viernes, 1 de septiembre de 2023

Romanus Pontifex a nemine iudicatur: respuestas a objeciones

Si se negara la continuidad doctrinal del actual Papa respecto a los Papas precedentes, eso vendría a significar considerar al papa Francisco un traidor, y esta es una injuria intolerable en la boca o en la pluma o en el teclado de una persona que quiere ser un católico, como supongo son todos los lectores de este blog. Todo Papa es asistido por Cristo en la conservación íntegra, fiel e inalterada de la doctrina de Cristo hasta el fin del mundo. [En la imagen: detalle de "Simón Pedro", pintura a la témpera y oro sobre tabla, obra de 1326 de Simone Martini, conservada y expuesta en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid, España].

----------Un lector de mi reciente artículo en tres partes, titulado Romanus Pontifex a nemine iudicatur, referido a la recensión del libro Super hanc petram, del padre Serafino Lanzetta, ha planteado en el foro de este blog una dificultad que podríamos llamar general hacia mis afirmaciones, dificultad que ha formulado en estos términos: "aunque me encuentro razonando bien con usted sobre algunas ideas de base, también debo reconocer, sin embargo, algunos errores suyos de evaluación que me gustaría subrayar y sintetizar, si usted me lo permite, en otros comentarios, si es que usted quisiera compartir sus juicios sobre algunos problemas que le plantearía puntualmente. Sea como sea, afirmo ante todo lo siguiente: que haya una especie de 'continuidad' entre el Magisterio (y me refiero a la doctrina inmutable) de la Iglesia de siempre, con el magisterio del Papa reinante, es claramente falso. Podemos discutirlo hasta el infinito, pero si antes no estamos de acuerdo honestamente sobre esta situación, reconociendo cuanto está pasando, es difícil salir de esta confusión".
----------En principio le he respondido que negar la continuidad doctrinal de los Papas precedentes con el Papa actual, significa considerar al papa Francisco un traidor, y esta es una injuria intolerable en una persona que quiere ser un católico, como supongo es el lector. Todo Papa es asistido por Cristo en la conservación íntegra, fiel e inalterada de la doctrina de Cristo hasta el fin del mundo.
----------Además, agregué no tener ninguna dificultad en que el lector me planteara todos los problemas que él quisiera, lo cual hizo el lector seguidamente. Aquí transcribo sus dificultades, y las respondo punto por punto y publico, considerando que mis respuestas podrían ser útiles también a todos los lectores del blog:
----------1. La primera dificultad del lector de marras es la siguiente: "Un ejemplo es el pensamiento anunciado (y ni siquiera secretamente) por el nuevo Prefecto para el Dicasterio de la Doctrina de la Fe al cual, el mismo Papa, con una carta oficial de acompañamiento, ha dejado claras sus intenciones de no querer ni tener que corregir El ERROR... mientras que auspicia al nuevo prefecto el conciliar todo y NO comportarse como los pasados Prefectos los cuales fueron 'INMORALES' para la gestión de la Fe...
----------El nuevo Prefecto (lo ha dicho explícitamente) quiere anular y superar el Concilio de Trento en sus definiciones doctrinales (que para él han sido una 'intromisión y una ruina para la Iglesia' en sus palabras) y quiere encontrar nuevos caminos para aprobar el bendiciones a las parejas del mismo sexo..."
----------Respondo diciendo que he leído la Carta del Papa a mons. Fernández. A su respecto usted le está haciendo una serie de acusaciones falsas. Pero si se lee la carta con ánimo desapasionado y benévolo, uno se da cuenta de que el Papa lo exhorta a desempeñar bien su oficio, cuyos deberes son bien conocidos, para afrontar con sabiduría los desafíos de nuestro tiempo, aceptando los valores y corrigiendo los errores con equilibrio y prudencia, sin la excesiva severidad del pasado, de la cual ni siquiera estuvo exenta la pastoral del Concilio de Trento. Por lo tanto, quédase tranquilo: el Prefecto del Dicasterio de la Fe participa de la autoridad doctrinal del Papa, que es asistido por el carisma de Pedro.
