jueves, 14 de octubre de 2021

La gnoseología de Giuseppe Barzaghi (2)

El intelecto humano adquiere el conocimiento del exterior mediante el uso de los sentidos. El contenido de su conocimiento son originariamente las cosas sensibles. Pero el intelecto, aplicando la razón, se eleva sucesivamente al conocimiento de la realidad espiritual: de sí mismo, de los valores morales y religiosos, de los ángeles y de Dios. Desde el conocimiento pasa a la conciencia y desde la conciencia a la autoconciencia. En la fe, viene iluminado por Dios acerca de la vida sobrenatural de la gracia y la naturaleza propia del Dios Trinitario.

¿El pensamiento coincide con el ser?
   
"El pensamiento de la sabiduría es más vasto que el mar" (Sir 24,29)
   
----------El pensamiento, para Giuseppe Barzaghi, no es una intención de ser, no tiene un esse intentionale, no tiende hacia un objeto externo; y, sin embargo, no es ni siquiera un pensar que tenga como objeto  a sí mismo como en Giovanni Gentile [1875-1944]. Como en santo Tomás de Aquino, en Emanuele Severino [1929-2020] y Gustavo Bontadini [1903-1990], el pensamiento es pensamiento del ser. Barzaghi ciertamente habla de un "puro pensar", pero es un pensar-ser, tanto que para él el pensar coincide con el ser.
----------No es, como en Gentile, creador y productor del ser. Y ni siquiera Barzaghi identifica, como Hegel y Gentile, el ser con el devenir. Sino que Barzaghi, como Severino, retoma el concepto parmenídeo del ser, uno, necesario, inmutable y eterno. Y por lo tanto el pensamiento es uno, necesario, inmutable y eterno. La libertad del pensamiento es, como dice Severino, la "libertad de la necesidad".
----------La voluntad no puede no querer libremente el ser. Cómo lo libre se desposa con lo necesario, se lo puede entender considerando el pensamiento divino en el cual precisamente, como demuestra santo Tomás (Sum.Theol., I, q.19, a.1), la voluntad se identifica realmente, aunque no nocionalmente, con la esencia de Dios. Y de hecho el pensamiento, para Barzaghi, al fin de cuentas, no es otro que el Absoluto, no es otro que Dios.
----------Es necesario también recordar que la noción de pensamiento es una noción analógica, porque vale tanto para el hombre como para el ángel y como para Dios. El pensar en general es ese acto del espíritu con el cual el espíritu, trascendiendo el espacio y el tiempo y abstrayendo de los datos del sentido y de la imaginación, reflexiona sobre sí, abraza lo real, se adecua al ser, vuelve la atención a lo inteligible y lo hospeda en su seno, formando ideas y proyectos, sacando de él razón e incentivo para la acción y poniendo en movimiento el amor.
----------Esta actividad del espíritu conlleva las tres modalidades antes mencionadas y es importante distinguirlas, porque el hombre, después del pecado original, teniendo en desprecio las cualidades de su pensar, tiende a usurpar las prerrogativas del pensar divino y angélico y atribuirse a sí mismo lo que es propio o pertenece a los grados superiores del espíritu.
----------Este modo de concebir el pensamiento es evidente en la gnoseología idealista a partir de Descartes hasta el idealismo alemán, pasando por Gentile, Bontadini y Severino, maestros de Giuseppe Barzaghi.
----------El yo humano es considerado por Barzaghi como la autoconciencia absoluta originaria preconceptual no consciente de sí: de ahí la tarea del filósofo de conducir al hombre a la toma de conciencia de la propia autoconciencia divina preconceptual atemática. A la inversa, su tarea es también la de elevar el pensamiento conceptual del yo empírico al nivel del pensamiento absoluto atemático.
----------En efecto, el yo del idealismo es un yo indeterminado, que no distingue realmente un yo humano de un yo divino como dos sujetos diferentes, sino que es el mismo sujeto, que, como yo empírico, toma conciencia de sí como yo absoluto y como yo absoluto desciende de nivel y se manifiesta empíricamente al yo humano.
----------No vemos entonces qué diferencia hay entre el Yo absoluto de esta autoconciencia absoluta y el Yo de Fichte, el cual identifica el propio yo empírico con el Yo absoluto: "Yo, Amadeo Fichte, el empírico hombre de raza alemana, soy el Único, siendo el Absoluto", y tampoco vemos como Barzaghi no podría no decir de decir lo mismo, aparte de la diferencia de nacionalidad.
