El sugestivo hecho de que Jorge Mario Bergoglio haya llegado al solio pontificio como el primer Papa de la Compañía de Jesús puede darnos algunas pistas para comprender lo que está en las raíces del lenguaje a veces ambiguo del actual Romano Pontífice. Es uno de los primeros pasos que podemos dar en el análisis que nos hemos propuesto, con modestia y respeto, acerca del actual período pontificio.
Ventajas y dificultades derivadas del primer Papa jesuita
----------Días atrás propuse a los lectores la tarea de reflexionar acerca de las características principales del actual pontificado, centrándonos especialmente en una característica que es muy evidente: su ambigüedad expresiva, la cual, no siempre por supuesto se manifiesta, pues el Santo Padre es por lo común muy claro y definido en la mayoría de sus intervenciones, sobre todo las más formales, que hacen al cumplimiento de su oficio petrino de Maestro de la Fe. Pero también es cierto que la ambigüedad aparece con cierta frecuencia en sus declaraciones, sobre todo las menos sujetas a las habituales formalidades oficiales. En tal sentido, prometí a los lectores desarrollar, en notas sucesivas, y sin un orden fijo ni agenda establecida, una mirada más bien panorámica sobre estos años de Pontificado, poniendo el acento precisamente en los problemas que plantea la mencionada ambigüedad. Y adelanté una serie de preguntas que indicarían nuestro recorrido. ¿Qué es la ambigüedad en el lenguaje? ¿Cuáles son las características de la ambigüedad del papa Francisco? ¿Qué actitud asume el fiel católico al advertir ambigüedad en el lenguaje del Romano Pontífice? Tratemos entonces de comenzar a dar algunos pasos en respuesta a estas preguntas.
----------El papa Francisco parece querer marcar un punto de inflexión, un giro epocal, con respecto a la pastoral de los Pontífices precedentes, en el sentido de iniciar un tipo de pastoral tal que exonere al Papado de las acusaciones tradicionales hechas contra la Iglesia por los no-católicos, es decir, la acusación de los masones de ser la Iglesia supersticiosa, intrusiva, clerical, intolerante y antidemocrática; la acusación de los liberales de ser autoritaria y antiliberal; la acusación de los escépticos de ser rígida, dogmática, inquisitorial y absolutista; la acusación de los modernistas de ser triunfalista, conservadora, medieval, occidentalista, monolítica, inmóvil, fuera de la historia, tradicionalista, atrasada y cerrada a lo nuevo y al mundo moderno; la acusación de los protestantes de ser papista, pelagiana, aristotélica, escolástica, racionalista, burocrática, pedante, farisaica, piramidal, juridicista, legalista y meritocrática; la acusación de los marxistas de ser burguesa, reaccionaria, capitalista, filoamericana y cerrada a las necesidades de los pobres; la acusación de los ortodoxos orientales de estar cerrada al Espíritu Santo, centralizada, orgullosa y de querer sobresalir.
----------Ahora bien, el papa Francisco, con su pastoral, ha puesto un notable empeño en la tentativa de sacudir de las espaldas del Papado todas estas acusaciones, las cuales son en parte justas y en parte falsas y espurias por basarse en pretextos. Francisco también se ha esforzado por mostrar al mundo un Papado abierto, fraterno, modesto, igualitario, innovador, reformador, anticlerical, dúctil, flexible, conciliador, dialogante, misericordioso, atento a las necesidades de los pobres, moderno, humilde, indulgente, comprensivo, tolerante, pluralista, internacionalista, liberador, obediente al Espíritu Santo, contra las abstracciones, el dogmatismo, el clericalismo, el gnosticismo, el legalismo, el rigorismo, el conservadurismo, la nostalgia de un pasado finiquitado, la rigidez, el tradicionalismo, el doctrinarismo, el espíritu inquisitorial.
----------Hasta aquí todo bien. Sin embargo, ¿qué ha sucedido? ¿Cómo implementa el papa Francisco este programa? ¿Con qué lenguaje? Es evidente que el Papa se ha propuesto llevar adelante la reforma conciliar y desarrollar las doctrinas del Concilio Vaticano II. Y en esto, obviamente, cumple fielmente con su deber. Su programa de responder a las críticas de los tradicionales enemigos de la Iglesia, sobre algunos puntos está sin duda centrado, por lo cual por una parte se ha atraído la satisfacción de los no-católicos, que han visto reconocidas sus críticas. Pero por otra parte, sobre otros puntos, la línea de Francisco ha provocado un doloroso contragolpe, pleno de malentendidos, en el interior de la propia Iglesia.
