miércoles, 21 de abril de 2021

Cristianismo, Islamismo, Fraternidad Humana (3)

Lo que hasta ahora hemos examinado acerca de la dogmática y la moral del Islamismo, pone de manifiesto el enorme desafío que implica la actual presencia, cada vez más numerosa y significativa, de los musulmanes en Occidente, particularmente en Europa, aunque ya no solo en Europa. Demos hoy, en esta tercera y última nota, algunos pasos más: examinemos cómo se difunde actualmente el Islam, cómo está reaccionando a ello sobre todo Europa, y vislumbremos las actuales perspectivas abiertas para el futuro en base a las acciones asumidas por el Santo Padre en estos últimos años.

Cómo se expande el Islam
    
----------Por lo que hemos venido examinando en nuestra dos primeras notas, podemos advertir que el expansionismo musulmán es muy diferente de la difusión del cristianismo y de la Iglesia, difusión que no implica en absoluto que los creyentes se apoderen del territorio, arrebatándolo a sus legítimos propietarios, y convirtiéndolos en sus súbditos, sino al contrario, poniéndose los cristianos mismos al servicio del bien de los habitantes del lugar, sin despojarlos en absoluto de sus propiedades, trabajan por su bien espiritual, con miras a alcanzar el reino de Dios, que no es de este mundo. Serán los propios creyentes, una vez evangelizados, quienes libremente pondrán a disposición de la Iglesia, si así lo creen, los bienes poseídos.
----------El expansionismo islámico, después de haber experimentado una pausa tras la batalla de Kahlenberg en 1683, fue reanudado con la predicación de Ruhollah Khomeiní [1902-1989] en Persia, 1979, y ahora está en plena actividad en varios países del mundo con persecuciones a los cristianos, y está amenazando a Occidente con el terrorismo. Durante décadas, los musulmanes han estado penetrando en Europa y están presentes por millones, mezclados con la población local y conservando sus creencias y prácticas.
----------Esta forma de expansión a través de la gradual inmigración, en principio, no parece llamar la atención. Pero precisamente aquí radica la astucia de los islámicos: ellos pretenden convertirnos por las buenas o por las malas. De hecho, por una parte desarrollan una presión psicológica por medio de esta penetración, pero por otra, al mismo tiempo, algunos Estados islámicos poseen armas nucleares.
----------Ahora bien, es indudablemente como para temer que esta penetración, por la cual los musulmanes vienen ya en cierto modo a constituir un estado en el Estado en el que son inmigrantes, les permitirá, en el momento que ellos lo estimen oportuno, manifestarse violentamente contra los Estados seculares y por tanto contra el mundo cristiano, acaso por medio del terrorismo, y conquistar el poder.
----------¿Qué deben hacer, entonces, los Estados anfitriones? El simple buen sentido común indica que es necesaria una mayor vigilancia con respecto al flujo migratorio. Si se trata de acoger refugiados, perseguidos o desesperados, entonces es obra de misericordia y humana solidaridad; pero si se trata de elementos eficientes de auténtica fe islámica, es necesario imponerles a ellos, con intransigencia y vigilancia, condiciones muy precisas para ser acogidos: se debe permitir aquella predicación que respete las leyes del Estado y prohibir en cambio aquella que pone en peligro la seguridad del Estado, como por ejemplo la promoción del Estado islámico o la incitación a la guerra santa o al terrorismo. Es necesario rastrear en estos gestos los extremos de apología del crimen. Los transgresores deben ser expulsados.
----------Por supuesto, bien sabemos que la predicación pública de los propias creencias u opiniones religiosas es constitutivo del derecho de libertad religiosa. Pero tal predicación nunca jamás debe incitar a la subversión del Estado anfitrión. Y es claro que el Islam también conoce el valor de dicha predicación, es decir, la legítima. Y esto es ciertamente estima por la dignidad de la persona y de la conciencia.
----------En efecto, de modo similar a lo que ocurre en el Cristianismo, la propuesta religiosa también se da en el Islam por los medios lícitos de la predicación, del ejemplo, de la instrucción, de la exhortación, del arte, de la literatura y de la demostración de signos de credibilidad, y el uso de argumentaciones.
----------Claro que, sin embargo, si el catequizando insiste en no quererse convertir, y es residente en un Estado islámico, en ese caso puede ser obligado por fuerza de ley, incluso hasta llegar a la pena de muerte.
----------Sabemos que el Credo islámico está contenido en el Corán, el cual es explicado e interpretado por los teólogos y por los doctores de la ley (uléma), según la tradición de los sabios. Ellos son los que juzgan acerca de quién es o no es fiel a la verdad de fe. Ellos pueden emitir también sentencias de muerte (fatwa) contra los herejes. El Estado islámico tiene la tarea de hacer respetar las sentencias de los ulemas.
----------Asimismo, el Corán ordena claramente no hacer guerra a los cristianos, a menos que sean los cristianos quienes inicien las hostilidades. Acerca del terrorismo no se menciona palabra alguna en el libro sagrado de los musulmanes, pero está claro que está prohibido. El Corán tiene un sentido caballeresco de la guerra, aun cuando no ignora la crueldad. Pero la hostilidad debe ser abierta y declarada.
----------Pero si en un país infiel, que no quiere convertirse, se impone el Islam, entonces según la ley islámica está permitida la guerra contra los infieles, llamada "guerra santa" (jihád), santa porque es querida por Dios. Y los fieles que debieran morir en combate son considerados mártires y van inmediatamente al cielo.
----------Llegados a este punto de nuestra reflexión, debe decirse sin embargo que el expansionismo islámico puede actualmente verse favorecido por la fragilidad y por la debilidad de las convicciones doctrinales y morales del Occidente cristiano a causa de las falsas doctrinas y virus debilitantes, que eliminan de nuestro espíritu aquellos anticuerpos y aquellas defensas inmunológicas, que nos permitirían resistir a la agresión o a la seducción islámica, respondiendo o contraatacando con adecuadas fuerzas, tales como para repeler los ataques del adversario y tocar su conciencia para inducirlo a someterse realmente a Dios.
   
La actualmente agravada debilidad de Europa
   
----------Aunque otros Estados no europeos ya han tenido signos del expansionismo del Islam, incluso de sus expresiones terroristas (también en nuestro país), es indudable que la meta principal de la propagación musulmana es Europa. Por muchas y diversas razones, es Europa la que aún hoy, en el inicio del tercer milenio cristiano, sigue marcando el paso de la humanidad, sigue siendo el corazón del pulso mundial.
----------Ahora bien, respecto a la situación concreta de Europa frente al Islam, lo primero que hay que decir es que una personalidad fuerte, decidida y segura de sí misma, puede influir en otra, débil e insegura, incluso independientemente del valor de lo que propone. Sabemos lo que significa el bombardeo de la publicidad televisiva sobre los ánimos conformistas. Sabemos cuántos pregoneros o dictadores, en la historia, sedientos de poder, han hecho creer puras tonterías y mentiras a enormes multitudes solo porque se presentaron con mucha seguridad y astuta retórica a masas crédulas, necesitadas de certezas o privadas de capacidad crítica. En algunos Estados su código civil prevé el delito de "abuso de la credulidad popular". ¡Cuántos publicistas, teólogos, exaltados o autodenominados profetas podrían hoy ser acusados de este crimen!
----------La seguridad, por no decir la arrogancia, con la cual hoy el Islam se propone a sí mismo, y el aparente rigor moral y religioso, del que el Islam presume, causan fuerte impresión a muchos ingenuos y también a cristianos ingenuos, llenos de dudas, o inseguros de su propia fe. Por lo tanto, esta presuntuosa superioridad islámica puede influir o socavar a un Occidente que ya no cree en sus raíces cristianas, aunque siempre sigue siendo verdadera la superioridad del Evangelio sobre el Corán. Tanto san Juan Pablo II, como el papa Benedicto XVI y también el papa Francisco, han pregonado la fidelidad a las raíces cristianas de Europa. Sin embargo, lamentablemente, tal predicación va pareciendo cada vez más un grito al vacío.
----------Por supuesto, siempre sigue siendo verdadera la promesa de Nuestro Señor Jesucristo que "portae inferi non praevalebunt". Sin embargo, debemos ser claros en distinguir las cosas: Cristo nunca jamás ha dicho que Europa no colapsará, sino que la Iglesia no será destruida. No son la misma cosa.
----------Pero, en la realidad de los hechos, la experiencia nos dice que es más fácil creer una mentira agradable propuesta con firme seguridad por un habilidoso impostor, que una alta verdad difícil y costosa propuesta por un predicador vacilante, lleno de dudas y confundido. Y muchas veces nuestros teólogos son personajes de este segundo tipo, cortesanos, que hacen todo aquello que quiere el patrón, o bien son como esos moluscos, que carecen de espina dorsal, alabados como hombres del "diálogo" y de la tolerancia.
----------No están ellos convencidos antes, y transmiten su incertidumbre a los demás, quitando la certeza a quienes la poseen o enseñándoles a hacer el doble juego, de modo de mantenerse siempre a flote, como el famoso obispo Charles-Maurice de Talleyrand [1754-1838], quien pasó de la monarquía a la Revolución, de la Revolución a Napoleón, y de Napoleón a la Restauración, espléndido ejemplo de pastor dialogante.
----------Cristo es el centro de la fe cristiana, y la cristología es el centro de la teología sobre nuestra fe. Pero cristologías como, por ejemplo, la de un Edward Schillebeeckx [1914-2009] o la de un Karl Rahner [1904-1984], no se encuentran entre las más adecuadas para responder al desafío del Islam, ofreciendo sólidos argumentos, tales como para orientar o estimular a la comprensión y a la apreciación del misterio de Cristo.
----------En efecto, Schillebeeckx no ve en Nuestro Señor Jesucristo su divinidad, sino solo, como él dice, el "profeta escatológico", y para el dominico holandés la vida cristiana no es una participación en la divinidad de Cristo, sino simplemente la fruición de la gracia del Padre, que Cristo nos obtiene no con un sacrificio expiatorio, en obediencia al Padre, sino simplemente proponiéndose como modelo del hijo de Dios.
----------De modo similar, también la cristología de Rahner, inmerecidamente famosa, presenta una falsa imagen de Nuestro Señor Jesucristo, viciada por el idealismo hegeliano, por lo cual la trascendencia del Dios bíblico, presente también en el Corán, es sustituida por un Dios como vértice y "horizonte de la trascendencia humana", de modo que Dios no está más allá del horizonte del hombre, sino que se disuelva en el hombre ("giro antropológico"), mientras que el hombre a su vez se infinitiza y se transforma en Dios.
----------Por otra parte, sabemos bien que, según Rahner, todos los hombres, creyentes o no creyentes, están en gracia y todos se salvan gracias a la "fe atemática preconceptual trascendental" ("cristianos anónimos"). Según el jesuita alemán, el Evangelio o el Corán, estando en el plano "categorial" de lo incierto, de lo relativo y de lo mutable, no tienen incidencia en el camino de la salvación, vía de salvación que, sea como sea, está asegurada por la "experiencia trascendental". Por consiguiente, cada uno puede continuar creyendo conceptualmente o doctrinalmente lo que quiera, porque en cualquier caso la salvación está asegurada para todos. Nos podemos preguntar qué esperanza podemos tener de vencer con estas ideas el desafío del Islam.
   
