miércoles, 6 de septiembre de 2023

El sentido de Traditionis custodes y la actual ley litúrgica (5/5)

La ruptura, si es que ha habido alguna, ciertamente no es del papa Francisco ni del Concilio Vaticano II. La ruptura, el desgarrón, la transgresión, es precisamente la de quienes, tanto ayer como hoy, piensan en inmunizarse contra la Reforma de la liturgia y contra la Reforma de la Iglesia, convocándose a sí mismos a quedar fuera de la historia común. Por eso, en Traditionis custodes, con fidelidad a la sana tradición litúrgica, el papa Francisco ha hecho lo que inevitablemente debía hacerse, y es poner fin a una breve y peligrosa tradición litúrgica enferma. Por esta lucidez clásica (que en otras ocasiones de su pontificado no ha mostrado) el Pueblo de Dios le debe quedar agradecido al Santo Padre. [En la imagen: "Cordero bendiciendo los panes", fresco de mediados del siglo IV, en las catacumbas de Commodilla, Roma, Italia].

La conciencia y los Papas: ¿cómo evitar una deformación litúrgica de los seminaristas?
   
----------En su famosa carta al duque de Norfolk, san John Henry Newman [1801-1890] escribía: "La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo". Es una frase tan conocida que también viene citada con razón por el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1778, un pasaje dedicado al juicio de la conciencia moral. Con esta afirmación advierte la tradición católica de un peligro que se ha vuelto mucho más pronunciado en los últimos dos siglos: el de hacer del Papa, Vicario de Cristo, una especie de pantalla, una vía de escapatoria, un resquicio, un refugio o una coartada, para la propia conciencia.
----------Recuerdo que esa frase de Newman, con sus consecuencias, saltó a mi mente apenas leí a fines de agosto de 2021 el texto de un artículo referido a una decisión del Rector del Pontificio Colegio Norteamericano en Roma, que determinaba que en ese instituto formativo sacerdotal se cancelaban las celebraciones y la formación para la misa tridentina. Pero lo sorprendente era cómo el Rector, padre Peter C. Harman [n.1973], justificaba la medida y el cambio. Sostenía que así como en obediencia a Summorum pontificum se había introducido la celebración y la formación de los seminaristas en el Misal de 1962, ahora, en obediencia a Traditionis custodes, se revocaba tanto la celebración como la formación en ese rito tridentino.
----------Creo que allí aparecía nítidamente un defecto de fondo, que crea una confusión estructural dentro de la Iglesia. Me pregunté en ese momento, y pregunto ahora: ¿dónde había quedado, en ese razonamiento, la conciencia y la responsabilidad del Rector? ¿Es acaso el Rector un funcionario, dispensado de la conciencia? ¿Cómo es posible que, incluso después de Summorum pontificum, muchos otros rectores, que afortunadamente fueron la mayoría, no hubieran en absoluto ni siquiera considerado que fuera el caso celebrar con el Misal de 1962, y mucho menos formar a los seminaristas en el vetus ordo?
----------En el hecho que he relatado, de hace exactamente dos años atrás, me parece que ha funcionado un mecanismo de adaptación que hace dispensar también a quienes son Rectores de seminarios de la conciencia, así como ha dispensado desde 2007 a 2021 a algunos individuales cristianos y a no pocos teólogos. Ese mecanismo adaptativo funciona así: el Papa dice una cosa y la cosa se hace. Luego otro Papa dice lo contrario, y se hace lo contrario. Esto no es comunión, no es unidad, no es pacificación ni reconciliación; esto es en realidad irresponsabilidad, disgregación, desintegración, deformación.
----------En efecto, es fácil esconderse detrás de los Papas. Pero siempre es equivocado. Los Papas no son escondites de la conciencia. En efecto, si se lee bien, Summorum pontificum no prescribía en absoluto una doble formación del seminarista. Ciertamente, planteaba un principio objetivamente peligroso (el de la doble forma del mismo rito romano) que podía haber llevado a pensar que pudiera ser bueno que el joven en formación presbiteral tuviera contemporáneamente la formación en el rito anterior y también en el rito actualmente vigente, el cual por su propia intención ha corregido, enmendado y modificado al rito precedente. Pero es evidente que aquí no sólo es válido un principio dogmático o disciplinario.
----------Hay que decirlo claramente: en el caso citado, si la decisión se toma sólo por razones dogmáticas o disciplinares entonces es decisión precipitada. Debe existir también un principio pedagógico, formativo, de construcción de la personalidad, de la identidad, y de la unidad de la persona, que no puede resultar dividida. Desde 2007 a 2021, la irresponsabilidad de algunos formadores que se interpretaban sólo como funcionarios, ha deformado a decenas y centenares de seminaristas, que crecieron con la idea de la equipolencia, de la fungibilidad y de la sustituibilidad entre formas rituales que eran en cambio la evolución irreversible entre estilos eclesiales y formas eclesiales en devenir histórico.
----------En aquellos años, 2007 a 2021, había sido fácil esconderse o escudarse detrás del papa Benedicto XVI, que no había impuesto nada directamente a nivel formativo en los seminarios. De modo similar, resulta también fácil hoy esconderse detrás del papa Francisco, que simplemente ha restablecido el buen sentido común y la conciencia de un único rito, en el cual formarse (como laico o como sacerdote) y con el cual celebrar (como laico o como sacerdote). ¡Pero el caso es que no se necesitaba un Papa para ejercitar la buena conciencia! También algunos teólogos han permanecido del todo indiferentes a cuanto estaba sucediendo, o incluso escribieron manuales para favorecer la "doble formación litúrgica". Esta ha sido una forma de irresponsabilidad al cuadrado, promovida en palabras, obras y omisiones.
----------Por lo tanto, no cuenta sólo hacer lo correcto, sino que también hay que saber por qué se hace lo correcto. Y porque quizás se debía haber hecho mucho antes, con la conciencia, lo que hoy la ley impone con su autoridad. Sin embargo, podemos brindar de todos modos por la decisión tomada por aquel Rector en agosto de 2021: se acababa con la deformación de los seminaristas a nivel litúrgico, al menos en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma. Pero brindar no significa en absoluto ignorar el vetus ordo: al contrario, precisamente ahora, cuando está claro con qué rito se celebra en la Iglesia católica romana, y en qué rito se debe ser formado, habrá que estudiar bien el vetus ordo, con cuidado, con curiosidad, para comprender a fondo qué es lo que de él no muere y qué es lo que puede morir del rito romano.
----------Sin embargo, al brindar por la decisión tomada por aquel Rector del Colegio Norteamericano de Roma, conviene que recordemos, otra vez, las palabras que Newman escribía con justa ironía en la misma carta al duque de Norfolk: "Ciertamente, si tuviera que brindar por la religión después de un almuerzo, lo cual no es muy apropiado, entonces yo brindaría por el Papa. Pero primero por la conciencia, y luego por el Papa".
   