----------2. "Sínodo sobre la sinodalidad... una 'Iglesia sinodal' en efecto... la Iglesia sería sinodal... ¿y desde cuándo? ¡El mismo Pablo VI advirtió contra la distorsión del sentido del Sínodo por él inaugurado! Se suponía que debía defender la doctrina de la Iglesia de los ataques del modernismo y encontrar nuevos modos para llevarla al mundo; hoy se pretende de la sinodalidad el encontrar modos para cambiar algunas doctrinas..."
----------Respondo diciendo que la sinodalidad es una experiencia de comunión y colaboración fraterna sub Petro y cum Petro bajo la asistencia del Espíritu Santo, experiencia que la Iglesia ha comenzado a hacer desde los primeros Concilios. Toda la Iglesia trabajando junto y bajo el Papa.
----------Ahora bien, a este respecto, es necesario distinguir el sínodo decisorio del sínodo consultivo. El sínodo decisorio es el Concilio Ecuménico, guiado por el Papa, que fija la doctrina. El sínodo consultivo, es la institución creada por el Concilio Vaticano II, es un órgano colectivo episcopal consultivo periódico de ayuda al Papa. Este tipo de sínodo no tiene poder doctrinal, sino sólo consultivo. No debe decidir acerca de lo que hay que creer, sino que debe proponer al Papa qué cosa hacer. Está luego en el Papa decidir. Ciertamente, todos esperamos que el actual sínodo haga algo para remediar al modernismo.
----------3. "Recientemente, la Civiltà Cattolica ha publicado un breve artículo en el cual expresa el 'pensamiento del papa Francisco' afirmando que es deseable (por el sínodo) una 'reconfiguración' (término usado por ellos) tanto de la Iglesia como de la doctrina y del dogma sobre la Santísima Trinidad... La Civiltà Cattolica 'acusa' a la Iglesia del pasado de haber sostenido durante demasiado tiempo una doctrina sobre la Trinidad demasiado triunfalista sobre Jesús, el Hijo, y refiriéndose poco, más bien 'penalizando', a la Tercera Persona, el Espíritu Santo, haciéndonos así recaer en la herejía de la era del Espíritu Santo... ¿Acaso no tenía razón Amerio cuando denunciaba la dislocación de la Divina Monotríada?".
----------Respondo diciendo que en el pasado la Iglesia no ha presentado tan bien como hoy la conexión que existe entre el misterio trinitario y la vida cristiana. La Iglesia latina ha acentuado demasiado la relación con Cristo ("cristocentrismo") dejando en sombra el hecho de que Cristo nos conduce al Padre en el Espíritu Santo. La Iglesia greco-cismática (los ortodoxos) ha acentuado demasiado la función del Espíritu Santo, descuidando el hecho de que el Espíritu procede también del Hijo, del cual el Papa es el Vicario.
----------Ahora bien, el dogma trinitario es expresado y enseñado por la Iglesia según nociones inmutables, aunque hoy debe ser presentado con un lenguaje comprensible para los hombres de nuestro tiempo. Por tanto, puede y debe ser reconfigurado el modo de hablar de la Trinidad, el modo de expresar el Misterio, pero no el contenido del dogma, que no tiene necesidad de ninguna "reconfiguración", pues ya está configurado de manera perfecta e inalterable por la doctrina de la Iglesia.
----------4. "Habiendo aclarado esto y subrayando que el padre Lanzetta no tiene necesidad que yo me haga su paladín... va de suyo -en cambio- cuánto el padre Lanzetta está haciendo lo imposible para ayudar a los fieles a no distanciarse de la Iglesia, a no deslegitimar a los Pastores y al Pontífice no obstante la gran apostasía de la sana doctrina a la que estamos asistiendo y la gran confusión que nos circunda..."
----------Respondo diciendo que el padre Serafino Lanzetta hace un trabajo encomiable para presentarnos el dato de la Sagrada Tradición y tiene una viva consciencia de la inmutabilidad del dogma. Sin embargo, siguiendo en esto a mons. Marcel Lefebvre, Lanzetta considera que las doctrinas del Concilio Vaticano II contrasten con la Tradición, cuando en cambio los Papas del postconcilio han explicado que ellas, si son rectamente interpretadas, explicitan y esclarecen los datos de la Tradición.