----------Parece que el Santo Padre no le da importancia al dejarnos litigar entre hermanos de fe, lanzándonos recíprocas acusaciones de falso catolicismo. Pero mi temor es que el Papa, en sus estudios juveniles en Alemania (aún cuando hayan sido breves), en contacto con las obras de Romano Guardini [1885-1968], y en sus lecturas posteriores, haya permanecido de algún modo infectado por ese virus hegeliano según el cual el progreso y la síntesis no provienen del desarrollo y de la explicitación en la continuidad con el Magisterio precedente, sino en el conflicto y en la oposición contradictoria entre el sí y el no.
----------De buena fuente sé que un sacerdote jesuita, ex-redactor de La Civiltà cattolica, ya fallecido, se encontraba a menudo hace algunos años con el papa Francisco, quien un día le confió la siguiente convicción de conciencia: "io sono un po’ furbo e un po’ ingenuo" (yo soy un poco astuto y un poco ingenuo): un autorretrato perfecto. Son dos aspectos: astucia e ingenuidad. Intentemos en estas notas focalizar nuestra atención en la astucia del papa Bergoglio. De su ingenuidad ya hemos hablado en otras ocasiones. La ingenuidad del papa Francisco consiste en el circundarse de colaboradores astutos, de los cuales por ingenuidad él no se da cuenta que no merecen esa confianza que él les concede. O bien, como otros dicen, el Papa mantiene cerca a esos zorros para tenerlos bajo su control, a fin de que no hagan más daño en alguna otra parte. Mientras que hay otros que dicen que él no tiene más remedio que soportarlos, por la dificultad de podérselos quitar de encima: ¡a tanto ha llegado, incluso para la Santa Sede, el poder de los modernistas!
----------En cuanto al caso de la ambigüedad, instrumento predilecto de la astucia, no se trata de acoger el sí y de rechazar el no, sino de acoger a ambos, en la idea de que la conciliación no viene de la solución del conflicto -cosa considerada imposible y contraproducente-, sino por el contrario, de mantenerlo vivo, porque el acuerdo o "síntesis" no surgiría de una identidad y de un acuerdo de base e inicial, sino que sería efecto de la misma contradicción, la cual evidentemente permanece irresuelta, por lo cual el conflicto se mantiene. La pacificación es solo de fachada, una paz de palabras, pero el conflicto no se apaga.
----------La convicción idealista es que la negación (antítesis), negándose a sí misma, debería restaurar la afirmación (tesis) inicial. Pero el hecho es que en este método dialéctico de origen hegeliano, la afirmación no puede estar sin la negación, el sí no puede estar sin el no, por lo cual no se da una alternativa o sí o no, sino que se da y sí y no. El aut-aut se reduce a et-et. Por eso, la alteridad existe solo al precio de la contradicción. En este método, la negación es considerada el factor del progreso en lugar de la afirmación.
----------Ahora bien, debemos reconocer que les ocurre a todos, incluso a aquellos que más se preocupan por la propiedad y la lealtad del lenguaje, el pronunciar de vez en cuando una frase ambigua, de doble sentido. Pero ellos inmediatamente se encargan de aclarar tan pronto como se dan cuenta de que se les ha malinterpretado, y manifiestan lo que intentaban decir o dan la recta interpretación.
----------Este Papa, por el contrario, además de pronunciar bastante a menudo frases ambiguas o interpretables en sentidos opuestos, no parece preocupado por mantenerlas a freno, sino que más allá de eso, después de haberlas pronunciado, aunque surjan inmediatamente los inevitables contrastes de interpretación, no se preocupa de aclarar o explicar cuál es la interpretación correcta y verdadera, distanciándose de quienes la entienden mal, y mostrando aprobar sea la una o la otra interpretación.
----------A veces parece que nos encontremos frente a un carácter bizarro o a formas caracterológicas. Sin embargo, para nuestro consuelo, estas ambigüedades no se encuentran en los documentos del máximo nivel oficial. Si existen dificultades interpretativas, como en Amoris laetitiae, se pueden resolver.
