jueves, 11 de julio de 2024

Concepto tomista de la historia (2/2)

El propio santo Tomás de Aquino vivió profundamente en su personal vida espiritual y en su actividad académica esa concepción progresista y profética de la historia, que es típica del cristianismo, operando en la historia de la teología ese tan necesario cambio o giro epocal que ha consistido en la obra de completar a Platón con Aristóteles en la interpretación de la divina Revelación, con la ventaja para nosotros de hacernos comprender mejor el sentido de la Palabra de Dios y el significado cristiano del sentido de la historia. [En la imagen: fragmento de "El Juicio Universal", un fresco de 1614, obra de Giovanni Mauro della Rovere, il Fiammenghino, conservado y expuesto en la Basílica de San Gaudenzio, de Novara, Italia].

Dios y la historia
   
----------Tomás tiene clarísima la distinción entre lo mutable y lo inmutable. Tiene presente el principio fundamental de Aristóteles que nos dice que si no existiera lo inmoto, no existiría tampoco el movimiento, dado que el movimiento es pasaje de un punto a otro, los cuales obviamente deben ser fijos, Si no fuera así, sería imposible la medida y, por tanto, la existencia del movimiento mismo.
----------Si no existiera una causa primera y un fin último del devenir del mundo en el tiempo, si no existieran causa y fin libres del devenir y del tiempo, no existirían tampoco el devenir y el tiempo, porque devenir y tiempo son precisamente pasaje de un inicio a un fin.
----------Tomás tiene una idea riquísima del devenir en todas sus formas, especies y grados, deducida de la física de Aristóteles, idea que utiliza las fundamentales categorías de la materia y de la forma, de la sustancia y del accidente: la transformación, el desplazamiento, la alteración, la generación, la corrupción, el aumento, la disminución, la disolución, la integración, la privación, el completamiento, el flujo, la emanación, la unificación, la dispersión, la evolución, la explicitación, el desarrollo, la clarificación, el oscurecimiento.
----------La gnoseología realista que santo Tomás de Aquino ha deducido de la gnoseología de Aristóteles, le permite tener una percepción neta de la dignidad de la realidad sensible, concreta, material y temporal, humana y cosmológica, por tanto histórica, mientras entiende muy bien que esta realidad no se basta a sí misma y no existiría si no estuviera fundada en una superior y suprema realidad puramente inteligible y espiritual, inquebrantable y firmísima, libre de la materia y del tiempo, es decir, Dios.
----------Contra Hegel Tomás diría entonces que la historia no es toda la realidad. En el momento en el cual Hegel absolutiza el devenir y el tiempo, cree exaltar el Espíritu y no se da cuenta de ser un materialista. Y si es verdad que el espíritu humano actúa en el tiempo, los productos del espíritu, es decir, el pensamiento, son inmateriales, trascienden el tiempo y se sitúan en el horizonte de lo eterno.
----------Tomás, en cambio, es muy consciente de que la historia no es Dios, sino contingente creatura de Dios, el cual, en su absoluta necesidad, inmutabilidad y supratemporalidad, trasciende y gobierna la historia, aunque encarnándoSe haya querido entrar en la historia. Y por consiguiente, más allá de la realidad de la historia, es decir, de lo creado, existe el Creador Dios.
----------Si de totalidad queremos hablar, esta totalidad es Dios. El mundo es la totalidad de los entes creados. Pero se trata de una totalidad insiemística, la totalidad de una multiplicidad, que implica partes fuera de las partes. Pero la verdadera totalidad es, para usar una expresión de Soloviev, pero perfectamente conforme al concepto tomista, es la unitotalidad, atributo exclusivo de Dios.
