El Concilio Vaticano II ha afirmado claramente la tradicional verdad de que la Santísima Virgen María cuida con su amor materno a los miembros de la Iglesia peregrina hasta que sean conducidos a la patria celestial. Este cuidado maternal de Nuestra Señora también se ha puesto de manifiesto en las variadas apariciones marianas ocurridas en la historia de la Iglesia, particularmente a partir del siglo XIX. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata siempre de revelaciones privadas, cuya autenticidad depende del discernimiento de la Jerarquía de la Iglesia. Lamentablemente hoy, esto último no siempre es tenido en cuenta por los católicos.
----------Las profecías neotestamentarias de los Evangelios, del Apocalipsis y de san Pablo (2 Tes 2) referentes al fin del mundo y los signos del fin no nos permiten saber cuándo sucederá este fin, porque esto es conocido sólo por Dios Padre, pero nos permiten reconocer mediante algunos signos la venida de Cristo glorioso, que se hace presente, como Él mismo nos ha revelado, para juzgar al mundo y separar a los justos de los malvados.
----------Tales profecías esjatológicas neotestamentarias nos revelan con mayor precisión cuáles serán los hechos que preparan el fin del mundo, aunque sin embargo sin aclarar la fecha de este fin, porque estos hechos en diferentes grados de entidad, ocurren a lo largo de todo el curso de la historia presente, sin que por ello nos sea dado a nosotros saber cuál será la entidad precisa de tales hechos, que marcarán efectivamente el fin del mundo. En efecto, como ya lo demuestra la experiencia de la historia, han ocurrido ya en otras ocasiones del pasado hechos de ese tipo, que han hecho pensar que era entonces el fin; y en cambio lo que ocurrió ha sido quizás una reanudación de la vida cotidiana y la historia continuó.
----------Lo que se puede notar es que cada vez que se repiten estos hechos (aparentes signos del fin), aparecen cada vez más graves no en la cualidad, sino en su entidad o magnitud, por lo que no podremos saber nunca cuando la medida está colmada. O bien, habría que decir que lo podremos saber solo cuando efectivamente nos encontremos delante de Cristo mismo presente para juzgar a los vivos y a los muertos.
----------Si nos preguntamos acerca de la relación que María Santísima, Nuestra Señora, puede tener con el fin del mundo y con los signos del fin del mundo, ante todo habría que recordar que el Concilio Vaticano II enseña que ella, "con su amor materno, cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada" (Lumen Gentium, n.62 ).
----------Ahora bien, esta presencia materna y solícita de María Santísima, que nos ilumina, nos consuela, nos conforta, nos advierte y nos amonesta, recorre toda la historia de la Iglesia, pero de modo especial a partir del siglo XIX con las famosas apariciones de Lourdes y en el siglo pasado con las apariciones de Fátima.
----------Sin embargo, no obstante lo afirmado por el Concilio y a pesar de las variadas apariciones de Nuestra Señora que el Magisterio de la Iglesia ha declarado auténticas, lo que nos puede sorprender es que en las profecías esjatológicas neotestamentarias no se hace nunca jamás mención a esta función maternal de María Santísima. En principio, a esta cuestión problemática se podría responder que por entonces, en la época de formación y escritura de los libros que hoy componen el Nuevo Testamento, la Mariología estaba sólo en sus inicios, estaba recién en sus albores y balbuceos; en otras palabras, estaba muy lejos de aquellos desarrollos que habría de conocer la Mariología sobre todo desde hace dos siglos a esta parte.
----------Por otra parte, también sorprende el hecho de que esas profecías esjatológicas del Nuevo Testamento ni siquiera mencionen la función del Romano Pontífice en esos momentos decisivos de la historia de la humanidad. En efecto, si el Papa es el pastor universal de la Iglesia, ¿cómo no imaginar que él no nos será de ayuda precisamente para reconocer los signos de la presencia esjatológica de Cristo?
