lunes, 18 de septiembre de 2023

Desiderio desideravi: un año después (3/4)

Si el debate litúrgico ahora se aleja de las superficiales, mezquinas e hipócritas disputas sobre la "necesidad" de la Reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, y permitiera una seria consideración de su "insuficiencia" formativa, los nuevos ritos podrán convertirse en mediación lingüística de la carne y la sangre de nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia, lo que sólo podrá darse mediante una formación litúrgica con la participación activa de todo el pueblo de Dios en el contexto de una acción ritual reconocida como lenguaje común, sin delegaciones clericales a terceros. [En la imagen: celebración de la Liturgia del Sacramento del Matrimonio en la Parroquia-Catedral Nuestra Señora de Loreto, de la Arquidiócesis de Mendoza, Argentina].

Algunas cuestiones sobre el rito en Desiderio Desideravi
   
----------Llama mucho la atención la facilidad con la que, en los primeros ecos que tuvo en algunos medios de comunicación, el texto de Desiderio desideravi fue absorbido o tragado por la fuerza del prejuicio. Dado que en este documento pontificio se habla de liturgia, y todos creemos saber ya de antemano lo que es importante en la liturgia, el caso fue que un periódico como el italiano Avvenire, que ciertamente no puede ser considerado distante y desconocedor del tema, caía en la trampa y ponía, como título verdaderamente paradójico: Il papa: "la liturgia non sia solo rito, ma evangelizzazione". El hecho verdaderamente clamoroso es que, con semejante título, casi todo el valor del texto quedaba irremediablemente comprometido. Porque si hay un mérito en Desiderio desideravi es precisamente el de haber intentado, con un impulso sólo comparable al de los textos conciliares, relanzar de manera nueva y convincente la unidad de rito y de evangelización, es decir, el valor fundamental de la forma litúrgica respecto del contenido de la fe.
----------Pero si un título del Avvenire es indicativo de una comprensión promedio, está claro que el corazón mismo del texto de Desiderio desideravi, que insiste en la formación litúrgica, encuentra en el ejemplo dado un punto delicado. Puesto que si se reduce el rito a una cosa externa, podemos pensar que la verdadera esencia de la liturgia no sea ritual. Y es precisamente este error el que el texto intenta evitar y corregir.
----------Para comprender dónde está el problema, puede resultar útil un doble reconocimiento. En primer lugar, la frase encomillada en el mencionado título del Avvenire, no está presente en el texto del papa Francisco. Y se sabe que utilizar comillas conjeturales es muy peligroso. Más bien el texto utiliza otros términos. Dice que la liturgia no es sólo "rúbricas", sino acontecimiento de salvación. Confundir el rito con las rúbricas es una tendencia que viene de lejos y que caracteriza nuestra historia latina.
----------Un punto particularmente evidente está al comienzo del Misal Tridentino, donde encontramos la expresión "ritus servandus", que es precisamente la reducción del rito a la observancia de numerosísimas rúbricas por parte del sacerdote. Éste es el horizonte del título del Avvenire: un rito reducido a "ritus servandus", que por lo tanto nunca puede ser suficiente, sino que amenaza el sentido de la liturgia. La reducción de la liturgia a "ritus servandus" es precisamente la tentación de todos los pasadismos litúrgicos (y a propósito no digo de los tradicionalismos litúrgicos, porque a mi entender puede existir un sano tradicionalismo). Así, seguramente sin advertirlo, el Avvenire atribuyó al Romano Pontífice intenciones preconciliares.
----------¿Qué es, entonces, lo que en cambio dice el papa Francisco? El Romano Pontífice dice que es necesario descubrir cómo el rito no sea ante todo una "rúbrica que hay que observar", sino una "acción común, de Cristo y de la Iglesia, que hay que celebrar". Ésta es la diferencia fundamental que el texto argumenta extensamente y ricamente. Aquí el término rito ya no indica una ceremonia externa que pertenece al sacerdote, sino un lenguaje común a toda la asamblea y a su Señor.
----------Por este motivo, el pasaje del "ritus servandus" al "ritus celebrandus" impone dos puntos de inflexión necesarios. Que hay un solo rito común a todos, y que este rito es fuente de formación común para todos los sujetos eclesiales, desde el Papa hasta cada individual bautizado. Todos igualmente vinculados a la acción común, que todos celebran, que sólo uno preside, y que prevé una articulación diferenciada de ministerios. En este horizonte de comprensión, cualquier contraposición o contraste entre el rito y la evangelización se convierte en mera nostalgia e incomprensión, y por lo tanto debe evitarse, especialmente en los títulos, y especialmente en un diario supuestamente católico como el Avvenire.
   