Un momento histórico crucial
   
----------Hoy hemos llegado a la confrontación hostil de dos certezas: o Cristo o Mahoma, y está en juego la cuestión de la verdad sobre el destino eterno del hombre. Ciertamente, a quien vive como un animal o está lleno de la propia soberbia, no le preocupa ni le interesa ni Cristo ni Mahoma. Para darnos cuenta de lo que está en juego, es necesario al menos tener algún sentido de la dignidad de la persona humana. Pero eso no es todo, la cuestión no se acaba aquí. Es necesario elegir: ¿cuál de las dos certezas tiene razón?
----------Si los cristianos nos presentamos al desafío islámico con "campeones" como Schillebeeckx y Rahner, o como los cerebros líderes del actual "camino sinodal" alemán, ciertamente no podemos razonablemente esperar obtener válidos resultados, sino que, de hecho, obtendremos resultados contraproducentes. De esto no puede haber dudas: el Islam vencerá más rápidamente en aquellas masas de cristianos cuya fe esté más envenenada, debilitada y subvertida, sobre todo por el neo-modernismo renano.
----------Es necesario, por el contrario, mostrar a los islámicos que no somos veletas ni traidores, sino que tenemos el coraje de nuestras ideas. Es necesario mostrarles la verdadera sabiduría cristiana y no sus fraudulentas imitaciones, sus falsificaciones, sus dulzonas y melifluas mitigaciones, sus frutos podridos, o el presuntuoso ensombrecimiento sofisticado de un pensamiento decadente, que ya no encuentra un ubi consistam y, no obstante lo cual, pretende dominar en el campo de la cultura católica.
----------Los sofismas de una teología debilitada, ablandada, y degenerada (como la de los "sinodales alemanes"), que se jacta falsamente de ser "progresista" y "postconciliar", no pueden satisfacer las exigencias críticas de una indagación rigurosa, como la que el Islam tiene el derecho y el deber de realizar de una buena vez sobre el Cristianismo, abandonando su seguridad excesiva, su arrogancia fideísta y su excesiva prisa, para encontrar la verdadera seguridad, meditada y mucho más sólida, que solo Cristo puede ofrecer.
----------Es necesario presentar al Islam una nueva apologética, finalmente seria, científica, bien argumentada y sapiencial, fruto de una colaboración internacional entre estudiosos académicos, una apologética que, sin altanería ni arrogancia, pero también sin adulación, en el apreciar los valores del Islam, según las indicaciones del Concilio Vaticano II, y teniendo en cuenta los resultados del diálogo islámico-cristiano de estos últimos cincuenta años, pueda, no sin elevar una oración común al Altísimo, demostrar que no es Cristo quien prepara a Mahoma, sino que es Mahoma quien, liberado de sus errores, conduce a Cristo.
----------Y la Iglesia, por su parte, debe elaborar un amplio y articulado plan o programa pastoral a largo plazo para la evangelización de los musulmanes, un plan pastoral que sea fruto, si es el caso y oportuno, o bien de un sínodo mundial de obispos o incluso de un nuevo Concilio ecuménico, convocado a propósito y específicamente, acaso invitando también a musulmanes de buena voluntad.
----------Respecto a este punto del proyecto pastoral de evangelización del Islam, justo es decir que esta idea de evangelizar a los musulmanes siempre ha sido un objetivo de la Orden de los Frailes Predicadores, los Dominicos, y desde sus inicios. En este sentido, sigue siendo famosa la obra apologética de santo Tomás de Aquino [1225-1274], Contra Gentes, escrita específicamente por el Aquinate por invitación de san Raimundo de Peñafort [1175-1275]. Indudablemente, en el Contra Gentes se nota la escasez y la superficialidad, por no decir la parcialidad, de la información, de la cual disponía Tomás sobre el complejo tema del Islam. De ahí lo frecuentemente inadecuado de sus juicios en esta obra, para citar un ejemplo: el prejuicio corriente de la irrefrenable sensualidad musulmana.
----------Por supuesto, hoy es necesario reexaminar la cuestión, naturalmente reasumiendo los principios y los métodos del Aquinate, pero valiéndonos de las informaciones enormemente más amplias y exactas de las cuales hoy disponemos, mientras resulta inutilizable la teología escéptica y relativista de Schillebeeckx, que parece ser hecha específicamente para otorgar derecho de ciudadanía a los errores del Corán. Pero también resulta inutilizable un tomismo fundamentalista que se atenga simplemente ad litteram a los textos de Tomás de Aquino, un tomismo supuestamente de "posiciones firmes e intransigentes" como quiere seguir defendiendo, por ejemplo, Roberto de Mattei (según expresa en un artículo suyo días atrás). Porque los lectores deben saber que hay tomismo y tomismo (aunque de esto hablaré en una próxima nota, Dios mediante).
----------Hoy Europa, y Occidente a partir de Europa, corre el riesgo de presentar al Islam el cuadro de una civilización en abrumadora decadencia moral y cultural, que, habiendo olvidado sus raíces cristianas (orden sobrenatural) y la solidez de la sabiduría greco-romana (orden natural), ha retornado a costumbres bárbaras y paganas disolventes, peores que las que precedieron a la conversión de Europa a Cristo.
----------La corrupción del cristianismo (corrupio optimi, pessima) es peor que el peor paganismo. Europa ya sabe algo al respecto, pues sólo necesita recurrir al recuerdo de lo que ha sucedido en las dos guerras mundiales, una lucha fratricida entre naciones que alguna vez fueron cristianas, guerras de las cuales el mundo islámico, de hecho, sabiamente supo mantenerse alejado.
----------La actual presunción gnóstico-masónica de haber "superado" el cristianismo como mitología medieval, presunción no ausente en el actual modernismo católico (vuelvo a citar aquí el "camino sinodal" alemán), ya actualmente da señales a los ojos de todo hombre razonable, del colapso de la civilización y pone en peligro la existencia misma de la especie humana (basta con tener en cuenta la teoría del gender).
----------Hoy Europa corre el riesgo de sufrir la vergüenza de ser colonizada por la civilización de Mahoma. El terrorismo islámico es el odio exasperado (el odio de quien ama) de una pequeñísima porción del mundo islámico, que quiere castigar a Occidente, ciertamente de un modo bárbaro e intolerable, por haber abandonado a Dios. Sin embargo, es necesario advertir que se puede matar legalmente en nombre de Dios, cuando se trata de hacer o de defender la justicia, pero no para desahogar el propio odio.
----------Si queremos salir de este círculo maldito, entonces de una buena vez debemos levantarnos del barro y de la inmundicia, en los cuales hemos caído, debemos recuperar la conciencia moral, debemos hacer penitencia, debemos readquirir la sabiduría y debemos presentar al Islam los frutos de una fe cristiana sincera y convencida, en el hoy y en la historia antigua y moderna, en el campo del pensamiento, de la religión, de la ciencia, de la filosofía, de las instituciones jurídicas, de las artes, de la literatura, de la cultura, de la moral, de las costumbres, de la civilización, de la virtud, de la mística, de la santidad.
----------El Santo Padre, en sus iniciativas de diálogo interreligioso, propulsando los valores de la fraternidad humana (orden natural) como previo y necesario paso para hacer comprender el sentido de la fraternidad cristiana (orden sobrenatural), no está intentando otra cosa sino aplicar las correctas directrices pastorales del Concilio Vaticano II acerca del diálogo con los musulmanes. En mi nota de ayer cité la primera parte del n.3 de la Declaración Nostra aetate, su parte doctrinal; la segunda parte es la parte pastoral, y expresa: "Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres". El significado de estos valores de "justicia social", "bienes morales", "paz" y "libertad", valores del orden natural, son los explicados por el Pontífice en casi la totalidad del texto de su encíclica Fratelli tutti, y son los valores que, vividos por los cristianos, abrirán el espíritu de todos los hombres a la comprensión del misterio de Cristo, a los valores del orden sobrenatural (capítulo 8 de Fratelli tutti), sin los cuales los primeros son inalcanzables.
----------La civilización musulmana ha tenido y tiene en la historia indudablemente sus esplendores y sus méritos. Pero los fieles musulmanes honestos, objetivos, y auténticamente fieles del Corán no pueden ignorar que, si Occidente ha asumido algunos valores de la civilización del Corán, muchos más ésta ha asumido de la civilización del Evangelio, no obstante las traiciones de la Europa actual y del mundo actual.
----------Esto hará reflexionar y hará comprender a los islámicos honestos que la fe en el misterio de Nuestro Señor Jesucristo no es un absurdo, no es impiedad. La actual disolución moral y crisis doctrinal nada tienen que ver con Cristo. Si, en cambio, la fe cristiana vivida, como demuestra la historia de dos mil años, ha producido tantos frutos copiosos y maravillosos, evidentemente en el misterio de Cristo, religiosamente y humildemente abordado, se deben esconder fuentes de agua viva que brotan para la vida eterna.

45 comentarios:

  1. Con el autor del artículo puedo concordar al menos en un 80%, y soy el primer sorprendido por ello. Lamentablemente, el 20% en el que estoy en desacuerdo tiene un peso abrumador.
    En la parte final (al final de la tercera nota) me parece que falta algo. Me explico:
    El autor habla con razón de la debilidad de Europa y del choque entre dos certezas: Cristo o Mahoma. El autor recuerda las intervenciones del papa san Juan Pablo II y de los papas Benedicto y Francisco, acerca del tema de las raíces cristianas; pero no veo por ningún lado que se recuerde la condena de la violencia terrorista, la denuncia de Benedicto XVI en Ratisbona, las reacciones internacionales, políticas y mediáticas, las execraciones públicas que siguieron, etc. ¿Cuántos cruzados, políticos y eclesiásticos, abandonaron entonces al Vicario de Cristo, imitando a Pedro en el Sanedrín? Sencillamente, lo que se dio fue tan sólo una cobarde retirada silenciosa, la traición de los valores "cristianos" y la anteposición de los seculares. Y ahora, la misma Iglesia, renunciataria, ha cambiado el lenguaje y la naturaleza de la misión, pues ya no habla de fe, de pecado, de conversión, sino de humanismo, acogida, inclusión...
    ¿Pero...dónde están los soldados de Cristo?
    ¿Acaso solucionará el problema un concilio, un sínodo, una encíclica sobre el Islam?...