----------Teniendo en cuenta, por lo tanto, la mencionada función maternal de María, no es de extrañar que ella, en sus mensajes, insinúe cosas o hechos o comportamientos, que deben ayudarnos a comprender cómo será el fin del mundo y cómo prepararnos para ese final. Esta función materna y providencial de María parecería manifestarse de modo especial en los mensajes marianos de Medjugorje relacionados con los famosos "diez secretos", cuya revelación, por cuanto parece, debería constituir para toda la humanidad pecadora, mediante hechos o cosas milagrosas, una clara amonestación y un supremo llamamiento a la penitencia y a la conversión a Cristo, para así estar dispuestos para su Venida.
----------Esta función previsora y admonitoria de María parecería encontrar espacio en las profecías apocalípticas acerca de los "flagelos" que Dios mandará sobre los pecadores como última advertencia antes del fin. Nuestro Señor Jesucristo predice que muchos, experimentando estas advertencias y comprendiendo su significado, "se golpearán el pecho" (Mt 24,30), mientras que el Apocalipsis predice que los pecadores obstinados, en lugar de arrepentirse, prorrumpirán en blasfemias: "El quinto Angel derramó su copa sobre el trono de la Bestia, y su reino quedó sumergido en tinieblas. Los hombres se mordían la lengua de dolor, pero en lugar de arrepentirse de sus obras, blasfemaron contra el Dios del cielo, a causa de sus dolores y de sus llagas" (Ap 16,10-11).
----------De modo similar, me temo que pocos hoy sepan leer en la actual pandemia este llamamiento divino, y prefieran en cambio permanecer apegados a sus pecados, mostrando despreciar las advertencias divinas: por un lado, los creyentes, permaneciendo en la idea de que ellos serán perdonados de todos modos, pase lo que pase, y que por lo tanto el Dios de la misericordia no tiene nada que ver con la pandemia; por otro lado, los no creyentes, los ateos, desinteresándose completamente de las llamadas divinas, ya que ni siquiera creen que Dios existe. Me parece, por el contrario, que Nuestra Señora en Medjugorje nos hace un llamado continuo al arrepentimiento y a la conversión, sin los cuales la salvación es imposible.
----------Soy, aunque hablando de modo general, un admirador de lo que ocurre en Medjugorje. Reconozco que durante muchos años se han realizado infinidad de buenas obras: un excelente clima de oración, una infinidad de Misas celebradas, confesiones, catequesis, reuniones espirituales, conversiones, reconciliaciones, ecumenismo, obras asistenciales, alojamiento de peregrinos, ayuda a los pobres.
----------Lo que, sin embargo, me produce bastante dificultad (hasta ahora personalmente no solucionada) respecto a este imponente y complejo fenómeno que se viene desarrollando desde hace cuarenta años, es la repetitividad de los mensajes marianos, que ciertamente contienen excelentes exhortaciones, pero que, al fin de cuentas, son todas cosas bien conocidas para cualquier creyente, por lo cual me cuesta entender que sea necesario que Nuestra Señora en persona (¿cómo entendelo, entonces, si no?) descienda del cielo para repetir una y otra vez las mismas buenas palabras, necesariamente genéricas y descontextualizadas, que son buenas hoy, pero también buenas ayer y antier. En cambio, característica de los auténticos mensajes proféticos es su inserción en la historia a causa del propósito práctico que los caracteriza.
----------En cambio, hay que reconocer que han sido diferentes los mensajes de Lourdes y Fátima, mensajes con indicaciones prácticas, precisas y concretas, históricamente contextualizadas: en Lourdes la confirmación mariana del dogma de la Inmaculada Concepción, definida cuatro años antes por el beato papa Pío IX, la orden de construir un santuario y de abrir los manantiales del agua milagrosa. De manera similar en Fátima, mensajes muy precisos e históricamente contextualizados: la humanidad necesitaba convertirse, de lo contrario Dios la habría castigado con una guerra mundial peor que la precedente, cosa que de hecho sucedió, porque Europa respondió a las advertencias de Nuestra Señora con las dictaduras de Mussolini, de Hitler y de Stalin.
