jueves, 28 de octubre de 2021

Progresismo y tradicionalismo según san Paulo VI

Da la impresión que todos saben de qué se habla en la Iglesia cuando se mencionan términos como "progresismo" y "tradicionalismo", tan frecuentes hoy en tantos artículos periodísticos y en internet; sin embargo, a la hora de definirlos no siempre todos concuerdan en las ideas expresadas. Deben venir en nuestra ayuda otros términos y conceptos, como modernismo, conservadurismo, integrismo, fundamentalismo, etc. El recurso al magisterio pontificio, que es fundamental y necesario para nosotros los católicos, no siempre es de auxilio aquí, porque muchas veces razones pastorales han motivado que los Papas no quisieran ser tan precisos en el uso de determinados términos. Aún así, indaguemos en una serie de notas, aunque sea a vuelo de pájaro, lo que han dicho los Romanos Pontífices acerca del progresismo y del tradicionalismo.

Presupuestos y antecedentes en el Magisterio pontificio
   
----------El presente artículo continúa el desarrollo de la temática iniciada en las notas de los días anteriores (La aberración de un tradicionalismo sin esperanzaXVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, y ¿Se puede rechazar en bloque a los tradicionalistas, tal como los tradicionalistas rechazan en bloque a los progresistas?), y la finalidad de la reflexión de hoy, es tener en claro cómo han definido o descripto los Papas a los actuales fenómenos del progresismo y del tradicionalismo.
----------Pues bien, vaya por delante que sólo en contadas ocasiones el Magisterio de la Iglesia se ha expresado utilizando los términos progresistas/progresismo tradicionalistas/tradicionalismo. Y naturalmente, no podía suceder de otro modo, ya que tanto el progresismo como el tradicionalismo son invenciones ideológicas producidas sólo en las recientes décadas, por lo cual, las poquísimas veces que tales términos han sido usados por el magisterio pontificio ha sido por los Romanos Pontífices del post-concilio.
----------Como hemos advertido ya en notas anteriores, a partir de los primeros años del post-concilio, en el episcopado mundial se empezó a evitar el uso del término modernismo, y un motivo ha sido que los Obispos no han deseado ser etiquetados como conservadores (un calificativo que no siempre es entendido, ni por el mundo ni en el seno de la Iglesia, en el sentido legítimo), en años en que la Iglesia, precisamente a partir de las directrices del Concilio Vaticano II se proponía renovarse a sí misma en sus formas de presentarse ante un mundo en transformación, a fin de seguir siendo eficaz en el anuncio del Evangelio.
----------El caso es que los últimos Papas han tenido una actitud similar. Así como los modernistas usurparon hipócritamente para sí mismos en el post-concilio el apelativo de "progresistas" (un calificativo en sí mismo digno, si es rectamente entendido), los Romanos Pontífices evitaron indivuarlos como hubiera sido quizás necesario, precisamente con el calificativo que verdaderamente les correspondía, el de modernistas, y también ellos usaron el término "progresistas" o similares, y al cabo de estas cinco décadas lo único que parece haberse logrado es que los herejes modernistas, disfrazados de "progresistas", se hicieran pasar por los auténticos intérpretes del Concilio Vaticano II, con la consecuencias ya conocidas.
----------Acerca de la dignidad y legitimidad del término progresistas/progresismo basta con tener presente que las escasas veces en que fue usado por los Papas del pre-concilio, el término fue considerado positivamente, sentido positivo a veces implícito por el hecho de que los Papas suelen indicar un inválido progresismo, opuesto al auténtico, que es necesario y esencial a la Iglesia.
----------Así, por ejemplo, el papa León XIII en la Carta encíclica Inter Graves, de 1894, dirigida a los Obispos de Perú, refiriéndose al empeño de la recta formación intelectual del clero, les dice: "Ahora que todo se infecta y se corrompe por el contagio de perversas opiniones, y que bajo la apariencia de doctrinas progresistas (specie progredientis doctrinae) se combate y se rechaza la sabiduría transmitida por Dios, es fácil comprender que se necesitan esos defensores que, con todo tipo de armas provistas por la ciencia, estén 'siempre prontos (1 Pe 3,15) -como advierte el Apóstol- para responder a todo aquel que les pida razones de la esperanza que hay en nosotros; para exhortar en la sana doctrina y refutar los contradictores' (Tit 1,9)".
