Bien conocida es la declaración del profeta Oseas: "¡Oh muerte, yo seré tu muerte!" (Os 13,14), que es una de las tantas brillantes perlas del Antiguo Testamento que nosotros, los católicos, guiados por las enseñanzas de la Iglesia, leemos a través de ese otro brillo que nos aporta el Nuevo Testamento, a partir de los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que estamos celebrando durante estas semanas. Sin embargo esta reflexión en dos partes, la nota de hoy y la de mañana, no es ni una exégesis del texto de Oseas o de san Pablo, ni una profundización de temas que corresponden a la Cristología o a la Soteriología, sino un intento de diálogo filosófico con el pensamiento de Hegel, cuyas erróneas ideas están lamentablemente presentes con frecuencia, de muchas y variadas maneras, en la predicación buenista de un gran número de obispos y sacerdotes en la actualidad. Manteniéndose esta reflexión en los estrictos límites de la Gnoseología y la Metafísica, sin embargo, podría servirnos para una mejor comprensión del misterio del sacrificio de Cristo.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
lunes, 5 de abril de 2021
"¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?" (1 Cor 15,55). El misterio del sacrificio de Cristo: misterio de la muerte que quita la muerte (1)
La parte de verdad de la dialéctica hegeliana
----------La dialéctica hegeliana tiene una parte de verdad tanto desde el punto de vista lógico, como en su aplicación a la realidad: desde el punto de vista lógico es cierto lo que dice Georg Wilhelm Friedrich Hegel [1770-1831], cuando declara que la afirmación absoluta requiere la negación de la negación y desde el punto de vista de la realidad (punto de vista ontológico) es cierto que la afirmación de la vida requiere la supresión del enemigo de la vida y que para afirmar el bien es necesario eliminar el mal.
----------Desde el punto de vista de la dinámica de la realidad y de la acción moral, Hegel tiene también razón al decir que la negación de la negación, o sea el castigo del delito, que ha sido negación práctica de lo justo, restablece la justicia violada y reconduce coercitivamente el delincuente al interior del orden, más allá del cual ha ido con la violencia (trans-gredido, trans-gressus).
----------Y luego Hegel observa correctamente, y también con fineza, que con este acto "el delincuente viene a ser honrado como ser racional" (Elementos de la Filosofía del Derecho, Editorial Claridad, Buenos Aires 1968, p.90), porque es darle lo correspondiente a aquello que él mismo ha querido hacer. El castigar, de hecho, supone el respeto de la persona humana como sujeto libre y responsable: porque sabido es que no se castiga a los neonatos, a los dementes, a las máquinas o a los animales.
----------Hegel muestra así tener un concepto correcto de la justicia punitiva divina y humana, como por lo demás lo tenía Martín Lutero [1483-1546], quien distinguía bien el infierno, donde ponía al Papa, del paraíso del cielo, donde habría ido él, y estaba bastante lejos de imaginar que todos se salvan, como han fantaseado Urs Von Balthasar [1905-1988] y Karl Rahner [1904-1984].
----------"La coerción -dice Hegel (Ibid. p.85)- se elimina con la coerción", mientras que al mismo tiempo él distingue la coerción como sanción penal de la violencia como negación de la libertad y, por esto mismo, de la justicia. El castigo no violenta la voluntad del castigado, porque, como observa Hegel correctamente (Ibid.), la voluntad en cuanto libre, no puede ser violentada, sino que el castigo no es más que una "retribución", por la cual la justicia "hace al delincuente aquello mismo que él ha hecho" (Ibid. p.91), como dice el Salmo: "su violencia cae sobre su cabeza" (Sal 7,17). Es cierto que el malhechor no quiere ser castigado y, sin embargo, quiere lo que amerita castigo. ¿No lo sabías antes? Después no te quejes.
----------Por cuanto luego respecta a la misericordia divina, debemos recordar, contra Lutero, que ella no es Dios que finge no ver o absolver al culpable, sino que es un acto de amor preveniente divino, con el cual Dios, que conoce muy bien y reprueba el pecado del pecador, lo purifica de la culpa con la sangre de Cristo, induciéndolo al arrepentimiento, a la conversión y a la expiación del pecado.
----------Sobre este punto, lamentablemente, Hegel, en cambio, se ve afectado del misericordismo luterano, que supone la reducción del actuar al padecer, por lo que el pecado no es visto como un acto voluntario y responsable merecedor de castigo, sino que es debilidad o fragilidad merecedora de compasión.
----------Sucede entonces, en la visión hegeliana, lo mismo que en Lutero, según el cual Dios perdona, pero entendiendo el perdón divino no como la cancelación de una culpa, sino como "superación" (Überwindung) del pecado, que por tanto queda como factor dialéctico constructivo de la síntesis concreta de positivo y negativo, que es el bueno-malo del actuar humano, justus simul et peccator.
----------Recordemos que para Hegel no existe bien sin mal, no hay vida sin muerte y viceversa. Ésta es la famosa circularidad de la dialéctica hegeliana, asumida por la masonería esotérica ("keine Leben ohne Tod, keine Tod ohne Leben", no hay vida sin muerte, no hay muerte sin vida).
