Una breve reflexión acerca de cómo a veces se instrumentaliza el nobilísimo concepto del amor de amistad, por supuesto que mal comprendido, y no como la virtud específica que es, enraizada en la virtud de la justicia, para justificarlo todo, desde el error y el pecado, hasta los actos que son a todas luces imprudentes de un Romano Pontífice. [En la imagen: fragmento de "Ruth jurando a Noemí", óleo sobre lienzo de Jan Victors, de 1653].
El valor de la virtud de la amistad
----------La virtud de la amistad ocupa un lugar de preeminencia en la Sagrada Escritura. En el Antiguo Testamento aparecen una infinidad de textos relacionados con la amistad. Recordemos sólo algunos: "Los buenos consejos del amigo son dulzura del alma" (Pr 27,9), "un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro; un amigo fiel es remedio saludable: los que temen al Señor lo encontrarán: el que teme al Señor es fiel a la amistad, y como fiel es él, así lo será su amigo" (Sir 6,14-17), "ama a tu amigo como a ti mismo" (Lev 19,18), "ama en todo tiempo, como un hermano en los días tristes" (Pr 17,17).
----------"El dulce hablar multiplica los amigos y la lengua afable es bienvenida. Antes de tener un amigo, ponlo a prueba, no confíes en él de inmediato. Un amigo fiel es refugio sólido, quien lo encuentra, ha encontrado un tesoro. Algunos son amigos cuando les conviene, pero que no se manifiestan en el día de la angustia. También el que se dice amigo se convierte en enemigo y se descubre como tal para tu deshonra en las peleas. No es el amigo el compañero en la mesa, que no se interpondrá en el día de la angustia. Un amigo fiel no tiene precio, es invalorable" (Sir 6,5-17), "un amigo ama en todo momento; él nació para ser un hermano en la adversidad" (Pr 17,17), "si has abierto tu boca contra tu amigo, no temas, porque puede haber reconciliación; sin embargo, la indignación, la arrogancia, el secreto y la traición ponen en fuga al amigo (Sir 22,22).
----------Los textos veterotestamentarios también hacen referencia a varios casos de amigos. Noemí y Ruth eran suegra y nuera, pero más allá de su vínculo familiar, eran amigas inseparables. Cuando quedaron solas, estas dos mujeres cuidaron la una por la otra. La lealtad entre Ruth y Noemí es ejemplar: "Noemí le dijo entonces: ¿Por qué no te vas también tú con tu cuñada, y así regresas a tu casa y a tus dioses? Rut le replicó: No me obligues a dejarte yéndome lejos de ti, pues a donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe" (Rut 1,15-17).
----------También ejemplar fue la amistad entre Jonathan y David. Jonathan, príncipe de Israel, hijo del rey Saúl, enemigo de David, puso su propia vida en riesgo para ayudar a su amigo a escapar de la persecución de su padre. Ellos se habían hecho amigos casi instantáneamente. "Cuando David terminó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán estaba ya tan estrechamente asociada con el alma de David, que lo amó Jonatán como a sí mismo. Jonathan llego a un acuerdo con David, porque lo amaba como a sí mismo. Jonathan se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David, y añadió su ropa, la espada, el arco y la cinta" (1 Sam 18,1.3-4). Otro ejemplo de amistad fueron Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego, cuatro amigos que, exiliados en Babilonia, juraron no contaminarse de esa cultura para no ofender a Dios.
----------Nuestro Señor Jesucristo se ha referido al valor de la amistad muchas veces: "Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. Ámense los unos a los otros: esto es lo que les mando" (Jn 15,12-17).
----------Recordemos también la relación de amistad que Jesús tuvo con Marta, María y Lázaro, y según los Evangelios estuvo en casa de estos tres hermanos en varias ocasiones; y más tarde lo vemos compartiendo el dolor de las dos hermanas ante la muerte de Lázaro, cuando Jesús llora por él y lo resucita: "Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro" (Jn 11,5). Siguiendo el ejemplo de su Señor y Maestro, luego de su ascensión a los cielos, sus discípulos crearon firmes vínculos de amistad: Felipe y Natanael, Pablo y Silas.
