lunes, 21 de junio de 2021

Amoris laetitia y modernismo: los Obispos que la malinterpretan

¿Cómo ha reaccionado el modernismo frente a la exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia? Esa es la pregunta que nos planteamos dos notas atrás, y la respuesta la encontramos con un ejemplo: los artículos del teólogo modernista italiano Andrea Grillo con su ataque de febrero del 2017 nada menos que al único intérprete auténtico que tenía en ese momento, por mandado del Santo Padre (además del propio Pontífice) la exhortación Amoris laetitia: el Prefecto de la Congregación de la Fe, cardenal Gerhard Müller. Veamos hoy el tercer punto de los considerados por Grillo para criticar al Cardenal y ponerlo en confrontación con el Papa.

Obispos que interpretan mal la exhortación Amoris laetitia
   
----------Dijeran lo que dijeran el cardenal Walter Kasper o el cardenal Reinhard Marx tras la firma de la exhortación post-sinodal Amoris laetitia en 2016, para poder evadir por la tangente, como se suele decir, y no ser atrapados con las manos en la masa, debo decir también yo que no hay duda de que Amoris Laetitia no brilla por su claridad sobre la vexata quaestio de la Comunión de los divorciados vueltos a casar, acerca de la cual toda la Iglesia esperaba, después de dos Sínodos y una infinidad de discusiones, una palabra clara, definitiva y resolutiva del Sucesor de Pedro, según el antiguo adagio Roma locuta, causa finita.
----------Similarmente, cuando a finales de los años sesenta del siglo pasado se planteó la cuestión moral acerca de los anticonceptivos, el papa san Pablo VI permitió y hasta favoreció una amplia y prolongada discusión previa en el seno de la Iglesia. Pero luego, con su encíclica Humanae Vitae (1968), se expresó con claridad y riqueza de argumentaciones. En cambio, el documento del papa Francisco que examinamos en estos artículos, no da una solución que brille por su claridad, cosa que he expresado repetidamente en mis artículos en este blog. Sin embargo, no es en absoluto imposible, con una atenta exégesis, llegar a comprender la mens del Papa: los divorciados vueltos a casar quedan excluidos de la Comunión eucarística.
----------El único punto de la exhortación Amoris Laetitia, que podría hacer pensar en un cambio en la ley eclesiástica, podría ser la nota 351, que menciona los sacramentos para los divorciados vueltos a casar; haciendo la salvedad de que, sin embargo: 1) habla de "algunos casos" sin especificar cuáles; 2) se expresa en modo condicional; mientras que, para que se establezca una ley formal, es necesario que: a) se especifiquen los casos de la aplicación; y b) no se use el modo condicional, sino el indicativo o el imperativo.
----------Por eso, el cardenal Müller, a principios de 2017, cuando todavía era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y, por ende único representante del Papa en el ámbito de la interpretación auténtica del magisterio pontificio, pudo afirmar: "La exhortación Amoris Laetitia debe ser claramente interpretada a la luz de toda la doctrina de la Iglesia". Y así se explican entonces sus siguientes palabras: "No me gusta, no es correcto, que tantos obispos estén interpretando Amoris laetitia según su propio modo de entender la enseñanza del Papa. Esto no está de acuerdo con la doctrina católica. El magisterio del Papa es interpretado sólo por él mismo o a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe".
----------Por supuesto que esta declaración del Cardenal en una entrevista no es una declaración hermenéutica oficial, sino solo una toma de posición personal acerca de la vexata quaestio, pero tal cosa no quita que por ello cualquier teólogo modernista, con el único propósito de, como suele decirse, serrucharle el piso al cardenal Müller, se pusiera a la altura nada menos que del intérprete oficial del Santo Padre en cuestiones de fe y moral, para confrontarlo maliciosamente contra el Romano Pontífice. De hecho, las poco felices declaraciones de Müller en aquella entrevista, magnificadas por los altoparlantes modernistas, tuvieron algo que ver con la abrupta finalización de su mandato como Prefecto de la Fe exactamente cinco meses después.
