viernes, 16 de abril de 2021

Frente a la rebelión modernista. Fuerza y debilidad del Papado (1/2)

Diariamente nos llegan las noticias de la rebelión modernista contra la Santa Sede Apostólica: desde Alemania, Austria, Holanda, Bélgica, surgen las declaraciones de desobediencia y división de sacerdotes, de obispos y hasta de cardenales. Se trata de aquella misma corriente herética y cismática que motorizó la rebelión contra el pontificado de Benedicto XVI y que se ilusionó con el papa Francisco, creyendo haber colocado a uno de los suyos en el trono de San Pedro, y que hoy cae en la cuenta de su error, y va dejando de lado su máscara y su disfraz. La subversión modernista en la Iglesia tiene estos días, ciertamente, manifestaciones muy claras y explosivas en los países antes mencionados, pero no es otra distinta la subversión en la Iglesia que se vive en países como Argentina, es la misma, aunque con contornos más difusos y todavía enmascarados.

----------Actualmente parece cada vez más claro, al menos para quienes no viven en la superficie de la vida eclesial, sino que quieren estar dentro de la Iglesia o, como decía santa Teresa del Niño Jesús, "en el corazón de la Iglesia", "in medio Ecclesiae", como solía decir santo Domingo de Guzmán, que sobre todo en estos últimos decenios, se ha consolidado un episcopado (también en nuestro país), que impone un modelo de Iglesia inspirado en Karl Rahner [1904-1984] (aunque no solo en Rahner), de marca modernista-protestante-masónica, vale decir, una Iglesia desde abajo, Iglesia pueblo de Dios, Iglesia neumática, Iglesia del Espíritu, sin dogmas y sin jerarquía, Iglesia confundida con el mundo y, por lo tanto, mundanizada, Iglesia "trascendental" y "atemática", de "cristianos anónimos". Por citar un ejemplo, según el teólogo dominico modernista Albert Nolan [n.1934], ubicado teológicamente en la misma línea de Gustavo Gutiérrez [n.1928], no existe otro mundo además de este, sino sólo este mundo, por lo cual la Iglesia debe hacernos felices en este mundo.
----------Se trata de una Iglesia en la Iglesia, donde esta segunda es la gobernada por el Papa y por los obispos fieles al Papa, en la línea de la Escritura, de la Tradición, de los Padres, de los Concilios, de san Agustín y de santo Tomás de Aquino, y la primera es la Iglesia del Concilio Vaticano II, el cual sin embargo los rahnerianos malinterpretan para su propio uso y consumo. La "Iglesia del Denzinger", "piramidal y aristocrática", como dicen sarcásticamente los modernistas, mientras que la suya es la "Iglesia del Espíritu Santo" o la Iglesia popular de los liberacionistas de América Latina, lamentablemente muy bien conocidos en Argentina. El cardenal Carlo Maria Martini [1927-2012] llegó a decir que para salvarse no es necesaria la Iglesia, sino que basta el Espíritu Santo, ¡como si el Espíritu Santo no obrara en realidad en la Iglesia y por medio de la Iglesia!
----------De hecho, estos obispos, los que en su mayoría hoy están al frente de nuestras diócesis, los de reciente consagración, han sido formados por docentes rahnerianos no suficientemente corregidos por los obispos anteriores, quienes ya eran en su momento demasiado indulgentes con Rahner. Por lo tanto, si en los primeros años del postconcilio teníamos a lo máximo solo teólogos rahnerianos, culpablemente tolerados por sus obispos, ahora tenemos obispos rahnerianos, que son los antiguos seminaristas que en el pasado fueron formados por docentes rahnerianos. Una situación gangrenosa y peligrosísima. Rahner se ha convertido en un "clásico" como si fuera un Padre de la Iglesia o un nuevo santo Tomás de Aquino.
----------Se ha producido, por lo tanto, un salto cualitativo: si en la época de los teólogos rahnerianos, ellos influían sólo en los ambientes de la escuela, ambientes académicos, ahora que tenemos obispos, prelados y superiores rahnerianos, los rahnerianos han adquirido un verdadero y propio poder, si es verdad como es verdad que el poder de gobierno no corresponde a los teólogos sino a los obispos.
----------Sucede así, en estas condiciones actuales, que el esencial aporte del Papado, bien lejos de sostener las posiciones de Rahner, llega con mucha dificultad, escasamente, precariamente y arriesgadamente a las diversas áreas de la Iglesia, como el aire en una tráquea asmática o como el corazón en un sistema circulatorio afectado por el colesterol; y por lo tanto solo llega a algunos ambientes restringidos de la Iglesia, donde el Papa es respetado y obedecido y tiene una verdadera influencia también disciplinaria.