----------Vale también tener presente que no faltan referencias sobre la amistad en el Corán, que no olvida prevenir acerca de las amistades nocivas. Mahoma advierte: "el hombre es influenciado por la creencia de su amigo. Por lo tanto, que tenga cuidado de a quién toma como amigo", "es probable que una persona siga la creencia de su amigo, así que mira atentamente a quien tomas por amigo", "el hombre sigue e imita a sus amigos. Por lo tanto, debes considerar a quienes quieres como amigos".
----------Santo Tomás de Aquino ubica la amistad en el tratado sobre las virtudes, y la considera virtud especial: "como la virtud se ordena al bien, donde hay una razón especial de bien debe asimismo haber una virtud especial. Pero el bien consiste en el orden. Y es necesario que exista un orden conveniente entre el hombre y sus semejantes en la vida ordinaria, tanto en sus palabras como en sus obras; es decir, que uno se comporte con los otros del modo debido. Es preciso, pues, una virtud que observe este orden convenientemente. Y a esta virtud la llamamos amistad o afabilidad" (Summa Theologiae, II-II, q.114, a.1).
----------Más específicamente, Tomás ubica la virtud de la amistad como parte de la virtud cardinal de la justicia: "la virtud de la amistad es parte de la justicia en cuanto se adjunta a ella como a su virtud principal. En efecto, coincide con la justicia en que una y otra dicen relación de alteridad, pero se aparta de ella porque no existe en la amistad una plena razón de deuda, como sucede cuando uno está obligado a otro, bien sea por una deuda legal, cuyo pago exige la ley, bien por un deber que dimana de algún beneficio recibido; esta virtud dice relación sólo a un deber de honestidad que obliga más al que la posee que al otro, porque el afable debe tratar al otro del modo conveniente" (Summa Theologiae, II-II, q.114, a.2).
Un incidente del papa Francisco nos alerta sobre las falsas amistades
----------La afabilidad y facilidad comunicativa del papa Francisco, le ha conducido a trabar estrecha relación con muchas personas, no solo católicos, sino también cristianos no-católicos, no-cristianos, e incluso personajes declaradamente ateos o agnósticos. Es bien conocido el vínculo que lo ha ligado al italiano Eugenio Scalfari [1924-2022], durante muchos años director del diario Repubblica, fallecido el año pasado, y a quien ofreció varias entrevistas, y con quien mantuvo varios encuentros, además de intercambios epistolares.
----------Quisiera recordar uno de aquellos encuentros entre el Romano Pontífice y Scalfari, precisamente el producido a principios de 2018. Fue un coloquio cuyo contenido sólo fue conocido por algunas alusiones publicadas por Scalfari, en el Repubblica, que causaron gran escándalo en su momento, entre otros motivos porque Scalfari aludió a que el Papa habría estado de acuerdo con él en negar la existencia del infierno. El comentario levantó enorme polvareda en los medios, y motivó comunicados aclaratorios de la Santa Sede. Creo que no hace falta recordar los detalles de aquel incidente del papa Francisco, pues es seguro que el lector lo tiene bien fresco en su memoria, ya que ocurrió hace apenas cinco años.
----------Sin embargo, sí me gustaría referirme con algún detalle a la interpretación que de aquel coloquio hiciera el padre Mauro Leonardi [n.1959], sacerdote italiano, de actividad pastoral en Roma, y también dedicado al periodismo. Quisiera llamar la atención del lector a uno de sus artículos, publicado en este caso en el diario Avvenire el 3 de abril de 2018, y titulado: Perché un’amicinirezia non è un’intervista, donde se comentan de manera absurda los ecos y el significado de la citada conversación entre el Papa y Scalfari.
----------Como he dicho, de aquel coloqui de 2018, Scalfari había informado en el Repubblica, que el Papa habría negado la existencia del infierno y afirmado la desaparición definitiva de las almas malvadas, palabras que parecen haber sido de algún modo desmentidas por un posterior comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Al respecto, vale tener presente el hecho de que el Santo Padre nos ha recordado en otras ocasiones que el infierno es una verdad de fe. A este propósito, quizás puede resultarle útil al lector un artículo en Vatican Insider, del entonces vaticanista Andrea Tornielli, en el que se hacía un buen resumen de las expresiones del Papa, recordando algunas de las numerosas menciones hechas en tal sentido por el Sumo Pontífice acerca del infierno: Le parole di Francesco sull’Inferno, eterno abisso di solitudine.
