domingo, 6 de junio de 2021

La encíclica Fratelli tutti explicada por el papa Benedicto XVI

Entre las enseñanzas doctrinales con claras consecuencias pastorales del papa Francisco, una de las cuestiones mal digeridas, o de hecho no digeridas, por los sectores del más extremo conservadurismo en la Iglesia, ha sido su encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, publicada el pasado año 2020. En su momento, dediqué varias notas de este blog a comentar el documento; pero días atrás, preocupado por otros temas, descubrí que quizás ciertas puntuales enseñanzas del papa Benedicto XVI sean la mejor hermenéutica para entender los propósitos del actual Romano Pontífice en su última carta encíclica.

----------En el mes de octubre se cumplirán diez años del segundo Encuentro Interreligioso de Asís, convocado por el papa Benedicto XVI en el año 2011. Como bien se sabe, el evento tuvo una resonancia mundial, tanto como para, por ejemplo, atraer el interés y la aprobación del entonces presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, quien hizo llegar al Papa, como se recordará, una significativa carta, en la cual citó explícitamente el valor unificador, humanizador y pacificador de la "fe" religiosa. No es nada difícil advertir el carácter genérico (no específicamente católico y ni siquiera propio de una religión revelada o sobrenatural o positiva) de lo que el entonces presidente estadounidense llamó en aquel momento "fe". Podemos interpretar, sin temor a equivocarnos, que se trata simplemente de la fides naturalis, como hábito de la ratio naturalis universalis, propiedad del hombre en cuanto tal, y por lo tanto de todos los hombres. Vale decir, la razón humana que, por sus fuerzas naturales, por decaídas y debilitadas que estén como consecuencia del pecado original (como lo sabemos por la divina Revelación), es una razón que puede llegar a descubrir la existencia de Dios, a partir de las creaturas, y así entender el deber del hombre de rendirle culto y obediencia.
----------Vale tener presente que, como también señaló en aquel momento la prensa internacional, el enfoque que el papa Benedicto XVI quiso dar a la edición 2011 del encuentro de Asís, tuvo, con respecto al primer encuentro de Asís ideado por el papa san Juan Pablo II en el año 1986, un carácter menos acentuadamente religioso y más marcadamente humanista, en el sentido de que el hoy Papa emérito quiso invitar no sólo a hombres religiosos o explícitamente creyentes, sino también a intelectuales o filósofos de probada seriedad cultural, pero ajenos al interés religioso o teísta, tanto que muchos de los periodistas en aquella ocasión hablaron de "invitados ateos y agnósticos". En este marcado carácter humanista que tuvo aquel encuentro del 2011 notamos un anticipo de lo que hoy es una acentuada línea pastoral del papa Francisco.
----------Pero aquella apreciación de los medios de comunicación de hace una década atrás, acerca de que había "ateos" y "agnósticos" entre los invitados al segundo Encuentro Interreligioso de Asís no es nada exacta. A decir verdad, en el 2011 el papa Benedicto XVI habló más bien de personas "en la búsqueda de la verdad" (que es algo bien distinto a "ateos" y "agnósticos") aunque esta búsqueda de la verdad pueda existir también en quienes, como dice la Lumen Gentium (n.16) del Concilio Vaticano II, "no han llegado todavía a un conocimiento explícito de la existencia de Dios". Pero incluso éstos, si están en buena fe y siguen el dictamen de la recta conciencia natural, realizan, en virtud de la acción de la gracia de la cual ellos no son conscientes, una relación positiva y salvífica con Dios, quien es conocido no por Sí mismo y en Sí mismo, sino a través del prójimo y en el prójimo, hacia el cual ellos pretenden actuar con honestidad y justicia. En efecto, como explica Nuestro Señor Jesucristo en el cap. 25 de Mateo, estas personas sirven a Cristo sin saberlo y en la resurrección de los justos en el Último Día recibirán, aunque con sorpresa, el premio eterno.
