miércoles, 8 de septiembre de 2021

Cabos sueltos sobre liturgia, novus ordo y vetus ordo (7/8)

Mi intención es poner con este artículo punto final a estos "cabos sueltos", aunque en este preciso tema litúrgico de la comparación entre novus ordo y vetus ordo nunca se sabe, y todo dependerá de que sigan o no recibiendo objeciones mis tesis. Sea como sea, presento aquí, de modo resumido, mis respuestas a algunas otras objeciones planteadas por extremos tradicionalistas.

----------Una de las más habituales objeciones contra el novus ordo, por parte del conservadurismo litúrgico más extremo, es la de contraponer el nacimiento del vetus ordo, como el resultado natural de un armónico desarrollo siempre inspirado por el Espíritu divino, y el surgimiento del novus ordo, como una abrupta fabricación artificial, algo así como un invento de escritorio, ajeno a la inspiración divina.
----------Tal argumento, con idénticas o similares palabras, se puede encontrar por doquier en el ámbito del extremo tradicionalismo de perfil lefebvriano. La objeción concreta que recibí, se planteaba en los siguientes términos, y la copio por entero, para así poder reflejar mejor los diversos matices de los variados tipos de tradicionalistas: "La liturgia representa el desarrollo armónico de un corpus inicial. Es evidente que la forma antigua, por ejemplo del siglo IV, debía estar menos articulada que aquella que ha asumido en el Medioevo o en el Renacimiento. Pero este desarrollo fue natural, como es natural que el cuerpo de una persona pase de ser pequeño y frágil en la tierna edad a adquirir fuerza y ​​vigor con la juventud. Sin embargo, nadie piensa que un adulto no sea la misma persona que cuando era niño: cambia la estatura, cambia la voz, se desarrollan los músculos, pero el niño del pasado es siempre el mismo cuando ha alcanzado la madurez".
----------"Por el contrario, el novus ordo es fruto de una operación quirúrgica en la cual una Comisión de profesionales, supuestamente iluminados y expertos, ha realizado mutaciones incoherentes con el desarrollo armónico del rito, amputándolo, moviendo partes, agregando otras".
----------"A la inversa, aquello que el Espíritu Santo ha inspirado a la Iglesia para la Liturgia en el vetus ordo, es obra sublime y admirable, en la cual las exigencias doctrinales y espirituales de los fieles encontraban una adecuada respuesta, así como en la naturaleza el cuerpo de un hombre puede desarrollar, por ejemplo, las piernas para correr, los hombros y los brazos para nadar, la voz para cantar. Así, en presencia de la herejía luterana la sabiduría de la Iglesia ha entrenado al atleta para desarrollar los músculos para contrarrestar los errores de ese momento, y en presencia del error laicista ha instituido la fiesta de Cristo Rey para afirmar la Realeza social de Nuestra Señor, que la secta conciliar ha confinado a una dimensión escatológica, suprimiendo precisamente aquellos textos -también actualísimos para reafirmar la doctrina católica- en los cuales se pide a Dios que todas las naciones se sometan al cetro de Cristo".
----------Respondo: Las opciones litúrgicas de la Iglesia no expresan siempre el desarrollo armónico de un dato precedente, sino que en ocasiones pueden expresar una novedad absoluta o bien un cambio de dirección. Un ejemplo del primer caso es la institución de los ministerios femeninos, la cual es una novedad absoluta en la historia de la sacramentaria; mientras que un ejemplo del segundo caso es la decisión de abandonar en el ordo Missae, en la medida de lo posible, los elementos anti-luteranos, sustituidos por elementos de afinidad con la Cena luterana, naturalmente sin aceptar su aspecto herético. Aquí está el pasaje del vetus a novus, sin por ello abolir el vetus, que conserva su peculiaridad anti-luterana.
----------Las dificultades del diálogo con los extremos tradicionalistas aparecen frecuentemente por causa del fanatismo ideológico con el cual ellos se aferran obstinadamente al pasado litúrgico, rechazando por principio, de modo cuasi-dogmático, todo lo que huela a nuevo, a progreso, a moderno. Son a menudo fundamentalistas incapaces de hacer distinciones, por caso entre moderno y modernismo. Todo esto se refleja en la siguiente objeción de uno de mis interlocutores: "Aprecio que Usted tenga la honestidad intelectual de reconocer que el novus ordo es otro, diferente, respecto al vetus. Pero es el simple hecho de ser precisamente otro, diferente, lo que lo descalifica, porque en la Iglesia la novedad es siempre, invariablemente, un signo de manipulación que le es ajena. 'Tradidi quod et accepi': a la Iglesia no se le pide inventar cosas nuevas, sino que custodie celosamente aquellas que Nuestro Señor le ha confiado, sin quitar ni añadir nada".