----------De todos modos, la predicación del Papa exige de nosotros los fieles un continuo esfuerzo interpretativo para conciliarla con la ortodoxia. A menos que hagamos como los lefebvrianos, y consideremos al Papa un hereje y un modernista. Pero esto no nos está permitido por el hecho de que un Papa no puede ser hereje, porque si esto pudiera suceder (cosa que por lo demás nunca ha sucedido) deberíamos decir que Cristo nos ha engañado, cuando le ha dado a Pedro el encargo de confirmar a los hermanos (Lc 22,32).
----------Por lo demás, aunque se admita que el Papa perturbe la fe de los fieles o dé pruebas de mal gobierno de la Iglesia, no existe sobre la tierra ninguna autoridad superior o arbitral, que pueda juzgarlo respecto al ejercicio de su ministerio, como dice el derecho canónico: "La Santa Sede no es juzgada por nadie" (Can.1404). Podría ser juzgado por las autoridades civiles en el caso que cometiera un delito contra el Código civil.
----------Pero el problema es que el papa Francisco no perturba y no escandaliza solo a los tradicionalistas infectados de fariseísmo y obstinación, que después de cincuenta años todavía no han comprendido que las doctrinas del Concilio Vaticano II constituyen un necesario progreso, es decir, un mejor conocimiento y promoción de la Palabra de Dios o divina Revelación, por lo cual las doctrinas conciliares no crean en absoluto una ruptura con la Tradición, sino que la confirman y están en continuidad con ella. El verdadero problema es que el papa Francisco pone en inquietud a todo católico, por normal o sano tradicionalista o progresista que sea, a todo católico que (por más alejado que esté de los cismáticos y herejes modernistas o lefebvrianos) piensa y vive dentro del horizonte de la ortodoxia, tal como se resulta de las doctrinas del Vaticano II, tal como son interpretadas por el Catecismo y por los Papas del postconcilio hasta Francisco.
----------Ciertamente, estos católicos, a menudo con esfuerzo, dan una interpretación benévola. Pero, la pregunta se mantiene: ¿por qué Francisco no se expresa con claridad, como lo han hecho los Papas del pasado? Ciertamente, incluso en el caso de los anteriores Papas sucedía que algunas de sus afirmaciones suscitaban dudas o discusiones sobre cómo debían ser interpretadas. Pero eso sucedía rara vez.
----------Hoy, considerando que el papa Francisco habla con mucha frecuencia, muchas de sus frases son objeto de inmediatas controversias hermenéuticas, considerando también la más amplia y más fácil difusión de las noticias permitida por los modernos medios de comunicación. Ciertamente, para los herejes modernistas el papa Francisco está bien tal como está. Pero este hecho debería alarmar al Papa y hacerlo proclive a corregirse, porque los modernistas, constatando que en esas ambiguas frases el Papa parece un modernista, se lo acaparan considerándolo sin más y alardeando de él como uno de los suyos.
----------Por lo tanto, comprendo perfectamente que el papa Francisco no se preocupe por el escándalo de los fariseos, pues después de todo son una pequeña minoría en la Iglesia. ¿Pero, por qué no tiene ni siquiera en cuenta el escándalo de los buenos y auténticos católicos? ¿No se da cuenta de lo mucho que los decepciona y los hace sufrir? Buscan en el papa Francisco un pastor que les consuele, y en cambio encuentran a un pastor que los abate en el desconcierto. Buscan luz y encuentran ambigüedad. Buscan un terreno sólido y encuentran arenas movedizas. ¿Se da cuenta el Santo Padre de cuánto pone a prueba la fe de estos católicos? ¿Pero es que ellos no han intentado ya lo suficiente, y de muchos modos, para que el Romano Pontífice advierta la situación? ¿No hay nadie que le informe? ¿No es capaz de corregirse?
----------Lo que es más lamentable es el hecho de que también este malestar se manifieste sobre todo en laicos, jóvenes, seminaristas, sacerdotes, religiosos, periodistas, intelectuales, escritores, profesionales, filósofos o teólogos. Pero el caso es que los Obispos y los Cardenales no se hacen oír, salvo poquísimas excepciones. Es difícil comprender la conducta de estos: ¿han intentado hablar con el Papa? Es imposible que los buenos elementos no estén preocupados. Parece que el Papa no acepta observaciones, mientras es sensible a los elogios de los modernistas. Esto también es ingenuidad o sensibilidad a la vanagloria. Sin embargo, no debemos desanimarnos, porque el papa Francisco da algunas señales de corregirse.
