La interpretación de un texto de la Sagrada Escritura madura en el tiempo y está sujeta también a correcciones, las cuales, sin embargo, lejos de cambiar las verdades reveladas, nos las hacen conocer cada vez mejor. En esto, naturalmente, excluimos las interpretaciones oficiales del Magisterio de la Iglesia, las cuales son vinculantes, sino que me refiero a las interpretaciones de los exegetas, las cuales, por muy autorizadas y de larga duración que hayan podido ser, pueden también ser falibles y, por tanto, pueden ser corregidas por una exégesis mejor. [En la imagen: fragmento de "El sacrificio de Abraham", óleo sobre lienzo del siglo XVII, de autor anónimo, perteneciente a una colección privada].
----------10. Cito de la Dei Verbum n.11: "Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo (cf. Jn 20,31; 2 Tm 3,16), tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, de los que se sirvió usando sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería que escribieran".
----------Respondo. Es verdad que Dios ha querido que el hagiógrafo escribiera solo y todas las cosas que Él quería revelarnos. Sin embargo, debemos distinguir lo revelado 1. por el modo de ser expresado, 2. por el género literario en el cual viene expresado y 3. por las categorías con las cuales viene expresado.
----------Todos estos elementos estilísticos caen bajo la responsabilidad del hagiógrafo, no del divino Inspirador de los contenidos que el hagiógrafo debe comunicarnos. Esta distinción nos viene enseñada por el método histórico-crítico. Para comprender lo que significa el método histórico-crítico señalo: el documento de la Pontificia Comisión Bíblica del 15 de abril de 1993, "La interpretación de la Biblia en la Iglesia", y una referencia acerca del padre Marie-Joseph_Lagrange.
----------El episodio del sacrificio de Abraham, por consiguiente, debe ser leído según los cánones del mencionado método, de lo contrario, como he dicho repetidas veces, se presenta un Dios que no corresponde al verdadero rostro del Dios bíblico y ni siquiera a los datos de la teología natural.
----------Por norma general, la Sagrada Escritura debe ser interpretada tal como suena la letra, ut littera sonat. Sin embargo, si resulta que este tipo de interpretación crea dificultades desde el punto de vista doctrinal, hay que renunciar a ello y darse cuenta de que esta interpretación no vale, sino que debe ser sustituida tomando recurso del método histórico-crítico.
----------Pero negar por ejemplo la historicidad de los milagros de Jesús, abusando de este método, es una operación objetivamente deshonesta.
----------11. Comenta Paul Beauchamp: "¿Podemos decir que ciertas cosas en la Biblia vienen de Dios y otras ciertas cosas de los hombres? ¿Acaso lo que en la Escritura aparece como demasiado oscuro, demasiado inexacto, demasiado hiriente o impactante, es del hombre y todo lo que nos parece inatacable es de Dios? La respuesta del Concilio es absolutamente negativa".
----------Respondo. Los criterios para conocer la Palabra de Dios y distinguirla de las opiniones humanas, no son los que nos presenta allí el padre Beauchamp, sino que se trata simplemente de enuclear en el texto bíblico lo que corresponde a la verdad sobre Dios de lo que no le corresponde.
----------Para distinguir lo que en la Sagrada Biblia corresponde a la verdad, de lo que eventualmente puede haber de erróneo, es necesario el uso del método histórico-crítico, el cual precisamente sirve para distinguir lo que es el dato revelado, evidentemente verdadero, de la presencia de eventuales concepciones erróneas sobre Dios provenientes del hagiógrafo.
----------Al respecto, el papa Benedicto XVI, en el famoso discurso que hizo en el 2006 en Ratisbona, nos ha recordado lo que es un defecto de la exégesis del Corán, hecha por los exegetas musulmanes, defecto que consiste precisamente en ese método literalista del que ya he hablado.
----------Este defecto es la causa por la cual el Dios coránico aparece, como dijo el Papa en ese discurso, como un Dios irracional y voluntarista, autor de violencia y responsable del mismo pecado.
----------12. Dice Beauchamp: "En primer lugar, la inspiración del Espíritu Santo toca 'todos los libros completos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, en todas sus partes' (Dei Verbum n.11). Y luego, los 'verdaderos autores' escribieron solo lo que Dios quería".
----------Respondo. Respecto a la cuestión de los "verdaderos autores" que han escrito lo que Dios quería, ya he explicado cómo debe ser interpretada esta expresión.
----------13. Dice Beauchamp: "La Biblia nos introduce en la historia de los hombres con Dios. ¿Cómo podríamos no encontrar la realidad humana en lo que es más terrible? Es una garantía de verdad. Pero es verdad que Dios es presentado como aquel que aprueba o que ordena las acciones más terribles del hombre, y especialmente las guerras. Imposible negar este aspecto de la Biblia. Israel era un pueblo guerrero y hacía la guerra, así como los hombres de su época. También podemos decir: como los hombres de todas las épocas. Ciertamente hay un misterio muy temible en el hecho de que Dios parece hacer la guerra al lado de su pueblo, alentarlo e incluso ordenarle que la haga. El capítulo 20 del Deuteronomio, expresión de una época muy avanzada de la historia de Israel, proporciona preceptos de humanidad: las ciudades enemigas solo serán atacadas si rechazan la paz; mujeres y niños serán perdonados. Pero tal moderación no se aplica 'a las ciudades de aquellos pueblos que el Señor tu Dios te da en herencia: no dejarás en vida a ningún ser que respire' (Dt 20,16)".
----------Respondo. Por cuanto respecta a las "órdenes de Dios" que aparecen en la Sagrada Escritura, es necesario decir que por mucho que puedan ser en algunos casos terribles, como por ejemplo el exterminio de los enemigos (herem), no deben ser interpretadas como mandatos o instrucciones para cometer un pecado. O bien, si bien el modo de expresarse de la Biblia puede dar esta impresión, está claro que también aquí es necesario aplicar el método histórico-crítico, que nos hace reconocer la forma de antropomorfismo, que debe ser dejada de lado si queremos evitar concebir a un Dios que ordena pecar.
----------14. Sigue diciendo Beauchamp: "[… ] El hecho de que este pueblo haya sido llevado a la mansedumbre por Dios es para nosotros más elocuente que si se hubiera tratado de un pueblo (¿pero existen?) sin violencia [...] Pero el misterio reside en esto: para conducir a este pueblo hasta el final, se necesitaba que Dios estuviera con este pueblo desde el principio [...] ¿De qué modo podemos saber que Dios estaba con Israel incluso en aquellos inicios que parecen bárbaros? El único medio es verificar cómo Dios efectivamente ha guiado a su pueblo hasta hacerle admirar y practicar la mansedumbre [...] ¿Por qué era necesario que Dios pasara a través de tales inicios acompañándonos? Para liberarnos de las apariencias [...]