----------Con sus declaraciones de enero de 2017 que he referido líneas arriba, el Cardenal se estaba refiriendo evidentemente a aquellos Obispos (comenzando por los Obispos argentinos), que habían transformado arbitrariamente en ley la nota 351, que es sólo una hipótesis de ley, con el serio riesgo de dar vida a prácticas pastorales que no corresponden, sin embargo, a la doctrina y al Magisterio de la Iglesia.
----------Por el contrario, la exhortación Amoris Laetitia, si bien en comparación a la Familiaris consortio, escrita treinta años antes, muestra una mayor sensibilidad pastoral, una mayor apertura a la diversidad de las situaciones, una mayor preocupación por cómo hacer llegar la gracia incluso a los divorciados vueltos a casar, una mayor comprensión de los valores inherentes a las personas de los divorciados vueltos a casar, no por esto deja de notar el aspecto pecaminoso de su vida y el deber que tienen de convertirse y hacer penitencia. De hecho, la fuerte impresión es que los Obispos argentinos, al igual que otros Obispos en otras regiones del mundo, no parecen haber comprendido bien palabras del Papa como las del n.300 de Amoris laetitia: "no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares"; por lo que intentaré decir aquí algo sobre ese "discernimiento".
----------Ya en otras ocasiones, de todos modos, el cardenal Müller había dado a entender que el Santo Padre en la Amoris Laetitia de ninguna manera concede el permiso de la Comunión a los divorciados vueltos a casar. Por eso, el Cardenal reprendía en 2017 a los Obispos argentinos de la famosa e infeliz Carta, los cuales en la misiva al Papa admiten "casos" o excepciones que son insostenibles.
----------Es cierto que el Santo Padre les respondió de inmediato a esos Obispos argentinos una Carta, afirmando que ellos "han interpretaban bien" la Amoris Laetitia. Pero esta Carta, aparte del hecho de que no tenía forma canónica, ni por lo tanto preceptiva, hacía simplemente referencia a la famosa nota 351 (lo que interpretaban "bien" es sólo una hipótesis de ley), la cual no introduce una nueva disciplina para los divorciados vueltos a casar, sino que sólo insinúa vagamente la posibilidad o hipótesis de un cambio de ley.
----------En aquella Carta, en efecto, el Santo Padre menciona los "casos" citados por la nota 351, en los cuales "se podría" (dice el Papa) conceder la Comunión a los divorciados vueltos a casar; como queriendo obviamente decir que el concederla no sería un intrinsece malum, como en cambio lo es el pecado de adulterio.
----------Diversamente, el Santo Padre no admitiría la posibilidad de estos casos en razón de que, cuando se trata del intrinsece malum, al cual corresponde el intrinsece bonum, es decir, el bonum honestum, en estos casos el divino mandamiento o ley divina, que es un bien o deber absoluto, no existen casos en los cuales el bien no sea ya bien y el mal no sea ya mal.
----------Por el contrario, cuando el legislador legisla sobre el extrinsece bonum, o sea sobre una materia que admite casos que hacen excepción a la ley, entonces debe elencar, enumerar, determinar o precisar estos casos según las posibilidades y los límites de la humana prudencia, sin la presunción de poderlos prever todos, y dejando por lo tanto a la prudencia del juez (que en este caso específico es el confesor autorizado) la facultad discrecional de decidir cada vez que se presente un caso no previsto por la ley.
----------Al respecto, la casuística moral, es decir, el estudio teológico-moral de los casos particulares, es indispensable cuando se trata del extrinsece bonum, es decir, de leyes que, como las civiles y las eclesiásticas, pueden admitir excepciones, suspensiones, dispensas o privilegios. Y la casuística es uno de los méritos de las buenas legislaciones y de los buenos tratados de teología moral. Sin embargo, ninguna casuística, por más detallada que sea, puede exonerar al juez de la responsabilidad del discernimiento, que le hace comprender, en determinados casos, no cómo evadir de la ley, sino cómo aplicarla mejor.