Nueva claridad en liturgia: diez propuestas sobre la reforma necesaria, pero no suficiente
   
----------Dice el Papa en la carta Desiderio desideravi n.61: "no podemos volver a esa forma ritual que los Padres Conciliares, cum Petro y sub Petro, sintieron la necesidad de reformar, aprobando, bajo la guía del Espíritu y según su conciencia de pastores, los principios de los que nació la reforma."
----------Pues bien, desde hacía tiempo era necesario que una voz autorizada dijera una palabra clara a propósito de un equívoco que el siglo XX ha creado en torno a la Cuestión litúrgica. Lo que leemos en el motu proprio Desiderio desideravi se corresponde bien con lo que ha sido deseable escuchar desde hacía algunas décadas, en que el Movimiento litúrgico, tras haber dada a luz la Reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II, sin embargo, había olvidado. Intentaré presentar aquí la lógica de este razonamiento del papa Francisco en una serie de diez proposiciones, de modo que aparezcan de manera clara no sólo el mérito del texto, sino también las consecuencias teológicas y pastorales de sus declaraciones:
----------1. La Cuestión litúrgica surgió a principios del siglo XIX, hace casi doscientos años. Desde entonces, en las palabras proféticas de Antonio Rosmini en Italia y del padre Prosper Guéranger en Francia, se ha tomado conciencia de que la liturgia estaba experimentando una crisis profunda, de la que era necesario salir con nuevas evidencias, nuevas formas de vida, nuevas prácticas. La crisis fue reconocida en la década de 1830: por lo tanto, la crisis no es el resultado ni del Concilio Vaticano II ni de la revolución social de 1968.
----------2. El nacimiento oficial del Movimiento litúrgico se produjo a principios del siglo XX, precisamente con doble intención: primera, el redescubrimiento de la tradición litúrgica y, segunda, la reinserción de la liturgia como "fuente" de toda la vida cristiana y de la experiencia espiritual. La primera guerra mundial fue una ocasión fundamental, que abría una nueva demanda de interés y de estudio hacia las prácticas rituales.
----------3. Al menos hasta los años 1950, la "formación litúrgica" ha estado en el centro de la atención eclesial, respecto a un papel de la Reforma litúrgica, al principio bastante secundario, pero que sin embargo cobró gran fuerza con las decisiones del venerable papa Pío XII después de la segunda guerra mundial. Desde entonces, la reflexión sobre la reforma litúrgica ha tomado el relevo a la formación litúrgica, gracias poco después al Concilio Vaticano II y al largo y detallado trabajo postconciliar.
----------4. Esta transición o pasaje, que podríamos definir como un pasaje de la primacía de la formación a la primacía de la reforma, ha sido necesario, y yo diría casi fisiológico. Pero, con similar naturalidad, ha sucediódo que, después de unos cuarenta años de trabajo dirigido casi exclusivamente a la realización de los nuevos ritos, en el período que va de 1948 a 1988, volvió a salir a la superficie la cuestión más antigua, vale decir, la de la formación litúrgica. Precisamente en este umbral final del año 1988 se produjeron tres acontecimientos simbólicos de una transformación impredecible: a) la conmemoración de los 25 años de la constitución conciliar sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium (por cuyo motivo se escribió carta apostólica Vigesimus quintus annus, de san Juan Pablo II), b) el primer rito inculturado (el Misal Romano para las diócesis de Zaire), y c) el cisma de Marcel Lefebvre y sus seguidores.
----------5. A partir de entonces, la Cuestión litúrgica asumió cada vez más la forma de una progresiva atenuación de la necesidad de Reforma litúrgica. Vale decir, que a la pregunta sobre la necesidad de una Reforma litúrgica, el magisterio ha dado desde entonces respuestas diferenciadas, pero marcadas siempre por una cautela y una desgana que han sido cada vez mayores. Si bien se reiteraba formalmente la necesidad de la reforma litúrgica, al mismo tiempo se la hacía sustancialmente eludible, prescindible, evitable, anulable, como si se tratara de algo opcional, casi en defensa de una supuesta libertad de celebrar la Misa como si nunca jamás hubiera existido ningún Concilio Vaticano II.
