lunes, 6 de septiembre de 2021

Cabos sueltos sobre liturgia, novus ordo y vetus ordo (5/8)

Mis intercambios con extremos tradicionalistas no cesan, de modo que aquí ofrezco una nueva colección de objeciones a mis tesis y mis respuestas, todo resumido, porque sería excesivo copiar en su integridad los emails con mis interlocutores. Por cierto, suponía que ya íbamos siendo pocos los dinosaurios que seguíamos usando el correo electrónico, pero suponía equivocadamente. Esta nota se añade pues a la serie ya iniciada.

----------Las discusiones sobre liturgia con tradicionalistas más bien extremos (por no decir filolefebvrianos), en los contados casos en que pueden llevarse a cabo de un modo respetuoso, no son para desaprovechar. Por lo tanto, me complace transmitirles al menos algunos extractos de los intercambios que siguieron dándose estos días, tras la publicación de mis notas anteriores bajo el mismo título.
----------¿Cómo abordar un diálogo de este género, frecuentemente inviable? Primero y ante todo, acogiendo con agrado las intervenciones de mi interlocutor, considerando -salvo suma evidencia en contrario- su recta voluntad de dialogar sobre un tema de fundamental importancia para nosotros los católicos, como es el de la Santa Misa, con particular referencia a la comparación entre el Vetus Ordo y el Novus.
----------En segundo lugar, debo considerar que mi interlocutor, al igual que todos los lectores de este blog, como buenos católicos, aceptamos el uno y el otro rito, siendo ambos expresiones de la riqueza litúrgica de la Santa Madre Iglesia: el Vetus, testimonio sublime y aún actual de una vetustísima y venerable tradición; el Novus, fruto y testimonio de ese Espíritu Santo, del cual se ha dicho: renovabis faciem terrae, para que en esta bendita duplicidad se muestre la continuidad de la Iglesia en el progreso: renovatur quod traditum est.
----------Porque bien sabemos que la Iglesia, también en la liturgia, progresa en el conocimiento y en la práctica de ese inmutable depósito revelado, que su Esposo le ha confiado para conservar incorrupto y para distribuirlo generosamente a todos los hombres de buena voluntad, y para que así, esa divina Revelación sea cada vez y siempre mejor conocida y practicada por la humanidad hasta el final de los siglos.
----------A la luz de estos principios, que estoy seguro cuentan con el consenso de todos mis habituales visitantes, paso a exponer las respuestas a las objeciones planteadas por algunos de mis lectores en sus correos de los últimos días. He considerado oportuno escoger solo algunas de ellas, en concreto los argumentos más fuertes en contra de mis tesis, para que nadie crea que me sustraigo a la prueba.
----------Comienzo por un tema puntual que me planteó un lector, quizás de un modo demasiado vehemente, debo decir, aunque sincero: la Misa concelebrada en el novus ordo. Se trata de un asunto frecuentemente objetado por el extremo tradicionalismo. Se argumenta más o menos así: "la concelebración de varios sacerdotes, es y sigue siendo un Sacrificio del solo celebrante principal, y de iure las ofrendas que el sacerdote percibe de los fieles no se aplican a la concelebración: ¿pero cuántos de ellos reciben la ofrenda para diez misas y leen los nombres de los difuntos en una sola Misa, o hacen memoria entre sí, mientras forman parte de ella con la estola?", así precisamente se expresaba uno de mis interlocutores.
----------Respondo: En el novus ordo la Misa concelebrada no es una sola Misa, sino que son tantas Misas como tantos son los concelebrantes, porque cada celebrante consagra. Por consiguiente, por ejemplo con diez celebrantes tenemos entonces diez Misas, precisamente con diez aplicaciones para cada uno de los diez concelebrantes, correspondientes a las diez ofrendas de Misa.