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  2. Estimado padre Filemón,
    Leo con gusto sus artículos diarios, aunque estos sobre el Islam me han causado una fuerte impresión, no del todo favorable, en razón de una experiencia mía de años atrás.
    Soy un sacerdote argentino que tiempo estoy radicado en Italia, y hace unos seis años atrás sufrí un desacuerdo con mi obispo, porque cuando desde los altavoces de Santa Marta hubo un generalizado llamado para acoger una familia de refugiados en cada parroquia, primero le respondí que la mía, como muchas otras parroquias en aquellos días, estaba caminando sobre "números rojos" (ahora, con la Covid es peor) y se veía obligada a moverse entre deudas y pagos. Sin embargo, también le respondí que, con placer pero sacrificio, mi parroquia podría acoger, con la ayuda de los feligreses (siempre acogedores y generosos en estos casos humanitarios) a una familia de católicos sirios perseguidos por fundamentalistas islámicos, pero que jamás hospedaría, jamás de los jamases en la parroquia que se me ha confiado, a una familia musulmana.
    Quizás en Argentina no todos conozcan las experiencias que desde hace mucho tiempo se viven en Italia con los refugiados. Recuerdo que hace años, aquí en el noreste de Italia, la gente estaba muy escandalizada por un ejército de falsos refugiados, que habían desembarcado en Lampedusa y llegado a esta región, todos ellos jóvenes, fuertes y en perfecta salud física, de actitud arrogante, tirando a la basura la comida de calidad que se les ofrecía... Y todos, absolutamente todos ellos, eran musulmanes. ¿Habrían llegado aquí quizás porque los pocos cristianos que estaban a bordo de los barcos los arrojaron por la borda antes de llegar?
    Cuando el obispo, algo enfadado, me dijo "el Santo Padre lo quiere", le contesté "no estamos hablando de la aplicación doctrinal de un dogma de fe, así que si quiere recibir a los musulmanes, que los aloje él en su casa".
    ¿El resultado? La amenaza de sacarme de la parroquia si no me ponía en vereda...
    Tras eso, le mandé saludos al obispo diciéndole que se necesita bastante poco para poner a un sacerdote en vereda, pero que, lamentablemente, así no vamos a poder poner en vereda a este ejército de musulmanes incapaces de vivir en una sociedad democrática, y que nos está invadiendo día a día. Afortunadamente, la Covid hizo su aporte para que el flujo de falsos refugiados se cortase.
    A usted, padre, le pregunto respetuosamente: ¿nadie le ha amenazado todavía con ponerlo en vereda por lo que escribe?

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  3. Padre Saverio... Permítame hacerle notar que el Buen Samaritano (el de la parábola de Jesús) profesaba el Samaritanismo (si así lo podemos llamar), pero no el Judaísmo... sin embargo, tiene la actitud de acoger al desdichado judío, aunque (para él, que era samaritano) el judío era un 'hereje', seguidor de una religión abrahámica como la suya, pero distinta a la suya...

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  4. Permítanme incluir un bocadillo a lo que ha dicho De Finisterre: "...el Buen Samaritano (el de la parábola de Jesús) profesaba el Samaritanismo (si así lo podemos llamar), pero no el Judaísmo... sin embargo, tiene la actitud de acoger al desdichado judío, aunque (para él, que era samaritano) el judío era un 'hereje', seguidor de una religión abrahámica como la suya, pero distinta a la suya..."

    Mi abuelo solía decir que todos son siempre buenos y generosos cuando pagan con las billeteras de otros.
    Me pregunto: ¿acaso para De Finisterre los samaritanos habían planeado una invasión metódica y masiva al territorio de Judea? ¿O quizás los sectores más integristas del samaritanismo proclamaron la guerra santa, o cometido masacres y atentados y decapitado a cristianos, difundiendo luego los videos de sus ejecuciones?
    ¿Se habrá dado cuenta De Finisterre, que entre todos los "samaritanos" que se han hospedado en Italia. Alemania, Francia, o en otros países europeos, los únicos que han expresado su desacuerdo con los hechos de los islamistas de Isis, fueron sólo "cuatro gatos", en su mayor parte casi todas mujeres, nacidas en Italia o en Francia, o en otros países europeos, pertenecientes originariamente a familias católicas, que para casarse con un musulmán han abjurado de la fe cristiana y se han convertido al Islam, y luego, confundiendo el Islam con su cristianismo renegado, han ido con el pañuelo y la ropa hasta los tobillos a la TV para relatar el cuento de que el Islam es una religión de paz y amor?
    ¿Se dará cuenta De Finisterre que, a excepción de las muchas buenas personas que habrá entre los creyentes islámicos, la religión islámica es en sí misma una religión estructuralmente violenta, tal como está expresado en el Corán, y que la violencia está contenida en sus "textos sagrados", que generalmente son interpretados fija y literalmente?
    ¿De Finisterre se dará cuenta de que en la religión islámica falta totalmente el concepto de libertad, y por lo tanto el valor divino de la libertad de los hijos de Dios, elemento último que es el fundamento del misterio de la creación misma, dado que Dios nos creó a su imagen y semejanza, libres y dotados de libre albedrío?
    Y cuando el Verbo de Dios se encarnó, ¿qué fue lo que hizo ¿Propuso su divino mensaje de salvación y de redención, o bien ha armado ejércitos y obligado a los hombres a elegir entre sólo dos posibles soluciones: la conversión forzada o la muerte?
    Porque esto es precisamente lo que ha sucedido a partir del siglo VII, con poblaciones cristianas enteras convertidas a la fuerza al Islam por la espada. Esto sucedió en todo el norte de África, que fue la cuna del cristianismo y el lugar de nacimiento de muchos de los más grandes Padres de la Iglesia; esto es lo que sucedió con la antigua Bizancio o Constantinopla, la actual Estambul, la cuna del cristianismo oriental, donde ahora se encuentra una gran mezquita en la antigua catedral de Santa Sofía, que ha vuelto recientemente a ser dedicada al Islam.
    ¿Acaso quiere De Finisterre que le suceda pronto lo mismo a la Basílica de San Pedro en Roma? Basta con seguir confundiendo el sentido de "buen samaritano", porque esta vez no venceremos la "batalla de Lepanto", claro que no. A tal punto está Europa enferma de odio hacia sí misma y hacia sus raíces cristianas.

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  5. Estimado Cristero...
    Seré muy breve. Le hago notar que antes de que los turcos musulmanes transformaran la catedral de Santa Sofía en una mezquita (no ahora, como ha ocurrido otra vez, sino en 1453), los católicos -dos siglos antes- habían transformado en catedral la gran mezquita de Córdoba. Y luego le recuerdo que los judíos expulsados ​​por los catolicísimos reyes católicos de España (Isabel y Fernando) encontraron refugio en su mayoría en el norte de África, que estaba bajo dominio musulmán, o en el oriente turco y musulmán... Y para ceñirme a la Parábola del Buen Samaritano, me gustaría señalar que no es el judío el que hospeda al samaritano, sino que es el samaritano el que socorre al judío, y los judíos no eran nada amables con los samaritanos... También nosotros, los "samaritanos", debemos acoger a los "judíos".
    Y además, el papa Francisco no me parece que haya dicho que debamos dar hospitalidad solo a las familias de refugiados de fe cristiana, sino que debemos hospedar al migrante sea cual sea su fe...
    Y por otra parte, no creo que el papa Francisco considere la religión musulmana como una "religión estructuralmente violenta" si ha aceptado hace años rezar descalzo junto con el Gran Mufti en la Mezquita de Estambul... como antes lo había hecho el papa san Juan Pablo II, y se ha unido al gran imán de al-Azhar, en Abu Dhabi 2019 para firmar el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, y se ha reunido con líderes islámicos recientemente en Irak, para la oración conjunta... Es lo que me parece. ¿A usted no le parece?

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  6. Sobre una cosa fundamentalmente no estoy de acuerdo. El artículo parece (a menos que me equivoque) aceptar la idea bastante común en los ambientes no laicistas de que una civilización cristiana (que no debe confundirse con el Cristianismo, por supuesto) en grave crisis de identidad, se opone a un Islam de todos modos vivo, más allá y a pesar de las locas manifestaciones fundamentalistas de "algunos islámicos extremistas".
    Mi opinión, en cambio, es que estas manifestaciones no son tan "extremas" y reducidas a "algunos islámicos", sino que son el signo de una enfermedad mortal, y que para el Islam ha llegado la hora del ajuste de cuentas.
    Hoy vemos cómo todo el mundo, paso a paso, insensiblemente, se está occidentalizando, es decir, cristianizando en sentido amplio. Es el Cristianismo que ha "impostado" la civilización occidental, con su universalismo pero también con su distinción (no digo "separación") entre Estado e Iglesia.
    El Islam está hoy sometido a una formidable presión que lo está empujando a redefinirse: de ahí las violentas convulsiones que lo atenazan. Pero si el Islam llega a esta redefinición, simplemente desembocará en el Cristianismo, es decir, muere, como se sugiere o se da a entender, vagamente sin embargo, hacia el final del artículo, donde se habla de un "Mahoma, liberado de sus errores" que conduce a Cristo.

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  7. Estimado Padre Saverio,
    como ya he dicho en esta serie de notas, es necesario que las autoridades civiles y religiosas, con la colaboración de expertos, realicen un control en el flujo migratorio, ya que es ahora evidente, y desde hace años, que aparte de los casos de migrantes realmente necesitados, engañados (pobres desesperados) por aprovechadores y mafiosos criminales, que también actúan como tapadera, las potencias islámicas están llevando a cabo (aunque ahora esto ha tenido un paréntesis por la actual pandemia) un astuto plan, un plan sistemático, capilar, clandestino, tenaz, sutil y grandioso plan de invasión de Europa, valiéndose de falsos necesitados, que en realidad son hábiles propagandistas, teniendo por finalidad la islamización de Europa, abiertamente declarada por sus líderes en los países islámicos, mediante la creación de núcleos islámicos, los cuales, en base al Corán, preparan el Estado islámico, socavando la seguridad de nuestros Estados democráticos y debilitando la vitalidad de la Iglesia gracias a la colaboración con aquellas fuerzas que, en el interior mismo de la Iglesia, con el pretexto del diálogo y la "Iglesia abierta a todos", socavan y relativizan las certezas de fe y la solidez de las convicciones morales, disolviendo la unidad de la fe en un caótico revoltijo de ideas y comportamientos contradictorios, como el enjambre de gusanos en un cuerpo en putrefacción. Y esto sería lo que ellos llaman "pluralismo" y respeto por la "diversidad".
    Es necesario afrontar esta dificilísima situación, en la cual parece imperar el poder de las tinieblas, reforzando nuestras convicciones morales y de fe, recurriendo a las fuentes auténticas de la Revelación (el Magisterio, intérprete infalible de la Escritura y de la Tradición), soportando las pruebas, alimentando nuestra vida espiritual con la abundancia de los medios de la gracia, esforzándonos por ver la santidad de la Iglesia más allá de la miseria de sus miembros, de ciertos fenómenos degenerativos, de los escándalos, de la indignidad o de incapacidad (intelectual y práctica) de ciertos pastores, de los malos teólogos, imitando a los santos, discerniendo y apreciando lo positivo, esté lo positivo donde esté, dentro o fuera de la Iglesia, con un sano diálogo interreligioso, pero también con los ojos abiertos, para evitar las ingenuidades y los errores que siempre nos fascinan, frustrar las insidias, las trampas y los escollos, cultivando una caridad universal, reunidos todos en torno a la guía del Vicario de Cristo y de todos los buenos pastores unidos a él.
    El paréntesis (¿podemos llamarlo así?) que ha producido esta pandemia en la marea inmigratoria islámica, puede ayudarnos a reflexionar también sobre estos elementos que he enunciado.

