lunes, 13 de septiembre de 2021

El misterio de nuestras elecciones

El misterio de nuestras elecciones es el misterio de la perseverancia o de la obstinación en la conducta humana, más allá del curso histórico y la orientación religiosa y moral que tomen las naciones enteras. Por otra parte, sin embargo, ilumina, consuela y conforta nuestra fe, el hecho de la perseverancia, de la paciencia y de la fortaleza de la Iglesia, siempre fiel al Evangelio, en sus santos, sobre todo en los mártires, en los reformadores y fundadores de Órdenes y en los misioneros, en particular en los santos Pontífices y en los Concilios ecuménicos, por los cuales la Iglesia ha afrontado y superado las grandes pruebas, que se han manifestado paulatinamente en el curso de la historia por la insidia de los herejes y el ataque de las potencias mundanas..

----------Tras su paso por Hungría, el primer encuentro del papa Francisco en su viaje apostólico a Eslovaquia, fue con los miembros del Consejo Ecuménico de las Iglesias en la República Eslovaca, ayer domingo 12 de septiembre, en la Nunciatura Apostólica de Bratislava. Alentándolos en el camino ecuménico que desarrollan, el Romano Pontífice, les dijo entre otras cosas: "El camino de sus comunidades ha vuelto a comenzar después de los años de la persecución ateísta, cuando no había libertad religiosa, o esta era duramente probada. Después, finalmente, llegó. Y ahora los une un tramo de camino en el que experimentan lo hermoso, aunque al mismo tiempo difícil, que es vivir la fe como personas libres. Existe en efecto la tentación de volver a ser esclavos, no ciertamente de un régimen, sino de una esclavitud todavía peor, la interior".
   
El misterio de nuestras elecciones
   
----------Una cosa que asombra en la conducta humana es la fuerza de la voluntad: casi siempre sucede que una vez que un hombre, generalmente en la infancia o en la juventud, ha decidido qué dirección o rumbo dar a su vida, por lo común permanece firme e inamovible en esa su decisión fundamental, por todo el siguiente curso de su vida, aún cuando luego, dado su libre albedrío, tomará decisiones diferentes e incluso opuestas, pero siempre dentro del marco que ha elegido. Así admiramos la perseverancia de los santos y de los creyentes y nos asombra la obstinación de los pecadores y de los incrédulos.
----------Los santos resisten a las seducciones y a las amenazas de los malvados, soportan su persecución o su hostilidad, descubren sus insidias y las evitan, convierten a los pecadores, se fortalecen en su buena conducta. Los pecadores permanecen insensibles a los buenos ejemplos de los santos y sordos a sus llamados. En cambio, siguen a los pecadores como ellos y se familiarizan con ellos.
----------Los santos tratan a los pecadores con caridad y justicia; pero éstos les retribuyen con el desprecio, con soberbia, con insultos, burlas, calumnias, injusticias y malos tratos de todo género. Por su mala conducta y su mal ejemplo, los malvados, a menudo siendo astutos y seductores, confunden las ideas de los buenos y hacen que ellos se desvíen de su conducta para convertirlos en sus seguidores.
----------Por lo tanto, puede existir efectivamente, gracias a Dios, en todas las edades de la vida de los hombres, en aquellos que se convierten del mal al bien, de la herejía a la verdad, de la impiedad a la piedad, de la soberbia a la humildad, de una religión pagana al cristianismo, del vicio a la virtud, un giro o punto de inflexión positivo en su vida, aquello que el apóstol san Pablo llama metànoia, y que comúnmente llamamos "conversión". Así, el cristianismo a lo largo de los siglos se ha expandido y ha progresado en todo el mundo haciéndolo pasar, con la fuerza del Espíritu Santo, del paganismo a la fe en Cristo.
----------Pero también existen aquellos que toman el camino opuesto: de la honestidad a la deshonestidad, de la fidelidad a la traición, de la fe a la herejía y a la apostasía, del cristianismo a una religión inferior. Así, hoy en muchos países el cristianismo y la Iglesia parecen estar en decadencia, sustituidos por una mentalidad secularista, por una conducta egoísta, disoluta y mundana, cuando no se difunden una grave corrupción moral y los daños provocados por el ateísmo y por el materialismo.
----------El trigo está en el campo mezclado con la cizaña. Pero en el caso de los hombres, dotados de libre albedrío, es asombroso cómo el trigo, tomado aquí evidentemente en un sentido metafórico, sigue siendo trigo y la cizaña sigue siendo cizaña. Sin embargo, debido a la capacidad que el hombre tiene para cambiar de ideas y cambiar su vida, he aquí que asistimos de vez en cuando al fenómeno, cosa imposible entre las plantas, del trigo que se convierte en cizaña y de la cizaña que se convierte en trigo.
----------Por una parte, por lo tanto, es sorprendente la existencia de ciertos fenómenos colectivos de elecciones humanas, y por eso podemos preguntarnos cómo es posible que desde hace 2600 años los budistas hayan permanecido apegados al Buda, que desde hace 2000 años los judíos hayan seguido rechazando a Cristo, que desde hace 14 siglos los mahometanos sigan apegados a Mahoma, que desde hace 1000 años los ortodoxos hayan continuado rechazando el primado del Romano Pontífice, que desde hace 500 años los luteranos permanezcan apegados a Lutero, que desde hace 300 años la masonería siga existiendo, que desde hace 150 años haya seguido existiendo el comunismo ateo, con todos los desastres que ha combinado y que combina, que desde hace más de un siglo exista un modernismo destructor de la Iglesia.
   
