lunes, 13 de noviembre de 2023

Sustancia y relación en la filosofía de la persona (6/6)

Es necesario, por tanto, que los alemanes, ricos en recursos de sentimiento, de corazón, de espíritu y de mente, el Gemüt, sepan utilizarlos verdaderamente con sobriedad, equilibrio y moderación al servicio de Dios y de los otros pueblos; por lo tanto, ellos deben dejar de engañar a la humanidad con las megalomanías del idealismo, deben renunciar a la seducción luterana, hegeliana y nietzscheana de querer ser el pueblo faro y guía divina de la humanidad. [En la imagen: detalle de "El Trovador", obra de 1972 de Giorgio De Chirico].

Martin Heidegger
   
----------En cuanto a la ética de Martín Heidegger, ella está basada en el concepto del actuar como ser, y por ello en Heidegger la ética es al mismo tiempo antropología y metafísica. Y así como el actuar dice relación, he aquí que también en Heidegger encontramos el personalismo relacionista, con notas propias de su filosofía. Así, para él, el actuar es un autotrascenderse como el ser-para-la-muerte (sein zum Tode), de modo de ser libre para la muerte (Freiheit zum Tode), en la cual se actúa la "posibilidad de ser un todo" (Ser y Tiempo, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 1997, p.124); "el ser para la muerte auténtico es la posibilidad más propia" (Ser y Tiempo, op.cit., p.271) para el hombre, porque en la muerte el hombre está delante del ser, en la culminación definitiva de su propia libre decisión, ser que se le aparece como nada, pero que es ese Dasein que él mismo es. De modo que tampoco en Heidegger hay espacio para la relación como accidente de la persona: el ser mismo del individuo es un ser para la vida o para la muerte.
----------Por lo demás, para Heidegger, yo soy esencialmente "culpable" (Ser y Tiempo, op.cit., p.289) y estoy angustiado, pero precisamente en este reconocerme culpable y hacerlo mío propio, precisamente en el decidir ser aquello que soy, hace aparecerme mi "originario ser-por el poder-ser de mi Dasein más propio" (Ibid., p.200). Esta decisión consiste en mi "autoproyectarme angustiado y tácito en mi más propio ser-culpable" (Ibid., p.301). Ahora bien, continúa diciendo Heidegger, "el ser-culpable es propio del ser del Dasein y significa ser nulo fundamento de una nulidad" (Ibid., p.302).
----------Pero precisamente es en esta decisión de ser-para-la-muerte, de dejar que la muerte "se haga dueña de la existencia del Dasein" (Ibid., p.328), que yo "comprendo las posibilidades efectivas de mi Dasein" (Ibid., p.329). La comprensión de esta posibilidad me produce, según Heidegger, "una alegría imperturbable" (Ibid., p.329). Las resonancias del luterano simul justus et peccator incrustadas en la dialéctica hegeliana de lo negativo (muerte, nada) como productor de lo positivo (vida, ser), son aquí evidentes.
----------Pero también es necesario señalar que la negación del ser por parte de la nada en la dinámica del actuar introduce un factor de conflicto en la existencia humana, que asume un aspecto social siguiendo las huellas de la dialéctica hegeliana, con la diferencia de que mientras en Hegel la polaridad dialéctica tiene carácter lógico, en Heidegger tenemos una dialéctica existencial, por la cual no tenemos un conflicto de conceptos como en Hegel, sino la oposición de la vida y de la muerte, una circularidad donde no parece que la vida tenga la victoria, porque la nada, para Heidegger, entra en el destino mismo del hombre, aunque esta nada parezca pertenecer no al ámbito del ente de razón, sino al horizonte de lo sacro.
----------Vale tener presente que Heidegger, como es sabido, pretende rencontrar el auténtico originario filosofar en la doctrina parmenídea del ser, a la vez en la doctrina del devenir de Heráclito y en la doctrina del Infinito de Anaximandro, sin olvidar el voluntarismo egológico cartesiano.
----------En la ética social de Heidegger encontramos, por tanto, una mezcla de elementos provenientes de Lutero con otros, del todo opuestos, provenientes de Nietzsche, todo ello en el horizonte de una concepción del ser, que conjuga, como en Hegel, a Parménides con Heráclito, al ser y al tiempo. El resultado de estos acercamientos es su caracteristica concepción del hombre como el "ahí" del ser, es decir, como lugar y tiempo de la aparición y presencia del ser a este hombre aquí, que soy yo en situación emotiva y me interrogo sobre el ser; ser entendido como trascendente al ente. Yo me encuentro arrojado en el mundo en un estado de abatimiento, de culpa, de angustia y de precariedad: mi ser es ser-para-la-muerte.