----------En su breve artículo, el pobre padre Leonardi defiende lo indefendible ("si arrampica sugli specchi" como dicen en Italia), e incluso quiere tomarnos de la nariz, para sostener descaradamente una tesis absolutamente insostenible, a saber, que entre el Papa y Scalfari ha existido una "alta amistad, íntima, gratuita y libre, en la presencia del Espíritu Santo, un verdadero y propio enamoramiento". Veamos esto punto por punto.
La "amistad" y el "enamoramiento" entre el Papa y Scalfari
----------Decía Leonardi en aquel artículo suyo de 2018: "Scalfari es un enamorado del papa Francisco". Y Leonardi carga las tintas en este adjetivo, ya aquí de por sí de dudoso gusto, comparando a "Jorge Mario y Eugenio" con "dos enamorados". Pero luego, lo repugnante es el descaro con el cual el padre Leonardi habla de "enamoramiento" (entendiendo también apropiadamente el sentido de esta palabra), cuando ha estado a los ojos de todos el añoso comportamiento obsceno de Eugenio Scalfari hacia el Santo Padre, con su habitual intento deshonesto de instrumentalizarlo para demoler la Iglesia y destruir el Cristianismo. Pero lo que asombraba aún más en aquel incidente, y no podía sino causar gran amargura, era la ingenuidad o la negligencia del papa Francisco al dejarse instrumentalizar por Scalfari en esa vana amistad.
----------Ahora bien, partiendo de la obvia constatación de que una amistad no es una entrevista, el padre Leonardi, quizás avergonzado y embarazado acerca del problema de cómo interpretar plausiblemente el desconcertante relato que había hecho Scalfari, intentaba evitar el obstáculo haciendo desviar la atención del lector de las declaraciones de Scalfari, hacia el hecho "conmovedor" de la amistad entre el Papa y Scalfari, afirmando que se trataba de "una amistad que sólo concierne a ellos dos".
----------Pero el pobre Leonardi no se daba cuenta en absoluto, de haber puesto un parche que era peor que el agujero que quería disimular, ya que inmediatamente el lector de buen sentido común se plantea dos preguntas. Primero: si se trataba de una relación entre dos, íntima y reservada, ¿por qué entonces Scalfari hacía alarde a los cuatro vientos de sus fábulas sobre el Papa? Segundo: ¿qué tipo de amistad habría sido la amistad del Papa con Scalfari, que tantos problemas le estaba causando al Papa?
----------En su artículo, Leonardi se esforzaba, sin duda hay que reconocerlo, por dar alguna noble justificación al incidente ocurrido, presentándolo como "relación libre y elevada". Ahora bien, ¿en qué consistiría la elevación de tal relación? Leonardi ponía en escena incluso al Espíritu Santo: "El Papa con Scalfari nos habla como lo hace el Espíritu Santo: el Papa habla y su amigo Scalfari lo comprende en su propia lengua, con sus códigos". Pero al hablar en tales términos, el pobre Leonardi, verdaderamente confunde la pneumatología con los neumáticos de los automóviles, olvidando y no teniendo en cuenta que un coloquio en el cual se es indulgente con la herejía no parece ser, sin embargo, particularmente elevado.
----------Por otra parte, ¿dónde estaría la "libertad" de esa amistad? Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que la libertad se funda sobre la verdad. Lo que quiere decir, por contraste, que donde está el equívoco, donde existe el fraude, donde campea la mentira, o el respeto humano y la deslealtad, no puede haber amistad. Y aún no satisfecho, Leonardi añade: "Y el Papa está bien con esto, no lo corrige. Si Eugenio cree que Jorge Mario piensa como él que el infierno no existe, a Jorge Mario le parece bien, no lo corrige. Porque ser amigos no es hacer proselitismo, sino encontrar espacios comunes".
----------Llegados a este punto, está justificado que nos preguntemos: ¿qué clase de amistad es aquella que no corrige el error del amigo? ¿Y sobre todo en un campo tan importante y delicado como la existencia del Infierno? ¿Acaso no es amor corregir a un amigo que está cometiendo errores? ¿Acaso no es eso amistad y obra de misericordia? Además, ¿era verdadera amistad por parte de Francisco permitir que Scalfari pensara que él, Francisco, consideraba con Scalfari que el infierno no existe, cuando se sabe que el Romano Pontífice, en cambio, cree que la existencia del infierno es verdad de fe, necesaria para su salvación eterna?
