domingo, 25 de abril de 2021

Súplica a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Santo Rosario, Patrona de Mendoza y de todo Cuyo

Oh Virgen María Santísima, que desde hace más de cuatro siglos te has dignado hacerte presente entre nosotros, tus hijos, en una bellísima imagen real, eligiendo como sede una ciudad en los llanos del río Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes, y has querido alojarte en una comunidad de Hermanos Hijos de Santo Domingo, siempre tan devotos de ti; estando la historia de esta, tu presencia bienhechora, constelada de una serie infinita de testimonios de tu poderosa intercesión maternal y premurosa misericordia.

----------Este Santuario es uno de los mil lugares donde Tú, desde los mismos inicios del cristianismo, te has complacido en manifestar, en una infinidad de modos diversos, a veces milagrosos, a las multitudes de los creyentes en tu Hijo, tu maternal misión de guiarnos a Él, arrepentidos de nuestros pecados, purificados por la divina gracia, sostenidos por tu fuerza, defendidos del maligno.
----------Tú, nuestra Madre y Reina, eres siempre sensible a nuestras necesidades materiales y espirituales, atenta a las confidencias, a las afectuosas y humildes manifestaciones, a las peticiones, a los problemas espirituales, a las plegarias, a los votos, a las súplicas, a las invocaciones, a las lágrimas de tus devotos hijos, que recurren a Ti en la búsqueda de Dios, de la paz y de la felicidad, y que casi siempre son gente humilde, que viene muchas veces a pie y desde lejos, después de haber recorrido largas distancias.
----------Hoy más que nunca, queridísima Madre, providente y compasiva, estamos a tus pies, conscientes y memoriosos de tantos beneficios y de tantas gracias, para implorar de Ti tu maternal asistencia y tu poderosa intercesión, preocupados como estamos por la rápida difusión en el mundo, en nuestra Argentina y en nuestros propios lugares, de una epidemia de gripe maligna, que parece muy difícil de remediar.
----------Nosotros, que frecuentamos tu hermosa Basílica o que desde lejos venimos a tu Santuario, te imploramos, oh Madre dulcísima, Santuario dedicado a tu castísimo Esposo San José, Protector de la Iglesia hoy en tantas angustias, sabiéndonos pecadores y, por tanto, para implorar el divino perdón, a través del ministerio de los buenos Padres Dominicos, para hacernos menos indignos de recibir tus gracias y tus favores.
----------Sentimos con dolor el peso de nuestros pecados y de nuestra incapacidad de corregirnos sin la ayuda de la gracia, y somos conscientes de merecer los castigos divinos. Aceptamos, por tanto, esta calamidad en descuento de nuestros pecados. Sin embargo, ¿cuántos, hoy, comprenden este valor expiatorio del sufrimiento? ¿Cuántos, querida Madre, lo viven como Tú, como acto de amor en unión con tu divino Hijo?
----------¡Te suplicamos, Madre dulcísima, que obtengas para estas almas, que tal vez se llaman católicas, poder comprender y gustar el valor salvífico de la Cruz! ¡Que puedan ver en esta calamidad la ocasión de unirse a la Cruz de tu Hijo! ¡Inspira en ellos, querida Madre, estos pensamientos y estos sentimientos!
----------Ilumina las mentes de quienes no saben o no quieren ver con ojos de fe en esta desgracia una llamada del Padre a la conversión y una ocasión para unirse a la Cruz redentora de tu Hijo para la remisión de los pecados del mundo. Hazles comprender que en el fondo de la justicia del Padre no existe la crueldad, como algunos impíamente piensan, sino el infinito amor del Espíritu Santo y la misericordia de Aquel que, por amor nuestro, y por la gloria del Padre, ha dado, siendo inocente, toda su sangre.
----------Aunque sabemos bien, querida Madre, que esta desgracia que todos sufrimos es permitida por el Padre celestial para que nos arrepintamos de nuestros numerosos pecados, para que hagamos penitencia y para que nos corrijamos, nos atrevemos a pedirte confiados, Madre dulcísima, que nos obtengas, intercediendo ante tu Hijo, si tal es la voluntad del Padre, la liberación de esta calamidad.
----------¡Haz que aquellos celosos investigadores que se esfuerzan admirable e incansablemente en la búsqueda de los medios para erradicar esta enfermedad, tengan pronto pleno éxito en sus trabajos! Y si los remedios humanos no fueran suficientes, te suplicamos humildemente a tí, nuestra poderosa Reina y Madre providente, obtener del Padre el milagro de la victoria sobre este invisible, insidioso y terrible enemigo, que parece una invención del demonio, y que genera en nosotros desconcierto, angustia y temor por sus consecuencias, probándonos en la fe y en la esperanza y llevando a la muerte a tantos hermanos.
----------Oh Virgen Santa, enemiga de la Serpiente, el demonio ha ideado, con el permiso de Dios, un modo refinadísimo para provocar a la Iglesia el máximo daño: obstaculizar o impedir la celebración pública de la Santa Misa, esta vez no por orden de un poder ateo o islámico o masónico, sino por orden de los Obispos, acorralados por las autoridades sanitarias con disposiciones quizás a veces probablemente exageradas, pero a las que en todo caso debemos atenernos todos, por el deber que tenemos de respetarlas, como autoridades competentes, sean civiles o religiosas, aunque en ocasiones se puedan equivocar.
----------Entonces, ¿qué ha podido obtener, de hecho, el demonio? Que precisamente en esta angustiosa coyuntura en la que más que nunca los fieles necesitan del divino alimento de la Santa Misa, ella les venga a ser negada! Imaginemos el drama interior de los buenos pastores, que buscan y siguen buscando desde el inicio de esta calamidad, cómo proveer al bien espiritual de los fieles.
----------Pero la Providencia ha querido reservarse para sí un aspecto de este drama, y ​​ha sido el hecho de que Dios ha puesto al demonio la condición de que su acción comenzara con el inicio de la Cuaresma del pasado año, en modo tal que el ayuno de la Santa Misa pudiera valer como nuestro agregado ayuno cuaresmal; y en tal modo, hemos tenido y tenemos una vez más este año la posibilidad de hacer una Cuaresma y una Pascua particularmente fecundas y fructuosas, trastornando los planes del demonio, aprovechando precisamente lo que él había ideado para perjudicarnos. Es verdad que nuestro ayuno se prolonga, pero también es realmente cierto lo que dice San Pablo de que todo se vuelve en beneficio de aquellos que aman al Señor.
----------Ilumina, pues, oh Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, a los sagrados pastores, para que, con sabio discernimiento y fundados ​​en la Palabra de Dios, aprovechen esta ocasión para saber infundir en las almas, de las maneras más oportunas, valentía y serenidad, solicitando una más intensa vida de oración, una conducta serena, sabia y razonable, libre de temores y comportamientos irracionales.
-----------Que puedan los Obispos hacer comprender a los fieles, a la luz de la fe y del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, el significado salvífico del momento presente, para vivirlo con espíritu de penitencia y conversión, descubriendo la providencia donde precisamente parece que Dios nos abandona, descubriendo la misericordia donde parecería darse un destino cruel, descubriendo la gracia donde precisamente parecería darse la maldición, y descubriendo la redención donde parecería darse la insensatez.

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