----------Es impensable que un Concilio ecuménico cum et sub Petro traicione la Tradición, porque eso significaría que un Concilio puede enseñarnos lo falso, lo cual es contrario a cuanto la Iglesia enseña sobre la autoridad de los Concilios. Todo Concilio ecuménico es testigo infalible de la Tradición. Un Concilio no puede ser criticado a la luz de la Tradición, porque es el mismo Concilio el que es maestro de la Tradición.
----------Asimismo, es impensable que un Romano Pontífice (tal como sostiene el padre Lanzetta) pueda concebir una fe suya "subjetiva" (así habla Lanzetta) contraria a la fe de la Iglesia. Y Lanzetta piensa en el papa Francisco. Ahora bien, es necesario decir que la fe del Papa es constitutivamente e indefectiblemente la misma fe de la Iglesia, porque él es el maestro de la fe de la Iglesia. Por tanto, no tiene sentido, como quisiera hacer el padre Lanztta, criticar o refutar al Papa a la luz de la doctrina de la Iglesia.
----------Ciertamente es encomiable la voluntad del padre Serafino Lanzetta de ayudar a los fieles a no alejarse de la Iglesia; pero desgraciadamente él, con su concepto erróneo de la autoridad del Papa, obtiene lo contrario de sus intenciones, y se ubica en las huellas de mons. Lefebvre y de sus seguidores, los cuales, rechazando el modelo de Iglesia ofrecido por el Concilio Vaticano II, creen ser ellos los verdaderos católicos y constituir la verdadera Iglesia contra la guiada por el Papa, Iglesia a la que ellos despectivamente llaman la "nueva Iglesia". De tal modo, en lugar de estar en comunión con la Iglesia, acaban en el cisma. En efecto, no se puede estar en comunión con la Iglesia si no se está en comunión con el Papa. Ubi Petrus, ibi Ecclesia.
----------Por lo demás, Romano Amerio se equivoca al creer que el Concilio Vaticano II haya cambiado la esencia de la Iglesia. Esto sería una herejía gravísima, de la cual no se puede acusar en absoluto al XXI Concilio, porque una de las competencias y tareas de los Concilios ecuménicos es precisamente la de mantener intacta la identidad de la Iglesia contra los procesos corruptores y las falsas reformas.
----------Por el contrario, los Concilios sancionan y promueven las verdaderas reformas, de las cuales la Iglesia tiene siempre necesidad, porque las fuerzas del mal siempre se hacen sentir de nuevo en ella y siempre se ponen en marcha procesos de decadencia. Así el Concilio de Trento rechazó cuanto había de inaceptable en la reforma propuesta por Lutero, mientras que aceptó el movimiento de reforma que Catalina de Siena ya desde el siglo XIV y posteriormente Savonarola en el siglo XV habían propuesto e invocado.
----------Así, de modo similar, también el Vaticano II ha sido un Concilio reformador en el sentido progresista, es decir, ha impulsado a la Iglesia a progresar, a avanzar hacia mejores posiciones y hacia etapas más cercanas al reino de Dios. De hecho, existen dos modelos de reforma: la reforma del retorno a los orígenes y la reforma del rejuvenecimiento y de la modernización. Sin embargo, prestemos atención a que modernizar no significa necesariamente modernismo, así como renovar no necesariamente significa subvertir.
----------Retorno a los orígenes quiere decir recuperación de las fuentes, retorno a las fuentes, y no retorno a un pasado que debe ser olvidado o que en todo caso no puede y no debe ser ya reconstruido, porque la Iglesia ha madurado, ha avanzado, ha ido hacia adelante. "Ninguno que pone su mano en el arado y luego mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (Lc 9,62). Quien desiste del camino emprendido bajo pretexto de conservar lo que no cambia, no es un fiel a la tradición, es un desertor, es un apóstata.
----------Debemos ser modernos, no modernistas. En la modernidad existe lo bueno y existe lo malo. A la luz del Evangelio y hoy a la luz de las enseñanzas doctrinales del Concilio Vaticano II, debemos elegir lo bueno de la modernidad y rechazar lo malo de la modernidad. No debemos ser esclavos de lo moderno, pero tampoco debemos rechazarlo en bloque. El Concilio Vaticano II nos enseña una sana modernidad, libre del modernismo, que por otra parte muchas veces se revela como arcaismo. Así, Descartes, que pasa por ser el fundador de la filosofía moderna, no hace más que retornar a la sofística de Protágoras.
