La crisis y confusión en la Iglesia es de tales proporciones en este tiempo que las más graves dudas y errores contra la Fe laceran hoy el Cuerpo Místico de Cristo que peregrina en medio de una feroz lucha contra los enemigos de Nuestro Señor. Estos son tiempos que suelen llamarse orgullosamente de hiper-información, y se dice que ella, la información, se ha universalizado, se ha globalizado; pero son en realidad tiempos en que cualquiera informa y opina, con lo cual lo que en realidad circula no es sobre todo la verdad, sino las mentiras, los equívocos, los engaños, los errores, y la falsa información.
----------También este fenómeno se produce en los ambientes católicos. Numerosas supuestas agencias informativas católicas, páginas webs y blogs católicos pretenden informar y formar a los fieles católicos de todo el mundo. Y, sin embargo, las más graves herejías circulan libremente ante la indefensión de los fieles desarmados ante el ataque de los errores que paulatinamente debilitan el organismo de su Fe. Los viejos y renovados errores del modernismo y del ultra-tradicionalismo logran cotidianamente adeptos entre los incautos, y día a día aumentan los que inconscientemente se vuelven herejes y cismáticos sin saberlo.
----------A fines del mes de abril de 2019 fue publicada en la agencia Life Site News, una carta abierta dirigida a todo el Colegio Episcopal de la Iglesia, firmada por 19 teólogos, sacerdotes y laicos (a quienes luego se unieron otras decenas de firmantes), acusando al papa Francisco de herejía. Personalmente me shockeó que entre los firmantes se encontraran el padre John Hunwicke, el músico Peter Kwasniewski y el filósofo Paolo Pasqualucci, a quienes he respetado siempre, pero al leer semejante misiva, a la vez dogmáticamente herética y canónicamente ilícita, no salía de mi sorpresa al ver que ellos también caían en semejante ceguera.
----------Por una parte, hay que reconocer que la carta reflejaba un comprensible malestar extendido en la Iglesia por el magisterio, por el comportamiento y por el gobierno de la Iglesia por parte del papa Francisco. Pero, por otra parte la carta debe esencialmente ser desaprobada por los siguientes motivos:
----------1) Ante todo, lo primero que salta a la consideración de una recta consciencia católica es que acusar a un Papa de herejía es contrario al respeto debido por parte de todo fiel católico al Vicario de Cristo. Y además, en segundo lugar, es una actitud contraria a la Doctrina de la Fe, pues no tiene en cuenta que un Papa no puede ser hereje jamás, en cuanto que por mandato de Cristo tiene precisamente el oficio de confirmar a sus hermanos en la fe gracias a una especial asistencia del Espíritu Santo.
----------De hecho, la herejía es una proposición falsa en materia de fe. De ahí la imposibilidad de que un Papa caiga en la herejía, porque Cristo lo ha constituido precisamente como exterminador de las herejías. Nadie, en la Iglesia, posee como el Papa, una particular asistencia del Espíritu Santo, un don especial, un carisma propio y único en toda la Iglesia, el don de discernir estas astucias del demonio y de vencerlo.
----------Hay que decir con toda claridad que el Sumo Pontífice, Vicario de Cristo, Sucesor de San Pedro, y Cabeza visible de la Iglesia cuando enseña públicamente como maestro de la fe, enseña siempre la verdad, no se equivoca, no se engaña y no nos engaña, ya se trate del máximo nivel de su autoridad docente, cuando define solemnemente un nuevo dogma (con infalibilidad de magisterio extraordinario), que debe ser creído con fe divina, o se trate del nivel mínimo ordinario y cotidiano de su predicación evangélica, cuando enseña verdades tradicionales o ya definidas (con infalibilidad de magisterio ordinario), que deben ser escuchadas por todos y acogidas con confianza y religioso respeto de la inteligencia y de la voluntad.