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  8. ¿Por qué o Cristo o Mahoma? Prefiero decir o Cristo/Mahoma o Voltaire...
    ¿Se acuerdan de aquello que se escuchó en el 2015?:

    "Es muy importante que veamos, aquí, varias veces, el libro de Hemingway 'París era un fiesta' porque somos una civilización muy antigua y llevaremos nuestros valores hasta lo más alto; y fraternizaremos con los cinco millones de musulmanes que ejercen su religión libre y amablemente y lucharemos contra los 10.000 bárbaros que matan, supuestamente, en nombre de Alá".

    Por si no se acuerdan: eso fue lo que dijo Danielle, una jubilada entrevistada por una cadena de televisión francesa en 2015, tras los atentados en París de ese año. Esas palabras dieron la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Pero hoy todo se olvida...

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  9. Estimado De Finisterre:
    La alternativa que usted propone podría presentarse, me parece, en estos términos: o el fin último del hombre es una bienaventuranza eterna después de la muerte, obtenida de la práctica religiosa, sobre la base de una revelación divina (Cristo/Mahoma); o bien este fin, el hombre debe buscarlo por sí mismo, sin religión alguna; vale decir, debe arreglárselas con las solas fuerzas que encuentra en su condición humana, con su sola razón y con su voluntad, para buscar esa felicidad, que puede encontrar, si la encuentra, sin saber qué sucederá después de la muerte, ya que nadie ha venido del más allá para contarnos como es eso, mientras en el cielo hay un Gran Arquitecto que está mirando cómo va y termina esa obra.
    Elegir la primera alternativa que he mencionado (Cristo/Mahoma), quiere decir tener el sentido de la dignidad humana, que lleva al hombre a creer en Dios, a escuchar su palabra, a obedecerle, a pedir su ayuda para alcanzar la bienaventuranza eterna después de la muerte. Todo esto es común al cristianismo y al Islamismo. Pero la pregunta sigue siendo: entre Cristo y Mahoma, ¿quién tiene razón? ¿Cuál de los dos nos enseña el camino de la salvación? ¿Cuál de los dos nos lleva a Dios? ¿Cuál de los dos nos enseña la virtud?
    Sigo a continuación...

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  10. La elección por Voltaire se enmarca en aquella que yo propongo como segunda alternativa, o sea, es el horizonte del humanismo europeo originado por Descartes, antropocéntrico, autorreferencial y autosuficiente, fundado en la soberbia, propio del iluminismo y de la masonería, que está conduciendo a Europa al colapso ideológico y moral, porque se ha privado de esa referencia a Dios creador del hombre y, por lo tanto, al verdadero fundamento trascendente de la ley moral y, en consecuencia, de los derechos y deberes del hombre.
    Se puede compartir la distinción entre musulmanes pacíficos y musulmanes belicosos. Sin embargo, se mantiene el hecho de que el Corán justifica y ordena el uso de la fuerza o la guerra contra los infieles que no quieren convertirse, como haría la autoridad pública con un criminal que no se somete a la ley.
    Magdi Cristiano Allam, del Corriere della sera, es demasiado severo al sostener que el Corán debería ser prohibido como texto criminal incitante al odio y a la violencia, porque, como ha reconocido la propia Iglesia en el Concilio, también contiene valores morales y religiosos, que son el fundamento del diálogo interreligioso, tanto es así que incluso por parte de la Iglesia el Corán es considerado un "texto sagrado".
    Sin embargo, sigue siendo cierto que, si bien en el Corán está propugnada como voluntad de Dios la mencionada constricción a la conversión, nada de esto se da en el cristianismo, en el que no se recurre a ninguna sanción penal o coerción o uso de la fuerza, y mucho menos a la pena capital frente a quien no quiere creer o pone resistencia a la predicación evangélica, sino que más bien se le advierte que será castigado en la vida futura, una advertencia esta, muy diferente a la amenaza temporal, como ocurre en el Islam, de un edicto del Estado o del califa o de la umma o de la ulema, sino que tiene su fundamento y su razón de ser ontológica en la dinámica objetiva del destino del hombre.
    De hecho, Jesús advierte que quien no quiere creer está condenado. Sin embargo, como es bien sabido, Él no se refiere a una condena en la vida presente por mano de la autoridad pública, como se da en el Estado islámico, sino que en la vida futura, es decir, se refiere a la pena del infierno.
    Sin embargo, lamentablemente, el Corán ignora por completo el principio jurídico que es fundamental para el cristianismo, que dice: "nemo ad fidem amplectandam invitus cogatur". En el pasado, como bien se sabe, la Iglesia ha practicado la pena de muerte para los herejes. Pero el caso es muy diferente: una cosa es castigar a un traidor y otra es obligar por medio de la fuerza a uno a abrazar una fe religiosa.
    La amenaza cristiana de la pena eterna no constituye una presión indebida sobre la conciencia, como ocurre en cambio en la ley coránica, que se encarna en la sharía, porque el destinatario de la advertencia cristiana tiene todo el tiempo para reflexionar, sopesar y escudriñar las pruebas, los signos y las garantías de credibilidad que le son ofrecidos en abundancia por la apologética y por los testimonios de los santos y de la Iglesia.
    En cambio, el Corán no soporta el camino espontáneo y libre de la conciencia, camino que puede ser largo y durar para toda la vida, sino que favorece o promueve intervenciones legislativas o actos de gobierno, que imponen, por parte de la autoridad, plazos o ultimátums como lo haría un funcionario de impuestos de la oficina estatal contra un evasor fiscal o como un comando de policía impone a un grupo de inadaptados sociales alguna determinada medida policial o legal.

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  11. "...nada de esto se da en el cristianismo, en el que no se recurre a ninguna sanción penal o coerción o uso de la fuerza, y mucho menos a la pena capital frente a quien no quiere creer o pone resistencia a la predicación evangélica, sino que más bien se le advierte que será castigado en la vida futura..."
    ¿En serio? ¿Se limita el cristianismo a advertir al infiel que será castigado en la vida futura? ¿Nos limitamos a esta benévola advertencia con los judíos españoles de finales del siglo XV? ¿Ninguna coerción? ¿Ningún uso de la fuerza? ¿Qué pasó con el buen Giordano Bruno? Me han contado la fábula de que lo quemaron vivo... pero sin duda es una fábula... ¿Y los aztecas o los Incas? ¿Sólo benévolamente advertidos de que si no se convertían serían castigados en la vida futura? ¿Y el Syllabus que condena la libertad de conciencia? Todas fábulas... ¿O acaso no será que HOY gracias a Voltaire (tanto como para hacer un nombre) también la Iglesia de Roma finalmente (pero solo después del Vaticano II) acepta la libertad de conciencia?

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  12. De Finisterre: Considero que usted plantea cuestiones distintas y todas ellas históricamente complejas, porque en su minestrone de verduras variadas usted ha metido de todo, partiendo de los inicios del siglo XVII con el dominicano Giordano Bruno y luego volando hacia el Nuevo Mundo llegando con un salto de un siglo atrás a los Aztecas y los Incas. Luego retrocede, regresa a Europa, da otro salto de tres siglos y se pone a discutir el Syllabus de Pío IX. Pero tan pronto como se menciona a Pío IX, le viene en mente otra cosa, por lo que nuevamente da un salto hacia atrás 94 años para ir y sacar de nuevo a Voltaire, y luego da otro salto hacia adelante, de más de dos siglos, para concluir con el Concilio Vaticano II.
    Y fíjese que no me he perdido nada, solo hice un fiel resumen de lo que usted escribió.
    Por eso respondo sólo a una de sus preguntas, sólo una: yo vengo de una familia de antiguo origen judío, llegada desde España a Italia a finales del siglo XV, y luego pasando a Argentina; familia católica desde hace varios siglos. Y como puede ver, estoy sano y sigo vivo, y hasta donde yo sé, mis antepasados ​​murieron algunos de enfermedad y otros de vejez. Sin embargo, no excluyo que usted esté acaso más informado que yo sobre mi historia personal, se entiende...

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  13. Minestrone de varias verduras, dice usted; minestrone, de acuerdo, pero no de varias verduras... porque la cuestión es siempre la misma. La libertad de conciencia (que usted sostiene que distingue al catolicismo del islamismo) la Iglesia Católica solo la ha admitido con el Vaticano II, pero desde hace casi 2.000 años la ha condenado, pues ha negado que se pudiera hablar de derechos humanos... se escandaliza por el uso de la fuerza y ​​de la coerción por parte de los musulmanes, algo que, por supuesto, yo también condeno, pero olvida que durante siglos la Iglesia de Roma ha hecho lo mismo... Y a propósito de paja y viga... aquí se ve la viga (¡no la paja!) en el ojo del hermano, pero no se ve viga en el propio... Los hechos que yo mencioné los puedo poner en orden cronológico, desde el asesinato de Hypatia hasta la quema de Giordano Bruno, y al Syllabus, y así sucesivamente. Los he citado no en orden cronológico porque durante casi 2.000 años la Iglesia Católica no ha hecho sobre este tema (coerción y violencia) ningún progreso... ¡El punto de inflexión llegó solo con el Concilio Vaticano II!

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  14. Estimado De Finisterre:
    En primer lugar, y sinceramente, he comenzado a dudar que usted sea católico, porque además de tener una idea completamente distorsionada de la Iglesia Católica, desarrolla sus argumentos aportando exactamente las mismas motivaciones y "evidencias históricas irrefutables" que desde siempre han ofrecido los miembros más intransigentes y cerrados de las corrientes calvinistas, adventistas, evangelistas y pentecostales, así como de los testigos de Jehová.
    Pero sobre todo usted habla de lo que parece no conocer o, para mejor decir y para expresarme con respetuosa franqueza, de lo que demuestra no conocer; y lo hace también con mucha confianza, presuntuosidad y con gran superficialidad.
    La Iglesia nunca jamás ha condenado la libertad, ya que la libertad, junto con el libre albedrío, es uno de los elementos fundantes y estructurales del misterio mismo de la creación.
    ¿Como es que puede usted afirmar que: "La Iglesia ha negado que se pudiera hablar de derechos humanos"? Le respondo: no solo la Iglesia, con documentos oficiales de varios Pontífices, ha condenado lo que hoy, en lenguaje moderno, se llama "violación de los derechos humanos", sino que no ha dudado en ir contra las grandes potencias europeas de aquellas épocas, España, Portugal, por ejemplo, condenando reiteradamente la esclavitud y la trata de seres humanos. Vaya usted por favor y lea la bula Immensa Pastorum principis de Benedicto XIV y compruebe en qué términos y con qué severidad él condena la esclavitud en las Américas en 1741. Que es lo que, por otra parte, ya habían hecho anteriormente sus predecesores, desde el descubrimiento del Nuevo Mundo.
    Sostener que la Iglesia ha admitido la libertad de conciencia sólo con el Concilio Vaticano II es una inmensa locura, y significa desconocer los principales documentos del Magisterio de la Iglesia y de los Padres de la Iglesia. Bastaría consultar a unos y otros, comenzando por los escolásticos, para ver cómo y con qué pasión se disertaba sobre la fe y la razón; luego vaya a ver lo que el papa Pío IX escribía, en el propio magisterio, en la época del Concilio Vaticano I, respecto de la fe y la razón.