----------6. Desde hace más de treinta años, un cierto número de católicos, alentados en 2007 por el tenor del motu proprio Summorum pontificum, están (o han estado) convencidos de que no existe necesidad de la reforma litúrgica (ni de la reforma de la Iglesia). En efecto, desde el momento en que un documento oficial afirmaba que todos los ritos precedentes a la reforma del Concilio Vaticano II podían ser utilizados también después de la reforma, ello, de hecho, reducía el alcance y la evidencia de esta decisión conciliar. Lo dispuesto en 2007 por Benedicto XVI, aunque no formaba parte de sus intenciones, te permitía pensar que podías ser católico independientemente del Concilio Vaticano II y de sus consecuencias. De este modo se garantizaba desde la propia Sede Apostólica una inmunización del catolicismo frente al Concilio Vaticano II, actitud que en algunas naciones (como por ejemplo Estados Unidos y Francia) ha tomado formas pesadas y agudas.
----------7. Pero, no obstante las apariencias, no es éste, el llevado adelante por los pasadistas, el ataque más insidioso a la Reforma litúrgica. La reforma sufre mucho más no por la negación descarada de su necesidad, sino por el hecho de ser considerada "suficiente". De este modo, en efecto, se introduce una cesura, una pausa, respecto del Movimiento litúrgico, que sabía bien que, cumpliendo honrosamente la tarea de Reforma litúrgica, el verdadero objetivo era la formación del pueblo en la actuosa participatio. Romano Guardini escribió esta idea y la explicó con lucidez desde 1918 a 1964: se trata de "reaprender el acto de culto": éste habría tenido que ser el verdadero objetivo de la Reforma litúrgica.
----------8. Así, junto al ataque pasadista a la Reforma litúrgica mediado por la impugnación de su necesidad, ha habido otro ataque, mucho menos evidente, pero mucho más insidioso, que ha consistido (y consiste) en creer, ya sea ingenuamente o ya sea culpablemente, que la Reforma fuera suficiente, en cuanto tal, para resolver la Cuestión litúrgica. El primer ataque ha venido (y viene) de los pasadistas (quienes son pseudo-tradicionalistas) que han querido y quieren negar la necesidad de la reforma litúrgica; mientras que el segundo ataque ha venido y viene de los burócratas y funcionarios, que se engañaron a sí mismos y a otros acerca de la suficiencia de la reforma conciliar. Por otra parte, la reforma es un acto central, controlable, pues se produce en el centro de la Iglesia, en su jerarquía central, mientras que la formación que se le debe agregar, es un acto descentralizado, periférico, y mucho más contingente.
----------9. Con la carta apostólica Desiderio desideravi queda claro que este equívoco resulta totalmente eliminado. Ya no caemos en la trampa de que el esfuerzo y la lentitud de la formación se conviertan en la coartada para cuestionar y rechazar la necesidad de la reforma. Con plena conciencia, y con gran lucidez, para Desiderio desideravi la única lex orandi vigente pasa a ser texto y contexto normativo para desarrollar el camino experimental, la vía de la experiencia litúrgica, a través del cual la acción ritual da forma al sujeto eclesial. La Reforma litúrgica, aún con toda su necesidad, sigue siendo insuficiente si no se convierte en una nueva práctica ritual, compartida por todo el pueblo. La contingencia de este pasaje requiere un cuidado particular, que no es sólo apologética de la reforma, sino contingente experiencia ritual.
----------10. Si el debate litúrgico ahora se aleja de las superficiales, mezquinas e hipócritas disputas sobre la "necesidad" de la reforma, y permitiera una seria consideración de su "insuficiencia" formativa, los nuevos ritos podrán convertirse en mediación lingüística de la carne y la sangre de nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia, lo que sólo podrá darse mediante una formación litúrgica con la participación activa de todo el pueblo de Dios en el contexto de una acción ritual reconocida como lenguaje común, sin delegaciones clericales a terceros. Esta, que es la perspectiva de la constitución Sacrosanctum concilium desde hace sesenta años, y que se había olvidado, ahora se refleja en Desiderio desideravi, pero con la nueva conciencia de una reforma reconocida hoy como necesaria e irreversible, y sin embargo también juzgada como "no suficiente" con respecto a la tarea primaria de la liturgia de constituirse como la "fons et culmen" de toda la acción de la Iglesia. Una nueva liturgia que no consiga convertirse en la "fuente común" de toda la Iglesia terminaría, tarde o temprano, por ver de nuevo cuestionada su propia necesidad.

