miércoles, 30 de junio de 2021

Quien está contra el Papa está fuera de la Iglesia

En la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, ayer en la Santa Misa, el papa Francisco ha hablado de la libertad, pero de ello voy a tratar en una próxima nota. En el presente artículo, en cambio, me referiré a una frase pronunciada dos años atrás por un gran Cardenal de la Iglesia, y en la que me quedé meditando, pues continuamente venía a mi mente sin dejar de distraerme de las palabras de la homilía del Santo Padre.

----------Una famosa frase del cardenal Robert Sarah, a principios de octubre de 2019, en una entrevista del Il Corriere della Sera fue: "Quien está en contra del Papa está ipso facto fuera de la Iglesia". Recuerdo que la frase hizo mucho ruido, y las reacciones de los lectores del diario no fueron del todo agradables para el entonces Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
----------Me ha parecido bien centrar la reflexión de hoy en esa frase. Hoy, justo en la mitad de este año 2021, y tras haber dedicado nada menos que las últimas quince notas, toda la pasada quincena, a analizar un tema en particular, retomar nuestras diarias conversaciones enfocándonos en uno de los temas principales, si no el principal, de este modesto blog: reflexionar sobre el puesto y el oficio de Pedro y sus sucesores en la Iglesia, buscando comprender más profundamente el misterio divino y humano del Papado.
----------¿Qué quiso decir el cardenal Sarah con aquella frase tan lapidaria del 2019? "Quien está contra el Papa está ipso facto fuera de la Iglesia"? Si tomamos esta preposición "contra" en un sentido absoluto (como me parece que se la debe entender en este caso) el significado de la frase del Cardenal me parece obvio: quién está contra el Papa ante todo en lo que le concierne en cuanto Papa, es decir, como Pastor de la Iglesia, pero también (si pensamos en el deber de la caridad hacia el prójimo) quien está contra el Papa en cuanto hombre. Por ende, la pregunta: ¿se puede estar con el Papa si se lo desprecia como hombre?
----------Sin embargo, para responder a esta última pregunta, es necesario precisar que propia y formalmente está contra el Romano Pontífice, y por lo tanto fuera de la Iglesia, no tanto quien lo critica en sus aspectos humanos, sino quien, maliciosamente, niega su autoridad sobrenatural, quien se le rebela como a maestro de la fe y como a guía de la Iglesia, quien no está en comunión con él, quien lo odia, quien le guarda rencor, quien es su enemigo, lo difama, o lo desprecia en cuanto Papa. Quien lo ofende en su humanidad no va directamente contra la Iglesia, si no por reflejo, en cuanto ese hombre es el Papa.
----------Ahora bien, está claro que para estar en comunión con la Iglesia, para amar a la Iglesia, es necesario amar al Papa, obedecer al Papa, estar en comunión con él: nuestra comunión con el Papa depende de nuestra comunión con la Iglesia. Pecar contra el Papa en la caridad y obediencia hacia él, es pecado contra la Iglesia: es pecado de cisma. Si además se le desobedece en la doctrina de la fe, es herejía.
----------El Papa, que es la "roca" sobre la cual está edificada la Iglesia, ha recibido de Nuestro Señor Jesucristo las llaves del reino de los cielos y el encargo de confirmar a los hermanos en la fe de la Iglesia, es el custodio del misterio de la Iglesia. El Romano Pontífice nos enseña qué es la Iglesia, cómo se ama a la Iglesia, cómo se entra y se vive en la Iglesia, cómo se pertenece a ella y cómo se sale de la Iglesia. Él funda la comunión eclesial, cuida del bien de los fieles, los defiende de los peligros, les comunica la gracia de la Iglesia y excomulga a los indignos y a los rebeldes, a los cismáticos y a los herejes.
----------Estas son las prerrogativas del Papa, estas son sus funciones, estos son sus deberes. Surge sin embargo en muchos, esta pregunta: ¿el papa Francisco cumple con estos deberes? Sin embargo, para responder a esta pregunta, es necesario deberes y deberes; es decir, debemos distinguir los deberes a los cuales todo Romano Pontífice no puede dejar de cumplir nunca jamás, en cuanto asistido por el Espíritu Santo, y deberes en cambio en los cuales puede fallar por diversos motivos, voluntarios o involuntarios.