----------El trasfondo gnoseológico de Heidegger no es realista sino idealista. La verdad del saber para él no está en la adecuación del juicio con la cosa externa, sino en la experiencia de la verdad del ser que se me revela como presencia del presente. Por lo tanto, yo no estoy en contacto mediante los sentidos con una realidad fuera de mí, sino sólo con mi autoconciencia, para la cual el ser es el ser pensado. No tengo una relación real con cosas fuera de mí, sino que tengo, o más bien de hecho soy, relación subsistente y existencial de mí como allí del ser ("casa del ser") y de ser como dasein ("pastor del ser").
----------La relación en Heidegger corresponde a las categorías del "allí" del Dasein. Este allí soy yo, en cuanto ente que en el tiempo pone la pregunta sobre el ser. De tal modo yo no soy sólo el que pregunta, sino también el preguntado, de modo que para Heidegger el ser hombre viene a coincidir con el ser, no sin embargo con el simple ser, sino con el dasein porque yo, que estoy aquí y ahora, en el tiempo y en el espacio, entro en el horizonte de ese ser y por tanto de ese dasein acerca del cual me interrogo.
----------Como en Husserl, también para Heidegger, en la línea de Descartes, yo soy relativo a mí mismo en cuanto que soy consciente de mí mismo. Este "soy", por tanto, es el ser del cual tengo consciencia y que soy yo mismo. La relación, por tanto, también en Heidegger, como para todos los idealistas, es la relación de conciencia del yo consigo mismo, del yo empírico con el Yo absoluto y viceversa.
----------Según Heidegger, existe, por consiguiente, la relación ascendente del yo empírico, el yo existencial, con el Yo absoluto, el ser; y está también la relación descendente del ser con el ahí, es decir, con mi yo empírico, ser-para-la-muerte, abatido y arrojado, lanzado, culpable y angustiado. Pero al descenso corresponde el ascenso, es decir, a la precomprensión (Vorverständnis), el pensar rememorante (an-denken), al existir auténtico, el cuidado, al ser-en-el-mundo, las cosas-en-mano (Dingen zu Handen), al ser-con (mitsein), el avanzar o ir-adelante, a la trascendencia, el proyectarse, el éxtasis, el lenguaje, la libertad. La relación descendente comprende en cambio lo sacro, la nada, el acontecimiento (Ereignis), la revelación, el claro (Lichtung), la apertura (Offenheit), la presencia del presente, el destino.
----------La ética social de Heidegger se inspira en la hegeliana, centrada en la obediencia al Estado y en la pertenencia al Estado. Por lo cual, el singular individual es completamente dependiente del Estado y relativo al Estado, que, en su cabeza, es decir, el príncipe (para Heidegger el Führer del régimen nacional-socialista) es la Sustancia absoluta de la multiplicidad de los individuos.
----------De modo que Heidegger esclarece la voluntad de poder del Estado valiéndose del concepto nietzschiano de voluntad de poder, que para Nietzsche, como explica el propio Heidegger en su libro Nietzsche (Ediciones Destino, Barcelona 2000), no es otra cosa que el ser como voluntad que se quiere a sí misma, según la definición de la voluntad ya dada antes por Hegel. Por lo tanto, el relacionismo absoluto es un voluntarismo absoluto que se identifica, como ya sucedía en Schelling y en Fichte, en el ser como acción (Fichte) y libertad (Schelling), según lo cual lo Absoluto existe porque ha querido existir.
----------El ser del cual habla Heidegger, es la voluntad de poder nietzschiana. Esto se desprende de los elogios que hace a tal concepción, que por tanto para él no tiene nada que ver con el esse como actus essendi de santo Tomás de Aquino. La comparación, por tanto, que algunos han hecho, entre la diferencia entre ente y ser en Tomás y la de Heidegger, es absolutamente irrelevante, porque mientras para Tomás el ser trascendente es suprema perfección y suprema bondad, para Heidegger es la nada respecto al ente y representa sólo la finitud y temporalidad del ente, que para Heidegger, es el hombre que se pone la pregunta sobre el ser.
----------Por esto, en la ética de Heidegger el tema del amor y de la bondad están completamente ausentes y toda la cuestión moral reside en la libertad y autenticidad del yo existencial en la dimensión de la temporalidad y de la finitud, en relación con la experiencia precategorial y emotiva del ser como dasein.
----------Es cierto que en la filosofía de Heidegger, como ya ha sido señalado por competentes especialistas, e incluso, en la Carta sobre el Humanismo de 1947, aparece el "Dios divino", pero la polémica contra la concepción cristiana de Dios, a la cual despectivamente Heidegger llamaba "ontoteología" casi como si se tratara de una burda fantasía, nos hace comprender que su "sacro" y su "divino" no son otros que los de Hölderlin, como él mismo nos explica en el libro que le dedicara (Hölderlin y la esencia de la poesía, Editorial Anthropos, Barcelona, 1989), o sea, lo sagrado de la mitología germánica que estaba en el centro de la concepción nacional-socialista, por él apoyada, del Estado y del pueblo alemán.
   