La historia humana no sucede por necesidad lógica sino por efecto de la voluntad
----------El error básico, el error de fondo de Hegel, como todos saben, ha sido el de reducir la realidad a la lógica, el ser al pensamiento. ¿Qué cosa ha sucedido? Han surgido dos gravísimos inconvenientes. Primero, que la existencia y la supresión del mal no dependen de la voluntad, sino que son una necesidad lógica. Por consiguiente la existencia del mal deviene metafísicamente necesaria: el mal deviene bueno o se identifica con el bien o el bien y el mal, la vida y la muerte, son inseparables. El conflicto no se resuelve, sino que es absolutizado. Es la famosa circularidad hegeliana, representada por la esvástica. Y, segundo, que la muerte y el mal se han vuelto insuprimibles, han sido absolutizados.
----------En realidad, la negación de la afirmación es necesaria en la lógica para reafirmar y confirmar, negando la negación, la afirmación inicial (tesis), al eliminar la negación (antítesis). Por ejemplo, si yo quiero afirmar que el alma es inmortal, para hacer una buena demostración, debo poder negar aquello que niega la inmortalidad. Debo mostrar que no es mortal. Se necesita una argumentada negación, que luego viene a ser negada o desmentida para demostrar la veracidad de la afirmación.
----------De hecho, en lógica es imposible tener fundadamente y apodícticamente un concepto o una definición sin oponerse a su opuesto. En esto Hegel tiene razón. Por ejemplo, no se puede tener el concepto del ser sin el del no-ser, el concepto de lo verdadero sin el de lo falso, el concepto del bien sin el del mal, el concepto de la vida sin el de la muerte, porque se iluminan y se definen recíprocamente.
----------Por eso Hegel tiene razón cuando dice que para afirmar la verdad es necesario mirar a la cara a lo falso; para afirmar la vida no debemos temer a la muerte, al mortuum, como él dice sugestivamente, sino que es necesario mirar a la cara a la muerte. El simple escape o huida de lo falso o del mal, porque tenemos miedo del mal o nos disgusta lo falso, no es el método correcto.
----------El soldado que, aun sabiendo que podrá vencer, se niega a combatir por la salvación de la Patria, porque teme que lo maten, es un bellaco, es decir, un vil cobarde. El pacifista que, con el pretexto de respetar el quinto mandamiento, no defiende al débil del opresor, es un vil cobarde. El obispo que, con el pretexto de la divina misericordia, no castiga sino que adula al hereje, es un vil cobarde. Todos ellos, si no son juzgados por la justicia humana, serán golpeados por los rayos de la ira divina.
----------En cambio, nos dice Hegel, es necesario saber encontrar el bien incluso donde existe el mal, encontrar algo incluso donde parece que no encontremos nada, encontrar lo verdadero también donde existe lo falso; es necesario conocer la esencia tanto de lo uno como de su opuesto y saber demostrar por medio de la negación que los sabemos desenmascarar y vencer o superar. Es el mismo método de santo Tomás de Aquino.
----------Observamos, por otra parte, con una interpretación benévola de Hegel, que la verdadera victoria no es destruir al enemigo, sino someterlo. Así, Cristo no anula al demonio, sino que se lo subyuga. Es el pecado lo que debe ser anulado. Lo que quiere decir que es necesario distinguir el pecado del pecador. Sin embargo, si el malvado no debe ser anulado, el pecado debe ser anulado.
----------Pero en este punto nos despegamos del luterano Hegel, quien se deja influenciar por el concepto luterano de peccatum permanens, del pecado "cubierto" y no anulado, utilizando su lógica de la contradicción y una vez más cambiando lo existencial por lo conceptual. Es cierto que el concepto del pecado sirve para hacerse el concepto de la justicia; pero eso no quiere decir que uno pueda ser justo en el momento en el cual peca. Puede permanecer la inclinación a pecar (concupiscentia), pero no el acto del pecado.
----------El error de Hegel consiste, por lo tanto, en emparejar contradictoriamente la afirmación y la negación, y provocar, por consiguiente, desde el punto de vista moral, el vicio de la duplicidad y de la hipocresía. Y por otra parte, su equivocación es también creer que incluso a nivel ontológico, en la realidad, cualquier realidad, también Dios, no pueda existir nada sin su opuesto.
----------La pura identidad para él es una simple vacía abstracción que no refleja lo verdadero, porque para él, como para Heráclito [535-475 a.C.], el ser es devenir, el ser cambia, y él no explica el devenir como Aristóteles [384-322 a.C.] como el paso de la potencia al acto, que mantiene la identidad analógica del ser, sino que lo explica con la famosa contradicción del ser-no-ser.
El fundamento metafísico del logicismo hegeliano
----------En efecto, como es bien sabido, Hegel parte de una concepción del ser no como ser analógico como en santo Tomás, ni como ser unívoco como en el beato Juan Duns Escoto [1266-1308], sino como ser equívoco, porque él parte de un concepto de tal modo abstracto del ser, que el ser aparece como vacío de cualquier contenido, de modo que le parece coincidir con la nada. El término "ser" es equívoco, porque puede significar A y no A. Por ejemplo, el término "hombre" puede significar "hombre" y "no-hombre".
