jueves, 16 de septiembre de 2021

La condena del papa Francisco al proselitismo, y su relación con la evangelización y el ecumenismo (1/2)

¿Cuáles son las razones por las que el Santo Padre ha condenado el proselitismo? ¿Cuál es la relación entre proselitismo, evangelización y ecumenismo? ¿Puede existir un proselitismo entendido en sentido correcto? ¿De qué modo el proselitismo atenta contra la evangelización y, en concreto, contra el ecumenismo?

Los problemas del proselitismo
   
----------En repetidas ocasiones el papa Francisco ha manifestado su rechazo al proselitismo. La ocasión más reciente ha sido su Mensaje para la 107ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que tendrá lugar el próximo 26 de septiembre. En su tercer párrafo, donde se refiere bellamente a la nota de catolicidad de la Iglesia, el Romano Pontífice afirma: "Hoy la Iglesia está llamada a salir a las calles de las periferias existenciales para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, sin prejuicios o miedos, sin proselitismo, pero dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos".
----------Varias veces el Papa ha condenado el proselitismo como contrario a la evangelización y, sobre todo, como contrario al ecumenismo. Sin embargo, debe ser bien especificado el sentido en que el papa Francisco condena el "proselitismo", pues con este término sucede algo parecido a lo que pasa con la expresión "libertad religiosa", que en su sentido moralmente bueno debe ser defendida y promovida, mientras que en su sentido moralmente malo debe condenarse. Expliquemos la cuestión, porque tanto en la comprensión del proselitismo como en la comprensión de la libertad religiosa, se han deslizado errores, muy difundidos particularmente en aquellos fundamentalistas que no logran superar la letra y las discusiones sobre palabras, y parecen incapaces de hacer distinciones para comprender los conceptos que expresan las palabras.
----------El término proselitismo podría ser malinterpretado, porque viene del latín proselytus, que a su vez proviene del griego προσήλυτος (prosêlütos, prosèlytos), que, en el Nuevo Testamento, es el "convertido" (literalmente: "el que se ha acercado", es decir, "el nuevo venido a un país extranjero o a una religión": Mt 23,15; Hch 2,11; 6,5; 8,27; 13,26; 13,43). El origen de la palabra, por lo tanto, no tiene absolutamente nada de malo, ni de despectivo, ni de inapropiado, ni de inconveniente. Por lo tanto, "proselitismo" originariamente, quiere decir simplemente "hacer prosélitos", lo que es evidentemente una obra buena.
----------De modo que, en un principio, y en su sentido literal, es decir, semántico, todo estaría bien con el proselitismo, salvo por el hecho de que ya Nuestro Señor Jesucristo nos ha indicado un modo equivocado para hacer prosélitos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!" (Mt 23,15). De aquí nace el sentido negativo del proselitismo. Es necesario, por lo tanto, prestar atención a cómo anunciamos el Evangelio, a cómo exhortamos a los hombres a convertirse y acercarse a Cristo y a la Iglesia, con qué medios, con qué método, con qué ánimo, con qué fin o propósito.
----------¿Es el verdadero Evangelio lo que anunciamos o son ideas recabadas de impostores de las teologías de moda? ¿Seguimos en la obra evangelizadora las indicaciones que nos llegan de la Iglesia o actuamos para atraer las simpatías del mundo? ¿Queremos en la obra evangelizadora afirmar nuestras ideas y atraer discípulos que nos aplaudan, o enseñar humilde y valientemente lo que enseña la Iglesia, aceptando sufrimientos y contrariedades? ¿Estamos movidos por auténtico espíritu de servicio y por compasión por los pecadores, o simplemente por el deseo de imponernos a los demás con nuestras novedades doctrinales?
----------En el sentido condenable, el proselitismo no se centra en la persuasión, sino en la sugestión; no proporciona signos de credibilidad, sino que juega con el sentimiento; no muestra las cosas arduas, sino solo las comodidades; no demuestra la razonabilidad del creer, sino que estimula las emociones; por una parte, oculta los defectos de los correligionarios y exagera sus cualidades, mientras que por otra denigra la religión de la contraparte; usa medios desleales para convencerlo o indebidas presiones, presentando quizás ventajas inexistentes; calla las dificultades de la religión que propone y excita las pasiones; no estimula la responsabilidad, sino que crea personas plagiadas; no forma personas libres, sino corderos y fanáticos.
----------El proselitismo, en el sentido que lo condena la Iglesia, hoy por la voz del Santo Padre, es contrario al ecumenismo no porque el proselitismo quiera persuadir a la contraparte de la bondad de los valores que propone; esto también está presente en el ecumenismo; ni porque el proselitista quiera convencer al hermano separado a ingresar a la Iglesia Católica, que en cambio es el fin último del ecumenismo, sino porque el proselitista se niega a admitir que la contraparte conserva ciertos valores del catolicismo, o a admitir los errores de la Iglesia o porque el proselitista trata al hermano con desprecio o altivez.
----------El proselitismo, por lo tanto, en el preciso sentido condenado tantas veces por el papa Francisco, es en realidad un exceso de celo o un celo desleal, injusto, amargo y agresivo en el cumplir una obra que, en sí misma, es importantísima y muy obligatoria: la evangelización. Este proselitismo malo, está privado de motivaciones y finalidades sobrenaturales y se basa en métodos y fines puramente humanos, poco pulidos o deshonestos, a veces solo nacionalistas o políticos o de poder.
----------En fin, es una obra en sí buena, la evangelización, pero mal realizada, de modo tal que se obtienen resultados ilusorios o contraproducentes o el hermano se mantiene engañado o abraza el catolicismo de modo ficticio, sobre bases falsas, o abraza un falso catolicismo. Estos "conversos" no son verdaderos conversos, sino personas que fingen creer para obtener ventajas temporales o para no ser perseguidos o marginados.
   
