viernes, 9 de abril de 2021

Acerca de la herejía (2/7): su esencia según la Escritura y la moral

Entre otras cosas, intentaré explicar en esta serie de notas, que la herejía para el auténtico católico no puede ser reducida a su definición canónica, cuyo fin es exclusivamente disciplinar. Pretender que la herejía y el hereje sólo son identificables en los literales y estrechos límites de la definición del Código de Derecho Canónico (para uso sobre todo de los pastores encargados de individuar la herejía y el hereje) es una actitud tan rígidamente fundamentalista como cualquier evangelismo fundamentalista de los tantos que conocemos. En la nota de hoy trataré de dar algún paso adelante refiriéndome a la esencia de la herejía según la Biblia y a la esencia moral de la herejía, para referirme en la nota de mañana, sí, a la esencia jurídica de la herejía.

La esencia de la herejía. ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
   
----------Comencemos por una indicación sobre el origen del término. La etimología de la palabra "herejía" (αἵρεσις, aíresis), no recuerda, como quizás en un principio llevaría a pensar, la idea de un acto del intelecto, no se refiere al acto de un juicio, sino que indica un acto de la voluntad porque significa "elección", en el sentido más bien de preferencia o inclinación. El Nuevo Testamento usa esta palabra tres veces.
----------"Es necesario también que haya herejías entre vosotros, para que se manifiesten los que son verdaderos creyentes entre vosotros" (1 Co 11,19). Naturalmente, la "necesidad" de la que habla aquí san Pablo es una simple necesidad de hecho, es decir, una necesidad fáctica, una forma de inevitabilidad debido a la fragilidad de la razón humana consecuente al pecado original.
----------Pero esto no significa que para la Sagrada Escritura la herejía sea una cosa marginal o de poca importancia. Todo lo contrario. No hacemos cuestión de palabras. Lo que sustancialmente la palabra herejía significa está en el corazón de toda la Escritura, cuyo interés fundamental es la verdad sobre Dios y, en consecuencia, el odio por el falso conocimiento de Dios o la mentira sobre Dios, que es precisamente la herejía. Por consiguiente, el debate sobre lo verdadero y sobre lo falso acerca de Dios recorre toda la Sagrada Escritura. Quien no comprende esto, no comprende el significado y el valor fundamental de la Biblia. La Biblia es sustancialmente doctrina de la verdad acerca de Dios.
----------El Antiguo Testamento no tiene una exacta correspondencia con el significado técnico que la palabra comienza a asumir en el Nuevo Testamento, para afirmarse solo desde los primeros siglos de la historia de la Iglesia. Véase, por ejemplo, el famoso Contra haereses de san Ireneo de Lyon [130-202].
----------Al concepto de herejía corresponden los nombres genéricos de "falsedad" y "mentira", que aparecen repetidamente en la Palabra de Dios. En particular, el hereje es el falso profeta. Figuras emergentes en el magisterio doctrinal son el doctor de la ley, experto en la Sagrada Escritura, el rabino, maestro popular, y precisamente el profeta, mensajero de la voluntad de Dios. Figuras secundarias desde el punto de vista magisterial son el sacerdote y el fariseo. Nuestro Señor Jesucristo unificará todas las figuras magisteriales en la única figura de Pedro, a quien someterá al teólogo, al profeta, al exegeta y al religioso.
----------Cristo no habla de herejes, sino de "falsos cristos y falsos profetas", que "engañarán a mucha gente, y por la propagación de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará" (Mt 24,12). "Ellos harán grandes portentos y milagros, para engañar, si es posible, incluso a los elegidos" (Mt 24,24).
----------La herejía puede ser una oposición conservadora a una nueva doctrina. Tal ha sido la actitud de los fariseos y de los doctores de la Ley ante la novedad evangélica de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Y tal es hoy la oposición conservadora frente a las novedades doctrinales del Concilio Vaticano II. Específicamente, oponerse a estas doctrinas no es herejía, sino que puede tratarse de ese disenso al segundo o al tercer grado de autoridad de las doctrinas de la Iglesia, que es contemplado por la Ad tuendam fidem (es decir, la Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Profesión de Fe de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la Carta apostólica Ad tuendam fidem, de san Juan Pablo II de 1998).