----------También el venerable papa Pío XII, durante el radiomensaje de Navidad de 1957, utiliza el término "progresista", encomillándolo precisamente, para hacer referencia a un inauténtico progreso: "Como una planta, cultivada en un terreno al que se le han sustraído sustancias vitales, desarrolla tal o cual cualidad, pero no reproduce todo el armónico tipo; así la civilización 'progresista', es decir únicamente materialista, al prohibir ciertos valores y elementos necesarios en la vida de las familias y de los pueblos, acaba privando al hombre de la genuina forma de pensar, juzgar y actuar".
----------Estas dos citas de Romanos Pontífices del pre-concilio bastan para asegurar que buscar el progreso, en todos los ámbitos, en el mundo y en la Iglesia, es algo no solo positivo, sino esencial, natural, necesario. Este sentido está implícito en el rechazo de los Papas a un inauténtico e inválido progreso.
----------Sin embargo, mi convencimiento es que los Papas, después de Pío XI, cometieron un serio error pastoral al ir dejando gradualmente de lado en sus expresiones la vinculación que existe entre el inauténtico progreso y los errores del modernismo; o bien, siendo conscientes de esa vinculación, no quisieron usar el término modernismo o modernistas, por diversos motivos pastorales. Ciertamente, el mencionado papa Pío XI todavía menciona al modernismo y a los modernistas en varios de sus documentos, pero ya no Pío XII, quien apenas lo hace en su discurso de 1954 en la canonización de Pío X. ¿Un error pastoral de peso? Probablemente. Pero ese error pastoral no se le puede achacar en igual medida a san Paulo VI.
   
Referencias de san Paulo VI al modernismo
   
----------En 1964, el Papa mencionó, de paso, a "la cultura católica, después de la crisis modernista", en su discurso a la Editorial Morcelliana de Brescia, el 15 de junio. Pero poco después, el 6 de agosto, tuvo una intervención mucho más importante en su encíclica Ecclesiam Suam, en la que si bien consideraba al modernismo como un fenómeno del pasado, también advertía sobre los peligros de su resurgimiento. Un pasaje del n.10 de esta encíclica es sumamente expresivo:
----------"Las transformaciones de nuestro tiempo, como las olas de un mar, envuelven y sacuden a la Iglesia misma: los espíritus de los hombres que a ella se confían están fuertemente influidos por el clima del mundo temporal; de tal manera que un peligro como de vértigo, de aturdimiento, de aberración, puede sacudir su misma solidez e inducir a muchos a ir tras los más extraños pensamientos, imaginando como si la Iglesia debiera renegar de sí misma y abrazar novísimas e impensadas formas de vida. Así, por ejemplo, el fenómeno modernista -que todavía aflora en diversas tentativas de expresiones extrañas a la auténtica realidad de la religión católica-, ¿no fue precisamente un episodio semejante de predominio de las tendencias psicológico-culturales, propias del mundo profano, sobre la fiel y genuina expresión de la doctrina y de la norma de la Iglesia de Cristo? Ahora bien: creemos que para inmunizarse contra tal peligro, siempre inminente y múltiple, proveniente de muchas partes, remedio bueno y obvio es profundizar en la conciencia de la Iglesia, en lo que ella es verdaderamente, según la mente de Cristo contenida en la Escritura y en la Tradición, e interpretada y desarrollada por la genuina enseñanza eclesiástica, la cual está, como sabemos, iluminada y guiada por el Espíritu Santo, dispuesto siempre, cuando se lo pedimos y cuando le escuchamos, a dar indefectible cumplimiento a la promesa de Cristo: El Espíritu, que el Padre os enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho (Jn 14, 26)".