----------El fiel católico sabe bien por su Catecismo que quien busca sinceramente y con coherencia la verdad, la justicia, la honestidad, la paz, la realización de la dignidad humana, el bien común de la sociedad, incluso con sacrificio y sufriendo personalmente, por eso mismo busca a Dios, incluso si cree ser un ateo o un agnóstico o bien con esos motes es calificado por los demás. A la inversa, puede haber quienes, aunque sabiendo bien que Dios existe y que, de hecho, se ha encarnado en Jesucristo, sin embargo ponen en primer lugar sus propios intereses, no se preocupan por obedecer la ley divina, instrumentalizan la religión en aras del éxito o del dinero o del poder o incluso la toman como pretexto para ejercer violencia y opresión sobre los otros.
----------Pues bien, éstos últimos -y el papa Benedicto en aquella ocasión lo hizo entender claramente- no pueden ser parte de los encuentros de Asís, y son ciertamente reprobables delante de Dios, mientras que los personajes del primer tipo, aunque aparentemente impíos e irreligiosos, en realidad son aceptos a Dios y están en comunión con Él, aunque no lo sepan o no lo comprendan con claridad y certeza. Se trata siempre de la tan mentada historia evangélica del fariseo y del buen samaritano o del fariseo y del publicano.
----------Recordemos por otra parte, refiriéndonos siempre a aquella ocasión del encuentro interreligioso de Asís de 2011, que el papa Benedicto XVI, para evitar cualquier equívoco, dijo claramente que no solo destruye al hombre la violencia perpetrada en nombre de la religión, sino también aquella llevada a cabo en nombre del ateísmo, vinculándose así el Papa con la famosa y muy fuerte condena del ateísmo presente en las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Y aún cuando el comunismo no ha sido mencionado, no es difícil ver aquí el comunismo ateo, pero no solo éste, ya que en la actualidad lamentablemente existen muchas formas de ateísmo, como por ejemplo las nihilistas, escépticas, existencialistas, evolucionistas, positivistas y freudianas.
----------Indudablemente también el agnosticismo, o sea el no pronunciarse acerca de la existencia de Dios, o bien el evitar tocar la cuestión de la existencia de Dios o incluso la indiferencia ante el hecho de que Dios exista o no, no es objetivamente un fenómeno positivo y no puede no suscitar preocupación, aun cuando no podemos excluir del todo (y en este sentido, es necesario ver caso por caso) que la actitud mental de la persona agnóstica, que puede parecer en principio perezosa y oportunista, pueda esconder, más allá del aspecto explícito, una real relación con Dios, quizás mal conceptualizado o no del todo consciente.
----------Naturalmente, el pacifismo, que fue otro de los temas predicados por el papa Benedicto en Asís 2011, no debe ser confundido con ese pacifismo qualunquista, indiferente, relativista y cobarde, que luego acaba cediendo a la cruel prepotencia de los violentos, renunciando a una legítima defensa de sí mismos y de los oprimidos. Al respecto es necesario decir que si bien la religión es incompatible con la violencia, no es incompatible con un justo uso de la fuerza, ya se trate de la coerción ejercida por la autoridad pública o se trate de la legítima defensa, pública (la así llamada guerra justa) o privada, ya que, si la violencia es injusticia, en casos extremos se puede dar un moderado uso de la fuerza, que es justicia.
----------Ahora bien, sabemos que la justicia corresponde a un preciso mandamiento divino y, por lo tanto, en este sentido, no sólo la religión es compatible con un correcto y justo uso de la fuerza, sino que en las debidas circunstancias y dentro de los justos límites, lo prescribe. Y lo prescribe precisamente como defensa contra los enemigos de la paz y para obtener una justa paz, ya que, en este sentido, se puede decir, aunque esto pueda parecer paradójico, que en la vida presente, considerando las consecuencias del pecado original, el uso de la fuerza es inseparable de la justicia y de la paz, no porque deba ser puesto al mismo nivel, sino, como ya he dicho, precisamente como condición para la existencia de una paz segura y bien defendida.
----------Pasando al plano religioso, hay que recordar que Nuestro Señor Jesucristo, aunque sin duda sea el Príncipe de la paz y quien nos dona esa paz que el mundo no puede dar, al mismo tiempo Él dice que no ha venido a traer la paz, sino "una espada" (Mt 10,34). Esto no significa evidentemente que estemos ante una impensable contradicción en las palabras de Nuestro Señor, sino que lo podemos entender en referencia a lo que san Pablo llama "buena batalla", y que es la energía necesaria para oponerse a los corruptores de la religión, a los injustos y a los falsificadores del concepto de Dios, así como también es la fortaleza necesaria para soportar los insultos de los enemigos de Dios hasta el punto, si fuera necesario, del martirio.
