Las noticias que me llegan de un par de seminarios en Argentina son preocupantes. El contenido de los estudios filosóficos y teológicos que en ellos se imparte no parece estar asegurando las mínimas garantías de una adecuada formación en la verdad del Evangelio para aquellos que en un mañana muy próximo serán los evangelizadores adecuados para los hombres del mundo de hoy aunque sin ser de este mundo.
Es necesario hacer claridad
----------De tanto en tanto renuevo mi contacto con seminaristas, lo que me trae recuerdos de mis tiempos de docente. El diálogo por lo común suele ser intenso, y por más que se multipliquen los emails apenas si nos dejan satisfechos. En los últimos meses me ha causado preocupación el caso de dos de estos seminaristas, ya avanzados en teología, a punto de recibir el diaconado. Me han puesto al tanto, a mi solicitud, de los programas de estudio, de los contenidos curriculares, de la bibliografía utilizada y también, a raíz de algunas preguntas puntuales de mi parte, de lo que enseñan sus profesores en algunas cuestiones teológicas concretas. Francamente, el panorama que me han dado es más bien desalentador.
----------No hace falta que recuerde aquí la enorme cantidad de directivas pontificias, siempre claras y precisas, acerca de la recta formación teológica de los futuros sacerdotes. Pero si algún lector estuviera tentado a pensar que en el actual pontificado las cosas son distintas, bastaría con remitirles a la última exhortación apostólica, consecuente al Sínodo sobre la Amazonia, en la que tan oportuna ha sido la referencia a la esencia del Sacerdocio como poder sacramental para celebrar la Eucaristía y para conferir la Penitencia sacramental, así como la Unción de los Enfermos; y en el mismo documento debe considerarse óptima la prescripción a los Obispos para cuidar de una buena formación de los seminaristas, según la concepción católica y no herética del sacerdocio. Claro que el centro de esta formación es la Cristología: sin una recta teología de Cristo, Verbo de Dios Encarnado, Sumo y Eterno Sacerdote, es imposible que el sacerdote ministro de Cristo, alter Christus, pueda desarrollar a conciencia y cabalmente su misión sacerdotal.
----------Ahora bien, el panorama de la Cristología hoy es indudablemente muy rico en temas y valores, fruto del progreso filosófico, teológico y exegético promovido por el Concilio Vaticano II, y efecto también de los intercambios ecuménicos y de una amplia reflexión sobre las intervenciones del Magisterio en la materia. Han surgido así nuevas tendencias teológicas, que enriquecen la variedad de las escuelas tradicionales, como la tomista, la escotista, la suareziana, la bonaventuriana y la agustiniana.
----------Ya en 1979, el padre Battista Mondin [1926-2015], con su bien conocida erudición, podía presentar una panorámica de la situación en ese momento, en su libro Las cristologías modernas (ediciones Paulinas, 1979), un panorama que no ha cambiado hasta el día de hoy, si es que en realidad no ha empeorado. Pero hay que decir que el padre Mondin, con una gran ingenuidad y falta de sentido crítico, presentaba tranquilamente cristologías ortodoxas y heréticas, mezclándolas indiscriminadamente entre sí, y les daba denominaciones completamente inocentes, como las de cristologías "existencialistas", "históricas", "seculares", "escatológicas", "políticas", "personalistas", etc. y por consiguiente dando al lector la impresión de que se trataba de legítimas o normales variantes o diferenciaciones de la cristología católica.
----------Es interesante cómo el padre Mondin llama a la única cristología plenamente ortodoxa: "cristología metafísica", cuando en realidad habría debido decir con franqueza: simplemente "católica". Para las otras cristologías, ciertamente no carentes de algún interés, si no quería usar precisamente el término "heréticas", para poner debidamente en guardia al lector desprevenido, al menos hubiera sido prudente poner, por ejemplo, "no plenamente católicas" o bien "modernistas" o bien, al menos, "discutibles".
----------Pero como esas cristologías se habían hecho la fama de "católicas" o en todo caso de aceptables, es posible que el propio Mondin, no se hubiera dado perfecta cuenta de sus insidias y trampas, como alguien que tranquilamente come a la vez hongos saludables y venenosos sin darse cuenta absolutamente de nada; o bien puede ser también que Mondin haya hecho sus propios cálculos de prudencia humana.
