En la primera parte de esta reflexión acerca de las doctrinas diabólicas, nos habíamos detenido en el punto en que afirmábamos que Satanás sabe hasta cierto punto incluso simular la santidad, aún cuando el ojo experto reconoce fácilmente las falsificaciones y las imposturas, ya que es una empresa demasiado difícil para Satanás. Y recordábamos el antiguo proverbio popular italiano: "il diavolo fa le pentole, ma non i coperchi" (el diablo hace las ollas, pero no las tapas). La ficción diabólica no puede durar mucho.
----------Por supuesto, caen en la trampa solo los que quieren caer. Ordinariamente el demonio no apunta tan alto, también porque son pocos los que aman la santidad, y el demonio quiere conquistar el mayor número posible de necios y chitrulos o botarates. Por este motivo ordinariamente se esconde bajo los rasgos y el estilo de aquellos personajes de éxito que atraen multitudes, falsos filósofos, pseudo teólogos, hábiles sofistas e impostores, reformadores de la Iglesia y de la sociedad, genios del pensamiento y de la ciencia, seductores, líderes políticos, espiritistas, hipnotizadores, actores, artistas, deportistas, poetas y magos.
----------Pero citemos la expresión paulina en su propio contexto, que es muy interesante: "El Espíritu declara abiertamente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, dando oídos a espíritus mentirosos y a doctrinas diabólicas, seducidos por la hipocresía de impostores, que tienen ya marcada a fuego su propia conciencia" (1 Tm 4,1-2).
----------En primer lugar, la referencia al Espíritu Santo, que es el Espíritu de la verdad, sirve para dar certeza a esta declaración. Los "últimos tiempos", o "plenitud de los tiempos" en el lenguaje bíblico, representan los tiempos apocalípticos, es decir, aquellos conclusivos y decisivos, los más altamente dramáticos, de la historia de la salvación, los tiempos del combate final. Recordemos la apostasía de la cual habla el Apóstol: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Hijo de perdición" (2 Tes 2,3). Sobre todo se refieren al futuro, pero también pueden afectar al presente, pues ya en el presente se decide nuestra salvación, se edifica, se construye nuestra salvación.
----------La misma venida de Cristo, según el Evangelio, inaugura los "últimos tiempos" preanunciados por los profetas, últimos sí en sentido cronológico, pero sobre todo en sentido intensivo: los tiempos más cargados de significado, los tiempos resolutivos, también llamados "tiempos del fin", el fin de este mundo de pecado y de inicio del nuevo mundo de la justicia, tiempos del choque final de las fuerzas del bien contra las del mal.
----------En esta lucha final emergen las doctrinas más peligrosas, que son precisamente las "doctrinas diabólicas". Deben ser desenmascaradas y refutadas con la misma potencia de ese Espíritu, que revela su apariencia y su peligrosidad. Es el Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, acompañado de la oración, es el Espíritu que descubre y expulsa el espíritu impuro, el espíritu de la mentira.
----------Estas doctrinas se predeterminan sobre todo a la destrucción o la falsificación de la fe -la herejía- de esa fe que es el inicio de la salvación. El demonio intenta suprimir la vida cristiana desde la raíz, apagando la luz de la fe con doctrinas que la hacen parecer falsa, odiosa, irracional, degradante, inhumana, intolerante, opuesta a la libertad, anticuada, superada, esclavizante y muchos otros engaños similares.
----------San Pablo es muy severo al juzgar a estos "espíritus mentirosos" que propagan la herejía. De hecho, declara que están "tienen ya marcada a fuego su propia conciencia"; por lo tanto, no están en buena fe, lo que en cambio puede ocurrir cuando uno defiende una herejía sin saber que es una herejía. En tal caso, la Iglesia ha hablado de herejía "material" ya desde los tiempos de san Agustín [354-430], la cual no es culpable, en cuanto el sujeto confunde involuntariamente el error con la verdad y la verdad con el error.
----------En cambio en la herejía verdadera y propia, llamada "formal", existe una verdadera culpabilidad, dada por el hecho de que el hereje sabe que su idea es herética y con todo aún así la defiende presentándola como verdad católica o bien simplemente negando que sea contraria a la verdad católica. Se trata de una culpa gravísima, bien descrita por el Apóstol con la expresión "tienen ya marcada a fuego su propia conciencia", casi como para significar el fuego del infierno que ya en esta vida comienza a atormentar a los herejes.