La perseverancia de la Iglesia
   
----------Por otra parte, sin embargo, ilumina, consuela y conforta la fe, la perseverancia, la paciencia y la fortaleza de la Iglesia, siempre fiel al Evangelio, en sus santos, sobre todo en los mártires, en los reformadores y fundadores de Órdenes y en los misioneros, en particular en los santos Pontífices y en los Concilios ecuménicos, por los cuales la Iglesia ha afrontado y superado las grandes pruebas, que se han manifestado paulatinamente en el curso de la historia por la insidia de los herejes y el ataque de las potencias mundanas.
----------En este sentido, creo que es necesario decir con toda franqueza a nuestros hermanos luteranos que en realidad Lutero ha malinterpretado profundamente, con una "reforma", que ha sido más bien una deforma, que, salvo algunas útiles sugerencias y algunos elementos positivos y el mantenimiento de los dogmas fundamentales del cristianismo, no ha conservado, ni purificado, ni restaurado, ni ha hecho progresar, sino que ha contrastado, enfangado, deformado y destruido la obra siempre sabia y a veces heroica de los Romanos Pontífices y de los Concilios en la defensa, quizás a veces demasiado severa y no exenta de temporalismo, de la pureza e integridad de la fe, para hacerla progresar hacia nuevos horizontes, para la reforma de las costumbres, para la libertad de la Iglesia de los poderes civiles, para la corrección de los abusos, para la reanudación de la disciplina eclesiástica y para el relanzamiento de la misión misionera.
----------Indudablemente no todos los Concilios de la Iglesia, si bien siempre han sido infalibles en lo que respecta a la doctrina, han alcanzado a idear y promover adecuadas obras de reforma en el campo pastoral, jurídico, disciplinario, administrativo y en las relaciones con los poderes civiles, además de que sus decretos muchas veces permanecieron como letra muerta, nunca implementados.
----------Así fue lo que ocurrió con el Concilio Lateranense V de 1512, que ciertamente definió el dogma de la inmortalidad del alma, pero fue incapaz de concebir e iniciar una adecuada reforma, también porque no advirtió el aire de rebelión contra la Iglesia y contra la Curia Romana, que estaba rodando sobre todo en Alemania. En esto se apoyó en parte con razón Lutero con su protesta de 1517.
   
