viernes, 29 de septiembre de 2023

Integrismo católico e infalibilidad del Magisterio (2/3)

El proceso histórico de conjunción de diversas oposiciones al mundo moderno, encontrará un punto de focalización católico integrista que tomará cuerpo y se concretará en la oposición a los documentos finales del Concilio Vaticano II y luego en el rechazo al proceso de su aplicación durante los años del postconcilio, rechazo que en gran medida será encarnado por el obispo francés Marcel Lefebvre, personalmente muy marcado por el maurrasismo o nacionalismo integral de Charles Maurras de principios del siglo XX. [En la imagen: fragmento de "Coronación de Carlomagno por el papa León III", fresco de Rafael Sanzio, obra de 1514-1515, conservado y expuesto en los Museos Vaticanos, decorando una de las salas del Palacio Apostólico].

Orígenes históricos del "integrismo católico"
   
----------Si bien el integrismo católico se conformó como corriente socio-política recién en el siglo XIX, sus raíces originarias se extinenden incluso a siglos anteriores a la Alta Edad Media. Existe consenso entre los historiadores de la antigüedad en afirmar que la primera estructura política que abrazó formalmente el cristianismo como esencial religión de Estado fue Armenia bajo el rey arsácida Tiridates III a comienzos del siglo IV, pese a que generalmente se considera que el establecimiento del orden civil soñado por los integristas comenzó con la conversión del emperador romano Constantino I en el 312. Pero el hecho es que, si bien Constantino abrazó personalmente el cristianismo, no fue sino recién en el año 380 que Teodosio I el Grande adoptó formalmente el Cristianismo niceno como religión del Imperio por el Edicto de Tesalónica.
----------Pero la formal identificación de la Iglesia con el conjunto de la sociedad organizada se intensificó con las reformas legales del emperador del oriente griego Justiniano I el Grande, en el siglo VI. Mientras que en el occidente latino la etapa culminante de tal identificación tuvo comienzo con la transferencia papal de la "translatio imperii" a Carlomagno en el 800. De tal manera se produjo lo que se dió en llamar vagamente como la "era Constantiniana", que tuvo en los pontificados de Gregorio VII [1073-1085] y Bonifacio VIII [1294-1303], sus cumbres más altas de desarrollo, el cual comenzaría a declinar con la Reforma luterana, y que los historiadores consideran definitivamente terminado con la Revolución Francesa en 1789.
----------Hay quienes afirman, y no sin buenos argumentos, que la concepción integrista de la política ya está presente en las raíces hebreas de la fe cristiana, es decir, en el Antiguo Testamento, particularmente en la obra religiosa reformadora de Josías, rey de Judá en el siglo VII antes de Cristo. Pero, como se ha dicho, la idea de un Estado subordinado a la fe católica sólo puede advertirse a partir de los emperadores romanos Constantino y Teodosio, y tiene sus vértices más elevados en la Plena Edad Media bajo Romanos Pontífices como Gregorio VII y Bonifacio VIII, y monarcas como Luis IX rey de Francia​.