----------Es evidente que la invocación del caso excepcional no debería ser un pretexto para evadir la ley o para avalar la ética de la situación, sino que la invocación del caso excepcional debe justificarse por el hecho de que en ese caso, debidamente valorado ("discernimiento"), es necesario hacer prevalecer una ley superior. Al respecto, la rigidez con la cual nos podemos encerrar en el extrinsece bonum o extrinsece malum, como si fueran un deber o una prohibición absolutos, indispensables e intransigibles, es el vicio que caracteriza al fariseísmo y al legalismo, que son la negación de la verdadera justicia y caridad, vicio repetidamente condenado por el Papa. No es firmeza o solidez de principios, sino estrechez mental de la inteligencia moral.
----------Esta capacidad de suspender una ley (bonum extrinsecum) para observar una ley superior o ley suprema (bonum intrinsecum), ya ha sido llamada por Aristóteles epìkeia, y por los latinos aequitas, mientras que en la ética cristiana entra en las virtudes de la justicia (es aquella justicia que, dijo Nuestro Señor Jesucristo, debe ser "superior a la de los escribas y de los fariseos", Mt 5,20) y de la caridad.
----------Por lo tanto, si el Santo Padre, el día de mañana, si su prudencia de gobierno se lo indica, y si él o sus colaboradores de la Curia Romana, representantes suyos, quisieran dar claridad a las confusiones generadas por el hecho de que hay muchos, incluso Obispos, que no han comprendido el valor sólo hipotético ("podría ser") y parcial ("algunos casos") de lo expresado en la famosa nota 351, debería actuar de modo explícito y definido. En tal sentido, el Papa podría emitir un motu proprio, o bien podría instruir a la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos de dar disposiciones en la materia, precisando los casos y estableciendo las cualidades y las condiciones requeridas en el confesor ("acompañamiento"), autorizado por el Obispo, para estar habilitado para absolver a los divorciados vueltos a casar, como se hace tradicionalmente en los casos reservados y en la práctica del exorcismo. Al respecto, el cardenal Francesco Coccopalmerio (presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos hasta 2018), es el autor de un ágil volumen publicado en 2017 por la Libreria Editrice Vaticana (Il Capitolo ottavo della esortazione apostolica post-sinodale Amoris laetitia), en el cual propone una solución del problema de los sacramentos para los divorciados vueltos a casar.
----------Se debe comprender que el penitente es como un paciente, que debe tomar digamos un fármaco (la Eucaristía) bajo control médico, o sea bajo la guía del sacerdote. Los divorciados vueltos a casar, ordinariamente, son demasiado débiles para tolerar la Eucaristía, que, como dice san Agustín, es el "alimento de los fuertes"; por lo cual deben ser tratados directamente por la omnipotencia de la misericordia divina. Son estos, a grandes rasgos, los presupuestos teológicos y morales que debemos tener presentes para tratar de comprender y acordar las razones de las expresiones del papa Francisco y del cardenal Gerhard Müller que, en el caso expuesto, parecen enfrentadas, pero que bien podrían ser sólo dos puntos de vista diversos.
----------Pero al rahneriano Andrea Grillo, en aquel ataque suyo del 2017, no le preocupaba en absoluto mediar entre el Papa y el Cardenal Prefecto de la Fe. A Grillo no le interesaba sugerir, como debería hacer todo buen teólogo y verdadero colaborador de la Santa Sede, por medio de una precisa comparación entre las posiciones del Papa y las del Cardenal, una perspectiva pastoral adecuada a las exigencias espirituales de los divorciados vueltos a casar. A Grillo esto no le interesaba para nada. Lo que le interesaba era sembrar cizaña entre el Papa y su Prefecto, defendiendo a los Obispos disidentes y falseando el verdadero sentido de la Amoris Laetitia, cuyo intérprete autorizado era en ese momento (febrero del 2017) únicamente el cardenal Müller.