----------Un defecto de la concepción barzaghiana del pensamiento, típicamente idealista, es la negación del primado del ser sobre el pensamiento y sobre la autoconciencia. Barzaghi recurre, sin ninguna originalidad, a todos los bien conocidos errores del idealismo: la identificación del pensamiento con el ser; la identificación del ser con el ser pensante y con el ser pensado; la tesis de la intrascendibilidad del pensamiento; la negación de la dependencia del pensamiento respecto del ser, del pensamiento como efecto del ser, del ser como externo al pensamiento, del pensamiento como representación del ser.
----------Por otra parte, no falta en el repertorio de Barzaghi el trillado sofisma según el cual no existen cosas en las cuales no pensamos, porque en el momento en el cual pensamos devienen pensadas, sin tener en cuenta que cuando las pensamos, las pensamos precisamente en cuanto son cosas en las cuales no pensamos. Ellas, en efecto, son precisamente pensadas como no pensadas y devienen pensadas como no pensadas.
----------La identificación del pensamiento con el ser, incluso admitiendo que sea solo intencional, no explica el hecho del error y del pensamiento falso, al cual Barzaghi ni siquiera menciona. En efecto, ¿qué es el error sino la inadecuación del pensamiento al ser? Si el pensamiento es por definición idéntico al ser, el error deviene imposible o inexplicable.
----------Por tanto, Barzaghi no admite distinción entre el ser como ser y el ser como verdadero. Pero verdadero y ser coinciden. No existe adaequatio intellectus et rei, sino que intellectus y res son lo mismo. Sólo admite el primado de la idea o del pensamiento sobre el ser o sobre lo real, pero no el primado del ser o de lo real sobre el pensamiento y sobre la idea.
----------También el concepto, como expresión del pensamiento, no parece en Barzaghi representación o imagen mental de lo real, espejo de lo real, no parece que presuponga lo real y no parece que deba regularse sobre lo real, sino coincidir con la cosa como en Hegel.
----------El concepto de la cosa, para Hegel, es la cosa "en el elemento del pensamiento". La cosa de en sí deviene un para sí, de lo que nace la síntesis del en sí-para sí. Como ya en Fichte, no existe ya la cosa en sí externa al pensamiento, sino que ella deviene pensamiento. Y así también Barzaghi hace propio el famoso principio hegeliano: "lo real es racional y lo racional es real". Observamos que no hay duda de que lo real es racional porque es la realización de la Razón divina. Pero es falso que lo racional sea siempre real, porque el ente de razón o ente imaginario o el mal o la nada son racionales o sea pensables, pero no tienen el ser.
----------Por otra parte, Barzaghi habla siempre del pensamiento como acto o actividad del pensar, y nunca como pensamiento posible o como poder pensar. Sólo dos veces habla de la facultad humana de pensar, pero sin detenerse en absoluto en el significado verdadero de tal potencia del intelecto humano y en la relación con el pensar en acto.
----------Se ve que Barzaghi supone la concepción cartesiana del hombre como res cogitans, el hombre como pensante por esencia. Por esto Barzaghi no admite que el hombre a veces piense, a veces no piense, sino que según él, el pensar humano está siempre en acto, porque no llega a concebir un intelecto humano simplemente en potencia. O el hombre piensa o no existe.
----------Sí, ciertamente, el pensamiento es pensamiento del ser. Pero, ¿qué es el ser para Barzaghi? ¿Y cómo lo conocemos? El suyo quiere ser ciertamente un pensamiento a la sombra del ser, lo cual es el orgullo de los idealistas. Y con eso un pensamiento de la verdad. Siguiendo a Severino, él usa una bella expresión: "la verdad del ser".
----------Para Barzaghi, el pensamiento capta inmediatamente, intuitivamente, reflexivamente y matemáticamente, aun cuando no siempre conscientemente, el ser absoluto, el ente cuya esencia es la de ser, por lo tanto el Ser necesario, que no puede no existir, que entonces es el parmenídeo. Por eso, para tener conciencia de la existencia de Dios, Barzaghi prefiere la vía anselmiana a la tomista: basta reflexionar sobre qué cosa significa el concepto de Dios: ese ser que no puede no ser y se entiende que Dios existe.