El Concilio Vaticano II, ejemplo de perseverancia en la renovación
   
----------Durante casi sesenta años, los más sabios y objetivos historiadores, observadores y estudiosos de la historia de la Iglesia se han estado interrogando seriamente acerca del valor pastoral y reformador del Concilio Vaticano II. Naturalmente, no estamos hoy ya bajo la presión de los tumultuosos acontecimientos del inmediato postconcilio, cuando, como siempre ocurre en los grandes eventos históricos, que introducen notables y significativos cambios, los ánimos fácilmente están excitados, sujetos a pasiones, difícilmente imparciales, fácilmente polémicos y, por lo tanto, divididos en los juicios.
----------Hoy por hoy es posible mirar el acontecimiento del Vaticano II y los sucesos que a él le siguieron con suficiente información, con ánimo sereno y ecuánime, guiados por el magisterio pontificio, apoyándonos sobre válidos criterios de juicio, y con mirada límpida, orientados por verdaderos historiadores y hombres de fe, únicamente atentos, en el sano y constructivo debate de las opiniones y en la libertad de las interpretaciones, con justa distinción entre lo relativo y lo absoluto, interesados en la verdad de los hechos y en la realidad de las ideas, y únicamente preocupados por el bien de las almas y de la Iglesia, aunque las polémicas no se extingan del todo y los malentendidos no se disipen del todo, como es testimoniado, por ejemplo, por las persistentes diatribas o las recíprocas condenas y acusaciones entre lefebvrianos y modernistas.
   
El Concilio tiene algunos aspectos discutibles
   
----------Importante, al respecto, es la distinción que el papa Benedicto ha hecho entre documentos pastorales y documentos doctrinales del Concilio. En efecto, dirigiéndose a los lefebvrianos, él ha dicho que, si bien ciertos documentos pastorales pueden ser discutidos, porque no son infalibles, los documentos doctrinales deben ser aceptados sin discusión, porque pertenecen al magisterio extraordinario de la Iglesia, que es precisamente el magisterio de un Concilio, aunque no sean definidos solemnemente y abiertamente nuevos dogmas.
----------Siendo así las cosas, es posible constatar cómo también en el Concilio Vaticano II la Iglesia da testimonio de su perseverancia en la fidelidad al Evangelio, a la Palabra de Cristo que no pasa, es decir, fidelidad al depósito de la divina Revelación. Los cambios propuestos e impuestos por el Concilio, no son por lo tanto -como malentienden los modernistas y malinterpretan los lefebvrianos- cambios en la doctrina, sino profundizaciones en el conocimiento y clarificaciones en la enseñanza de doctrinas tradicionales y ya definidas, y además son cambios en la pastoral, para hacerla más adecuada a la evangelización del hombre contemporáneo. Se trata, según una famosa expresión del papa Benedicto, de "progreso en la continuidad".
----------Un cierto aspecto de la pastoral puesta en acción por el Concilio, después de aquel momento inicial de entusiasmo general, ha revelado, en la práctica pastoral de las décadas subsiguientes, defectos, los cuales necesitan ser remediados. Es desde este punto de vista que el papa Benedicto XVI ha hablado de la "cuestionabilidad" o "discutibilidad" (si se me permite el término) de ciertas directivas del Concilio.
----------Se trata del hecho de que el Concilio Vaticano II, para algunas de sus expresiones equívocas, parece promover, al menos en la interpretación de los llamados "progresistas", una nueva evangelización demasiado concentrada en la toma de conciencia de los valores comunes, de la diversidad y de la pluralidad, sobre la base de la suposición gratuita y no demostrada de que todos los hombres, a los cuales se anuncia el Evangelio, sean siempre hombres de buena voluntad y siempre de recta intención, por lo cual todo el trabajo por hacer es simplemente un confiado diálogo, en el cual Iglesia y mundo realizan a la par una recíproca complementariedad, sin que sea necesario corregir los errores del mundo y sin necesidad de una operación pastoral dirigida a persuadir a los fieles de las otras religiones para que entren en la Iglesia católica. Lo importante es quererse bien y colaborar fraternalmente por el bien de la humanidad.
----------En realidad, no es este el verdadero modo con el cual el Concilio pone en marcha la obra de evangelización. Si lo leemos con atención, veremos que el Concilio confirma la misión y el deber absoluto de la Iglesia de anunciar el Evangelio a todo el mundo, por lo cual es necesario que todos los hombres, de cualquier religión, se conviertan a Cristo y a la Iglesia católica. Este es, en efecto, el explícito y perentorio mandato de Cristo, y la Iglesia siempre ha sido fiel a este mandato, que le da su misma razón de ser y siempre lo será. Todo el mundo debe convertirse a Cristo. La Iglesia debe trabajar incansablemente, hasta el fin de los siglos, por esta conversión. El Concilio enseña solo el modo con el cual hoy debemos llevar a cabo esta tarea.
----------Y el papa Francisco no se aparta de este empeño renovado por el Concilio Vaticano II, compromiso al cual todo Papa está ligado en modo eminente, no obstante ciertas actitudes y discursos, que podrían hacer surgir algunas dudas. El Papa ciertamente está preocupado por construir una base de fraternidad entre las religiones y subraya el hecho de que cada religión tiene sus propias peculiaridades, distintas las unas de las otras, queridas por Dios y que favorecen un enriquecimiento recíproco.
----------Pero está claro que, poniéndose Francisco en la línea del Concilio, que llama a la Iglesia católica a todos los hombres de la tierra, él es el primer testigo de la perseverancia de la Esposa de Cristo en el amor y en la obediencia a su Esposo, para liberar y ablandar los corazones endurecidos y reemplazar la obstinación del pecado con la escucha dócil y humilde de la voz del Espíritu Santo.