----------Mucho más juicioso y prudente ha sido el ilustre cristólogo dominicano francés padre Daniel Ols, con su libro ya significativo en su mismo título: "Le cristologie contemporanee e le loro posizioni fondamentali al vaglio della dottrina di S.Tommaso" (Libreria Editrice Vaticana 1991). Habría podido decir: "bajo el examen de la doctrina católica". El padre Ols (cuya imagen encabeza esta nota) en su libro, con agudo discernimiento, identifica y golpea precisamente a los autores más significativos, influyentes y peligrosos, Rahner y Schillebeeckx. Por cierto, si tuviera que mencionar hoy las que pueden identificarse como cristologías heréticas, mencionaría cuatro: las cristologías de Rahner, Kasper, Schillebeeckx, y Teilhard de Chardin. Pero el padre Ols, en el libro que he mencionado, se detiene sólo en dos: Rahner y Schillebeeckx.
----------Conocí personalmente al padre Daniel Ols hace exactamente cuarenta años. Si algún lector pudo llevarse alguna mala impresión del seminario donde me formé (pues narré en una nota anterior que allí no había reparos para que se difundiera entre los alumnos literatura teológica herética), debo decir ahora, en contrapartida, que a principios de los años '80 hubo una excelente serie de conferencias dictadas por teólogos dominicos, y entre ellas las de un por entonces jovencísimo padre Daniel Ols. Precisamente diez años antes de publicar el libro que mencioné líneas arriba, difundía varios libritos editados en Buenos Aires en el invierno de 1981, que acaso todavía puedan conseguirse en alguna librería de segunda mano: "Actualidad de la Cristología de Santo Tomás", "Cristología I, Karl Rahner y Edward Schillebeeckx" y "Cristología II. El Jesús de la historia. La unión hipostática. La conciencia de Cristo. La obra de Jesús. Jesús Salvador".
----------Pero, volviendo a Rahner, Kasper, Schillebeeckx y Teilhard de Chardin, estos cristólogos, no obstante el éxito y la fama que han obtenido, en realidad en los últimos cincuenta años han sido clara y absolutamente refutados por ilustres colegas, como el citado caso del dominicano Ols. Sin embargo, no me parece que hasta ahora el Magisterio pontificio haya tomado en suficiente consideración la peligrosidad de estas cristologías heréticas, por caso la de los cuatro mencionados, peligrosidad no solo para la Cristología, sino también para proteger las buenas costumbres de los católicos y para toda la vida de la Iglesia.
----------Excesivo e inmerecido es el prestigio del cual ellos todavía disfrutan en el campo de la Cristología y en los ambientes académicos y educativos de la Iglesia, en particular por cuanto respecta a la formación del clero, no obstante los constatados efectos negativos de sus ideas en el campo moral. Por lo tanto, es necesario hacer presente que de la asimilación por parte de los seminaristas de estas cristologías no pueden salir buenos sacerdotes, fieles al Magisterio y dotados de una correcta concepción de su ministerio, sino, en el mejor de los casos, medias figuras incapaces de guiar las almas hacia el salvación.
Características comunes a las actuales cristologías heréticas
----------Estas cristologías tienen en común una visión de la realidad y una concepción de la verdad de perfil fenomenista, evolucionista, inmanentista y subjetivista, que son visiones y concepciones ya condenadas en su momento por el papa san Pío X en la encíclica Pascendi. En ellas, nada es fijo, sino que todo cambia. No existiendo una identidad del ente, la duplicidad es erigida en sistema, de modo que la hipocresía triunfa. Todo es sí y no al mismo tiempo, según la conveniencia. Todo es "para mí", nada es en sí.
