A continuación, por un día hacemos un paréntesis filosófico a nuestras cotidianas reflexiones teológicas, para presentar un sumario apunte de Metafísica, que hace un año publiqué dividido en varias partes, y que ahora va completo y algo modificado. Acaso resultará útil a algunos lectores.
Introducción
----------La Metafísica es la ciencia que abre nuestro intelecto a la máxima comprensión de la realidad, de la cual es capaz. La metafísica es la parte más alta de la filosofía, y amplía al máximo nuestra inteligencia en la comprensión de la realidad, hasta el máximo de su fuerza. Ella es la obra más perfecta de la razón humana: perfectum opus rationis, como dice santo Tomás de Aquino [1225-1274].
----------Partiendo de la experiencia de las cosas de este mundo, la metafísica conduce a nuestro intelecto a sus raíces y a su máxima altura, porque su objeto es el ente en cuanto ente, es decir, lo que existe, un objeto que representa cada cosa y la totalidad de la realidad, incluso en su variedad y multiplicidad, de modo que el concepto del ente es el más universal, diversificado y comprensivo que nosotros poseemos. Todos los otros conceptos son su profundización o sus subdivisiones o determinaciones.
----------La noción de ente nos permite conectar los entes materiales a los espirituales, el ente mundano al Ente divino, el ser con el pensamiento, el ser con el actuar, el ser con el devenir, lo uno con lo múltiple, y ver la relación entre el ser y el no-ser, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo.
----------La metafísica nos sirve de introducción a la teología, sea la teología natural como la teología revelada, es decir, la teología cristiana. Ella abre la razón a la fe. Sirve para comprender y profundizar la doctrina de Jesucristo y establece los principios fundamentales de la antropología y de la moral. En sus nociones fundamentales es accesible a todos. Como ciencia, requiere una formación especial.
----------Por consiguiente, en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, que conocemos por los Evangelios, es posible encontrar las nociones más elementales de la metafísica.
El ente y sus componentes
----------Nosotros nos formamos este concepto del ente espontáneamente, partiendo de la experiencia de las cosas de este mundo, es decir de los entes sensibles y dándonos cuenta hasta un cierto punto también de las entidades del mundo de lo suprasensible, es decir, del espíritu, que constituye el nivel máximo del ente, porque es el mundo de las causas primeras y de los fines últimos.
----------El ente (en griego: on) es lo que tiene el ser en una esencia; lo que está en acto de ser. Cada cosa es un ente: y sin embargo cada cosa es diversa de la otra propiamente bajo la razón de ente. Lo que quiere decir que el concepto del ente es a un mismo tiempo uno y variado: vale decir, el concepto del ente es analógico y trasciende todos los géneros y las especies, o sea es trascendental.
----------Para comprender el concepto del ente, es necesario abstraer no solo de cada ente singular, sino también de todas las especies y de todos los géneros. Queda así una noción de tal modo amplia, dúctil y comprensiva, aunque imprecisa e indeterminada, la cual, precisamente por su abstraer de todo y no estar coartada por nada, es capaz de comprender todo y cada cosa, en su total singularidad y concreción.
----------La esencia (en griego: to ti en einai) es lo que el ente es. La esencia es aquello por lo cual el ente es lo que es. La esencia es lo que nuestro intelecto captura en el ente y en los entes. La esencia es aquello que afirmamos en la definición de la cosa. La esencia, desde el punto de vista lógico, es necesaria e inmutable: no puede no ser lo que es; pero desde el punto de vista ontológico puede ser necesaria o contingente, corruptible o incorruptible. Es ontológicamente necesaria aquella esencia que no puede no ser. Es ontológicamente contingente aquella esencia que existe, pero puede no existir.
Potencia y acto
----------1. El ser puede ser potencia (dynamis) o acto (energheia). Dado que la experiencia de las cosas de este mundo nos manifiesta que existe el ente que deviene, existe el cambio (metabolè), lo que quiere decir que lo que cambia no está en acto, sino en potencia para ser lo que será en acto.
----------Es necesario, por lo demás, que distingamos claramente el ser acto del ser en acto. Por una parte, ser acto es lo mismo que ser actual. Por otra parte, ser en acto es el acto de ser del ente actualmente existente, vale decir, del ente que ha pasado de la posibilidad a la actualidad.
----------2. Es necesario distinguir la actuación del posible (dynatòn) de la actuación de la potencia (dynamis). La primera es el pasaje del ser ideal (noetòn) al ser real (pragma); la segunda es el pasaje de lo imperfecto (dynatòn) a lo perfecto (autotelès), que ha alcanzado la perfección (entelècheia).