----------El mismo año san Paulo VI hace otra referencia al modernismo, en un contexto muy llamativo, porque en la audiencia general del 4 de noviembre focaliza su mensaje en los conceptos de "autoridad" y de "jerarquía" en la Iglesia, particularmente en su propia autoridad magisterial y pastoral como Sucesor de Pedro: "La presencia del Papa, Cabeza visible de la Iglesia, acentúa la impresión de autoridad, recordando a todos que existe en la Iglesia un poder supremo, que es prerrogativa personal, con autoridad sobre toda la comunidad reunida bajo el nombre de Cristo; poder no solamente externo, sino también capaz de crear y desligar obligaciones internas para las conciencias, y no dejado a la elección facultativa de los fieles, sino necesario a la estructura de la Iglesia; y no derivado de ella, sino de Cristo y de Dios. Sí, aquí estamos en el centro de la autoridad de la Iglesia". Y en tal sugestiva temática no es nada casual su referencia a los modernistas:
----------"¿Qué reacción despierta en vuestro espíritu esta observación sobre la autoridad en la Iglesia, aquí tan evidente y documentada? Puede suceder que la primera reacción espontánea no sea de gozo. Será quizá una reacción de interés curioso o de admiración; pero no para todos, no siempre, de satisfacción". E inmediatamente la clara individuación del fenómeno modernista: "Más aún, en algunos poco formados en el 'sentido de la Iglesia', será de desconfianza y casi de defensa, de repulsa a una potestad tan alta y tan indiscutible. ¿Cómo así? ¿Por qué esa actitud negativa con una potestad de paternidad, de servicio y de salvación?". Las palabras que siguen son importantes para descubrir el perfil del modernista al que se refiere el Papa:
----------"Sería largo explicarlo. Pero todos pueden advertir que está un poco difundida por todas partes la mentalidad del protestantismo y del modernismo, negadora de la necesidad y de la existencia legítima de una autoridad intermedia en las relaciones del alma con Dios. '¡Cuántos hombres entre Dios y yo' (Rousseau), exclama la voz famosa de un epígono de esta mentalidad. Y hay quien ha hablado de religión de autoridad y de religión de espíritu, contraponiendo una y otra, identificando en la religión de autoridad al catolicismo, y en la religión de espíritu a las corrientes del sentimiento religioso liberal y subjetivista de nuestro tiempo, concluyendo obviamente que la primera, la religión llamada de autoridad, no es auténtica, y que la segunda debe proceder y desarrollarse de por sí sin vínculos externos, arbitrarios y sofocantes. Y en este sentido también conspiran con frecuencia los plausibles progresos de la cultura moderna sobre la personalidad humana, sobre la libertad individual, sobre la primacía moral de la conciencia, negando la función o aminorando la competencia, o mortificando el prestigio de la autoridad religiosa".  
----------Años después, en la audiencia general del 5 de julio de 1967, ya finalizado el Concilio, y habiendo surgido ya las reacciones de algunos teólogos que, como Rahner, daban inicio a lo que el Papa llamó el "magisterio paralelo", vuelve Paulo VI a referirse al modernismo, también relacionándolo a su personal autoridad como Vicario de Cristo, y mencionando veladamente a "algunos atrevidos teólogos":
----------"Recordemos una palabra significativa del mismo San Pedro, consciente de ser vivo instrumento generador de la fe de los primeros cristianos. Así habla al primer Concilio de la Iglesia naciente: 'Hermanos, ya sabéis que Dios, desde los primeros días, dispuso que los gentiles oyeran la palabra del Evangelio de mi boca y creyeran' (Hch 15,7). Ved: el Apóstol es un maestro; no es simplemente el eco de la conciencia religiosa de la comunidad; no es la expresión de la opinión de los fieles, casi la voz que la concreta y legaliza, como decían los modernistas (cf. Denzinger 3406), y como algunos teólogos hoy todavía se atreven a afirmar. La voz del Apóstol es generadora de la fe; porque ella aporta el primer anuncio del Evangelio, y así defiende su sentido genuino, define su interpretación, orienta la recepción de los fieles, y denuncia sus erróneas deformaciones". Sin duda un texto clarísimo y sumamente actual.