----------Por eso, Grillo no encontró en aquel momento, hace ya cuatro años, nada mejor que concluir su irreflexiva y descriteriada polémica contra el cardenal Müller (que era, por favor recordemos, todavía el Prefecto de la Fe) con estas facciosas y sesgadas preguntas: "Me hago algunas preguntas: ¿por qué el Prefecto no lee con la debida atención los documentos del Papa? ¿Y por qué abraza superficialmente las tesis de los cardenales que no quieren aplicar Amoris Laetitia, mientras critica abiertamente a los Obispos que se han embarcado en un serio proceso de recepción del documento? También sobre esto, el cardenal Müller parece ignorar que es la propia Amoris Laetitia (nn. 2-3) la que pide aquello que el Prefecto censura: en efecto, un proceso de recepción sinodal no es una infracción al centralismo eclesial, sino el remedio para su patología".
----------Es necesario decir entonces que el modernista Andrea Grillo, en su artículo de hace cuatro años atrás, no hacía justicia a la crítica que el cardenal Müller hacía a ciertos Obispos. Más allá de la cuestión de la analogía, Grillo, con sofisticada habilidad e irreverencia hacia el Prefecto de la Fe, venía a invertir las partes: los Obispos disidentes hacían, según él, la figura de aquellos "se han embarcado en un serio proceso de recepción del documento" y realizaban "un proceso de recepción sinodal", mientras que Müller, según él, parecía "ignorar Amoris Laetitia, no leer los documentos del Papa con la debida atención y abrazar superficialmente las tesis de los cardenales que no quieren aplicar Amoris Laetitia".
----------Considerando a la distancia de cuatro años aquel artículo de Grillo en contra del cardenal Müller, artículo que, a mi modesto entender, en lugar de una reflexión teológica moral, tiene todo el aspecto de ser una típica acción política subversiva modernista, yo también me hago ahora algunas preguntas: en primer lugar, ¿cómo se leen hoy aquellas palabras de invocación a los "procesos de recepción sinodal" a la vista de lo que viene siendo hoy el "camino sinodal" en Alemania? ¿Qué efectos esperaba Grillo obtener de su modo descriteriado e imprudente de defender al Papa? ¿Se puede acaso defender con las mentiras a aquel que por Cristo ha sido encargado de ser Maestro de la Verdad? ¿Se puede apoyar al Papa enfrentándolo a su más estrecho colaborador en la doctrina de la fe? ¿Se da prueba de esa modestia y sabiduría, por las cuales todo buen teólogo debe estar animado, cuando se pretende dar un salto más allá del que se puede, tratando al Cardenal Prefecto de la Fe como si fuera un simple colega entre los demás y ni siquiera el más sabio? ¿No ocultaba aquella falsa sumisión al Papa, comprada con el desprecio por el cardenal Müller, una verdadera rebelión contra todo lo que representaba el cardenal Müller en ese momento para un modernista como Grillo?
----------Para concluir, sin embargo, y a la vista de lo que ha venido ocurriendo en estos cuatro años desde los sucesos relatados aquí, que costaron la salida del cardenal Müller de su alto oficio en la Curia, diría que, si puedo dar humildemente un consejo a quien ocupe el cargo de Prefecto de la Fe (suponiendo hipotéticamente que yo tuviera la competencia para poder dar ese consejo), le diría que, para evitar que sus ideas parezcan en contraste con las del Papa (cosa siempre muy dañina y perjudicial para la unidad de la fe) sería loable que limitara al mínimo sus tomas de posición personales, como las entrevistas, y en cambio se dedicara más a concordar con el Santo Padre documentos oficiales (¡y habría abundante materia en esto!) como de hecho es deber oficial de todo Prefecto. El Papa, por su parte, cualquier Papa (el actual o quien lo suceda) no podría dejar de sacar inmenso provecho y ventaja de tal colaboración, y sentir inmenso placer de contar con una ayuda institucional tan insustituible y altamente cualificada en el desempeño de su delicado ministerio doctrinal.