----------Los primeros deberes se refieren a la enseñanza de las verdades de fe y al cuidado esencial de los fieles, que conciernen a la subsistencia y a la permanencia de la esencia misma indestructible de la Iglesia. Los segundos deberes conciernen al crecimiento de la Iglesia, a su mejoramiento, a su progreso, a su santificación, a su vivacidad, a su purificación, a su expansión, a su florecimiento, a su fecundidad.
----------En el cumplimiento de los primeros deberes que he señalado, ningún Papa puede fracasar jamás y, de hecho, nunca jamás ha fracasado en ellos ningún Romano Pontífice de la historia. En cambio, en el cumplimiento de los segundos deberes que he señalado, el Papa puede fallar, puede equivocarse, puede ceder, puede desviarse, puede traicionar, puede pecar, puede causar escándalo, puede crear confusión, puede causar divisiones, puede llevar a la Iglesia a la amargura, al sufrimiento y a la desesperación.
----------Pero en este punto surge una cuestión importante, o mejor dicho, fundamental, crucial: asignar las responsabilidades en una situación eclesial desastrosa como la presente, tan compleja, confusa e intrincada, influenciada tanto por fuerzas modernistas (progresistas) como por fuerzas reaccionarias (tradicionalistas), si bien no es imposible, sino que es un deber o al menos debe intentarse, si queremos salir de la crisis, sin embargo es cosa ardua, donde fácilmente uno puede equivocarse y se necesitan criterios especiales de juicio y métodos prácticos, que trataré de resumir brevemente a continuación.
----------Ayer al recordar, como les decía, la frase del cardenal Sarah, busqué aquella entrevista del 2019, y volví a leerla con atención. El Cardenal es muy franco al denunciar los males de la Iglesia y esto para nosotros es algo muy útil, iluminador y esclarecedor, dado también el prestigio moral de este Purpurado, su sabiduría, su excelente reputación, su piedad y el altísimo cargo que ocupaba al momento de la entrevista.
----------En efecto, el parecer de los modernistas es significativamente del todo opuesto al del Cardenal: para ellos la Iglesia "nunca ha estado tan bien como hoy", como dijo en una de sus últimas entrevistas el cardenal Carlo María Martini [1927-2012]. Y se entiende por qué dicen eso: porque son los modernistas los que desde hace tiempo están al mando, en los más altos puestos de la estructura eclesial. Por otra parte, también es muy significativo que aquella frase se le escapara en Il Corriere della Sera, pocos meses antes de su muerte, a quien era uno de los miembros de la mafia de San Galo, precisando Martini además que "la Iglesia de Benedicto XVI está dos siglos atrasada" agregando también un elogio a Rahner.
----------Sin embargo, resulta indudable que, a la denuncia del cardenal Sarah sigue lógicamente la pregunta: ¿pero quiénes son los mayores responsables de este desastre? Pensando en la respuesta, se pueden imaginar ciertos teólogos, o algunos líderes de la Iglesia, y no faltará quien incluso piense en el Papa. Pero el Cardenal, en la entrevista, no hace nombres, y en cambio pronuncia la frase que he citado al principio.
----------Claro que aquella frase provocó la intervención indignada o decepcionada de algunos lectores, los cuales quizás sospecharon maliciosamente que Sarah temiera perder su poltrona. De hecho, no sería el primer caso. El papa Francisco es bastante susceptible; pero no debemos pensar mal de él. El Papa entendió muy bien a quién se refería Sarah y eso es suficiente. Por lo tanto, como buenos católicos, es necesario hacer un acto de confianza sobrenatural en la autoridad del Santo Padre y en su sabiduría.
----------Al respecto, no me canso de sugerir el método que personalmente aplico siempre para comprender al Romano Pontífice. Creo saber cómo debemos referirnos al Papa, hasta dónde podemos llegar y cuál es la frontera que no debemos cruzar para no caer en lo tortuoso, en el cisma o en la rebelión.
----------Es necesario tener muy claro lo que quiere decir estar "contra" el Papa, para no cambiar la fidelidad por la adulación y la crítica por el insulto. ¿Acaso san Pedro Damiano, santa Brígida, santa Catalina de Siena, san Bernardo, Savonarola, la beata Catalina Emmerick o los videntes de Nuestra Señora de la Salette, no obstante sus fuertes palabras, estaban "contra" el Papa o no habían aceptado más bien ser odiados, marginados, perseguidos o incluso asesinados por los falsos amigos del Papa, por amor del Papa?