----------Otro de mis amigos dialogantes se refirió al cambio que se ha producido en el novus ordo respecto a que ya no se celebra en el altar del tabernáculo, sino en una mesa. Sus palabras han sido más o menos las siguientes: "La liturgia reformada prohíbe expresamente la celebración de la Misa coram Sanctissimo, mientras que ella está prevista en la liturgia tradicional. Y no podemos encontrar ninguna herejía en el documento que impone esta práctica, pero es fácil comprender que mientras en el rito antiguo se quería reafirmar el dogma según el cual Nuestro Señor está presente tanto en el Santísimo Sacramento expuesto en el altar como en las especies consagradas sobre el corporal, precisamente contra el error protestante; en el nuevo rito se induce a creer que no tiene sentido ofrecer el Santo Sacrificio delante de la Víctima divina".
----------Respondo: Considero razonable el punto de vista (que es evidentemente el mismo punto de vista de los Padres del Concilio Vaticano II) que tiene en cuenta que no hay necesidad de combatir de esta manera la herejía protestante que rechaza la adoración eucarística. En cambio, me parece razonable considerar que efectivamente no tiene sentido consagrar el Cuerpo del Señor frente al tabernáculo que contiene el mismo Cuerpo del Señor ya consagrado. En mi opinión, es mejor que el tabernáculo esté en otra parte, siempre un lugar digno del mismo templo, porque así es como aparece con mayor claridad el acto de la consagración.
----------Otra objeción que se me ha planteado pone en duda el carácter verdaderamente "progresista" del novus ordo. Como recordarán aquellos que han leído las notas anteriores de esta misma serie, en alguna de ellas respondí a la objeción del extremo tradicionalismo que frecuentemente dice que la única "misa apostólica" fuera la del vetus ordo. Básicamente, mi respuesta fue que la Iglesia católica es siempre apostólica; por lo cual, si decide una reforma del rito de la Misa, lo hace siempre con su autoridad apostólica; y si un Concilio ecuménico decide una reforma de la Misa, no lo hará evidentemente para hacer dar a la Iglesia un paso atrás, sino un paso adelante, a mayor perfección. ¿De lo contrario, qué sentido tiene una reforma?
----------Pues bien, frente a ello, uno de mis interlocutores objetó: "Sin embargo, yo también me pregunto: ¿qué sentido tiene una reforma que representa un paso hacia atrás? Estoy perfectamente de acuerdo con usted, pero me parece que usted desvía la atención sobre el dato teórico, sin querer mirar la realidad. ¿De verdad usted cree que la liturgia reformada representa un progreso en lo que se refiere al fervor, a la devoción y a la vida cristiana que se podían observar en los fieles de todo el mundo, por ejemplo en los años 1950s?".
----------Respondo: El que aquí denomino "paso hacia adelante" que ha dado la Iglesia con el novus ordo, ha sido el de hacer al rito más inteligible con la lengua vernácula, el de instituir símbolos y expresiones artísticas más significativas para la sensibilidad y los gustos modernos, el de aumentar la participación activa de los fieles, hombres y mujeres, el de incrementar el número de las lecturas bíblicas, de las plegarias eucarísticas, de las Misas votivas y para distintas circunstancias, el de dar a la Misa un significado más escatológico, el de asumir aspectos positivos de la Cena luterana, el de poner la Misa en mayor contacto con los acontecimientos de nuestro tiempo. Por supuesto que el novus ordo, o rito del papa san Paulo VI, en cuanto lex orandi eclesiástica, como cualquier producto elaborado por el hombre (dejando aparte la esencia de la Misa, o lex orandi divina, instituida por Nuestro Señor Jesucristo), siempre es algo perfectible, y así como sustituyó al vetus ordo, es decir al rito del papa san Pío V reformado por el papa san Juan XXIII, será también sustituido por un nuevo rito futuro, que responda a las necesidades que se puedan dar en el futuro.