----------Ciertamente, aquel encuentro de Asís del 2011 no excluyó del todo la oración, y el papa Benedicto XVI hizo justamente el elogio de la religión como principio de verdad, como factor promotor de justicia, de paz, y de humanismo. Sin embargo, como era de esperar y como también era justo que fuera en aquella particularísima circunstancia, el Pontífice, precisamente ese Joseph Ratzinger que, siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, había publicado el famoso documento Dominus Iesus sobre el primado del cristianismo sobre las otras religiones y sobre Cristo único Salvador, se abstuvo completamente de hacer la apología y la exaltación de su fe de católico y aún más de Sucesor de Pedro, refiriéndose por tanto, así al menos me parece que lo entiendo, no a la religión sobrenatural o revelada o "positiva", basada en una fe, como es el cristianismo, sino como son también las otras religiones como el judaísmo, el islamismo, el brahmanismo o el budismo, dotadas de una literatura sagrada, sino a la religión natural, fruto de la simple razón y por lo tanto patrimonio de hecho o de derecho común a la entera humanidad, en cuanto el hombre es por esencia, como bien sabemos por Aristóteles, animal racional. Una vez más, encontramos aquí un claro precedente de la línea pastoral asumida por el papa Francisco, manifestada en sus encíclicas sociales y en sus gestos interreligiosos.
----------Después de todo, la religión natural, sabiamente teorizada por santo Tomás de Aquino en la famosa Suma de Teología (II-II, qq.81-100), es el presupuesto de la religión revelada, así como el buen funcionamiento de la razón es el presupuesto para el ejercicio de la fe teologal o de la fe católica. A la luz de estos conceptos, claramente presentes en el mensaje del papa Benedicto XVI en el segundo Encuentro Interreligioso de Asís, pueden comprenderse conceptos tales como los de fraternidad humana en la encíclica Fratelli tutti, la cual no excluye sino que es el necesario presupuesto de la fraternidad cristiana y sobrenatural, o conceptos tales como el que la evangelización, el anuncio del Salvador, supone el previo testimonio de la caridad, por lo cual hay que evitar el proselitismo, que es un concepto repetidamente enseñado por el Papa actual, y que ha sido tan mal digerido o no digerido por algunos sectores católicos.
----------La razón natural conduce de por sí al descubrimiento de la existencia de Dios, partiendo de la experiencia de las cosas, del mundo y de sí mismo, como enseña la Escritura (Rom 1,20 y Sab 13,5), enseñanza reiterada muchas veces por el Iglesia, en particular en el Concilio Vaticano I. De ahí el hecho de que todos los hombres, en la medida en que ejercitan la razón, saben que Dios existe, son naturalmente "monoteístas", aunque de hecho a menudo, sobre todo en la antigüedad, la religión está contaminada por el politeísmo, por el panteísmo, por el animismo, por el animalismo, por la idolatría, por la superstición y por la magia. Y esta conciencia, quizás oscura e implícita de la existencia de Dios y de una relación con Él (positiva o negativa), también es atestiguada por el Evangelio, donde en Mt 24 Cristo dice que todos los hombres deberán presentarse ante su tribunal.
----------Hoy existen ciertos católicos muy preocupados de que los últimos Pontífices (y me refiero no sólo al papa Francisco, sino también a su inmediato predecesor, el papa Benedicto XVI, como también al papa san Juan Pablo II, convocante del primer Encuentro de Asís en 1986) con estas iniciativas interreligiosas, puedan estar cediendo al relativismo, al subjetivismo, al oportunismo o al indiferentismo. Son católicos que consideran que se trata de iniciativas que se olvidan del primado y de la universalidad del cristianismo o de las exigencias de la verdad, iniciativas que pudieran estar creando confusión y escepticismo, o debilitando el impulso misionero, o descendiendo a compromisos con el buenismo rahneriano y modernista. Sin embargo, en base a los anteriores presupuestos indicados en esta nota, estoy convencido de que los católicos con tales preocupaciones están en realidad basándose en falsas razones, vale decir, son preocupaciones infundadas, aunque, por otra parte, soy muy consciente de que incluso un Papa en una iniciativa pastoral (y de esto es de lo que aquí estamos hablando, de la pastoral del diálogo interreligioso), también puede cometer errores.