La enseñanza del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo
   
----------Dice en efecto el n.3 del decreto Unitatis Redintegratio: "Al único Cuerpo de Cristo en la tierra" (es decir, la Iglesia católica) "tienen que incorporarse totalmente todos los que de alguna manera pertenecen ya al Pueblo de Dios", es decir, los cristianos no católicos, pertenecientes a "no pocas comunidades, que se han separado de la plena comunión de la Iglesia Católica". Por lo tanto, deben reunirse a la Iglesia Católica.
----------Estas comunidades, sin embargo, aunque "tienen sus defectos" (o carencia, es decir, herejías), que "a veces constituyen muy graves impedimentos que se interponen a la plena comunión eclesiástica", mantienen sin embargo "una cierta comunión, aunque imperfecta, con la Iglesia Católica".
----------De hecho, estas comunidades, aunque "no gozan de aquella unidad que Cristo quiso dar a los que regeneró y vivificó en un cuerpo y en una vida nueva", no obstante "conservan algunos elementos, o mejor, muchísimos y muy importantes" (o sea, dogmas), "con los que la misma Iglesia Católica se edifica y vive".
----------"Todas estas cosas provienen de Cristo y a Él conducen, por lo que pertenecen por derecho a la única Iglesia de Cristo", que es la Iglesia Católica, que posee "la plenitud de la gracia y de la verdad", por lo cual "solamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es auxilio general de la salvación, puede conseguirse la plenitud total de los medios salvíficos". Sin embargo, "el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de estas comunidades como medios de salvación", instrumentos útiles pero no suficientes.
----------Podemos decir, en conclusión, que las comunidades no-católicas, por lo tanto, poseen sólo algunos medios de salvación y por eso, para tenerlos todos, deben entrar en la Iglesia Católica, la cual es la única que posee la plenitud de los medios de la salvación.
   