Giovanni Gentile
   
----------Así, similarmente, en Gentile, teórico de la ética fascista, que se inspira en Hegel en la concepción del Estado, que luego será el Estado Fascista, mi yo empírico no tiene un espíritu por cuenta propia, no es un sujeto personal, sino la determinación empírica del Espíritu absoluto; es la multiplicación empírica del único Espíritu absoluto, que soy yo en la modalidad trascendental, la cual en el nivel de la multiplicidad, según Gentile y en el caso de Gentile, son todos los italianos, mientras que en el modo de la unidad es el Duce.
----------Vale tener presente que Gentile elabora la doctrina del socialismo estatista fascista contemporáneamente a Heidegger, quien en Alemania elabora la doctrina del socialismo nacional (nacionalsocialismo o nazismo). La base común de Gentile y de Heidegger es la doctrina del Estado de Hegel. Los dos enriquecen luego sus respectivas doctrinas con los aportes de su propia tradición nacional, de modo que mientras en Gentile confluyen elementos extractados de Maquiavelo, del Renacimiento, de Giordano Bruno y de Spaventa, en Heidegger encontramos temas provenientes de Lutero, del romanticismo, de Hölderlin y de Nietzsche.
----------Acercar la figura de Gentile a la de Nietzsche presenta un cierto interés debido tanto a las convergencias entre ellos como a las divergencias. Ambos son los efectos extremos, y por tanto más nocivos, del idealismo hegeliano: el primero, el de Gentile, que añade elementos italianos, como el antropocentrismo renacentista; el otro, el de Nietzsche, el voluntarismo irracionalista de Lutero.
   