----------Si Dios estaba (imperfectamente) presente en las victorias (imperfectas) de su pueblo cuando hacía la guerra, es para que nosotros supiéramos que la mansedumbre no es debilidad. Cuando, con el Cristo, nosotros amamos la mansedumbre, es también la fuerza que amamos. Cuando caminamos detrás del Cristo que lleva la cruz, es detrás de un vencedor que caminamos. Caminando con un pueblo guerrero, Dios lo conducía hacia su propia mansedumbre. Pero, manifestándose en la mansedumbre del Cristo, Dios realiza la más absoluta y radical de todas las victorias sobre el enemigo".
----------Respondo. Es sabido por todos que la Sagrada Escritura es un tratado de pedagogía divina, vale decir, que es la narración de una sapientísima obra educadora con la cual Dios, alternando la misericordia con la justicia, la dulzura con la severidad, la amenaza de castigos y la promesa de premios, forma durante milenios a su pueblo predilecto como un padre educa a un hijo.
----------Este mismo discurso puede ser ampliado a la entera humanidad, porque está absolutamente claro que por medio de Israel Dios educa a toda la humanidad, para hacerla pasar del estadio primitivo, casi bestial, en medio de la esclavitud de las pasiones, a una gradual asunción de responsabilidad, control de las pasiones, aumento progresivo y mejoramiento de la ciencia moral, así como a un continuo progreso en la virtud, con el paso del régimen veterotestamentario de la Ley a la conquista del estado de hijos de Dios, discípulos de Cristo, movidos por el Espíritu Santo y aspirantes a la santidad.
----------Por cuanto respecta al problema de la guerra, es clarísimo en la Escritura el progreso que Israel realiza gradualmente desde el concepto de una guerra cruel, que viene considerada como querida por Dios, hacia una nueva concepción de la guerra como legítima defensa y obra de justicia.
----------Ciertamente, sería utópico si de nuestra parte creyéramos que hoy ya la humanidad pueda evitar la guerra gracias a los progresos que se han cumplido, sobre todo por mérito del cristianismo. En efecto, la humanidad actualmente se encuentra todavía en un estado de naturaleza caída, donde es imposible esa perfección de las virtudes, que nos podría asegurar la paz estable y universal.
----------En efecto, esta paz perfecta es solamente la de la Jerusalén celestial, a la cual el cristiano tiende, aunque tenga que adaptarse en circunstancias extremas al uso de las armas para defenderse de un agresor injusto.
----------15. El documento conciliar subraya que la sacralidad y canonicidad del Antiguo y del Nuevo Testamento, debe ser entendida por "todos enteros" los libros que los componen, los cuales "tienen a Dios por autor", el cual eligió a los hombres "como verdaderos autores", actuando en ellos y a través de ellos, a fin de que escribieran "todas y solo aquellas cosas que él quería que fueran escritas".
----------Y Beauchamp comenta: "¿Podemos decir que ciertas cosas en la Biblia vienen de Dios y otras ciertas cosas de los hombres? ¿Acaso lo que en la Escritura aparece como demasiado oscuro, demasiado inexacto, demasiado hiriente o impactante, es del hombre y todo lo que nos parece inatacable es de Dios? La respuesta del Concilio es absolutamente negativa [...] los 'verdaderos autores' han escrito solo lo que Dios quería".
----------Pienso que tanto las subrayaturas de la Dei Verbum, como el correspondiente comentario del exegeta francés, deben ser tenidos en cuenta, cada vez que, acercándonos al Sagrado texto, en particular al A.T., suceda que nos encontremos con frases o pasajes que nos llevarían a rechazar o a rebajar como solo humanos...
----------Respondo. Está claro que entre los contenidos de la Sagrada Escritura no podemos operar una elección, porque esto sería una "airesis", es decir, una elección arbitraria, cosa que sería herejía, porque todo lo que está contenido en la Escritura es Palabra de Dios y la verdadera fe lleva a aceptar todo lo que el Revelador dice, sin la pretensión de hacer un cribado, como si se tratase de un objeto sometido al juicio de nuestra razón.
----------Por lo tanto, el problema no es este, sino que, como ya he dicho, el problema hermenéutico no exige una elección de contenidos, sino en el supuesto de que todos los contenidos, es decir, las verdades de fe, deban ser aceptadas, el método histórico-crítico se refiere no a los contenidos, sino a los modos expresivos. Es este método el que nos ayuda a reconocer "la letra que mata" (como dice san Pablo), vale decir, el literalismo, aceptando el cual faltaríamos de respeto a la verdad de los atributos divinos.
----------Por lo tanto, en el caso del relato bíblico del sacrificio de Abraham en Génesis 22, podemos captar la verdad acerca de la convicción humana de Abraham, que está verdaderamente convencido de que Dios quiera el sacrificio de Isaac, y la verdad divina que se manifiesta a través del ángel. Abraham primero sigue su conciencia y luego acepta con alegría la revelación divina, obedeciendo en ambos casos por fe, por lo cual Abraham ha merecido ante Dios durante todo el curso de la prueba.
----------16. Usted ha escrito: "un Dios que pide a Abraham que asesine a su hijo sería un Dios que manda pecar".
----------Me veo obligado a repetir cosas que ya se han dicho en comentarios anteriores.
----------El libro de Judit confirma plenamente que la única intención divina, que subyace a la prueba de Abraham, es, exclusivamente, la de testear su fe: "Recordad lo que hizo con Abraham, cuáles fueron las pruebas que hizo pasar a Isaac [...] como los ha pasado al crisol con el único fin de probar su corazón" (Jud 8,26-27).
----------Esto excluye que el mandato divino de matar al hijo pueda ser entendido como algo que, potencialmente, Dios podría pedir a otros hombres.
----------"[...] con el único propósito de probar su corazón" significa que nadie está autorizado a extrapolar el mandato divino, de su contexto de prueba de la fe abrahámica, para interpretarlo como invitación al gravísimo pecado de asesinar a un hijo.
----------Lamentablemente, usted, padre Filemón, sigue leyendo ese mandato fuera de contexto, absolutizándolo, y haciendo decir al texto bíblico lo que no dice, es decir, que Dios invite a los hombres a sacrificios humanos, de modo que se ve obligado a tener que rechazarlo, porque "de lo contrario, resultaría un Dios homicida", pero esta consecuencia es incorrecta porque deriva de una suposición errónea.