El falso ecumenismo
   
----------Del decreto Unitatis Redintegratio del Concilio Vaticano II se desprende claramente que, si bien existen divisiones entre los cristianos, esto no implica en modo alguno que la Iglesia católica esté dividida en sí misma o que el actual contraste entre la Iglesia católica y las otras iglesias se resuelva en la unión de todas en una supuesta "iglesia" más vasta y superior, que las abrace a todas.
----------Esta supuesta "iglesia", suprema y superior a la misma Iglesia católica, no existe en absoluto, porque la Iglesia, la única Iglesia fundada por Cristo, no es otra que la Iglesia Católica Romana, una e indivisible, por consiguiente, en este sentido, una Iglesia católica dividida de las otras o en sí misma, que debería fusionarse con las otras en una super-Iglesia, nunca ha existido, ni existirá jamás.
----------La existencia de comunidades no católicas separadas de Roma no es el signo de que la unidad de la Iglesia se haya roto en pedazos, de que la Iglesia esté, por así decirlo, "quebrada" o "destrozada"; por lo cual las partes o las piezas de la Iglesia (las diversas Iglesias) debieran ser reconducidas a la unidad, a semejanza de un vaso, que debe ser recompuesto o ensamblado juntando entre sí las piezas.
----------Sino que las cosas, tal como se desprende del documento, no son así. La imagen que, en cambio, nos sugiere el decreto Unitatis Redintegratio ("se han separado", n.3) es la del pámpano, o la del sarmiento, que se desprende de la vid (cf. Jn 15,1ss). El fenómeno de las comunidades no-católicas no es el signo de que la vid se ha desgarrado, no es el signo de que ella está, por así decirlo, hecha jirones: es evidente en efecto que en tales condiciones la vid ni siquiera podría vivir; sino que supone una vid muy viva y robusta, de la que se han desprendido o separado algunos pámpanos o sarmientos.
----------En efecto, todos entendemos que una cosa es la separación entre A y B, y otra cosa muy distinta es la separación de A de B. El fenómeno de las comunidades disidentes es del segundo tipo y no del primero. Son los pámpanos o sarmientos que no pueden vivir sin la vid, y no a la inversa. Y si las comunidades de hermanos separados o disidentes o cismáticos todavía viven, eso quiere decir que no se han desprendido del todo, sino que conservan una cierta unión con la vid. Esto es lo que entiende el Concilio Vaticano II, cuando dice que las comunidades disidentes no están en plena comunión con la Iglesia católica.
----------Sin embargo, existen falsos ecumenistas que dicen: no debemos poner las cosas así, de modo tan trágico. No se trata de laceraciones o cosas por el estilo. Las comunidades así llamadas "separadas" de Roma no están propiamente separadas, sino que simplemente son "diferentes". Ahora bien, ellos dicen que la diversidad es una riqueza, no es un defecto. Por lo tanto, no se debe eliminar, sino que debe ser respetada y promovida. Por esta razón, estos falsos ecumenistas (sobre todo modernistas rahnerianos) concluyen que: Roma no puede pretender que todas las demás comunidades sean iguales a ella misma.
----------Según ellos se trata, por lo tanto, de un fenómeno positivo, un fenómeno de pluralismo y diversidad, de diversas modos igualmente legítimos, de vivir el Evangelio y de ser cristianos. De ahí la existencia de "muchas fes" y el prevalecer del interés, en estos falsos ecumenistas, por la diversidad a expensas de la verdad, como quien apreciara a un enfermo porque es "diferente" de una persona sana.
----------Los falsos ecumenistas conciben la fe como si fuera una opinión: así como hay muchas opiniones, también hay "muchas fes". Pero sabemos bien que la fe es verdad y la verdad como adhesión al objeto es una sola. Si Jesús es Dios, negar que Jesús es Dios no es una fe diferente, sino que es una fe falsa. Si Dios es Trino, negar que Dios es Trino no es una fe diferente, es una falsedad, y así sucesivamente. Existen, ciertamente, muchas verdades de fe, en el sentido de que existen muchos dogmas; pero para cada uno de ellos se da una sola interpretación, aquella dada por la Iglesia, por fuera de la cual no hay otras.
----------Podemos decir que los falsos ecumenistas conciben la unidad y el pluralismo de la Iglesia según el modelo de la Confederación Suiza: no "un solo rebaño con un solo pastor" (Jn 10,16), sino una federación de rebaños bajo un colegio de pastores. Pero si aquí Jesús habla del futuro ("habrá un solo Rebaño y un solo Pastor") no ha querido decir que la unidad de la Iglesia bajo Él es una meta escatológica, sino que se refería simplemente al hecho de que entonces Jesús la estaba convocando, estaba reuniendo las ovejas ("tengo, además, otras ovejas") porque era el momento de la formación de la Iglesia.
----------Pero la Iglesia, en tiempos de san Pablo, ya está formada, y por lo tanto ya constituye y es "un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Ef 4,4-5, palabras también citadas por el papa Francisco en el Mensaje mencionado al principio), aún cuando la Iglesia es como un cuerpo orgánico con múltiples y diversificadas funciones bajo una sola cabeza, Cristo, cuyo vicario en la tierra es Pedro y sus sucesores (Rom 12,4-8; 1 Co 10,17; 12,12-31; Col 3,15).
