domingo, 31 de octubre de 2021

Progresismo y tradicionalismo según el papa Francisco

Las expresiones del actual Romano Pontífice acerca del progresismo y del tradicionalismo son quizás más conocidas por los lectores, debido a que son más recientes; sin embargo la falta de claridad y de precisión que a veces revela el lenguaje del papa Francisco, nos pone frente a problemas interpretativos nada sencillos.

Las humanas aspiraciones y las realizaciones de la divina Providencia
   
----------Después del turbulento período del inicial post-concilio, durante los años de Paulo VI, particularmente tras la rebelión de 1968, la contestación neo-modernista del "magisterio paralelo", la consecuente rebelión integrista, y la incansable predicación y afirmación de la verdad católica por parte del papa Montini; después de los años de esclarecimiento dogmático del magisterio del Concilio Vaticano II y de su gradual implementación práctica por parte del papa san Juan Pablo II; y después del luminoso magisterio de Benedicto XVI, quien en referencia al tema que estamos examinando fue más firme, simple y claro, distinguiendo fe e ideologías, ¿cuáles podían haber sido nuestras aspiraciones para con el siguiente pontificado?
----------Estoy convencido, como bien sabe el habitual lector, que existe una línea moral directriz que debe seguirse ante la obra de un Romano Pontífice. Entiendo que, como auténticos católicos, nuestra correcta actitud hacia el Santo Padre consiste en: 1) conocer exactamente el programa de su pontificado, para poder ayudarlo según nuestras posibilidades; y 2) conocer las necesidades de la Iglesia, para compensar las eventuales carencias del Papa al respecto. Y esto sea quien sea el Papa.
----------Ahora bien, en el conjunto de la crisis o de las crisis que hoy afectan a la Iglesia, y que han hecho eclosión desde el inicio del post-concilio, un conflicto ha marcado nuestra época y se ha prolongado hasta nuestros actuales días con perfiles cada vez más nítidos, agudos, dolorosos y profundos: la confrontación entre progresismo y tradicionalismo, pero entendido sobre todo como confrontación entre modernismo y pasadismo, entre extrema tendencia renovadora y extrema tendencia conservadora.
----------Aceptando el valor de verdad que puede tener una (discutible) formulación sociológica que, entre otros, también ha expresado el papa Francisco, podríamos decir que la crisis tiene un sentido positivo mientras que el conflicto lo tiene negativo, vale decir, que mientras el conflicto es un mal que atenta a la unidad de la Iglesia, la crisis no lo es, porque implica un llamado a aplicar los valores esenciales, permanentes, inmutables, de la Iglesia, a los cambiantes tiempos y lugares de la historia. Por ende, mientras la solución del conflicto implica eliminarlo, la solución de la crisis implica aprovecharla para hacer progresar a la Iglesia.
----------No es mi ámbito ni me siento a gusto con los análisis sociológicos. Mi ámbito es la teología, pues al fin y al cabo la Iglesia y su vida no puede nunca ser acabadamente comprendida por la sociología. Sólo la teología tiene en realidad derecho a hablar de la Iglesia y de su vida. Pero esto no quita que este problema sociológico-eclesial, el conflicto entre progresismo y tradicionalismo, también pueda y deba ser iluminado por la teología; y precisamente es la motivación de estos artículos, los cuales he decidido publicar porque entiendo que la solución de este conflicto es un vital imperativo para la Iglesia.
----------En las tres últimas publicaciones hemos hecho labor -podríamos decir- de teología positiva, a nivel de Actas del Magisterio, recopilando textos y expresiones de los Romanos Pontífices acerca de lo que ellos han entendido como progresismo y tradicionalismo (o términos vecinos, tales como modernismo, integrismo, fundamentalismo, conservadurismo, etc.). A la luz de lo enseñado magisterialmente y de lo actuado pastoralmente por parte de san Paulo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, tenemos una idea general de ello, de sus enseñanzas y de su acción de gobierno, con sus claroscuros, sus luces y sus sombras.
----------Pues bien, ¿qué hubiera podido esperarse que hiciera, con respecto al doloroso conflicto progresismo-tradicionalismo, el Papa de estos últimos nueve años? Seguro que podemos tener distintas opiniones, pero quizás estemos de acuerdo que un deber ineludible sería el de procurar hacer todo lo posible por la unidad de la Iglesia ad intra, con una clara enseñanza de lo que realmente significa esa unidad o comunión eclesial (o como se dice hoy: su sinodalidad), pero a la vez desarrollando una labor pastoral y de gobierno coherente con esa enseñanza, procurando el Romano Pontífice mostrarse en la medida de lo posible como el Papa de todos los católicos, sin parcialismos, sin sesgadas simpatías ni marcadas antipatías.