----------Al mismo tiempo, ciertamente existe una antigüedad para conservar o recuperar, en cuanto que es siempre válida o sigue siendo todavía válida. Pero, ¿quién querría viajar con un automóvil de 1930 y no con uno de hoy? Así, en la vida del espíritu, existe un progreso del saber y de las costumbres. Así también ocurre en la teología y en la vida de la Iglesia. ¿Y quién nos guía? Nuestros pastores, solicitados, sin embargo, también por los santos y por los profetas, hombres y mujeres, como san Pedro Damiano, Catalina o Francisco o Domingo o Savonarola. Por lo tanto, también usted, estimado lector, tiene que hacer tu parte, sin embargo, siguiendo el ejemplo de los Santos y en la fidelidad al Magisterio de los Papas.
----------En el primer caso, se recupera un pasado todavía válido que se había perdido; en el segundo, se proyecta un futuro en base a lo que va todavía bien o siempre va bien. La reforma de santa Catalina y de Lutero -más allá de los aspectos contrastantes- estaba proyectada sobre la base del primer esquema: ¡recuperar! La del Concilio Vaticano II está proyectada o diseñada en base al segundo esquema: ¡progresar! Pero entrambos esquemas son válidos según las necesidades y las perspectivas de la época.
----------5. Una nueva dificultad del mismo lector es la siguiente: "Usted, en cambio, querido padre Filemón, continúa sus análisis, lamentablemente, siempre desde una obsesión, un clavo fijo: los lefebvrianos... y lo hace con un sentido no simplemente de crítica (lo que también sería correcto), sino que lo hace precisamente con obsesión y negatividad... Cualquiera que critica al Papa es para usted un 'lefebvriano' en el sentido más despreciativo del término... sin embargo ¡usted mismo admite y reconoce que la crítica es lícita cuando está bien expuesta con todas las características de la catolicidad!".
----------Respondo diciendo que no tengo un clavo fijo, no tengo ninguna obsesión, no hago girar mi pensamiento en torno a los lefebvrianos, a quienes por otra parte amo como hermanos, pero tengo perspectivas y horizontes mucho más amplios; con san Pablo, "tengo en el corazón un gran dolor y un continuo sufrimiento" (Rm 9,2) al ver tantos hermanos pasadistas o modernistas de gran valor, inteligencia, cultura, sensibilidad, carisma, religiosidad, capacidad pastoral, pasión por la Iglesia y por las almas, atrapados en el error y en los lazos de Satanás. ¿Soberbia? ¿Voluntad de ser originales? ¿Presunción? ¿Testarudez? ¿Doblez? ¿Están engañados? ¿Están en la ignorancia? ¿Emotividad? ¿Fragilidad? ¿Buena fe? ¿Disturbios psíquicos? No estoy en grado de juzgar, excepto quizás en algunos casos evidentes que me son bien conocidos.
----------Ahora bien, respecto del padre Serafino Lanzetta, no sé qué decir. Me duele el corazón al ver en internet su rostro dulce, serio, bueno, y a la vez sufriente. Sé lo que ha padecido de parte del papa Francisco por la dolorosísima e intrincada historia de los Franciscanos de la Inmaculada, aunque el Santo Padre tuviera también sus fundadas y argumentadas razones. Quizás el padre Lanzetta no ha llegado a superar la prueba.
----------También conozco bien la sufrida historia del pobre padre Stefano Manelli, fundador de los Franciscanos de la Inmaculada, frailes meritorios y hacedores de obras loables para la Iglesia. Sin embargo, me parece que ha surgido en el padre Lanzetta como un toque de amargura o aspereza, que él no parecía tener en años anteriores. A pesar de todo, siguen siendo grandes y luminosos su celo, su fe y su ansia pastoral. No sé más qué decir acerca de él, y no me queda más que encomendarlo a ese Cristo que tanto ama.
----------6. Dice luego el lector: "Y ahora, querido padre Filemón, una pregunta con toda mi franqueza y respeto hacia usted: ¿pero no será que para usted el Concilio es un dogma? El hecho mismo que ponga en el mismo plano el pensamiento de mons. Viganò con el del padre Lanzetta sobre el papado y sobre el Papa reinante... bueno, bueno!! no es correcto y demuestra que quizás usted no ha leído el libro y, si lo ha leído, lo ha hecho anteponiendo su obsesión anti-lefebvriana a un examen verdaderamente libre y constructivo sobre los hechos dramáticos que estamos viviendo, los cuales ciertamente no son causados por enemigos externos a la Iglesia, sino desde dentro... y el peligro no son los 'lefebvrianos', sino los Pastores reinantes con el Papa reinante.... que están jesuitizando la Iglesia (léase Civiltà Cattolica)".