----------En su artículo titulado Algo más sobre la interpretación de Génesis 22, usted ha intentado desmontar la confirmación de Judit a la interpretación tradicional, con las siguientes palabras: "Las alabanzas que vienen hechas a Abraham en los textos de Judit y de Santiago, no se refieren tanto al hecho de que Abraham creyó que debía sacrificar a su hijo, sino a la tremenda angustia que él pasó creyendo que Dios le hubiera ordenado una cosa semejante".
----------Pero esta precisión suya no se sostiene, porque el sujeto de la frase de Judit, Aquel que ha hecho pasar las pruebas a Abraham e Isaac "con el único fin de probar su corazón", es inequívocamente Dios, y no lo que erróneamente habría creído Abraham.
----------Respondo. Nadie duda que Dios pone a prueba a Abraham y que Abraham supera la prueba haciéndose grandes méritos. Estos contenidos deben ser sin más tomados a la letra, porque no solo no ofrecen dificultades interpretativas, sino que en esas expresiones resplandece la verdad formal de la sabiduría y de la providencia divina y la gran virtud de Abraham.
----------Más bien, preguntemos ante todo en qué consiste la prueba, a la cual Dios ha sometido a Abraham. Ante todo debemos alejar ese antropomorfismo que nos llevaría a imaginar a un Dios que, no sabiendo cómo Abraham se habría de comportar, quiere probar su fe, un poco como un constructor de la FIAT pone a prueba un automóvil para testear su resistencia.
----------La prueba que Dios manda consiste en el hacer pesar sobre la conciencia de Abraham una obra que a Abraham le parece dolorosísima, por lo cual Abraham se convence en buena fe de tener que sacrificar a su hijo, y por este motivo obedece, por lo cual Abraham deviene ejemplo de obediencia y de creyente. Por otra parte, Dios permite que Abrahán caiga en el equívoco. También este gesto divino forma parte de la prueba. Y Abraham ya desde ahora resiste a la prueba.
----------Esta prueba continúa luego con la revelación del ángel, revelación que requiere de Abraham una modificación de su voluntad humana, una renovada fe, y por tanto un ulterior aumento del mérito de la prueba.
----------17. También el Papa Francisco confirma plenamente que la única intención divina, que subyace a la prueba de Abraham, es, exclusivamente, la de probar su fe, y no ciertamente invitar a los hombres a realizar sacrificios humanos.
----------Del ángelus de 22 de diciembre de 2013: "Una prueba similar a la del sacrificio de Abraham, cuando Dios le pidió a su hijo Isaac (Gn 22): renunciar a lo cosa más preciosa, a la persona más amada. Pero, como en el caso de Abraham, el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino distinto, un camino de amor y de felicidad [...]".
----------Por lo tanto, Francisco afirma claramente que:
----------1) el sacrificio de Abraham es "una prueba" y sólo en este contexto debe ser leído;
----------2) en la cual "Dios le pidió", el sujeto es inequívocamente Dios y no la mente confundida de Abraham;
----------3) "a su hijo Isaac", por lo tanto el objeto de la petición de sacrificio es inequívocamente Isaac, y no un animal.
----------4) "el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diferente", por tanto la intervención divina que, a través del ángel, detiene la mano de Abraham, se debe al hecho de que Dios "ha encontrado la fe que buscaba", lo que confirma que la prueba terminó cuando logró su único propósito: testear la fe de Abraham. Esto rechaza implícitamente su interpretación, Padre Filemón, de que la intervención del ángel sirva para hacer entender a Abraham que Dios no le habría pedido el sacrificio de Isaac sino el de un animal. Sin la disposición de Abraham al sacrificio de su hijo, Dios no habría "encontrado la fe que buscaba".
----------De la audiencia general del 3 de junio de 2020: "Así Abraham se convierte en familiar de Dios, capaz también de discutir con Él, pero siempre fiel. Habla con Dios y discute. Hasta la prueba suprema, cuando Dios le pide que sacrifique precisamente a su hijo Isaac, el hijo de la vejez, el único heredero [...] Dios mismo detendrá la mano de Abraham ya lista para golpear, porque ha visto su disponibilidad verdaderamente total (Gn 22,1-19)".
----------También en esta segunda intervención el Papa Francisco reitera que:
----------1) "Hasta la prueba suprema", el sacrificio de Abraham es "una prueba" y solo en este contexto debe ser leído;
----------2) "cuando Dios le pide que sacrifique", entonces el sujeto es inequívocamente Dios y no la mente confundida de Abraham;
----------3) "precisamente a su hijo Isaac", por lo que el objeto de la petición de sacrificio es inequívocamente Isaac, y no el carnero.
----------4) "Dios mismo detendrá la mano de Abraham ya lista para golpear, porque ha visto su disponibilidad verdaderamente total", por lo tanto la intervención divina que detiene a Abraham, se debe al hecho de que Dios "ha visto su disponibilidad verdaderamente total", y esto confirma cuál era el único propósito de la prueba, y desmiente su preocupación, Padre Filemón, de que el mandato divino pueda leerse como una invitación a pecar.
----------Respondo. Como ya he dicho anteriormente, no existe ningún problema en reconocer que Dios ha puesto a prueba a Abraham, y de hecho este acto divino es uno de los más importantes entre aquellos cumplidos de Dios para nuestra salvación, como por otra parte el gesto de Abraham relatado por Génesis cap. 22 es a su vez uno de los más importantes en la misma historia de la salvación.
----------Por otra parte, es comprensible que el Santo Padre asuma la interpretación tradicional. Esto no significa en absoluto que un día de mañana, si la Iglesia lo considera oportuno, no pueda acoger la nueva interpretación por mí propuesta. En efecto, el Magisterio de la Iglesia no tiene la costumbre de hacer suyas todas las nuevas interpretaciones bien fundadas, porque pueden ser suficientes para suscitar el interés de los fieles.
----------Manteniéndonos en este horizonte hermenéutico, quisiera además recordar que el papa Francisco ha ordenado cambiar el texto del Padrenuestro, relativo a las pruebas que debemos sufrir, pruebas que aquí van bajo el nombre de tentaciones, en el sentido de que en este lugar le pedimos a Dios que nos sostenga en la prueba y que no permita que caigamos en la tentación, es decir, caer bajo el peso de la prueba. Este cambio es el efecto de una exégesis histórico-crítica, avalada por la autoridad doctrinal del Sumo Pontífice.