Pío V, el papa Francisco y Von Balthasar: pequeña cuestión disputada
   
----------En enero de 2022, Nicola Lorenzo Barile, historiador de la Iglesia del Medioevo y becario en Berkeley de la Colección Robbins de la Universidad de California, manifestó una opinión contraria a la que aquí he expuesto en pasajes anteriores de este ensayo, donde he mostrado cómo incluso Hans Urs von Balthasar podría estar de acuerdo con el motu proprio Traditionis custodes, basándome en uno de sus textos de 1980. Me gustaría discutir aquí el texto en forma medieval, como una breve "quaestio disputata", al modo de los manuales medievales escolásticos, para poder extraer al final algunas conclusiones.
----------Planteo de la cuestión: De si Hans Urs von Balthasar puede estar de acuerdo con el matu proprio Traditionis custodes del papa Francisco.
----------Parece que Hans Urs von Balthasar no hubiera podido estar de acuerdo con el papa Francisco en los términos del motu proprio Traditionis custodes:
----------1. Hans Urs von Balthasar fue un firme y valiente defensor de la tradición litúrgica, por lo que no puede estar de acuerdo con un texto que cuestiona el recuso a un rito de la tradición litúrgica.
----------2. Entre Hans Urs von Balthasar y el cardenal Joseph Ratzinger existía una grande y probada afinidad y amistad. Por lo tanto, no es pensable que von Balthasar pudiera llegar a compartir la derogación de un documento que ha sido querido por Ratzinger siendo Papa Benedicto XVI.
----------Sed contra: Por otra parte, contra ello está:
----------1. La afirmación explícita que Hans Urs von Balthasar hace en el texto por mi citado en un artículo anterior, lo cual no se discute: Hans Urs von Balthasar dice explícitamente que el vetus ordo está destinado a extinguirse, exactamente como lo dice el papa Francisco en Traditionis custodes.
----------2. Hans Urs von Balthasar acepta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, de la cual él puede discutir incluso aspectos relevantes, pero se mantiene en la aceptación de la única forma vigente. Von Balthasar sabe, por lo tanto, que se sitúa, eclesialmente, teológicamente y sacramentalmente, más allá de Pío V, precisamente porque la tradición litúrgica no se queda detenida, sino que progresa.
----------Respondeo dicendum
----------El texto del profesor Barile se mueve en el plano histórico, pero repite "principios sistemáticos, jurídicos y litúrgicos" a los cuales parece ajeno y de cuya fragilidad y arbitrariedad no me parece que Barile se dé perfecta cuenta. Ahora bien, la cuestión planteada por la presunta vigencia actual del vetus ordo no es histórica, sino teológico-sistemática. En cambio, Hans Urs von Balthasar, como gran teólogo que era, sabía bien que la relación con la tradición litúrgica no es la relación con un museo, sino con un jardín.
----------A lo largo de su texto, por un lado, el profesor Nicola Barile invoca otros textos de Von Balthasar, que sin embargo nunca son directos ni parecen conjeturales (ya que con las amistades o con entrevistas secretas no se hace teología). Por otra parte, en la segunda parte de su texto, Barile propone una serie de afirmaciones (que no tienen ninguna relación con Von Balthasar) que parecen teológicamente del todo incoherentes y tienen la forma del sofisma, que tanto gustan a los defensores de una presunta tradición inmóvil.
----------Por eso hay que decir que Hans Urs von Balthasar, en el texto que he comentado en otros de mis artículos en este blog, dice dos cosas fundamentales, que son dos enormes montañas comparadas con los pequeños guijarros invocados por el profesor Barile. Von Balthasar dice que la reforma litúrgica es irreversible y que el vetus ordo está destinado a extinguirse. No es el papa Francisco quien ha abolido el ordo anterior al Novus Ordo Missae, sino que el Rito romano se ha transformado en el Novus Ordo Missae, que sustituye naturalmente y tradicionalmente a la forma precedente. Esta no es una decisión del papa Francisco, sino del Concilio Vaticano II. En contra de eso, quienes tienen que argumentar de manera convincente son más bien aquellos que han intentado y siguen intentando negar lo que aquí expongo.
----------Soluciones a las objeciones:
----------Ad 1: Hans Urs von Balthasar fue ciertamente un defensor de la tradición litúrgica, como lo ha sido el Concilio Vaticano II. Pero Von Balthasar estaba interesado en hacerla florecer, no en ponerla dentro de una vitrina de museo. Por eso Von Balthasar no parece triste ante la extinción de un vetus ordo que sigue viviendo en la forma del Novus Ordo Missae. El rito romano es siempre uno en la historia: en su devenir asume formas diferentes, pero en el presente no puede tener formas paralelas.
----------Ad 2: Una afinidad entre autores y entre teólogos no desplaza ni un milímetro la diversidad entre lo que afirma Von Balthasar en su texto y las fuertes insinuaciones que Ratzinger hizo, en aquella entrevista, a propósito de la decisión de Pablo VI de reformar el rito romano, y por tanto dejar fuera de uso la forma precedente. Aquí hay una contradicción evidente entre amigos, que no puede ser minimizada de ninguna manera.
----------Ad 3: Ya he respondido en Ad 2.
----------Concluyendo, entonces, esta pequeña cuestión disputada:
----------El texto del profesor Nicola Barile, quien habla como historiador, no aborda la cuestión teológico-sistemática de fondo, que debilitaba el intento con el que Summorum pontificum pretendía remar contra la historia, convertir en accesoria u opcional a la Reforma litúrgica y dar aliento a todas las formas de resistencia al Concilio Vaticano II. El modo de custodiar la tradición litúrgica no puede ser garantizado manteniendo contemporáneamente vigentes dos formas del mismo rito romano, de las cuales la segunda ha querido y quiere ser una explícita revisión, corrección y reformulación de la forma precedente.
----------La ruptura, si es que ha habido alguna, ciertamente no es del papa Francisco o del Concilio Vaticano II. La ruptura, el desgarrón, la transgresión, es precisamente la de quienes, tanto ayer como hoy, piensan en inmunizarse contra la Reforma de la liturgia y de la Iglesia, convocándose a sí mismos a quedar fuera de la historia común. Con fidelidad a la sana tradición litúrgica, el papa Francisco ha hecho lo que inevitablemente debía hacerse, y es poner fin a una breve y peligrosa tradición litúrgica enferma.
----------Por esta lucidez clásica (que en otras ocasiones de su pontificado no ha mostrado) el Pueblo de Dios le debe quedar agradecido al papa Francisco. Y en este agradecimiento no es forzoso pensar que Hans Urs von Balthasar también estaría de acuerdo. Y esto sobre la base no de suposiciones o de conjeturas, sino leyendo un texto completamente claro y que no deja en absoluto ningún lugar a dudas.
----------Dice Hans Urs von Balthasar: "La Santa Misa tenía urgente necesidad de renovación, sobre todo de esa participación activa de todos los fieles en la acción sacra que en los primeros siglos era algo absolutamente pacífico. A lo sumo -como han reafirmaron el padre Louis Bouyer y también el cardenal Ratzinger- se habría podido tolerar por un determinado tiempo la vieja misa preconciliar (en la cual, desde los tiempos de Pío V, han sido aportadas varias veces numerosas y sustanciales modificaciones); y poco a poco esta misa habría acabado por extinguirse orgánicamente" (Pequeña Guía para los Cristianos).
----------Por tanto, apoyándose en los inconcluyentes argumentos del profesor Barile, hubo algunos que en 2021 pudieron decir que "tuvo que llegar Francisco para abolir la Misa antigua en latín. Ni siquiera von Balthasar lo había pensado" (como escribió un conocido vaticanista italiano, pasadista a ultranza). Pero declarar eso es seriamente engañoso, es una flagrante mentira. ¡Es difícil plantear la hipótesis de que Von Balthasar no hubiera pensado en lo que había escrito! Por lo tanto: Hic Rhodus, hic salta.
   