Emanuele Severino
   
----------Otro pensador relacionista es Severino, para quien la verdad, la unidad y la totalidad del ser se resuelven en la relación entre el ser y el aparecer a mí, por lo cual el desaparecer trunca la relación de lo aparente a mí, es entonces mi relación con el ser del ente desaparecido. Además, lo relativo no depende de lo absoluto, porque no es realmente distinto de él, sino que es el absoluto en cuanto aparece como relativo.
----------Como sostiene Severino, el individual yo empírico es aparición temporánea al yo empírico del Yo absoluto, terminada la cual lo aparente desaparece en el Yo absoluto o sea en el Ser. Yo soy empíricamente lo que soy como Yo absoluto o como Ser.
   
A modo de conclusión
   
----------A través de todo lo que hemos visto, el idealismo se presenta como una elevada forma de espiritualidad, una guía hacia la verdad, una revelación de la realidad que sustituye la apariencia por la verdad, una garantía de absoluta certeza, el paradigma del filosofar, una filosofía irrefutable, un razonar crítico que sustituye la ingenuidad con el saber científico, una apoteosis del ideal, un saber sublime y genial, un puesta al desnudo del propio yo profundo, de aquello que precede a lo conciente, una elevación del espíritu, una revelación del misterio, una visión inmediata del ser y del absoluto, un saber de la totalidad, de lo infinito y de lo eterno, una exaltación del poder del pensar, del querer y del actuar, la exaltación suprema de la autonomía y de la libertad de la conciencia, la verdadera concepción espiritual de Dios, el Dios inmanente, el Dios en el mundo, el Dios perdonante, el Dios experimentable, y todo ello contra la concepción del Dios trascendente, brusco, airado y justiciero del realismo tomista, dogmático, conceptual, catequístico y escolástico.
----------Es necesario decir, sin embargo, que el idealismo atrae, sí, ciertamente, a los espíritus sedientos de espiritualidad, pero infectados, tal vez inconscientemente, por una sutil soberbia y una refinada hipocresía. ¿Por qué? ¿En qué sentido? Porque tales espíritus, conscientes de su inteligencia superior a la media, se enamoran de sí mismos y olvidando esa humildad que nos mantiene siempre sumisos a Dios, conscientes de nuestra falibilidad, estos espíritus, embriagados y engañados por la conciencia que poseen de la relación que el pensamiento tiene con lo infinito y lo absoluto, se persuaden de ser ellos mismos lo Infinito y lo Absoluto, con la pretensión por tanto de sustituirse a Dios en la conducción de la propia vida.
----------Pero el hecho es que ellos, cegados por la soberbia, vienen a caer desde lo alto de su falsa espiritualidad, precipitando en las miserias de la carne, que ellos confunden con experiencia mística, y así, como espiritualistas que querían ser, se enredan en las pasiones del materialismo, del empirismo y del positivismo, continuando hipócritamente en el querer aparecer como los hombres del espíritu y de lo absoluto.
----------Ahora bien, como hemos visto, el impulso de fondo de los sistemas de todos estos filósofos a los que hemos pasado revista, es el del idealismo nacido de Descartes. Ellos se jactan de ser los exponentes de la "filosofía moderna" y han dado origen al modernismo, que existe todavía hoy.
----------Éste es el impulso que consiste en la falsificación de la categoría de la relación: el relativizar la realidad a la idea, en lugar de relativizar la idea a la realidad, el confundir la relación real con la relación de razón, la relación contraria con la contradictoria, la relación inherente con la relación subsistente, la relación natural con la relación voluntaria, la relación lícita con la prohibida.
----------El impulso de fondo de todos estos sistemas relacionistas consiste en el negar la persona como sustancia y, por el contrario, reducirla a un accidente, con lo cual lo accidental es elevado a sustancial, lo absoluto relativo a lo relativo, lo relativo es ubicado en el puesto de lo absoluto. Lo relativo absolutizado y privado de relación con lo absoluto, gira en el vacío privado del fundamento.
----------De ahí que se manifieste en estas concepciones el círculo de la dialéctica hegeliana en Gentile y Marx, y el círculo del eterno retorno en Nietzsche. La esvástica nazi es el símbolo, tomado del hinduismo, de esta exasperante y maldita circularidad. Stalin, Hitler y Mussolini son los tres personajes-clave, personajes-símbolo de este drama de la historia, que todavía estamos viviendo.