----------Finalmente, en la audiencia general del 7 de mayo de 1969, tras la crisis de la "revolución del '68" y las reacciones a la Humanae vitae, el Santo Pontífice expresa con palabras sentidas y doloridas, a "los buenos y fieles hijos de la Iglesia" (porque ya habían surgido otros ni buenos ni fieles) la necesidad de vivir en la Iglesia y amar a la Iglesia, porque "la Iglesia es medio y la Iglesia es fin respecto al reino de Cristo". Y enseguida se refiere al "clamor de los publicistas" que pedían reformarlo todo (lo que el papa Benedicto XVI llamará el "concilio de los medios"), pero también a la auténtica y "contínua reforma en la Iglesia".
----------Y he aquí entonces, la nueva referencia a los modernistas, en una muy lúcida pintura de tonos muy vivos, que también podría ser vista muy actual, aplicable cinco décadas después: "Pero, ¿qué ocurre en la publicidad de la opinión pública, lamentablemente con demasiada frecuencia tan superficial, maligna y golosa de descubrir y de crear impresiones sensacionalistas, y a la vez tan irresponsable como contundente al pronunciarse sobre los deberes y sobre la contumacia de la Jerarquía? Sucede que la observación de la grande y misteriosa realidad de la Iglesia se detiene en los aspectos externos, fenoménicos, contingentes de la misma, y ​​descubre en ellos con doctoral gravedad, pero apresurada facilidad los evidentes defectos, se complace en los escándalos, y en culpar a la autoridad de la Iglesia por el abandono de la fe de tantos que, con razón, la quisieran digna y perfecta, espiritual y sublime en todos sus aspectos, pero encontrándola inferior al ideal que no siempre logra personificar dignamente, se hacen un pretexto, y de hecho a veces un mérito de profesar un cristianismo a su modo y, en la práctica, sin compromisos de ningún tipo, ni doctrinales, ni disciplinarios, ni cultuales, ni comunitarios. Y si son muchos los que coinciden en esta actitud de libre crítica, se unen y se afirman en grupos particulares, que acaban por dar tendencial preferencia a otras ideologías, tanto religiosas (el antiguo y nuevo modernismo) como sociales (el marxismo), y no a la auténtica fe cristiana".
----------Volver a tomar contacto con el magisterio pontificio de san Paulo VI es sumamente fructífero, y si el lector lo hiciera, comprobaría además la actualísima vigencia de sus enseñanzas. Ciertamente, podrá achacársele al papa Montini cierta indecisión o debilidad en sus actitudes pastorales o de gobierno de la Iglesia, al no haber tomado medidas de sanción disciplinaria contra los neo-modernistas, en particular contra Karl Rahner. Acerca de este tema, ya he reflexionado en otras oportunidades y he dado mi interpretación de los hechos. Pero sea cual sea la valoración que se haga de estos probables errores pastorales, nadie puede poner en duda la firmeza y la constancia del papa san Paulo VI en la predicación de la verdad católica, precisamente contra los errores del neo-modernismo postconciliar, sobre todo rahneriano y schillebeeckxiano.
   
Progresismo y tradicionalismo en las enseñanzas de san Paulo VI
   
----------A continuación ofrezco, a modo de rápido panorama, una visión de conjunto de todas aquellas ocasiones en las que san Paulo VI ha utilizado los términos progresista, tradicionalista, progresismo y tradicionalismo. En general, dejo de lado todas aquellas ocasiones en que se ha referido a los mismos conceptos expresados en estos términos, pero usando otras expresiones. Excepciones hago con los términos conservadurismo o integrismo o fundamentalismo, que también han sido usados. Ulteriormente, si es que se pretende exponer más profunda y detalladamente el pensamiento y las enseñanzas de los Papas del post-concilio sobre el tema, habría que hacer referencia a todas esas otras expresiones.
----------Ante todo, debemos dejar de lado aquella ocasión en la que el papa san Paulo VI se refirió al "renovado error del tradicionalismo", en su Carta al padre Aniceto Fernández, maestro general de la Orden de Predicadores, 7 de marzo de 1964, pues aquí el Papa se refiere al error filosófico, surgido en el siglo XIX en el seno del catolicismo francés durante el período de la Restauración, que niega que la razón individual pueda conocer verdades como la existencia de Dios, a las cuales solo podemos acceder por la fe o a consecuencia de una revelación primitiva transmitida por la tradición. De modo general, el tradicionalismo, en el sentido entendido aquí por el papa Montini, pone el origen de todas las ideas en una revelación primitiva y, subsecuentemente, en la enseñanza que el hombre recibe de la sociedad.