Las respuestas a los dubia y el fin del dispositivo de bloqueo
   
----------Para finalizar esta serie de cinco notas, examinemos ahora el documento emanado de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 18 de diciembre de 2021: Respuestas a los dubia sobre algunas disposiciones de la Carta Apostólica en forma de motu proprio Traditionis custodes del Sumo Pontífice Francisco a los Presidentes de las Conferencias de Obispos, que nos ayuda a comprender mejor la cuestión de fondo que Traditionis custodes había resuelto cinco meses antes, y que en esa época luchaba por ser comprendida en esa región eclesial que, desde 2007, se había engañado o ilusionado sobre la posibilidad de valorar una indiferencia institucional hacia la Reforma litúrgica. El vulnus de esa intemperancia institucional seguía generando víctimas por entonces y las sigue generando hoy. Una breve mirada al mencionado documento puede hacernos comprender dónde reside el problema fundamental.
----------El mencionado documento no es más que un conjunto de "dubia" (que son once en total), a las cuales se les da un "responsum", por sí o por no, casi siempre con una "nota explicativa" que especifica los motivos por los cuales ha prevalecido el sí o el no en la respuesta. Cabe señalar que, antes de las respuestas, hay un texto bastante articulado, firmado por el Prefecto Roche, que aclara cómo la "mens" del motu proprio Traditionis custodes es el restablecer el recorrido normal de la Reforma litúrgica, tal como ha sido recibido tanto de las palabras del papa san Paulo VI en la clausura de la segunda sesión del Concilio Vaticano II, como en los términos de la "irreversibilidad" repetidamente expresada por el papa Francisco. Los temas fundamentales a los cuales se refieren las cuestiones o dudas o preguntas, son el modo de interpretar las competencias episcopales (que Traditionis custodes ha restituido a los Obispos) o cuáles son los libros, los sujetos y los lugares involucrados en la celebración del rito pre-conciliar. Mi impresión general es que las respuestas están fundadas en la lógica de la Reforma litúrgica y en el buen sentido común.
----------Creo que es útil, además de considerar la importancia de las respuestas dadas por el Dicasterio del Culto, detenerse en las pleguntas planteadas. Y es muy importante preguntarnos: ¿de dónde han venido estas dudas o interrogantes? ¿Quién los ha sentido surgir en su propio corazón y en su propia mente?
----------Mi parecer es que la respuesta a ese interrogante es muy simple: los dubia provienen de todos aquellos que, de manera involuntaria o inadvertida y superficial, a veces de manera ideológica e igualmente superficial, habían podido llegar a creer que Summorum pontificum instituía oficialmente la que podríamos llamar: no irreversibilidad del Concilio Vaticano II. En otras palabras: que Summorum pontificum creaba relatividad en la autoridad magisterial y pastoral de los documentos del Concilio Vaticano II. Y que, por tanto, todo lo que desde 1963 se había vuelto cada vez más autoritativo, todo lo que históricamente se había escrito en páginas, todo lo que se había instituido en formas rituales, todo lo que se había hecho para repensar la vida de los católicos, todos los corazones convertidos a un nuevo estilo de ser católico, podía considerarse, encogiéndose de hombros, como una "posibilidad", un "optional", pero no como una necesidad.
----------Así, en catorce años de "prácticas paralelas" del Novus Ordo Missae y del Misal de 1962, una serie de hombres y de mujeres, de sacerdotes y de obispos, de abades y de monjes, de religiosos y de religiosas, se han dejado fascinar por este "mito": el mito de la supuesta "reversibilidad" del Concilio Vaticano II, el mito del "paralelismo ritual", el mito de la "desviación conciliar hacia el modernismo", el mito no sólo de la "misa de siempre", sino de la liturgia inmóvil y de la tradición fija monumental.
----------Pero hay más. La cuestión no concierne sólo ni sobre todo a la liturgia. Lo que está en juego es el Concilio Vaticano II en cuanto tal. Así como la liturgia ha sido el primer nivel en el que el Concilio tuvo la fuerza de una Reforma, un sueño cultivado a partir de los años 80s, y que ha durado casi 35 años, tomó forma y se concretó en la tarea de frenar la reforma litúrgica, para vaciar al Concilio de todo autoridad.
----------Las formas de la comunión, del ejercicio del ministerio, del papel de los laicos y de las mujeres, de la relación entre el centro y la periferia, de las opciones en la traducción de las palabras y de los gestos: todo ha podido considerarse "absolutamente inmodificable". Esto ha sucedido, de manera simbólica, precisamente en la liturgia, en sus formas que deben ser traducidas e inculturadas, y que han aparecido durante 30 años, custodiadas sólo por el pasado y no por el futuro. Un verdadero y propio dispositivo de bloqueo se había ido perfeccionando en el plano litúrgico: y en vísperas de este gran paso que ha dado Traditionis custodes (que no es más que un retorno al gran camino del Concilio) ¿acaso no hemos visto a una gran dicasterio romano publicar una versión puntillosamente "reformada" del rito que se pretendía "irreformable"?
----------El astuto jueguito, al que suelen jugar también a veces los niños, es el siguiente: quien trae la guerra es la víctima y quien busca la paz es retratado como un belicista. No bastan las declaraciones y las intenciones, para decir que Summorum pontificum era un documento de paz. Desde 2007, yo estoy convencido de que estábamos frente a un duro ataque no a la liturgia sino al Concilio Vaticano II. Hoy, en el mito de los "escépticos", ese texto parece ser el "paraíso perdido" de la paz en la Iglesia. Nada más falso. Así como es falso pensar que estas respuestas equilibradas a las dudas sean, como han dicho algunos, "intolerantes" o "duras" o que "perjudiquen" a los débiles. Simplemente hacen que las cosas vuelvan a tener sentido.
----------Desgraciadamente hoy esto es más difícil porque muchísimos de los que desde 2007 podrían haber escrito, hablado, testimoniado, objetado, en cambio se instalaron en un barril, en sal, como pequeños peces. Para la dignidad del ministerio pastoral y teológico no es lo mejor, aunque garantice la conservación (de sí mismos). La voz fuerte de los que dudan hoy obtiene respuestas serenas y serias, que corren el riesgo de ser malinterpretadas precisamente a causa de la ambigüedad con la que muchos antes permanecían en silencio o hablaban sólo en enigmas. La mejor tradición litúrgica nos espera en el futuro: en el único rito común, que ahora, obligadamente, Traditionis custodes ha vuelto a colocar en el centro, para todos, y así podemos hacer entrar lo mejor tanto de las dudas más sinceras y sentidas, como de las respuestas mejor fundadas.

53 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón, usted explica muy bien la vía de escape del callejón sin salida con el que los tradicionalistas querían bloquear a la Iglesia. Estos talibanes cristianos, algunos de los cuales son también cardenales y arzobispos, han estado furiosos con Traditionis custodes, y todavía lo siguen estando (los Vigano, Schneider, De Mattei, Burke, etc.). Esperaban eludir el Motu Proprio no aplicándolo. El Papa Francisco no es tan estúpido.

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    1. Estimado padre Carlos,
      le agradezco su consenso con mis reflexiones.
      Realmente la laceración producida en el tejido eclesial y los daños que se siguen produciendo en la unidad de la Iglesia por las dos corrientes que desde hace décadas están enfrentadas mutuamente, los modernistas y los pasadistas, nos obliga a poner todos los medios posibles que estén a nuestro alcance para curar la herida y atraer a los descarriados a la comunión eclesial. Recemos también por ellos, y procuremos a la vez que, en nuestro modo de expresar estas verdades, lo hagamos de la manera más caritativa posible, evitando todo lo posible que nuestros interlocutores se sientan ofendidos, porque no es nuestra intención ofenderlos, sino enseñarles las verdades que desde hace décadas los Papas vienen enseñando.
      Es cierto que existen y existirán quienes no aplican el motu proprio Traditionis custodes. Y el Papa lo sabe. Pero el Papa también sabe que Traditionis custodes ha sido sólo un primer paso (como un volantazo para evitar el precipicio en ruta 7 cruzando las montañas hacia Chile), y todavía queda mucho por hacer, en este pontificado y en los que vendrán, si la divina Providencia lo permite.

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  2. Estimado Filemón,
    ¿Sabe qué frase me hizo reír? "Poco a poco esta misa habría acabado por extinguirse orgánicamente".
    Ciertamente que se necesita coraje para escribir estas tonterías, sobre todo teniendo en cuenta la edad promedio de los "mudos participantes" en la "synaxis eucarística" (¡qué maravilloso léxico tienen ustedes!) en una parroquia argentina cualquiera (dejaría de lado la comparación con las parroquias europeas, pues entonces los datos podría ser aún más desalentador…) según el misal del 2023 (y no el de 1570).
    Cordialmente...

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    1. Estimado Paracelsomol,
      ciertamente, también podemos reírnos de los grandes teólogos. Usted y yo somos libres para hacerlo.
      Pero yo tendría cuidado de no subestimar a Von Balthasar.

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    2. Y yo, si fuera usted, prestaría más atención a la realidad, cuyo significado usted ha perdido irremediablemente. Hic Rhodus. Hic salta, camta et balla.
      ¡Felicidades!

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    3. Estimado Paracelsomol,
      resulta curioso como el modernismo y el pasadismo confluyen en algunas tesis que son comunes a ambas corrientes cismáticas y heréticas en sus extremas manifestaciones.
      Ciertos modernistas, historicistas, negadores de la verdad como algo inmutable y absoluto, suelen referirse a los "signos de los tiempos", o a la "voz del pueblo", expresiones que ellos entienden como confirmaciones de sus ideologías relativistas y subjetivistas. Para esos neo-modernistas habría que atender a "realidades", y no a verdades absolutas y dogmas. De manera similar, usted, en la vereda opuesta del pasadismo, me habla de atender a "realidades", como puede ser la mayor o menor concurrencia a un templo.
      Si la fe de los primeros cristianos, en los tres primeos siglos (¡siglos!) hubiera estado basada en la "realidad" a la que habían sido constreñidas sus comunidades, sus iglesias no habrían perdurado en el tiempo. A cincuenta años (¡años!) de la finalización del Concilio de nuestro tiempo, la fe católica se basa en otra realidad: en las promesas de Cristo acerca de la Iglesia una, católica y apostólica, en la garantía que Nuestro Señor nos ha dado de ser bien guiados por Pedro y sus sucesores, en la confianza de que es en los Apóstoles y en sus sucesores, nuestros Obispos, unidos al Papa, en los que encontramos el camino hacia el Reino.

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  3. Estimado padre, usted escribe: "La mejor tradición litúrgica nos espera en el futuro: en el único rito común, que ahora, obligadamente, Traditionis custodes ha vuelto a colocar en el centro, para todos".
    Entiendo que es una afirmación verdaderamente optimista y me temo que no tiene mucho conocimiento de la realidad, sobre todo en sudamérica, el único lugar donde teóricamente la Iglesia católica todavía sería -humanamente hablando- vital.
    En mi experiencia, las iglesias están vacías no sólo en Europa (hoy en día es un espectáculo horrendo de iglesias totalmente vacías con sólo unos pocos octogenarios que permanecen) sino también en el sur del mundo. Por ejemplo, en Sudamérica, pero también en India y Filipinas, los católicos van cada vez menos a misa y, sobre todo, dejan de creer o se hacen protestantes. Mi profesión me obliga a viajar, y he visto con mis propios ojos un desastre en estos países.
    No se puede culpar a un ritual y a una forma de concebir la fe prácticamente desaparecidos desde mediados de los años 60, es decir, a la "tradición".
    También creo que es apropiado decir que muchas cosas del Concilio y del rito actual son desastrosas y pueden ser revisadas en el futuro, así como el Concilio revisó el pasado. De lo contrario, dentro de 50 años sólo quedarán pentecostales y lefebvrianos... y los teólogos como usted tendrán que encontrar un trabajo real en lugar de escribir libros sobre el sexo de los ángeles.