----------El análisis y la interpretación de lo enseñado y actuado por el papa Francisco es el tema de muchas notas de este blog, de modo que el lector conoce lo que llevo diciendo al respecto. Espero que, más allá de la utilidad o servicio que hayan prestado mis notas acerca de tal o cual aspecto del presente pontificado, en general mis notas hayan podido servir al lector al menos para ser más consciente de la diferencia que siempre existe entre nuestras humanas aspiraciones y las realizaciones de la divina Providencia: "porque vuestros pensamientos no son los míos, ni vuestros caminos son mis caminos; dice el Señor" (Is 55,8).
----------De modo que, antes de desarrollar en los próximos días nuestro trabajo de teología especulativa, cumplo aquí el último paso de nuestra etapa de teología positiva en relación al tema en cuestión: una abarcativa colección de textos del papa Francisco referidos al progresismo y al tradicionalismo (y términos conexos). Se trata de intervenciones de diverso valor, algunas más importantes que otras, pero todas ellas en algún grado útiles para que tengamos una idea más integral del tema que estamos reflexionando.
   
El progresismo en el magisterio del papa Francisco
   
----------En la homilía de la Misa matutina del 12 de junio de 2013, el Papa expresó que son dos las tentaciones que se han de afrontar en este momento de la historia de la Iglesia: "retroceder por ser temerosos de la libertad que viene de la ley realizada en el Espíritu Santo y ceder a un progresismo adolescente, es decir, propenso a seguir los valores más fascinantes propuestos por la cultura dominante".
----------"Cuando nos asalta el miedo corremos el riesgo de sucumbir a dos tentaciones" dijo el Papa. La primera tentación es la de "volver atrás porque no estamos seguros. Pero esto interrumpe el camino", advirtió el Papa. Es "la tentación del miedo a la libertad, del miedo al Espíritu Santo: el Espíritu Santo nos da miedo". Sin embargo, "la seguridad plena está en el Espíritu Santo que te conduce hacia adelante, que te da confianza y, como dice Pablo, es más exigente: en efecto, Jesús dice que 'antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley'. Por lo tanto es más exigente, incluso si no nos da la seguridad humana porque no podemos controlar al Espíritu Santo".
----------La segunda tentación es la que el Papa definió como "progresismo adolescente". Pero no se trata de auténtico progreso: "es una cultura que avanza, de la que no logramos desprendernos y de la cual tomamos las leyes y los valores que más nos gustan, como hacen precisamente los adolescentes. Al final, el riesgo que se corre es el de resbalar y salirse del camino". Según el Pontífice, se trata de una tentación recurrente en este momento histórico para la Iglesia. "No podemos retroceder y deslizarnos fuera del camino". El camino a seguir es este: "La ley es plena, siempre en continuidad, sin cortes: como la semilla que acaba en la flor, en el fruto. El camino es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios, para seguir adelante por este camino, sin retroceder y sin resbalar".
----------En aquel primer año de su pontificado, volvió a referirse al "progresismo adolescencial" en la homilía de otra Misa matutina en Domus Sanctae Marthae, el 18 de noviembre de 2013, asociando ese progresismo a lo que llamó la "globalización de la uniformidad hegemónica caracterizada por el pensamiento único", lo que hoy suele denominarse el nuevo ordel mundial. El Papa asoció ese progresismo a una "mundanidad espiritual que Jesús no ha querido para nosotros. En tal medida que había orado al Padre a fin de que nos salvase del espíritu del mundo". "Es un poco como sucede hoy, con el espíritu del progresismo adolescente, según el cual, ante cualquier opción, se piensa que sea justo en cualquier caso ir adelante más bien que permanecer fieles a las propias tradiciones". Al respecto, el Papa llamó a rechazar lo que llamó la "globalización de la uniformidad hegemónica" y el "pensamiento único fruto de la mundanidad".