----------Quienes siguen mis publicaciones saben bien que no escatimo críticas al papa Francisco, pero con todo, esto me deja libre para expresar mi pensamiento porque pretendo pertenecer a aquellos que son los verdaderos amigos del Papa, al servicio de la Iglesia y de las almas. Aquellos a quienes debo obediencia saben bien que si mis artículos molestan tanto a modernistas como a reaccionarios, es una buena señal, porque defiendo al Papa de sus enemigos, los primeros, falsos amigos, y los segundos, declarados enemigos.
----------Por otra parte, mi método no es tanto el de atacar al Romano Pontífice (de hecho siempre trato de evidenciar sus lados buenos, sus aspectos positivos, sobre todo en las homilías de la Misa), sino ante todo el de atacar a los enemigos de la verdad y de la Iglesia, los verdaderos enemigos del Papa, lo cual vengo haciendo desde hace muchos años, sobre todo martillando sin tregua las posiciones modernistas, sobre las cuales no se deben escatimar los golpes. El hecho de que los modernistas (sobre todo los rahnerianos) casi nunca aparezcan a discutir, quiere decir que no saben contraatacar, no saben como defenderse. Si me ignoran, mi voz suena aún más fuerte para aquellos que saben escuchar.
----------Quienes siguen cotidianamente mi blog (y cada vez son más) saben que me dedico en modo particular a todas aquellas cuestiones relativas al problema de la actitud que es necesario mantener hacia el Papa y de cómo valorar su comportamiento y su enseñanza. Aparte de los mensajes (en mi correo y en los comentarios del foro de este blog) que recibo de los católicos normales (que son aquellos que mantienen una relación normal con el Romano Pontífice y no ofrecen problemas), considerando la tendencia modernista y la preconciliar, abundan mucho más los mensajes de esta última tendencia que de la primera. La mayoría de los modernistas me desprecian al tomarme por un reaccionario conservador.
----------La reverencia de fe que tengo por el papa Francisco es muy diferente al tonto y necio fanatismo papólatra y al uso instrumental que ellos hacen de su figura (en particular los modernistas). Venero al Papa como Vicario de Cristo, dotado del don de la infalibilidad doctrinal. A los modernistas no les interesa en absoluto la infalibilidad del Papa y no creen para nada en ella, porque como buenos historicistas y evolucionistas ni siquiera creen en la inmutabilidad y en la objetividad de la verdad, sino que admiran al Papa sólo porque lo toman por un modernista o por un jefe populista o por un líder político, pero están prontos y dispuestos para abandonarlo en un mañana que ya no satisfaga sus deseos y sus complots.
----------En cambio, en el otro bando, entre los reaccionarios tradicionalistas existen algunas almas honestas pero extraviadas o escandalizadas, que me escuchan, cuando les muestro que el Papa no niega en absoluto la Tradición, sino que más bien se equivoca en la pastoral o en la conducta moral; mientras que existen entre ellos otros espíritus rencorosos, resentidos, obstinados, arrogantes y presuntuosos, que, cuanto advierten que hago críticas al Papa, quisieran arrastrarme con ellos a su extremismo fijista conservador, o quisieran que consintiera en sus insultos al Papa, a lo que entonces respondo con reproches y llamadas a la conversión, alertándolos de su posición hereje y cismática, hasta llegar a interrumpir, si es necesario, la conversación en mis correos, o bien a no publicar sus comentarios en el foro cuando son solo insultos.
----------Por otra parte, es necesario recordar que si el Papa, que si todo Papa, es infalible en la doctrina de la fe, todos los otros fieles, comenzando por los Padres de la Iglesia, los Doctores, los más grandes teólogos como santo Tomás de Aquino, y luego todas las supremas autoridades de la Iglesia, desde el Secretario de Estado hasta el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no gozan de ese mismo carisma papal, por lo cual ellos pueden caer en la herejía, y de hecho algunos han caído en ella.