----------El ser para Hegel es uno y todo a un tiempo, aquello que él llama totalidad (Totalität). Es unívoco y equívoco al mismo tiempo. Unívoco porque es uno; equívoco porque es unidad de ser y nada. Es uno porque no es analógico, sino que es identidad y síntesis del ser y no ser, de Dios y mundo, del ser y pensamiento, de ser y devenir, de finito e infinito, de uno y de múltiple.
----------El ser es el Absoluto, que lo contiene todo en sí. Y el Absoluto es la totalidad de todo, unidad sintética y dialéctica de los opuestos. Nada existe fuera del Absoluto. Por eso el sistema de Hegel ha sido definido con varios apelativos, cada uno de los cuales designa un aspecto del sistema: ha sido definido como monismo, o idealismo panteísta, o panlogismo, o historicismo absoluto, o pantragismo.
----------Para Hegel, Dios no es creador del mundo de la nada, porque el mundo es la concretización, la determinación, la finitización y la historización de Dios. Famosa es la frase de Hegel: "sin el mundo Dios no es Dios". El hombre deviene Dios y Dios deviene hombre. Dios es a un tiempo eternidad e historia. Es quietud e inquietud. Es autoconciencia y silogismo. Es espíritu y naturaleza. Es sujeto y objeto.
----------Por consiguiente, el ser, para Hegel, es todo y también lo contrario de todo. De aquí él deduce que el ser tiene inescindiblemente, indivisiblemente, en sí mismo, también su propia negación, el no-ser o nada. Y esto valdría para todo ente, incluso para Dios mismo. Pero a esto se suma con coherencia su gnoseología idealista, gnoseología para la cual el ser y el concepto de ser son la misma cosa. Por eso, para él, así como es imposible formar el concepto del ser sin el concepto del no-ser, así el ser, cualquier ser, comprendido Dios, es ser que por esencia se auto-niega en la nada, aunque permaneciendo ser.
----------El enfoque idealista lleva a Hegel a su bien conocida y declarada identificación de la metafísica con la lógica. Por lo cual, el objeto de la metafísica, que sería el ente real existente, id cuius actus est esse, para decirlo con el Aquinate, se resuelve en el ente pensado en cuanto pensado, en el cogitatum, para decirlo con Edmund Husserl [1859-1938], o sea en el ente de razón o ente ideal. Por eso, mientras el objeto de la metafísica es el existente en la realidad externa, el objeto de la lógica es el concepto del ente inmanente a la razón.
----------De aquí viene que mientras el ente metafísico es analógico, es decir, uno y múltiple, es trascendental y está más allá de todos los géneros, superando infinitamente la limitada capacidad de la razón, y elevándose como puro acto de ser hasta el ipsum Esse per se subsistens, el ente de la lógica es un ente uno, abstracto y unívoco, genérico, simplicísimo y universalísimo, comprensible por la razón, sobre el tipo del ente del beato Duns Scoto, por debajo del cual tenemos las diferencias, primera entre todas la distinción entre ser y no ser. Por debajo de la categoría de ser, la primera división es aquella entre finito (mundo) e infinito (Dios).
----------En tal modo, sin embargo, se corre el riesgo de concebir el ser divino como si fuera una diferencia del género "ser" y que, por consiguiente, la esencia divina devenga un contenido interno de nuestra razón. Duns Escoto se salva diciendo que Dios es infinito, mientras nosotros somos finitos, superando la lógica y recuperando así el ente real de la realidad externa. Pero Hegel pone lo finito y lo infinito como diferencias del ente lógico-racional y cae en el racionalismo panteísta. Sin embargo, para ser en realidad coherentes hasta el fondo con el concepto escotista del ser, desde allí se termina en Hegel.
----------Otra diferencia entre el ente metafísico y el ente lógico es que mientras el ente metafísico excluye lo contradictorio, en base al principio de identidad, porque es ente y no es no-ente (nada), el ente lógico es a un tiempo ente y no ente, porque lo uno y lo otro son pensados como entes de razón sobre el modelo del ente (ad instar entis). Por eso lo que es contradictorio en metafísica no es contradictorio en lógica. En efecto, mientras la metafísica, tratando del solo existente, no da espacio al no-ser, la lógica da espacio también al no-ser.
----------En este punto se comprende por qué la metafísica de Hegel identifica el pensamiento con el ser, el ser con el no-ser, el ser racional con el ser trascendente, el mundo con Dios, y por lo tanto es una metafísica racionalista, monista, unívoca, idealista, panteísta y autocontradictoria.
----------Ahora bien, es necesario observar que es cierto que la nada existe, pero como ente de razón, concebido a modo de ente (ad instar entis). Solo que para Hegel, ignorante de la distinción entre el ente de razón y el ente real, la nada es pura y simplemente ser. Punto y basta. Pero así Hegel no se da cuenta, como han hecho notar algunos críticos, que aparece en el fondo de su pensamiento el espectro siniestro y perturbador del nihilismo, ya que, si la nada es ser, ¿cómo el ser, entonces, no será nada?
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Gnoseología,
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