----------Pero en la mayoría de los ambientes eclesiales, la formación del clero, el clima de las parroquias, la liturgia, los medios de comunicación, los institutos religiosos, los movimientos laicales, están bajo el control del episcopado rahneriano, rebelde o al menos indiferente al Papa y por lo tanto, un episcopado que se ha hecho guía de una Iglesia que se ha constituido por cuenta propia, independientemente del Papa (si no propiamente contra el Papa), en la línea de la teología y de la eclesiología de Rahner y de los rahnerianos. Todo esto es fruto de una malentendida interpretación e implementación de la autonomía de la Iglesia local, así como de las conferencias episcopales nacionales y de los sínodos mundiales.
----------Donde manda este episcopado es muy difícil y arriesgado obedecer al Papa, porque este episcopado exige obediencia absoluta y teniendo el poder en la mano, puede acosar, difamar y perseguir a los auténticos católicos. Famoso fue en su momento el proceso intentado por el arzobispo de Milán al valiente publicista católico Vittorio Messori, por no mencionar otros casos similares. Jóvenes, ancianos, laicos, docentes, religiosos, sacerdotes, seminaristas (durante años algunos excelentes seminaristas se han venido comunicando conmigo secretamente para no ser descubiertos por sus superiores), todo aquel que quiera ser integralmente fiel a Roma, de un modo u otro, se ponen en rumbo de colisión con los obispos y los superiores modernistas.
----------El poder de estos obispos, siendo inmediata y espacialmente cercano, cuenta más que el poder del Papa, es un poder más temible que el del Papa. Desobedecer al Papa en muchos ambientes no lleva a ninguna consecuencia, de hecho se obtiene éxito y se pasa por moderno y avanzado, pero desobedecer a los prelados modernistas se paga caro y puede comprometer o bloquear la misma carrera o actividad eclesiástica o sacerdotal, por mucho que se pueda ser teólogo o docente estimado y de larga experiencia.
----------De esta manera el Papado, con los pocos colaboradores fieles que le quedan entre los obispos fieles a Roma y todos los buenos católicos, es una especie de estado mayor de un ejército donde, sin embargo, el propio ejército ha constituido líderes por su propia cuenta, que no siguen en absoluto las directivas del estado mayor, sino que van por las suyas, con su propia política eclesiástica, su teología y su pastoral, que no reflejan la verdadera concepción católica, sino aquella concepción herética antes mencionada.
----------¡En el episcopado argentino el papa Francisco tiene obispos que le son fieles y leales! me argumentará alguno. Pero, si así fuera, ¿dónde se ve reflejada la predicación del Papa en la predicación de los obispos argentinos? ¿Alguno de los obispos argentinos predica sobre el pecado y la gracia, o habla del cumplimiento de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios como "valores no negociables", tal como se ha expresado el papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti? ¿Alguno de ellos ha tomado en su respectiva diócesis efectivas medidas respondiendo a la prescripción que el Papa les ha hecho en la exhortación Querida Amazonia para cuidar de una buena formación de los seminaristas, según la concepción católica y no herética del sacerdocio? ¿Alguno de los obispos en Argentina ha hablado claramente del sentido cristiano de esta pandemia como "prueba" en la que Dios ha puesto a la humanidad, según lo ha expresado el Papa? ¿Acaso las conferencias, congresos virtuales y seminarios sobre Laudato Si o Fratelli tutti, organizados en varias diócesis argentinas, reflejan realmente el pensamiento del Papa acerca de la construcción de la fraternidad humana en orden al oportuno anuncio de la verdadera fraternidad cristiana que debe ser la meta de la evangelización? ¿Acaso no apesta a buenismo y misericordismo la predicación de tantos sacerdotes argentinos sin que los Obispos hagan nada sino que más bien lo consientan, también muchos de ellos infectados por la misma herejía?...
----------Por consiguiente, el Papado tiene en realidad las manos atadas, no puede hacer casi nada desde el punto de vista del gobierno, del control de la doctrina y de los nombramientos eclesiásticos. Contra lo que hoy pudiera parecer, estos últimos son en su mayoría impuestos u obtenidos a través de engaños por parte de los modernistas, por lo que el Papa debe, como suele decirse, "poner buena cara a malos naipes", se encuentra lidiando con "colaboradores" falsos o fingidos que no son en absoluto (encubierta o abiertamente) verdaderos colaboradores, sino que reman contra él, si no de manera abierta y descarada, en todo caso ciertamente de modo efectivo y real, como un gusano que corroe diariamente el sistema del Papado.