----------El hereje es aquel que inventa y propone "fábulas profanas" (1 Tm 4,7; cf. 2 Tm 4,4; 2 Pe 1,16), basándose en una exégesis bíblica que toma por inventado, por mítico, por invención de la fantasía humana, lo que en cambio es un relato histórico. Así confunde la teología con la mitología, la lucha entre Jesucristo y Satanás con el cuento de Caperucita Roja; confunde al teólogo con el poeta, el dogma con la anécdota, la fantasía con el intelecto, la voluntad con la emoción. Trivializa y rebaja la historia de la salvación a una telenovela con final feliz. Él hereje cree que debe ser original y "creativo", mientras que, en cambio, simplemente se le pide obedecer a la verdad y transmitirla al prójimo tal como es.
----------En lugar de apegarse a lo Eterno y permanecer sólido y firme en ello, el hereje está atento a la moda del día y a la dirección del viento que sopla, y se adapta. Es una "caña batida por el viento" (Mt 11,17). Los herejes son como "niños, sacudidos por las olas y arrastrados aquí y allá por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error" (Ef 4,14).
----------Pueden ser referidas al hereje estas palabras del Señor: "Todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sabio que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, todo el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande" (Mt 7, 24-27).
----------Ciertamente, para el Nuevo Testamento el hereje es un falso profeta"También ha habido falsos profetas entre el pueblo, así como también habrá entre ustedes falsos maestros que introducirán solapadamente herejías perniciosas (αἵρεσις), y renegarán del Señor que los redimió, y atrayendo sobre sí mismos una inminente perdición. Muchos imitarán su desenfreno, y por causa de ellos, el camino de la verdad será objeto de blasfemias. Llevados por la ambición, y valiéndose de palabras engañosas, ellos se aprovecharán de ustedes. Pero hace mucho que el juicio los amenaza y la perdición los acecha" (2 Pe 2,1-3).
----------Los herejes son falsificadores: "Cambian la verdad de Dios con la mentira" (Rm 1,1); "cegados en sus pensamientos, extraños a la vida de Dios a causa de la ignorancia que hay en ellos y por la dureza de su corazón" (Ef 4,14); "traman engaños con su lengua" (Rm 3,13); "engañan el corazón de los simples" (Rm 16,18); "con vanos razonamientos" (Ef 5,6), "con argumentos seductores" (Col 2,4) y con su falsa filosofía (cf. Col 2,8), "engañadores y engañados al mismo tiempo" (2 Tm 3,13).
----------El hereje es un impostor, un corruptor de la moral y las costumbres"En los últimos tiempos habrá impostores que se burlarán de todo y vivirán de acuerdo con sus pasiones impías. Tales son los que provocan divisiones, hombres sensuales que viven por instintos y que no poseen el Espíritu" (Judas 19). "Porque se han infiltrado entre ustedes ciertos hombres, cuya condenación estaba preanunciada desde hace mucho tiempo. Son impíos que hacen de la gracia de Dios un pretexto para su libertinaje y reniegan de nuestro único Dueño y Señor Jesucristo" (Judas 4). "Los que obran así son como fuentes sin agua, como nubes arrastradas por el huracán: a ellos les está reservada la densidad de las tinieblas. Con sus palabras altisonantes, exageradas y vacías, atraen, por medio de los deseos desenfrenados de la carne, a los que apenas se acaban de librar de los que viven en el error. Les prometen la libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción: porque uno es esclavo de aquello que lo domina" (2 Pe 2,17-19).
----------El hereje es el amigo que traiciona"Si fuera mi enemigo el que me agravia, podría soportarlo; si mi adversario se alzara contra mí, me ocultaría de él. ¡Pero eres tú, un hombre de mi condición, mi amigo y confidente, con quien vivía en dulce intimidad: juntos íbamos entre la multitud a la Casa de Dios!" (Sal 55,13-15).
   
Esencia moral de la herejía
   
----------Hereje es también quien rechaza obstinada y presuntuosamente la interpretación que hace el Papa de una enseñanza de fe de la Sagrada Escritura, interpretación que puede ser o bien dogma o bien magisterio ordinario. Si, en cambio, el Papa expresa su propia interpretación personal de la Escritura, entonces para verificar si el Papa tiene razón, es bueno consultar la misma Escritura, quizás valiéndonos de una buena exégesis, porque no siempre está dicho que el Papa no se equivoque. Si en cambio el Papa interpreta una determinada enseñanza bíblica en un dogma, no está permitido oponerse al dogma en nombre de la Escritura. La Escritura está por encima del dogma, pero el dogma media la Escritura. Es por haber confundido las dos cosas que Martín Lutero [1483-1546] cayó en herejía al oponer la Escritura a la enseñanza de la Iglesia.