----------Sí, pero ¿cómo llega la mente a este concepto? Después de haber demostrado la existencia de Dios, ¡partiendo de la consideración de los entes cambiantes y contingentes! Que es la vía de Santo Tomás de Aquino, basada en el principio de causalidad y enseñada por la misma Revelación divina.
   
Barzaghi malinterpreta la noción tomista del intelecto agente
   
----------El intelecto humano adquiere el conocimiento del exterior mediante el uso de los sentidos. El contenido de su conocimiento son originariamente las cosas sensibles. Pero el intelecto, aplicando la razón, se eleva sucesivamente al conocimiento de la realidad espiritual: de sí mismo, de los valores morales y religiosos, de los ángeles y de Dios. Desde el conocimiento pasa a la conciencia y desde la conciencia a la autoconciencia. En la fe, viene iluminado por Dios acerca de la vida sobrenatural de la gracia y la naturaleza propia del Dios Trinitario.
----------El intelecto humano, en el adquirir y para adquirir el saber forma o produce en sí mismo, en su íntimo, una representación o una imagen de la realidad que conoce, reproduce en sí mismo lo real en cuanto pensado: el concepto. El intelecto, por lo tanto, desarrolla una doble función: por una parte, recibe las especies de las cosas o es informado por estas especies. Y esta es la función receptora, que le permite conocer lo real. Este es el intelecto posible.
----------Para actuar este conocimiento, el intelecto ilumina las imágenes sensibles de las cosas percibidas por los sentidos y obtiene de ellas por abstracción los contenidos inteligibles, es decir, las especies de las cosas. Este es el intelecto agente (Sum Theol. I, q.79, aa.3-4).
----------Pero luego el intelecto completa el acto cognoscitivo expresando su conocimiento al formar la representación de lo real conocido en un concepto, que viene significado por el lenguaje. Y esta es la función del intelecto posible, el cual, una vez que ha recibido la especie de la cosa externa, pasa de la potencia al acto, es decir, ejerce el acto de conocer.
----------Ahora bien, hay que decir que Barzaghi malinterpreta gravemente la función del intelecto agente, cuya naturaleza está descripta por la gnoseología aristotélica-tomista. En efecto, Tomás explica que es cierto que el intelecto agente está siempre en acto, pero no en el sentido de que está en acto por esencia, porque esto vale solo para el intelecto divino, que es pensar subsistente, sino que está en acto en el sentido de que su actuar es concomitante con su sustancia (Sum. Theol., I, q.54, a.1, 1m). Barzaghi inicialmente reconoce que para Tomás el intelecto agente está siempre en acto por concomitancia y no por esencia: "La identidad esencial, en efecto, compete sólo a Dios: Dios es su acto de pensar, porque es su mismo ser. Dios es el pensar subsistente. Por lo cual todo aquello que es diferente de Dios, como no es por esencia su propio ser, entonces, si es pensante, no puede ser por esencia su propio pensar" (Más allá de Dios, op.cit., p.99).
----------Aquí Barzaghi da muestras de comprender muy bien la diferencia entre el pensar humano y el pensar divino. Pero luego, imprevistamente, he aquí el punto de inflexión. Afirma: "Sin embargo, yo agregaría que la especificación diferencial, planteada por santo Tomás, es inferida y no fenomenológicamente detectable... No consta descriptivamente la concomitancia de pensamiento y pensar. No consta que pensamiento y pensar sean idénticos por concomitancia y no esencialmente idénticos. Descriptivamente, consta la identidad, ¡punto y basta!" (Más allá de Dios, op.cit., p.99).
----------Para Barzaghi, el pensamiento es el pensamiento absoluto, así como el ser es el ser absoluto. Aquí Barzaghi retoma la posición de Severino. Según Barzaghi, éste sería el dato originario: lo que consta "descriptiva y fenomenológicamente". La distinción o diferenciación que hace Tomás entre pensamiento divino y pensamiento humano sería una "inferencia" o "deducción" motivada por el hecho de que "Tomás ha probado metafísicamente esta característica", o sea, la coincidencia de pensante y pensar, "para Dios solo".