----------Por otra parte, como es bien sabido, Nuestra Señora, según sor Lucía, había pedido en un mensaje secreto al Romano Pontífice para ser revelado y puesto en práctica hacia 1960, que el Papa consagrara Rusia al Inmaculado Corazón de María, consagración que debía ser hecha por el Papa junto con todos los obispos del mundo: esto habría obtenido que Rusia repudiara el comunismo y retornara a la fe. De lo contrario, el comunismo se habría extendido por todo el mundo con inmenso daño para las naciones.
----------Sin embargo, como también sabemos, el papa san Juan XXIII, al expirar el plazo fijado por el mensaje, prefirió no revelarlo. El papa Juan estaba dirigiendo por entonces los arduos trabajos de preparación del Concilio Vaticano II. Tenía en mente una solución al problema comunista diferente a la propuesta por el mensaje fatimita, de cuya autenticidad él probablemente dudaba, aunque ya a estas alturas el culto a Nuestra Señora de Fátima había sido aprobado por sus predecesores.
----------En efecto, como surgió después de las enseñanzas de los documentos del Concilio Vaticano II, el Santo Pontífice probablemente estaba convencido de que la propuesta transmitida por sor Lucía (esperando una "conversión de Rusia" junto con una neta condena del comunismo por parte de los obispos de todo el mundo) fuera demasiado drástica o fuera irrealizable o fuera incluso contraproducente, y dirigió al Concilio a buscar otra solución distinta, que estuviera basada en el encuentro y en el diálogo sobre la base de aquellos puntos comunes de un sano humanismo que pudieran hacer encontrar a cristianos y a comunistas en la edificación de la justicia y de la paz en el mundo, aquello que hoy el papa Francisco llama "fraternidad", es decir, la hermandad humana, fundada en aquello que Santo Tomás de Aquino habría llamado ratio naturalis universalis, propiedad del hombre en cuanto tal y, por lo tanto, de todos los hombres.
----------Pero, después de la consagración del mundo a María hecha por el papa san Pablo VI al final de las sesiones del Concilio, en presencia de todos los Padres conciliares, un cierto cumplimiento de las solicitudes de la Santísima Virgen fue hecho solo por el papa san Juan Pablo II en 1984, el cual si bien no satisfizo en pleno las mencionadas solicitudes, sí aceptó lo esencial; aunque no mencionó ni a Rusia ni al comunismo. Y de hecho en 1989 se disolvió la Unión Soviética. Pero el comunismo no se ha extinguido del todo e incluso hoy, como sabemos, está más floreciente que nunca en China.
----------Pero en los mensajes secretos que sor Lucía había enviado al Papa, también estaba el llamado "tercer secreto", que en un primer momento san Juan Pablo II, hablando en Fulda, en Alemania, en 1980, no quiso revelar, dijo él, por razones de oportunidad, y cuya revelación fue hecha solo en el 2000 por el cardenal Bertone, Secretario de Estado y por el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se trataría de graves persecuciones y sufrimientos para la Iglesia y para el Papa.
----------Ahora bien, por cuanto respecta a Medjugorje, personalmente considero que no es posible que haya sido Nuestra Señora quien encargó a Mirjana para que fuera la que revelara los secretos simplemente informando al Romano Pontífice, más o menos como nosotros nos limitamos a poner un "para conocimiento" en una carta dirigida a una otra persona. No es así como se comportaron sor Lucía y santa Bernardette.
----------De hecho, tanto sor Lucía como santa Bernardette, simplemente transmitieron respectivamente al Papa y al párroco el mensaje mariano, dejando a la autoridad eclesiástica la responsabilidad de obrar un discernimiento y de actuar en consecuencia según el juicio que les aconsejara su prudencia.