----------Por lo tanto, existe un concepto herético de herejía: es aquel error que han cometido en modo especial los reformadores del siglo XVI: luteranos, calvinistas y anglicanos. Separándose del Papa y acusándolo de herejía, ellos cayeron en la herejía y perdieron el justo y correcto criterio para juzgar acerca de la herejía. En cambio, respecto a los herejes de hoy, que son sobre todo los modernistas (en especial los rahnerianos), ellos no se reconocen como tales, sino al contrario, consideran que están formando la Iglesia moderna postconciliar. Curiosamente, el partido opuesto de los pasadistas (en especial los lefebvrianos), asume en la práctica la misma actitud que los protestantes, separándose del Papa y acusándolo de hereje. Partido minoritario y de menor influencia que el partido de los modernistas, los lefebvrianos son en cambio más fácilmente identificables como herejes, en razón de la mencionada actitud ante el Papa y el Concilio Vaticano II.
----------Por el contrario, la actitud embozada y sinuosa de los modernistas, de declamada pero ficticia obediencia al Papa y al Concilio, hace más difícil para muchos individuar su perfil de herejes. Además, el hecho que al haber conquistado un enorme poder en importantes puestos de la estructura eclesial, intimida a los pastores a tomar medidas contra sus errores. Los modernistas, precisamente por haber obtenido ese fuerte poder en la Iglesia, consideran con desprecio o ignoran a los católicos que les echan en cara sus herejías. Sin embargo, ellos no llaman herejes a sus adversarios, como hicieron los herejes del siglo XVI, sino que los tildan o se burlan o se compadecen de ellos con términos despectivos, sobre todo con los adjetivos de "conservadores" y "tradicionalistas". Como no tienen argumentos para defenderse de la acusación de herejía, cuando sucede que están en el poder reaccionan a sus críticos con acosos y abusos de autoridad.
----------Hasta el papa Benedicto XVI, actual papa emérito, han contestado abiertamente el Magisterio de la Iglesia. Con el papa Francisco han cambiado de táctica. Aprovechando que el actual Papa es demasiado indulgente hacia ellos y demasiado severo contra los tradicionalistas, los modernistas se hacen pasar por amigos del Papa, fingen serlo, y lo adulan descaradamente.
----------¿Y cuál es la actitud del papa Francisco hacia los actuales modernistas? No es nada fácil responder con certeza a esta pregunta, y sólo expresaré mi parecer. En mi opinión, el Pontífice, quien de por sí tendría buen corazón abierto a todos, más allá de su inviolable servicio petrino, cosa que ningún verdadero católico pone en discusión, en medio de esta tempestad (y ahora es cuando diré algo que corre por cuenta de mi propio y personal parecer, del que los lectores pueden siempre disentir, pues puedo estar equivocado) un poco parece que no se da cuenta de que está siendo instrumentalizado, un poco parece que sabe como tratarlos, un poco parece que se las arregla, un poco parece que no llega a detenerlos, un poco parece que no le disgustan del todo esos cumplidos y un poco parece que no acepta que le hagan observaciones.
----------El caso es que se ha creado una situación paradójica, que nunca se ha verificado en la historia de la Iglesia, y esto ocurre precisamente en una Iglesia que jamás como hoy ha estado tan dividida entre los dos opuestos partidos ya mencionados: un Papa que es dulce con los herejes y duro con los católicos, por lo cual los católicos se sienten al margen de la Iglesia, juzgados como creadores de muros y de vallas, mientras que en realidad están en el corazón de la Iglesia y son verdaderos promotores de paz. En cuanto a los herejes, ellos apuntan temeraria y soberbiamente a los primeros lugares, odian a sus enemigos, no abandonan la Iglesia, la dañan desde dentro y no son excomulgados, sino por el contrario parecen ser la punta o línea de avanzada de la Iglesia, los hombres de la "misericordia", creadores de diálogo y de puentes, los "amigos" del Papa, mientras que los verdaderos amigos, es decir, aquellos católicos, tanto progresistas como tradicionalistas, maritainianos o tomistas, que denuncian a los herejes y a los falsos amigos del Papa, y exhortan al Papa a actuar y tomar medidas, los modernistas y los rahnerianos los hacen pasar por "enemigos" del Papa.