----------Ahora bien, debemos observar que la distinción que hace Barzaghi entre el describir y el deducir es falsa. Tomás deduce precisamente porque describe cómo están las cosas. Barzaghi, en cambio, evidentemente se niega a hacer esta deducción, por lo que se mantiene firme en la idea de Severino de que el pensamiento es pensamiento absoluto: "¡punto y basta!". Lo dice claro y redondo: "fenomenológicamente la actividad del pensar es el Absoluto!" (Más allá de Dios, op.cit., p.99).
----------Nos preguntamos, entonces, qué valor tiene para Barzaghi la distinción o inferencia de santo Tomás. Si el pensar es el Absoluto, entonces, cuando el hombre piensa, es el Absoluto. Barzaghi admite la doctrina tomista de que el intelecto agente actúa por concomitancia y no por esencia. Pero este pensar para él no es ese pensar que el hombre realiza cuando piensa en modo originario, sino que es sólo un pensar derivado.
----------Una cosa, de hecho, es el agua surgente y otra cosa es el agua de la botella llena de agua surgente. Según Barzaghi, el hombre originaria y preconscientemente actúa el pensamiento absoluto, pero no se da cuenta. En lo cotidiano, inmerso en las apariencias del devenir y de lo contingente, actúa el pensar derivado. Barzaghi, siguiendo a Severino, siente la misión de alejar y liberar al hombre de esas apariencias, y conducir al hombre al pensar originario, de modo similar a cómo el yogui guía al discípulo a tomar conciencia de ser brahman.
----------Así, mientras Severino, según Barzaghi, guía al hombre que ama los picos nevados a saciarse directamente de la fuente o surgente, santo Tomás está hecho para aquellos que se contentan con beber de la botella adquirida en el supermercado.
----------Mientras Severino está hecho para aquellos que aspiran a la genialidad, Tomás está hecho para aquellos que se contentan con Dios y no desean ir "más allá de Dios" ("Oltre Dio" es el título de su libro). Así Barzaghi, cuando habla con los escaladores de alta montaña, hace brillar algún destello de luz o alguna intuición inefable del pensamiento de Severino. Cuando en cambio tiene que hablar a los jubilados de una casa de retiro, expone los banales y pedestres silogismos de santo Tomás, que son proporcionados a la estrechez del cerebro de quienes no llegan a tomar conciencia de la propia autoconciencia y del propio Ser eterno.
----------Por otra parte, observamos también que el intelecto agente está siempre en acto, incluso cuando el intelecto posible no piensa, por ejemplo en el sueño. Pero el poder pensar y el acto del pensar pertenecen al intelecto posible, porque es éste y no el intelecto agente el que contiene el objeto del pensar, es decir, lo real externo. El intelecto agente simplemente ilumina las imágenes obtenidas de la experiencia sensible y actúa la inteligibilidad del contenido de las imágenes abstrayendo la esencia universal de lo particular captado por el sentido. El ser, como acto del ente, es captado sólo por el intelecto posible mediante un juicio, por el cual el intelecto se pronuncia sobre la existencia de algo.
----------Pero está claro que en el intelecto creado, tanto humano como angélico, el ser es distinto del actuar, aunque siempre puede acompañarlo, como sucede precisamente el caso del intelecto agente. El intelecto agente es, por así decir, una luz siempre encendida, la cual, en el momento en que el intelecto posible suministra las imágenes de las cosas provenientes de la experiencia, las ilumina volviéndolas inteligibles, es decir, abstrae de ellas la esencia universal oculta en ellas, y por lo tanto conoce la esencia de esas cosas, de modo de ser capaz de juzgar sobre ellas según la verdad.
----------Además de esto, santo Tomás de Aquino explica que el intelecto agente no es sujeto del pensar, sino que es principio, causa y condición del pensar. El intelecto agente no piensa, sino que permite al intelecto posible pensar y conocer. Por lo tanto, contrariamente a cuanto afirma Barzaghi, el intelecto agente no piensa en absoluto en el ser, sino que este es el oficio del intelecto posible.
----------El intelecto agente sirve por otra parte sólo en el conocimiento de las cosas materiales para abstraer lo universal de lo particular. Pero una vez que el intelecto navega o vuela en los espacios ilimitados y eternos del espíritu y de lo divino, lo que ayuda al intelecto es la vastedad infinita de los trascendentales, donde el pensamiento no tiene ya necesidad de abstraer, sino de participar intencionalmente en los contenidos ilimitados de lo puramente inteligible, y donde el pensar y el conocer se sostienen mutuamente, ampliando sin fin la comprensión del espíritu, en el respeto de lo incomprensible, por lo cual es dulzura inexpresable "gustar y ver cuan bueno es el Señor" (Sal 34,9).