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    1. Estimado Aldo Roberto,
      Sí, soy optimista, pero no humanamente optimista. El optimismo natural siempre me ha parecido una sonsera. Soy "optimista" en el sentido de que creo firmemente en que nuestro Señor Jesucristo cumplirá sus promesas, sobre todo cuando confió a Pedro su misión, y le aseguró que "el poder de la muerte no prevalecería" contra la Iglesia.
      ¿Vamos a pensar, acaso, que nuestro Señor Jesucristo nos ha mentido?
      Respecto a mis libros, no haré aquí propaganda de ellos. Me limitaré aquí a mencionar sólo lo que usted tiene a la vista: mis artículos en este blog. Y confío en que son de interés y de utilidad para muchos lectores, y así me lo hacen saber.

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  4. Gracias siempre, querido Filemón, hace tiempo que has resuelto el malestar que sentía respecto a las dos formas paralelas y... en covigencia, aquí en Argentina, en Chile y en otros lugares. Gracias. El sentido común de los argumentos del Papa Francisco en Traditionis Custodes me resulta plenamente convincente. Tratando de revisar las beatificaciones, canonizaciones de quienes vivieron la reforma litúrgica del Novus Ordo, o incluso nacieron después, descubrí que la santidad sigue al Concilio y su reforma litúrgica y no al callejón sin salida del VO, al contrario, precede el Concilio, lo prepara.

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    1. Estimado Berengario,
      gracias otra vez por tu consenso.
      En efecto, el papa Francisco ha sido absolutamente convincente en Traditionis Custodes. Sobre todo porque allí ha hecho referencia básicamente al sano buen sentido común.

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  5. Ese buen rector mencionado en el artículo, muestra, entre otras cosas, los defectos típicos de los norteamericanos, que están en el "hacer". En otro extremo están los franceses, con sus típicos defectos ya históricos, que son los que han "inventado" a monseñor Lefèbvre y a los fundamentalistas. Afortunadamente, ahora está claro que ningún obispo cripto-lefebvrista será elegido para dirigir la Iglesia. Sin embargo, habrá que aguantar a todos los que fueron elegidos porque tenían la cabeza gacha y querían celebrar la misa en latín con todos los encajes, oropeles y puntillas. La vida es obra de larga paciencia decía mi querida abuelita. Al menos ahora podemos respirar en la conciencia de que han perdido definitivamente el intento de imponer su "ideología" a toda la Iglesia, como ha dicho el papa Francisco en una de sus entrevistas.

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    1. Estimado Cristero Argentino,
      tus afirmaciones sobre norteamericanos y sobre franceses, ¿no te parecen demasiado absolutas y exageradas?
      Podrían encontrarse casos históricos para confirmar unas y otras apreciaciones tuyas, pero tales confirmaciones ¿sirven en realidad para hacer declaraciones tan generales como las que haces?
      Francamente no puedo compartir en un todo tu opinión.
      Por otra parte, no me siento capaz ni inspirado, tampoco, como para profetizar acerca del futuro inmediato de la Iglesia.
      Es bueno siempre ponerse confiadamente en las manos de la divina Providencia, y hacer todo lo que está en nuestras propias manos para hacer el bien en nuestra vida y en nuestro entorno inmediato, es decir, nuestros prójimos.

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  6. Estimado Filemón, tienes toda la razón, todo lo que escribes lo comparto, y te lo agradezco.
    Yo ahora hora estoy "fuera de juego", y en mi jubilación soy más un observador que un protagonista de los hechos.
    He vivido mi formación antes del concilio, he amado la liturgia, antes y después de la constitución conciliar, me alegré del horizonte que se abría. Y he vivido estas últimas décadas con tristeza, con todos los inventos que, era fácil intuir, podrían haber vaciado todas las perspectivas abiertas por el Vaticano II.
    No creíamos en una ruptura, sino en un dinamismo "orgánico" e histórico de la tradición, que es vida y por tanto no fijeza ni monumento de museo (¡la fijeza equivale a muerte! el único movimiento del cadáver es la corrupción). Las raíces no se pueden cortar, sino que nos obligan a mirar hacia adelante, como dice hoy también el Papa. Luego vino (¿con las mejores intenciones?) la teoría de las dos formas, algo extraordinario (por lo raro) que, es innegable, traduce si no precisamente una teología completamente diferente, al menos graves matices diferentes. Todavía no sé qué pensar acerca de esto y de lo que se le ha pasado por la cabeza al santo de Benedicto.
    De mi historia y de mi vejez, a pesar de todo, sigo teniendo esperanza, aunque sé que no será fácil.

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    1. Estimado padre N.C.,
      le agradezco su consenso, y me complace estar de acuerdo con alguien de experiencia, como usted.
      Puedo advertir que hemos tenido en nuestra vida sacerdotal vivencias muy similares. Me veo reflejado en lo que usted cuenta.
      También comparto su tristeza por los abusos en la implementación del Concilio. Su tristeza es también mi tristeza. Pero esto no puede llevarnos a una desilusión que significaría falta de confianza en la divina Providencia, que asiste siempre a su Iglesia, y que quiere que el Concilio sea plenamente implementado para que pueda producir los frutos esperados, de verdad y bien, para la Iglesia y para el mundo.
      En cuanto al "impasse" creado en la liturgia por Benedicto XVI, ha sido una prueba, como tantas que se han producido en la historia de la Iglesia y que han tenido por motivación las limitaciones humanas (de variado tipo) que inevitablemente se encuentran en un Papa, en ámbitos ajenos al infalible carisma petrino acerca de las verdades de Fe y moral. Esperemos, entonces, que la salida de ese callejón, que parecía no tener salida, se convierta ahora en frutos renovados para el Movimiento litúrgico.
      Me alegro con usted, entonces, que siga teniendo esperanza.

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  7. El cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que participaba en el III Congreso de la asociación Juventud y Tradición, celebrado en Roma del 13 al 15 de mayo de 2011, afirmaba en su conferencia sobre "La liturgia antigua de la Iglesia, puente ecuménico": "Benedicto XVI, de hecho, sabe bien que, a largo plazo, no podemos limitarnos a una coexistencia entre la forma ordinaria y la forma extraordinaria del rito romano, sino que la Iglesia volverá a necesitar en el futuro un rito común. Sin embargo, dado que una nueva reforma litúrgica no puede ser decidida en un escritorio, sino que requiere un proceso de crecimiento y purificación, el Papa subraya por el momento sobre todo que las dos formas del uso del rito romano pueden y deben enriquecerse mutuamente...". El cardenal Koch también indicaba cómo "...en la celebración de la misa según el misal de Pablo VI podrá manifestarse, de una manera más fuerte de lo que ha sido el caso hasta ahora, esa sacralidad que atrae a muchos hacia el antiguo uso. La garantía más segura de que el misal de Pablo VI pueda unir a las comunidades parroquiales y sea amado por ellas consiste en celebrarlo con gran reverencia, según las prescripciones, para que así se haga visible la riqueza espiritual y la profundidad teológica de este misal".

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    1. Estimado Anselmo,
      le invito a repasar mis precedentes artículos, donde he analizado el motu proprio Summorum pontificum, y he hecho referencia a las declaraciones del cardenal Kurt Koch, a las que usted se refiere.
      Las afirmaciones del cardenal Koch no hacen más que poner de manifiesto, indirectamente, la debilidad de la teoría de las "dos formas covigentes" del mismo Rito Romano.
      He argumentado abundantemente, demostrando debidamente las aporías del motu proprio de Benedicto XVI.
      Le invito, si usted tiene interés, en repasar tales argumentos. Allí he explicado mi postura.