----------Naturalmente, y como está bien a la vista, el hereje de hoy no se limita a crear cismas, que son rebeliones o desobediencias al Papa en el campo de la disciplina eclesiástica, que perturban la paz, rompen la comunión y la concordia eclesial y extinguen la caridad fraterna, sino que el hereje va más allá, y altera, con el pretexto del pluralismo, del diálogo, de la diversidad, del ecumenismo, de la renovación, del progreso, de la creatividad, de la modernidad, de la tradición, de la libertad o de lo que sea, aquella una fides, que es el principio de la unidad eclesial, extinguiendo la obediencia de la caridad eclesial y suscitando entre hermanos los celos, la envidia, la rivalidad, el odio y la violencia.
----------A este respecto, el modernista concibe la llamada Iglesia "acogedora" como si se tratara de un lujoso apartamento, en el cual el casero o patrón, con el pretexto de la "diversidad" y de la "variedad", para superar la monotonía y dar espacio a la "creatividad", hubiera colocado sobre repisas y cajoneras, junto a preciosas estatuillas y cerámicas del siglo XVIII, excrementos y pájaros muertos; o bien como si la Iglesia fuera una hermosa ciudad medieval, donde sin embargo, vagaran libremente para deleite de los activistas benefactores de los animales, lobos, serpientes, leones, bisontes, jaguares, tigres, avispas y virus del Covid.
----------Una característica de los herejes de hoy está dada por el hecho de que ellos no son católicos que han abandonado la Iglesia (o al menos no dicen que la hayan abandonado) y que se opongan abiertamente a ella desde afuera, como hicieran los Reformadores del siglo XVI. Se consideran antes que nada y más que nunca católicos y reformadores o restauradores de la Iglesia, sea que la quieran modernista o preconciliar. Y por otro lado, los pastores no los excomulgan, sino que a menudo toleran que ellos la dañen y la dividan desde adentro. Un hecho de tal género no había ocurrido nunca en la historia de la Iglesia.
----------Podemos hacer también otra consideración para intentar conceptuar la esencial moral de la herejía. El hereje es un falso reformador de la Iglesia. No se contenta con reformar la Iglesia en las costumbres, sino que pretende cambiar su doctrina, o bien porque, como Lutero por ejemplo, cree que ha recuperado la verdad original del Evangelio, más allá de los fariseísmos, de las adiciones y de las falsificaciones introducidas previamente por los Papas, o bien porque, como los modernistas y los falsos intérpretes del Concilio Vaticano II, pensando que la verdad no es inmutable, sino que evoluciona con el devenir histórico, consideran que lo verdadero reside en lo moderno y lo falso en el pasado, por lo que someten el Evangelio a la modernidad. El Evangelio para ellos no es inmutable, sino que cambia con el devenir y el cambiar de los tiempos. El progreso dogmático no es desarrollo, sino ruptura con el pasado; o bien, como dicen algunos, "continuidad en la discontinuidad", cosa que no tiene sentido, porque la una se opone a la otra contradictoriamente.
----------Otra característica moral del hereje es que es una persona divisiva, que se separa de los demás para crearse seguidores por su propia cuenta, un falso creyente que divide a los demás entre sí, que crea divisiones, atiza los odios y las pasiones, suscita equívocos, rencores, venganzas, antagonismos, malentendidos, confusión, y siempre inútiles y dañosas polémicas. Es el instrumento de Dia-bolos (de diaballo=divido), el Divisor. En lugar de distinguir, contrapone. En lugar de unir, confunde. En lugar de incluir, excluye. En lugar de excluir, incluye. El hereje acoge lo que debería rechazar y rechaza lo que debería acoger. Construye muros donde debería construir puentes; construye puentes donde debería construir muros de defensa. Escuchemos a san Juan: "Han aparecido muchos anticristos, y por eso sabemos que ha llegado la última hora. Ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido, habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos son de los nuestros" (1 Jn 2,18-19).
----------Si en cambio san Juan viviera hoy, diría algo distinto: muchos anticristos han aparecido. No son de los nuestros, pero han permanecido igualmente con nosotros. Sin embargo, es manifiesto que no son de los nuestros, aunque permanecen con nosotros. Se han quedado entre nosotros para arruinarnos desde dentro. Naturalmente, no vayamos a pensar que esto sólo ocurra con el caso de los modernistas, pues es también la misma actitud de los lefebvrianos, que siguen colgando el cartelito de "Iglesia católica, apostólica, romana" en las fachadas de sus capillas y centros de Misa, mientras no tienen ningún problema en vivir tranquila, altanera y presuntuosamente en la desobediencia al Papa y al Concilio.