----------Durante la Edad Moderna y los inicios de la Edad Contemporánea existieron varios movimientos contra-revolucionarios (vale decir, contrarios a las ideas propagadas por los revolucionarios franceses del 89). Fueron movimientos que lucharon por el establecimiento de un Estado católico, como las agitaciones Sanfedistas en Italia meridional, y las revueltas Vandeanas en Francia, ambas a fines del siglo XVIII. Pero el punto de partida del que se articuló como integrismo católico moderno puede encontrarse en una sesgada interpretación de las enseñanzas anti-liberales de los papas León XIII, Pío IX y san Pío X, en las que los integristas pretenden fundamentar sus propósitos. Es que el siglo XIX había acabado por hacer temblar todos los principios católicos y el poder de la Iglesia, dadas las chocantes ideas que se desprendían de las revoluciones burguesas, como la soberanía popular, la ciencia y los métodos basados en la razón y el empirismo.
----------En España comenzó a usarse el adjetivo "integrista" sobre todo en el sector del carlismo liderado por Cándido y Ramón Nocedal en la década de 1880 que al separarse de Don Carlos de Borbón (pretendiente al trono de España entre 1868 y 1909) fundaría el que más tarde sería conocido como Partido Integrista. El calificativo lo habían empleado en un principio sus detractores de forma peyorativa para quienes se definían a sí mismos como católicos y carlistas "intransigentes" e "íntegros" (que se autoproclamaban seguidores del Syllabus del papa Pío IX), en contraposición a los católicos que el diario El Siglo Futuro definía como "mestizos" (católicos que aceptaban el sistema liberal). Sin embargo, en una conferencia pronunciada en Sabadell en 1889, el sacerdote catalán Félix Sardá y Salvany [1841-1916], seguidor de Nocedal, propuso apropiarse de la calificación de "integristas", declarando: "¿Integristas? Sí señores míos, y a mucha honra".
----------La influencia del padre Sardá y Salvany (particularmente de su libro El liberalismo es pecado) ha sido grande. En la mencionada conferencia Sardá reconocía que el ideal católico integrista no era algo que se hallase exclusivamente en España, sino que ya estaba presente en otros países, y que en el extranjero llevaba "este mismo o parecido" nombre (por ejemplo, en Italia, Portugal y en algunos países latinoamericanos se usó y se sigue usando el término "integralismo"), afirmando:
----------"Apóstoles tiene hoy en día este ideal bendito en todas las naciones del globo, donde con este mismo o parecido apodo, es motejado por la Revolución y por otros complacientes con ella. Los tiene Francia, los tiene Suiza, los tienen Bélgica y Alemania y Austria e Italia e Inglaterra; los tienen nuestras hermanas las repúblicas del continente americano, al frente de las cuales ha hecho ondear el Ecuador esta bandera, tinta en la sangre de García Moreno, que murió por ella. Mas, creedlo: si en ninguna de estas naciones le quedase un soldado a la soberanía íntegra de Cristo Nuestro Señor, quedaríanle muchos todavía en esta su fiel España, donde con mayor esplendor que en otra nación alguna ha reinado en los pasados siglos, y donde con más veneración que en otra alguna del globo ha prometido volver a reinar".​
----------Este pasaje de aquella conferencia de 1889 del padre Sardá y Salvany es sumamente interesante y sugestiva, porque conjuga en apenas un puñado de frases varios de los que pueden ser considerados como los ideales que hacen suyos en sus orígenes los integristas católicos españoles. Para elencar algunos: una supuesta integridad católica en lo doctrinal, una soberanía que ellos entendían "íntegra" de Cristo en el orden temporal, sin reconocer autonomía al Estado en su propio ámbito, la negación de todo aspecto positivo a la Revolución, que condenaban como un todo, la esperanza milenarista de un reinado temporal de la Iglesia. Estas ideas trasvasaron en gran medida a Latinoamérica.
   