----------En cambio, para Barzaghi: "la facultad de pensar, es decir, el pensamiento es el intelecto agente. Y como el intelecto agente es su mismo acto de inteligir, así el pensamiento es su mismo pensar, negándose así como facultad" (Más allá de Dios, op.cit., p.67).
----------Es cierto que el intelecto agente está siempre en acto. Pero su acto no es el de inteligir o el de pensar, sino el de hacer inteligir, hacer pensar, hacer conocer. A diferencia del pensar divino, siempre en acto, el hombre puede pensar como no pensar. Se equivoca Descartes cuando define el intelecto como res cogitans. No. Eso es solo el intelecto divino. El humano es un intelecto que puede pensar y que no siempre piensa.
----------Es el intelecto que pasa del no pensar al pensar, del no saber al saber, del no conocer al conocer y viceversa, es el intelecto posible. La facultad de pensar y del conocer no es el intelecto agente, sino el intelecto posible: éste pasa de la potencia al acto, cuando recibe la especie impresa de la cosa gracias a la operación abstractiva cumplida por el intelecto agente.
----------Dice Barzaghi: "El intelecto agente tiene la función de hacer inteligible el objeto del conocimiento, que es la actividad del intelecto posible. La facultad cognoscitiva es el intelecto posible, no el intelecto agente. El acto de intelección es tanto acto del intelecto agente y del intelecto posible... El intelecto posible conoce contenidos que se vuelven inteligibles. Pero el intelecto agente, incluso si no es propiamente cognoscente, sigue siendo un intelecto. ¿En qué consiste su intelectualidad? Yo diría que consiste en el entender la condición de inteligibilidad, de sensatez, de posibilidad, de incontradicción de los contenidos cognoscitivos. Y puesto que esta condición es el sujeto de la ley de no contradicción, es decir, el ser, el intelecto agente entiende el ser" (Más allá de Dios, op.cit., p.95).
----------No es el intelecto agente sino el posible lo que capta el ser, porque el ser es el acto de los entes conocidos por el intelecto posible. El intelecto agente es la luz en la cual el intelecto posible entiende el ser. El ser no es la luz, sino que es lo que está cultivado en la luz.
----------Barzaghi dice: "Entender es un saber no todavía conceptual, es decir, no específico, el entender el ser no es aún conocer específicamente el ser... La luz que caracteriza como metáfora al intelecto agente es el mismo ser... Esta luz del intelecto agente coincide con el ser. Esto quiere decir que el pensamiento y el ser se identifican… El contenido positivamente indeterminado del pensar deviene específico, cuando por reflexión se lo determina con la noción a-específica por excelencia, es decir, la noción de ser o ente" (Más allá de Dios, op.cit., p.95-97).
----------Pensamiento y ser no se identifican en absoluto. El pensamiento es intención, manifestación o representación del ser. El pensamiento está en la mente; el ser está en la realidad. El pensamiento es concepto, es idea distinta de lo real. El ser es término y meta del pensamiento. Es vicario del ser y relativo al ser, modelado y regulado por el ser. Emana desde el ser, es producido desde el ser, es decir, por el intelecto. Puede desviarse del ser y, por tanto, puede devenir falso.
----------Si el intelecto agente debiera coincidir con el pensar absoluto que se piensa a sí mismo, no podría existir un intelecto agente para cada individuo humano, porque entonces debería ser finito, según el poder cognoscitivo propio de cada hombre, sino que el intelecto agente debería trascender a los individuos y ser uno para todos, como creía Averroes, refutado por santo Tomás (Sum.Theol., I ,q.79. a.5).
   
La raíz cartesiana del pensar barzaghiano
   
----------El cogito cartesiano está en el origen del idealismo panteísta por dos razones. La primera es que sería correcto si Descartes hubiera dicho: "como tengo consciencia de conocer algo, entonces sé que existo". En cambio, Descartes habla de un pensar, pero no dice cuál es el objeto del pensar. Para fundar el inicio y la certeza del saber, habría debido decir: conozco algo.