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  8. Estimado padre, permítame algunas observaciones. Usted afirma en el Sed contra:
    1. Von Balthasar dice que "...el vetus ordo está destinado a extinguirse...", pero en cambio ha recuperado vigor. Predicción equivocada, a menos que ya hubiera previsto la llegada de un Papa que intentaría extinguirlo.
    2. Von Balthasar acepta la reforma litúrgica "...más allá de Pío V, precisamente porque la tradición litúrgica no se queda detenida, sino que progresa". Precisamente porque la tradición progresa y continúa progresando, puede tomar direcciones diferentes y también puede recuperar lo que ha dejado de lado.
    Luego, en el Respondeo dicendum, usted dice:
    "...la reforma litúrgica es irreversible y que el vetus ordo está destinado a extinguirse". Que la reforma sea irreversible y que el VO se extinguirá es un deseo suyo, reforzado también por las decisiones del Papa Francisco. Pero que una reforma sea irreversible va en contra de la naturaleza de la reforma misma. No habría reformas si fueran irreversibles. Queda por ver si el VO se extinguirá. Creo que es exagerado afirmar que el rito romano se haya transformado "naturalmente y tradicionalmente", como dice usted, en el NO. Quizás esté más en consonancia con los hechos que esta transformación es la expresión de direcciones teológicas y sistemáticas sesgadas que todavía no son plenamente aceptadas y compartidas por todos los fieles.
    En la conclusión, usted afirma:
    "Summorum pontificum pretendía remar contra la historia". ¡¡¡Qué retórica!!! Summorum Pontificum hace la historia, como la hacen todos los demás actores. La referencia al Vaticano II, correcta y debida, etc. traiciona una vez más la aspiración a la irreversibilidad que se convierte en sinónimo de inmovilidad y de momificación. Los últimos 50 años son más amplios y más veloces que los 5 siglos anteriores. En cuanto a la participación activa de los fieles, sería conveniente establecer una definición operativa y podremos evaluar si ha sido tan pacífica en los primeros siglos y quién, qué, cómo y cuándo la implementa hoy en el VO y NO.

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    1. Estimado Rubén,
      no es mi deseo, sino que se trata del hecho que Von Balthasar constataba hace de esto unas cuatro décadas atrás, y que nadie puede evitar. Ni siquiera un Papa que vaya en contra de la Reforma.

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    2. Me parece que su razonamiento no es leal. Presentar el pasado de hace 40 años como si fuera el presente de hoy, es un juego manipulador. Además, hace 40 años todo el mundo era entusiasta, estaban extasiados e hipnotizados por el brillante futuro que surgiría del concilio. Después de 40 años la realidad es dolorosamente diferente.
      Mire, padre, no sólo un Papa, sino también el último de los creyentes puede ir en contra de la reforma si esta no conduce a donde prometía llegar. Una reforma no se puede salvar porque simplemente se llame reforma, incluso con R mayúscula, sino sólo si es capaz de mantener lo prometido e incluso en ese caso ella puede ser ulteriormente reformada.

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    3. Estimado Rubén,
      advierto en usted un error que también suele darse en una enorme cantidad de sacerdotes y laicos que consideran que la Reforma es algo sucedido sólo en el pasado, en los años '60. La Reforma ha sido necesaria, pero no ha sido suficiente. Me explico: los nuevos textos rituales han sido necesarios, pero no bastan. Ahora es necesaria la "formación litúrgica" en el "ars celebrandi" ¡de toda la asamblea!
      Uno de los aspectos que atraen del VO (algo bueno debe tener, pese a sus defectos, de lo contrario no atraería aún hoy) es que al haber muerto el latín como lengua hablada hace ya muchos siglos, el VO supo desarrollar un lenguaje no-verbal, que el tiempo ha cincelado en clero y fieles, de una gran belleza, dado que el latín ya no era una lengua comprensible, y por eso se desarrolló el lenguaje no verbal en el rito. Pues bien, esa misma tarea artesanal es la que debemos procurar llevar a cabo de ahora en más (¡apenas han pasado sesenta años de la Sacrosanctum Concilium!, y para peor, hemos sufrido la marcha atrás de SP). De eso hablaron Benedicto y el papa Francisco: el nuevo ars celebrandi, en el lenguaje verbal y los lenguajes no verbales.
      Por lo tanto, Ud. entendería mal toda la Cuestión litúrgica si entendidera la Reforma litúrgica (y el Movimiento litúrgico que la ha impulsado) como una cuestión del pasado.
      Lo que el papa Francisco ha hecho con Traditionis custodes es restaurar la Reforma litúrgica a su cauce originario, llevándola a la "única mesa" en la que el Pueblo de Dios puede trabajar: el Novus Ordo Missae, dejando absolutamente de lado la ficticia teoría de las "dos formas covigentes del rito romano".

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  9. Es difícil responder a las absurdidades impuestas por Filemón, para sustentar su desprecio por el venerable Rito de San Pío V.
    Ahora, gracias a la prepotencia de Bergoglio, los modernistas pueden soñar con un futuro victorioso en la lucha contra el Rito Romano verdadero, no inventado en un escritorio en 1969, con fragmentos falsamente antiguos.
    Pero la victoria pírrica del Motu Proprio Traditionis Custodes pronto chocará con la acción silenciosa y potentísima, invencible, del Espíritu Santo, que suscita tantísimas vocaciones jóvenes, en todo el mundo, para descubrir, defender y promover el "gran tesoro de la Iglesia de Roma", es decir, ¡precisamente la riqueza del Rito conocido como Rito de San Pío V!
    Contra la "primavera" de la Iglesia, su tristísimo invierno progresista cuyas fuentes están en 1968, están en realidad condenados a la extinción.
    ¡Pobre Iglesia católica, en qué manos indignas hoy, provisoriamente, ha terminado!

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    1. Estimado Don Benja,
      desde el punto de vista de la necesidad de aportar los debidos argumentos para apoyar sus afirmaciones, no me parece que usted haya sido demasiado generoso.

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  10. Hay cierto sarcasmo en afirmar que "el Vetus Ordo está destinado a extinguirse", como si se tratara de una ley de la naturaleza, e imponer su extinción por la fuerza, como se ha hecho con el Motu Proprio Traditionis Custodes. Evidentemente la ley de naturaleza no basta, por tanto, como lo demuestra la masa de asistentes a la misa del Vetus Ordo (la Misa de siempre), asistentes mucho más jóvenes que el suscripto que tiene algún recuerdo directo de ella desde su infancia. El mismo sarcasmo, por otra parte, con el que en el título del Motu Proprio se cita la propia Tradición que se quiere negar. Y el sarcasmo se diferencia de la ironía por el fondo de malicia que lo impulsa.

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    1. Estimado José,
      no hay ningún sarcasmo en la constatación que hace Von Balthasar, de donde está tomada literalmente la expresión. Creo que el razonamiento teológico debe hacerse con claridad y se debe reconocer dónde están las verdaderas argumentaciones y dónde están los sofismas inconsistentes. Decir que "lo que era sagrado para las generaciones precedentes siempre será sagrado", es un sofisma. Summorum pontificum se basaba en ese sofisma. La tradición es algo serio, no un jueguito para nostálgicos.

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  11. Estimado Filemón,
    Disfrute ahora usted, con Traditionis Custodes, de sus quince minutos de gloria. Seguramente se puede pensar que estas medidas son la sana aplicación del Concilio & co. Lo que sin duda las salvará no será seguramente la enésima "celebración" con arcoíris, globos y belenes construidos dentro de ambulancias en la iglesia. ¿Usted sigue poniendo mala cara porque siempre hablo de "abusos"? Ya no es tiempo para lamentos. Simplemente porque ahora todos ustedes están sumergidos en el ridículo litúrgico. Basta entrar en cualquier iglesia parroquial para darse cuenta de que a las sorprendentes novedades y riquezas litúrgicas, sobre las que se siguen pontificando en esos documentos ilegibles y pletóricos, les quedan como mucho 20 años de vida. ¡Felicidades!

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    1. Estimado Cruzado,
      estoy de acuerdo con usted que existen casos de abusos y de "ridículos" litúrgicos, como usted los llama, pero existen tanto en el Novus Ordo hoy, como existían en el Vetus Ordo entre 2007 y 2021.
      Pero los abusos no se eliminarán simplemente con medidas coercitivas o disciplinarias, sino educando a toda la asamblea celebrante (clérigos y laicos) a un buen uso del único Ordo hoy vigente: el nuevo Misal surgido del Concilio Vaticano II. De modo que: no abusos a corregir, sino usos a impulsar. Se trata de educar en el correcto uso, en el correcto ars celebrandi, como decía Benedicto XVI, y repite ahora Francisco.

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  12. Una pregunta personal, querido Filemón: si la Misa sigue siendo acto de adoración, expiación, agradecimiento, impetración de gracia, ¿usted todavía cree en la validez de estas cuatro palabras? De hecho, esa es la Misa. El resto, que llamamos misa, pero también celebración comunitaria o banquete o cualquier otra cosa (sinaxis es el peor término que podría usarse a nivel pastoral), debemos tener el valor de decir que es otra cosa: auto-celebración en la que Jesús aparece como un adorno accesorio, fácilmente eliminable. ¡Y luego me viene a hablar de "ars celebrandi"! Durante más de 50 años se ha vaciado de significado al rito de la Misa para darle OTROS significados. ¿Y ahora Ud. quiere volver a hablarme de tradiciones a implementar? ¡Por favor! ¿Con qué?

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    1. Estimado Rubén,
      con la vida, querido Rubén, con la vida.