----------Ciertamente no es siempre fácil en la práctica distinguir al hereje formal del hereje material, pero es muy importante lograr hacer este discernimiento, ya que el comportamiento que se debe seguir en los dos casos es bastante diferente. Sin embargo, existen indicios que indirectamente pero con certeza nos permiten distinguir y por lo tanto adoptar el oportuno y adecuado comportamiento que se necesita en los dos casos.
----------La diferencia esencial entre los dos tipos de herejes está dada por la presencia de algunas características morales: el hereje formal es soberbio, presuntuoso, desleal, arrogante, obstinado, ambicioso, vengativo, cruel, despectivo y burlón hacia los adversarios, un implacable odiador de los que se atreven a criticarlo o reprocharlo, astuto guardián de su imagen o de su look, para procurarse la mayor fama posible en el mundo, empeñado en buscar los medios y en formar discípulos y colaboradores que lo apoyen en su impía actividad. Personalmente, soy muy afortunado al no conocer ni los rostros, ni los nombres, ni la condición, de quienes frecuentemente demuestran estas mismas características de herejes formales en muchos comentarios soberbios, burlones, furiosos, e insultantes, que se escriben en el foro y nunca son publicados.
----------El hereje es objeto de fanática admiración por parte de sus seguidores, que lo sitúan por encima de cualquier otra autoridad, casi como si fuera un dios. Un ejemplo clásico es Martín Lutero [1483-1546], aunque evidentemente hay que reconocer en él algunas cualidades, como por ejemplo su "profunda religiosidad", tal como supo expresarse el papa san Juan Pablo II [1978-2005].
----------Por el contrario, el hereje simplemente material es en realidad ortodoxo y puede ser también un santo. Ni siquiera se le puede llamar propiamente hereje, sino que es solo una persona que está equivocada. Simplemente no se da cuenta de su error porque si se diera cuenta de él, lo rechazaría decididamente, pero Dios puede permitir que por largo tiempo y tal vez incluso durante toda la vida, no tome conciencia del error. Se trata, por lo tanto, de ignorancia no culpable, denominada "invencible", causada bien por una insuficiente formación recibida o por límites intrínsecos de su inteligencia o por incomprensiones o equívocos insuperables quizás relacionados con el ambiente, el lenguaje o con defectos del carácter o de su psique.
----------El hereje material, a quien también podríamos llamar pseudo-hereje, se equivoca solo en algunos puntos en el ámbito de un sistema de pensamiento sustancialmente ortodoxo y que ciertamente desde este punto de vista puede ser de gran valor y hacer mucho bien a la cultura y a la Iglesia. Incluso puede ser un místico y un maestro de santidad. Es fiel a la Iglesia, consciente, preocupado por la ortodoxia, enemigo de los herejes, humilde, piadoso, prudente, modesto, desinteresado, magnánimo, caritativo, generoso, dispuesto a corregirse cuando se da cuenta del error, manso y paciente con sus adversarios, que tal vez lo maltraten, no apegado a sus ideas, no preocupado por una fama mundana sino solo por agradar a Dios, no cerrado en sus ideas, sino siempre dispuesto a aprender. Ejemplo famoso es el Beato Antonio Rosmini [1797-1855].
----------Como se desprende del pasaje de san Pablo, la importante colaboradora de Satanás es la hipocresía. ¡Cuán a menudo hace Jesús acusaciones de hipocresía! ¿Y contra quién? ¿Contra los publicanos, las prostitutas y los pecadores? ¡No; sino contra sacerdotes, escribas y fariseos! ¡Qué lección para nosotros los sacerdotes, para los religiosos, consagrados a la perfección y a la guía de las almas! ¡Por lo tanto, es entre nosotros donde el demonio encuentra el terreno más adecuado para sembrar sus doctrinas!
----------Lo primero que hay que hacer en la vida -y esto vale también y sobre todo para quienes están llamados a enseñar la teología o las verdades de fe, y a guiar a las almas a la salvación- es actuar con buena conciencia ante Dios, desprendidos de la gloria humana, buscar a Dios sobre todo y a toda costa: si los hombres aprueban, bien, y si no aprueban, paciencia. Es necesario, por lo tanto, evitar la gloria humana y no ser esclavos del parecer de los demás. En cambio, el hereje se busca ante todo a sí mismo y el favor de los hombres; Dios y la religión para él son sólo un medio para afirmarse en el mundo y para obtener una gloria efímera, que sin embargo le abre a él y a sus discípulos el camino de la perdición.
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