----------Siguiendo adelante, doy cuenta aquí del dato curioso que uno de mis objetantes aludió a la abolición de la Misa tridentina. Ello me sorprendió, pues consideraba yo que este punto ya estaba definitivamente aclarado para todos, al menos desde el año 2007. En concreto, un lector me escribió: "Paulo VI, en virtud de su Autoridad Apostólica, declaró abolido el venerable rito precedente, obligando a la entera Iglesia de rito romano a adaptarse al Novus Ordo. Del mismo tenor fueron también los pronunciamientos posteriores de la Congregación para el Culto Divino y de los otros Dicasterios Romanos, que indicaron sin excepción alguna que la liturgia tridentina estaba definitivamente suprimida y suplantada por la liturgia reformada".
----------Respondo: Haya sido o no comprendida correctamente la decisión del papa san Paulo VI en 1969, el caso es que el papa Benedicto XVI, con el motu proprio Summorum Pontificum, ha liberalizado el uso del vetus ordo, dejando claro que nunca había sido abolido. Esto es también lo que surge del reciente motu proprio Traditionis custodes del papa Francisco, que si bien deja de lado lo dispuesto por el motu proprio anterior, imponiendo mayores restricciones a los devotos del vetus ordo, sigue permitiendo su celebración, que queda a decisión de los Obispos en sus respectivas diócesis, quedando siempre en claro que la única lex orandi eclesiástica (tal como lo era también en tiempos de los anteriores Papas del postconcilio) es el novus ordo, surgido de la reforma litúrgica del Concilio, como no podía ser de otra manera.
----------Siguiendo adelante, doy registro de un email algo desbocado, que revela un perfil claramente filo-lefebvriano, pues retorna a la vieja acusación lefebvriana que rechaza el novus ordo considerándolo una "misa filo-luterana". Mi interlocutor se expresaba con estas palabras: "Lo que no apruebo es ver científicamente desmantelada la liturgia, para sustituirla por un rito espurio que de hecho da alegría a los enemigos de la Iglesia y que, casualmente, es el único que puede celebrar un hereje, por ejemplo usando la Plegaria Eucarística II, que es tan breve y omisiva que incluso puede ser usada por un calvinista".
----------Dejando de lado por el momento, para no extenderme en demasía, una respuesta de fondo a la objeción planteada, me limito sólo a una sencilla y puntual respuesta ad hominem que revela la superficial contradicción en la que incurre ad litteram mi objetante, respondo: ¿Cómo hace un cristiano calvinista, quien no cree en la transubstanciación, para usar la Segunda Plegaria?
----------Finalmente por hoy, dejando para los próximos días el contestar al resto de las objeciones que se me han planteado, menciono aquí una última objeción, que me llevará a detenerme algo más en mi respuesta. Mi objetante expresó: "Usted sostiene que 'el novus ordo no es en modo alguno gravemente omisivo', sin embargo se contradice poco después afirmando que: 'en él están ausentes elementos o partes que, en consideración de la más sobria religiosidad moderna y de las exigencias ecuménicas, podrían constituir factores perturbadores'. En la práctica, usted confirma que algunos elementos fueron 'factores perturbadores' en razón de las 'exigencias ecuménicas', es decir, que para complacer a los herejes se haya preferido guardar silencio sobre las verdades doctrinales, pasar por alto ciertos conceptos".
----------Respondo: No se trata de "complacer a los herejes" en cuanto herejes, sino de aceptar cuanto de válido existe en sus ideas para conducirlos a la plenitud de la verdad. En la Cena luterana no todo está equivocado. El Concilio Vaticano II, con espíritu ecuménico, ha querido acoger en la Misa cuanto de bueno puede existir en la Cena luterana, en cuanto ella refleja en alguna medida la narración del Evangelio. Es así como ha nacido el novus ordo. A la inversa, el vetus está construido a propósito para evitar los errores luteranos. Y en tal sentido sigue desempeñando todavía una función necesaria. Por eso el papa Benedicto lo ha revalorizado, mientras que san Paulo VI había sido demasiado severo con aquel venerable rito.