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    2. Si, claro. A estas alturas, Ud. sólo sabe dar respuestas retóricas o pseudo-sentimentales.
      Ustedes han perdido el sentido de la realidad litúrgica y hablan de la vida, mientras sus iglesias siguen vacías. ¿Pero de qué vida están ustedes hablando?
      Resulta ridículo escuchar las expresiones que usan durante las homilías o las adiciones desviadas al rito, que no se cansan de inventar, nuevas cada domingo, incluso las más imaginativas, ¡y todo está permitido por el obispo, que también las practica!... ¿Cómo se habla de unidad? Para su uso y consumo únicamente.

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    3. Estimado Rubén,
      ¿acaso a Ud. le parecen "respuestas retóricas" todos los extensos artículos en los que he fundamentado articuladamente la existencia de insalvables aporías teológicas, doctrinales, canónicas, espirituales y pastorales en Summorum pontificum, y en los demás documentos emanados por la Comisión Ecclesia Dei desde 2007?
      Creo que su acusación es del todo injusta. En cualquier caso, repase mis artículos sobre esta temática, si acaso ya los ha leído. Y hecho eso, trate Ud. de modo similar, aportar los debidos argumentos para sus posturas, pues de lo contrario la acusación de "retórica" sin fundamento le cae a Ud. mismo.
      Respecto a los abusos en la experiencia actual del Novus Ordo Missae, también yo estoy siempre pronto en señalarlos, pero los abusos no desligitiman el uso. Por favor, lea el anterior comentario que le hice a uno de sus mensajes: lo que corresponde al actual momento de la Reforma litúrgica es una correcta formación del Pueblo de Dios (clero y fieles) en el ars celebrandi del Novus Ordo Missae, tal como lo explica el Papa en la carta apostólica Desiderio desideravi.

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  13. Como en todas las expresiones de vida, la Misa también depende de las personas que participan en ella. La forma es muy importante, pero es esencial la calidad de la participación, tanto del ministro ordenado como de los fieles.
    En mi parroquia, por ejemplo, cualquiera que desee arrodillarse para recibir la Comunión puede hacerlo.
    Como en toda ocasión comunitaria, es probable que haya alguien a quien le gustaría que las cosas fueran diferentes, pero esto también forma parte de la vida.

    Nadia Márquez

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  14. Estimado padre Filemón, no tengo grandes nociones teológicas y mi nivel me permite sentir afinidad con "teólogos", que sienten afinidad con la misa "antigua, latina, misteriosa, que dejaba lugar a la oración solitaria", y otros pensadores laicos. Nunca ha pasado por mi cabeza no aceptar o menos todavía luchar contra el Concilio Vaticano II. Conozco del Concilio sus documentos (y me disculpo si dejo de lado el enigmático "espíritu del Concilio") con los que estoy totalmente de acuerdo, a mi manera. Pero no creo que el Espíritu Santo haya iluminado muchas cosas que sucedieron después, en el paraconcilio, como lo llamó el padre De Lubac. Usted no utiliza los términos "educar" o "reeducar" sobre la verdadera Misa, refiriéndose a personas como yo, como los han utilizado recientemente ilustres cardenales, y Ud. hace bien. Sin embargo, incluso en Ud., esos conceptos parecen estar flotando en el aire. Me parece que esto va mucho más allá de los límites de lo lícito. La solución de Summorum pontificum, a mí me parece que fue acertada, porque nos dejó una salida. El objetivo era dejar que el tiempo sacara de escena el vetus ordo, tal vez después de haber retomado algo en el novus ordo, como había indicado en vano la Constitución Apostólica Sacrosanctum Concilium. Si se llega a los extremos y se eligen métodos fuertes, significa que los sentimientos e ideas de una parte importante de los fieles no cuentan, y no es signo de verdadera fuerza, sino de confusión y debilidad. Quién sabe si algún sucesor podrá ofrecer a la Iglesia un trato similar al actual pontífice. Creo que muchos cristianos viven muy bien alejados de la jerarquía y de los teólogos. Basta el Evangelio, sola scriptura, como lo han predicado todos los defensores modernos de la "Iglesia pobre", con tantos representantes entre nosotros. Si una Iglesia quiere "reeducar" a personas de cabello gris o blanco como yo, que han llevado, o han intentado llevar, una vida de buenos cristianos, y explicarles a los 50 o 70 años cuál es el verdadero catolicismo, es decir, el inventado por la jerarquía contemporánea, y estamos en una Iglesia con dos mil años de historia, entonces ya estamos en un nivel cómico. Y la melodía se tocará y cantará cada vez más a puertas cerradas. Al fin y al cabo, aparte de algunos amigos íntimos, y aparte del Vaticano y de las curias episcopales y no de todos, ¿quién ha prestado atención al Motu Proprio Traditionis Custodes? Lo que hoy sucede en la Iglesia ya se evapora en el cementerio.

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    1. Estimado Mario M.,
      leer la recepción del Concilio como "fruto del 68", tal como usted lo hace, es un teologúmeno que Joseph Ratzinger (no el papa Benedicto XVI) ha cultivado abundantemente.
      Pero que lo haya cultivado el teólogo Ratzinger, antes de ser Papa, no quiere decir que sea un criterio correcto y honesto. Proyecta sobre la historia de la Iglesia demasiada emotividad y acaba planteando la hipótesis, como lo hacía Ratzinger en sus años como obispo de Munich, de que la Reforma no estuviera justificada por el Concilio.
      Pensando de ese modo, uno termina deslizándose fácilmente por un precipicio hasta caer en los brazos de Lefebvre, que de ninguna manera estaba libre de prejuicios, como la historia de su vida plenamente ha demostrado (incluso tal como ha sido escrita por uno de sus seguidores de la primera hora, el obispo Tissier).
      Por el contrario, la desconfianza hacia la autoridad jerárquica (más que al poder, vagamente considerado) es precisamente una clara huella del 68, para bien o para mal, y Lefebvre no estaba de ningún modo exento de no seguir esa huella.
      Y así, se termina viendo a Francisco como un déspota y a Benedicto como un liberal, pero esto, estimado Mario, es sólo la proyección de sus propios fantasmas, que realmente no tocan a la realidad que aquí está en juego.

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  15. No entiendo esta persecución contra la misa tridentina, que ha dado a la Iglesia grandes santos en el pasado y que en la actual fase histórica es el refugio de las conciencias necesitadas de espiritualidad y sacralidad. Ante medidas como Traditionis Custodes, mi ser cristiano está profundamente en crisis.
    ¿Por qué motivo la divina Providencia ha permitido todo esto?

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    1. Estimado Rubén,
      si las medidas razonables de disciplina litúrgica le hacen entrar en crisis la fe, creo que el problema no está en las medidas. Mis más sinceros deseos hacia Ud. es que pueda vivir cada semana su Misa dominical como un encuentro personal con Jesús Resucitado, si todavía podemos entender de qué estamos hablando.

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    2. Gracias, estimado Padre, y que también Ud. pueda vivir bien el Día del Señor... Lo que realmente no puedo entender, es que usted diga que se trata de "mi" problema, y cómo una medida que limita la libertad del fiel católico puede considerarse razonable. Repito, estimado Padre... es solo un problema mío, que no entiendo!!!!

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    3. Estimado Rubén,
      la limitación de la libertad no es como usted la entiende. Lo correcto es decir que ha sido Summorum pontificum que ha permitido que los fieles se engañaran sobre libertades que no existen. Porque cuando la Iglesia desarrolla nuevos ritos, nadie se puede sentir inmunizado de ellos, nadie se puede sentir libre de no aceptarlos y vivir con ellos el debido culto a Dios, pretendiendo que el rito anterior no han cambiado y no ha sido abrogado, corregido, suplido por el nuevo. Aquí está el punto que es litúrgico, eclesiástico y teológico.

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    4. Trato de entender. Entonces, ¿se debería rezar siempre y sólo "secundum Bugnini"?
      Está claro que al final Pablo VI no quedó contento con la nueva liturgia, y expresó dudas y perplejidades de varios modos y en varias ocasiones, y finalmente envió a Bugnini a Irán, para castigarlo y ya no volver a recibirlo en audiencia, quitándole todo su poder. Varios testigos directos (menciono sólo a Louis Bouyer), hablaron de verdaderos y propios golpes litúrgicos que iban mucho más allá de la Sacrosanctum Concilium, como el propio Bugnini admitió en sus memorias. La corriente que tuvo a Bugnini como máximo exponente volvió al protagonismo, y al poder, recién con Jorge Mario Bergoglio. Lo cierto es que, a pesar de todos los intentos, el novus ordo, tal como está, no tiene la plena legitimidad del Concilio, sino que es fruto del para-Concilio, y como todas las revoluciones no votadas por nadie, o sólo por un minoría, tiene problemas de legitimidad. No sé si ante Dios, ciertamente ante los hombres. Aclaro que yo no hago de esto una cuestión más importante de lo que es, y el novus ordo no me cae mal. Pero ver la misa tradicional negada, o casi, para quienes la prefieren, que también tiene algún valor para mí porque así rezaban mis mayores, me deja perplejo, y me deja también dudoso sobre la sabiduría de quienes actualmente gobiernan la Iglesia Católica. Uno de los aspectos más profundos de una religión antigua y estructurada es la capacidad de crear puentes ideales y vívidos en la fe, entre distintas generaciones. ¿Por qué cambiar todo? Ha sido el espíritu del 68. Y el hecho de que muchos obispos bailaran también al son de aquellas sirenas me confirma en la antigua prudencia, si no desconfianza, que siempre he tenido hacia el poder, incluido el eclesiástico y teológico.