----------De más importancia para delimitar el concepto de lo que hoy se suele entender por tradicionalismo, es la referencia del papa san Paulo VI al "integrismo", en su discurso a la Junta Central de la Acción Católica Italiana, el 12 de diciembre de 1964: "Nos mismo no ignoramos las críticas y acusaciones que se han dirigido a la Acción Católica, expresión para algunos de una concepción 'clerical', es decir, cerrada, interesada y pragmática del compromiso católico, mentalidad residual de un estéril integrismo que ha agotado su función histórica, arraigado, al parecer, en un estancamiento ideológico de tendencia, como dicen, conservadora y reaccionaria, incapaz de comprender las formas culturales y sociales que interpretan las tendencias fundamentales de la evolución humana y otras cosas por el estilo. Tampoco ignoramos las lisonjas y las asechanzas tendidas a los católicos y a muchas almas de jóvenes y trabajadores, en favor de una adhesión -votos de protesta contra movimientos y personas de nuestro campo, votos de simpatía para ideologías o instituciones contrarias a la religión y a la concepción cristiana de la vida-, de una colaboración que llaman constructiva, con fuerzas culturales y sociales en extremo peligrosas y siempre guiadas por la visión exclusiva y radical del interés propio. Por ello no dudamos en reafirmar ante vosotros la necesidad de vuestra función en defensa y afirmación del nombre católico, en su auténtico significado; y gustosos os expresamos nuestra confianza en que sabréis dar a los principios católicos un testimonio siempre nuevo, positivo, fecundo y benéfico".
----------Importante es la descripción que el papa Pablo VI hace tanto de lo que hoy llamamos progresismo y tradicionalismo (este término es mencionado aquí expresamente), en su homilía en la diócesis de Albano, el 3 de septiembre de 1967. Habría que reflexionar sobre toda la homilía, pero rescato apenas un pasaje: "¿Cómo regularnos frente a la amplitud de las transformaciones en desarrollo y que afectan nuestros hábitos...? Existe siempre, es cierto, una categoría de personas que siguen temerosas del vasto fenómeno y dicen: yo me aferro al pasado: ¡qué bien se estaba antes! por eso nunca cambiaré... Se trata de inmovilismo, de no cambiar nada, de permanecer como ayer en lugar de asociarse a los de hoy. Por otro lado, están aquellos que aceleran los cambios, obedeciendo a un programa radical. Dicen: sacudamos lo que fue de ayer, del año pasado, y hagamos todo completamente nuevo. Por lo tanto, es la actitud contraria, vale decir, la prisa y, con ella, la precariedad propia de las cosas que cambian desconsideradamente. ¿Cómo debemos regularnos? Esto es de particular importancia. Primero debemos analizar las ideas, las teorías que hemos recibido y nos fueron transmitidas... ¿Son ellas formas válidas o no? El solo enunciado de la pregunta significa que debemos tener, además de un espíritu vigilante, un espíritu crítico. Saber elegir, saber juzgar, saber dónde están los valores que merecen ser conservados y dónde en cambio están los pseudo-valores, las cosas que se conservan precisamente por formalismo, por costumbre, por tradicionalismo... ¡Se aferran a tantas fórmulas que ya se han vuelto viejas y obsoletas, y que no tienen la validez para ser hoy conservadas y desarrolladas!".
----------En el discurso del 31 de mayo de 1969 en el centenario del "Circolo San Pietro", refiriéndose el Papa a las condiciones indispensables para asegurar a este Círculo un carácter auténticamente "católico, de fe, de vida interior, de conciencia reflexiva, de cultura doctrinal, de función inspiradora, de testimonio católico y de profesión valiente y pública de pertenencia a la Iglesia, a la Iglesia de Pedro", los invita a alejarse de "la abulia, la indiferencia, la inquietud, la duda liberal y sistemática, el tradicionalismo sin raíz de verdadera convicción y por tanto superficial, y muchas veces convencional e hipócrita...".