----------Pero surge la pregunta: ¿por qué el papa Francisco, más allá de su propia responsabilidad personal en este problema, no detiene a todos los malos colaboradores y falsos amigos que lo rodean? Si el Santo Padre no los detiene, puede ser por ingenuidad, por negligencia o por respeto humano (y de todo ello, si fuera así, deberá rendir cuentas algún día), pero también puede ser porque, con toda su buena voluntad, no es capaz de detenerlos. ¡Cuántos Papas, incluso santos y poderosos, como un san Gregorio Magno, un Inocencio III o un san Pío V o un san Pío X, no han logrado destruir por completo las fuerzas de la herejía en su entorno! Incluso un Papa santo como san Pablo VI no ha sido capaz de detener a los rahnerianos. ¿Y Nuestro Señor Jesucristo, acaso logró convertir a los fariseos? ¿Y por qué no los ha fulminado?
----------Por lo tanto, criticar o reprochar o acusar a un Papa de mala conducta o de mal gobierno de la Iglesia no significa necesariamente estar "contra" el Papa. Al contrario, se puede hacer precisamente por amor del Papa y de la Iglesia. En esto tenemos el ejemplo de muchos santos reformadores, como los que he mencionado anteriormente. Un mal ejemplo, en cambio, es Lutero o Calvino. ¿Cuál es la diferencia?
----------1. Que los primeros no querían abolir el papado, sino que fuera como debía ser.
----------2. No atacaron al Papa en la doctrina, sino sólo en lo pastoral y en sus costumbres morales.
----------3. Se mantuvieron humildes, pacientes y dóciles con el Papa, aceptando personalmente sufrir humillaciones y evitando caer en la soberbia y en la presunción.
----------4. Sabían hasta dónde podían llegar con las críticas y dónde debían detenerse. Un Papa puede ser criticado, reprendido o corregido en su conducta personal o en el gobierno de la Iglesia, pero no en la enseñanza del Evangelio como Vicario de Cristo. Quien acusa a un Papa de herejía, él mismo es un hereje. Un Papa no puede enseñar lo falso o ir en contra de la Tradición y de la Escritura en materia de fe. Si es así pudiera parecer, quiere decir que nos equivocamos al juzgar. Los pocos casos históricos han sido resueltos.
----------5. Los verdaderos reformadores comenzaron por reformarse a sí mismos, y tan solo después propusieron al Papa la conducta que ellos mismos ya practicaban.
----------6. Propusieron al Papa cambios que partían de un correcto análisis de la situación de la Iglesia y del papado, de un correcto concepto de la Iglesia y de los poderes y de los deberes del Papa, de modo que propusieron cambios siempre necesarios y realizables, que no distorsionaban, no falsificaban, ni empeoraban, sino que corregían y reformaban, es decir, mantenían lo esencial y lo mejoraban.
----------Es necesario saber qué cosa en la Iglesia puede cambiar y qué cosa no puede cambiar. El progreso debe tener lugar en la continuidad. Conservadurismo y modernismo son la ruina de la Iglesia. La reforma de los santos mejora la Iglesia conservando lo esencial; la falsa reforma de los herejes la empeora, cambiándola en lo esencial. Hoy la Iglesia está en un mal camino porque en lugar de tomar ejemplo de los Papas santos y de los santos reformadores, toma ejemplo de Lutero y de los Papas mundanos y temporalistas.
----------7. Sabían sufrir por la Iglesia, portaban luz, consuelo y esperanza y no aumentaban la confusión y sus sufrimientos con una polémica extremista o subversiva o fundamentalista o reaccionaria o imprudente, lanzando golpes a diestra y siniestra, sin equilibrio y sin caridad, y movidos por un espíritu de venganza o de inconfesada aspiración por el éxito y el poder personal y el dominio de las conciencias.
----------8. Los verdaderos reformadores son modestos y valientes al mismo tiempo. Modestos porque saben que pueden cometer errores. Valientes, porque no temen la ira de los hombres. Rechazan tanto la adulación como la arrogancia. Sus juicios son siempre imparciales, desapasionados, improntados por la caridad y por el amor por la verdad y la justicia. A veces son inspirados directamente por el Espíritu Santo con dones proféticos; siempre fundados ​​en sólidos principios teológicos, y en comunión con la Iglesia y con el Papa; pero más a menudo sus opiniones y consejos son efecto de prolongados estudios, llevados a cabo en el esfuerzo de toda una vida, de verificaciones, meditaciones, experiencias, comparaciones, consultas, oraciones, y pruebas superadas.

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