2 comentarios:

  1. "...cada religión tiene sus propias peculiaridades, distintas las unas de las otras, queridas por Dios y que favorecen un enriquecimiento recíproco."
    ¿¿Así que las FALSAS RELIGIONES son queridas(sic) por Dios y favorecen un enriquecimiento recíproco??
    ¿Desde cuándo Dios puede querer una falsa religión? ¿Y qué clase de enriquecimiento puede recibir la Verdadera Religión de las falsas?
    Igualmente estoy tranquilo, ya que en un rato nomás vendrá la respuesta de Fray Filemón explicando que cuando Francisco o el Concilio dicen "negro", en realidad quieren decir "blanco", y que son los tradicionalistas extremos quienes maliciosamente le dan un sentido literal a las palabras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Anónimo,
      comprendo sus dificultades para comprender las palabras del Papa. Ya desde hace años estamos habituados a sus formas de expresarse, y no siempre nos resulta fácil comprenderlas, pues suelen generar malentendidos.
      Sin embargo, la eventual equivocidad en la expresión del Papa por un lado, puede siempre ser comprendida en el buen sentido, y, por otro lado, debe ser así entendida, porque usted, en cuanto católico, sabe muy bien que el Papa no puede ser hereje.
      Por lo pronto, no es cierto lo que usted dice, que el Papa se refiera a falsas religiones, ni podría expresarse de ese modo.
      El Papa habla aquí de "peculiaridades de cada religión". Es lo mismo que él ya ha dicho en repetidas y variadas formas, como cuando dijo: "La diversidad de las religiones corresponde a la voluntad de Dios". Dice la "diversidad", dice "peculiaridad" y no dice los contrastes. En tal sentido, la afirmación del Papa es cierta: sería falso si por "diversidad" o "peculiaridad" se entendiera "contrastes", los cuales en cambio son consecuencia del pecado original.
      Le agradezco sus palabras hacia mis artículos, no por cierto en cuanto sus palabras tienen de irónía y burla, sino en cuanto que en mi caso como el de otros muchos sacerdotes, al explicar las palabras del Papa tratamos de alejarnos tanto de aquellos modernistas que manipulan los dichos del Papa en favor de sus ideas modernistas, como de aquellos que odian al Papa y lo consideran un hereje.
      Por último, usted habla de "malicia de los tradicionalistas extremos". No siempre las expresiones de tales cristianos brotan de malicia; generalmente brotan de ignorancia religiosa, carencia de formación, o seguimiento fanático de ideologías sin el debido discernimiento personal.

      Eliminar

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.