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    5. Estimado Mario M.,
      el del "Misal de Bugnini" es otro mito al que te aferras como mantra para autoconvencerte de no estar en el error.
      Tu relato de la elaboración del Novus Ordo Missae es otro de tus mitos, al que te aferras obstinadamente. Mejor sería que con la misma obstinación te aferraras a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y a su ley. Sin olvidar que el representante de Cristo en la tierra es el Papa, y en las cuestiones que aquí debatimos, nuestra condición de "católicos" se juega fundamentalmente en nuestra obediencia a Pedro.

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  16. La tradición llena iglesias, monasterios y seminarios, los mismos que el modernismo ha convertido en desierto.
    La misa de siempre es joven y fecunda... la misa modernista es vieja y estéril...
    Esta es la realidad... y la realidad tiene la cabeza dura...

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    1. Estimado Felipe,
      me pregunto si hace en realidad falta que le señale el modo ideológico con el que usted está usando términos como "tradición", "modernismo" y "misa de siempre".
      Estimado Felipe, usted está aquí leyendo estas cosas con gafas de hace por lo menos 120 años. Y lo confunde todo.

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  17. Filemón, entiéndalo: ¡El Papa y la fraternidad San Pío X están de acuerdo! Todos los tradicionalistas deben situarse en Econé. ¡Las misas y los sacramentos son perfectamente válidos! ¡Incluso existe la obligación de registrar los matrimonios celebrados por sacerdotes de la FSSPX en los registros parroquiales y se debe otorgar permiso a las iglesias! ¡En la visión actual, los institutos Ecclesia Dei sólo molestan y por eso son palos en la rueda que se ponen en su camino! Saludos!

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    1. Estimado Rubén,
      ¿usted es capaz de entender lo que es expresar las cosas con claridad?
      La claridad no es un defecto.
      Existe quien la usa para estar en comunión, y quien la usa para ponerse fuera de la comunión. Pero los cismáticos comprenden bien que el Concilio Vaticano II implica algunas discontinuidades que, en su opinión, Rubén, y en la de los lefebvrianos cismáticos, son contradictorias.
      El intento de hacer compatible reforma y anti-reforma (que es lo mismo que decir Concilio y anti-Concilio) ha sido el error de Summorum pontificum, que sólo puede resolverse con una operación de claridad.
      Lo que ha puesto en claro el papa Francisco es que el problema es, ante todo, eclesial, y sólo luego litúrgico. La "Eclesia Dei" es algo serio, no el nombre de una comisión chapucera.

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  18. Estimado padre Filemón, no comparto ni los presupuestos ni las conclusiones de su razonamiento, y desde mi punto de vista considero claramente a Summorum Pontificum un acto de libertad, tolerancia y reconciliación de la iglesia con su historia. Dicho esto, el caso es que con Traditionis Custodes un Pontífice niega totalmente el magisterio de su predecesor, todavía vivo cuando fue sancionado el nuevo motu proprio, y nada menos que un predecesor del calibre cultural y teológico del Papa Benedicto.

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    1. Estimado Rubén,
      no ha sido el papa Francisco quien ha contradicho a uno de sus predecesores, sino Benedicto, aunque de hecho y ciertamente no en sus intenciones. Pero ciertamente las cosas dichas y escritas por el papa san Juan XXIII, el papa san Paulo VI y el papa san Juan Pablo II no son compatibles con el texto de Summorum pontificum. Y el papa Francisco tomó debida nota de ello.

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    2. Con todo respeto, me parece un poco, como pasar la pelota hacia adelante, como descargable...

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    3. Mario M., ¿Podría Ud. aclarar el concepto de descargable?
      Gracias

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    4. Lo descargable no es mi problema, no tengo problemas de bilis para descargar. Descargar, pasar la pelota. es, en este caso y en la mayoría de los casos, el intento de atribuir a unos las responsabilidades de otros. En el caso específico, decir que el Papa Francisco tuvo que intervenir porque el Papa Benedicto había desatendido con SP lo dicho por Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Por tanto, era necesario establecer la línea correcta de la tradición. Ahora bien, no soy un exégeta de los discursos y documentos papales y sólo recurro a lo poco que sé. Sólo recuerdo que en lo que respecta a la liturgia, y al latín, que es el símbolo de la liturgia tradicional (latín + gregoriano), hay una Constitución Apostólica de principios de 1962 firmada por el papa Roncalli y titulada Veterum sapientia que recomienda insistentemente no subestimar el latín, y pide a los obispos y superiores de órdenes religiosas frenar los ardores modernistas de quienes quisieran abolirlo por completo. El latín es la Iglesia y su cultura, dice el Papa Roncalli. Nunca en los tiempos modernos un documento papal ha sido tan cuidadosamente ignorado, desatendido y traicionado. Su autor, para los muchísimos que nunca han querido tener en cuenta este documento y continúan ignorándolo y ocultándolo tenazmente, es una pesadilla. Ante historias como ésta tengo serias dudas sobre la jerarquía y creo que desde hace mucho tiempo el Espíritu Santo se toma frecuentes vacaciones y larguísimos fines de semana, parecidos a los fines de semana argentinos. Para concluir: no veo dónde Benedicto hizo algo que sus tres predecesores hubieran prohibido; Pablo VI aprobó el nuevo rito, entre varios dubia, y dijo que era ése el nuevo rito romano. El viejo rito nunca estuvo prohibido, y sería difícil decir que una oración que era hasta ayer universal ahora fuera impronunciable, así nos encontraríamos en un callejón sin salida. Juan Pablo y Benedicto dijeron que se podía recorrer todavía algunos kilómetros más por ese callejón. Fue Francisco quien encendió las luces rojas del final del camino. Decir que no es así, es descargar en otro la responsabilidad, es pasar la pelota.

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    5. Estimado Mario,
      la carrera del que llaman hoy "vetus ordo" como ordo vigente en la Iglesia ya había virtualmente terminado en diciembre de 1963 con la promulgación de la constitución Sacrosanctum Concilium, y formalmente terminó en 1969 con el Novus Ordo Missae para la Eucaristía y con el nuevo Ritual para los demás Sacramentos.
      Todos aquellos que fingieron e hicieron como que nada había sucedido, son en realidad los responsables del trauma que algunos, engañados por palabras vacías, se han adormecido en la idea de que la carrera del "vetus ordo" no terminaría nunca jamás (algunos llevando a los niveles del mito las disposiciones de san Pío V).
      Pero las cosas cambian, y no siempre para peor. Lo que hizo Benedicto XVI con Summorum pontificum, y que es verosimilísimo que ninguno de sus predecesores hubiera compartido jamás, es plantear la hipótesis (sofísticamente) de que podrían existir o estar covigentes en paralelo dos "leges orandi" (y en la práctica de similar valor, aunque ésta no fue la explícita idea de Benedicto), una de las cuales ha surgido para corregir a la anterior.
      Dígame usted si tal disposición disciplinaria (y no, por supuesto, afirmación magisterial doctrinal) no es realmente un acto de insubordinación a la tradición litúrgica (y digo tradición litúrgica precisamente porque aquí no estamos hablando de lo doctrinal, y por eso no me refiero a la Sagrada Tradición, como fuente de la divina Revelación y del magisterio de la Iglesia).
      Por lo tanto, lo que le acabo de explicar, ha sido restablecido por el papa Francisco en su lógica "paternal" (y no "paternalista"). Nadie deja a la "oración universal" de la Iglsia de rito romano en un, digamos, segundo plano, o en un binario opcional. La Iglesia traduce (¡continuamente!, aunque en ocasiones de modo autoritativo, como en 1969) la tradición litúrgica de la Iglesia en otra forma, en la cual la misma tradición sigue viviendo en su substancia. La forma precedente, el Ordo anterior, queda ahora en desuso, abrogado. Siempre ha sido así, antes y después de san Pío V (con el debito respeto a quienes siguen creyendo en mitos). Repito, el "final de la carrera" llegó virtualmente, aunque ya autoritativamente, con los números 47-58 de la constitución Sacrosanctum Concilium.