----------En consecuencia, en estas cristologías, Dios no existe en sí mismo, independientemente del mundo y de mí que lo pienso, Dios no me trasciende, sino que, en virtud de la Encarnación, Dios es esencialmente inmanente y conectado con el mundo y con la conciencia humana, está inmerso en el devenir histórico, por lo cual ser y devenir, tiempo y eternidad, finito e infinito, sujeto y objeto, ser y pensamiento, espíritu y materia, viviente y no viviente, verdadero y falso, bien y mal, naturaleza y gracia, se identifican. La Encarnación no es acto libre de Dios, sino que es constitutiva de la esencia de Dios. Como dice Hegel, "Dios no es Dios sin el mundo". Pero, por consiguiente, el mundo es Dios. Y por consecuencia, Dios es por esencia hombre. Pero entonces esto quiere decir que el hombre es por esencia Dios.
----------Para estas cristologías, Cristo no tiene dos naturalezas en una Persona divina, sino que es una persona humana, identidad de divinidad y de humanidad. Cristo no expía el pecado y no cumple ningún sacrificio reparador, sino que cubre, excusa y justifica el pecado, el cual no impide la gracia. La fe en Cristo no es acto del intelecto, sino encuentro existencial con Cristo; no es verdad abstracta, sino experiencia concreta de Cristo; no es recepción de verdades inmutables, sino de hechos históricos; la cristología no es deducción o demostración, sino mensaje y relato. Cristo libera al hombre del yugo de la ley y lo hace auto-creativo.
----------Estas cristologías están con razón y correctamente preocupadas por el progreso de la interpretación exegética y dogmática del misterio de Cristo, así como del esclarecimiento de su figura histórica, pero luego, influenciadas por el subjetivismo moderno, devalúan o entienden mal y malinterpretan la dimensión ontológica o metafísica del dogma cristológico, dimensión ontológica indisolublemente conectada con la recta noción de la divinidad de Cristo y con el valor metafísico de las enseñanzas de Cristo.
----------Esta carencia teorética es a su vez responsable de un concepto erróneo de Dios, un Dios al cual le es negada su identidad, su inteligibilidad, su inmutabilidad, su impasibilidad y, por consiguiente, en última instancia, su misma divinidad, para convertirlo en un ídolo digno de la imaginación pagana. Por lo tanto, incluso cuando se habla de la "divinidad" de Cristo, no es la verdadera, sino la que es sugerida por el fenomenismo modernista.
Subdivisión de las actuales cristologías heréticas
----------Estas cristologías se dividen, de modo general, en dos tendencias: 1) una primera tendencia es de tipo idealista y gnóstico. Características principales: el ser es ser divino. Antítesis y síntesis entre espíritu y materia. El mal no hace daño porque también está en Dios, coincidentia oppositorum. Tiene sus antecedentes en las antiguas herejías del marcionismo, del monofisismo, del monotelismo, del apolinarismo, del docetismo, del eutiquianismo, del maniqueísmo y del catarismo.
----------Así, el Dios de Rahner es una singular mezcla de gnosticismo y de agnosticismo: gnosticismo, porque Dios es objeto inmediato y apriórico de la autoconciencia; agnosticismo, porque de Dios, en su incomprensible e inefable Misterio, absolutamente nada se sabe, y nada se puede decir de Dios.
----------Rahner reconoce la divinidad de Cristo, pero sólo por el hecho de que Dios es concebido como el vértice del hombre: en la Encarnación Dios se transforma en el hombre y el hombre se transforma en Dios. Todo hombre es Cristo y, por tanto, es salvo. Dios en Cristo no castiga a nadie, sino que perdona a todos. La gracia es el vértice de la naturaleza. Ser, conocer y querer son idénticos en Dios y en el hombre. Las religiones son manifestaciones categoriales y relativas del cristianismo anónimo atemático y trascendental.
----------2) La otra tendencia es de tipo naturalista, empirista y materialista. Esta corriente general comprende a Schillebeeckx y a Teilhard de Chardin. En Schillebeeckx, Cristo es el hombre perfecto, liberador de los oprimidos y el vértice del mundo. Él no es Dios, sino que es el "profeta escatológico", vale decir, una simple persona humana habitada por el Verbo. La muerte de Jesús no tiene valor expiatorio, sino que es simplemente el ejemplar testimonio del mártir. Las religiones, comprendida la cristiana, son manifestaciones parciales de la única verdadera religión, que es la suma de todas las religiones. Schillebeeckx tiene sus antecedentes en el nestorianismo, en el ebionismo y en el arrianismo.