----------Por lo tanto, el Santo Padre destacó que "actitudes similares se registran aún en la actualidad, porque el espíritu de la mundanidad también hoy nos lleva a este querer ser progresistas, al pensamiento único". Finalizó el Papa oponiendo ese "progresismo" a la "fidelidad a Dios": "Negociar la propia fidelidad a Dios es como negociar la propia identidad. Hay un libro, 'Señor del mundo', de Robert Hugh Benson, hijo del arzobispo de Canterbury Edward White Benson, que habla del espíritu del mundo y casi como si fuese una profecía, imagina lo que sucederá. Benson se convirtió luego al catolicismo e hizo mucho bien. Vio precisamente el espíritu de la mundanidad que nos lleva a la apostasía".
----------En el bien recordado discurso en la clausura de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, el 18 de octubre de 2014, discurso que deberíamos releer, hay un pasaje en que el Papa reflexiona sobre las "tentaciones" que surgen en el camino de crecimiento en la sinodalidad o comunión eclesial. Las dos primeras "tentaciones" indicadas por el Papa se refieren al tradicionalismo y al progresismo"la tentación del endurecimiento hostil, es decir, el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos aún aprender y alcanzar. Desde los tiempos de Jesús, es la tentación de los celantes, los escrupulosos, los diligentes y de los así llamados hoy 'tradicionalistas', y también de los intelectualistas. La tentación del buenismo destructivo, que en nombre de una misericordia engañadora venda las heridas sin antes curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causas y las raíces. Es la tentación de los 'buenistas', de los temerosos y también de los así llamados 'progresistas y liberales'...".
----------En su mensaje para la 32° Jornada Mundial de la Juventud, del 27 de febrero de 2017, existe un pasaje en el cual el Santo Padre explica, de un modo sencillo, la diferencia que existe entre el respeto que debemos tener a la Tradición, y el tradicionalismo, al cual debemos rechazar: "Es verdad que tenéis pocos años de vida y, por esto mismo, os resulta difícil darle el debido valor a la tradición. Tened bien presente que eso no significa ser tradicionalistas. No... No se trata de un pasado remoto. El saber hacer memoria del pasado no quiere decir ser nostálgicos o permanecer aferrados a un determinado período de la historia, sino saber reconocer los propios orígenes para volver siempre a lo esencial, y lanzarse con fidelidad creativa a la construcción de tiempos nuevos. Sería un grave problema que no beneficiaría a nadie el fomentar una memoria paralizante, que impone realizar siempre las mismas cosas del mismo modo... No os dejéis engañar".
----------El Papa recuerda, allí, una verdad sencilla, que debería ser recordada siempre por aquellos que gustan de las pasadas tradiciones: las tradiciones eclesiales no son la Sagrada Tradición, esta Tradición no está solo en el pasado ni en un pasado cerrado, sino que la Tradición está sobre todo en el presente enraizado en el pasado, y es la Tradición presente la que aporta luz y claridad a la Tradición pasada.
----------El integrismo y el fundamentalismo adquieren en la sociedad actual, según el papa Francisco, manifestaciones que no sólo se reducen al ámbito de la Iglesia católica. En el documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y la convivencia común, firmado con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, el 4 de febrero de 2019, se expresa: "En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo y división, nosotros subrayamos que... se constata un deterioro de la ética que contribuye a que... se difunda una sensación general de frustración, de soledad y de desesperación, llevando a muchos a caer o en la vorágine del extremismo ateo o agnóstico, o bien en el fundamentalismo religioso, en el extremismo o en el integrismo ciego, llevando así a otras personas a ceder a formas de dependencia y de autodestrucción individual y colectiva". La misma afirmación es repetida por el Papa en su discurso del 31 de marzo del mismo año, en la catedral de Rabat, Marruecos. Y el mismo día, en la homilía de la Misa, declara que: "nuestra pertenencia y nuestra misión no nacerá de voluntarismos, legalismos, relativismos o integrismos sino de personas creyentes que implorarán cada día con humildad y constancia: venga a nosotros tu Reino".
----------En la conferencia de prensa durante el vuelo de regreso a Roma desde Marruecos, el 31 de marzo de 2019, el Santo Padre expresó: "esto quisiera refirmarlo claramente: en toda religión hay siempre un grupo integrista, que no quiere ir adelante, que vive de recuerdos amargos, de luchas pasadas, y sigue buscando la guerra, y siembra el miedo.  Hemos visto que es más hermoso sembrar la esperanza, sembrar esperanza y caminar juntos de la mano, siempre hacia adelante".