----------18. Usted, Padre Filemón, me planteó esta objeción: "Usted dice que Dios no pretendió el sacrificio 'hasta lo último'. Por lo tanto, lo pretendió al inicio. Pero entonces tengo razón yo al decir que usted sostiene que, al menos al inicio, Dios habría querido el sacrificio, salvo para después cambiar de idea o dar un contraorden mediante el ángel".
----------No, al decir que Dios no pretendió el sacrificio "hasta lo último", quise decir que Dios, mandó a Abraham que se dispusiera al sacrificio de Isaac, pero luego no pretendió que tal sacrificio fuera llevado "hasta lo último", porque ciertamente no era Su intención, que, en cambio, era probar la fe del patriarca.
----------Además, una cosa es ordenar un proceso que para completarse requiere necesariamente un cierto tiempo preparatorio, y la posibilidad de poderlo interrumpir, y otra cosa es ordenar una orden que debe ejecutarse prontamente y por tanto completa.
----------En el caso de Génesis 22,1 estamos definitivamente en el primer caso específico. Como he argumentado anteriormente, el mandato de Dios no es matar a Isaac inmediatamente. En cambio, requiere cumplir un largo recorrido preparatorio (durará tres días), que es sí geográfico, pero sobre todo interior. El mandato, en efecto, no es "Abraham, ofréceme ahora a Isaac en holocausto", sino "ve al territorio de Moria y ofrécelo en holocausto sobre un monte que yo te señalaré".
----------Como ya escribí: "es precisamente sobre esto que Abraham pasará, cómo reaccionará y, en fin, si se rendirá o permanecerá firme en la fe, durante todo este itinerario, que él será evaluado por Dios, es el 'recorrido' que constituye la 'prueba'. Y en ese camino, la perspectiva de tener que matar a su propio hijo, constituye el carcoma, el tormento angustioso que deberá pesar como una roca sobre los hombros de Abraham".
----------Ahora bien, si para sintetizar el texto bíblico, en la óptica de captar lo esencial, lo reducimos a "Dios mandó a Abraham sacrificarle su hijo", estamos reduciendo el mandato divino de dos aspectos fundamentales que lo caracterizan: ante todo, dejamos de enfatizar que el mandato es expresado en lo interno de la prueba de fe a la que está sometido Abraham, y solo en ella encuentra sentido; el segundo aspecto que olvidamos, más bien tergiversamos, es que estamos obligados a cumplir la ecuación "sacrificar = asesinar inmediatamente", anulando de hecho el tema del vía crucis que se le pide a Abraham donde, como escribí, en cada uno de los diversos momentos y de los actos a cumplir, el padre de Isaac habría podido ceder e implorar a Dios que no le hiciese llevar a término lo pedido, o que no fuera humanamente capaz de satisfacer la prueba. En tales casos, la prueba habría terminado de todos modos de manera incruenta, pero Abraham no la habría superado.
----------La "duración" del recorrido preparatorio para llegar a ese último acto (que Dios no quiere, pero Abraham debe creerlo provisionalmente), por un lado, permite a Dios evaluar hasta qué punto logra resistir la fe del patriarca (en realidad, para mostrárnoslo a nosotros, Él en su previsión lo sabe desde siempre), por otro lado, permite a Abraham esperar siempre que el resultado final pueda no cumplirse, que Dios tenga misericordia... Y lo que Abraham dice, tanto a los siervos como al hijo, podría interpretarse en este sentido, por lo cual la grandeza de la fe abrahámica consistiría también en "creo que Tú eres misericordioso a pesar de lo que me has pedido". Este aspecto de la duración del recorrido preparatorio, que no habría sido posible con una orden de ejecución inmediata de la sentencia, es una confirmación más de que lo que Dios está pidiendo es algo más que el "simple" asesinato del hijo, como parecería de la frase "Dios mandó a Abraham que le sacrificara su hijo".
----------Una frase de síntesis, larga, pero más correcta sería: "Dios, para poner a prueba la fe y la obediencia de Abraham, le mandó efectuar un recorrido de sacrificio que, le hizo creer, debía concluirse con el holocausto de Isaac, cosa que Dios no habría permitido".
----------Respondo. Lo que puedo concederle es que la prueba de Abraham inicia en el momento en el cual él cree de buena fe que Dios le manda sacrificarle a su hijo. Esto significa insertar en la prueba los tres días que Abraham tardó en llegar al lugar del sacrificio.
----------Ahora bien, ya sea que Dios le pida a Abraham el cumplir el sacrificio ahora o más tarde, este elemento temporal en realidad no tiene ninguna importancia para nuestra discusión, en la cual, si queremos llegar a una aclaración, debemos tener presente lo esencial, que precisamente consiste, tal como lo entiende Abraham, en el mandato divino de cumplir el sacrificio de Isaac.
----------19. En cuanto a la "contra-orden" que Dios no puede dar, so pena de contradecirse, ya he replicado antes, que la situación contexto en el cual tiene lugar el primer mandato, y en el cual tiene lugar la revocación del mismo, son profundamente diferentes. Después de todo lo que Abraham ha demostrado, en su carne y en su espíritu, ¿acaso no ha cambiado su situación existencial y espiritual, para él y ante Dios? Y por tanto, el mandato de detener el sacrificio del hijo no contradice el primer mandato sino que sanciona la superación de esa prueba, requerida por Dios, que no se habría podido realizar si no fuera a través de la primera petición.
----------Respondo. Tampoco el cambio de la situación emotiva de Abraham tiene incidencia alguna resolutiva en nuestra discusión, porque es un elemento del todo extrínseco al contenido del mandato divino ut littera sonat. Por otra parte, el cambio emotivo de Abraham, desde el primer momento al segundo se explica con la máxima evidencia: la angustia del primer momento y un respiro de alivio en el segundo.
----------En cuanto a decir que "esa prueba, requerida por Dios, no se habría podido realizar si no fuera a través de la primera petición", es una suposición totalmente gratuita, por el hecho de que Dios podía ordenar inmediatamente a Abraham sacrificar un carnero, sin hacerlo pasar por el primer momento de la prueba. Es más, precisamente el hecho de que Dios interviene para anular el sacrificio de Isaac, demuestra aquella que era y es Su voluntad, y nos hace comprender que Abraham había malinterpretado.
----------20. Usted, Padre Filemón, ha escrito en uno de nuestros diálogos anteriores: "Repito por enésima vez que yo no reinterpretaré, ni reescribo, sino que interpreto".