----------En Teilhard de Chardin, la materia deviene espíritu y el espíritu deviene materia. Cristo no trasciende el mundo, sino que es el vértice del mundo: el "Cristo cósmico". El hombre deviene Cristo en la evolución cósmica. La posición de Teilhard no tiene antecedentes en las herejías antiguas, porque ellas no tenían interés en la evolución, sino que veían a Cristo solo bajo un perfil estático. En todo caso, Teilhard puede ser vinculado con el heraclitismo, que revive en la cristología de Hegel y de Schelling.
----------Resumamos, en otros términos, lo que hemos podido discernir en las dos tendencias:
----------1) Cristologías idealistas. En ellas, por ejemplo en las cristologías de Rahner y Kasper, el fundamento del conocer y del pensar, no es el realismo ontológico, sino el principio cartesiano del cogito, el yo o la autoconciencia o "sujeto" como fundamento del conocer y del ser. Por lo tanto, Dios no es conocido por inducción a partir de las cosas externas, sino que está contenido en la autoconciencia preconceptual original apriórica del yo, que se extiende, se amplía y se autotrasciende, en virtud de la gracia concedida a todos, hasta su último horizonte infinito, que es precisamente Dios.
----------Para Rahner hoy debe darse una "cristología trascendental", atemática y preconceptual, según la cual todos los hombres se salvan. Según Rahner, la cristología hoy, después del Concilio Vaticano II, no debe ser ya elaborada con las categorías de Aristóteles y de santo Tomás de Aquino, sino con las de la filosofía moderna, que va desde Descartes hasta Heidegger, pasando por Kant y Hegel.
----------La aceptación del dogma de Calcedonia no es obligatoria para todos, sino solo para aquellos que quieran usar las categorías corrientes del siglo V. Todo hombre es un "cristiano anónimo". La gracia no es un don creado por Dios, sino que es Dios mismo, quien se comunica a todos. Tarea de los pastores es tomar en cuenta la fe trascendental del pueblo de Dios y conducirla a su explicitación categorial. Los principios luteranos de sola gratia, sola fides, sola Scriptura y del simul iustus et peccator son correctos.
----------Lo mismo para Rahner que para Kasper, los sacramentos no dan la gracia a quien no la tiene, sino que los sacramentos son en realidad el signo sensible de la gracia ya presente. El misionero no anuncia una verdad desconocida para el evangelizando, sino que le hace consciente de la verdad ya poseída atemáticamente. La Iglesia debe dejar facultativa y no volver obligatoria para los hermanos separados la aceptación de los dogmas por ellos no reconocidos. Para la unidad de los cristianos es suficiente la aceptación común de aquellos dogmas que siguieron siendo comunes después de la separación.
----------Igualmente, tanto para Rahner como para Kasper, Dios es mutable y pasible, por lo cual la Encarnación se produce no porque (como dice el dogma de Calcedonia) la Persona del Verbo, permaneciendo inmutable, asume una naturaleza humana en la unidad de la Persona, sino en cuanto, como ocurre en la herejía de Eutiques, la naturaleza divina se transforma en la naturaleza humana. Los antecedentes antiguos de esta cristología desviada son las herejías del teopasquismo y del patripasianismo.
----------Vale recordar que el cardenal Kasper no acepta la metafísica, por lo cual no comprende el valor de la inmutabilidad del dogma, sino que según él todo se resuelve en la historia, incluso Dios. Kasper acoge la exégesis racionalista protestante que no cree en los milagros de Cristo. Para destruir el pecado, no es necesario un sacrificio, porque el pecado se destruye a sí mismo con el progreso histórico inspirado por el ejemplo de Cristo. Tanto para Kasper como para Rahner, el ecumenismo no debe conducir a los hermanos separados a la plena comunión con la Iglesia católica, sino que basta la recíproca fraternidad.