----------¿Es posible que no haya algún buen obispo o Cardenal que no sepa sugerir públicamente al Santo Padre una vía de salida, una conducta y un lenguaje adecuados para suscitar respeto por él desde ambas partes, para reconciliarlos entre sí en una fraterna reciprocidad, en la obediencia al Padre común y en la participación de la única fe? ¿Es posible que solo se escuchen voces amargadas o aduladoras? ¿No comprende el Papa que los modernistas lo están embaucando y que no todo está equivocado en las críticas lefebvrianas? Entre el padre Minutella y el cardenal Kasper, ¿quién es el que conoce mejor cuál es la autoridad del Papa?
----------El caso más llamativo de equivocidad, como todos saben, es el de la exhortación apostólica Amoris laetitia, documento oficial que trata un tema de suma importancia, como es el tema del matrimonio y de la familia. La exhortación apostólica contiene óptimas enseñanzas, en las huellas de la tradición.
----------Pero he aquí que, precisamente sobre ese punto acerca del cual todos estaban esperando una clara y autorizada respuesta del Papa (si sea lícito o no que los divorciados vueltos a casar reciban los sacramentos), un tema que hubiera requerido, por su delicadeza, un documento aparte, como hizo san Paulo VI para la cuestión de los anticonceptivos, y he aquí que todo lo que el Papa dice se restringe a la breve nota 351, en la cual ni siquiera está claro si se trata de una verdadera ley o una simple hipótesis de ley.
----------Pero por si esto fuera poco, a la petición de aclaración que le hicieron algunos ilustres miembros del Sacro Colegio (por más desconsiderada y descaminada que haya sido), el Papa ni siquiera se ha dignado responder, él, quien predica y practica continuamente el diálogo incluso con los más alejados.
----------También la reticencia acerca de las verdades de fe es para un pastor signo de ambigüedad, porque no está claro si el Papa calla verdades de fe por razones de oportunidad o porque no cree en ellas; es decir, no está claro para una enorme cantidad de personas que pueden no tener en cuenta que es imposible que un Papa pueda dejar de creer en las verdades de fe. Vale decir, en el caso del papa Francisco, no podemos pensar que las verdades que calla las rechace, por supuesto, por el motivo de que un Papa no puede ser hereje. Y, sin embargo, amarga el hecho de que Francisco calle sistemáticamente sobre ciertas verdades de fe, que, casualmente, desagradan a los modernistas y a los luteranos, como la existencia del infierno, la necesidad de los méritos para entrar en la vida eterna, la infalibilidad pontificia, la inmutabilidad de los dogmas, la naturaleza de la herejía, la existencia del purgatorio, el valor expiativo y satisfactorio del sacrificio de Cristo, el primado del catolicismo sobre las otras religiones, el deber de los no-católicos de convertirse al catolicismo, la diferencia entre justicia y misericordia, los privilegios celestiales de Nuestra Señora, etc.
----------Un escalador de montaña, un andinista aquí en la cordillera, quiere estar seguro de que los clavos que ha clavado en la roca lo sujetarán. El paracaidista que tiene que lanzarse al vacío, quiere estar seguro de que el paracaídas se puede abrir. El piloto que debe atravesar el océano verifica que el carburante sea suficiente. El buscador de hongos quiere estar seguro de que no ha recolectado hongos venenosos. El paciente quiere estar seguro de que el medicamento que ha estado tomando es el correcto.
----------Pues bien, el Papa es un hermano nuestro en la fe a quien Nuestro Señor Jesucristo ha encargado de asegurarse de que nosotros, los fieles, estamos en el camino correcto, encargado de protegernos y de advertirnos del peligro o del error, de indicarnos el camino de la verdad en un asunto tan importante como es nuestro eterno destino. El Papa puede equivocarse en muchas cosas, pero no en esta.
----------La primera de las obras de misericordia que un Romano Pontífice debe hacer para con nosotros, tarea que sólo él en toda la Iglesia, asistido por el Espíritu Santo, puede realizar infaliblemente, es precisamente la de presentarnos con claridad el Evangelio y todo el Evangelio.