----------El Papa está así sometido a un estilicidio, a un goteo cotidiano, a una vida agotadora y difícilmente soportable (¿cómo juzgar la inefable hipocresía de los modernistas que hablan de un Papado autoritario e impositivo?), si no fuera por el hecho de que en las últimas décadas hemos tenido Papas santos que han sabido ofrecer su vida por la Iglesia en unión con la cruz de Cristo. A la par de todo esto, que quede claro que el Papa tiene sus buenos colaboradores, presentes gracias a Dios en todos los sectores de la Iglesia en todo el mundo, pero en escasísimo número, y todo lo que pueden hacer, además de sufrir junto al Vicario de Cristo, es la proclamación de la sana doctrina, por otra parte, sistemática e inmediatamente criticada, incomprendida, ridiculizada y cuestionada por los poderosos medios propagandísticos de los modernistas. Por lo tanto, es posible saber, en principio, lo que piensa el Magisterio, pero es muy difícil ponerlo en práctica a causa de los obstáculos, de las amenazas, de las seducciones y persecuciones provenientes del poder modernista.
----------Hay que tener presente que esta situación de debilidad e impotencia surge con el pontificado de san Pablo VI, en el inmediato postconcilio, y se continúa hasta el día de hoy. Esta debilidad e impotencia del Papado está ciertamente en el origen de la dimisión de Benedicto XVI (ridículo fue hace ocho años el comentario de un modernista sobre la dimisión del Papa: vió en ello el gesto de un hombre "no apegado al poder"). El Papado, desde san Pablo VI, no es ya Nuestro Señor Jesucristo que guía a las multitudes. Al respecto, las convocatorias multitudinarias del papa san Juan Pablo II (como ocurrió, por ejemplo, en sus viajes a la Argentina en 1982 y 1987) fueron fuegos de artificio o el grito ahogado de las masas católicas atónitas, confundidas, desconcertadas y escandalizadas por sus pastores. De modo que el Papado no es ya Cristo que realiza prodigios, que corrige a los discípulos, que echa fuera los demonios, que amenaza a los fariseos, a los sumos sacerdotes y a los doctores de la ley, sino que es Cristo sufriente, "crucificado y abandonado", no escuchado, desobedecido, desafiado, befado, marginado, angustiado. Para decirlo más claramente si me es posible: desde el postconcilio el Papado es Cristo viviendo su Pasión, viviendo su Getsemaní y lo que viene después. 
----------Pero no es solo la debilidad del Papado, ¡también es su fuerza! La fuerza del Papado postconciliar es la fuerza de Cristo crucificado, es el poder de la cruz. El Papa debe estar continuamente en la cruz, hasta el final. Algunos han acusado a Benedicto XVI de haber abandonado la cruz. ¿Pero quién nos dice que no tiene desde hace ya ocho años una más pesada, humillado como está para ser injustamente comparado con el actual Pontífice, como si éste lo estuviera haciendo bien y no el anterior? ¡Increíbles chapucerías!
----------Sabemos desde hace muchos tiempo, al menos claramente desde hace cinco décadas, que los modernistas los estudian a todos para conquistarse a todos, y también, hace ocho años, han emprendido la tarea de conquistarse al papa Francisco, pero no lo conseguirán. Lo supimos desde un primer momento, y no es ninguna hazaña, pues cualquier católico de recta fe lo sabe. Ciertamente Francisco tendrá, como todos los hijos de Adán, sus defectos humanos, pero no se engañen de que pierda el carisma de la infalibilidad, aún cuando se lo ponga a prueba en las máximas pruebas y en las ocasiones más propicias. Quizás los modernistas se han sentido, y algunos todavía se sientan, convencidos de haber puesto a un rahneriano en el trono de San Pedro. Pero si todavía no han caído en la cuenta, se verán desilusionados. La herejía puede llegar muy a lo alto, puede llegar incluso entre los Cardenales (y lo estamos viendo), pero no puede llegar al Papa.
----------Ningún Sumo Pontífice de la Iglesia Católica se ha doblegado ante la herejía, por mucho que haya sido rodeado, adulado, hecho sufrir y amenazado. Para citar un ejemplo relativamente reciente: pensemos en la heroica resistencia del papa Pío VI [1775-1799], prisionero de Napoleón Bonaparte [1769-1821]. Los ejemplos dados por Hans Küng [1928-2021] en su famoso libro ¿Infalible? acerca de los Papas supuestamente caídos en la herejía, son falsos. Es cierto, sin embargo, que esto puede suceder como doctores privados o bien si no tienen plena posesión de sus facultades mentales. Tengamos también presente que el propio Küng no creía en la inmutabilidad y, por lo tanto, en la verdad absoluta de los dogmas. En los primeros siglos tenemos Papas mártires y ¿quién nos dice que la serie se ha acabado? El Papa cede o se doblega a todo pero no a la herejía. Quizás Benedicto ha estado bajo fuertes presiones para ceder ante los rahnerianos. Probablemente su encíclica sobre la fe que tenía la intención de preparar hubiera molestado o fastidiado a muchos de ellos: lo podemos suponer, si alcanzamos a leer entre líneas en el texto de la primera encíclica del papa Francisco, redactada supuestamente en base a aquellas primeras notas de su predecesor.
----------(Continuaremos en la nota de mañana).

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