----------2) Cristologías empiristas. Como antes hemos dicho, tenemos aquí a Schillebeeckx y Teilhard de Chardin. Las llamo cristologías empiristas en cuanto para ambos autores la experiencia atemática preconceptual de Dios aparece más importante que el intelecto y el concepto. De ahí la dificultad en entrambos para elevarse al nivel de la metafísica y de la pura espiritualidad. Para Schillebeeckx Dios es creador, pero el Verbo no se encarna. El Verbo es Persona, pero lo es también el hombre Jesús, de modo que, para asegurar la unidad de Cristo, Schillebeeckx habla de "una persona en dos personas". Cristo no es Dios, sino "Dios está en Cristo", que es simplemente el "profeta escatológico".
----------Schillebeeckx insiste sobre todo en la misericordia y la solidaridad de Cristo por la humanidad sufriente y oprimida. Cristo actúa como liberador y reivindicador de los derechos del hombre en el campo social y político. Como puede suponerse, Schillebeeckx es también uno de los inspiradores de la teología de la liberación en sus diversas versiones. Por lo tanto, puede relacionarse con cristólogos como Metz, Gutiérrez, Boff, Hulsbosch, Schoonenberg, Sobrino, Segundo, Assman y Scannone. No son los pastores los que deben guiar al pueblo, sino que los pastores emergen del pueblo, por lo cual cualquier laico puede celebrar la Misa. El cristianismo no tiene un primado sobre las otras religiones, sino que es completado por las otras religiones.
----------Por su parte, Teilhard de Chardin, en cambio, está más bien interesado en la relación de Cristo con la evolución del universo. Para el antropólogo y teólogo francés, Cristo es el vértice supremo de la materia en su autotrascendencia. Dios no crea de la nada, porque Él está por esencia conectado con la materia. Dios, por lo tanto, simplemente unifica la materia y la hace surgir o evolucionar hacia Él mismo.
----------Teilhard tiene una fuerte idea del progreso humano, hasta el impulso místico, pero subestima el drama del pecado y por ende también subestima la importancia de la ascética y de la cruz, que es necesaria para vencer al pecado. Teilhard niega la historicidad del pecado original, que perturbaría su teoría de la evolución del hombre desde el simio, porque según él el simio ha evolucionado naturalmente hasta convertirse en hombre. Para él, el pecado es un simple accidente de tráfico, un inconveniente, un producto de descarte, en el progreso asegurado. El ser cristiano es la plenitud del ser humano.
Si conoció al P. Ols, sabrá sus opiniones sobre Pablo VI y Juan Pablo II. Hay que decir que sobre Papa Montini era más indulgente, pero sobre Juan Pablo II no perdonaba. Su opinión era muy dura sobre la altura de Papa Woitila. Y se lo dijo abiertamente a todo aquel que lo quisiera escuchar.
ResponderEliminarEstimado Pancho,
Eliminarcomo digo en mi artículo, mi conocimiento personal del padre Ols fue hace cuarenta años, precisamente en aquellas sus conferencias de 1981, y en algunos intervalos pude hacerle algunas preguntas, pero todas del ámbito académico y del tema de sus ponencias (la cristología, Rahner, Schillebeeckx...).
No sé nada de esos comentarios de los cuales usted habla. Por lo tanto, me complacería que usted me citara la fuente de la cual se ha basado.
Estimado Anónimo,
Eliminarante su falta de respuesta, debo suponer que no puede aducir las fuentes de sus comentarios acerca del padre Ols.
Para una cuestión tan delicada sería bueno hacer referencia a una fuente precisa, faltando la cual es mejor callar, porque, como usted mismo se dará cuenta, se corre el riesgo de caer en chismes en materia grave.
Por comenzar no soy anónimo. Soy Pancho. Y sí respondí y mi comentario no fue publicado o se perdió en la web. Vaya uno a saber.
EliminarSi quiere puedo reproducirlo a grandes líneas.
Las fuentes que tengo sobre los dichos del P. Ols son mis propios oídos. Charlamos varias veces sobre ese tema. De todos modos no se trató de confidencias o conversaciones privadas, pues en ese caso no creo que estaría autorizado a contar ese hecho.
Estimado Pancho,
Eliminarun apodo o un pseudónimo, como "Pancho", o "Filemón de la Trinidad", o "Jerónimo del Rey", etc., cuando se desconoce la identidad de su portador, son de hecho casos de anonimato. He conocido y conozco a varios "Pancho", pero no a Ud., por lo tanto, Ud. es para mí un anónimo, como yo soy un anónimo para Ud.