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  15. Me permito agregar algunas aclaraciones a las que oportuna y correctamente ha aportado Cristero Argentino.
    Hipatia, la filósofa alejandrina, no fue "asesinada por la Iglesia" como De Finisterre indica. Los filmes anticlericales y las novelas fantasiosas escritas por algunos improvisados hollywoodenses no son historia, sino leyendas negras buscando un imposible equilibrio entre la novela negra y el chisme barato. Hipatia fue asesinada por una secta de integristas cristianos; secta considerada, por lo demás, herética. Su asesinato atribuido a san Cirilo, obispo de Alejandría, es un descomunal engaño que comenzó a circular en los ambientes de la Ilustración en el siglo XVIII, pero no existen pruebas ni documentos históricos que atestigüen de ninguna manera la responsabilidad del obispo alejandrino.
    El juicio procesal a Giordano Bruno da Nola por herejía y apostasía de la fe fue abierto por el tribunal eclesiástico de Nápoles en 1575. Bruno quedó en contumaz rebeldía y empezó a vagar por Europa donde sembró daños de todo tipo a lo largo y a lo ancho, por no hablar de su conducta profundamente inmoral, baste decir que en Venecia incluso tuvo el descaro de molestar impúdicamente a la esposa del gentilhombre que lo había hospedado y protegido en su propia casa. Solamente en 1592 fue abierto un proceso contra él por el tribunal de la inquisición de Roma; proceso que duró ocho años, antes de que en 1600 el brazo secular ejecutara su condena a muerte.
    Con el firme propósito de salvar a Bruno, el proceso inquisitorial fue anulado, es decir cancelado, y fue reinició desde el principio dos veces, lo que quiere decir, por consiguiente, que la Iglesia ex profeso se tomó mucho tiempo precisamente para convencer al imputado de que se salvara, porque esa era la intención de los jueces. Bruno perseveró en sus graves herejías, y finalmente, en modo deliberado, eligió morir "mártir" de su propia e indomable soberbia y no ciertamente como mártir de la verdad.
    Bruno nunca fue maltratado en la cárcel, mucho menos torturado, estaba bien alimentado, se le permitía escribir, mantener correspondencia y disponer de libros. Esto es histórico, no novela.
    Comparto lo dicho por Cristero Argentino: a mí también me parece que De Finisterre tiene una idea totalmente errónea de la Iglesia, y piensa que con el Concilio Vaticano II ha tenido lugar una especie de "milagro" de "arrepentimiento" por parte de la Iglesia.
    ¿Alguien le ha informado a De Finisterre que antes del Concilio Vaticano II hubo otros 20 concilios, incluida toda la serie de grandes concilios dogmáticos?
    ¿A qué Iglesia "culpable" y "atrasada" que asesinaba, quemaba, condenaba y no reconocía los derechos humanos, estarían vinculados estos concilios que han sellado los dogmas de nuestra fe y sin los cuales el Concilio Vaticano II nunca podría haber existido, dado que representa la continuidad y la síntesis de los precedentes concilios?
    En resumen, considero que De Finisterre tiene las ideas muy confundidas, sobre todo desde un punto de vista histórico. Al fin de cuentas, sus problemas no son tan graves, no son ni metafísicos ni teológicos, son sólo históricos, y la historia pertenece al primer grado de abstracción, es el nivel más bajo de la ciencia y, por lo tanto, el de los errores más fácilmente comprobables y corregibles. ¡Anímese a ello De Finisterre!

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  16. Hace unos años, un periodista, destacando los gestos de amistad que el Papa ha tenido hacia los musulmanes, le preguntó: ¿Qué tiene que decir el Islam al mundo de hoy? "Se puede dialogar, respondió el Papa: ellos tienen valores. Tantos valores. Pero yo también tengo la experiencia de la amistad con un islámico: es un dirigente mundial. Pero podemos hablar: él tiene sus valores, yo los míos. Él reza, yo rezo. La oración. El ayuno: valores religiosos. También otros valores. No se puede cancelar una religión porque existen grupos de fundamentalistas en un momento determinado de la historia. Es cierto, las guerras entre religiones siempre han existido en la historia. Nosotros también debemos pedir perdón: Catalina de Médici no era una santa. Y la Guerra de los Treinta Años, la Noche de San Bartolomé. También nosotros debemos pedir perdón por los extremismos fundamentalistas por las guerras de religión. Pero ellos tienen valores, con ellos se puede dialogar. Hoy he estado en la mezquita, he rezado; también el imán ha querido venir conmigo para dar la vuelta al estadio donde había tantos que no han podido entrar. Y en el papamóvil estaban el Papa y el Imán. Se podía hablar. En todas partes hay gente con valores, gente religiosa".

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  17. Es interesante la solución de implementar una nueva apologética a presentar al Islam, señal de que el diálogo interreligioso no logra crear el recíproco respeto en el credo religioso de cada ser humano que sea hijo de Dios o pueblo de Dios. Al igual que para nosotros, los cristianos católicos, ha sido necesario establecer una relación de fraterno acuerdo con la religión judía, con la declaración conciliar Nostra Aetate, también orientada a otras religiones, eliminando y prohibiendo determinadas oraciones o no citando determinadas palabras, con el fin de no herir la susceptibilidad de los otros, cosa que también se les debería exigir a los otros. Si sus textos de inspiración divina califican a los gentiles y a los infieles como gente para ser subyugada y convertida incluso por medio de la violencia, ¿entonces cómo podría conciliarse una civilización de paz? La Europa política ha eliminado prácticamente de sus leyes el credo divino y admite la soberanía de los estados individuales bajo esas leyes, mientras que ellos, a través de la religión, imponen las leyes del estado. Esto quiere decir que con nuestras leyes nos están invadiendo y con sus suyas nos gobernarán.

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  18. Syllabus (1864): "XV. Todo hombre es libre de abrazar y profesar aquella religión que, con el apoyo de la luz de la razón, habrá considerado ser verdadera" (Carta apostólica Multiplices inter, 10 de junio de 1851; Aloc. Maxima quidem, 9 de junio de 1862).
    1. En el Syllabus, haciendo referencia a dos documentos precedentes, se recuerda que es herético sostener que cada hombre es libre de abrazar y profesar la religión que prefiera. Se condena la libertad de religión: esta era la Iglesia de Pío IX.
    2. Giordano Bruno, lo reconoce usted mismo, fue puesto bajo proceso "por herejía y apostasía de la fe"; por lo tanto, si estos fueron los cargos de acusación, se debe deducir que en la segunda mitad del siglo XVI la herejía y la apostasía eran delitos que la Iglesia persiguió, o hizo perseguir por el poder político... ¿Giordano Bruno asedió a la esposa de un noble veneciano? Puede ser... Pero el problema es que no fue condenado por acoso sexual, sino por herejía y apostasía. El proceso fue conducido durante mucho tiempo porque lo querían salvar... Puede ser; pero para salvarse, lo que tenía que hacer Giordano Bruno... si quería evitar la hoguera, era repudiar sus ideas heréticas. Entonces: ¿libertad de culto?...

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  19. Permítame, De Finisterre, aportar mi opinión respecto al tema que aquí se analiza, y sobre todo a lo último que usted ha escrito.
    El fundamento elemental de las investigaciones históricas y particularmente el fundamento básico de las investigaciones histórico-sociológicas es exactamente lo que usted parece negarse a captar. Se lo están indicando otros comentaristas en este foro, se lo están explicando, pero usted se niega a aplicarlo. Y el fundamento elemental de las investigaciones históricas y el de las investigaciones histórico-sociológicas es el siguiente: no se puede analizar, y mucho menos formular un juicio imparcial y objetivo sobre una sociedad del pasado aplicando criterios sociopolíticos contemporáneos.
    Esto que acabo de decir no es mi opinión sino que tiene un fundamento científico.
    Veo que usted cita, con cierto escándalo, la frase extraída del Syllabus del beato papa Pío IX que indica como "herético sostener que cada hombre es libre de abrazar y profesar la religión que prefiera".
    Por lo tanto, trataré de hacerles entender: ¿tiene usted alguna idea de lo que sucedió en Europa, específicamente con la Iglesia Católica, durante y después de la Revolución Francesa y a todo lo largo del siglo XIX? Debe usted entender que esta declaración del papa Pío IX se sitúa en un contexto histórico preciso en el que, por así decirlo, Napoleón Bonaparte se autoproclamó emperador, pocos años antes había hecho capturar y llevar a cautiverio al papa Pío VII, después de haber dicho audazmente que estaba decidido a destruir a la Iglesia.
    ¿Tiene usted alguna idea de las enormes confiscaciones que sufrió la Iglesia europea, primero durante la Revolución Francesa, luego por parte de Napoleón, y más tarde por el recién nacido Reino de Italia?
    A fines del siglo XIX la Iglesia quedó reducida a la miseria y muchos sacerdotes de las zonas periféricas, por no hablar de aquellos de las zonas rurales, tenían serios problemas de supervivencia; muchos de ellos, con el fin de juntar algo para vivir, daban lecciones privadas a los hijos de la nueva burguesía, y los del campo a menudo trabajaban como campesinos. El sucesor del papa Pío IX, el papa León XIII, recomendó a los obispos que evitaran la ordenación de sacerdotes si no podían proveer para su subsistencia, dado el estado de profunda miseria en que vivía buena parte del clero.
    (sigo)

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  20. Muchos de los edificios que originariamente habían sido conventos, monasterios, abadías, que hoy se pueden ver en toda Francia o Italia transformados en escuelas, cuarteles, hospitales, con enormes estragos en el patrimonio artístico nacional francés e italiano a lo largo del siglo XIX, son todos ellos antiguas propiedades de las diversas órdenes y congregaciones religiosas, que fueron suprimidas por leyes del Estado, etc...
    ¿Entiende usted ahora qué tipo de años eran aquellos, y qué tipo de acontecimientos se desarrollaban en esos tiempos?
    El concepto de "libertad religiosa" era una de las piedras angulares de la Masonería, con el pretexto de la cual se pretendía de-construir el catolicismo y difundir el relativismo religioso. El beato papa Pío IX, en respuesta a esas intenciones enemigas de la Iglesia, condena el relativismo masónico y post-iluminista, cuyas teorías afirmaban que toda religión era tan buena como cualquier otra, y que si había un Dios (admitido que existiera, por supuesto), era aquel que debía ser el indicado para todos, con independencia de la religión, la cual era en sí misma irrelevante. Y todo esto, en lenguaje teológico, se llama des-estructuración y anulación de todo el misterio de la Revelación.
    Dicho en otras palabras: el papa Pío IX afirma que ningún hombre es libre de rechazar la verdad para abrazar los errores contenidos en aquellas religiones definidas en su momento en términos inequívocos como falsas, o como concentrados de herejías, por ejemplo el protestantismo.
    Dicho esto, ¿puedes explicarme usted en qué consiste y en qué se sustenta la manifestación de su profunda indignación?
    (sigo)