----------El hereje de hoy crea una confusión tal, que ya no se llega a entender lo que quiere decir ser católico, porque tenemos católicos modernistas, católicos marxistas, católicos protestantes, católicos rahnerianos, católicos hegelianos, católicos heideggerianos, católicos lefebvrianos, católicos minutellianos, etc.
----------Lo que estoy intentando explicar al hacer la anterior reseña de hechos y actitudes de índole moral, es que se confirma lo que la Sagrada Escritura pone de manifiesto acerca de la herejía. Se confirma lo que vengo diciendo desde el principio de esta nota: que la Biblia ve la herejía no como simple error intelectual, sino ante todo como pecado. Por lo tanto, hereje es el hombre mentiroso, falsificador y corruptor de la moral y las costumbres, que a causa de su soberbia elige su propia voluntad contra la voluntad divina. ¿Y cuál es esta su voluntad? La de sustituir a Dios. La raíz primera del pecado de herejía es el pecado original.
----------Ahora bien, si bien estoy subrayando aquí la importancia de la esencial moral de la herejía, es evidente que en todo esto la cuestión de la verdad no queda fuera, no está excluido su aspecto intelectual. Porque debe estar claro que la herejía es una falsedad, es un engaño, es una mentira, es un fraude, es una estafa. Santa Catalina de Siena [1347-1380] la llamaba "mentira". Porque, ¿qué significa hacer la propia voluntad y no la de Dios, sino tomar un falso camino de la propia felicidad?
----------Por eso sigue siendo siempre cierto que la cuestión de la herejía es una cuestión que toca la verdad del conocimiento y del lenguaje, por supuesto. Pero a la vez debe entenderse que es una proposición consciente y deliberadamente falsa, voluntariamente falsa, expresada en un lenguaje a propósito deshonesto y a doble sentido, bidireccional, tal como para poder llevar a engaño, con mala intención. Quien se equivoca en recta conciencia, o bien inconsciente e involuntariamente en materia de fe, pero es humilde y honesto, no es un hereje, sino un simple equivocado, que agradece a quien lo corrige.
----------El verdadero hereje es un presuntuoso y un soberbio, arrogante y obstinado, que desprecia, reprocha o ignora a quien intenta corregirlo y tal vez ante los reproches va a peor. El hereje desprecia la verdad del saber y la sinceridad del lenguaje porque quiere hacer su voluntad y no la voluntad de Dios. El punto fundamental es este. Quiere decidir él cuál es su bien y no acepta que sea Dios quien lo establezca.
----------Las herejías en la historia pueden ser divididas en dos grupos en relación con el hecho de que el hombre está compuesto de alma y cuerpo. 1) Tenemos entonces las herejías antiguas (que también reviven hoy), que son de carácter espiritualista, gnóstico, egocéntrico, rigorista y dualista: el yo, es decir, el alma o espíritu, se alza a sí mismo, que por su esencia es eterno, sólido, inmutable, existente ab aeterno, bueno y puro, mientras maltrata y manipula la materia, imputándole la culpa de haber originado el mal y de perturbar el espíritu. No hay resurrección de la carne ni de la pareja humana. Existe un Dios bueno, de cuya sustancia ha emanado el yo, caído en la materia, y un Dios malvado, el diablo, creador del cuerpo, del sexo y de la materia. Es necesario, por lo tanto, liberar al espíritu de la cárcel de la materia. Tenemos el maniqueísmo, el platonismo, el marcionismo, el origenismo, el catarismo, el cartesianismo, el jansenismo, el kantismo.
----------2) Y tenemos, en segundo lugar, las herejías modernas, de tipo materialista, agnóstico, egoísta, laxista, buenista y monista: el espíritu y Dios son por su esencia encarnados, temporalizados, historizados y materializados (Lutero, Hegel, Küng, Kasper, Forte). No hay ninguna vida después de la muerte, no hay ninguna "alma separada sin cuerpo" (Rahner), cosa imposible, sino que la escatología es ahora (Barzaghi). No hay ninguna ascética en nombre del espíritu (Lutero), sino gozar ahora libremente de los placeres de la carne. El cristianismo no procura la felicidad en el más allá, sino en el más acá (Albert Nolan). De hecho "no tenemos dos mundos, sino sólo éste" (Gustavo Gutiérrez), porque el espíritu no es un ente metafísico abstracto y a-histórico, sino realidad concreta, tangible e histórica; es "alma en el estado sólido" (Rahner). Nada de eterno y de inmutable, sino que todo deviene, todo pasa, todo es historia y progreso histórico. La verdad, por lo tanto, está en lo moderno, no en el pasado (modernismo).

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