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    6. Creo que leer Sacrosantum Concilium en términos de ruptura litúrgica, de revolución, es arbitrario. Profunda innovación sí, disrupción y revolución no. Después de todo, lo que cuenta es lo escrito en el papel.
      Usted dice que la sentencia de muerte para el vetus ordo se escuchó el 4 de diciembre de 1963 con la promulgación de la SC votada poco antes por una abrumadora mayoría del Concilio, 2158 sí y 19 no. Según su opinión, en los puntos 47-58 estaría la tumba del vetus ordo.
      Eso no me parece real. El anterior punto 36, preparatorio de los siguientes, establece: "El uso de la lengua latina, salvo derechos particulares, sea conservado en los ritos latinos". Los puntos 47-58 especifican entre otras cosas que el latín debía ceder espacio a las lenguas nacionales, para permitir una ágil participación de los fieles en el diálogo con el celebrante. En particular, cito íntegramente el punto 54:
      "En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la oración común y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución. Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde. Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta Constitución".
      El artículo 40 se refiere esencialmente a lo que entonces se llamaban las tierras de misión, es decir, fuera de Europa, América y poco más.
      Cada uno puede leer los puntos 36 y 54, y otros más, y sacar las conclusiones que quiera. Mis conclusiones son que los puntos 47 a 58, precedidos por el antes citado 36, no han suprimido nada, primero porque no lo dicen, y luego porque no fueron respetados por la reforma Bugnini que, para legitimarse, debía obtener de Pablo VI la exclusión de cualquier otra fórmula. Del reacio pontífice, no del Concilio.
      No es sólo un poco de latín lo que marca la diferencia entre los dos ritos; sino que si alguien quisiera oponerse desdeñosamente a las peroratas de quienes son adictos a una lengua muerta, debería leer primero la Veterum Sapientia, o sea, la Constitución Apostólica de febrero de 1962, firmada por Juan XXIII, y allí encontraría todo lo que necesita saber sobre por qué el latín es importante, en mayor o menor medida, sea lo que sea. Porque el latín es la lengua y por tanto la patria cultural de la Iglesia católica. Firmado: Roncalli.
      El tiempo y el olvido se habrían encargado del vetus ordo, si el novus ordo hubiera respetado los dictados conciliares. Al no haberlo hecho y al no poder decretar la muerte de un rito que ha servido a la Iglesia durante 400 años, los fanáticos progresistas se enfrentan a un grave problema de legitimidad de su criatura. Y actos de poder como Traditionis Custodes (una fórmula de la neolengua orwelliana) no hacen más que agravar la situación. Dos notas, padre Filemón. En una de sus respuestas usted menciona el hecho de que hay una falta de "honestidad" en las posiciones de Ratzinger y también, salvadas las distancias, en las mías. Tal cosa no es lícita. Si se tocan ciertos tonos, todo intercambio se vuelve imposible. Todos somos honestos, hasta que se demuestre lo contrario, y la honestidad existe incluso cuando los demás no están de acuerdo. Luego hablando de mis cositas, en otra de las respuestas Ud. dice que alguien (quien esto firma) sería víctima de la "proyección de sus propios fantasmas". Aquí también, debemos hablar en paz, no recurriendo a semejantes expresiones. ¿Está Ud. seguro de que no tiene fantasmas? Si dice que sí, el caso es preocupante.
      Sin embargo, siempre es instructivo dialogar con Ud.

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    7. Estimado Mario M.,
      la historia reciente demuestra que la concreta implementación que se realizó de Summorum pontificum se ha basado en sofismas llenos de injusticia y de odio hacia el Concilio Vaticano II. Y hay que decir: tales consecuencias prácticas se han basado, más allá de la recta intención del papa Benedicto XVI, en aporías teológicas, canónicas, espirituales y pastorales presentes en los dictados mismos de Summorum pontificum. No hace falta que repita aquí lo que llevo diciendo desde hace 16 años y escribiendo desde que inicié este blog. Por lo demás, precisamente en este blog Ud. puede encontrar decenas de posts donde refuto las lecturas inadecuadas de la Constitución Sacrosanctum Concilium.

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    8. Estimado fr. Filemón:
      Mi experiencia con la implementación de la SP del papa anterior es diametralmente opuesta a lo que usted expone: ni sofismas, ni injusticia, ni odio hacia el CVII, aunque es cierto que había cierta prevención ante este último Concilio, tan aclamado falazmente por los hermanos sacerdotes que despreciaban a aquellos que celebraban según el VO. Y en lo que respecta a la abrogación de la misa VO, mi opinión es que usted es el que cae en errores y no Benedicto XVI cuando afirma que la misa VO no está abrogada, y que, por lo tanto existen dos formas vigentes del rito romano. La reforma que se hizo no siguió fielmente las directrices de Sacrosantum Concilium y era contraria en varios puntos a la forma litúrgica anterior, como usted mismo reconoce. La prudencia aconseja no deshacerse de la casa vieja, si es posible, antes de acabar la casa nueva y comprobar que todo funciona bien y resulta mejor que la antigua. Si la liturgia no obtiene los frutos esperados y además da lugar a abusos impensables años atrás, habrá que preguntarse qué se ha hecho mal. Y estas cosas ya eran evidente que sucedían a finales del siglo pasado; para qué hablar de la descristianización galopante que padecemos hoy. Benedicto XVI, consciente de la situación litúrgica, tenía sobrados argumentos para mantener la liturgia VO, y tomar medidas que aliviaran el acoso al que estaban sometidos algunos (no sé si muchos o pocos) sacerdotes que celebraban VO. En lugar de ver error en la postura de Benedicto con la SP, es más lógico encontrar allí una actitud prudente y un reconocimiento implícito de los problemas de la nueva liturgia, que parecía que mejoraba algunas cosas pero empeoraba otras. La "guerra litúrgica" debía transformarse en diálogo.

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    9. Estimado Atanasio,
      su experiencia personal acerca de los catorce años en que estuvo en vigencia el motu proprio SP, desde 2007 a 2021, en que fue abrogado, no cuenta, así como tampoco cuenta mi experiencia, salvo para una opinión personal en consenso o disenso de la medida del Santo Padre con Traditionis custodes, aunque opinión mantenida a nivel sólo teórico, mientras que a nivel práctico: en la plena obediencia y respeto hacia lo determinado por el Sumo Pontífice.
      Y ello porque lo que cuenta aquí es lo que el Papa, junto con el Colegio Episcopal, han valorado en los catorce años de aplicación de SP. Lo explica bien el Papa en su Carta a los Obispos, adjunta a TC. Ciertamente, usted y yo, podemos hacerle conocer a nuestro Obispo diocesano o incluso al Papa, nuestra "experiencia" al respecto, pero siempre presupuesta la leal y razonable sujeción de nuestra voluntad a lo que juzgue la autoridad competente al respecto.
      Por cuanto respecta a lo que usted llama "sofismas" que usted no encuentra en SP, supongo que usted se refiera a lo que repetidamente y abundantemente yo he explicado llamando "aporías" en SP, que he sistematizado en varios niveles: aporías teológicas, canónicas, pastorales y espirituales. Ahora bien, en el plano del diálogo teológico litúrgico en este caso, una vez que un teólogo plantea sus tesis, si otro teólogo (o simple fiel) que quiera entrar en diálogo, por ejemplo objetando tales tesis, lo que corresponde es que el interlocutor objete de modo articulado y fundamentado sus objeciones u oposiciones. No hay otro modo de dialogar. Usted no lo hace.
      Por lo tanto, si usted se ha referido a una objeción a lo que yo detecto como aporías en SP, lo que le corresponde, lo que debe hacer, es argumentar refutando articulada y fundamentadamente las tesis que yo he propuesto.
      Por cuanto respecta a la abrogación del Misal de 1962, por favor, usted debe darse cuenta que ofende la inteligencia de Benedicto XVI (y no sólo) al sostener Ud. que el papa Ratzinger no consideraba abrogado el Misal de 1962. El único modo de interpretar la expresión de Benedicto es que el vetus ordo (en cualquiera de sus fases) no ha sido abrogado en cuanto a su condición de "lex orandi divina". Es imposible e impensable que el papa Benedicto XVI, después de casi 40 años de haber sido abrogado el Misal de 1962, en 2007 no lo considerara abrogado, y esto porque, de hecho, como lo indica el Código de Derecho Canónico para cualquier ley, al entrar en vigencia el Misal de 1969 quedaba automáticamente abrogado el Misal de 1962. Naturalmente, lo que es abrogado es el Misal en cuanto "lex orandi eclesial". Y en esto no puede existir "mi opinión" (como usted se expresa). Salta a la vista.
      Por cuanto respecta al resto de sus "opiniones" acerca de la fidelidad a las directrices de Sacrosantum Concilium, o a sus juicios de "prudencia" acerca de lo que debía hacer la Iglesia, o al juicio de los usos y abusos de la Reforma litúrgica, nuevamente: no son opiniones que puedan determinar, en última instancia, nuestra vida de católicos, a menos que usted no quiera ya mantenerse en la misma "barca de Pedro".

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