----------La segunda cosa a tener en cuenta es que el sum es equívoco, porque se puede entender o en el sentido bíblico de Ego Sum de Ex. 3,14 o bien de "yo existo". Con ese sum Descartes parece confundir el yo humano con el yo divino, abriendo la puerta al panteísmo. Si, en cambio, con ese sum ha entendido "yo existo", entonces el panteísmo es conjurado.
----------En cuanto a Barzaghi, él cree haber encontrado en Severino el fundamento no explícito del tomismo, porque según él el alma de Tomás es parmenídea, mientras que el aristotelismo representaría un descenso del nivel del rigor del pensar metafísico a la ingenuidad del pensar común. Severino, por lo tanto, según Barzaghi, pondría a la luz la mens profunda de Tomás, escondida bajo el dualismo de la fachada del ser-pensamiento.
----------Pero las cosas no son en absoluto así. Es necesario, en cambio, decir a claras letras que el verdadero metafísico es Tomás y no en absoluto Severino, el cual ha permanecido aferrado a una concepción primitiva y cruda del ser, ignorante no digo de los desarrollos de la ontología de hoy, sino de hecho también de las distinciones aristotélicas entre acto y potencia, entre unívoco y análogo, entre contingente y necesario, entre ente (on) y ser verdadero (alethès), entre ser (einai) y pensar (noein), entre concepto (noema) y cosa (pragma).
----------Es evidente la raíz cartesiana del pensar barzaghiano, como es claro para todos los idealistas. Ellos invierten el orden del pensar. Mientras que, de hecho, para nosotros el pensar originario es el conocimiento de las cosas externas y de ellas arribamos a la autoconciencia, base para ascender al conocimiento de Dios, para Dios es a lo inverso: Dios parte desde la conciencia de Sí, idea las cosas y pasa al conocimiento de aquellas cosas que Él mismo crea. Ahora bien, los idealistas identifican lo que sucede para nosotros con lo que sucede para Dios.
----------Así, para Barzaghi, la conciencia originaria preconceptual es, como para Descartes, la autoconciencia, el cogito y de ella deriva el conocimiento conceptual realista de las cosas externas. Por eso él considera la filosofía idealista de Severino como la filosofía originaria, y la filosofía realista de santo Tomás, que pone el ser como externo al pensar y el mundo como externo a Dios, como filosofía derivada.
----------Pero la denuncia de la falsedad de esta distinción la podríamos encontrar no solo en santo Tomás, sino incluso en un idealista como Kant, que aquí se muestra perfecto realista, respetuoso de la diferencia entre lo humano y lo divino. Kant dice: "Nuestra intuición es sensible, porque no es originaria, es decir, no es tal que con ella sea dada", es decir, causada, "la existencia del objeto de la intuición (y este, como parece, puede pertenecer sólo al Ser Supremo), de hecho es dependiente del ser del objeto. Ella es un intuitus derivativus, no originarius".
----------El saber originario, absoluto, creador, sólo puede pertenecer a Dios, no al hombre. El saber humano es necesariamente derivado del objeto externo y preexistente, y no puede ser creador como el divino.
----------Por otra parte, para Barzaghi la filosofía de Severino expresa mejor que la de santo Tomás basada en la distinción entre pensamiento y ser, el punto de vista de Dios o la mirada de Dios, para el cual el mundo no está fuera de Dios, sino que está sólo en Dios, punto de vista o mirada distinta a la mirada humana o punto de vista humano.
----------Cabe señalar que Barzaghi reconoce tanto la concepción realista de la fe propia de santo Tomás, cuando aquella concepción idealista que él cree poder recabar de la filosofía de Severino, aunque éste se considera explícitamente ateo y considere el cristianismo como locura y nihilismo.
----------Es necesario también notar, si queremos de algún modo disculpar a Barzaghi, que es tal la fascinación del cogito cartesiano, que no sólo está en la base del idealismo, sino que infecta, aunque sea en mínima parte, incluso a filósofos de la más sincera observancia tomista, como por ejemplo Gilson, Maritain y Gardeil.