----------La actuación del posible es la realización de lo que no existía (to ti me en einai); la actuación de la potencia es el cumplimiento de lo que ya era (to ti en einai). El ente real contingente es la realización de una esencia proyectada (idea) por el ser necesario.
----------3. El ente en potencia puede ser:
----------a) la materia (yle) del sinolo (sinolón), compuesto de materia y forma (morphè) en las sustancias materiales de nuestro mundo sensible.
----------b) O bien puede ser la esencia (usìa), actuable por el ser (einai) en el ente contingente compuesto de esencia y ser. Aquí la esencia puede ser una pura forma inmaterial, o sea el espíritu (eidos, idea, nus).
----------Pero en el ente necesario, vale decir, en el ente que no puede no ser y que por lo tanto existe por esencia, su esencia es su propio ser. Ahora bien, el acto de ser puede actuar una esencia distinta a él. Pero en el ente necesario el acto de ser coincide con su propia esencia, por lo cual es puro acto de ser subsistente sin potencia (esencia o materia) distinto de él. Es aquello que santo Tomás de Aquino llama ipsum Esse per se subsistens. Este ente es Dios (cf. Ex 3,14).
----------Esto quiere decir que mientras la esencia contingente puede perder su ser y su ser no está fundado en su esencia, el ente necesario no la pierde, porque es idéntico a su esencia, es siempre él. El ente contingente supone un otro por sí (ens ab alio), que lo motive o le de razón o lo funde; el ente necesario es suficiente por sí mismo y es razón de sí mismo (ens a se).
----------4. El ser (einai) es el acto del ente. Lo recabamos de lo que está en acto. Digamos, por ejemplo: está en acto un temporal, una tormenta. Pues bien, con esa palabra "acto" nosotros pensamos el ser, el acto de ser del temporal o de la tormenta.
----------El ser es lo que todos los entes poseen para existir. Nos damos cuenta de poseer el concepto del ser usando el verbo ser, cosa que hacemos espontáneamente desde la infancia. Esto quiere decir que nadie nos enseña qué es el ser, sino que lo entendemos por nosotros mismos. El ser, sin embargo, es un misterio que no se termina jamás de profundizar. Y esto no quiere decir que no podamos explicar a los otros qué es el ser: es la tarea de la metafísica. Pero entonces el otro no hace más que tomar conciencia de algo que ya sabe.
----------5. El sujeto (ypokèimenon) es lo que está abajo y sostiene, es el fundamento, es aquello sobre lo cual apoya la esencia y el ser. El sujeto está bajo la esencia y la esencia está bajo el ser. El sujeto es la base del ente; el ser es el vértice. La esencia es la sustancia junto con sus accidentes.
El primer principio de la metafísica
----------El ser se opone por contradicción con el no-ser (me on) o nada, por lo cual el primer principio de la metafísica, principio primero, intuitivo y evidente, y principio de toda demostración:
----------a) bajo el perfil del ser es: el principio de identidad: es imposible que un mismo ente (necesario o contingente) sea y no sea simultáneamente bajo el mismo aspecto o relación (adunaton einai kai me einai). El ente es idéntico a sí mismo (to autò). Todo ente es sí mismo y no otro (uk allo).
----------Errado es el enunciado de este principio hecho por Emanuele Severino [1929-2020]: "Es imposible que el ser no sea". En efecto, ignora la existencia del ente contingente y admite solo el ente necesario. En efecto, el ente contingente es precisamente aquel ente que puede no existir.
----------b) bajo el perfil del pensar y del decir: el principio de no contradicción: no se puede afirmar y negar simultáneamente de una misma cosa lo mismo.
----------Dice Aristóteles [384-322 a.C]: "Es una tontería y un discurso vacío afirmar que el hombre existe y no existe" (prosapokriteon kai logos uthenòs faskein o anthropos estin ama kai uk estin anthropos).
----------Este principio corresponde a aquel enunciado por Nuestro Señor Jesucristo: "sea vuestro discurso: sí, sí; no no. El resto pertenece al diablo" (Mt 5,37).
Ente necesario y ente contingente
----------Considerando la relación de la esencia con el ser, el ente se divide en ente necesario y ente contingente. Ente necesario (anankaion) es ese ente que no puede no ser; existe necesariamente. Necesario es aquello sin lo cual otra cosa no puede existir. El ente absolutamente necesario es aquello sin el cual todos los demás no existirían.