----------No obstante, nada obsta a que se pueda legítimamente decir que lo que está sucediendo en este pontificado es que el papa Francisco usa un lenguaje impropio y equívoco, que a veces sale con frases imprudentes o que se muestra reticente a proclamar ciertas verdades. Se puede también decir, sin faltar a la verdad de los hechos, que en ocasiones es negligente en la defensa de la sana doctrina y en la condena de los errores. Se puede también decir que a veces no le preocupa lo suficiente la resolución de los conflictos internos de la Iglesia, o que practica un diálogo ecuménico e interreligioso ambiguo y frecuentemente claudicante, o que tolera y apoya a colaboradores moralmente indignos por no decir escandalosos, o que es demasiado indulgente con la corrupción de las costumbres sobre todo en el campo sexual. Pero no se nos permite, como católicos, pretender corregirlo en la doctrina de la fe, porque en realidad es él, como Sucesor de Pedro, quien tiene eventualmente el oficio de corregirnos de nuestros errores.
----------2) Aparte de lo infundado y de la inadmisibilidad de la acusación en su contenido, su forma misma, es decir, acusar al Sumo Pontífice ante el Cuerpo Episcopal, es un acto gravemente ilícito y jurídicamente nulo, en base al Canon 1404 del Código de Derecho Canónico, que declara que el Sumo Pontífice en materia de fe no puede ser juzgado por nadie, porque, en base al carisma petrino, es él el juez de todos.
----------Conjuntamente con la forma y el contenido de la acusación, es digno de total desaprobación el dirigirse al Cuerpo Episcopal, como si el Cuerpo de todos los Obispos tuviera alguna competencia en la materia. Es sabido, sobre todo por la eclesiología conciliar, cómo el Episcopado forma colegialmente, aún en la variedad de los singulares obispos, una única y unitaria mística entidad comunitaria y en comunión, reunida en el Espíritu Santo, que, cum Petro y sub Petro constituye el Magisterio de Iglesia.
----------De hecho, el pedido hecho a los Obispos a través de la carta a la que estoy haciendo referencia, de haber sido por ellos aceptado, los hubiera conducido a un grave atentado a la autoridad del Papa. Los Obispos, ciertamente, sobre todo los llamados a una más estrecha colaboración con el Vicario de Cristo (o sea, los Cardenales, sus consejeros), pueden y también deben, en su prudente juicio y en las oportunas y debidas circunstancias, dirigir singular o colectivamente al Papa alguna crítica u observación concerniente al bien de la Iglesia, prestando así una preciosa ayuda al ministerio del Papa. Pero de ninguna manera son competentes o están habilitados para corregir al Papa en la doctrina, por cualquier motivo que sea. En todo caso, será oficio del Papa corregir a los que entre ellos se desviaran del sendero de la verdad.
----------Muy diferente es la actitud que se debe tener frente al Santo Padre en las actuales difíciles circunstancias de desconcierto y sufrimiento generalizados. Veamos:
----------1°) La primera cosa que hay que hacer es renunciar por completo a la papolatría, a hacer, como dicen algunos de esos sus superficiales "fans", como si él fuera una estrella de cine o un gran líder político o un agitador de masas, o tomarlo por un simpático laxista, que permite cualquier licencia sexual o un modernista que anula la tradición para revolucionar la doctrina católica con el pretexto del Concilio Vaticano II.
----------Si el papa Francisco tiene cada tanto alguna actitud o algunas palabras que parecerían dar lugar a ese tipo de desviadas interpretaciones, debemos tener bien presente que conoce mucho mejor que nosotros su oficio y su responsabilidad como Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, Pastor y Guía de nuestras almas y de la Iglesia hacia la salvación y el reino de Dios. De hecho, se debe decir que Francisco, por el Espíritu Santo, que lo asiste y lo ilumina, conoce mucho mejor que nosotros sus deberes, sus límites, sus competencias como Sumo Pontífice, no obstante sus debilidades y sus pecados, de los cuales es muy consciente, ya que por la remisión de sus pecados personales siempre nos pide orar.
----------2°) La segunda es que todos nos reunamos en torno al papa Francisco, nuestra guía infalible hacia el Reino de Dios, guía que hoy es atacada por las fuerzas de Satanás, como nunca el Papado había sido atacado antes en la historia de la Iglesia. Así lo atestiguan los numerosos discursos y homilías que ha hecho el Papa en estos últimos tiempos, casi como in crescendo, sin preocuparse de las ironías de los incrédulos y del bochorno y embarazo dado a los modernistas, sobre la peligrosidad del demonio, sobre la necesidad de descubrir sus insidias y sobre cómo enfrentarlo y vencerlo.
