martes, 20 de abril de 2021

Cristianismo, Islamismo, Fraternidad Humana (2)

Indudablemente el Santo Padre, en estos ocho años de su pontificado, sobre todo en los últimos años, ha tomado la decisión de impulsar, y como nunca antes se había hecho en la historia de la Iglesia, el diálogo interreligioso, particularmente con los musulmanes. Esta, su decisión en el ámbito pastoral, podrá ser juzgada de modo favorable o no por los analistas (acaso haya quienes juzguen que el Papa debería tener otras prioridades, a nivel pastoral o de gobierno de la Iglesia), y siempre que ese juicio se haga con el debido respeto y devoción al Sumo Pontífice, es un análisis lícito, pues él no goza de indefectibilidad en ese ámbito pastoral, ajeno al ámbito doctrinal en el cual el Papa, como Maestro de la Fe, es infalible. Pues bien, ojalá que esta pequeña serie de notas, recordando la historia y la doctrina del Islamismo en su relación con el Cristianismo, nos ayude a comprender las decisiones del Papa y a analizarlas con más y mejores elementos de juicio.

Mahoma contra la Trinidad y la Encarnación
    
----------Teniendo en cuenta todo lo relatado en la primera nota, ayer, acerca de su evolución espiritual, Mahoma, disgustado y fastidiado ante el nada edificante espectáculo de las interminables polémicas y de las confrontaciones en el ámbito del cristianismo bizantino, sobre los dogmas de la Encarnación y de la Trinidad, consideró un deber suyo dar un corte y realizar una obra de simplificación o poda, como si se tratara de meras e impías disquisiciones humanas y no de la Palabra de Dios. Así fue como en el Corán son negados, como signos de idolatría y politeísmo, aquellos misterios fundamentales de la fe cristiana.
----------Mahoma pensaba que el creer en la Encarnación y en la Trinidad, tal como creían los cristianos, no solo no servía para nada, sino que alentaba hacia la vanidad de saber cosas que no se saben, ni se pueden saber, y no solo no ayudaba para una vida buena y para una sociedad pacífica y ordenada, sino que, además de la impiedad de tales ideas, ello era causa de irresolubles conflictos, tales como para distraer la atención de la solución de los verdaderos problemas de las personas y de la sociedad.
----------De tal modo, Mahoma fue un iluminista ante litteram, vale decir, un precursor de las ideas de Immanuel Kant [1724-1804] y de la masonería. La única diferencia, que por otra parte no es en absoluto pequeña, es que, mientras estas ideologías modernas son de naturaleza racionalista, pues desprecian los dogmas cristianos como si fueran fábulas medievales, Mahoma en cambio creía que sus ideas le hubieran sido reveladas por el arcángel Gabriel, cosa acerca de la cual los iluministas hubieran dado una gran risotada.
----------Fue así que Mahoma, en su madurez, siempre convencido de ser el depositario de una revelación divina para la salvación de la humanidad, amplió sus horizontes y llegó a convencerse de que la doctrina que él expresaba en el Corán estuviera destinada a la salvación no solo de los árabes, sino de toda la humanidad, superando tanto a la religión de los judíos como a la religión de los cristianos.
----------Mahoma extrajo elementos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, mezclándolos con anteriores creencias de su pueblo, pero, al mismo tiempo, se puso a denunciar supuestos errores teológicos tanto en el cristianismo como en el judaísmo, mientras que, tal vez halagado por el éxito obtenido, se convencía de que la revelación recibida por parte del arcángel Gabriel y contenida en el Corán constituye la plenitud final de la verdad necesaria para la salvación de todos los pueblos. Pensó que Jesús, por lo tanto, había sido un profeta, pero no lo había dicho todo y de hecho, por el contrario, había cometido errores; sólo a Mahoma le había revelado Dios la plenitud de la verdad que conduce a la salvación.
----------En esta, su conclusión final, Mahoma fue impulsado por un deseo de venganza y de competición en confrontación con el imperio bizantino, que en otro tiempo había sido opresor y explotador del mundo árabe. En esto Mahoma se asemeja a la figura de Martín Lutero [1483-1546], él también convencido de haber recibido de Dios la misión de anunciar el verdadero y puro Evangelio, contra los engaños y los abusos de Roma, a fin de asegurar al pueblo alemán la primacía sobre todos los pueblos: ¡Deutschland über Alles!
   