----------Ente contingente (on katà symbebekòn) es ese ente que puede no existir; existe accidentalmente. No tiene el ser por su esencia, porque ha tenido un inicio, puede perderlo, mientras que la esencia permanece lógicamente la misma, aun si ontológicamente se corrompe. Por ejemplo, la esencia de un automóvil sigue siendo lógicamente la misma, incluso si el automóvil es enviado a desguace.
----------Lo contingente requiere la existencia de lo necesario, porque no existe por sí mismo, en cuanto la existencia no depende de su esencia, sino que se le suma desde fuera de su esencia.
----------Severino, que no admite el ente contingente distinto del necesario, sino que lo resuelve en el necesario, sostiene que lo contingente es el aparecer o el desaparecer de lo necesario. Observo que el aparecer no está en contradicción con lo que aparece, sino que simplemente es relación de cognoscibilidad de lo aparente con aquel al cual le aparece lo aparente. Ahora bien, lo contingente se opone a lo necesario por contradicción. Y, por tanto, es necesario distinguir el aparecer de lo necesario del aparecer de lo contingente.
Substancia y accidentes
----------El ente contingente está compuesto por sustancia (usìa) y accidentes (symbebekòn). Sustancia es el ente en cuanto es lo que subsiste o existe en sí y por sí. Puede ser sujeto de la forma, de los accidentes, de la esencia o del ser. O bien puede ser una pura forma.
----------El accidente (symbebekòn) es el ente accesorio, que sobreviene, que se agrega, que existe en la sustancia o se inhiere a la sustancia. No representa la intimidad del ente, como la sustancia, sino lo externo, su periferia o su emanación. No puede existir por sí o en sí, sino sólo en la sustancia. Por ejemplo, la sustancia es el cuerpo humano. Accidente el color de la piel, que existe solo en el cuerpo.
----------El accidente puede ser accidente contingente o accidente necesario. Es accidente contingente el accidente que, sea que exista sea que no exista, no toca la esencia del sujeto, por ejemplo el hecho de que yo tenga calcetines blancos en lugar de azules.
----------En cambio, el accidente es necesario, si emana de la esencia, si es una potencia que sirve para completar y para determinar la esencia. Por ejemplo, la facultad de razonar, en el hombre, es un accidente de la sustancia humana en el sentido de que el hombre no es una razón subsistente, como creía René Descartes [1596-1650], pero es un sujeto en el cual existe la razón.
----------El hombre no es una razón, sino que tiene la razón. Sin embargo, la razón le es esencial y necesaria; caracteriza lo que la naturaleza humana tiene de específico; de hecho, sería inconcebible un hombre que no estuviera dotado de la facultad, quizás no actuada, de razonar.
----------Aristóteles llama "accidental" (katà symbebekòn) al ente contingente, no porque lo identifique con el accidente, pues lo contingente, en efecto, también puede ser una sustancia, sino porque su ser no le es esencial, como ocurre en el ente necesario. Por lo demás, también un ente necesario puede ser contingente. Es necesario que mi alma sea inmortal; pero no es necesario que exista mi alma.
----------El ser del contingente no es un accidente del ente; al contrario, es su ser sustancial; sólo que este ser sustancial, sin el cual el ente no existiría, no es esencial o necesario a su esencia, la cual existe, al menos como posible, aun cuando no tuviera su ser. En cambio, el ser del contingente es accidental, en el sentido de que lo contingente existe accidentalmente, no necesariamente.
----------Sucede que existe, aunque habría podría también no existir. Esto no quiere decir que exista por casualidad. Todo lo contrario. Su existencia tiene una causa bien precisa: es el ser absolutamente necesario, al cual ella por necesidad refiere: de lo contrario no existiría.
Materia y forma
----------El ente o es compuesto de materia (yle) y forma (morfè) o es pura forma, forma separada (usìa coristé), separada, se entiende, de la materia, o sea forma inmaterial.
----------Es necesario distinguir la materia como materia de la materia sensible. La primera es la materia prima (prote yle), es decir el ente como potencia (dynamis) para tener una forma (morfè). La materia prima no puede existir sola sin la forma. Por consiguiente no conocemos directamente la materia prima, pero deducimos su existencia para explicar la transformación substancial (metamorfosis katà usìan), es decir, que un mismo sujeto cambia forma permaneciendo él mismo. Por ejemplo, la materia de la manzana se transforma en carne de quien la come.