----------Aunque sobre el sacrificio de Isaac no haya habido un pronunciamiento definitivo por parte del Magisterio, está claro que la interpretación de los Padres, confirmada por las intervenciones de los dos últimos pontífices que ya he señalado, puede considerarse la interpretación tradicional, respecto a la cual la suya, Padre Filemón, es objetivamente diferente.
----------Ahora bien, el Diccionario de la Real Academia Española lamentablemente no considera aún normal para nuestra lengua la palabra "reinterpretar" o "reinterpretación", sin embargo, consultando otros diccionarios, parece de sentido común definir "reinterpretación" como: el hecho, la obra de reinterpretar; nueva y diferente interpretación de obras, autores, hechos históricos, etc. respecto a las interpretaciones anteriores o a la interpretación tradicional.
----------No comprendo entonces la razón por la que usted no acepte que se defina como "reinterpretación" su exégesis del sacrificio abrahámico.
----------Respondo. Por cuanto respecta a la cuestión de la reinterpretación, ella consiste en general en una operación cultural por la cual el autor de tal operación afronta un texto literario y, en particular, considera una determinada tesis doctrinal con la intención de enuclear el significado de esta tesis, cambiando los conceptos.
----------Debemos tener presente que esta operación es ante todo delicada. En algunos casos puede ser legítima, como por ejemplo cuando el historiador que quiere hacer una reinterpretación de las finalidades de la institución de la Inquisición. De esta reinterpretación el Concilio Vaticano II ha recabado la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual en su método, como sabemos, ha sido muy diferente de la Inquisición y, sin embargo, ha mantenido su finalidad, que consiste en la defensa de la fe.
----------Pero también puede haber una reinterpretación ilegítima como es aquella que, por ejemplo, vino practicada explícitamente por Schillebeeckx, quien, en lugar de interpretar rectamente la figura de Cristo, creyó poderla reinterpretar negando en Él su divinidad y presentando a Cristo como simple profeta escatológico.
----------En lo que a mí respecta, en mi trabajo hermenéutico sobre el capítulo 22 del Génesis, no estoy haciendo una reinterpretación a la manera de Schillebeeckx, sino que propongo aquella que considero que es la interpretación correcta, porque yo no estoy cambiando los conceptos, sino que interpreto un preciso concepto, que es el concepto de Dios, un Dios que no puede querer sacrificios humanos.
----------La interpretación de un texto de la Escritura madura en el tiempo y está sujeta también a correcciones, las cuales, sin embargo, lejos de cambiar las verdades reveladas, nos las hacen conocer cada vez mejor. En esto, naturalmente, excluimos las interpretaciones oficiales del Magisterio, las cuales son vinculantes, mientras que me refiero a las interpretaciones de los exegetas, las cuales, por muy autorizadas y de larga duración que hayan podido ser, pueden también ser falibles y, por tanto, pueden ser corregidas por una exégesis mejor.
Estimado padre Filemón:
ResponderEliminarA mi pregunta, relativa con la mujer enamorada de la segunda versión de la historia (la de la pistola descargada): "¿la mujer es responsable de incitar al homicidio?", usted me respondió:
"... una mujer que se comporta de este modo instiga al homicidio, en cuanto hace creer al amante que ella quiere obligarlo a asesinar a su hijo".
En el plano de la justicia penal humana, ningún tribunal de un país civilizado condenaría a esta mujer por instigación al homicidio, ni siquiera se abriría un proceso sobre estos presupuestos. Me he tomado la molestia de someter este caso a un magistrado del Tribunal de Apelación, que me ha confirmado lo que acabo de escribir. Y usted seguramente podrá obtener la misma respuesta si tiene la oportunidad de hablar con algún abogado, magistrado o jurista de su confianza.
En un plano puramente moral es diferente, la conducta de la mujer que explota la pasión que su amante siente por ella, para realizar un odioso chantaje moral, es ciertamente reprobable, pero sigue siendo igualmente objetivo que, en el plano fáctico, la mujer no quería ni habría permitido ningún daño al hijo de su enamorado. En el mundo de hoy, muchos dirían que en el fondo, la mujer solo ha hecho una broma de pésimo gusto a su amante, pero este juicio, en mi opinión, es superficial y demasiado indulgente... un pecado por parte de la mujer seguramente está ahí, aunque no podemos llegar a configurarlo como una verdadera y propia "instigación al homicidio", de lo contrario habría sido visto también por la justicia humana.
En cierto modo, aún más grave, pero siempre en el plano moral y no en el penal, es el comportamiento del padre-amante, porque parecía dispuesto a matar al hijo. Digo "parecía" porque, para ser precisos, yo hago terminar la historia en el momento en que el hombre apunta la pistola hacia el hijo y aquí la mujer interviene para detenerlo; no sabemos entonces si habría apretado el gatillo o si en el último momento habría entrado en razón. Pero en todo caso queda la gravedad de sus actos y de sus omisiones, que ante la petición de la mujer, en vez de manifestar un firme rechazo a satisfacerla, seguramente acoge, al menos inicialmente, esa petición, llegando al punto de apuntar con el arma a su hijo. Un psicólogo o un psiquiatra definiría su "amor" por la mujer como patológico... yo diría idolátrico: para llegar incluso a pensar que podía cumplir una petición de este tipo, significa que este hombre ha hecho de la mujer amada un ídolo, es decir, ha elevado a dignidad divina lo que es solo humano, ha manifestado la obediencia absoluta que solo se debe a Dios, hacia una criatura humana.
Este hombre ciertamente se ha equivocado, pero Abraham no, porque para él, esa petición venía realmente de Dios.
Estimado padre Serafín,
Eliminarla conducta de esa mujer debe ser condenada no solo en el plano moral, sino también en el plano jurídico. En efecto, en la petición que hace al amante están exactamente los extremos del delito de incitación a la delincuencia.
No importa para nada si el arma estaba descargada. Lo que interesa, también desde el punto de vista penal, es que el amante entendió bien lo que la mujer le había pedido y que se disponía a ponerlo en práctica. Por lo tanto, me sorprende la opinión que usted ha recibido del magistrado, porque la instigación a delinquir está prevista en el código penal.
Por cuanto respecta a Abraham, él ciertamente no se ha equivocado al obedecer, pero no porque Dios le ordenara sacrificar a su hijo, sino porque en buena fe Abraham creía que el mandato venía de Dios, por lo cual al obedecer, Abraham no solo no pecaba subjetivamente, sino que daba prueba de gran obediencia, aunque objetivamente fuera a cometer un homicidio.