----------Por consiguiente, si un Papa, ante la exposición de nuestras dudas, a nuestra solicitud de mostrarnos el camino en las respuestas, es evasivo, ambiguo o incluso no responde, ¿qué podemos decir? El Papa es la roca sobre la cual apoyarnos con seguridad; pero si también la roca se bambolea, ¿qué hacer?
----------Esperamos un padre que disipe el equivoco y no que lo repita, que nos dé serenidad y no preocupación, que simplifique y no complique las cosas. Por otra parte, todo director espiritual jesuita, con su famoso "discernimiento", es renombrado por arrojar luz, dar consuelo y certeza al penitente. ¿El papa Francisco no ha aprendido aquí de los grandes maestros de la Compañía de Jesús?
----------En las discusiones que se producen hoy entre teólogos católicos y teólogos modernistas o lefebvrianos, el fiel común apenas y difícilmente comprende quién tiene razón y, de hecho, se confunde fácilmente con los sofismas y con las ambigüedades de los herejes o cismáticos de uno y otro lado.
----------¿Por qué el papa Francisco no encarga a algún Cardenal, obispo o teólogo de su confianza para dar razón a quien tiene razón, poniendo las cosas en claro, quizás sirviéndose de L'Osservatore Romano, como era costumbre hasta Benedicto XVI? ¿O bien valiéndose del Teólogo de la Casa Pontificia, el padre Wojciech Giertich OP [n.1951], de quien no se ha sabido nada desde que Francisco es Papa? ¿Acaso para qué está?
Un elenco de frases problemáticas
----------1. "¿Quién soy yo para juzgar?". No pretende negar la existencia de una ley moral objetiva y universal, sino su incapacidad para juzgar las decisiones personales en lo íntimo de la conciencia, tomadas en el fuero interno. Sin embargo, parece un pronunciamiento permisivo, como muchos lo han entendido.
----------2. "No existe un Dios católico. Dios no es católico sino universal. Dios es de todos y cada uno lo lee a su modo". Quiere decir que Dios es Dios de todos, no solo de los católicos. Sin embargo, la lectura católica es la mejor de todas porque nos ha sido revelada por Cristo, al cual todos debemos creer. Aparte del hecho de que "católico" significa "universal", parece excluir la validez de una concepción católica de Dios.
----------3. "Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de verdades abstractas". Con esta frase, el Papa entiende referirse al Verbo Encarnado. Sin embargo, ¿por qué no precisar que Nuestro Señor Jesucristo manifiesta su doctrina en los dogmas de la fe?
----------4. "Algunos siguen sin comprender, o blanco o negro, aunque sea en el flujo de la vida en donde hay que discernir". Esta expresión del Romano Pontífice no se refiere, naturalmente, al principio del aut-aut y del tercero excluido, sino que rechaza ese tipo habitual de mentalidades extremistas, que no saben ver un punto medio entre dos extremos. Sin embargo, parece que no acepte el si, si, no, no.
----------5. "No existe una verdad absoluta. La verdad es una relación. Es el amor de Cristo por nosotros". Hemos explicado esta frase en una nota de días atrás. Entiende referirse a Cristo. Sin embargo, era necesario precisar: Cristo si bien es verdad absoluta, es Verdad que por amor nuestro se pone en relación con nosotros. Desde el punto de vista trinitario, la Verdad es Relación: es el Hijo.
----------Sea como sea, suena mal y, de hecho, es erróneo negar la existencia de la verdad absoluta. En efecto, verdad absoluta es la verdad sic et simpliciter y sin condiciones, universal supra-temporal, inmutable, eterna e incondicionada. Ella, en el límite, es Dios mismo: "Yo soy la Verdad". Existen verdades especulativas y morales absolutas, no desde todos los puntos de vista, sino relativamente a su contenido. La verdad absoluta puede ser humana y divina. Verdad relativa es la verdad relativa al sujeto o a las circunstancias de tiempo y de lugar. Cristo es Verdad absoluta divina que se relaciona con nosotros. Pero no por esto deviene verdad relativa. Aquí el Papa se muestra demasiado apresurado al tocar un tema de tanta importancia.
----------6. "Cada uno de nosotros expresa la verdad a partir de sí mismo, de su historia y cultura y de la situación en la cual vive". Se refiere al origen en nuestro yo del acto con el cual concebimos la verdad. No niega que la verdad dependa del adecuarse de nuestra idea a la realidad. De hecho, en otras ocasiones y lugares el Papa sostiene precisamente eso. Quizás, sin embargo, le convenía hacer esta aclaración, porque esta afirmación por sí sola tiene un sabor subjetivista, relativista y situacionista.