----------De ahí, en el ámbito de la gnoseología, el sentido que sustituye al intelecto, la identificación del pensar con el ser y con el actuar, la confusión de lo real con lo ideal, del aparecer con el ser, de lo subjetivo con lo objetivo, de lo intramental con lo extramental, de la imagen en el puesto del concepto, de la mitología en el puesto de la lógica, de lo individual en el puesto de lo universal, de lo concreto en el puesto de lo abstracto, y en definitiva, de la ciencia confundida con la conciencia.
----------En metafísica el ser confundido con el devenir, con la nada, con la idea, con el espíritu, con la materia, con el yo, con la autoconciencia, con Dios, con el mundo, con el pensar y con el actuar; la existencia en el puesto de la esencia, la persona en el puesto de la naturaleza, el ente confundido con la esencia, lo contingente con lo necesario, lo material con lo espiritual, lo posible con lo actual, lo temporal con lo eterno.
----------En el ámbito de la moral, tenemos la confusión del ser con el actuar, del actuar humano con el actuar divino, la confusión de la relación con la acción, la mentira que sustituye a la sinceridad, la astucia que sustituye a la sabiduría, la doblez sustituyendo a la simplicidad, la violencia reemplazando a la persuasión, la pasión sustituyendo a la voluntad, la licencia reemplazando a la libertad, la opresión sustituyendo a la providencia, la impiedad reemplazando a la religión, la agresividad sustituyendo al coraje, la crueldad sustituyendo a la justicia, la esclavitud reemplazando al servicio, el servilismo sustituyendo a la obediencia, la abyección sustituyendo a la dedicación, la complicidad sustituyendo a la misericordia, el privilegio sustituyendo a la igualdad, la tiranía reemplazando a la democracia, el fanatismo sustituyendo al heroísmo, el mal considerado como bien, el odio sustituyendo al amor, el homicidio sustituyendo al sacrificio, la muerte sustituyendo a la vida, la condenación en el infierno en lugar del paraíso en la beatitud del cielo.
----------Las dos guerras mundiales que hemos vivido en el siglo pasado, fruto de las mencionadas ideologías, y la tercera que nos está amenazando, deberían ser para nosotros una advertencia de que debemos cambiar nuestras ideas y cambiar nuestro camino, como nos ha indicado el Concilio Vaticano II. Y sin embargo, los mismos personajes continúan todavía dictando la ley y cosechando éxitos en el escenario de la historia, porque quizás alguien todavía cree que estamos viviendo una comedia. Sin embargo, a finales de siglo. XIX, cuando Nietzsche elaboró su doctrina del superhombre, quizás vagamente consciente de sus futuros efectos, hubo de vaticinar una frase enigmática y perturbadora: incipit tragoedia.
----------Por lo tanto, debemos poner fin, de una buena vez y por todas, con ese idealismo alemán que tantos problemas ha causado a la humanidad. Debemos, como nos exhorta el Concilio Vaticano II, retornar al realismo de santo Tomás de Aquino, verdadero reflejo de la sabiduría bíblica.
----------Y es necesario, por tanto, que los alemanes, que son tan ricos en recursos de sentimiento, de corazón, de espíritu y de mente, el Gemüt, sepan utilizarlos verdaderamente con sobriedad, equilibrio y moderación al servicio de Dios y de los otros pueblos; por lo tanto, los alemanes deben dejar de engañar a la humanidad con las megalomanías del idealismo, deben renunciar a la seducción luterana, hegeliana y nietzschiana de querer ser ellos el pueblo faro y guía divina de la humanidad.
----------Si este rol de faro y guía divina de la humanidad puede ser desempeñado por un pueblo, este papel, en todo caso, recaerá en Israel. El pueblo alemán ocupa un lugar eminente en el contexto de la humanidad. Pero debe escuchar a Dios y no a sus falsos profetas. Maritain ha sostenido con razón que los nazis han querido destruir al pueblo judío porque tenían envidia de su predilección divina, tal como Caín ha querido matar a Abel. Sólo en estas condiciones la humanidad, hoy angustiada por encontrarse al borde del abismo, podrá encontrar en la Iglesia el faro de la verdad y el áncora de la salvación.