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  21. Considero inútil discutir con usted el caso de Giordano Bruno, y por un simple hecho: usted pretende analizar y evaluar hechos y situaciones relacionados con la sociedad, con la historia y con la política del siglo XVI aplicando anacrónicos criterios pseudo-jurídicos y pseudo-humanitarios del año 2021, pero esta no es la forma de hacer análisis históricos, al menos análisis serios y científicos (otra cosa es la "historia" relatada por ciertos enamorados de un pasado que ya no volverá, "historia" que relatan los fijistas, o "pasadistas" como dice el padre Filemón de la Trinidad).
    Pero también en este caso intentaré encontrarle un ejemplo: si en 1948 una mujer se hubiera presentado en una playa pública con un biquini de dos piezas o un hombre con un bañador slip, la policía o los carabineros hubieran corrido inmediatamente a esa playa y se los habrían llevado cubiertos por dos toallas de baño para proteger a los presentes de tan obscena afrenta al común sentido del pudor (común para la época). Hoy ya no es así, porque las costumbres han cambiado y con ellas ha evolucionado el común sentido del pudor y de la modestia. Intente usted pensar qué mujer, en el 1900 se habría atrevido a llevar pantalones. ¿Y qué hombre, en esos mismos años, se hubiera atrevido a llevar una camisa rosa, o un pantalón naranja con una camisa verde guisante, de manga corta encima?
    Pongo estos ejemplos, solo para decir que no puede, en el año 2021, con bikinis de dos piezas, bañadores slip, con mujeres en pantalón y con hombres vistiendo sin problema pantalones y remeras rosas o naranjas, sentenciar usted sobre costumbres y diversos estilos de vida de quienes en la segunda mitad del siglo XIX usaban trajes de baño que hoy pueden parecer ridículos, pero ciertamente no para el baño en el mar, porque lo cierto es que los "trajes" usados ​​en la segunda mitad del siglo XIX no son para nada ridículos, así como los trajes de dos piezas que usan hoy las mujeres no son obscenos. Se trata solo de épocas, de historias, de política, de percepciones y de común sentido del sentir, diferentes.
    Si esto no le queda a usted claro o si no quiere aceptarlo como dato científico, si por toda respuesta intenta usted quizás replicar que es inconcebible que en la segunda mitad del siglo XIX la gente se bañara en el mar cubierta con overoles, incluso manteniendo una prudente separación y distancia entre hombres y mujeres, entonces le digo ahora mismo que intentar razonar con usted, entonces, es inútil y que, en tal caso, usted es un caso perdido.

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  22. Capitán, usted dice: "...el fundamento elemental de las investigaciones históricas y el de las investigaciones histórico-sociológicas es el siguiente: no se puede analizar, y mucho menos formular un juicio imparcial y objetivo sobre una sociedad del pasado aplicando criterios sociopolíticos contemporáneos"

    ¡Completamente de acuerdo! Las instituciones, desde que el mundo es mundo, siempre han sido el motor de la sociedad... No me sorprende en absoluto que la libertad religiosa y de conciencia la Iglesia la reconozca solo con el Vaticano II, que Pío IX condene "expressis verbis" la libertad religiosa, y que Giordano Bruno haya sido condenado a la hoguera por la Inquisición romana no por acoso sexual, sino por "hereje y apóstata", es decir, por atreverse a sostener públicamente ideas religiosas distintas respecto a la ortodoxia católica... ¡Me limito a constatarlo! Incluso la Iglesia Católica era el motor de la sociedad... y se estaba arrastrando con dificultad, mucho esfuerzo, hacia los valores de la modernidad, como el mundo musulmán, la Iglesia ortodoxa, o también la Iglesia anglicana... ¿La libertad de religión fue la piedra angular de la Masonería? ¿Y entonces? Era un valor a defender, o mejor: ¡para hacer aceptar por las instituciones (¡incluida la Iglesia Católica!) que negaban ese valor.

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  23. Vengamos a los derechos humanos.
    La Iglesia Católica condena la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789, acepta con reservas la Declaración Universal de las Naciones Unidas de 1948, sólo con el Concilio Vaticano II y luego con Pablo VI acepta que se hable de derechos del hombre. Le sugiero que lea el hermoso volumen de Menozzi, "Iglesia y derechos humanos" (Il Mulino 2012). Se lo recomiendo, podrá llenar algunas de sus lagunas en términos de historia.

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  24. La "Déclaration des Droits de l’Homme et du Citoyen" fue redactada por los "carniceros" que mantenían la guillotina en funcionamiento día y noche y con la que, según los cálculos de verdaderos historiadores, cortaron unas 60.000 cabezas en el llamado Período de Terror solo. Porque en nombre de la Libertad, en esos años se cometieron crímenes muy atroces.
    Esa Carta fue escrita con la sangre de manos sucias de sangre.
    ¡Lo que usted escribe, De Finisterre, no es verdad! Afirma cosas profundamente cosas falsas que, a decir verdad, no sé como se las publican, quizás porque al padre Filemón no le gusta la censura sin más ni más, y porque aquí parece que no solo se publican textos de agradecimiento y opiniones compartidas con las del autor, sino que parece que también permiten comentarios como los suyos.
    Ese libro de Daniele Menozzi, a quien usted cita, muestra evidentes prejuicios y lagunas, sobre todo prejuicios y verdaderas lagunas de conocimiento en la historia de la Iglesia.
    Tengo larga formación teológica, pero nunca me atrevería a hablar y a opinar sobre astrofísica. ¿Me puede explicar usted por qué, cualquier astrofísico que ni siquiera conoce el alfabeto de la eclesiología, en cambio reclama el derecho sacrosanto de hacer de teólogo o de historiador de la Iglesia, y opinar sobre teología y sobre historia de la Iglesia, a la vez que manifiesta claramente que ni siquiera sabe lo que es la teología y la historia de la Iglesia?

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  25. Al señor De Finisterre se le escapa la obvia consideración de que los llamados "derechos humanos" son un producto de la civilización cristiana y que sin la autoridad sobrenatural del Cristianismo nunca habrían tenido la fuerza para imponerse. También se le escapa que "desde el principio", para usar una expresión con sabor bíblico, los paladines de estos derechos humanos los usaron para intentar imponer una pseudo-religión inmanentista poniendo en el centro al hombre emancipado de Dios. Para decirlo con Maritain, que tuvo las cosas bien claras en todo esto (aunque lamentablemente muchos no lo comprendieron) es el humanismo antropocéntrico que vino a reemplazar al humanismo teocéntrico. La Iglesia Católica, en su prudencia, no podía avalar tal desarrollo hasta que la substancia íntima anticristiana (y en última instancia antihumana) de los "derechos humanos" fuera, al menos parcialmente, desactivada. Queriendo en cambio usar un lenguaje pintoresco, la Iglesia Católica, detrás del aspecto cristiano de los "derechos humanos", olió, correctamente, al Anticristo, y una vez que se reveló el engaño, pudo hacer públicamente lo que en realidad ya era suyo.

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  26. El mismo argumento vale para el "liberalismo". ¿Podría quizás la Iglesia Católica estar en contra de la libertad si fue ella quien siempre y enérgicamente ha defendido el libre albedrío, y si la libertad del hombre se deriva de la naturaleza divina que Dios le ha dado? La Iglesia Católica ha condenado el "liberalismo" en cuanto se planteó como una ideología, porque quería prescindir de Dios, al menos del Dios cristiano, no porque en el Cristianismo haya algo íntimamente contrario a la expansión (dando tiempo al tiempo) de las "libertades civiles". También porque Dios quiere que los hombres le obedezcan libremente, no por coacción.

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  27. Estimado Paracelsomol, no digo nada del cristianismo. Me limito a constatar que la libertad de religión y la libertad de conciencia como nosotros las conocemos han sido objeto de condena por parte de la Iglesia Católica. El giro epocal sólo llegó con el Concilio Vaticano II. Así también para los derechos del hombre y del ciudadano. Estos son hechos. Que Dios quiera que los hombres le obedezcan libremente, y no por coacción, dijo Locke, cuya Carta sobre la Tolerancia fue incluida en el Índice de Libros Prohibidos.

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  28. ¡Creo que fue puesta en el Índex! Esa Carta básicamente decía que se podía tolerar a todos, ¡siempre que no fueran católicos!
    También decía que no se podía confiar en los ateos, ya que son sustancialmente desleales y perjuros...

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  29. Angel del Castillo3 de mayo de 2021, 15:37

    Y lo mismo sigue siendo cierto para los conceptos gemelos de igualdad y democracia. Recuerdo una hermosa frase de Chesterton que justifica la democracia diciendo que todos los hombres tienen el mismo valor en cuanto que todos están hechos a imagen y semejanza de Dios, un poco como todas las monedas de una libra tienen el mismo valor, aunque algunas están recién acuñadas, otras lisas y gastadas, porque todos llevan impreso el retrato del Rey.
    La democracia como valor íntimamente cristiano, por tanto. Por supuesto, la democracia se inventó en la Atenas clásica, pero a menudo se olvida cómo en el mundo antiguo, poblado por autócratas y tiranos, la democracia ateniense era una flor que surgió de la nada y por un tiempo brevísimo. La Edad Media, edad cristiana por excelencia, también fue profundamente democrática. Y a los modernistas que se rasgarán la vestimenta con esta afirmación mía, les respondo que, por supuesto, la Edad Media fue la edad del feudalismo, pero también fue la época de una variopinta red de pequeñas y grandes libertades, de comunas y de ciudades, de corporaciones y de confraternidades, en las cuales se desarrollaba la acción libre y democrática del hombre.
    Valores de libertad y de democracia que "a fundamentis" están ausentes en el Islam. El Islam es el heredero de las nefastas autocracias orientales, fundado por un líder despiadado de los depredadores del desierto, como fue Mahoma. El Islam es un manto de tristeza plomiza bajo el cual arde una sed indescriptible de sangre (basta con leer algunas páginas del Viaje desde París a Jerusalén, de Chateaubriand, para darse cuenta de lo que era el Imperio Otomano hace apenas 200 años). El Islam es literalmente la sumisión, el aplanamiento, la postración del hombre aplastado por un dios tan terrible como el sol del desierto en julio. El Islam es la abstención de la carne de cerdo y del vino, pero también es la matanza mediante el degollamiento de animales (y de hombres), y es la intoxicación asesina (etimológicamente) del hachís. ¿Y cómo se pretende que haya espacio, en medio de esta pesadilla, para alguna cosa que aunque sea remotamente tenga el perfume de libertad y democracia...