Elementos de teología y moral islámicas
   
----------El Dios de Mahoma posee prácticamente todos los atributos divinos que encontramos en el Antiguo Testamento, y por eso el Concilio Vaticano II admite que los musulmanes reconocen al verdadero único Dios, creador del cielo y de la tierra: "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno" (Declaración Nostra aetate, n.3).
----------El problema, que se viene arrastrando desde hace catorce siglos, es cómo es posible que ellos, a pesar de tener un concepto justo de Dios, no se abren a la fe cristológica y trinitaria, como lo han hecho y hacen muchos otros innumerables pueblos, por más bárbaros, rudos e ignorantes que sean, quizás provenientes del politeísmo, del maniqueísmo, de la magia, del agnosticismo, del hinduismo, del ateísmo, del panteísmo, del animismo, del totemismo, de la idolatría, los cuales, en estos dos mil años han acogido la fe cristiana. Por otra parte, el Islam en el Medioevo ha tenido grandes filósofos, como Averroes [1126-1198], Al-Gazzali [1058-1111], Ibn Bayyah Avempace [1095-1138], Al-Kindi [801-873], Al-Farabi [872-950], Avicenna [980-1037]. Sin embargo, ninguno de estos filósofos, sin duda la parte culturalmente más alta de la civilización musulmana, ha podido apreciar en su justo valor de verdad los dogmas cristianos.
----------¿Pero cuál es el motivo de esta impermeabilidad musulmana a los dogmas cristianos? ¿Qué es lo que, después de catorce siglos, continúa atrayendo a cientos de millones de seres humanos hacia Mahoma? ¿Qué tiene Mahoma mejor respecto de Cristo? ¿Cuál es la fuerza que impulsa hacia adelante al Islam? Ésta es una pregunta tremenda, terrible, para la cual parece no haber respuesta, excepto aquello que san Pablo llama mysterium iniquitatis. O sea, el choque o confrontación apocalíptica del Dragón con la Mujer. La semana pasada insistí en mi serie de notas acerca del concepto de herejía como mysterium iniquitatis, imposible de ser delimitado en las estrechas fronteras de una definición (ni siquiera una definición tan precisa como aquella del derecho canónico), por cuanto la herejía es, en suma, lo opuesto a la fe, mysterium fidei.
----------La ética o moral islámica dispone indudablemente de un impulso formidable, similar al impulso de la ética bíblica: la firme convicción de actuar en nombre de Dios, para la gloria de Dios, por mandato de Dios, con la fuerza de Dios, como instrumentos de Dios, por una finalidad divina, en obediencia (que eso significa precisamente el término islam) y en absoluta sumisión a Dios.
----------Por eso, el ideal moral islámico es el del muslìm, el del hombre musulmán, el del hombre obediente, que al mismo tiempo es el fiel, porque pone en práctica la voluntad divina expresada en el Corán. De ahí la seguridad, el coraje, el esfuerzo (eso quiere decir: jihàd), la tenacidad, la perseverancia, la intolerancia, la agresividad, la intransigencia, el heroísmo o el fanatismo, según exista la recta o la mala intención.
----------Es una moral diferente a la ética aristotélica, basada en el razonamiento, y hecha propia por el cristianismo, que considera la naturaleza humana y su fin, y de aquí deriva la ley moral y el ideal de la virtud. En la moral cristiana el sujeto actúa reflexionando sobre su conciencia y llegando a una conclusión. En el Islam, la cuestión básica es tener un líder a quien seguir e imitar, un líder que represente a Alláh.
----------La moral cristiana somete la razón a la fe, es decir, a la obediencia de la fe, y llega así a conseguir una conducta que sabe combinar el momento de la reflexión racional con el del entusiasmo de quien se siente instrumento de Dios. Por el contrario, el musulmán, con su actitud fideísta, se arriesga al fatalismo de quien, demasiado rápido, en las situaciones ve la voluntad de Dios, resignándose pigre e indolentemente, cuando podría reaccionar, o bien, por el contrario, se arriesga a convertirse en ingenuo instrumento de impostores y de aprovechadores, creyendo que está haciendo la voluntad de Dios.
   