----------Por eso es que novus ordo y vetus ordo se complementan entre sí. El novus evidencia los puntos de contacto con los luteranos; el vetus los elementos a rechazar. Hablé de "factores perturbadores", quizás con una expresión no del todo feliz, no por desprecio por el vetus ordo (¡Dios me libre y guarde de ello!), sino para expresar simplemente lo que ya he dicho y que está bien representado con esa comparación que he sacado de la pintura: si en un retrato de Rembrandt introducimos parte de la Gioconda de Leonardo, es evidente que el elemento de Leonardo, aunque en si sea estupendo en su natural contexto, introducido en el Rembrandt, perturbaría. Así, en la Misa del novus ordo, hecha a propósito para evidenciar puntos en común con la Cena luterana, desafinarían los rasgos del vetus hechos a propósito para impugnar a Lutero.
----------Un ejemplo de esta complementariedad recíproca entre ambos ordo está dado por la diferente posición del celebrante en el novus ordo y en el vetus. Y es interesante también la comparación con la Cena luterana. Vemos en primer lugar la diferencia de la función del ministro en la Misa católica, novus ordo o vetus ordo, y en la Cena luterana. Mientras en el catolicismo el ministro de la sinaxis eucarística es el sacerdote, que ofrece el Sacrificio de Cristo al Padre a favor de los fieles, en el caso de la Cena luterana el ministro no es un sacerdote, sino el presidente de la asamblea, aunque esté reunida en nombre de Cristo.
----------Dado que la sinaxis no es la ofrenda de un sacrificio, sino un banquete mesiánico, el ministro no pone el pan y el vino sobre un altar, sino sobre una mesa. Los presentes, por lo tanto, no son los oferentes que concurren al sacrificio ofrecido por el sacerdote, sino los comensales, y el ministro es el cabecera de la mesa. En el rito católico y en el rito protestante, el ministro media entre Cristo, Hijo del Padre y el pueblo; representa a Cristo ante el pueblo y representa al pueblo ante el Dios Trinitario.
----------Llegados a este punto pasamos a la diferencia entre el vetus ordo y el novus ordo. En el vetus ordo el celebrante da la espalda al pueblo, porque todos, tanto el celebrante como el pueblo, en la ofrenda del Sacrificio, miran el Crucificado o a la representación pictórica de la Santísima Trinidad, eventualmente en un retablo más allá, detrás y encima del altar, que puede representar, además de la Trinidad, también a la Virgen u otros santos, en cuanto imágenes o mediadores de Cristo. Por ende, en el vetus ordo, el celebrante, en nombre del pueblo, ofrece a Dios la Víctima divina y suplica a la Santísima Trinidad que haga descender la gracia sobre el pueblo nutriendo a ese pueblo con el pan eucarístico.
----------A su vez, en el novus ordo, la posición física del celebrante, de cara al pueblo, parecería tener semejanza con la posición del ministro en la Cena protestante: ambos están vueltos hacia el pueblo, como lo haría un cabecera de mesa. Salvada la excepción de que, sin embargo, la Misa católica es más bien una mesa, pero una mesa que se fundamenta en un sacrificio, el cual, como sabemos, ha sido abolido por Lutero.
----------¿Por qué en el novus ordo el sacerdote está vuelto hacia el pueblo y tiene a sus espaldas el retablo? Porque aquí está representado el movimiento inverso del culto divino, es decir, el oficio del sacerdote, que es el camino del descenso de la gracia de Dios al pueblo. En cambio, en la Cena luterana el ministro representa a Cristo y eso es todo. No tiene a ningún Dios Padre, por así decir, a sus espaldas, representado por un eventual retablo de altar, del Cual descienda a él esa gracia eucarística, que él distribuye al pueblo, don de la gracia prefigurado en el Evangelio por el milagro de la multiplicación de los panes.
----------Entonces podemos comprender que vetus ordo y novus ordo también se complementan recíprocamente, representando los dos movimientos de ascenso-descenso del culto divino: en el novus ordo Dios Padre misericordioso y perdonador desciende en Cristo sobre el hombre; en el vetus el hombre en Cristo compensa y satisface al Padre por la ofensa del pecado y se eleva a Dios. La obra de la justicia en el vetus se une con la acogida de la misericordia del novus. Lutero ha considerado solo la misericordia y descuidó la justicia.

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