----------7. "Escuchar y obedecer a la conciencia significa decidirse de frente a lo que viene percibido como bueno o como malo". Esta afirmación es correcta, pero sólo con la condición de que se suponga que la conciencia se haya informado antes sobre lo que es objetivamente bueno y lo que es malo.
----------8. "Cada uno tiene su propia idea del bien y del mal y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como él los concibe". Similar a la explicación anterior. Es una afirmación correcta, pero, previamente el individuo debe asegurarse de que su idea se corresponda con lo que objetivamente es bueno y es malo.
----------9. "Cada uno de nosotros tiene su propia visión del bien y del mal y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como él los concibe". Es cierto que cada uno debe seguir la propia conciencia. ¿Pero lo que yo concibo como bueno es verdaderamente y objetivamente bueno?
----------10. "El alma no es inmortal y el infierno no existe". Esto es cuanto ha referido Scalfari. ¿Pero estamos seguros que ha sido así? Sin embargo, el Papa no lo ha desmentido.
----------11. "La Trinidad son tres individuos que se pelean a puerta cerrada y hacen saber al exterior que están de acuerdo". Estas palabras del Papa son desconcertantes. Se trata probablemente de una salida jocosa, una expresión en broma. ¿Pero es conveniente bromear sobre estas cosas?
----------12. "Nunca he entendido la expresión 'valores no negociables' ". Sorprende que el Papa no comprenda una expresión tan intuitiva, aunque metafórica. Son los valores que no tienen precio, que no están en venta. Son los valores irrenunciables, los valores morales. Acerca de los cuales tanto ha insistido Benedicto XVI. Recientemente, sin embargo, en la encíclica Fratelli tutti, el Papa los elogia y los recomienda.
----------13. "¿Vas a convencer a otro para que se haga católico? ¡No, no, no! Vas a conocerlo: ¡es tu hermano! Y esto basta. Tú vas a ayudarlo, el resto lo hace Jesús, lo hace el Espíritu Santo". Entiende decir que el agente principal de la conversión es el Espíritu Santo. Pero al expresarse de esta manera se corre el riesgo de no tener en cuenta la parte reservada a la responsabilidad del predicador de la fe.
----------14. "El Concilio Vaticano II ha sido una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea", probablemente se trata de un defecto de expresión. Si el papa Francisco hubiera sido exacto, habría debido expresarse así: "El Concilio Vaticano II ha sido una interpretación y una valoración de la cultura contemporánea a la luz del Evangelio". Es el Evangelio el que debe juzgar al mundo, no a la inversa. El expresarse como lo hace el papa Francisco tiene un sabor modernista.
----------15. "Jesús pronuncia sólo la palabra para el perdón, no la de la condena". Quizás el Papa entendía referirse al pasaje evangélico en el cual se dice que Jesús no ha venido para condenar, sino para salvar al mundo. Pero al expresarse el Papa de este modo corre el riesgo de hacer caer en el error, porque en realidad Jesús condena a los malvados (véase por ejemplo el pasaje de Mt 25,41).
----------16. La cuestión de los elogios del Papa a Lutero. Calificar a Lutero como "inteligente, verdadero reformador con la intención de no dividir a la Iglesia, y que ofrece la medicina" es extremadamente equívoco si no se precisa que esto fue solo del joven Lutero, antes de la ruptura con la Iglesia.
----------17. "El fin de la historia será una inmensa tienda, donde Dios acogerá a todos los hombres para habitar definitivamente con ellos". Aparece evidente el contraste con las previsiones de Cristo sobre la separación de los justos de los malvados (Mt 25). ¿Qué decir, entonces, sobre esto? No se trata de magisterio auténtico, sino de opinión privada a él contraria. Aquí el Papa no habla en nombre de Cristo, sino de sí mismo.
----------18. "Al final de la historia está Jesús misericordioso y todo será salvado. Todo". El papa Francisco se ha olvidado de las otras palabras del Señor: "¡Apartaos, lejos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles!" (Mt 25,41). Por lo demás, si amamos verdaderamente la virtud, no podemos amar al mismo tiempo también el pecado: aut-aut. Tertium non datur.