----------Si verdaderamente los así llamados "diez secretos" de Medjugorje contienen mensajes o signos celestiales, que interesan o afectan el destino de la Iglesia y de la entera humanidad en orden a la salvación, ¿qué autoridad puede tener una cualquier respetable Mirjana para comunicarlos al mundo, por más que ella sea mujer piadosa y de buenas costumbres, y aún cuando durante cuarenta años se ha beneficiado de las atenciones de Nuestra Señora -si se admitieran como auténticas las apariciones?
----------¿Cómo puede, en efecto, Mirjana, estar dando la sensación de querer, quizás de manera inconsciente, pretender sustituirse al Romano Pontífice o de igualar su autoridad, su competencia y su credibilidad, cuando el Papa es aquel a quien Cristo ha establecido como su Vicario en el oficio de anunciar al mundo el verdad del Evangelio y, por lo tanto, en la tarea de examinar la autenticidad de las revelaciones privadas, las cuales, si bien han atraído a millones de personas durante cuarenta años, siguen siendo siempre canónicamente "privadas", en el sentido de que su aceptación no es obligatoria en orden a la salvación, cómo es en cambio la revelación pública confiada por Cristo al Magisterio de la Iglesia bajo la guía del Papa?
----------Y si todavía hoy Medjugorje está sub judice, ¿qué credibilidad pueden tener estos diez -¡y hablamos de diez!- secretos celestiales anunciados por una vidente, cuya autoridad aún no ha sido reconocida -si es que lo será- por la Iglesia? El testimonio de santa Bernadette y de los pastorcitos de Fátima fue en cierto punto reconocido por el Romano Pontífice después de una muy cuidadosa investigación y verificación. ¿Pero, cómo y por qué la Iglesia y la humanidad deberían actualmente seguir creyendo en el anuncio de "diez secretos" escatológicos por parte de una vidente o de una así llamada "encargada" por Nuestra Señora, la "Gospa", cuyas apariciones están todavía por ser verificadas oficialmente?
----------Cabe señalar también que lo que hace dudar del origen celestial de estos "diez secretos" no es el simple hecho de que sean secretos, porque incluso en Fátima encontramos los secretos, sino que es el modo anómalo con el cual Nuestra Señora (admitiendo que sea precisamente Nuestra Señora) habría encargado o instruido a la vidente Mirjana o a otras personas para que revelaran los secretos. En estos asuntos, es inevitable tener la sensación de que parece emerger demasiado el ego de la vidente, la cual, como se suele decir popularmente, "las hace y las dice", sin tener en cuenta el modo correcto con el cual todo auténtico vidente, para ser vidente autorizado, debe comunicar a la Iglesia (a la Iglesia docente) el contenido del mensaje recibido.
----------En efecto, suponiendo, como parece evidente, que los "diez secretos" se tratan de secretos atinentes a la vida cristiana, la vidente no debe comunicarlos directamente a la Iglesia o a la humanidad, ni siquiera en nombre de Nuestra Señora, sino que debe transmitirlos a la autoridad eclesiástica competente, la cual, decidirá, primero, si considerarlos auténticos o no auténticos, así como, segundo, si considera oportuno revelarlos o no revelarlos o revelarlos en todo o en parte, según como lo dictara su prudente juicio.
----------Pero todo fiel católico medianamente instruido por su Catecismo, sabe que nuestros pastores, incluido el Romano Pontífice, no son y no pueden ser simples notarios, voceros, portavoces, o ejecutores pasivos de los supuestos mensajes marianos que a ellos les entrega un vidente, aún cuando se trate de un auténtico vidente. Si este caso es el de una "Gospa" que pretende dar órdenes al Papa por medio de simples fieles, entonces no es verdaderamente Nuestra Señora, sino que es el demonio disfrazado de Nuestra Señora. Quede claro que lo digo de modo no taxativo, sino hipotético, con el condicional "si" inicial.