----------Respondo: Como ya he dicho, lo distinto, la alteridad, la diversidad y la novedad, de por sí son valores, a menos que tengan un carácter corruptor, destructivo, hostil, antagónico o malvado. Pero todo esto obviamente no tiene nada que ver con el carácter y las intenciones del novus ordo surgido de la reforma litúrgica, respecto al vetus ordo. El novus ordo deja perfectamente vivir al vetus ordo; pero al mismo tiempo le pide al vetus el ser por él respetado. Por consiguiente, al admitir la legitimidad de entrambos, la Iglesia demuestra querer que ellos convivan y colaboren fraternalmente en la común alabanza a Dios.
----------Siguiendo con las objeciones planteadas por mis interlocutores al novus ordo, es inevitable que cuando los objetantes son extremos tradicionalistas de perfil lefebvriano, aparezca a cada momento su rechazo al Concilio Vaticano II, al cual rechazan de plano, lo mismo que rechazan el magisterio de los Papas que en estos sesenta años han tratado de implementar sus reformas. Por lo tanto, el rechazo lefebvriano al Concilio (que conlleva el carácter cismático y herético del movimiento iniciado por mons. Lefebvre) se transparenta y sale a relucir en todas sus referencias al novus ordo Missae. Por eso no es de extrañar que en el contexto de estos diálogos acerca de la comparación entre novus y vetus ordo, uno de mis interlocutores expresara: "Ningún Concilio precedente al Vaticano II fue puesto en discusión  por su ortodoxia, ni prestó su flanco a interpretaciones heterodoxas, ya que la formulación de la parte discursiva, aunque clarísima, siempre estuvo acompañada de cánones condenando los errores que se oponían a las verdades definidas. Y nunca, en la historia de la Iglesia, un Concilio Ecuménico tuvo un postconcilio que trastornara el magisterio".
----------Respondo: Se debe tener presente que los Concilios precedentes tenían el aspecto o apariencia de textos legislativos. Por eso tenían cánones, ordenaban qué se debía pensar y cómo se debía decirlo, asociando una pena para el transgresor, el famoso anàthema sit. El Concilio Vaticano II ha elegido, en cambio, un estilo expositivo, o parenético, condenando ciertamente los errores, pero sin imponer penas canónicas. No tiene un tono prescriptivo, sino un tono persuasivo, similar a las enseñanzas de los Santos Evangelio o a las catequesis de los Padres de la Iglesia. Por cierto, no faltan en los documentos del Concilio las advertencias y las amonestaciones, pero siempre en el plano moral, no jurídico.
----------El lenguaje de los textos del Concilio Vaticano II es de tipo divulgativo y pastoral. El de los precedentes Concilios es más filosófico y escolástico. El lenguaje de los precedentes Concilios es más preciso, pero más restrictivo; el lenguaje del Vaticano II es más elástico pero corre el riesgo del equívoco. Donde tenemos una virtud en el uno, tenemos un defecto en el otro, y viceversa. No todo se puede tener en todo. Es necesario elegir y elegir conlleva necesariamente la renuncia a lo que no se elige.
----------También los Concilios del pasado fueron seguidos de interpretaciones heterodoxas, por lo cual el Concilio siguiente tenía que remediar los malentendidos surgidos después del precedente. Al respecto, es interesante estudiar el pasaje del Concilio de Nicea al Concilio de Éfeso y al Concilio de Calcedonia. Se nota en las reacciones a cada Concilio un ir y venir entre la unidad y la dualidad en Cristo: después de Nicea en el 325, que destaca la unidad divina, Efeso en el 431 debe reparar el teopasquismo, el arrianismo, el modalismo, el monofisismo y el docetismo, mientras que Eutiques confunde las dos naturalezas. Nestorio intenta una solución, pero exagera la dualidad y termina en la separación entre las dos naturalezas.
----------Entonces el Concilio de Éfeso reafirma la Encarnación y restablece la unidad divina. Pero el problema permanece: ¿cómo hace Cristo para ser uno y dos? Finalmente llega la paz con el Concilio de Calcedonia en el 451: Cristo es uno como persona divina y doble en la naturaleza humana y divina. ¡Pero cuánto ha costado! ¡Y luego un Rahner ha tenido la desvergüenza de poner en discusión a Calcedonia!
----------Lo que efectivamente impresiona en estos últimos sesenta años, y que nunca antes había sucedido, es el fenómeno de un postconcilio, en el cual una astuta y poderosa secta herética, como es el caso hoy de los modernistas, que han logrado imponer a gran escala y en amplias capas de la Iglesia su propia falsa interpretación del Concilio, sin que el Papado alcanzara a difundir suficientemente la interpretación oficial, expresada en las enseñanzas de los Pontífices y del Catecismo de la Iglesia Católica de 1992.
----------Pero este Catecismo fue producido tarde, cuando el mal ya se había extendido. En cambio, fueron oportunistas los Obispos holandeses, quienes desde 1966, con el asesoramiento de Schillebeeckx, publicaron el infame Catecismo Holandés, cuyas herejías fueron corregidas por san Paulo VI, pero sin resultado apreciable, porque desde entonces la enfermedad había estallado. Hoy la obra de purificación parece inmensa, por encima de las fuerzas humanas, pero no debemos desesperar de la fuerza del Espíritu Santo.