Pueden existir motivos absolutamente razonables para portar un pseudónimo, como seguramente son los suyos (y los míos). No tengo nada que objetar sobre ello.
Sus oídos serán fuentes para Ud., pero no para mí ni para los lectores que han accedido al vago comentario que Ud. deslizó, atentando contra la fama del padre Ols. Si el hecho narrado existió, Ud. no es fuente-testigo del mismo, precisamente porque actúa en el anonimato (eso es lo que le quise dar a entender).
Ahora, francamente, considero haber cometido imprudencia al permitir su primer comentario.
Por lo demás, mi mención del padre Ols en este artículo se refiere sólo a su competencia cristológica y a su obra en la materia. ¿A qué viene entonces, su comentario lanzado al vuelo? ¿Qué relación tiene con el artículo y con lo que se discute en el artículo: las cristologías heréticas? ¿Qué utilidad tiene su vago comentario sino dañar la fama ajena?
Respetando la probable rectitud de su conciencia, Pancho, en la que respetuosamente lo dejo, no puedo menos que mantener mi afirmación anterior: para una cuestión tan delicada es necesario hacer referencia a una fuente precisa, faltando la cual es mejor callar, porque se corre el riesgo de caer en chismes en materia grave.
Le aclaro que -como le dije anteriormente- el P. Ols hablaba abiertamente del tema. Cuando le dije mis oídos ciertamente son los oídos de cualquiera que quisiera escucharlo. Pero es cierto que si se refiere a lo escrito es necesario ser más sutiles.
ResponderEliminarPuede leer la dispensa del P. Ols sobre el fundamento teológico del culto a los santos, publicado por la Congregación para ña Causa de los Santos en la que noega la infalibilidad de las canonizaciones. Es un trabajo muy interesante y teológicamente fundamentado. También un artículo en L’Osservatore Romano en torno a la declaración de Santa Teresita como doctora de la Iglesia. Ahí tiene por escrito lo mismo que él decía, pero con un lenguaje más sutil.
Qué tiene que ver? Tiene y no tiene que ver. Tiene que ver porque justamente su competencia en Cristología, es en realidad en todo el campo teológico. Y su juicio habiendo trabajado tantos años al servicio de la Santa Sede es de valor.
Se puede compartir o no, pero no es bueno subestimarlo.
Estimado Pancho,
Eliminaren la vaguedad y nebulosa de su primer mensaje (reléalo, por favor) se podía entender cualquier cosa: por ejemplo, habladurías sobre Pablo VI y Juan Pablo II.
Ahora Ud. dice, al parecer, que Ols se refería a la competencia intelectual o teológica de esos Papas. De modo que cuanto Ud. habló de "la altura de Papa Woitila", era acerca de su altura intelectual o teológica.
Nada que objetar entonces. Es tan sólo la opinión de Ols. Hablando la gente se entiende.
Por supuesto, conozco lo escrito por Ols sobre la infalibilidad de las canonizaciones y la declaración de Santa Teresita como doctora de la Iglesia. Nadie ha subestimado a Ols.
Tan sólo lo he citado por su libro en referencia al tema de mi artículo: las cristologías heréticas.
Sean los fascículos de sus conferencias en Argentina sobre Cristología que su tesis doctoral los leí en su momento.
ResponderEliminarÉl tuvo una gran humildad accediendo a seguir dando clases en el instituto para profesores de religión cuando no lo dejaron seguir dando clases en el Angelicum. Así como también aceptando el encargo en la Congregación para la Causa de los Santos cuando no lo admitieron en la Congregación para la Doctrina de la Fe, después de años de haber srvido allí "informalmente".
En fin, Dios lo premiará por ello ciertamente.
Posee una capacidad especulativa notoria y conocimientos vastísimos.
Estimado Pancho,
Eliminargracias por recordar estos méritos del padre Ols. Ojalá que sus enseñanzas teológicas, en fidelidad al Magisterio, puedan difundirse, contrarrestando la acción nociva de tanta subversión modernista.