El programa islámico de conquista
   
----------Cualquiera que sea el caso, un constitutivo o ingrediente esencial de la inmensa obra de Mahoma, obra todavía viva hoy, ha sido el de ofrecer, en nombre de Dios, una misión exaltante al pueblo árabe: la de hacerse anunciador o heraldo del mensaje de una salvación celestial, más allá del y contra el judeocristianismo, valiéndose simultáneamente no solo del poder de la palabra, sino también del poder de las armas y de la política. Mahoma se reveló así un extraordinario conductor militar y hombre de gobierno.
----------Así, el líder religioso es el que también decide acerca de los destinos de la política, en base a la ley del Corán, la famosa sharía, que se configura también como la ley del Estado, a fin de que puedan gozar de los plenos derechos civiles solo los musulmanes, como todavía es de uso en los países islámicos.
----------En el Islam el Estado no tiene una finalidad propia, autónoma, terrena y natural, dictada por la simple razón del hombre, sino que es el ministro de Dios en la difusión del Islam, por lo cual es solo instrumento del poder religioso, destinado a asegurar a los creyentes la posesión de toda la tierra, que pertenece por derecho al Islam, incluso si pertenece por el momento a otros pueblos. Es un principio que se encuentra también en la historia de Israel: que debía expulsar a los pueblos de su territorio y ocupar su lugar.
----------Por consiguiente, se comprende que para los musulmanes no tenga sentido un estado laico, secular, autónomo, simplemente basado en la razón natural práctica, es decir, sobre los derechos y deberes naturales de todos los hombres hacia el bien común temporal, prescindiendo de las diferentes opiniones en términos de religión o de teología. Para ellos, o el Estado es islámico o no es un Estado legítimo.
----------Por lo tanto, para el islamismo no existe ningún derecho a la libertad religiosa. El Estado islámico no permite el pluralismo religioso: las otras religiones no tienen derecho a existir. Sería como un derecho al crimen, porque no creer en el Corán, para la ley islámica, es un crimen ante el Estado. La inquisición católica medieval es una comedia cómica comparada con la inquisición estatal del Estado Islámico.
----------De tal modo, el concepto de la igualdad humana, fundado en la simple posesión de la facultad de la razón (animal rationale) por parte de todos, no aparece asegurado. La posesión de la razón no es suficiente, si falta la fe coránica. Se permanece, incluso ante el Estado, en un status jurídico inferior.
----------Así, de hecho, la humanidad se divide en dos clases: la superior, los fieles (musulmanes), plenamente dignos del nombre de hombres, y la clase inferior, los infieles. Los infieles son sometidos o sujetos a los fieles musulmanes y, por lo tanto, los infieles son hombres inferiores. Solo el fiel es hombre en sentido pleno. Ahora bien, los infieles pueden elevarse a la plena dignidad humana si se convierten al Islam. Por ende, todo muy lejos del concepto de dignidad humana, tan clarificado por el Concilio Vaticano II.
----------Esta división antropológica corresponde a la funcionalidad de la política respecto de la religión. Según la ley islámica, es imposible e ilegítima una actividad política de pleno derecho sin fe religiosa. A lo sumo, tal actividad es de nivel inferior. Por esta razón, en el Estado islámico los no musulmanes no gozan de los mismos derechos que los fieles, y los Estados islámicos no reconocen los derechos universales del hombre afirmados por las cartas y estatutos de los organismos internacionales.
----------También en lo que respecta a la propiedad de los bienes económicos, debemos hacer un discurso similar al de la propiedad del territorio. Nosotros, los cristianos, distinguimos la propiedad de la Iglesia de la del Estado. En cambio, en el Islam la comunidad religiosa (umma) tiende a constituirse en entidad estatal, de modo de poder formar un Estado islámico, regido por la sharía. Sería como si para nosotros los cristianos todos los bienes pertenecieran a la Iglesia constituida en Estado católico.
----------La umma, la comunidad islámica, por lo tanto, no concibe, en principio, tener sus propiedades dentro de un Estado secular, en cuyo territorio residen otras comunidades, como por ejemplo la Iglesia, comunidades que tienen sus posesiones. Si esto sucede, esta es para el Islam solo una situación temporaria, provisoria, en cuanto la comunidad se encuentra de hecho residiendo entre los infieles.
----------Pero su objetivo es hacer que todos se hagan musulmanes, para así fundar el Estado islámico, propietario de todos los bienes. Y entonces la Iglesia, eventualmente residiendo en su territorio, debería ser necesariamente expropiada de sus posesiones, en cuanto asociación ilegal de infieles.
----------(Finalizaremos la serie en nuestra nota de mañana).