Esto corresponde exactamente a cuanto Jesús dice cuando advierte (Jn 16,2): "llega la hora en que quien os asesine creerá rendir culto a Dios". Eso es exactamente lo que le sucedió a Abraham.
Por otra parte, así como Abraham había recibido de Dios la promesa de Isaac, podía darse cuenta de que ese mandamito no podía venir de Dios, el Cual precisamente le había prometido a Abraham ser en Isaac padre de muchas naciones.
En relación con su artículo "Dios no es ambiguo y no quiere un sacrificio humano (2/2)", había identificado, en algunas de sus afirmaciones, contradicciones, escribiendo:
ResponderEliminar"En el artículo, usted, Padre Giovanni, afirma:
1) 'Repito que el mandato divino no es para nada ambiguo, sino muy preciso: sacrificar a Isaac'.
2) pero más adelante usted escribe: 'Abraham recibe una orden muy clara, aun cuando él en buena fe cree que sea una orden divina'. Ahora bien, si Abraham "cree" que es una orden divina, usted da a entender que, en realidad, no lo es. Pero entonces ya no es verdadera la afirmación del punto 1, donde usted afirma que el mandato divino es precisamente sacrificar a Isaac".
Usted, en la primera parte de este artículo, ha replicaso así:
"Si Abraham no hubiera entendido como mandato divino el sacrificio de Isaac, entonces no se habría dispuesto a hacerlo, y si lo hubiera hecho habría pecado. En este sentido, para Abraham, el mandato divino no es para nada ambiguo".
Así que usted aquí sostiene que la frase (1) "repito que el mandato divino no es ambiguo en absoluto, sino muy preciso: sacrificar a Isaac" se refería a cómo Abraham había entendido erróneamente el mandato divino, y por lo tanto no al mandato divino en sí mismo.
Pero en el artículo citado, usted pone esa frase inmediatamente después, y luego como comentario crítico, de la siguiente frase del teólogo Dionisio Candido:
"[...] Pero podría haber hecho otra cosa y en un segundo momento se habría podido justificar apelando al sentido literal del mandato de Dios: la ambigüedad de la expresión divina se lo habría permitido."
Ahora bien, si frente a las palabras del teólogo Cándido sobre la "ambigüedad de la expresión divina", usted había sentido la exigencia de puntualizar que el mandato divino no es para nada ambiguo, es evidente que se refería al mandato divino en sí mismo que "no es ambiguo sino preciso: sacrificar a Isaac".
Además, usted inicia la frase con ese "repito", remitiendo claramente al artículo anterior "Dios no es ambiguo y no quiere un sacrificio humano (1/2)":
"Existe un grave equívoco: no es que Dios hable de modo ambiguo [...] no podemos admitir es que Dios se haya expresado de manera ambigua, porque si hay un Ser que se expresa con inequívoca claridad y precisión de significado, este es precisamente Dios [...] un exegeta no puede partir de una concepción de Dios que ponga en duda la limpidez de su palabra [...] Dios es muy claro y no es en absoluto ambiguo, sino que ordena formalmente a Abraham matar a Isaac y Abraham lo entiende muy bien".
Entonces, en este primer artículo usted dijo que el mandato de Dios, en sí mismo, no es ambiguo y ordena matar a Isaac. En el siguiente artículo, frente a la expresión de Candido sobre la ambigüedad de la expresión divina, usted dijo: "Repito que el mandato divino no es para nada ambiguo, sino muy preciso: sacrificar a Isaac", confirmando que el mandato divino, En sí mismo, no es ambiguo y ordena matar a Isaac.
Ahora, en cambio, en este último artículo nos dice: "En este sentido, para Abraham, el mandato divino no es para nada ambiguo", dando a entender que la no ambigüedad del mandato divino de matar a Isaac, es "para Abraham" y no debe referirse al mandato divino en sí mismo.
Debe reconocer, padre Filemón, que su interpretación le lleva inevitablemente a continuas dificultades para tratar de conciliar, por una parte, a un Dios que no es para nada ambiguo, que se expresa con inequívoca claridad y precisión de significados, con palabra límpida y que manda al patriarca sacrificar un carnero, y por otra parte, un Abrahán que recibe ese mandato como sacrificio del "hijo", del "único hijo que ama", de "Isaac". ¿Y cómo motiva este gigantesco, enorme malentendido de la palabra divina por parte de Abraham?
EliminarRespondiendo que Abraham ha sido sugestionado por rituales de sacrificios humanos de los pueblos de aquellos tiempos, pero no es una respuesta suficiente, tanto más cuanto que, como ya había argumentado en uno de mis comentarios:
"Abraham, cuando recibe el mandato de Génesis 22, ya había realizado anteriormente un sacrificio de animales por mandato de Dios (Gén 15,9-10), pero, en aquel caso, las prácticas de sacrificio humano en uso en la época entre los cananeos, no lo habían afectado en absoluto. ¿Cómo entonces es posible que este condicionamiento, tan fuerte como para hacer que malinterprete la palabra divina inequívoca, se realizara, en la conciencia de Abraham, solo en Génesis 22 y no también en Génesis 15?".
En definitiva, ¿cuál es su principal argumento para explicar el "cómo" ha sido posible el burdo malentendido de Abraham, ante un Dios que manda de modo absolutamente no ambiguo?
Que el "sacrificar a Isaac" es solo el significado literal del mandato ya que, como llevaría a una concepción divina en contraste con la metafísica tomista, gracias al método histórico-crítico podemos reconducirlo a un malentendido humano debido a los condicionamientos de la cultura del tiempo y, dado que Dios detiene la mano de Isaac y hace que aparezca el carnero para ser sacrificado, podemos deducir que el verdadero significado del mandato divino era "sacrificar el carnero" y no a Isaac, porque Dios no puede cambiar de actitud.
Este razonamiento, que también tiene, lo reconozco, su coherencia, no responde, sin embargo, a la pregunta de cómo ha sido posible el gigantesco, enorme, malentendimiento de la palabra divina por parte de Abraham.
Repito: "¿cómo" ha sido posible que Abraham se haya "engañado" de semejante modo, si Dios habla inequívocamente? Usted responde: Abraham debía necesariamente engañarse porque de lo contrario tendríamos consecuencias inaceptables según la metafísica, la teología escolástica, etc...
En pocas palabras, a la pregunta "¿cómo fue posible?" usted responde "debe forzosamente haber sido posible", lo que evidentemente no es una respuesta exhaustiva al "cómo" el patriarca puede haberse confundido tanto que cambió el carnero por su hijo.