Desarrollos posteriores del integrismo católico
   
----------Como se ha dicho, el integrismo católico emergió en Europa entre los siglos XIX y principios del XX, en torno a las polémicas de la Iglesia Católica con varios principios subsecuentes a la Revolución Francesa y el liberalismo. El término "integrismo" fue acuñado en principio para designar a aquellos que se oponían a los llamados "modernistas", quienes abogaban por crear un movimiento sintético entre la teología cristiana y la filosofía liberal, defensora de la libertad del hombre y partidaria de una mayor tolerancia religiosa.
----------Los partidarios del integrismo católico consideraban que era impensable abandonar al Estado sin la guía de Dios. Mucho menos aceptable para los integristas era el desvincular a la Iglesia del orden social, dejándola en un segundo plano o como institución subordinada a lo que las leyes estatales indicaran.
----------Gradualmente el integrismo católico iría tomando forma, deviniendo un fuerte movimiento anti-pluralista del catolicismo, teniendo muchos partidarios en Francia, dado lo importantes que han sido las ideas liberales en ese país, pero también ganando fuerza en Portugal, España, Italia y Rumanía a finales del siglo XIX. En estos países tomó fuerza la idea de que la fe católica debía ser lo primero, y que cualquier forma de reducir o eliminar a competidores ideológicos eran legítimas, especialmente contra el liberalismo y el humanismo.
----------Pío IX condenó las ideas liberales exponiéndolas en su Syllabus errorum complectens praecipuos nostrae aetatis errores. Sería este Syllabus el que, más allá de sus intenciones, sentaría las bases del integrismo católico, especialmente en España (Sardá fue defensor a ultranza del Syllabus). Finalmente, los integristas católicos interpretaron que la reacción de san Pío X contra el modernismo, en 1907, con su encíclica Pascendi Dominici gregis, constituía un aval a su postura socio-política y religiosa. Los partidarios de esta visión papal (o al menos de la visión papal tal como ellos la interpretaban) se autodenominaban "católicos integrales". Con tal denominación, salta a la vista la tendencia a la confusión que he mencionado al inicio de este artículo: el auténtico e "íntegro" católico es el "católico integrista", el contra-revolucionario.
----------Con posterioridad a la Pascendi (cuyos estrictos límites he señalado en varios artículos en este blog), el desarrollo del integrismo traspasa a Latinoamérica, y los historiadores ven una de sus claras manifestaciones en las revueltas Cristeras de los años 1920s en México, contra el ateísmo de Estado en México, o en Uruguay la Cruzada Libertadora de 1863 contra las leyes laicistas y anticlericales de Bernardo Berro y Gabriel Pereira, o en Argentina el alzamiento caudillesco de Facundo Quiroga bajo el lema "Religión o muerte" contra las leyes de libertad de culto y secularización promovidas por el presidente Bernardino Rivadavia. Sin embargo, ninguno de estos movimientos logró establecer un Estado integral católico. También existió una presencia "integrista" en las ideas anti-liberales y clericales de Rafael Carrera en Guatemala a mediados del siglo XIX, que convirtió a la Iglesia en la base de su política al punto de decretar el Salve Regina como himno nacional.
----------Tal como lo afirmaba Sardá y Salvany en su conferencia de 1889, el principal gobierno de tipo integrista de la historia latinoamericana fue el de Gabriel García Moreno [1821-1875] en Ecuador, quien instituyó tribunales eclesiásticos en todo el país, consagró personalmente la república al Sagrado Corazón, puso el catolicismo como requisito para votar y proscribió a la masonería y otras sociedades secretas. Eliminó también el Patronato heredado del Imperio Español, dando al papado la potestad exclusiva sobre la Iglesia nacional, a la que apoyó ampliamente a nivel económico. Llevó a cabo también una remarcada obra educativa basada en la alfabetización universal, apoyada por la Compañía de Jesús, la que recientemente había sido exiliada de Alemania e Italia. Fue además uno de los pocos gobiernos en oponerse activamente a la unificación italiana y la invasión de los Estados Pontificios. La destacada prosperidad económica de su gobierno, el saneamiento del déficit público y su lucha contra la corrupción le valieron varias reelecciones, hasta su muerte asesinado a machetazos por un grupo dirigido por Faustino Rayo, a la salida de la Catedral de Quito.
----------Asimismo, la idea del Estado subordinado a la Iglesia fue defendida por varios miembros del nacionalismo de derecha en Argentina, particularmente por el padre Julio Meinvielle​, quien ha tenido seguidores hasta la actualidad, en diversas vertientes y con diferentes matices.
----------Las variadas corrientes del "integrismo católico" acabarían decayendo tras el Concilio Vaticano II, puede decirse que por un lado debido a la falta de apoyo de los Obispos, fieles a los nuevos esclarecimientos doctrinales debidos al Concilio, y por otro lado, por las derivaciones cismáticas de varios de sus más notorios exponentes, como fue el caso del obispo Marcel Lefebvre y sus seguidores.
   