----------Tomás de Aquino sabe bien que la historia tiene su propia consistencia ontológica, su propia verdad y su propia certeza, y que no es apariencia, provisoriedad o atisbo, no es ilusión a la manera de Platón o del brahmanismo. La certeza histórica no tiene el rigor de la científica, pero, cuando está bien testimoniada o comprobada, nos hace saber de todos modos qué ha sucedido y por qué.
----------Tomás ha entendido muy bien contra Platón y en línea con Aristóteles el principio moderno, de origen hegeliano y en el fondo cristiano, que nosotros no debemos liberarnos de la historia, sino en la historia, porque somos seres a un tiempo históricos, en cuanto materiales, y sobrenaturales en cuanto espirituales.
----------Y, sin embargo, es verdad que la historia es realidad como ser por participación, pero precisamente por eso ella pertenece a la categoría de la parte, del pasaje de una parte a otra parte. No es el todo, no es el absoluto, no es el ser por esencia. Y sin embargo la parte nos hace comprender que existe el todo.
----------Tomás sabe bien que la esencia divina coincidente con su acto de ser, a diferencia de cualquier otra esencia, ya está completa en sí misma en su inmutabilidad. No tiene ninguna necesidad de ser completada o integrada en el tiempo, en el devenir y en la historia. Dios puede existir incluso sin el mundo.
----------La historia no añade nada a Dios, porque no es ser que se suma al ser, sino ser participado que participa del ser por esencia. La realidad divina es realidsd infinitamente más real que la realidad del mundo.
----------Esta idea moderna (y a veces presente en alguna descaminada teología actual) de que la historia sea la totalidad de la realidad en cuanto Dios mismo deviene y es temporal, es el error de la concepción hegeliana de la historia y de Dios mismo. En efecto, es necesario recordar que la historia es una realidad creada y temporal, aunque en ella están presentes y operantes agentes espirituales y Dios mismo.
----------El fundamento metafísico de esta distinción entre Dios y la historia está dado en santo Tomás por su distinción entre acto de ser y ser en potencia. Dios es acto puro de ser, el mismo acto de ser subsistente, y por eso es eterno e inmutable, por encima del tiempo y del devenir.
----------No pasa y no se corrompe. Es inmortal.  Dios está representado por la imagen de la roca; es estable, aunque no sea estático, es más, es dinámico, todo fuerza y energía, todo mueve y por nada es movido. El mundo deviene en el tiempo, tiene una historia, pasa de la potencia al acto. Dios no tiene historia, sino que es puro ser, no importa lo que diga Hegel.
----------Pasar de la potencia al acto quiere decir pasar de lo imperfecto a lo perfecto. La historia es el pasaje del mundo desde la imperfección a la perfección por obra de la humanidad bajo la guía y moción de Dios.
----------En Dios la esencia coincide con la existencia. Dios es su mismo ser. En cambio, la historia supone entes en los cuales la existencia es acto de la esencia, acto que puede existir como no existir. La esencia puede pasar al acto de ser como puede perderlo.
----------Por consiguiente, el Dios de santo Tomás de Aquino no tiene historia, no porque pertenezca al mundo de las puras abstracciones, como calumnian los historicistas y los modernistas, sino porque su ser es de tal modo real, tan intenso, tan rico y tan concreto, que ya es todo y no tiene ninguna necesidad del devenir histórico que no añade nada a su ser, sino al contrario, agregándose, finitizaría su ser y lo haría un ídolo de este mundo.
   