9 comentarios:

  1. Gracias, padre Filemón, por este artículo en tres partes que nos ha regalado: ha cubierto estupendamente aquella polémica del 2017 entre ese teólogo modernista y el cardenal Mueller, quien, a pesar de haber dejado su puesto de Prefecto, sigue todavía hoy comprometido con su puesto de sucesor de los Apóstoles, custodio de la verdad.
    Sin embargo, me gustaría decir algo sobre el último párrafo del padre Filemón, en el que recomienda dos cosas al Prefecto de la Fe (quien sea hoy el Prefecto, o el que venga mañana) acerca de limitarse en las entrevistas y, en cambio, acordar con el Papa las respuestas a dar por medio de documentos oficiales.
    Disculpe, padre, pero ¿usted de verdad cree que Mueller, en esos años 2016 y 2017 no trató de pedirle al Papa que pusiera los puntos las "i"?
    Creo personalmente que aquella entrevista con "Il Timone" es precisamente una prueba de que su intento de aclararle ciertos pasajes de Amoris laetitia al Papa habían terminado en fracaso. Creo que así fue, sencillamente así.
    Porque si se hubiera planeado un motu proprio (como sugiere Ud. en su artículo) o algo similar que pareciera una aclaración oficial, creo que el Prefecto de aquel entonces nunca hubiera dado una entrevista tan clara, tajante y además bastante dura. Realmente creo que Mueller concedió aquella entrevista del 2017 precisamente porque, en conciencia, ya no podía permanecer en silencio sobre una situación que vio, y que vemos, estancada indefinidamente.
    De todos modos, gracias, de nuevo, por todas sus explicaciones.

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    1. Amigo lector,
      nosotros podemos, eventualmente, discutir sobre los contenidos de la entrevista al cardenal Müller a la que me he referido en este artículo y en los anteriores. Pero, de ningún modo, tenemos derecho a discutir sobre las motivaciones de conciencia que finalmente han impulsado al cardenal Müller a concederla, porque no conocemos esas motivaciones y no podemos conocerlas, ni podemos saber si el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha hecho "intentos" con el Sumo Pontífice; y aún en el caso que los hubiera hecho y así conociéramos esos hechos, nunca sabríamos cómo ni en qué términos.
      En este blog trato de llevar a cabo reflexiones teológicas o que, al menos, contengan un núcleo teológico. Y para cualquier disputa teológica, debemos basarnos en hechos y no en suposiciones.
      No confunda, por favor, este blog, con otros, que lamentablemente discurren sobre los actuales sucesos en la Iglesia, o sobre las palabras o acciones del Papa, o de los Cardenales, o de los Obispos, simplemente desde prejuicios, o desde habladurías, o desde suposiciones, o peor aún, a partir de personales carencias de los autores de esos blogs, carencias tan manifiestas lamentablemente.

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    2. Sí, claro... Comparto la idea de que la mía es una suposición, la de pensar que el entonces Prefecto de la Fe intentó sentarse a dialogar con el Papa sobre cuestiones "teológicas".
      Pero creo que también podemos llamar de modo similar, o sea una "suposición", lo que Ud. dice, padre Filemón. Pues Ud. espera (o mejor dicho: aconseja) que el Prefecto, en lugar de expresar sus pensamientos a los periodistas, se siente a dialogar con el Papa para aclarar estas cuestiones, y, si no me estoy equivocando, de este modo Ud. está pensando que no lo ha estado haciendo. ¿No es también esto "suponer"?
      Del modo como lo ha expuesto el padre Filemón, da la impresión de que al Prefecto Muller le ha gustado ser un francotirador antes que resolver la cuestión doctrinal.
      Sin embargo, es sólo mi opinión, la cual se puede compartir o no... de todos modos, siempre respetuoso de lo que piensen los demás.