Un panorama general del ideario integrista católico
   
----------Elencar aquellos que pueden ser considerados los principios teóricos del integrismo católico y los ideales para su aplicación práctica, seguramente origina mayores polémicas, precisamente porque las corrientes integristas católicas son diferentes en sus matices particulares en cada país, debido a las motivaciones de su nacimiento, la propia idiosincracia de las diferentes culturas y los personales motivos de los líderes que han ido surgiendo para amalgamar a cada grupo integrista. Sin embargo, me animo a aportar aquí, claro que nada más que en términos generales, un elenco de ideas que el integrismo defiende, pese a las diferencias regionales de tradición, no obstante el probable desacuerdo que producirá en los lectores.
----------1. Un Estado subordinado a la Iglesia católica, tanto a nivel de intenciones y normas éticas, como a nivel jurídico​. Además de una conformidad total de las leyes a la doctrina católica y la consulta constante al estamento clerical, el integrismo católico defiende el poder de deposición papal (a la manera de los Dictatus papae de Gregorio VII en 1075) y la creación de tribunales eclesiásticos (en materia religiosa) que puedan juzgar a los políticos que no cumplan sus deberes adecuadamente.
----------2. El accidentalismo político, considerando irrelevante la forma de Estado de un país, por lo cual ningún régimen es considerado superior a otro​, aunque suele darse prevalencia a la monarquía tradicional limitada, y oposición a la monarquía absoluta o a la democracia liberal​. Rechazo del sistema de partidos.
----------3. Máxima descentralización del poder y reducción del Estado, dejando gran parte de las decisiones a la autogestión de cada comunidad (municipalismo directo y sufragio)​. Oficialización de las lenguas regionales y sistema de tipo descentralizado regional y en algunos casos la vigencia de los fueros tradicionales de representación orgánica, minimizando la intervención del gobierno central. Reducción de ministerios.
----------4. Reducción del poder y competencias de las Fuerzas Armadas y abolición del servicio militar obligatorio​. Fortalecimiento de las funciones de la Policía, y primacía del orden interno.
----------5. Régimen económico corporativista, nacional-sindicalista o distributista, rechazando simultáneamente el capitalismo y el comunismo (tomando por base una particular interpretación de la encíclica Rerum Novarum de León XIII). Orientación de la economía hacia el bien común y no hacia la competencia. Promoción de la justicia social por medio de la autogestión gremial, la solidaridad obrera y la intervención de la Iglesia​. Abolición de todos los monopolios, proteccionismo no autárquico y minimización de los impuestos.
----------6. Rechazo del derecho civil de la libertad religiosa (en base a un modo ideológico de entender el principio de que "el error no tiene derechos") en favor de una promoción activa de la religión católica de parte del Estado. Sin embargo, como la Immortale Dei de León XIII condena la conversión forzada, este pilar suele entenderse en términos de censura doctrinal y no de persecución violenta​.
----------7. Abolición de la educación estatal y absoluta libertad de enseñanza, en términos de absoluto derecho de los padres a la edución de sus hijos, derecho solo limitado por la moral católica. Defensa de la autonomía universitaria y promoción de la educación religiosa católica.
----------Son suficientes estos siete puntos, como para dar un panorama general del ideario político del integrismo católico. Se podrían agregar más ideales, pero agregarlos causaría mayores debates y desacuerdos que los que inevitablemente surgen de estos siete principios enunciados, a causa, como he dicho de las modalidades propias del integrismo católico en cada país. Por ejemplo, por citar un desacuerdo: el cuarto punto supongo que no sería aceptado por la mayoría de los integristas católicos de Argentina de las últimas décadas, que en gran medida medraron durante los sucesivos gobiernos nacidos de recurrentes golpes militares.
   