----------19. La aquiescencia a la Pachamama. El papa Francisco habría debido distinguir el uso de la imagen de la Pachamama para la inculturación de la liturgia amazónica entendida como imagen de la madre tierra creada por Dios y el culto a la Pachamama como la diosa madre tierra.
----------20. "El Padre ha hecho pecado a Cristo". Aquí el Papa ha cambiado las palabras de san Pablo: "lo trató como pecado" (2 Cor 5,21) o bien "como pecador". Significa que Cristo ha tomado sobre sí mismo no el pecado, sino la pena del pecado. La expresión del Papa parece afirmar que Cristo ha pecado.
----------21. "No conocemos el por qué del sufrimiento de los niños". Esta frase habría debido ser continuada por el Papa con las siguientes palabras: "...en base a la simple razón". Porque sabemos bien que la fe nos dice que incluso los niños padecen las consecuencias del pecado original.
----------22. "La salvación es gratuita e incondicionada". El papa Francisco se refiere aquí a la perseverancia final, que no es merecida. Pero si queremos entrar en la vida eterna, debemos guardar los mandamientos. En este sentido, la salvación es a un tiempo merecida y gratuita.
----------23. "La diversidad de las religiones corresponde a la voluntad de Dios". Advirtamos que el Papa dice la diversidad y no los contrastes. En tal sentido es cierto: sería falso si por "diversidad" entendiera "contrastes", los cuales en cambio son consecuencia del pecado original.
----------24. "La Virgen María no es corredentora". Es una hipótesis teológica, pero convenía que el Papa hubiera distinguido dos sentidos de la misma palabra. Si por corredentora se entiende redentora a la par de Cristo, o sea, como Cristo, ciertamente María no es corredentora. Pero si la palabra se entiende partícipe de la redención de Cristo, ciertamente se puede admitir, tanto más porque la expresión ha sido tradicional desde el siglo XV y también ha sido usada por Papas como Benedicto XV y san Juan Pablo II.
----------25. "Nuestra Señora no ha nacido santa". Era necesario distinguir entre santidad inicial y santidad final. De lo contrario, parece negar el dogma de la Inmaculada Concepción.
----------26. "Todos somos hermanos e hijos de Dios". Esta afirmación, que el Santo Padre ha repetido muchas veces, puede ser entendida bien en el sentido de una hermandad laica o natural y de una filiación de Dios en sentido metafórico, como se encuentra en el Antiguo Testamento y en el mismo paganismo. Pero al mismo tiempo debería aclarar la diferencia entre la paternidad divina en sentido natural y la paternidad divina en sentido cristiano, y así también entre la fraternidad humana universal basada en la razón y en la común naturaleza humana y la fraternidad cristiana fundada en el bautismo y en el ser hermanos en Cristo.
Podría también agregar: "Dios no mira con los ojos, Dios mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo amor para cada persona, sea de la religión que sea. Y si es ateo, es el mismo amor. Cuando llegue el el último día, y exista la luz suficiente sobre la tierra para poder ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa!¿Usted se cree que Mahatma Gandhi o Martin Luther King, son menos amados por Dios que un cura o una monja? Dios ama y mira con el corazón a todos. Es quizás la única atadura que tenemos los hombres, la atadura del amor de Dios. En lo demás somos libres...incluso libres para no amarlo".
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
ResponderEliminarel párrafo citado: "Dios no mira con los ojos, Dios mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo amor para cada persona, sea de la religión que sea. Y si es ateo, es el mismo amor. Cuando llegue el el último día, y exista la luz suficiente sobre la tierra para poder ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa!" pertenece a Fratelli tutti.
Pero ¿de dónde ha sacado usted el resto?
Estimado, la frase tal y como la escribí entiendo que está tomada del documental "Francisco, un hombre de palabra".
EliminarTal cual. Era lo que sospechaba.
EliminarEntonces, lo que Ud. ha añadido es un añadido de Netflix.
Vale la aclaración, entonces.
Por lo tanto: no son palabras del Papa.
Muchísimo menos es nada que sea expresión oficial pontificia.
Mientras que la primera parte de su cita, corresponde a Fratelli Tutti n.281, que es lo único que debe ser tenido en cuenta de su cita.
Me parece, Sergio que, si el Anónimo no se inventó esas frases, ha sido un agregado de otros.
ResponderEliminarPara referirse a las expresiones del Papa siempre conviene ir a las fuentes oficiales: la web oficial de la Santa Sede.