2 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    al agradecerle esta reflexión que pone claramente de relieve el hilo conductor generado por un error filosófico, el cogito cartesiano y el idealismo posterior, que ha atravesado varias épocas del pensamiento, he notado que, entre los idealistas, no ha querido detenerse particularmente sobre Schelling.
    Me gustaría pedirle, cortésmente, que pueda decir algunas palabras más sobre este filósofo, siempre en relación con el tema de la relación entre sustancia y relación en la persona.
    Me refiero en particular al llamado "segundo Schelling", el de las obras "Filosofía de la mitología" y "Filosofía de la revelación", en las cuales se aleja, al menos parcialmente, del idealismo anterior, revalorizando la experiencia como punto de partida para una "filosofía positiva", que no es puro conocimiento teórico sino que se traduce en actividad práctica, en una especie de religión filosófica: Dios se manifestó al hombre con un acto de absoluta libertad y sólo así el hombre podría alcanzar el conocimiento de Dios. como persona viviente, que se encarna en el Hijo.

    De "Filosofía de la revelación, libro III, cap. XXXIV: "La revelación debe ser determinada ante todo como una forma propia y particular de conocimiento […] la ciencia lograda a través de la revelación cae dentro de la categoría general del saber que se nos participa en virtud de la experiencia. Pero también hay algo más que nosotros sólo podemos conocer a través de la experiencia o, como suele decirse, a posteriori. No es necesario repetir cómo avanza la filosofía en el conocimiento de que Dios 'es', o en el descubrimiento de que en él reside la posibilidad de producir un ser diferente de él (y de ser su creador); pero como la filosofía siempre progresa en la consideración de que Dios 'ha querido' ser creador, nunca podemos imaginar saberlo sino por el hecho de que él realmente ha creado, mediante la acción, mediante la presencia real de un ser diferente a él […]
    No viene en mente a nadie que sólo sepa lo que significa hablar de la revelación, imaginarse que ésta puede ser entendida 'a priori'. Por el contrario, la filosofía de la revelación se da cuenta, en primer lugar, que todo lo que ella sabe poder decir sobre la revelación, debe decirlo sólo como consecuencia de lo que realmente ha sucedido. Su tarea es precisamente mostrar que la revelación no es un acontecimiento necesario, sino más bien la manifestación de la voluntad más libre y personal del ser divino".

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    1. Estimado Jorge,
      en mi opinión, Schelling es más un sincretista, que un filósofo original. Lo conozco desde cuando cursé la escuela secundaria, es decir, desde hace más de sesenta años, pero nunca he sentido el deseo de profundizar en su pensamiento, porque desde el inicio me pareció que podía reducirlo a una mezcla de la filosofía de Fichte con Hegel.
      Reconozco que Schelling tenía una cierta simpatía por el realismo, pero es evidente su trasfondo idealista, por lo cual con razón se le presenta como uno de los tres grandes idealistas alemanes, junto con Fichte y Hegel.
      Por cuanto respecta a la doctrina social y política de Schelling, hasta donde yo sé, él no profundiza en el tema, por lo cual el individuo se relaciona con la sociedad según el enfoque idealista, que conduce en la política al totalitarismo.
      Por esta razón, también para él el yo empírico no es una verdadera persona, que se ponga en relación con la sociedad, sino que es la manifestación empírica del yo absoluto. Pero esta posición ya se encuentra en Fichte y Hegel en una forma más desarrollada, por lo cual he considerado que no era necesario, en este tema del relacionismo, citar el pensamiento de Schelling.

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