----------En la audiencia general del 23 de julio de 1969, el Papa llama decidida y firmemente a "apreciar los valores de la vida moderna", y llega a lamentarse de "cuán fuera de lugar es el derrotismo contra la sociedad y sus valores, y en general contra la vida moderna. Este derrotismo seduce hoy incluso a algunos sectores de la juventud y a otros hombres de pensamiento y de acción; los gratifica con atrevido progresismo, y parece dotarlos de una personalidad superior, cuando los llena de instintos rebeldes y desprecio sin escrúpulos hacia nuestra época y hacia su esfuerzo creativo".
----------El 11 de abril de 1971, domingo de Pascua, en la homilía de la Misa celebrada en la parroquia de los Santos Urbano y Lorenzo, expresó el Papa: "Nosotros, modernos, gente de nuestro tiempo, tenemos una pasión fortísima por la novedad. Todo debe ser renovado. Nuestros antepasados eran 'conservadores' y 'tradicionalistas', y medían la bondad de las cosas según lo que duraban. Nosotros, en cambio, nos llamamos actualistas, es decir, queremos que todas las cosas sean continuamente nuevas, con un dinamismo que las exprese siempre de forma imprevista y siempre insólita. Este templo, que ciertamente no sigue los esquemas convencionales de otras iglesias (de hecho es una iglesia construida en un estilo muy moderno), demuestra que la vida cristiana no solo tolera, sino que también expresa esta necesidad humana de renovarse".
----------Curiosamente, otra ocasión en la que utilizó san Paulo VI el término progresismo / progresista fue también en una misiva al maestro general de los dominicos, diez años después de la ocasión citada párrafos arriba, en su Carta Lumen Eclesiaeesta vez al padre Vincent de Couesnongle, el 20 de noviembre de 1974. La cita (en el n.9 del documento) es importante porque, además de referirse positivamente al progresismo, indica claramente su oposición al conservadurismo: "Se puede afirmar que Santo Tomás, superando cierto sobrenaturalismo exagerado, arraigado en las escuelas medievales, y al mismo tiempo haciendo frente al secularismo que cundía en las escuelas europeas merced a la interpretación naturalista del aristotelismo, supo mostrar -tanto en el plano de la teoría como en la práctica, o sea con el ejemplo de su trabajo científico- cómo se compaginan en su pensamiento y en su vida la fidelidad total y absoluta a la palabra de Dios y la máxima apertura de mente al mundo y a sus valores auténticos, el afán innovador y progresista y la resolución de levantar todo el edificio doctrinal sobre el cimiento firme de la tradición". De modo que aquí el papa san Paulo VI usa la palabra "progresista" en sentido positivo, como actitud de verdadero y auténtico progreso, de válida apertura al mundo, en la labor teológica de Tomás de Aquino.
----------Corroborando lo dicho, es importante lo que expresa el Papa en el n.14 del mismo documento: "Además, nuestros predecesores y nosotros mismos, hemos afirmado repetidas veces la autoridad de Santo Tomás. No se trata -quede bien claro- de un conservadurismo a ultranza, cerrado al sentido de evolución histórica y medroso ante el progreso, sino de una opción fundada en razones objetivas e intrínsecas a la doctrina filosófica y teológica del Aquinate, que nos permiten ver en él a un hombre, deparado, por superior designio, a la Iglesia, el cual, con la originalidad de su trabajo creador, imprimió una trayectoria nueva a la historia del pensamiento cristiano y principalmente de las relaciones entre la inteligencia y la fe". Paulo VI rechaza que se atribuya el calificativo de conservadurismo a los Papas que han recomendado a Santo Tomás.
----------En referencia al progreso y a la renovación en la Iglesia, en permanente diálogo con el mundo en progreso y renovación, también hay que recurrir a la audiencia general del 8 de octubre de 1975, ya en los últimos años de su pontificado.
----------Y por el momento pongo aquí un punto y aparte. Hemos cumplido tan sólo una labor de "teología positiva", vale decir, de recolección de datos en las Actas del Magisterio pontificio. Tras el análisis de otros jalones de las enseñanzas de los Papas del post-concilio, tendremos entonces la ocasión de brindar algunas conclusiones que nos permitan delimitar la semántica de los términos en cuestión.

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