presentadas como magisterio ordinario universal [esta es herejía]; el Papa [y por lo tanto Jesucristo...] podría proponer un rito malo y nocivo para las almas, etc..) y cayendo en la mentalidad cismática (desobedecen de la mañana a la tarde a aquel que ellos reconocen como verdadero y legítimo Papa!!! ).

    2) Ciertamente no es la solución propuesta por el sedevacantismo simpliciter porque ellos, aun reconociendo justamente la real oposición entre estas dos proposiciones y aun reconociendo que los "papas" modernistas no son verdaderos y legítimos sucesores de San Pedro, sin embargo, al no aceptar la distinción materialiter-formaliter aplicada al Papado, van, lo quieran o no lo quieran, contra el capítulo 2 de la Pastor Aeternus del Papa Pío IX del Concilio Vaticano I, y lógicamente e inexorablemente se deslizan hacia el conclavismo (cónclave no canónico = que es ciertamente inválido, tanto materialiter como formaliter!).

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  7. Pío de María Corredentora27 de julio de 2024, 9:45

    3) La solución correcta, la única solución verdaderamente católica, es la de nosotros los tesistas (tesis de Cassiciacum) solución propuesta por Monseñor Guerard De Lauriers y continuada por el Instituto Mater Boni Consilii, cuyo superior es el sacerdote católico Don Francesco Ricossa. ¿Por qué? ¡Porque tal solución no se presenta como una media verdad, sino como verdad entre errores opuestos!

    3.1) Porque la verdad no cambia con el cambiar de los tiempos (por lo tanto estamos contra los modernistas progresistas).

    3.2) Porque frente a las proposiciones opuestas (como por ejemplo esas que ya he ilustrado [A contra B; B contra A], no podemos cerrar los ojos ni ser hipoócritas, ni mentir! ¡La ruptura objetiva está ahí! No se pueden abrazar, promover, defender ambas proposiciones: A y B, sino la una o la otra! Si las profeso a ambas, eso significa, por principio, que rechazo también la enseñanza verdadera y correcta: "A"! Debo, pues, abrazar, profesar, promover y defender única y exclusivamente "A" yendo en contra de "B", porque el Divino Maestro, nuestro Señor Jesucristo, nos enseña y ordena en el Evangelio: "Vuestro hablar sea sí, si, no, no, todo lo demás viene del maligno", "No podéis servir a dos señores"! ¡Jesucristo, por lo tanto, nos prohíbe la contradicción y la incoherencia, y nos prohíbe seguir y servir a la verdad y al mismo tiempo al error! ¡Sino que nos ordena única y exclusivamente conocer, abrazar, amar, profesar, divulgar y defender la verdad! "Quien no esta conmigo está contra mí" (enseña Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio). Y San Pablo Apóstol enseña en el Nuevo Testamento: ¡Dad razón de vuestra fe!" Pero si se acepta, se promueve y se defiende la contradicción, ¡se va tanto contra la luz divina y sobrenatural de la fe como contra la luz natural de la razón! (Por lo tanto, estamos en contra de los modernistas "conservadores").

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  8. Pío de María Corredentora27 de julio de 2024, 9:45

    3.3) Porque un verdadero y legítimo Papa es infalible, y es imposible que él se equivoque en las enseñanzas y definiciones en materia de fe y moral en el ejercicio de su magisterio extraordinario u ordinario universal, y es imposible que un verdadero y legítimo Papa de a sus hijos un rito malvado y nocivo, etc... (¡esto no es nuestra invención, sino la enseñanza del infalible Magisterio de la Iglesia! Cf. Concilio Vaticano I, Satis cognitum del Papa León XIII, Catecismo del Papa san Pío X). Además, a un verdadero y legítimo Papa (Papa formaliter) es absolutamente necesario estar siempre sometido con la obediencia, de lo contrario se cae en el cisma...! (Por lo tanto, estamos contra los lefebvrianos, y contra quienes piensan como ellos!).

    3.4) Porque nosotros los Tesistas no reconocemos la autoridad a los "papas" modernistas en cuanto muestran en foro externo de no tener la intención objetiva y habitual de perseguir el fin-bien de la Iglesia, en cuanto enseñan herejías osando presentarlas incluso como enseñanza del "Magisterio ordinario y universal". Y por tanto, nuestra "desobediencia" no es falta de sumisión al Papa, porque los "Papas" modernistas no son en realidad los verdaderos y legítimos sucesores de San Pedro (Papas formaliter), sino que son solamente "Papas" materialiter, que en cuanto designados en cónclave, ocupan solo materialmente la sede petrina. Nosotros los tesistas aplicamos la distinción materialiter-formaliter al papado, como es justo y necesario, y afirmamos, como es justo y necesario, que nunca faltará en la Iglesia la "matertia apta", ni los designadores canónicamente designados apto para designar canónicamente... y que no falta y nunca faltará el formaliter, en cuanto está siempre presente en Cristo, que es la Cabeza invisible de su Cuerpo Místico, siempre dispuesto para dar el Papado formaliter al "Papa" materialiter (por lo tanto designado canónicamente en el cónclave), siempre que no se ponga obstáculo, para parte del sujeto designado, a la recepción del Papado formaliter (lo que está sucediendo desde el Concilio Vaticano II hasta hoy). Y como Nuestro Señor Jesucristo ha dicho: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", y así como ha prometido que las puertas del infierno no prevalecerán contra su Iglesia, he aquí que entonces, antes o despúes, esperamos que pronto, habrá conversiones en aquellos que son aptos para designar canónicamente, se eliminará el obstáculo, y el materiiter y el formaliter (ambos presentes, pero actualmente y provisoriamente divididos por el obstáculo) se reunirán y todo volverá a estar en orden!, ¡Creemos en la promesa divina!

    Nuestra posición, por tanto, es catolicísima, y ofrece la única solución católica posible para enfrentar y superar de forma católica, y con la ayuda sobrenatural de Dios, la situación que estamos viviendo (está bajo los ojos de todos) desde el Concilio Vaticano II hasta hoy!

    Ave Maria, Pax et Bonum

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    1. Estimado Pío,
      en próximos días responderé a su intervención con respuestas puntuales.

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    2. Estimado Pío,
      hace minutos he publicado un nuevo artículo, en el cual respondo punto por punto a todo su texto, refutando argumentadamente sus objeciones.
      Lo encuentra en:
      https://linumfumigans.blogspot.com/2024/07/enemigos-de-los-papas-del-postconcilio.html

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