El progreso humano
   
----------Clarísimo además en santo Tomás es el concepto del progreso, concepto muy amado por la modernidad, pero a menudo estropeado por el historicismo hegeliano. En efecto, el punto es siempre éste: la necesidad de distinguir la naturaleza humana de la naturaleza divina. En efecto, en Hegel es Dios mismo el que progresa por el hecho mismo de que para Hegel Dios es hombre no en el sentido cristiano de la asunción por parte del Verbo divino de una naturaleza humana, sino en el sentido de que la misma naturaleza divina no está completa sino en unidad con la naturaleza humana.
----------Por eso, para Hegel, el pasaje bíblico del Dios del Antiguo Testamento antes de la encarnación al Dios del Nuevo Testamento encarnado no representa la libre elección de un Dios que, si no hubiera hecho esta elección, no le habría faltado nada de su esencia, sino, por el contrario, según Hegel, la narración bíblica de dicho pasaje significa de manera figurada el proceso ontológico por el cual en la historia y en el tiempo Dios, esencia esencialmente temporal y mutable, completa la propia esencia pasando, mediante el proceso dialéctico de la auto-negación y de la auto-reintegración, del Dios "abstracto", "celestial", trascendente, el Dios del "más allá" y sin carne, al Dios "concreto" y encarnado, es decir, humanizado e historizado, el Dios inmanente del "más acá", correspondiente a lo que para Hegel es el pasaje de la gnoseología realista antigua, para la cual el ser está fuera del pensamiento, a la moderna, cartesiana e idealista, para la cual el ser está en el pensamiento.
----------Tomás concibe la historia como el camino de la humanidad en el tiempo hacia el Reino de Dios. La historia tiene una causa, una razón de ser, un inicio, un origen, un curso, su propio modo de proceder, un objetivo final. Ella, guiada por la Providencia, está sujeta a un proceso continuo de desarrollo, a un crecimiento y a un mejoramiento o por pasaje de la potencia al acto o por la victoria sobre las fuerzas adversas.
----------La historia para Tomás es victoria progresiva del saber sobre la ignorancia, de lo verdadero sobre lo falso, del bien sobre el mal, de la virtud sobre el vicio, de la vida sobre la muerte, es pasaje de lo imperfecto a lo perfecto, de lo bueno a lo mejor hasta llegar a lo óptimo.
----------El progreso histórico, pagado con muchas fatigas, fracasos momentáneos y sufrimientos, es fruto de la voluntad humana sostenida por la gracia. En tal sentido, el progreso, sin ser necesario, es imparable, incesante, y por querer divino está destinado a llegar a su término, que es la instauración del Reino de Dios.
----------Santo Tomás de Aquino sabe muy bien que el progreso humano conlleva necesariamente una obra temporal de restauración de la inocencia perdida, de reparación de los daños causados por el pecado, de curación de las malas tendencias consecuentes al pecado, de ejercicio ascético de las virtudes, de apertura a las novedades del Espíritu Santo, en la pregustación de sus primicias, de abandono de las cosas envejecidas e inútiles, de conservación de la Palabra de verdad, en una continua profundización de su significado salvífico y beatificante, y crecimiento en la caridad y en todas las demás virtudes.
----------Tomás reconoce que el progreso es contrastado por las fuerzas satánicas, las cuales, sin embargo, por la virtud del Espíritu Santo, son siempre vencidas por los elegidos hasta su victoria final. También las fuerzas que se oponen al progreso lo favorecen porque dan vía a los predestinados de derrotar en Cristo a los rebeldes y a aquellos que no quieren el Reino de Cristo.
----------Tomás demuestra su vivo sentido de la historia y del progreso humano basándose en su distinción metafísica real entre esencia y ser aplicada a la historia humana. Una cosa, en efecto, para él es la esencia de un ente, y otra cosa es su existir o actuarse en la realidad. La esencia es un simple pensable mental que es tal incluso si no debiera existir ningún individuo real de esa especie.
----------La esencia del hombre sería pensable, concebible e inteligible, aunque Dios no hubiera creado ningún hombre o no existiera en la realidad ningún hombre, aunque la esencia humana no poseyera el ser. Se puede concebir también algo que no existe. Por eso el hombre real no es todavía, como creía Hegel, el concepto del hombre. La cosa no es el concepto de la cosa. Lo racional no es necesariamente lo real, sino que puede ser un simple posible; y es en todo caso la cosa en la mente prescindiendo de su existencia actual fuera de la mente.
----------El único caso en el cual el concepto es idéntico a la cosa es el Verbo divino, que es persona y sustancia infinita real divina. El Hijo es el Concepto del Padre idéntico a la Persona del Hijo. Pero nuestros conceptos no pueden tener la pretensión de identificarse con las cosas, aunque puedan reflejar o representar su verdad.
----------De tal manera, santo Tomás de Aquino distingue entre esencia del hombre o naturaleza humana, por un lado, retomando la definición dada por Aristóteles, el hombre en cuanto hombre, y, por otro lado, condición humana, es decir, los diferentes estados existenciales, fácticos e históricos de la naturaleza humana tal como vienen presentados por la revelación cristiana: el estado de inocencia, el estado de naturaleza caída, el estado de naturaleza redimida y el estado final de naturaleza gloriosa.
----------Además, Tomás distingue las diferentes formas en las que se realiza el progreso humano: el progreso filosófico, que es el pasaje del originario materialismo de los antiguos filósofos naturalistas al descubrimiento del espíritu en Anaxágoras y del ser como tal en Aristóteles; el progreso moral, que es el pasaje de la Antigua a la Nueva Alianza, es decir, de la observancia de la ley mosaica a la práctica de la nueva ley evangélica de la caridad o ley del Espíritu Santo; el progreso espiritual, que es el pasaje del simple ejercicio deliberado de las virtudes a la disponibilidad a dejarse guiar por el Espíritu.
----------Tomás mismo, por último, ha vivido profundamente en su personal vida espiritual y en su actividad académica esta concepción progresista y profética de la historia, que es típica del cristianismo, operando en la historia de la teología ese giro o cambio epocal que consistió en el completar a Platón con Aristóteles en la interpretación de la divina revelación con la ventaja de hacernos comprender mejor el sentido de la Palabra de Dios y el significado cristiano del sentido de la historia.

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