----------El rechazo (en sí mismo herético) del lefebvrismo al Concilio Vaticano II no deja nunca de buscar objeciones sofísticas, pero que los cismáticos necesitan por su psicológico sesgo auto-confirmativo, que se niega a abrirse a la verdad en obediencia al Magisterio de la Iglesia. Lo cual se manifiesta en objeciones como la siguiente, que recibí del mismo interlocutor: "Existe una objetiva problematicidad del Concilio Vaticano II; una problematicidad que, como he dicho poco antes, nunca ha afectado a ningún Concilio precedente. Por lo tanto, es evidente que, si la asamblea en la que ha sido concebida la reforma litúrgica se presta a una interpretación heterodoxa, como lo demuestran las argumentaciones de los neomodernistas, no es de extrañar que incluso el propio novus ordo esté informado por una análoga equivocidad. El cual novus ordo, solo por la gracia de Dios y en virtud de las promesas del Salvador, ha mantenido esos elementos sustanciales que nos permiten considerar la Misa montiniana plenamente válida. Pero la validez de una Misa, como lo vengo diciendo, garantiza a la Santa Iglesia mantener el Sacrificio Eucarístico y transmitir a los fieles la Gracia, pero no quita en lo más mínimo su pecado de origen que pesa sobre ella, especialmente si se la compara con el rito antiguo".
----------Respondo: Aquellas proposiciones de los documentos del Concilio Vaticano II que pueden prestarse a una interpretación heterodoxa, han sido aclaradas en el curso de estos casi sesenta años por el Magisterio pontificio y por los teólogos fieles a la Iglesia.
----------Naturalmente, al herético rechazo lefebvriano al Concilio Vaticano II acusándolo de modernista, se junta usualmente el rechazo no sólo del actual Romano Pontífice, papa Francisco, sino también de todos los papas del postconcilio, a quienes los lefebvrianos y los filolefebvrianos acusan de ser heréticos de herejía modernista, y se une también el rechazo del carisma de infalibidad en el Papa, según es entendido este carisma por el Magisterio. En referencia a estos dos rechazos, he aquí las dos últimas objeciones y sus respuestas.
----------La herejía que consiste en acusar de herejía a los Romanos Pontífices se manifiesta en la siguiente declaración: "En la historia de la Iglesia ha habido casos en los que un Papa enseñó o adhirió a doctrinas heréticas y fue condenado. Y no creo que haya necesidad de recordar que la posibilidad de que haya un Papa hereje ha sido estudiada y debatida por ilustres doctores, canonistas y teólogos, sin que éstos pusieran en duda la divina misión de la Iglesia o la infalibilidad papal. En efecto: precisamente porque el católico es extremadamente realista es capaz de distinguir entre la santidad de la Esposa de Cristo y la indignidad de sus Ministros, así como distinguir entre el Sumo Pontífice y el que ostenta el cargo".
----------Respondo: El único caso considerado cierto ha sido el del papa Honorio (625-638), quien, sin embargo, fue exonerado (vale decir, fue liberado, exculpado o absuelto de tal acusación, demostrándose la inconsistencia de semejante acusación) por el papa san León II en el año 682, quien lo juzgó "no hereje, sino negligente". En cuanto a la hipótesis escolástica del Papa hereje, se trata sólo de una hipótesis que tiene un carácter puramente académico, totalmente privado de aplicación práctica, y a tal punto esto es verdad, que en el derecho canónico no está prevista la posibilidad de un Papa hereje.
----------Los extremos tradicionalistas rechazan de diverso modo y mediante diferentes términos expresivos el carisma de la infalibilidad pontificia tal cual es enseñado y explicitado por el Magisterio de la Iglesia. Uno de esos modos es la siguiente declaración que he recibido: "Yo rechazo firmemente la afirmación de una absoluta infalibilidad papal, no limitada ni por la intención explícita de enseñar y definir, ni por la coherencia de la enseñanza propuesta con la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición".
----------Respondo: El Romano Pontífice expresa su intención de definir solo cuando proclama un nuevo dogma. Si la veracidad pontificia, que el objetante llama "infalibilidad", debiera valer sólo cuando el Papa define un nuevo dogma, entonces esto podría ser una burda escapatoria para sustraerse al deber de escuchar el magisterio pontificio y para sostener que el Papa, cuando no tiene la intención de definir, se puede equivocar y nos puede engañar en materia de fe o de moral en su magisterio ordinario y cotidiano, en el cual enseña verdades ya definidas. Entonces, en tal caso, ¿qué sería del mandato de Cristo hecho a Pedro y a sus sucesores "confirma fratres tuos"? ¿Acaso queremos terminar con Lutero?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.