----------Está claro que la amistad es, como dice Leonardi en su artículo, un "encontrar espacios comunes" y un "buscar la unidad", saber aceptar las inevitables "distorsiones y contaminaciones" o malas interpretaciones. Pero también está claro que cuando todas estas cosas suceden, es necesario remediarlas. E incluso está aún más claro que estos espacios comunes y esta unidad, para caracterizar una verdadera y sana amistad, no pueden basarse en erróneas doctrinas, como es el caso de la negación de la existencia del infierno, sino que deben fundarse en la verdad, es decir, en la afirmación de la existencia del infierno.
----------Verificándose entonces esta lamentable circunstancia, esta "distorsión" o "contaminación", para usar la expresión de Leonardi, por la cual Scalfari se hacía la idea de que el Papa no creía en el infierno, y el Papa se daba cuenta (al decir Leonardi) de la herejía, dejando sin embargo sin pestañear que Scalfari concibiera esa idea blasfema, pues bien, me pregunto: ¿con qué cara Leonardi podía elogiar la amistad entre "Francisco y Eugenio", comparándola con la que existe entre los enamorados, ya que "los enamorados parecen entender que lo que tienen en el corazón es la réplica exacta de lo que tienen en el corazón los que tienen delante"?
----------En definitiva, este Sacerdote, incardinado en la prelatura del Opus Dei, en la que nunca han faltado excelentes Sacerdotes y teólogos de talento (piénsese en la calidad de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz), ¿no se daba cuenta precisamente de que la misterios de la fe y la teología no son poesía, sentimentalismo y emotividad? ¿No le parecía al buen Leonardi que en tal caso la amistad necesita ser purificada y liberada de "distorsiones y contaminaciones" o malas interpretaciones? ¿Y no le parecía que aquellos dos supuestos "amigos", "Francisco y Eugenio", no habían hecho nada para remediar tales "distorsiones y contaminaciones" o malas interpretaciones? Por consiguiente, ¿qué clase de amigos podían ser?
----------He aquí el comunicado emitido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede: "El Santo Padre Francisco ha recibido en fecha reciente al fundador del periódico La Repubblica en un encuentro privado con motivo de Pascua, sin darle ninguna entrevista. Lo que narra el autor en el artículo de hoy es fruto de su reconstrucción, en la que no se citan las palabras textuales pronunciadas por el Papa. Por lo tanto, ningún entrecomillado del citado artículo debe considerarse una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre".
----------Ahora bien, este comunicado de la Oficina de Prensa pontificia, ¿de veras esclarecía con suficiencia que el Papa no había negado la existencia del Infierno? ¿Revelaba que Scalfari había mentido? ¿El Papa no tenía nada que decir a los modernistas y ateos que lo glorificaban en todo el mundo brindando por el Papa, quien finalmente, después de dos mil años del así llamado "terrorismo teológico", había tenido la franqueza de acoger la exégesis bíblica moderna, como la del cardenal Carlo Maria Martini, diciendo que el infierno no existe? Sin embargo, con todo esto, es mejor creer que había sido Scalfari quien mentía al informar lo que el Papa le había dicho, en lugar de creer que el Papa pudiera haber mentido en la fe. Sin embargo, nos preguntamos: ¿por qué el Papa, a quien ciertamente no le faltan palabras, no había aclarado personalmente lo que él le había dicho a Scalfari acerca de la existencia del infierno?
----------Y si, como sostenía Leonardi, "Scalfari está enamorado del papa Francisco", ¿estaría en este horrible embrollo "la amistad libre, gratuita, sin segundas intenciones", entre Scalfari y el Papa? La amistad, como decía en su artículo el padre Leonardi, "nos perturba precisamente por la libertad que implica", ¿o es que nos perturba ante todo, me pregunto yo, por la turbia y sucia astucia que manifiesta? ¿Pero, entonces, no se daba cuenta el bueno de Leonardi, pregonero de los tontos y abogado de quien está en mala fe, del motivo oculto de Eugenio Scalfari para tomar a burla al Papa y a la misma fe católica? ¿Acaso es verdadero amigo el que se burla, y es verdadero amigo el que permite que se lo tome a burla?