----------Me da la impresión (y creo no equivocarme) que nunca en la historia un Papa nos ha dado tantas instrucciones sobre este delicado tema y con tanta concreción, como si el papa Francisco hablara por experiencia personal de los ataques recibidos de parte del demonio, y expresándose como lo haría un director espiritual, que da instrucciones al discípulo, según la mejor tradición ascética ignaciana.
----------Un signo claro, una señal indudable, de la seriedad de la intención del Papa para que la Iglesia reanude con renovada energía la lucha contra el demonio, es la orden que ha dado de recitar la oración a San Miguel Arcángel del papa León XIII "Sancte Michael Arcangele, defende nos in proelio".
----------3°) La tercera es que debemos apoyar al Papa en los aspectos válidos de su línea pastoral: el celo por el anuncio del Evangelio, por su continuo comentar la Escritura, sobre todo la insistencia con la que habla de Cristo y de la misericordia del Padre, que es ejemplo de la misericordia que debemos tener hacia nuestros hermanos, aunque quizás deseáramos un mayor énfasis en la misericordia espiritual; la sensibilidad por las obligaciones de la justicia social, la comprensión por la debilidad y fragilidad de quienes no alcanzan a cumplir plenamente las exigencias de la ley moral; el cuidado por el diálogo ecuménico e interreligioso; la atención a los más pequeños, los más pobres, sufrientes, explotados, marginados y oprimidos; la severa condena de la corrupción política y del tráfico ilícito; el cuidado y el respeto por el ambiente natural; la defensa de la vida y de la familia; la formación de los jóvenes; la condena del conservadurismo fijista y la alabanza de quienes están abiertos a las novedades del Espíritu.
----------4°) La cuarta es el correcto juicio que le debemos dar a la exhortación Amoris laetitia, la cual no es en absoluto herética, aunque en algunos pasajes que han causado tanta polémica tiene necesidad de una interpretación benévola. En particular, no han sido negadas en absoluto las verdades de la indisolubilidad del matrimonio, el carácter absoluto de la ley moral y la sacralidad de la Eucaristía.
----------En virtud del poder de las llaves (potestas clavium), el Sumo Pontífice tiene facultad, si cree, de conceder la Comunión a los divorciados vueltos a casar, como se desprende de la nota 351, la cual no da el permiso, sino que es solo una hipótesis de permiso. Los dos pueden estar en gracia no porque se hayan liberado del precedente matrimonio, sino porque, manteniéndose vigente ese vínculo, se encuentran hipotéticamente en una situación de la cual no pueden volver. Por tanto, pueden y deben en todo caso esforzarse por obedecer la ley divina, incluso en esta condición de irregularidad jurídica. Si caen en pecado, pueden levantarse con la gracia de Dios y volver a la gracia.
----------Si el documento tiene un defecto, es indudablemente el excesivo énfasis puesto en mostrar que pueden estar en gracia y ser salvados, aún sin interrumpir su relación, siempre en la hipótesis de que no sea posible por válidas razones o causas de fuerza mayor.
----------5°) La quinta, finalmente, es un trabajo de integración y de completamiento, destinado a tratar aquellos asuntos y temas a los cuales el papa Francisco no presta atención o no presta en nuestra opinión suficiente atención, o son ambiguos o susceptibles de equívocos, malentendidos o falsas interpretaciones. ¿El Papa no los explica? ¿No los aclara? Pues bien, hay competentes teólogos que lo hacen. Hay que recurrir a ellos, y por supuesto no a los charlatanes de teología.
----------Sinceramente, creo que estas son las actitudes simples, justas y fructíferas que debemos tener hacia el Santo Padre no como tontos fanáticos, estúpidos y alocados papólatras, sino como hijos devotos y sinceros. Que Nuestra Señora, vencedora de Satanás (inspirador de todas las herejías), dé al Vicario de Cristo y a todos nosotros la fuerza y la sabiduría a la vista de la derrota del dragón infernal.
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