----------Por el modo como el Concilio Vaticano II presenta el ecumenismo, vemos cuán falsa sea aquella concepción del ecumenismo, que quisiera presentarse como interpretación de la doctrina conciliar y que quisiera llamar "proselitismo" precisamente a aquello que el Concilio prescribe. Tal falsa interpretación, en efecto, pretende que el ecumenismo quiera decir limitarse a tomar nota de las posiciones del hermano separado en la idea de que ellas reflejen simplemente un "diferente" camino de salvación, que debe ser respetado en su diversidad, por lo cual se pierde de vista la presencia en esas posiciones, de errores que necesitan ser refutados y por lo tanto se descuida abrir al hermano el ingreso en la Iglesia católica.
----------El vicio por defecto en el campo del ecumenismo, vicio típico del modernismo, está dado por la negligencia, efecto a su vez del indiferentismo y del relativismo, que es un falso ecumenismo. El falso ecumenista confunde el valor de la verdad con el de la diversidad. El ecumenista modernista no se preocupa por la objetividad y por la universalidad de lo verdadero en su absoluta oposición a lo falso, sino que solo se preocupa por la diversidad y la hace un absoluto, un ídolo, al cual sacrifica la distinción entre lo verdadero y lo falso, reduciendo todo a lo subjetivo, a lo opinable y a lo "diverso".
----------Para él, el hereje no es víctima de lo falso, sino que es simplemente un "diferente", un "diverso", así como un franciscano es simplemente diferente de un dominico. Por lo tanto, no debe ser corregido, sino dejado en su propia idea, tal como a ningún dominico le viene en mente decirle a un franciscano que para salvarse debe hacerse dominico, aún cuando los tomistas no siempre concuerdan con los escotistas.
----------Hoy lo que sucede frecuentemente es que, con la excusa del ecumenismo, del pluralismo y de la libertad de pensamiento, no nos damos cuenta de nuestros hermanos en peligro, de los que viven "en las tinieblas y en las sombras de la muerte", por los cual no se hace nada para salvarlos. Y se responde a Dios, que pide cuentas del hermano, con las palabras de Caín: "¿soy acaso el guardián de mi hermano?" (Gén 4,9).
----------Por lo tanto, ya sea por indolencia, o por negligencia, o por escepticismo, o por temor, o por oportunismo o por condescendencia al pecado, no se comprende o no se quiere comprender que el amonestar al pecador en los modos debidos y en el momento justo, correcto y oportuno no es un mero litigar, o un condenar, o un importunarlo o hacerle violencia, no es un arrancarlo de sus correctas convicciones, sino que es ser un médico premuroso, atento, que ofrece la cura; en fin, es una obra de misericordia.
----------Otra concepción equivocada del ecumenismo es aquella que lo concibe como un simple "encuentro a medio camino" entre católicos y no-católicos, como si la una y la otra parte debieran dejar algo para encontrarse con el otro. Ahora bien, esto puede ser cierto y obligado en el plano humano y de la caridad, pero no en relación con las exigencias de la verdad, que son las que caracterizan mayormente al ecumenismo.
----------De hecho, y para referirme en concreto únicamente a la relación de los católicos con los luteranos, que es el máximo problema actual del ecumenismo, estos hermanos deben darse cuenta de que no es Roma la que debe dejarse corregir por Lutero, sino que son ellos quienes deben dejarse corregir por Roma. Por consiguiente, Roma puede y debe salir a su encuentro en la caridad, pero el recorrido de la verdad deben hacerlo todo los luteranos hasta Roma, que les espera con los brazos abiertos.
----------Otra forma de ecumenismo equivocado es la de aquellos católicos que, sobre la base de sus estudios que ellos consideran más avanzados, se permiten acusar de injusticia y de excesiva severidad las condenas contra las enseñanzas de Lutero, que han sido promulgadas por el papa León X y por el Concilio de Trento, casi como afirmando estos falsos ecumenistas que la Iglesia no se haya dado cuenta de que en ciertos temas luteranos por ella considerados heréticos, Lutero no fuera hereje, sino católico.
----------Ahora bien, si un juicio de este tipo puede ser quizás válido contra ciertos adversarios de Lutero, que son adversarios apasionados, precipitados, efectivamente injustos y excesivamente severos, que han malinterpretado algunas de sus intenciones y posiciones, este juicio de los falsos ecumenistas es del todo insensato y gravemente injurioso y presuntuoso, si se refiere a las intervenciones de la Iglesia, sobre todo por parte de estudiosos, que se autodenominan católicos, los cuales olvidan que la Iglesia, si es infalible en el enseñarnos la verdad de fe, será también infalible en el indicarnos lo que le es contrario.

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