----------Naturalmente, en principio es muy cierto que Nuestra Señora puede servirse de humildes fieles, como ha sucedido en las apariciones de Lourdes y de Fátima, para instruir o exhortar al Romano Pontífice, quien por lo tanto deberá tener la humildad de escucharlos. Pero incluso éstos, los simples fieles, pecarían de presunción si pretendieran proclamar al mundo, aunque sea en nombre de Nuestra Señora, un supuesto mensaje mariano sin haber previamente sometido el mensaje recibido al juicio de la autoridad competente o si pretendieran sustituirse a esa autoridad en el anunciar al mundo lo que ha dicho Nuestra Señora.
----------Naturalmente también, puede suceder el caso de que un Romano Pontífice no escuche un mensaje de Nuestra Señora, y en tal supuesto caso, ciertamente pecaría contra la humildad o pecaría de oportunismo. Pero siempre depende del Papa, y no del vidente o supuesto vidente, discernir qué cosa Nuestra Señora ha dicho y cuál es el juicio que se debe dar acerca de la autenticidad o no del mensaje recibido.
Estimado padre, aprecio siempre, y le agradezco, su admirable equilibrio y el desarrollo lineal de su razonamiento. Sin embargo, me parece algo esquiva su posición de fondo acerca del fenómeno Medjugorje. Mi pregunta es: en su opinión, ¿las presuntas apariciones, son fruto de la subjetividad humana de los supuestos videntes (alucinaciones, o imaginaciones piadosas), son fruto de sugestión diabólica o son auténticos mensajes del cielo? Soy muy consciente de que este no ha sido el objeto del post, y de ninguna manera quiero presionarle para que tome una posición pública sobre un tema que para muchos es delicado. Solo tenía curiosidad por comprender cuáles son sus conclusiones, si es que Ud. las tiene (cosa que no es absolutamente necesaria, dado que el fenómeno aún está in fieri). ¡Gracias, y hasta pronto!
ResponderEliminarEstimado Joaquín,
Eliminarcon respecto a las apariciones en Medjugorje, dada la complejidad de la cuestión y la existencia de algunos aspectos problemáticos, francamente no me siento inclinado a tomar una posición neta y clara. Aprecio todo el bien que en Medjugorje se hace, pero, como dijo el cardenal Ratzinger siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de a Fe, yo soy más bien de la idea de que la Iglesia apruebe todo lo bueno que allí se hace, pero que por ahora suspenda el juicio acerca de la autenticidad de las apariciones. Sé muy bien que la Comisión de investigación ha reconocido la autenticidad de las primeras siete apariciones y yo me someto voluntariamente y de buena gana al juicio de esta Comisión.
Querido padre Filemón,
ResponderEliminarLe agradezco por sus observaciones, son muy pertinentes, sobre un tema tan controvertido.
Ahora bien, permaneciendo siempre en el campo de las especulaciones, si los mensajes fueran auténticos (total o parcialmente) el preventivo by-pass o desvío de la autoridad de la Iglesia establecido por Nuestra Señora podría tener otro motivo.
Por ejemplo, la autoridad competente podría no estar en grado o capacidad de certificar la autenticidad en el fatídico momento de la revelación de los así llamados secretos si, Dios no lo quiera, estuviera en curso un cisma u otro grave trastorno de la sede petrina.
Querida Herminia,
EliminarAnte todo tienes que tener en cuenta que la historia de las apariciones marianas, atestigua que Nuestra Señora siempre se preocupa de que sus mensajes sean confirmados por el Papa, porque la autenticidad de estos mensajes resulta precisamente de la aprobación del Papa.
Ahora bien, a mi no me parece que el Santo Padre, en el presente caso, esté en conocimiento de los llamados "diez secretos".
Ahora bien, si esto que estoy diciendo es cierto, la cosa no depone a favor de la credibilidad de los videntes, no habla a favor de que les podamos creer.
Por lo tanto, debes tener presente que, como católicos que somos, nosotros debemos aceptar como definitiva la sentencia del Papa.
Por otra parte aclaro con buena precisión que, de acuerdo con la ya vieja enseñanza del papa Benedicto XIV, el católico que por serios motivos de conciencia no se siente inclinado a compartir la opinión de la Iglesia en hechos de revelaciones privadas, es libre de no compartir tal opinión.