----------En su saludo a un grupo de peregrinos de Panamá, el 13 de junio de 2019, hablando del "diálogo intergeneracional", expresa que "hoy hay que fortalecer el puente 'chicos-abuelos' para que recuperen las raíces, la memoria de las raíces. Que no se vayan a las raíces para esconderse. Eso hacen los integristas, no, eso no. Pero que tomen la savia de las raíces y crezcan y florezcan. Y den fruto, pero desde las raíces, no desde la primera teoría que le vende el imperio. No, eso no. Y en eso no dejen entrar las colonizaciones ideológicas, que son las que matan la nobleza. Este puente ayudará a la propia identidad".
----------En la rueda de prensa del 10 de septiembre de 2019, durante el vuelo de regreso a Roma desde Mozanbique, Madagascar y Mauricio, el papa Francisco se refirió largamente a las características del cisma en la Iglesia y los cismas en la actualidad. El pasaje es interesante, aún cuando sea una declaración extemporánea e improvisada del Papa. Interesa en particular la relación que hace entre las ideologías que pervierten la doctrina de la Iglesia y su acabamiento en el cisma"Un cisma es siempre un desapego elitista provocado por una ideología desprendida de la doctrina. Es una ideología, quizás justa, pero que entra en la doctrina y la separa y se convierte en 'doctrina' durante cierto tiempo". En realidad lo que puede ser justo o correcto no es la ideología, sino la opinión de la que pudo haber nacido la ideología. Eso es lo que se ha querido decir, porque el contexto lo demuestra ya que enseguida el Papa rechaza la ideología: "Las ideologías entran en la doctrina, y cuando la doctrina patina en las ideologías, existe la posibilidad de un cisma".
----------En el discurso a los participantes en un encuentro organizado por el Instituto de Diálogo Interreligioso (I.D.I.) de Buenos Aires, el 18 de noviembre de 2019, el Santo Padre, con modos coloquiales, los pone en alerta de los grupos integristas: "Cuidémonos de los grupos integristas, cada uno tiene el suyo. En Argentina hay algún rinconcito integrista por ahí. Y tratemos con la fraternidad ir adelante. El integrismo es una peste y todas las religiones tienen algún primo hermano integrista ahí, que se agrupa".
----------En la encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre del 2000, el Romano Pontífice expresa que: "Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualesquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados. Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural, un buen político da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Es cierto que las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad genera asfixia y hace que nos fagocitemos culturalmente. No nos resignemos a vivir encerrados en un fragmento de realidad" (n.191).
----------En su discurso al presidente del gobierno de España, el 24 de octubre de 2020, se refiere al "construir la patria donde no nos es permitido el borrón y cuenta nueva", y explica de modo sencillo lo que significa valorar la tradición, y lo que significa, en cambio, tradicionalismo. El Papa lo dice a nivel político, pero se aplica también a la realidad eclesial. "El desafío es recibir de las raíces para poder dar fruto. Ahí hay un poema de Bernárdez muy lindo que dice: 'todo lo que el árbol tiene de florido le viene de aquello que tiene de soterrado', pero no se quedó en las raíces. Quizá la fantasía tradicionalista es volvamos a las raíces".
----------"Tomo la inspiración. Soy hijo, pero también tengo que ser padre en el futuro. Y para eso tengo que vivir un presente que me implica discernimiento. Y eso no es fácil. Para mí es lo más difícil de lo político: hacer crecer la patria. Porque siempre se encuentran como coartadas para eso. Coartadas disfrazadas de modernidad [progresismo] o de restauracionismo [tradicionalismo]. Los movimientos son varios. Pero son coartadas para que la patria sea lo que yo quiero y no lo que he recibido y que tengo que hacer crecer libremente y ahí entran a jugar las ideologías: armar una patria a mi cabeza, a mi mente, con mi idea, no con la realidad del pueblo que yo recibí, que estoy llevando adelante, que estoy viviendo". Según el Papa, como es fácil advertirlo, tanto el progresismo como el tradicionalismo (aplicados en este caso a lo político) son ideologías.
----------Importante para la antes mencionada distinción entre crisis y conflicto, es su tradicional discurso a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones navideñas, el 21 de diciembre de 2020. Lo dicho: el Papa expresa su personal opinión acerca dos conceptos sociológicos (véase los nn.7-9, que deberíamos releer completos y reflexionar). Señalo solo algunos pasajes destacables: "son dos realidades diferentes. La crisis generalmente tiene un resultado positivo, mientras que el conflicto siempre crea un contraste, una rivalidad, un antagonismo aparentemente sin solución, entre sujetos divididos en amigos para amar y enemigos contra los que pelear, con la consiguiente victoria de una de las partes".