----------Otros, como los exponentes del así llamado "tomismo trascendental", por ejemplo Maréchal o Lotz, o como el propio Barzaghi, malinterpretan la autoconciencia tomista que es el conocimiento del alma por parte de sí misma, ignorando el hecho de que esta autoconciencia no es, como en Kant, condición de posibilidad del conocimiento sensible, sino que es en cambio vuelta posible desde el ya actuado conocimiento sensible. Tomás lo expone en el De Veritate, q.10, a.8, pero para comprender qué quiere decir exactamente Tomás, es necesario interpretarlo a la luz de Sum. Theol., I, q.87, a.1, donde está dicho claramente que la autoconciencia está precedida y condicionada por el conocimiento sensible de las cosas externas.
----------Gilson asimila la autoconciencia agustiniana a la autoconciencia cartesiana haciendo de Agustín un idealista, cuando él debería saber bien que para Agustín los sentidos captan las cosas externas, que vienen subsecuentemente representadas por el intelecto, que a su vez es capaz de conocerse a sí mismo sin concepto. Por lo tanto Agustín no parte en absoluto de la autoconciencia, sino del conocimiento de la realidad externa, desde cuya verdad y cognoscibilidad infusa en él por Dios creador no duda en absoluto.
----------Maritain habla de una "actividad preconceptual del intelecto", que sería inconsciente y que tendría por objeto el mundo de la conciencia, de la praxis, del espíritu y de lo divino. Ahora bien, sabemos que nuestra única actividad intelectual no conceptual es la autoconciencia, o bien la conciencia que el alma tiene de sí misma y de sus propios contenidos interiores. De esta autoconciencia podemos tomar conciencia reflexionando sobre los actos de nuestro espíritu, que precisamente nos hacen descubrir cómo nuestra alma tiene espontáneamente percepción no conceptual sino experimental de sí misma.
----------Sin embargo, para Maritain la actividad intelectual no-conceptual de la cual habla, actividad que tendría por objeto no al yo sino a lo real, sería inconsciente. Pero si es inconsciente, ¿cómo hace Maritain para saber que existe y que, por tanto, no es conceptual? Debería hacerla emerger a la conciencia. Se debería admitir que el intelecto pueda devenir consciente de ello. Pero entonces Maritain, que comienza en su discurso rechazando la autoconciencia cartesiana, parece asumirla, porque la actividad intelectual de la cual habla precede a la conceptualización, precisamente como aquella de la cual hablan Descartes y los idealistas.
----------Ciertamente, Maritain tiene razón contra Descartes cuando, retomando a Freud, sostiene la existencia del inconsciente. Y no hay duda de que exista un inconsciente espiritual, como es el saber habitual. Lo que no está demostrado es que exista un preconsciente espiritual preconceptual de lo real, como condición previa para la conceptualización del mismo real.
----------En efecto, se debe sostener que tal preconsciente no existe sobre la base de la misma crítica que hacemos al cogito cartesiano. Por lo demás, Descartes también admite un inconsciente. En efecto, para él, el hombre común, espontáneamente realista, no tiene conciencia del cogito. Por lo tanto, Descartes admite también un inconsciente y la tarea del filósofo, según Descartes, es precisamente la de hacernos conscientes de la existencia de nuestra autoconciencia, es decir, del cogito, como saber originario y fundante, precedente a la conceptualización. Pero entonces aquí Maritain sin darse cuenta alcanza a Descartes, aunque queriéndolo criticar.
----------Pero su crítica, en base a cuanto he dicho, no da en el blanco porque el defecto de Descartes no es el de no admitir un inconsciente, sino el de hacer partir el saber desde el cogito y no desde la experiencia de la realidad externa. Y lo que sorprende enormemente en esta posición de Maritain es que si ha habido un crítico agudo del idealismo cartesiano en nombre del realismo tomista, ha sido el propio Maritain. Esto nos dice qué insidia y escollos presenta el cartesianismo incluso para los tomistas más advertidos.
----------De modo similar, el padre Gardeil, comentando el lugar donde Tomás habla del conocimiento del alma por parte de sí misma, hace referencia al De Veritate, q.10, a.8, pero lo entiende mal porque interpreta esta autoconciencia en sentido cartesiano, como hace Barzaghi. Pero esto sucede porque aquí Tomás no habla del conocimiento sensible y no se preocupa, por lo tanto, de poner la autoconciencia en relación con el conocimiento, cosa que en cambio el Aquinate hace en la Summa Theologiae, I, q.87, a.1, donde dice claramente que la autoconciencia está precedida por el conocimiento sensible, pasaje que en cambio el padre Gardeil no toma en consideración.

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