----------En cambio, la materia segunda (deutera yle) es aquella de la cual tenemos experiencia sensible, en cuanto materia formada, es decir, sínolo de materia y forma. La materia prima es objeto de la metafísica; la materia segunda es objeto de la física.
----------El sinolo (synolón) es la sustancia material, compuesta de materia y forma. La forma actúa la materia, que está en potencia para la forma. Un mismo sujeto, esto es una misma materia, puede tener diferentes formas. Una misma forma puede sujetarse en diferentes materias.
----------El ente como forma (morfè, eidos, idea) o es el ente que informa o da forma a la materia para formar el sinolo, o bien puede ser pura forma subsistente por cuenta propia. Es la sustancia espiritual, que Aristóteles llama, como hemos dicho, forma separada (usìa coristé), se entiende separada de la materia, porque es independiente de la materia. Es aquella que la Biblia llama rùach en hebreo, pneuma en griego, spiritus en latín, espíritu en español.
Ser y pensar
----------Para Aristóteles el espíritu es el alma (psychè) o intelecto (nus), que es el principio del pensamiento (nòesis), de la razón (logos) y de la voluntad (bùlesis). El pensamiento es aquello por lo cual el intelecto o el alma, en el pensar, se asimila inmaterialmente a todas las cosas. Por lo cual el ente aparece al intelecto como verdadero. De ahí la convertibilidad del ente con lo verdadero y la noción de verdad (alètheia) como adecuación del pensamiento (concepto) a lo real o adecuación de lo real al pensamiento (idea). El ente se distingue entonces en ente como ente y ente como verdadero (alethès).
----------El pensar (noèin) es acto del espíritu o de la persona (tode ti), distinto del ser (einai). Ellos se identifican sólo en el ente absolutamente necesario, el cual por lo tanto es pensamiento del pensamiento, pensamiento que se piensa a sí mismo (nòesis noèseos).
----------Severino, que erróneamente admite solo la existencia de lo necesario, en el cual y sólo en el cual el pensar se identifica con el ser, dice consecuentemente que no se da distinción entre ser y pensar, dado que tal distinción concierne al pensar humano, que es contingente. En tal modo, erróneamente identifica el pensar humano con el del ente necesario.
----------En efecto, en el ente contingente, el pensar es originalmente potencia para pensar, la cual pasa al acto solo cuando se ofrece un objeto para pensar. Sólo en el ente necesario el pensar es pensar en acto, precisamente porque el pensante, siendo necesario, no puede no pensar lo necesario, esto es, sí mismo.
----------De donde se puede ver claramente lo absurda que es la concepción cartesiana del hombre, ente contingente, concebido como ente pensante de si mismo (res cogitans), cuando esto conviene solamente al ente absolutamente necesario. En realidad: no es que yo soy porque pienso, sino, por el contrario, que pienso porque soy, aunque sea verdadero que, si pienso, es signo de que soy.
El ente es causa y fin
----------1. El ente es causa (aitìa), es decir, actúa (praxis) y produce (poiesis y tecne) para un fin (telos). Por consiguiente, el ente es bueno (agathòn), en cuanto causa el bien en el otro por sí y atrae a sí al otro por sí.
----------El ente contingente, que tiene el ser por participación (mèthexis) es causado por el ente necesario, que es el ser por esencia (kath'autò).
----------2. El ente mueve (kinei) el ente. El ente contingente mueve y es movido. Pero para explicar la existencia del moviente movido, es necesario admitir la existencia de un ente necesario, motor no movido o sea inmóvil (kinùn akìneton).
El Ser de Severino no actúa
----------Severino, que reconoce sólo el ente necesario, niega en nombre del principio de no contradicción tal como lo formula él ("es imposible que el ser no sea"), la existencia del devenir o del cambiar del ente contingente, considerándolo contradictorio. Y de hecho es contradictorio pensar que lo necesario cambie.
----------Pero él mismo cae en contradicción, negando la existencia del devenir, puesto que el devenir existe (contra factum non valet argumentum) y siendo ente en potencia, posee su propia identidad, negada cual, se ofende el principio de identidad y se cae en contradicción.
----------El hecho es que Severino no se molestó nunca en hacer, como hizo Aristóteles, un serio análisis metafísico del devenir, juzgándolo, con mentalidad parmenideana, como algo irracional. De ahí su concepción estática del ser, privado de su natural dinamismo, como si se tratara de un simple principio lógico-matemático. Por ello él no llega a explicar el actuar, el causar y la productividad (ghenesis) del ser necesario, el cual da razón de la existencia de lo contingente creándolo desde la nada.