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  30. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano fue votada por la Asamblea Nacional Constituyente del Reino de Francia el miércoles 26 de agosto de 1789, cuando a Monsieur Guillotin aún no se le había ocurrido la idea de la guillotina, y el Terror con sus 60.000 cabezas cortadas (pero 20.000 fueron los hugonotes masacrados en la noche de San Bartolomé celebrada con un Te Deum de acción de gracias por el papa Gregorio XIII) aún estaba por llegar... Aquella carta, por lo tanto, no fue escrita por manos manchadas de una sangre que aún no se había derramado...
    Aquí tampoco me sorprende que la Iglesia hable de los derechos humanos sino hasta mucho más tarde... Era tarde, retrasado, en gran retraso, en el desarrollo civil, de nuevo como siempre. Por supuesto, la Iglesia Católica no estaba sola...

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  31. Se lo diré claramente, estimado De Finisterre:
    Usted no conoce los hechos históricos, este es un hecho que brota del contenido de sus afirmaciones y no ciertamente de mis juicios personales.
    Se nota a las claras (es la mía una descripción de lo que se ve a simple lectura de sus comentarios) que usted tiene un notable hastío hacia la Iglesia Católica (o quizás odio, rencor o, en todo caso, un ánimo no bien predispuesto hacia la Iglesia Católica) y, por cierto, es de su libertad expresarlo, y parece que quien administra este blog le ha permitido tal libertad de expresión, sin censurarlo; una libertad que en otros blogs o páginas webs jamás le habrían permitido.
    Ahora bien, lo que personalmente considero grave en usted es lo siguiente:
    1) Plantea cuestiones diferentes, muy distintas incluso en sus espacios histórico-temporales y todas ellas complejas, uniéndolas en un solo caldero con el único y específico propósito de desacreditar a la Iglesia Católica.
    2) Usted se niega a razonar, como lo demuestran sus comentarios y sus respuestas a las diversas respuestas que le he dado yo y otros comentaristas de este foro.
    3) Usted no está dispuesto al diálogo y a la racional confrontación de opiniones, se hablas a si mismo, o como suele decirse: dice lo que se le canta y se escucha solo usted mismo.
    Pero sobre todo responde con argumentaciones completamente erróneas, dando una prueba clara de que no conoce la doctrina católica, la historia de la Iglesia y la historia en general.
    Hablar con usted es, por lo tanto, una cosa estéril e inútil.
    Hablando con absoluta franqueza: usted sufre de ignorancia, es decir, manifiesta ser un ignorante -en el sentido etimológico del término: aquel que ignora- y está orgulloso de su propia ignorancia, siempre en el sentido etimológico del término, una típica expresión y manifestación del submundo de la internet en el cual muchos, demasiados, teniendo solo una pantalla de ordenador frente a ellos (particularmente en este ya segundo año de pandemia y forzado aislamiento), dialogando sólo con una pantalla y no con uno o más interlocutores de carne y hueso, dicen y, sobre todo "se dicen", lo que quieren y cómo quieren, sin ninguna auto-moderación inhibitoria razonable.

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  32. Ud Cristero, afirma: "Usted no conoce los hechos históricos, este es un hecho que brota del contenido de sus afirmaciones". Pero Ud menciona solo un hecho, entre los que he informado, diciendo que es una invención. Yo no insulto: me limito a aportar argumentos.

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  33. ¡Ahora ni siquiera lee las respuestas!
    Le he explicado en mis respuestas, lo que usted ignora y lo que se obstina en ignorar, lo cual, por otra parte, usted es libre de hacer.
    Si esto no está claro, entonces significa que por mi parte estoy predicando a las arenas del desierto.
    Y luego, le ruego, no llame "insulto" a las discusiones y a las refutaciones, porque entonces me hace preguntar: ¿pero cómo usted debate, si debate? ¿Se atreve a negarme responder acusándome de haberlo insultado?

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  34. Usted escribió: "Se niega a razonar... no está dispuesto al diálogo y a la racional confrontación de opiniones, se habla a si mismo, o como suele decirse: dice lo que se le canta y se escucha solo usted mismo... Hablar con usted es, por lo tanto, una cosa estéril e inútil... manifiesta ser un ignorante -en el sentido etimológico del término: aquel que ignora- y está orgulloso de su propia ignorancia...".
    Estas son sus palabras. Juzgue por usted mismo...
    Me limité a decir: Ud menciona solo un hecho, entre los que he informado, diciendo que es una invención... De modo que vuelvo a preguntar: ¿Es cierto o no que Pío IX condena la libertad de religión en el Syllabus?...

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  35. Le he explicado abundantemente lo que el beato Pío IX quiso decir con "libertad de religión"; hemos perdido inútilmente el tiempo para explicarle todo tanto desde el punto de vista histórico como teológico, pero usted no quiere entender y vuelve a proponer una pregunta a la cual ya le he respondido y en modo ampliamente detallado.

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  36. Padre Filemón, Usted escribe: "La civilización musulmana ha tenido y tiene en la historia indudablemente sus esplendores y sus méritos. Pero los fieles musulmanes honestos, objetivos, y auténticamente fieles del Corán no pueden ignorar que, si Occidente ha asumido algunos valores de la civilización del Corán, muchos más ésta ha asumido de la civilización del Evangelio, no obstante las traiciones de la Europa actual y del mundo actual". Pero los valores de los que la civilización del Corán todavía parece carecer (libertad de conciencia y de religión, democracia, laicidad del Estado, derechos civiles, igualdad entre hombre y mujer, respeto por la orientación sexual de las personas) son todos valores que la civilización cristiana, a su vez, ha asumido (y todavía sólo parcialmente) de la moderna civilización occidental, valores que la civilización de Occidente ha conquistado casi siempre al confrontar con la Iglesia Católica (así como ahora el mundo islámico debe conquistar esos mismos valores confrontando tanto como sea posible las más de las veces con la religión islámica).

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  37. Estimado De Finisterre,
    los valores que Ud. enumera no han sido recabados por la civilización cristiana de la moderna civilización occidental, sino exactamente lo contrario: es la civilización occidental la que los ha recibido de la civilización cristiana, los ha recibido de la Iglesia y del Evangelio, y a menudo mal malinterpretándolos o malentendiéndolos o recortándolos o desfigurándolos o falsificándolos, con el resultado que, como se lamentó varias veces en su tiempo san Juan Pablo II, hoy Europa, exaltada por su riqueza y su tecnología, ha perdido la memoria y el respeto de sus raíces cristianas; y bajo la ilusión de llevar a cabo quién sabe qué progreso o quién sabe qué libertad, más allá del cristianismo, supuestamente superando al cristianismo, y contra el cristianismo (el "dulce yugo" de Cristo), yace hoy regodeándose (o revolcándose habría que decir) por un regreso impresionante y desastroso del paganismo y de la barbarie, que tiene sus inicios en la corrupción de costumbres y en las mitologías del antropocentrismo renacentista.
    Lo que tiene de original la modernidad, nacida de aquel antropocentrismo, aparte de sus indudables valores, por lo demás derivados del Evangelio, es exactamente la corrupción o la falsificación del mismo Evangelio, de su mensaje, falsificación que ha fructificado en el protestantismo, en el racionalismo, en el empirismo en la masonería, en el iluminismo, en el marxismo, en el darwinismo, en el liberalismo, en el positivismo, en el freudismo, en el laicismo, en el idealismo, en el existencialismo, en el gnosticismo, en el modernismo y en el panteísmo.
    La cultura europea, por lo tanto, ha recibido de la Iglesia al menos lo siguiente:
    - El concepto de la ciencia, desde la noción bíblica de la sabiduría.
    - La libertad de conciencia, desde el concepto evangélico de conciencia.
    - La libertad religiosa, desde el concepto evangélico de religión.
    - La democracia, desde el concepto evangélico de la fraternidad.
    - La laicidad del Estado, desde las palabras de Cristo: quae sunt Caesaris, Caesari; quae sunt Dei, Deo.
    - Los derechos civiles, desde los Diez Mandamientos de Dios a Moisés, confirmados por el Evangelio.
    - La igualdad entre hombre y mujer, del relato bíblico de la creación.
    - El principio de la tolerancia, desde el precepto evangélico de la misericordia.
    - El ideal del progreso, desde el deber evangélico del seguir a Cristo.
    (sigo)

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  38. En cambio, el único supuesto "valor", entre los enumerados por usted, que a mí me deja perplejo y me despierta muchas sospechas, es el siguiente: "respeto por la orientación sexual de las personas", según Ud. dice. ¿Pero, qué quiere decir Ud? ¿Que cada uno puede orientar la propia actividad sexual como le parece? ¿Que no existen en el campo sexual obligaciones que valgan para todos, sino que está en la libertad de cada uno el poder realizarlas al propio modo?
    Es obvio que yo debo respetar una orientación sexual diferente a la mía, aunque solo sea porque el otro es una mujer, mientras que yo soy un hombre. Sin embargo, tengo esta obligación, en la suposición de que, por cuanto su elección o su modo de vivir su sexualidad sea diferente al mío, la elección de esta otra persona, sea hombre o sea mujer, es legítima o conforme a las normas generales de la ética sexual.
    En efecto, en el caso que la mencionada elección fuera contraria a la ley moral, ella no sería simplemente y solamente diversa, sino perversa. Existe una diferencia abisal entre lo diverso y lo perverso. Lo diverso en el bien es otro modo de actuar bien. Lo perverso es un actuar mal. Lo primero es digno de respeto, de aprobación y de elogio; lo segundo merece reproche y desaprobación. Lo diverso no puede ser un pretexto para ocultar lo perverso.
    Existen diversos modos de orientar la propia sexualidad en la obediencia a la ley moral, todos dignos de respeto. Pero un modo de orientarla, cualquiera que sea, contrario a la ley moral, no es en absoluto digno de respeto, sino de reproche, de condena y de desaprobación.
    En efecto, existe una orientación sexual, que todos poseen por naturaleza, y que aquellos que pretenden implementarla, están obligados a asumir: la reproducción de la especie mediante la institución familiar.
    Para que una elección sea digna de respeto y moralmente buena, no basta que sea conforme a las exigencias del individuo de un modo cualquiera. Sino que es necesario que tal conformidad implemente la ley universal de modo conforme a ese individuo. También la homosexualidad es sentida por el homosexual como conforme a su individualidad. Pero no por esto ella es en sí misma loable, lícita y respetable. Años atrás he escrito un artículo refutando al teólogo Adriano Oliva, quien malinterpretó en uno de sus libros un pasaje de Santo Tomás de Aquino, donde el Doctor Común de la Iglesia habla del "bien connatural del individuo". Pero Oliva cae en la trampa, y presenta un Santo Tomás homosexualista, cuando en cambio en realidad el Aquinate considera el sodomía "peccatum gravissimum et turpissimum".
    Por último, una nota importante: parece que Ud. concibe el progreso humano y social como algo que, en el curso de la historia, los movimientos liberales, reformadores y progresistas arrebatan al poder religioso y clerical, celosos de los propios privilegios, apegados a lo viejo, a lo anticuado, y afectados de un incurable conservadurismo, signo de atraso cultural y pereza mental. Ahora bien, que esto puede suceder y que de hecho sucede en muchos casos, es verdad. Pero esto es solo el signo de como frecuentemente la debilidad humana no está a la altura de los ideales que debería perseguir. En realidad, si observamos la conducta de las personas más grandes, más santas y más valientes, y la historia de los mejores institutos o instituciones, veremos cómo la religión es el fundamento de la honestidad y de la rectitud moral, tanto para las personas como para las sociedades, la religión es la inspiradora de sabiduría, de cultura, de virtud y de santidad.
    Por esto, es importante que la Iglesia, siguiendo la inspiración que emana de la declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II, hoy ya experimentada por cincuenta años de diálogo interreligioso, continúe haciéndose promotora de la recíproca colaboración con las autoridades religiosas del Islam, a fin de que de común acuerdo den su decisivo aporte a la edificación de la paz y de la justicia en el mundo.