12 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    es notable el esfuerzo que usted hace por querernos presentar al papa Francisco como preocupado por la Liturgia, y ofreciéndonos luminosas enseñanzas para la renovación litúrgica del Pueblo de Dios. Pero yo sigo sin entender los fundamentos de su razonamiento. ¿Cómo comprender el completo abandono del latín en la actual liturgia, y armonizarlo con las prescripciones que Juan XXIII formulaba en 1962 en Veterum Sapientia? ¿No conoce usted lo escandalizado que había quedado Bouyer con el modo como en el Concilio se habían planteado los principios de la reforma litúrgica y sus subsecuentes desarrollos en el postconcilio? ¿Y qué me dice del complot que significó Bugnini y el Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia? La crisis que todo esto produjo en la vida litúrgica de la Iglesia ha sido y sigue siendo monumental, parece no tener límites.

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    1. Estimado Mario M.
      respecto a lo que podemos considerar una reconstrucción lineal, no tengo más remedio que decirle que usted, en cambio, hace valer suposiciones. Juan XXIII no puede reducirse a Veterum Sapientia. Así como Bouyer, a mi entender, ha arrastrado durante su vida el peso de seguir siendo un converso del luteranismo, mucho más rígido con la tradición católica que cualquier católico. La teoría de la conspiración y la lectura del Consilium para la Reforma como una revolución conspiradora es un mito. Y usted sigue olvidando que la crisis litúrgica se remonta a principios del siglo XIX, no a 1969. Con criterios como los que usted manifiesta manejar, no se puede entender más que el propio prejuicio.

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    2. Estimado padre Filemón, varias cosas no funcionan en su respuesta. Para usted, los argumentos contrarios son suposiciones. Bouyer no vale nada porque es un rígido ex pastor luterano (pero lo que dijo lo dijeron muchos otros, todos rígidos ex pastores luteranos entonces). ¿No se le pasa a usted por la cabeza la hipótesis de que el Consilium lo exageró todo? ¿Cómo se explica entonces el exilio de Bugnini en Irán? Finalmente usted dice que Roncalli no se puede reducir a VS. Sí, pero él escribió ese texto. ¿Y entonces? ¿Elegimos flores entre flores? Y, en fin, usted recurre a prejuicios. Sin embargo, para usted los prejuicios son sólo los míos. ¿Alguna vez ha pensado en los suyos? ¿O no tiene ninguno? Qué suerte que tiene, profesor. Pero no creas usted que yo creo esas historias.