----------Así, Severino malinterpreta completamente el concepto de creación entendido, para decirlo con santo Tomás de Aquino, como productio totius entis ex nihilo, porque le parece contradictorio y nihilista, en cuanto, según él, afirmaría ("productio entis") y negaría ("ex nihilo") el ser; y no se da cuenta de la contradicción que habría si se afirmara y se negara simultáneamente el ser y el no-ser. En cambio, el concepto de creación dice ser después del no-ser, es decir, pasaje de lo posible o de lo ideal a lo real: y en esto no existe ninguna contradicción. Así, Cristo habla de un "antes" y un después de la creación del mundo (cf. Jn 17,5.24).
Bien y mal
----------Al bien se opone el mal. El mal (kakòn) es privación o falta (esteresis) de un bien debido a un sujeto adecuado. El bien puede ser absoluto y necesario, por consiguiente incorruptible. El mal, en cambio, no es necesario, sino contingente. Existe por violencia y no por derecho ni por razón. Pero como el mal es contingente, no necesario y es irracional, es remediable y eliminable.
----------El mal no es producido de por sí, intencionalmente, sino accidentalmente, en cuanto el agente malvado, que debe poseer el libre albedrío (eleutherìa) de por sí no puede no querer un bien en general, porque la voluntad (bulè) no puede tener por objeto un no-ser, lo cual es la privación, que es la esencia del mal.
----------Esto no quiere decir que no exista una acción esencialmente e intencionalmente (bùlesis) malvada, y que toda acción sea malvada sólo accidentalmente. De hecho, esto quitaría la culpa y la responsabilidad de todo mal que se haga. Por el contrario, la intención malvada o el hacer el mal consiste en el querer deliberado o un falso bien o un bien desordenado.
El mal en la ontología severiniana
----------En la metafísica de Severino, dado que existe solo el ser necesario, frente a la cuestión del mal se pueden asumir dos interpretaciones: una dice que como lo necesario es el bien absoluto, y todo es necesario y eterno, el mal del mundo no es distinto del Absoluto, sino que se identifica con lo Absoluto.
----------El mal, por lo tanto, parece mal al ojo limitado del hombre, pero desde el punto de vista del Absoluto o bien del Ser, el mal es bien, el mal es necesario. No existe acción buena y acción mala, si no por el limitado criterio humano, sino que todo es bueno desde el punto de vista del Ser. No tiene sentido, por lo tanto, querer eliminar el pecado. Aquello que el hombre, en su límite intelectual, llama "pecado", es bien en cuanto determinado por el Ser.
----------Así también con respecto al problema del sufrimiento, también el sufrimiento es eterno como el gozo, y por eso el mismo Eterno necesario se regocija y padece. Por consiguiente, el querer eliminar el sufrimiento no tiene sentido desde el punto de vista del Ser, porque el Ser mismo es Alegría y Dolor eternos. En suma, desde este punto de vista todo está bien tal como está, porque el Ser es por esencia Bueno, no obstante las apariencias contrarias al ojo humano.
----------En suma, para Severino todo está necesariamente conectado. Todo es Uno no en el sentido de una comunión de entes bajo un mismo Principio, salvando la diversidad de los entes entre ellos, sino precisamente en el sentido de que cada ente se disuelve y desaparece en el Ser, porque para Severino no existen muchos entes, en sentido analógico, distintos del Ser, sino un único Ser. Existe un solo Ser unívoco, del cual los entes no son efectos producidos por el Ser, sino solo apariciones y desapariciones sucesivas y eternas del único Ser. Por eso, si fallara una parte infinitesimal del Todo, el Todo desaparecería, cosa imposible, de lo contrario el Todo no sería necesario.
----------La otra interpretación es que, queriendo humanamente oponer el bien al mal, como hace la mente humana, se puede decir que también el mal está en el Ser y es aparición del Ser. Pero la oposición bien-mal vale sólo para la mirada humana.
----------Según Severino, el Ser trasciende esta oposición relativa al hombre, por lo cual tiene en sí tanto el bien como el mal, los cuales en él se identifican, según una coincidentia oppositorum de cusana memoria o de sabor hegeliano, y según una inexorable reciprocidad cíclica eterna, sobre el modelo de la esvástica, que Severino, haciéndose eco de Nietzsche, llama "anillo del retorno".
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