----------Continúa diciendo el Santo Padre: "La lógica del conflicto siempre busca 'culpables' a quienes estigmatizar y despreciar y 'justos' a quienes justificar, para introducir la conciencia -muchas veces mágica- de que esta o aquella situación no nos pertenece. Esta pérdida del sentido de pertenencia común favorece el crecimiento o la afirmación de ciertas actitudes de carácter elitista y de 'grupos cerrados' que promueven lógicas limitadoras y parciales, que empobrecen la universalidad de nuestra misión".
----------"La Iglesia, entendida con las categorías de conflicto -derecha e izquierda, progresista y tradicionalista-, fragmenta, polariza, pervierte y traiciona su verdadera naturaleza. La Iglesia es un Cuerpo perpetuamente en crisis, precisamente porque está vivo, pero nunca debe convertirse en un Cuerpo en conflicto, con ganadores y perdedores. En efecto, de esta manera difundirá temor, se hará más rígida, menos sinodal, e impondrá una lógica uniforme y uniformadora, tan alejada de la riqueza y la pluralidad que el Espíritu ha dado a su Iglesia". Son textos muy útiles en la actual preparación del Sínodo de 2023.
----------"La novedad introducida por la crisis que desea el Espíritu no es nunca una novedad en oposición a lo antiguo, sino una novedad que brota de lo antiguo y que siempre la hace fecunda... En este sentido, toda la resistencia que ponemos cuando entramos en crisis, a la que nos conduce el Espíritu en el momento de la prueba, nos condena a permanecer solos y estériles, al máximo en conflicto... De cada crisis emerge siempre una adecuada necesidad de renovación: es un paso adelante... Nosotros no estamos llamados a cambiar o reformar el Cuerpo de Cristo -'Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre' (Hb 13,8)-, sino que estamos llamados a vestir ese mismo Cuerpo con un vestido nuevo, para que se manifieste claramente que la Gracia que se posee no viene de nosotros sino de Dios...".
----------"El comportamiento correcto es el del 'maestro de la ley que se ha convertido en discípulo del Reino de los cielos', que 'se parece al dueño de una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y antiguas' (Mt 13,52). El tesoro es la Tradición que, como recordaba Benedicto XVI, 'es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes. El gran río que nos lleva al puerto de la eternidad'. Me viene a la mente la frase de aquel gran músico alemán: 'La tradición es la salvaguarda del futuro y no un museo, guardián de las cenizas'. Las cosas antiguas las constituyen la verdad y la gracia que ya poseemos. Las cosas nuevas las forman los diferentes aspectos de la verdad que vamos comprendiendo gradualmente. Aquella frase del siglo V: 'Ut annis scilicet consolidetur, dilatetur tempore, sublimetur aetate'. Esta es la tradición, así crece. Ninguna forma histórica de vivir el Evangelio agota su comprensión. Si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, cada día nos acercaremos más a 'toda la verdad' (Jn 16,13)".
----------Finalmente, en la homilía de la Misa de la Solemnidad de Pentecostés, del 23 de mayo de 2021, existe un pasaje en el que el Papa identifica al tradicionalismo y al progresismo como ideologías"Miremos a los Apóstoles... cuando recibieron el Espíritu aprendieron a no dar la primacía a sus puntos de vista humanos, sino al todo de Dios. Hoy, si escuchamos al Espíritu, no nos centraremos en conservadores y progresistas, tradicionalistas e innovadores, derecha e izquierda. Si estos son los criterios, quiere decir que en la Iglesia se olvida el Espíritu. El Paráclito impulsa a la unidad, a la concordia, a la armonía en la diversidad. Nos hace ver como partes del mismo cuerpo, hermanos y hermanas entre nosotros. ¡Busquemos el todo! El enemigo quiere que la diversidad se transforme en oposición, y por eso la convierte en ideologías. Hay que decir 'no' a las ideologías y 'sí' al todo". Ciertamente, una enseñanza importante para nuestro tema. El "todo" es lo realmente católico, la universalidad de la Iglesia, la comunión eclesial, su sinodalidad; el "todo" no llega a ser comprendido por las ideologías. Las ideologías pueden haber nacido inicialmente de una opinión o idea lícita, pero son "ideas que se han vuelto locas" como decía uno de los inolvidables profesores de mis años juveniles.

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