2 comentarios:

  1. Estimado Padre Filemón. En estos artículos, usted está explicando, de manera franca y respetuosa, creo, todo lo que hay que decir, indicando a los católicos, y no solo a los católicos, lo que es necesario indicar acerca de la realidad del islamismo en Occidente, especialmente en Europa.
    En otras páginas de internet he leído otros artículos donde se explica que Mahoma era (y es) un "falso profeta", incluso he leído a un autor que usa una imagen eficaz: definió a Mahoma como un barman que había mezclado y agitado el judaísmo, el cristianismo, diversas corrientes cristianas heréticas de los primeros siglos, etc... creando una única (¿y peligrosa?) mezcla de fascinación mágica.
    Hace cinco años estuve tres meses en Italia, viviendo con familiares, y he asistido regularmente a la parroquia más cercana, y no solo a misas dominicales, sino también a diversos encuentros, catequesis, etc. ¿Sabe qué términos usan muchos sacerdotes cuando se refieren al Islam y a los islámicos? Primero que nada "acogida", "comprensión", "diálogo"; incluso suelen decir que en realidad "el Islam es una religión de amor", que "debemos dialogar con los musulmanes modernos" y, cuando mencionan a Mahoma, varias veces les he oído llamarlo: "el gran profeta del Islam".
    Antes que Europa se derrumbe (y creo que esta vez no habrá ninguna victoria de Lepanto!), ¿piensa usted que alguien escuchará las ideas de esta nota?...
    Porque aquí usted está explicando de manera precisa y clara lo que nos espera, y creo que (lamentablemente) usted tiene razón, y creo que también tiene razón el arzobispo de Mosul, quien hace pocos años atrás expresó una terrible advertencia: "vosotros, los europeos, estáis dando la bienvenida al enemigo en vuestra casa… mañana os sucederá lo que hoy nos sucede a nosotros".

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  2. Estimada Marina,
    Mahoma es efectivamente un falso profeta, en cuanto que, quien lo siguiera en todo, consciente de estar en el error, no estaría exento de mala voluntad, por ejemplo, de soberbia o de prepotencia, y por lo tanto no podría salvarse. Pero ten en cuenta que estoy subrayando lo de estar consciente del error.
    Gracias a Dios, sin embargo, muchísimos de sus seguidores son personas pacíficas, los cuales o bien tienen que someterse por la fuerza al Estado islámico o bien no se hacen cristianos por miedo de sufrir venganza o bien no se dan cuenta de los errores o bien toman del Corán solo aquello que es razonable o solo lo que responde a la ética natural.
    Estos últimos son los musulmanes moderados, con los cuales es posible un diálogo y es posible colaborar por la paz y por la justicia. Es con ellos con los que trata el papa Francisco, y es por esto precisamente por lo que trata de dialogar con ellos. La esperanza es que estos musulmanes moderados puedan crecer en número y desilusión, amansar e influenciar benéficamente a los fanáticos, los fundamentalistas y los belicistas.
    Sin embargo, es necesario recordar que también los falsos profetas, en medio de los errores, la deshonestidad y la inmoralidad, sostienen verdades o valores, que deben ser reconocidos y aceptados. Esto constituye la base del diálogo interreligioso. Mahoma, en este sentido, fue ciertamente profeta y maestro. Pero llegar a llamarlo "Gran profeta" es ciertamente demasiado, está fuera de lugar y es engañoso, y además es escandaloso en boca de los cristianos, sobre todo si son sacerdotes.
    Sin embargo, recalco lo anterior: el Islam moderado existe, gracias a Dios, y constituye la enorme mayoría del mundo islámico, ¡mil millones de seres humanos! El problema es que, si fueran fieles del Corán hasta el fondo, deberían asumir aquella orgullosa dureza e implacable agresividad, que vemos que ha conducido al paroxismo en los terroristas, aunque en el Corán no se habla para nada de terrorismo, y de hecho está implícitamente condenado, en cuanto asesinato o crimen hacia personas inocentes.
    Claro que, en efecto, el Corán impulsa ciertamente al asesinato, pero solo de los infieles que no se quieren convertir. Los musulmanes, con esto, creen que están castigando en nombre de Dios a los que se niegan a creer. Es cierto que también Cristo amenaza con la condenación a quienes no quieran creer, pero, aparte de la cuestión de los contenidos doctrinales diferentes, existe otra gran diferencia: que Cristo se refiere a una pena eterna después de la muerte y nos concede todo el tiempo de nuestra vida aquí en la tierra para reflexionar, para aclarar nuestras ideas, y para decidir.
    En cambio, el Islam amenaza, pero con actitudes de impaciencia y de dureza, y amenaza con penas ya en esta vida, privando al hombre el modo y el tiempo para reflexionar con calma, ponderación y serenidad, libre de la presión de un poder amenazador y despótico.
    El musulmán pretende castigar al infiel en esta vida, lo que supone un método de difusión del Corán que no respeta la libertad de la conciencia de los otros, sino que lo empuja a creer con la coerción, lo cual deforma el acto de fe, un acto que debe ser libre y voluntario y no constreñido por el miedo.

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