La insuficiencia en la motivación de cómo fue posible el presunto malentendido de Abraham sigue siendo un defecto insuperable de su propuesta exegética.
Estimado padre Serafín,
Eliminarla proposición "sacrifica a tu hijo" es clarísima, inequívoca y no es para nada ambigua. Y de hecho Abraham se dispone a matar a su hijo.
El problema, a este propósito, no es el de la ambigüedad, sino que se trata de una cuestión de malentendido, es decir, Abraham siente efectivamente en su conciencia este mandato. Pero él, de buena fe, confunde por Palabra de Dios un mandato que en realidad no puede venir de Dios, porque Dios no puede querer un sacrificio humano y también por el hecho de que Dios le había prometido en Isaac una descendencia.
Ahora bien, un Dios que se desmiente a sí mismo no puede ser el verdadero Dios, sino que es posible que Abraham, bajo la emoción de este pensamiento, que le había venido, en el momento no haya reflexionado que tal mandato no podía venir de Dios, el Cual ya se le había revelado.
Estimado padre Serafín,
Eliminarno hay que confundir la claridad de la frase "sacrifica a tu hijo", con aquello que es la limpidez y claridad del hablar divino. Es obvio que Dios no es ambiguo al expresarse. Pero al mismo tiempo es evidente que esa frase es clara.
Ahora bien, entre estas dos tesis no hay contradicción alguna, por el hecho de que esta frase, en sí misma clara, no entra en absoluto en oposición con lo que Abraham entiende, porque, por desgracia, él entiende al revés, es decir, malinterpreta. Vale decir queesta frase, en sí misma clara, no proviene de Dios, sino de la buena fe de Abraham, que se engaña sin darse cuenta.
No es Dios quien engaña con la ambigüedad, porque Dios, cuando se revela, se explica muy bien y nos hace entender claramente lo que quiere; es Abraham quien primero se engaña, malinterpretando la verdadera voluntad de Dios, voluntad divina que luego reconoce en la voz del ángel.
Estimado padre Serafín,
Eliminarestá claro que Dios, cuando habla, se explica óptimamente. Pero una frase clara, como: "sacrifica a tu hijo", aunque sea clara, no puede venir de Dios, porque Dios no puede querer sacrificios humanos.
¿Por qué motivo me refiero a la metafísica? Porque, gracias a ella, es posible saber qué es posible y qué es imposible con respecto a la naturaleza divina y a su actuar. Se trata ciertamente de un argumentar racional, pero es absolutamente cierto, por lo cual la Palabra de Dios, que es verdad absoluta, no puede desmentir esta certeza, porque la razón nos es dada por Dios mismo como el camino de verdad que condiciona y prepara el acceso a la fe, aunque esto sea un don sobrenatural, que supera las capacidades de la razón.
Por eso la Iglesia, también a través del papa Francisco, nos recomienda todavía el estudio de santo Tomás de Aquino, porque su metafísica es particularmente útil para comprender la Palabra de Dios.
En la primera parte de este artículo, usted escribió: "Mis observaciones son verdaderas las dos, siempre que se distinga el sentido literalista (Dios quiere el sacrificio de Isaac) del sentido literal (Abraham entiende como si Dios quisiera el sacrificio de Isaac)."
ResponderEliminarEn mi opinión, el significado literal de Génesis 22,1 no es "Abraham había entendido que Dios le mandara el sacrificio de Isaac", ésta es precisamente su interpretación, Padre Filemón, no la letra del texto.
El significado literal es "para poner a prueba a Abraham, Dios le mandó el sacrificio de Isaac" que, atención, no significa en absoluto que Dios realmente quería la muerte de Isaac, como ya he argumentado en otros comentarios (Dios solo quiere probar hasta dónde llega la fe obediencial de Abraham).
Lo que usted define el sentido literalista, deriva de la equivalencia indebida que usted realiza entre "Dios mandó el sacrificio de Isaac" = "Dios quiere la muerte de Isaac", equivalencia que nunca ha sido hecha por la correcta interpretación tradicional, ni por mí: Dios nunca quiso la muerte del inocente Isaac, pero esto no significa que no haya podido hacércelo creer a Abraham durante la duración de la prueba.
El llamado "sentido literalista", contra el que usted se lanza, según el cual "Dios querría inicialmente la muerte de Isaac y luego cambiaría de opinión", en realidad no lo sostiene nadie, aunque usted siempre trata de atribuirlo, como consecuencia lógica, a quien no esté de acuerdo con su interpretación.
No quisiera equivocarme... pero mi sensación es que, no soportando que su interpretación entre en contraste con el significado literal del texto genesíaco, usted toma el sentido literal "para poner a prueba a Abraham, Dios le mandó el sacrificio de Isaac", lo renombra como "sentido literalista", con clara intención despreciativa, cambiando al mismo tiempo el "mandamito" por "quiere" y dejando de lado el "poner a prueba"; procede a denominar en cambio "verdadero sentido literal", lo que en realidad es su interpretación personal: "Abraham había entendido que Dios le mandaba el sacrificio de Isaac".
Estimado padre Serafín,
Eliminaracabo de conocer su nueva intervención, y se la respondo inmediatamente, para no mantenerme demasiado tiempo sin dar debida respuesta a sus malentendidos hacia mi postura. Lamento tener que repetirle explicaciones que ya le he ofrecido, por lo cual le ruego la mayor atención hacia mis argumentos, tal como yo le doy prueba de haber atendido a los suyos.
Aquello que yo he llamado literalismo no se trata de una idea mía, que yo hubiera elegido por mi conveniencia, y tampoco un recurso que escondiera un engaño de mi parte, acomodaticio a mi tesis, sino que, como ya le he explicado, es lo que el documento de la Comisión Pontificia Bíblica llama en el punto F: "lectura fundamentalista". En el siguiente fragmento, tomado del documento, la Comisión explica de qué se trata eso:
"F. Lectura fundamentalista
La lectura fundamentalista parte del principio de que la Biblia, siendo Palabra de Dios inspirada y libre de error, debe ser leída e interpretada literalmente en todos sus detalles. Pero por 'interpretación literal' ella entiende una interpretación primaria, literal, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento a lo largo de la historia y su desarrollo. Por lo tanto, se opone a la utilización del método histórico-crítico para la interpretación de la Escritura, así como a cualquier otro método científico."