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    3. Estimado Mario,
      yo puedo hacer lo posible, no lo imposible. No puedo dialogar con quien no quiere dialogar, entendiendo por dialogar poner en la mesa común los propios "logos", razones, argumentos, juicios... ¿Cómo poder dialogar con alguien que, como usted, realiza afirmaciones sin aportar sus argumentos fundantes, sus razones explicativas, sus juicios, sino sólo sus pre-juicios?
      Manténgase usted, si lo desea, en sus prejuicios. Pero no me pida que renuncie a mis juicios.

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    4. Si son juicios los suyos, también son juicios los míos. Quien a prejuicios mata, por prejuicios muere.

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    5. Estimado Mario,
      creo haberte identificado y señalado lo que considero son tus prejuicios, que también responden a lo que he venido identificando en mis artículos, refutándolos.
      Pues bien, te pido, por favor, que me indiques cuáles piensas tú que son mis propios "prejuicios", y, al señalarlos, me indiques los argumentos por los cuales los consideras tales.
      Este paciente trabajo de discernimiento es lo que está implícito en un verdadero diálogo y sana discusión.
      Yo he aportado los argumentos. Sigo esperando los tuyos.

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  2. Estimado padre Filemón,
    ¿Qué opina usted de aquella misa celebrada el año pasado sobre una colchoneta inflable en una playa italiana?

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    1. Estimado Anónimo,
      ya me expresé en su momento. Puede confirmarlo en este blog. Pero puedo repetirselo: celebrar en el agua, sobre un colchoneta es una tontería sin justificación. Y buena parte de responsabilidad la tienen los laicos que han callado. Si como párroco un laico me hubiera propuesto celebrar en el agua sobre una colchoneta, habría enviado a ese laico a ser bendecido o a ser exorcizado o, si fuera su fe, a bañarse con agua del santuario del Challao. En el caso puntual al que usted se refiere, ha habido también responsabilidad de los laicos que no se han negado a participar en el alocado evento.

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  3. Dado que aquí se mira con extremo horror el retorno del rito antiguo pero también aquellas formas que dejarían de lado la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, me gustaría pedir precisamente algunos ejemplos. Dando por descontado que a usted, padre Filemón, probablemente le dé urticaria escuchar un "Introibo ad altare Dei", ¿podría dar algún ejemplo práctico de elementos que, en su opinión, en el Misal de 1962, van en contra de la reforma litúrgica y hacen volver a la Iglesia a peligrosos cismas? Estoy realmente curioso. Pero ejemplos prácticos, por favor.

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    1. Estimado Manuel,
      me he referido en repetidas ocasiones acerca de los elementos del Misal de 1962 que hacen imposible su covigencia con el Misal actual en el rito romano: se trata de cuestiones teológicas, eclesiológicas, y sobre todo pastorales. Pero, ya que quiere un ejemplo práctico, le menciono uno sencillo, muy sencillo y fácil de entender. El sacerdote que dice "Introibo..." se dirige a los fieles sólo unos 7 minutos después. Esto nos transmite la idea de que en el rito tridentino la misa se ha vuelto asunto exclusivamente suyo. Allí tiene un ejemplo práctico, fácil y sencillo de entender.

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    2. Disculpe, Padre, pero en el Introibo ¿acaso los fieles no responden (respondían) Ad Deum qui laetificat iuventutem meam? Entonces el diálogo comienza (comenzaba) inmediatamente, me parece. Por lo demás, la Misa era y es, antes que nada, un diálogo con Dios, si no me equivoco. ¿O me he perdido algo?

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    3. Estimado Fernando,
      en la Misa de san Pío VI, incluso en su origen, a fines del siglo XVI, nunca hubo verdadero diálogo entre el sacerdote y el pueblo fiel. ¿Por qué motivo?
      La respuesta es muy sencilla: el latín había dejado de ser lengua hablada hacia por lo menos seis o siete siglos. Por lo tanto, a lo sumo, el pueblo repetía (si es que repetía) fórmulas que había aprendido de memoria, sin entenderlas.

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