----------¿Dónde habría estado entonces la tan cacareada "libertad"? ¿Era libertad para blasfemar en la cara del Papa? Y la "amistad" con la cual Scalfari incrementaba las ventas del Repubblica por medio de la mentira sacrílega calumniando a su "amigo Jorge Mario", ¿sería una "amistad gratuita"?
----------¿Leonardi se daba cuenta de lo que estaba diciendo, o sólo vaciaba de su boca las palabras como cuando se vacía la bolsa del bingo, por no decir la bolsa de la basura? Sus palabras, juzgándolas con benevolencia, me hacen pensar en el famoso manifiesto futurista de Filippo Tommaso Marinetti de 1912, Palabras en libertad, salvo que el buen Marinetti no pretendía blasfemar, sino sólo hacer poesía.
----------El padre Leonardi, en su artículo de 2018, parece también querer hacernos creer que esta supuesta sobrentendida "libertad" sería "la verdadera razón del escándalo de algunos personajes catholically correct", como si se tratara del escándalo farisaico de algún intolerante atrasado, "indietrista" diríamos hoy, mientras no se daba cuenta, el pobre ingenuo, que aquel incidente gravísimo había movido a indignación a toda la Iglesia. Y cuando digo Iglesia entiendo a los católicos fieles al magisterio petrino, no a los modernistas que creen en el Infierno como yo podría creer en el hombre lobo, o como podría creer en el hecho de que el Maestro General de la Orden Dominicana ha huído al Caribe con Gina Lollobrigida vestida de hada turquesa, mientras Pinocho lloraba desesperado porque antes de irse, el hada lo había transformado en Walter Kasper o en Robert Sarah. En suma: Leonardi confundía la libertad de los hijos de Dios con la libertad de los irresponsables.
----------Otro monumental disparate en lo que decía Leonardi sobre la "amistad" entre el Papa y Scalfari era el siguiente: "La amistad entre Scalfari y el Papa suscita críticas y disturbios porque no es partidista. No es laica ni es católica. Es amistad y punto". Como si la amistad cristiana que él suponía tenía el Papa, como creyente, con Scalfari, tenía que ser, en cuanto cristiana, una actitud "partidista" o facciosa.
----------¿Qué amistad es la "amistad" que ofende la fe? No se podría ultrajar más la nobleza de la verdadera amistad, mientras que no hay que dudar de que la supuesta amistad del ateo Scalfari estaría muy lejos de esa apertura de corazón, que sólo la fe en Dios garantiza al alma humana.
----------No se trata, por otra parte, de hacer proselitismo, el cual debe ser entendido en su mal sentido, como una mala manera de anunciar el Evangelio. Pero entre evitar el proselitismo y dejar tranquilamente que el amigo Scalfari niegue la existencia del Infierno (si es cierto lo que relataba Leonardi), sin hacer la mínima objeción, no sería ciertamente signo de auténtica amistad por parte del Papa, sino simplemente de mezquino respeto humano, para no contrariar al interlocutor, aunque se pueda creer que el papa Francisco no había querido poner en juego en aquella ocasión su ministerio petrino.
----------Por último, me hubiera gustado tener la ocasión de preguntar al agudo y sutil padre Mauro Leonardi: ¿qué clase de amistad era ésta entre el Papa y Scalfari, que cada vez que se encontraban, Scalfari luego disparaba un informe del encuentro, enfangando la dignidad pontificia y obligando a la Santa Sede a desmentir, mientras Scalfari, regodeándose y conmovido por la "amistad" que le unía al Papa, daba crédito a los modernistas y a los enemigos de la Iglesia, haciendo reír a todos los ateos del mundo? ¡Y todo esto precisamente, recordemos, pocas semanas después de la solemne condena lanzada por el Papa a las fake-news!
----------Y me hago otra pregunta, junto con todos los católicos y los hombres de buen sentido común: ¿por qué el Papa se prestaba a un juego tan sucio? ¿Qué prudencia era la suya al insistir en encontrarse con ese personaje, que no se proponía más que destruir la fe cristiana y blasfemar del nombre de Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.