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  2. Es cierto que las interpretaciones "peregrinas" son peligrosas. Ya el Osservatore romano había publicado una interpretación de los obispos malteses.
    Pero no olvidemos que en Papa dice a los obispos bonaerenses que no hay otras interpretaciones del cap. VIII de Amoris laetitia.
    Y sea esa comunicación del Papa que la interpretación de los obispos bonaerenses fue publicada en las Actae Apostolicae Sedis 2016 pp 1071-1074. Y agrega: RESCRIPTUM «EX AUDIENTIA SS.MI» Summus Pontifex decernit ut duo Documenta quae praecedunt edantur per publicationem in situ electronico Vaticano et in Actis Apostolicae Sedis, velut Magisterium authenticum.
    Ex Aedibus Vaticanis, die V mensis Iunii anno MMXVII
    Petrus Card. Parolin
    Secretarius Status

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    1. Amigo lector,
      efectivamente, tenga cuidado con las interpretaciones peregrinas.

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  3. Permítame, Fr Filemón, tres puntillas a sus iluminadoras reflexiones de estos últimos tras días:
    1.- Estoy de acuerdo con usted en que es de jure irrefutable su afirmación de que le corresponde a un Prefecto Romano estar de acuerdo con el Papa. Pero creo que tal obligación corresponde también a otros líderes en la Iglesia, que hoy suelen emitir declaraciones y discursos de manera continua, libre y cualquier cosa menos perspicua. A ocho años de este Pontificado, no son precisamente los Prefectos de dicasterios romanos los que hablan a su aire.
    2.- La unión esponsal de Cristo con la Iglesia no puede no ser verdadera y perfecta. El matrimonio humano (en cuanto humano) tiene con ella una analogía de atribución (que no puede sino ser muy distante) porque es un acto de la naturaleza revestido de formas jurídicas, y viceversa el matrimonio cristiano (en cuanto cristiano) es un gran sacramento, análogo por proporción al Modelo Divino, porque la familia se vuelve una “pequeña Iglesia” que engendra hijos para el Reino de Dios. De ahí que la Iglesia (¿sólo en el pasado?) pretenda tener competencia absoluta sobre el derecho matrimonial.
    3.- No conocía a ese tal Grillo; de modo que seguí sus sugerencias, y leí media docena de sus artículos. El "canto" de este Grillo parece obstinadamente molesto, y sin ningún respeto por la sana doctrina, que es la que debería enseñar en una cátedra católica, como la que detenta. Mi pregunta es: ¿Qué hace el/los Obispo/s que tienen competencia en las universidades en las que enseña?...

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  4. Estimado padre Filemón:
    Discúlpeme que insista haciéndome eco de lo que anteriormente aporta Anselmo.
    Tenga usted en cuenta que tanto las orientaciones de los Obispos de la Región de Buenos Aires, como la carta que el Papa les envió, fueron publicadas en las Acta Apostolicae Sedis, junto con un rescripto que las declara “magisterio auténtico”.
    El Papa incluso dice que no existe otra interpretación posible.

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  5. Estimado don Benja,
    no hay nada de que inquietarse o preocuparse respecto a las famosas cartas, al menos formalmente (más allá de la lamentable confusión que han generado, la cual sí es preocupante). Lo importante es dar a las palabras su concepto correspondiente.
    1) Si la carta de los obispos porteños es una interpretación de AL, el texto de referencia es AL, tanto en sus declaraciones magisteriales como en sus directivas pastorales. Si la carta porteña interpreta al texto, bien, y si interpreta la famosa nota 351, está interpretando una hipótesis de ley, no una ley.
    2) El hecho de que el propio Papa haya querido explicitar que se trata de "magisterio auténtico", es una redundancia a lo que se sabe de hecho para todo documento pontificio. Pero preste atención a que en AL será magisterio auténtico aquello que es propia y verdaderamente magisterio (i.e. doctrina) no lo que es directiva pastoral.
    3) Respecto a lo que el Papa dice acerca de la interpretación de AL, hay que decir que: la intérprete por oficio de todo documento del Papa es la Congregación para la Doctrina de la Fe, y a ese dicasterio debe dirigirse cualquier fiel que presente con las debidas condiciones sus dudas o preguntas hermenéuticas. Más allá de eso, ni bien se publicó AL, el Papa designó como intérprete oficial del documento papal al cardenal Christoph Schönborn. No se conoce ninguna otra determinación pontificia al respecto.

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