----------Respondo diciendo que el rechazo de las doctrinas del Concilio Vaticano II es el mismo en el padre Serafino Lanzetta y en mons. Carlo Maria Viganò. Ciertamente en Viganò existe una arrogancia, una obstinación, una prosopopeya, una acusación despiadada, y una incomprensión, sistemáticos, ante el pensamiento y ante la acción del Papa, acompañados de falsas acusaciones e injurias, que están completamente ausentes en la mansedumbre franciscana del padre Lanzetta.
----------No acepto en absoluto que se hable de "jesuitizar a la Iglesia". Esto sería a la vez un desprecio por los queridos Jesuitas y, más aún, una actitud mezquina que denotaría la incapacidad del Papa para comprender la universalidad ("catolicidad") de la Iglesia, lo que, de nuevo, sería una herejía impensable en un Papa, que está precisamente asistido por Cristo en el custodiar y promover la universalidad de la Iglesia.
----------Se puede decir, si acaso, y la cosa es comprensible, que en su pastoral se nota algo del estilo ignaciano. Que Francisco sea un poco demasiado indulgente hacia el rahnerismo y las desviaciones existentes en la Compañía, también lo puedo admitir. Por otro lado, hemos visto el neto viraje que ha impuesto a la Compañía al recomendar a santo Tomás de Aquino y no a Rahner.
----------Por cuanto respecta a la autoridad doctrinal del Concilio Vaticano II, he dicho infinidad de veces que este Concilio no propone sus enseñanzas en el máximo nivel magisterial, es decir, el de la definición solemne de un nuevo dogma. Se encuentra en un nivel bajo de autoridad; pero decir nivel bajo no quiere decir que diga cosas que pueden estar equivocadas. Al contrario, en cuanto trata también de materia de fe y de moral, dice cosas que no se pueden falsificar o, como se dice en lenguaje técnico, es infalible.
----------7. La última dificultad del lector es la siguiente: "Si esta obsesión suya contra los lefebvrianos se trasladara a la realidad del jesuitismo modernista reinante, tal vez también incluiría cuanto es complejo y difícil para muchos sacerdotes honestos (y ciertamente no lefebvrianos en el sentido que usted afirma) ayudar a los Fieles a mantenerse firmes en la Iglesia, defender el primado petrino y la misma legitimidad del Papa reinante de todo lo que lo está corrompiendo con la ayuda de aquellos a quienes usted, directa o indirectamente (aunque por qué no se entiende mucho) defiende inexorablemente...".
----------Respondo diciendo que, para ayudar a los fieles a permanecer firmes en la Iglesia, defender el primado petrino y la legitimidad del presente Romano Pontífice, el método correcto no es el del padre Serafino Lanzetta, que insinúa la idea (si es que acaso no lo afirma explícitamente), de que el papa Francisco tiene una fe por su cuenta, o como dice Lanzetta una "fe subjetiva", no coincidente con la fe de la Iglesia, sino por el contrario el método correcto es el de responder como lo hago yo a quienes sostienen la posibilidad del Papa hereje y resolviendo, como lo vengo haciendo desde hace años, todos esos problemas hermenéuticos, que surgen de ciertas frases del Pontífice actual, precisando su valor o su no valor de aserciones autorizadas y aceptables.

5 comentarios:

  1. Estimado p. Filemón, respecto a su discusión sobre el libro del padre Lanzetta y tras sus respuestas al lector que planteó la lista de objeciones, entiendo que se está negando la continuidad doctrinal del Papa Francisco con los Papas precedentes y con el Concilio Vaticano II, del que yo supongo que no se aceptan (ni Lanzetta ni el lector) los contenidos doctrinales (más allá de sus directrices pastorales), por eso he pensado que sería útil comentar lo siguiente.
    Me parece que la enseñanza del papa Francisco, su catequesis, sus discursos oficiales, sus documentos oficiales, sus Encíclicas y sus Cartas Apostólicas se mueven en la dirección de la tradición de la Iglesia católica.