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_19930415_interpretazione_it.html
El sentido literal, en cambio, es el entendido por el hagiógrafo, es decir, es el sentido de la verdad revelada, sentido que el hagiógrafo expresa según las modalidades expresivas y la cultura de su tiempo. Por eso, para enuclear este sentido, es necesario conocer estas modalidades expresivas y esta cultura para comprender sus límites y eventualmente sus defectos, sabiendo sin embargo utilizarl todo ello para interpretar la Palabra de Dios.
En base a esta interpretación, la idea de un Dios que quiere sacrificios humanos no es Palabra de Dios, sino un elemento cultural del hagiógrafo, históricamente superado. Por esto, para interpretar el sentido verdaderamente literal de la proposición "sacrifica a tu hijo", es necesario sustituirla, explicando que esta proposición no es imputable a Dios mismo, sino que hay que considerar que se trata de una convicción subjetiva de Abraham.
Quisiera añadir que he hablado de literalismo precisamente refiriéndome al método de recoger palabra por palabra, como si cada palabra fuera inspirada por Dios, cosa que el Documento excluye precisamente como equivocada, aunque en el pasado este método ha sido usado muchísimo, pero ello también ha provocado graves inconvenientes, como ocurrió en el caso de Galileo, en el cual se utilizaba una interpretación literal de Gs 10,12: "¡deténte, oh sol!". Galileo, en cambio, aunque a nivel de hipótesis, hizo lo que hoy llamamos "exégesis crítica".
Como usted ve, también en este caso hubo una sustitución de las palabras de Gén 10,12, ya que Galileo descubrió que en realidad es la tierra la que gira alrededor del sol. Esta intuición primitiva de Galileo ha sido perfeccionada por la moderna exégesis crítica explicando que esas palabras deben interpretarse así: "se luchó hasta altas horas de la noche". Esta interpretación me la comunicaron hace ya mucho tiempo mis profesores de exégesis, cuando estudiaba teología. De modo que no es algo que fuera novedoso hoy.
Sobre la necesidad de llegar a una exégesis espiritual (simbólica, metafórica...) que supere el sentido literal del texto, yo había escrito en un comentario anterior: "En otras palabras (seguramente inadecuadas las mías) deberíamos leer la petición a Abraham de sacrificar a su hijo, como si Dios le hubiera dicho sustancialmente:
ResponderEliminar'¿Cuán grande es tu fe hacia mí, Abraham? ¡Demuéstramelo!' y luego, entre Sí, 'tú todavía crees que puedo aceptar sacrificios humanos. Te mostraré, subsecuentemente, que nunca ha sido así, ni jamás tendrá que serlo, pero ahora te pregunto: ¿seguirías siendo fiel, si te pidiera en holocausto a tu hijo Isaac?'.
Dios quiere probar cuál es el límite de la fe de Abraham y lo hace a través de la petición más extrema, me atrevo a decir, inhumana posible, en relación con lo que es la mentalidad de Abraham de entonces.
Luego, inmediatamente después de conocer cuán grande es la fe de Abraham (que se convertirá en paradigmática de la fe granítica que mueve las montañas), Dios revela que esa petición, expresada en términos paradójicamente extremos, porque está en línea con lo que Abraham (y otros contemporáneos suyos) erróneamente consideraban plausible, nunca más deberá, ni siquiera dudosamente, ser hipotetizada como bien aceptada por Dios".
Recientemente, he descubierto que estas consideraciones mías, aunque expresadas en forma aproximada y muy "a la buena", están en sintonía con esta hermosa frase de Beauchamp:
"La audacia del relato es atribuir a Dios la antigua imposición. Como si Dios dijera: tú has dado de mí esta imagen de crueldad, pero he venido a habitarla porque no había otro modo de librarte de ella".
A lo largo de las dos partes de este artículo usted hace un elogio muy fuerte del método histórico-crítico (nombrándolo 14 veces), con el fin de una exégesis correcta.
ResponderEliminarCiertamente sigue siendo un método fundamental, pero creo que es oportuno precisar que: no debe ser considerado el único método a utilizar para una profunda inteligencia de la Escritura, no está exento de límites y de riesgos, en el pasado su uso, por parte de varios exegetas, ha creado considerables problemas para la interpretación del Nuevo Testamento, como denunció Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret, del 2006.
Anteriormente, san Juan Pablo II había puesto en guardia a quien exalta un solo método exegético: "No hay que subestimar, además, el peligro inherente al querer derivar la verdad de la sagrada Escritura de la aplicación de una sola metodología, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que permita acceder, junto con toda la Iglesia, al sentido pleno de los textos" (Fides et ratio n.55).
Por último, la Pontificia Comisión Bíblica en el documento "La interpretación de la Biblia en la Iglesia" (1993) afirma: "Ningún método científico para el estudio de la Biblia es capaz de hacer emerger toda la riqueza de los textos bíblicos. Cualquiera que sea su validez, el método histórico-crítico no puede pretender ser suficiente para todo. Deja necesariamente en la sombra numerosos aspectos de los escritos que estudia. [...] Aprovechando los avances realizados en nuestro tiempo por los estudios lingüísticos y literarios, la exégesis bíblica utiliza cada vez más nuevos métodos de análisis literario, en particular el análisis retórico, el análisis narrativo y el análisis semiótico [...] En efecto, no puede pretender tener el monopolio, sino que debe tomar conciencia de sus límites, así como de los peligros a los que puede enfrentarse".
Estimado padre Serafín,
Eliminarno tengo dificultad en reconocer que junto al método histórico-crítico hay otros, como enseña el mismo Documento de la Pontificia Comisión Bíblica ya citado.
Creo, sin embargo, que el concepto de método histórico-crítico puede entenderse en un sentido amplio, que abarca también a los demás. En efecto, la palabra "crítico" no significa otra cosa, en general, que el uso atento y científico de la razón, lo que evidentemente vale en todos los campos del saber. En cuanto al término "histórico", se refiere de manera similar a las investigaciones referidas al pasado y a los datos de hecho, de modo que también pueden estar implicados los demás métodos.
En segundo lugar, según la enseñanza del Documento, los diversos métodos tienen cada uno una función propia. Me he dado cuenta de que, para interpretar el pasaje que estamos examinando, el método histórico-crítico me parece el mejor, porque por una parte tiene en cuenta la historia del concepto de Dios, por el que se pasa de un Dios que quiere sacrificios humanos a la concepción actual de Dios, que no los quiere.
Por otra parte, la interpretación supone una crítica metafísica, que ponga de relieve de modo riguroso un concepto de la divinidad tal que pueda excluir absolutamente la posibilidad de que ella quiera la muerte del hombre, cuando es Dios mismo quien en el V Mandamiento manda no matar.