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  39. La cultura europea, por lo tanto, ha recibido de la Iglesia al menos lo siguiente:
    - El concepto de la ciencia, desde la noción bíblica de la sabiduría. PERO HA CONDENADO A GALILEI.
    - La libertad de conciencia, desde el concepto evangélico de conciencia.
    - La libertad religiosa, desde el concepto evangélico de religión.
    - La democracia, desde el concepto evangélico de la fraternidad. PERO TODAVÍA EN 1864 EL PAPA PIO IX CONDENÓ LA LIBERTAD DE CONCIENCIA Y DE RELIGIÓN Y LA DEMOCRACIA.
    - La laicidad del Estado, desde las palabras de Cristo: quae sunt Caesaris, Caesari; quae sunt Dei, Deo. PERO CONDENÓ LA CARTA SOBRE LA TOLERANCIA DE LOCKE (ADEMÁS DE CONDENAR LA LAICIDAD DEL ESTADO EN MUCHOS DOCUMENTOS (POR EJEMPLO EL MENCIONADO SYLLABUS).
    - Los derechos civiles, desde los Diez Mandamientos de Dios a Moisés, confirmados por el Evangelio. PERO CONDENÓ LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO.
    - La igualdad entre hombre y mujer, del relato bíblico de la creación. PERO IMPIDE EL ACCESO DE LA MUJER AL SACERDOCIO (por decir lo mínimo).
    - El principio de la tolerancia, desde el precepto evangélico de la misericordia. PERO HASTA HACE UN SIGLO HA SIDO INTOLERANTE (llevando a la hoguera).
    - El ideal del progreso, desde el deber evangélico del seguir a Cristo. PERO...

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  40. Vea De Finisterre,
    El padre Filemón de la Trinidad le ha respondido con la teológica y pastoral sabiduría del teólogo y del sacerdote muy experimentado, ofreciéndole respuestas claras en un texto claro, que Usted demuestra no haber comprendido, enviando como respuesta este divagante y palabrero revoltijo de cosas.
    Y esto, entre otras cosas, es también una falta de respeto hacia un teólogo y un sacerdote de muchos años, que tuvo la bondad de dedicarle su tiempo, expresándose con claridad cristalina, precisamente para inducirlo a Usted a comprender, o al menos a razonar sobre todo lo que le ha respondido en detalle.
    Como le dije en otro comentario mío: de qué sirve continuar este obstinado “no diálogo”. Piénselo, por favor, al menos piénselo.

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  41. Vea Cristero,
    De hecho, he apreciado el tono civil y la competencia filosófica y teológica del padre Filemón de la Trinidad, quien ha argumentado, con argumentos que me he permitido contestar o refutar (de modo sintético, porque el espacio que tengo es limitado).
    También he considerado lo que el padre Filemón dice acerca del tema de la homosexualidad en Santo Tomás de Aquino...
    Reconozco que (finalmente) incluso en el campo católico sobre temas como la homosexualidad existe una amplia discusión. Los tiempos están cambiando, y el debate interno en la Iglesia Católica demuestra que la Iglesia se está dando cuenta… Otras Iglesias cristianas se han dado cuenta antes. Pongo un ejemplo: Alan Turung, el padre de la actual informática, homosexual, se suicida porque el Estado (y la Iglesia de Inglaterra) lo condena a someterse a un tratamiento para "curarse" de la homosexualidad... Hoy la Iglesia de Inglaterra consagra obispos homosexuales, y la homosexualidad hoy ciertamente no es un crimen, e incluso al papa Francisco se le ocurre la frase: "¿Quién soy yo para juzgar a un gay?"

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  42. Usted, De Finisterre, toma nota de lo que precisamente no ha entendido y que aparentemente no quiere entender.
    Repito: Ud. es un ignorante, en el sentido etimológico del término, de persona que ignora; pero a ello hay que añadir un agravante: la perseverancia en la ignorancia, siempre en sentido etimológico.
    Empecemos por el Santo Padre...
    Cuando el papa Francisco dijo: "¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual", él ha dicho e implícitamente ha dado a entender: "¿Quién soy yo para juzgar la conciencia de un hombre (en este caso un homosexual) que sólo Dios puede leer y juzgar?". En efecto, ningún sacerdote, es decir, ninguno de quienes ejercen el ministerio de confesor y el ministerio de director espiritual, jamás se atreverían a emitir un juicio sobre la conciencia del penitente o del dirigido espiritual, porque solo Dios puede leer y juzgar su conciencia.
    Y este es un dato teológico incontrovertible para nosotros.
    En cambio, dígame dónde, cómo y cuándo el Santo Padre habría declarado lícita la práctica de la sodomía.
    Pasemos a otra cosa.
    Siempre de manera ignorante -obviamente en sentido etimológico- Ud. confunde el delito con el pecado y viceversa. Lo que para nosotros es pecado, no tiene por qué ser necesariamente un delito o crimen, de hecho, a menudo no lo es; y nosotros aceptamos que no lo sea. Es obvio que en nuestras sociedades la homosexualidad no es un delito, pero para nosotros sigue siendo un pecado, y según sea el caso, incluso muy grave.
    El hecho de que en la Comunidad anglicana haya "obispesas" lesbianas que "ordenan" "sacerdotes" de homosexuales declarados y practicantes, para nosotros es una cosa aberrante, aunque de todas maneras, y dado que las ordenaciones sagradas hechas por los anglicanos no son en absoluto sagradas en cuanto son inválidas (no son válidas ordenaciones sagradas), puesto que desde hace siglos la continuidad de la cadena apostólica se ha interrumpido, por lo tanto, sus consagraciones son válidas de la misma forma que lo sería una absolución de los pecados impartida por mi perro Demóstenes.
    En definitiva, quisiera que Ud. nos diga a todos los que somos habituales lectores de este blog, que nos diga de una vez por todas: con qué finalidad Ud. persiste en publicar estos comentarios en este blog católico dirigido por un teólogo católico, fiel al depósito de la fe, de la doctrina de la Iglesia y de su magisterio?
    Porque puestas estas premisas, ¿se da cuenta Ud. de que esto es solo un diálogo de sordos?

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  43. (Concluyo mi anterior comentario, porque no sé por qué razón no se me permite publicarlo completo) Lo que me ha faltado decir es lo siguiente:

    No estoy diciendo que algunos (no todos) de los valores que enumera Fr Filemón no tengan también origen evangélico... solo que estos valores, de hecho, solo se han afirmado y establecido recientemente a pesar y en contra de la Iglesia de Roma (y contra las Iglesias cristianas)... valores que se encuentran en el Evangelio, quizás, en algunos textos del Nuevo Testamento... pero no en el caso de todos los valores...
    En cuanto a la igualdad entre hombres y mujeres, san Pablo no me parece un partidario entusiasta:
    "Que las mujeres permanezcan calladas durante las asambleas: a ellas no les está permitido hablar. Que se sometan, como lo manda la Ley. Si necesitan alguna aclaración, que le pregunten al marido en su casa, porque no está bien que la mujer hable en las asambleas" (1 Corintios 14,34-35). "No permito que las mujeres enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido: al contrario, que permanezcan calladas" (1 Timoteo 2,12).
    Se me dirá que Pablo no hace más que expresar la concepción de mujer generalizada en su ambiente y en su tiempo... la concepción de la mujer que ha durado hasta el siglo pasado...

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  44. De acuerdo, De Finisterre, entonces también yo completo mi comentario anterior, respondiendo a lo que Usted escribe.
    Veo, por supuesto, que tal como quiere Usted demostrar, no tiene la más pálida idea de lo que era la sociedad de Corinto en la época en la que escribió el apóstol san Pablo, y cuál era el valor que tenían las mujeres en aquella sociedad, dado que Usted debería saber (si se pone hablar de ello, como de hecho se pone a hablar) que la sociedad corintia era una sociedad eminentemente matriarcal.
    Las mujeres de Corinto, acostumbradas como estaban a dominar e influir fuertemente en la sociedad, pretendían dar directivas también a los obispos, a los presbíteros y a los diáconos.
    Entonces, ¿quisiera explicarme Usted por qué insiste en lanzarse a comentarios y demostrar al fin de cuentas, a través de ellos, que está completamente desprovisto del conocimiento profundo que sobre estos temas Usted presume tratar con competencia?...
    En fin... permítame aconsejarle un poco de prudente modestia...

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  45. Estimado Sr. De Finisterre,
    le propongo que Ud. haga un paréntesis en sus comentarios, y le pido me permita invitarle a reflexionar.
    Su insistencia e intolerancia hacia esta Iglesia Católica que durante más de dos milenios es signo de contradicción y escollo para todo hombre, muestra que su Conciencia busca, quizás sinceramente, vislumbrar o entrever la Verdad.
    La Conciencia rectamente entendida es el eco de la voz de Dios, nos sugiere el bien a seguir y el mal a evitar, y siempre debe ser seguida (incluso antes que al Papa). Así lo entiende la Iglesia (así por ejemplo lo expresa san John Henry Newman, precisamente a finales del siglo XIX). La "libertad de conciencia" (en su acepción equivocada) predicada por la masonería en aquel período en que vivió Newman significaba la libertad de hacer lo que uno quiere, es decir, la libertad de obrar lo que la Conciencia reprocha como incorrecto. La Iglesia siempre (incluso hoy) ha condenado el obrar el mal (lo cual significa servir a Satanás), o sea, obrar auto-justificándose, distorsionando el verdadero significado de "conciencia", significado verdadera que hoy, providencialmente, casi se ha recuperado, porque es un término que ya está en desuso por las masas.
    Por consiguiente, le suplico: siga Ud. la verdadera Conciencia y ábrase a la Esperanza de la Misericordia de Jesucristo que le espera a Ud. con los brazos abiertos. ¡Solo en Él existe Felicidad Eterna, solo en la Verdad existe la Libertad! ¡No nos dejemos cautivar por el orgullo y el respeto humanos! Solo Dios es Todo: que María Santísima le obtenga humildad...

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