El integrismo católico lefebvrista
    
----------Para concluir esta segunda parte de nuestra serie sobre el integrismo católico, permítame el lector incluir un pequeño apéndice sobre el caso particular del integrismo lefebvriano.
----------El proceso histórico de conjunción de diversas oposiciones al mundo moderno, encontrará un punto de focalización católico integrista que tomará cuerpo y se concretará en la oposición a los documentos finales del Concilio Vaticano II y luego en el rechazo al proceso de su aplicación durante los años del postconcilio, rechazo que en gran medida será encarnado por el obispo francés Marcel Lefebvre, personalmente muy marcado por el maurrasismo o nacionalismo integral de Charles Maurras de principios del siglo XX.
----------Lefebvre logró una verdadera fusión de oponentes, haciéndose pasar por defensor de la Tradición y agrupando en torno a sí mismo a anti-republicanos, contra-revolucionarios y anti-modernistas, para formar, junto a otros detractores del Concilio Vaticano II (al cual no pocos de ellos consideraban y consideran fruto de una una conspiración judeo-masónica) una corriente de rechazo integral a la modernidad considerada como un totum. Además, se trataba y se trata de un rechazo muy marcado por un definido anti-judaísmo cristiano. Todo ello desembocó en 1970 en la fundación de la Fraternidad Sacerdotal SanPío X.
----------Subsecuentemente, el centro de gravedad de los debates se desplazó desde lo propiamente socio-político a lo teológico, vale decir, desde la doctrina social a la impugnación de las nuevas orientaciones teológicas, el ecumenismo, el nuevo catecismo, el rito romano reformado y el diálogo interreligioso. Rechazando los cambios impulsados por el Concilio Vaticano II, el movimiento lefebvrista que se auto-definió como la "auténtica Tradición" en continuidad con lo que Lefebvre y sus seguidores empezaron a llamar "la Iglesia de siempre" (que se supone encarnada en ellos), fue un movimiento que rápidamente chocó con la Santa Sede. Así, Lefebvre se vio afectado por la suspensión a divinis en 1976, cuando su organización fue declarada disuelta; y luego fue excomulgado a finales de 1988 al producir actos cismáticos.
----------Lefebvre y sus discípulos se autoproclaman identificados con la ortodoxia católica y rechazan la etiqueta de "integristas", llamándose en cambio a sí mismos "tradicionalistas". Sin embargo, el concepto de Tradición sustentado por Lefebvre y sus seguidores adquiere perfiles teológicos similares a las modalidades que el concepto de Escritura tenía para Lutero y sus discípulos. Y así como el reformador alemán encarnaba el principio de "sola scriptura", el cismático francés puede decirse que ha encarnado el principio de "sola traditio", en ambos casos de modo subjetivista y sin el control de un Magisterio superior a ellos.
----------A este respecto, vale recordar que en 1974 el cardenal Jean Daniélou definió el integrismo católico como un "tradicionalismo enfermo", reprochando precisamente a los integristas católicos el hecho de que llevan a cabo una individuación reductiva muy selectiva de la Tradición de la Iglesia, ofreciendo una interpretación personal de los textos del Magisterio, vale decir, un enforque al fin de cuentas relativista, el cual paradojalmente los aleja del fundamentalismo. Además de esto, Lefebvre ha transmitido a sus seguidores sus personales limitaciones estéticas y nostálgicas en el ámbito de la liturgia, y así el lefebvrismo subraya un respeto supuestamente "tradicional" a las normas litúrgicas de la que llaman la "Misa de siempre" (ritus servandus), lo cual implica en ellos un rechazo herético de la validez del Novus Ordo Missae de 1969.
----------Tras lo dicho hasta aquí, queda quizás flotando en el aire la pregunta ¿qué significa ser un auténtico e íntegro católico, o simplemente, qué significa ser católico?, ya que hemos visto que ser "católico integrista" es otra cosa bien distinta. Trataremos de responder en lo que seguirá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.