----------Sin embargo, para disipar tales temores inconsistentes, incluso si se los llegara a tomar en consideración, creo que pueden servir, además de las otras consideraciones ya hechas, también las siguientes: ¿Quién ha tenido la idea de los encuentros interreligiosos de Asís 1986 y 2011, y quién ha tenido la idea de los encuentros interreligiosos en el actual pontificado? ¿Con quién se reunieron los invitados? ¿Quién ha tenido siempre la función preeminente y directiva? ¿Quién ha elegido a los invitados? ¿Dónde se llevaron a cabo los encuentros de 1986 y de 2011? ¿Quién decidió el programa de todos esos encuentros interreligiosos?
----------Lo que intento sugerir a los lectores es que, para una recta comprensión de las encíclicas sociales del papa Francisco y de sus iniciativas pastorales interreligiosas, pueden recurrir con mucho provecho a los discursos del papa Benedicto XVI con ocasión de aquel segundo Encuentro Interreligioso de Asís 2011. Y no sólo a sus enseñanzas expresadas en las alocuciones y discursos, sino a sus enseñanzas expresadas en los gestos y acciones de aquel encuentro, en todo lo que fue minuciosamente preparado como agenda del evento.
----------Si el listado de preguntas que antes indiqué es referido solamente a aquel encuentro interreligioso de hace una década, entonces el lector inteligente comprenderá de inmediato, respondiendo espontáneamente a estas preguntas, cómo al fin de cuentas, en aquel encuentro de Asís, Roma haya emergido luminosamente sobre todas las otras religiones mundiales y también sobre la cultura internacional representada por eminentes personalidades pertenecientes a esas religiones y a esa cultura.
----------Por lo tanto, el entonces Romano Pontífice Benedicto XVI no tuvo necesidad de hacer especiales discursos sobre la superioridad de la religión cristiana o de la Iglesia católica, sino que de modo silencioso pero muy significativamente demostró tal superioridad con todo el conjunto de los hechos antes mencionados, que constituyen la respuesta implícita a las antes mencionadas preguntas. Del mismo modo que Benedicto, también lo intentó hacer y lo hizo el papa san Juan Pablo II en el primer encuentro de Asís de 1986, y también lo intenta hacer el papa Francisco en sus encuentros interreligiosos.
----------Finalmente, una última observación, porque soy consciente que el encuentro de Asís es algo que a muchos les resulta difícil de digerir. De hecho, el último pretexto blandido por monseñor Marcel Lefebvre y quienes lo seguían, para su ruptura definitiva con la Iglesia católica, fue precisamente el encuentro de Asís de 1986. Pues bien, una última observación es la del lugar de encuentro: Asís, que emana un extraordinaria fascinación espiritual ligada, claro, al conocidísimo carisma franciscano Pax et Bonum, don del Espíritu Santo, cuyos efectos santificantes operan en ese sagrado lugar desde hace ocho siglos.
----------La irradiación espiritual que desde hace tanto tiempo emana de aquel lugar santo no puede no haber tenido una función significativa respecto al buen resultado del encuentro del cual este año celebraremos su 10° aniversario, y por ello todos nosotros los católicos debemos agradecer a nuestros hermanos franciscanos los cuales, en todo el mundo, nos dan el ejemplo de esa mansedumbre que es predicada por Nuestro Señor, y de esa capacidad de diálogo y de convivencia con miembros de otras religiones como por ejemplo la islámica. En efecto, pensemos, por ejemplo, en el hecho de que la Orden de San Francisco desde su fundación convive pacíficamente y bien acogida, no obstante tantos sufrimientos, en Tierra Santa junto a Judíos y Musulmanes. Por eso queremos encomendar a la intercesión del Santo de Asís nuevas inspiraciones para la edificación de la paz en la verdad y en la justicia para la Iglesia y para la sociedad de hoy.

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