    "Ha llegado el momento en el que los estudios eclesiásticos reciban esa renovación sabia y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia 'en salida' desde ese rico patrimonio de profundización y orientación, que ha sido confrontado y enriquecido —por así decir— 'sobre el terreno' del esfuerzo perseverante de la mediación cultural y social del Evangelio, que ha sido realizada a su vez por el Pueblo de Dios en los distintos continentes y en diálogo con las diversas culturas".
    "Y esto tiene un valor indispensable para una Iglesia 'en salida', puesto que hoy no vivimos sólo una época de cambios sino un verdadero cambio de época, que está marcado por una 'crisis antropológica' y 'socio-ambiental' de ámbito global, en la que encontramos cada día más 'síntomas de un punto de quiebre, a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras" (de la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium. Proemio).
    "Hablar de la Iglesia es hablar de nuestra madre, de nuestra familia; de hecho, la Iglesia no es una institución dirigida a sí misma ni una asociación privada, una ONG, ni mucho menos se debe limitar nuestra mirada al clero o al Vaticano". "Ser Iglesia es sentirse en las manos de Dios, que es padre y nos ama" y ha querido "formar un pueblo bendecido por su amor... que lleve su bendición a todos los pueblos de la tierra". Ser parte de la Iglesia significa pertenecer a este pueblo: "No estamos aislados y no somos cristianos a título individual, cada uno por su cuenta... En la Iglesia no existe el 'hazlo tú mismo', no existen los que van por libre" .

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  2. Sobre la familia, Francisco reafirma las verdades fundamentales del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida, que no son negociables. Al mismo tiempo, mira con misericordia a las familias heridas. Subraya la libertad que debe caracterizar los trabajos sinodales, que deben realizarse "cum Petro et sub Petro", es decir, con la presencia del Papa, lo que es una "garantía de la ortodoxia".
    El ciclo más largo de catequesis estuvo dedicado al Año Santo de la Misericordia. El Papa afirma que "volver nuestra mirada a Dios, Padre misericordioso, y a nuestros hermanos necesitados de misericordia, significa centrar nuestra atención en el contenido esencial del Evangelio: Jesús, la Misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el gran misterio del amor trinitario de Dios.
    He intentado extractar algunos pasajes importantes del pensamiento y del ministerio petrino del Papa Francisco, no me parecen "pensamientos heréticos" o que no encajan, en continuidad, con las enseñanzas de los Pontífices anteriores y del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco nos invita como cristianos a la misión, para anunciar a todos los hombres la alegría y la luz del Evangelio en espíritu de sinodalidad y colegialidad, en comunión con sus propios pastores: el Papa, los Obispos y los sacerdotes.
    Caminar juntos -nos enseña el Papa Francisco- es el camino constitutivo de la Iglesia; la clave que nos permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios; la condición para seguir al Señor Jesús y ser servidores de la vida en este tiempo herido. Sólo en este horizonte podremos verdaderamente renovar nuestra pastoral y adecuarla a la misión de la Iglesia en el mundo de hoy; sólo así podremos afrontar la complejidad de este tiempo.
    padre Abel

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    1. Estimado padre Abel,
      le agradezco por esta su intervención y por la cita de estas palabras tan significativas del Santo Padre, palabras que testimonian la continuidad de su magisterio con el precedente, con especial referencia a la eclesiología.

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  3. Estimado padre Filemón,
    acabo de leer su diálogo con el lector.
    Es admirable su generosidad, minuciosidad, paciencia, comprensión, en definitiva, su obra de misericordia hacia quienes desgraciadamente se dejan tentar por el error.
    Gracias. Siempre aprendo mucho leyéndolo.
    Nadia Márquez

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    1. Estimada Nadia,
      no me siento del todo merecedor de tus elogios, aunque de todos modos te agradezco tu consenso hacia lo que escribo, que sí, efectivamente, como tú dices, en mi intención trata de ser obra de misericordia hacia los que permanecen en el error, aunque casi siempre de buena fe.
      Corregir al que está equivocado, que es la tercera obra de misericordia espiritual, es obra de caridad más que necesaria en la Iglesia actual y en el mundo actual.

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